Las Diversas Jaulas
El Conde Roland lucía una reciente marca en su mejilla, parecía haber sido hecha por una espada, el hombre y su grupo se habían enfrentado a un grupo de guerreros antes de llegar a las tierras del castillo Esmeralda, rebosaba de confianza, incluso tenía un aire triunfal a su alrededor, los escasos sobrevivientes del poder de "la caída del imperio" pedían ayuda a esta nueva fuerza recién llegada.
-¡Gente denle apoyo a estos hombres! ¡Tráiganme a su líder si es que está con vida! - ordenó el Conde.
Sus hombres asistieron a los heridos, incluso a Stone Mage, quien pronto lo identificaron como mago, siendo llevado con Roland a su carruaje con Efesto como medida de seguridad, ante la audiencia con el hombre importante.
-Veo que eres el hombre de la Orden De Magos, el responsable de dar un veredicto, yo soy el Conde Roland, el responsable de la villa Tenesco, es un gusto conocerte - le extendía su mano de forma bastante amable, el hombre sin piernas respondió.
-Hola, soy Marcus, también conocido como Stone Mage, si soy el responsable de dar el veredicto y asegurar que todo vaya bien - apenas lo dijo sentía como distaba de las acciones hechas - pero aquí algo no va bien.
-No se preocupe, dígame quien es el líder de este grupo, ¿Sigue vivo? ¿El agresor también? ¿Conoce a un tal Eastwood? - Roland deseaba conocer la situación actual.
-Eastwood seguía con vida, Emil murió y este tomo el control de sus fuerzas restantes, Solomon atacó y enfrentó la fuerza de la mítica arma de Emil, me parece que entró en el castillo en búsqueda del Barón - contaba omitiendo a los muertos y los elementos de su actitud temerosa.
-Perfecto, sigue con vida - se le oía bastante complacido, fuera del carruaje estaba Verónica, oyendo todo - tendré la satisfacción de arrebatarle su última esperanza a mi hermanita.
Efesto tenía su mano en el mango de su espada y ahora más que nunca deseaba usarla en contra de Roland, su larga espera parecía haber llegado a su fin, pero aún no era el momento preciso.
-Bien señor Stone Mage, usted me hará el honor de nombrarme señor del castillo Esmeralda, claro después de mostrarle los cadáveres de los derrotados - su voz sonaba inusualmente irritante para Efesto, quien había estado aguardando su momento perfecto.
-Si le matase en este momento me mataría el mago, si tengo suerte y logro asesinarlo los demás guerreros se me vendrían encima, pero este hombre confía en mí, me llevará con Eastwood estando los tres solos y allí actuaré, justo cuando sienta que está en la cima le haré notar la estrepitosa caída - se decía a si mismo para calmar sus añoradas ansias.
-Si usted mi buen señor se mantiene callado yo le aseguro una buena recompensa - continuaba hablando el Conde, pero noto como el mago miraba el exterior con unas ganas de irse - incluso yo puedo dejarle ir, claro si usted me firma estos documentos.
Le saco varios papeles redactando el triunfo del Conde Roland sobre sus adversarios y la adquisición del castillo juntó las tierras aledañas, con una simple mirada firmo los papeles.
-Solo dame un caballo, me iré de inmediato, has lo que quieras no es de mi incumbencia, pero deja te doy un consejo, destruye este lugar, está maldito, nada que valga la pena existe en este sitio olvidado - expresó el mago, el Conde acepto los términos.
La puerta del carruaje se abrió para sacar a Marcus, quien formó sus piernas con las piedras de las profundidades del lugar, Roland le brindo uno de sus caballos para su partida, el mago le agradeció, para luego partir del temible castillo, sintiendo un gran alivio.
-Realmente sobreviví, pensé que no saldría con vida de esta - hablaba consiguió mismo luego de dejar atrás el castillo maldito - nunca más volveré, tampoco a la Orden De Magos.
No podía soportar la idea de seguir sirviendo a la Orden De Magos luego de volver a exponerse a su hermana, perdió lo poco de orgullo que tenía, su máscara que le permitía ignorar sus actos previos se rompió al recibir el ataque de Emil la primera noche. Solo le restaba una sola cosa vagar sin rumbo intentando escapar de sus horrores hechos en el pasado.
-Se que nunca podré tener tu perdón, pero yo realmente lo siento - musitó el mago con la mirada baja.
-Nos resultó bastante bien esto - festejaba el Conde, a este le ponían su armadura plateada - solo entraremos tú y yo por esos rezagados.
