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En los relojes de todo aquel País azteca eran ya las 20:30 p.m. en Jalisco, más específicamente Guadalajara donde se producía un fuerte aguacero que hacía apresurar a la gente hacia sus hogares, o refugiándose en los locales aún abiertos de comida, ropa, centros comerciales o simplemente bajo techos. 

El sonido de las gotas golpeando fuertemente el piso, los tejados, o los carros era mucho disturbio para un niño recién nacido que apenas llevaba en este mundo unas semanas, más aquel frío matador que abrazaba al estado Mexicano.

El llanto de aquel menor estaba muy presente pero el ruido de aquel fenómeno natural silenciaba a los fuertes pulmones del bebé, su madre lo abrazaba con fuerza mientras lo trataba de envolver lo mejor posible en aquella manta que traía para cubrir a su hijo.

Era una madre adolescente de apenas 14 años, no tenía trabajo, apenas estudiaba y nunca podría cuidar de un bebé, y su novio la abandonó apenas supo de su embarazo, no tenía otra opción que dejarlo para que alguien más encontrará al niño y lo cuidara, esperaba que donde lo iba a dejar lo cuidarán.

A pasos apresurados cruzaba las calles para poder llegar lo más lejos de su casa, llegada a una de las zonas más céntricas, más específicamente a la Moderna, donde con cuidado empezó a calmar al bebé, sintiendo que su llanto ya se callaba, lo cargó de mejor manera viendo que se encontraba algo dormido para poder taparlo bien.

Caminando un rato más entre la gente terminó abandonando al bebé en el Tianguis cultural donde ya la gente no prestaba atención más que a escapar de la sofocante lluvia, miro por última vez al bulto que ya había dejado acostado. 

—Lo siento mucho bebé, pero yo nunca te podré cuidar— le pidió perdón a su hijo para acomodarse mejor la gorra, su gran impermeable mientras subía su cubrebocas y salir corriendo de vuelta a su casa.

Y aquel bebé la había escuchado, empezó a gimotear, hasta al final romper en llanto, la gente corría, nadie se detenía a prestar atención, nadie escuchaba el llamado de aquel recién nacido. Nadie iba a rescatar a ese bebé de la fuerte lluvia, nadie quería ayudar a ese bebé, que iba a morir por aquel frío.

—Te dije Andrés que no debíamos quedarnos más en la casa de Memo, iba a llover— el acento de un argentino se hizo presente cerca del lugar donde el recién nacido había sido abandonado.

—Perdón duraznito, pero era importante— el mexicano caminaba a paso apresurado junto a su pareja para tratar de llegar lo más posible a su casa, aunque cerca de un árbol se detuvieron para poder mirarse y hablar. 

—Ay amor, pero en serio debíamos volver temprano— el fuerte llanto del menor captó la atención de ambos jóvenes.

La pareja se miró asustada, habían escuchado de manera clara el llanto de un bebé, al volver a escucharlo ahora cada vez más fuerte siguieron aquel sonido, encontrando así una manta envuelta.

Guardado fue el primero en acercarse a la manta para poder mirar de mejor manera como aquel bebé se removía como podía, tenía su cara roja ya, las lágrimas eran muchas y al parecer llevaba ahí un rato.

Habían abandonado a un bebé a estas horas de la noche y en estas condiciones, sin tener alma para dejarlo ahí, lo cargó para así poder tenerlo acurrucado contra su pecho y calmar así su llanto.

Girando la vista hacia su pareja donde él también se veía con una tristeza pasmada, no sabía cómo la gente era tan cruel de abandonar a un niño así, ambos estaban de acuerdo, debían llevar al niño a un lugar seguro, no podían dejarlo bajo esa lluvia, así ambos empezaron a caminar hacia un centro comercial cubriendo al bebé lo más que podían entre ellos.

Sin ningún altercado lograron llegar al centro comercial, donde caminaron algo intranquilos esperando encontrar, algún baño donde podrían secar a ese bebé.

—No puedo creer la crueldad que hay en este mundo, como pueden abandonar a un bebé y más con este clima— dijo con clara molestia el mexicano mientras cargaba al bebé revisando por si tenía alguna herida.

—Es muy cruel, deberíamos llevarlo a la estación de policía, es un bebé abandonado— Habló el omega argentino de forma seria. —Vamos a esa cafetería, pides el baño y secas al niño, toma justo tenía mi otra camiseta en la maleta, voy a llamar a las autoridades. 

—Esta bien mi duraznito— se acercó a su lindo novio para dejar un beso en sus labios para agarrar la maleta y entrar ambos a la cafetería, el Alfa mexicano entró—Buenas noches, señorita, disculpe me puede prestar su baño, necesito secar a este bebé, mi pareja y yo acabamos de pasar por el Tianguis Cultural, encontramos a este bebé en este estado, podría por favor prestarmelo —explicó la situación a la señorita de la caja. 

