열 다섯 (Quince)
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Luego de que el pelinegro soltara aquellas palabras un silencio se instaló entre ellos.
Pero fuera de ser algo incómodo el Alfa sonrió al notar la gran sonrisa que de igual manera ahora adornaba el rostro del menor, a sabiendas de su respuesta el mayor se tomó la libertad de acercarse al contrario para dejar un tímido beso sobre su rechoncha mejilla izquierda; misma que pronto se tornaría sonrojada. Aún dudoso de que el menor le dejara besarlo por primera vez en los labios, así que sin intención alguna de incomodarlo tomo la decisión de aquel gesto.
Mismo que sin saberlo había causado un gran revuelo en la mente del joven Gamma, además de la grata sensación de sentirse uno con los sentimientos de su lobo que se encontraba más que extasiado por tener el aroma del Alfa rodeando aquel ambiente, uno que solo les pertenecía a ellos dos.
JiMin sintió un leve vacío en su pecho al saber que no podría corresponder aquel gesto como lo quisiera, no podría dejar que Agust captará su dulce aroma a través de una rabieta de su lobo al quierer hacerle saber al Alfa que ahí se encontraba.
Aquello no lo puso cabizbajo, tan solo en unos segundos decidió que la oportunidad se presentaría si es que las condiciones eran óptimas para una posible relación en el futuro.
Más allá de un cortejo.
Más allá de un noviazgo casual.
Ambos sabían que su encuentro de causal no tenía nada.
Habían tenido tropiezos e inseguridades. Pero este tiempo les daría la oportunidad de conocer mejor al contrario, aprender del mismo y formar una nueva oportunidad además de la que la diosa Luna les otorgó entre sus planes.
Así lo sentía Agust.
Así lo sentía JiMin.
Luego de aquel momento y de una nueva respuesta afirmativa por parte de JiMin, Agust le ofreció el par de flores antes de hacer un ademán con su mano, como si invitará al joven rubio a tomar tu brazo y caminar junto a él.
Con la misma gracia que lo caracterizaba aceptó aquel gesto mientras caminaban hacia el escenario.
––Debo admitir que me haz sorprendido con esto. Fue más de lo que esperaba–– Murmuró el chico rubio mientras se colocaban en el centro del escenario, admirando desde un mejor ángulo el lugar lleno de luces violeta.
YoonGi lo miró, admirando el brillo en los ojos del contrario por unos segundos mientras tomaban asiento en el borde de la plataforma.
––En este tiempo he tenido la dicha de conocer poco a poco quien es Park JiMin. Un chico noble que en su corazón alberga gran alegría, un gran bailarín, gran amigo... Solo pienso que este color eres tú, por algo también es tu favorito. Representa tu tranquilidad, tu calma; pero también con una energía única que lo caracteriza.–– Murmuró el pelinegro una vez había tomado asiento a su lado.
Aquellas palabras habían salido casi sin pensar, y aún con ello pensaba que para JiMin, se había quedado corto a lo que el pequeño rubio en verdad era en la vida.
Esa pequeña chispa de alegría.
––¿Agust? ¿De verdad eres tú? ¿Dónde quedó aquella pinta de rapero malhablado?–– Fue lo único que logró salir de entre sus labios ante el nerviosismo que ahora cargaba en su cuerpo gracias a la emoción creciente de su lobo y él.
Agradecía que la iluminación del lugar impidiera ver al mayor sus mejillas extremadamente sonrojadas.
––Hoy no soy Agust... Solo YoonGi––
––YoonGi... Eres increíble––
Al igual que hace unos momentos YoonGi se había atrevido a besar tímidamente al menor. JiMin tomó la iniciativa de besar su mejilla, siendo en realidad la comisura de sus labios, antes de abrazarlo y de esta manera ocultar su rostro de la vista del contrario.
––Aún no puedo entender cómo lograste hacer una reservación así––
––Contactos... Y mucha suerte, para ser sincero–– entre risas ambos ahora se dirigían al elevador del edificio departamental de JiMin.
Después de aquella sorpresa por parte de YoonGi en el auditorio ambos decidieron que sería buena idea terminar el día con una buena comida y una charla amena.
Siendo sincero, JiMin esperaba y estaría conforme con ir a una tienda de conveniencia o incluso pedir en un delivery. Jamás espero que después de ello YoonGi se atrevería a llevarlo a gamnam.
Específicamente en la zona de restaurantes exclusivos. Dónde los idols como él tenían la oportunidad de algo de privacidad. La seguridad es muy importante y según a palabras del pelinegro; "Las brochetas de cordero de ahí son las mejores"
Tremenda excusa de su mente ante la idea y reclamos de su lobo por querer impresionar al menor.
––Por supuesto... Creo que ha sido la mejor comida de mi vida. Exceptuando la comida de mi mami, por supuesto–– Empleando un tono dulce ante la última oración consiguió una risa del contrario.