-Podemos esperar un poco, seguramente quedará solo uno de ellos si aguardamos lo suficiente - le propuso Efesto quien no quitaba la vista de encima de la puerta, pero algo le resultaba extraño, no podía ver a Verónica.
-Puede ser una opción, pero si sale no podré lidiar con tantos espectadores, me gustaría matar a Eastwood con calma, ese bastardo me fregó de lo lindo en su momento y deseo hacerle notar que todo lo que hizo fue por nada - negó la opción de su sirviente, Efesto se fue por todos lados, para luego volver.
-Señor no veo a su hermana - le reveló tras ir a su carruaje.
-¡Esa bruta! ¡Debió ingresar al castillo! ¡Prepárate Efesto, iremos dentro! ¡Todos aguarden afuera, liquiden a todo extraño que salga o intente entrar al castillo! - les ordenó el Conde para luego entrar al castillo con su sirviente.
-He vivido una vida repleta de glorias, desde joven me educaron para tomar el lugar de mi padre, debido a su avanzada edad, en el proceso descubrí la dicha de sentirme vivo al extinguir otras vidas - contaba Roland a sus adentros - no tarde mucho para volver a replicar esa experiencia, pero mi padre me descubrió, me reprendió, pero una noche escape de mi encierro para darle descanso a mi padre, el seguía dormido, fue como si siguiera dormido, una muerte tranquila.
Era un alivio para Roland, libre de sus cadenas se aprovechó de su poder y su posición tomando a algunos pobladores para su entero gusto.
-Fueron mis tiempos dorados, los mejores, únicos pero en ese entonces muy despistado, un par de guardias me amenazaron con exponerme, les pague para que hicieran la vista gorda y así yo siguiera, el tiempo paso, no mejore otro hombre de poder fue testigo de mis gustos - le irritó esto, pues era un hombre al que el dinero no le interesaba - así que le ofrecí algo que a los hombres de su edad gustaban, una joven, mi hermana, un pago justo para su silencio, luego de ello me fue más fácil silenciar a los hombres que se entrometían.
Roland entonces noto como sus ingresos bajaban, era un efecto obvio cuando los pobladores se dieron cuenta que no estaban seguros en esas tierras, muchos prefirieron irse sin nada en las manos para intentar jugársela a tener una muerte segura o de sus seres queridos, el Conde entonces tomo cartas en el asunto prestándole atención a las tierras y apoyando a quienes decidieron quedarse, al volver a tener poder fue amenazado y hasta atacado, fue cuando decidió conseguir guardianes experimentados.
-Fue duro darme cuenta que me deje llevar por un camino turbio, pero luego de casi caer me levanté, solo para darme cuenta de cuan cruel era mi vida, me levanté en armas para defenderme y apenas logré sobrevivir teniendo gente corrupta a mi lado - recordaba el frío del acero sobre su espalda y la traición de su gente cuando necesitaba apoyo - conocí mi faceta de guerrero, pero admito no era muy bueno. Fue un gusto tener a Efesto, el me facilitó las cosas, claro que también líquido al resto de los guardias, el descubrió que eran matones contratados por mis enemigos, yo solo iba para dar el golpe de gracia. Se volvió mi mano derecha mi amigo acérrimo al que le podía contar todo y así se quedaba, fue mi época de plata, dura pero segura.
"¿Qué se sintió descubrir su pasado? Su rencor hacia ti"
-Me quedé perplejo, me engaño totalmente, pero tenía que conocerlo bien, cada hombre conoce bien sus manos, no sé que esperaba ese hombre a la larga, pero he estado curioso de cuando actuará - contaba ahora el Conde a la voz en su mente - pero por algún motivo siento que esto está por acabar, seré testigo de su decisión.
"¿Estás bien con ello? ¿O has decidido continuar con tu vida más allá de lo que está por venir?"
-Le haré notar lo estúpido que fue, disfrutaré humillándolo, le haré rogar por su muerte y solo entonces le otorgare el regalo de la muerte - le contaba cómo su pudiera ver ese fatídico futuro - ese hombre piensa que tiene todo bajo control y de ello me aprovecharé.
"Suena muy bien, ansió verlo tendido en el suelo y a ti en el trono del castillo."
Verónica corría por los pasillos del castillo, intentaba encontrar a Eastwood para advertirle de la presencia de su hermano y su maquiavélico plan, el tiempo era elemental para prepararse para el inevitable encuentro, pero ella desconocía de la presencia del perturbado Solomon, quien vagaba en búsqueda del Barón pelirrojo.
