Padre de todos
Padre de todos
"Bugosh, el uno en muchos, el uno en todos, hay una parte de mi en cada ser, en cada quien".
La noche nuevamente llegaba y la luz del astro madre palidecía tristemente desapareciendo dejando una penumbra oscura, fría y de apariencia eterna a su vez que las trastornadas figuras de los reos marchaban la imagen de la que fue una vez una ciudad viva.
La ciudad de Fayglen fue construida a lo largo de las orillas de ríos modestos y es realmente una muestra de maravillas atroces. Su maravilla se combina con el telón de fondo de un volcán humeante que ha ayudado a dar forma a la ciudad a lo que es hoy.
Los recursos que trajeron estos volcanes fueron de gran importancia, pero también fueron influyentes en lo que respecta a los diseños arquitectónicos, ya que la gran mayoría de los edificios se han construido con rocas volcánicas y materiales de apariencia similar.
El horizonte se extiende con peculiares pilares y su historia parecía oscurecerse mas que nunca. La salud y los servicios son ya decadentes en Fayglen y ha atraído escasa atención.
De entre los reos uno destacaba. Alto, pelirrojo, blanco y delgado, piel demacrada y de aire enfermizo. Por las noches este "Humano" era apartado del resto pues musitaba de formas siniestras advertencias y profecías que nadie cuerdo y en su sano juicio sería capaz de recitar a propósito. Se puede decir mucho sobre Wimbley Shion Winchester pero el hecho de que esté loco e insensible es solo la punta del iceberg. Por no hablar del hecho de que también es desconcertante, insultante y agresivo, pero sus efectos al menos se ven atenuados por los impulsos de ser obedientes también.
Abismos culposos, "Bugosh surgirá una vez mas, volverá tras la oscuridad de mil siglos, ¡Oh Bugosh!, padre de todos, único y eterno, señor inapacible... ¡OH BUGOSH!" Conjuraba demoniacamente aquel hombre ya no tan hombre. Todo el que se acercaba a él se sumía misteriosamente en la locura total y absoluta y su vida caía en la negra grieta infernal.
A un investigador se le dio el caso para que haga su trabajo minuciosamente pues pese a ser un tipo detestable nadie podía poner en duda su talento.
No se pueden decir muchas palabras de odio sobre Lewis Gibson, pero el hecho de que sea hostil y poco sincero es solo el inicio Para empeorar las cosas, también es pedante, perezoso y antipático, pero al menos eso se mantiene un poco bajo control por los hábitos de ser leal también.
Pero concéntrate en lo tuyo, ya que esto es lo que ha evitado a propósito. Se han creado múltiples enemigos debido a esto y a su naturaleza extrema, lo cual es una verdadera vergüenza para ambos bandos.
Este tras una larga y exhaustiva jornada laboral había descubierto que el fin de la sentencia de wínchester se avecinaba y él saldría bajo libertad condicional. El día llegó y a sabiendas de lo que podía llegar a pasar los oficiales lo retiraron de su celda sin mayor problema, tras esto no se lo volvió a ver durante un año en el cual la secuencia de las estaciones se volvió sofocante. Algunas se extendieron mas que otras, el calor era infernal, el frío Ártico y casi no existía lo que vendrían siendo Otoño y Primavera. Lewis quedó desconcertado ante la situación y por primera vez en su vida su calidad como investigador se había tambaleado de manera vertiginosa.
Quedó sin credibilidad alguna por mas que lo intentara y su carrera cayó de manera abrupta. Todos parecían haberlo olvidado a él y al nombre de Wimbley y tras solo un mes desde su salida nadie se acordaba de las cosas que había causado.
Un tiempo después en el año 1927, exactamente dos años, un circo había llegado a la ciudad. El circo transmitía una gran felicidad y alegría. Su nombre era "Circo del todo en uno" e iba de pueblo en pueblo.
Un ahora en ruinas Lewis había escuchado hablar de el y todos lo recomendaban ya que decían que su espectáculo no era de este mundo y que el chisporroteo de la lumbre del alma que sentías era simplemente magnifico. Gibson no prestó atención alguna a esto. Unas pocas semanas después de la llegada del circo todo pareció cambiar. Las muchedumbres que recomendaban ir a ver al todo en uno regresaban pálidos, vacilantes y con sus ojos tenuemente apagados, casi sin vida.
Un tres de diciembre de ese mismo año Lewis dormía tranquilo cuando un ahogante grito de pesadilla, un desgarrador gemido lo hizo despertar de su letargo.
Y como si fuera un instinto lo levantó e hizo arreglar. Una voz en su cabeza le decía "Ven a mi, Lewis, acércate hasta mi existencia, ven a conocer a padre Bugosh".
El hombre sin saber ni siquiera por qué se dirigió en plena madrugada hacia el circo que raramente estaba activo. Entró sin mayor problema y observó la maravilla del lugar la cual no se hizo esperar.
De un momento al otro quedó aterrorizado ante la sofocante presencia de un enfermizo ser que se arremolinaba violentamente en si mismo de una forma grotesca sobre los recónditos paramos estelares entre las estrellas que ni con toda su imaginación podía siquiera procesar.
Estúpidamente delirante quiso aunque sea apartar la mirada pero era imposible. La sensitiva y horrenda aquella cosa cantaba imbécil desde su séptima fauce acompañado de las mentes rotas y las bocas sangrantes de los espectadores que musitaban en gritos fantasmagóricos "Él Viene". Nauseabundos y agonizantes llevaban a cabo las mas sacrílegas acciones, practicaban orgías a la vez que maldecían los nombres de todos los dioses habidos y por haber en un idioma que la lengua no podía pronunciar por lo que cedían a la locura quedando solo enfermizos y mortecinos cuerpos siendo profanados por otros enfermizos y mortecinos cuerpos hasta la muerte donde sus almas eran chupadas por un lugar mas allá del tiempo y del espacio mismo, de toda la existencia, la cuna de Bugosh.
Bailaban, cantaban y fornicaban cuerpos inertes independientemente de todo, jóvenes infantes, animales muertos y hasta padres con hijos al ritmo de los tambores blasfemos y las inconcebibles melodías infernales de los violines, trompetas y pianos en un detestable golpeteo constante de sonidos atroces allá en el cementerio universal, donde baila de manera eterna, estúpida y enfermiza el uno en muchos, el uno en todos, aquel que está en todos nosotros que se hace llamar Bugosh.
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