––Me alegra que te haya gustado... Aunque no me olvido que te faltó el descenlace de aquella historia con TaeHyung.–– YoonGi lo miró acusatorio, mientras giraba su cuerpo hacia él rubio, que se encontraba recargado en una de la paredes metálicas del cubículo.
––No hay más que decir específicamente, solo que me quedó como recordatorio jamás ayudarle a cambiar los pañales de Yeonie.––
––¿Tan malo fue?––
––Solo te digo que TaeHyung no quiso volver a hacerlo sino hasta que JungKookie lo obligó a aprender––
En aquel momento las puertas del elevador se abrieron, ambos caminaron hacia la puerta del departamento de JiMin.
Estando frente a la misma se tomaron el tiempo de observarse entre ambos, pensado en todo lo que había pasado a lo largo del día.
Nuevamente y por instinto sujetaron sus manos. Esta vez entrelazando sus dedos mientras buscaban distraer su mente del nerviosismo que causaba su cercanía.
YoonGi podía jurar que si solo se atrevía a bajar su rostro unos centímetros podían chocar sus labios con los ajenos.
Sin embargo prefirió tomarse esos segundos para admirar el pequeño sonrojo que comenzaba a adornar las mejillas del menor.
––Gracias por lo de hoy. Me la pasé muy bien.–– soltó con total sinceridad, siendo en realidad que su lobo había tomado el mando por unos segundos.
Pero está vez ambos estaban de acuerdo.
––Solo lo mejor para este lindo chico–– Fuera de la incomodidad que aquellas palabras habían podido causar en el pasado, YoonGi estaba seguro que JiMin era diferente.
JiMin en verdad lo merecía.
Esto y mucho más.
Después de una despedida que duró más de cinco minutos, ya que ambos lobos se negaban en separarse, los lados humanos habían llegado al acuerdo de que necesitaban descansar después de vivir tantas emociones en un solo día.
JiMin por su parte intentaba procesar la realidad.
¿En verdad YoonGi hizo todo eso por él?
¿En verdad lo que sentía era correspondido?
Aunque la respuesta ante esas interrogantes era simplemente un si. El subconsciente del rubio seguía mandando ciertas señales de alerta.
Su aroma había logrado ocultarse durante todo día. Su lobo se mantuvo en sus límites. Su neutralizador aún tenía el efecto. Su rostro había estado cubierto en los momentos en qué podían ser vistos por la gente.
Todo había estado bien.
Pero cierta presión en su pecho se mantuvo hasta que por fin se recostó en su cama.
Por más que le doliera aún no era tiempo de sacar la verdad a relucir ante YoonGi. Cierto miedo aún se lo impedia.
Y se prometió no atormentarse.
Solo dejaría fluir las cosas.
Por novena vez su teléfono comenzó a vibrar en el tablero del vehículo.
No planeaba responder después de leer rápidamente el nombre en la pantalla. Pero SeokJin de seguro estaría preocupado después de que estaba por llegar a la décima llamada.
Teniendo esto en cuenta YoonGi estacionó a un lado del camino, no importando que estuviera a tan pocas calles de llegar a su hogar. Tan solo respondería a SeokJin.
Pero antes de siquiera comenzar a decir que todo estaba bien y que le llamaría de regreso una vez llegará a su departamento, el grito del mayor lo tomó por sorpresa obligándolo a retirar el teléfono de su oreja.
––NO SEAS IMBÉCIL MIN YOONGI, YA PENSABA QUE TE HABIA PASADO ALGO. NO ME HAZ RESPONDIDO DESDE LA TARDE––.
––Buenas noches también para ti, Hyung–– Murmuró con gracia a pesar de que sabía recibiría una reprimenda de su mayor.
––Dejate de juegos, le hablé a JiMin porque no contestabas y me dijo que saliste de su departamento hace más de una hora. NO TE TOMA ESO DE CAMINO.–– Fuera de que solo había llamado al pelinegro para saber que tal había salido todo con JiMin, no había evitado preocuparse después de que varias llamadas habían sido ignoradas y la noche ya había caído.
––Lo siento, pasé a recargar gasolina y a hacer unas compras; sinceramente quiero dormir ya. Planeaba llamarte cuando llegara.–– habló mientras tallaba sus ojos, sintiendolos arder un poco.–– Y ya no me regañes, ni que fuera tu hijo.––
––Ah, ni te atrevas a hablarme de hijos... Tan solo quería saber que tal había ido tu cita con JiMin.–– pero un tono quebradizo en su voz delató el pequeño puchero que habían formado sus labios.
––¿Por qué algo me dice que no solo es por eso?–– y maldiciendose por haber acertado, escuchó un pesado suspiro del Omega a través de la línea.
––Es NamJoon...––
––Voy para allá.––
-—Akira.
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