-Toda mi vida he estado sola, excluida de todo en mis aposentos por decisión de mi hermano, escuché de una de las sirvientas que Roland mato a nuestro padre, yo les creo, pero antes no lo hacía, tenía la esperanza de estar siendo protegida por él, creí ciegamente en sus palabras y promesas, pero el tiempo pasaba, únicamente escuchaba voces y atroces gritos tortuosos - sentía frío de tan solo recordar su cautiverio en su habitación - tenía tutores y las sirvientas para hablar, me hacían sentir menos sola, pero las palabras de Roland seguían vagando en mi mente.
"Afuera existe un monstruo, temo que él te haga daño, quédate aquí hasta que el monstruo desaparezca"
-Sus ojos solían reflejar ese anhelo de protección, eso hizo que yo me esforzará para aguantar mi infancia allí - pensaba la ahora mujer abrazándose a si misma en un intento de sentirse segura - hasta que una noche el irrumpió en mi cuarto, no estaba solo entro con un hombre de larga barba, yo no podía comprender lo que sucedía, le pregunté si todo estaba bien, pero en sus ojos encontré ausente ese resplandor al que tanto yo confíe, allí supe que él era el monstruo del que intentaba protegerme y el perdió, dejo que el hombre me tomara, siendo solo el inicio de ello.
Crueles días se volvieron en semanas, para luego ser meses y terminar en años, Verónica se iba perdiendo en la desesperación, su voluntad se fue mermado con el tiempo, poco a poco perdiendo las fuerzas de vivir, tenían que alimentarla para que siguiera, pero todo cambio cuando apareció Eastwood y su padre, ellos llegaron a las tierras de Roland, presentándose en su castillo gustosos de ofrecerle una alianza, los ojos de Eastwood tenían una inmensa calidez, eso le ayudo a Verónica a volver en si misma, el padre de Eastwood noto como ella se interesó en su hijo, proponiéndole a su hermano que su alianza se viera forjada por la unión de su hijo y Verónica, este acepto, causando la primera reacción de ella en mucho tiempo, ella sujeto su mano.
-Fue bonito ese tiempo, la esperanza volvió a mi, le mandaba cartas todos los días emocionada, los días que el podía visitarme no me salían palabras, pero disfrutaba de su compañía - Verónica fue feliz con solo estar a su lado en aquellos breves tiempos, pero le carcomía el secreto de su oscuro pasado - se lo dije, le conté todo, yo no podía engañarlo, esto causo que Eastwood encarará a Roland humillándolo y después las cosas empeoraron, sus visitas fueron menores y los encuentros con los tipos que mi hermano metía volvieron, hasta llegar a esto.
Verónica encontró en el interminable pasillo a alguien a la distancia, no era capaz de ver de quién se trataba, pero tenía la corazonada que fuera su prometido, ella solo corrió hacia él.
En otro plano del castillo. Emil era sujetando por múltiples almas atormentadas, ellas tiraban de él para llevarlo a las profundidades, el Barón se resistía agarrándose de un peñasco, en este lugar no existía el castillo, solo un mar de muertos con una tonalidad verde amarillenta, ellos estaban en pésimas condiciones y no podían soportar verle mejor que ellos, lo arrastraban a la profundidad del tormento eterno, el guerrero luchaba con todas sus fuerzas para evitar caer en el mar de desesperación, sobre el una brillante luz apareció, está traía paz y calma a este mundo de dolor, apareciendo Cilan el elfo, este le miro he intento tomar la mano de Emil.
-¡Tómala! ¡Agárrate te sacaré de aquí! - le gritaba su amigo, quien aún en la muerte buscaba ayudarlo.
-No puedes hacerlo Cilan, ese hombre fue marcado desde su muerte por la cosa en las profundidades, es imposible traerlo con nosotros - señaló otro individuo dentro del portal de luz.
-¡No! ¡Debe existir una forma de salvarlo! - arremetía Cilan con el otro.
-Existía, pero el optó por morir en esas tierras, tu hiciste lo posible - dejo en claro el otro, esto no lo dejaba satisfecho a Cilan, quien deseaba traerlo consigo.
-¡Está bien mi amigo! - interrumpió Emil apenas aguantando - esto es mi culpa y por todo lo que cause no podría estar en paz conmigo mismo, lo merezco, tu hiciste todo lo que pudiste, incluso diste tu vida - por su cara pasaron lágrimas ante su inevitable despedida - ¡Gracias por todo mi amigo! ¡Trasciende, lo mereces!
Con esas palabras se soltó, siendo llevado al lugar de dolor y arrepentimiento, Emil se hundió allí siendo tomando por múltiples almas dolidas, este sonreía en un último intento de aparentar fuerza para su amigo, este gritaba y lloraba al ver cómo se perdía en la inmensidad de la locura.
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