—Buenas noches— avanzó a decir la chica con cuidado, hasta que escuchó la historia, y simplemente su cara decayó, sin esperar nada salió del mostrador para oler a aquel bebé, notando como el rastro de abandono era claro en su aroma —Oh, dios mío, claro pasé esta por allá, voy a traerle unas mantas y llamaré a las autoridades. 

—Muchas gracias— Andrés agradeció para ir al baño a cambiar al bebé, quien se removió entre sus brazos desesperado y lloroso.

—No es nada— la omega simplemente caminó hacia el omega que venía con aquel Alfa. — Disculpe, puede sentarse en la mesa de allá por favor, para que espere a su pareja, enseguida les atenderemos. 

—Muchas gracias señorita, y no se preocupe por llamar a las autoridades, ya lo hice, no tardan en llegar, por favor vaya por las mantas para el bebé.

—No se preocupe, enseguida— y tras esas palabras la omega salió corriendo en busca de su compañera —Carmen, por favor atiende a los demás clientes en caja, tenemos un problema, te cuento después —Habló de forma apresurada Esmeralda para agarrar unas toallas y así llevarlas hacia el baño donde se las dio al Alfa, quien terminó de vestir al bebé.

Un rato después de haber secado a aquel bebé y que la policía llegará, se encontraban la pareja, junto a la cajera de nombre Esmeralda, una chica muy amable. 

—Según su relato, es gravísimo lo que ha sucedido, debemos hacer las pruebas correspondientes, para poder ver la madre, el padre, del cachorro para poder proseguir con una demanda por abandono, y violación a los derechos de los cachorros— les dijo aquel oficial.

Andrés Guardado cargó al cachorro con cariño mientras escuchaba atentamente lo que él policía tenía para decirles, su omega estaba a su lado mientras esperaban obtener una respuesta clara del proceso, aunque eran acompañados por unas tazas de té y café respectivamente.

—Eso sí, señores, como tenemos la obviedad que es un menor de edad, necesitará tutores legales, para poder proseguir con toda la demanda contra los padres.

—Nosotros seremos los tutores legales, y procederemos a saber quienes son los padres— hablo el omega, de forma seria mientras se acomodaba mejor en su silla —Hasta que se encuentren a los padres de la criatura, se les de una condena, yo y mi pareja seremos tutores legales. 

—Sergio, cariño, lo mejor sería adoptar al niño— le dijo al argentino.

—Amor, por favor, cuando estemos de frente de los padres del bebé, podemos adoptarlo, primero debes ver que se haga justicia— era cierto debían primero ver que se hiciera justicia, hablar con los padres del niño para que renuncien de la vida del cachorro para ellos ser sus nuevos padres. 

—Bien, si así lo quieren, señores, deberán acompañarme a la fiscalía para poder presentar la denuncia formalmente y buscar a los padres del bebé —con cuidado aquel policía se levantaba de la silla para poder salir. 

—Ve cariño, yo voy a pagar y te alcanzaré afuera— el omega cargó al niño y asintió para despedirse e irse. 

—Esmeralda, muchas gracias por todo— agradeció el Alfa, para sacar el dinero para pagar las bebidas.

—No es nada, señor, debíamos salvar a un cachorro, era lo importante— dijo con suavidad, mientras recogía las tazas y las dejaba en el mostrador.

—No me digas señor, me llamó Andrés Guardado, y mi omega es Sergio Aguero, te agradecemos por toda la ayuda— sonrío de forma dulce para poder darle el dinero.

—Un gusto Andres, yo soy Esmeralda, pero me puedes decir Esme— dijo con una sonrisa la omega azabache, con su cabello corto agarrado en una media coleta y un lazo coquette. — y no te preocupes, estos gastos van por la casa, simplemente te pido que me mantengas en contacto. — dijo con una sonrisa suave, para poder darle una tarjeta con su número.

—Muchas gracias, Esme, esto es un gran gesto hacia nosotros, te voy a marcar cualquier cosa— dijo con una pequeña sonrisa agarrando la tarjeta. —Nos vemos, Esme. 

Y así el Alfa se fue de aquel local, Esme se quedó mirando la salida, para suspirar y luego mirar a su compañera que la miraba con una cara acusadora. 

 —Ahora si cuéntame, ¿que pasó?— dijo Carmen mientras agarraba las tazas y las dejaba en el lavabo, mientras servía otras dos. 

—Tú nunca pierdes la oportunidad de saber las cosas —dio una suave risa para agarrar una taza de café y así ambas empezar a conversar sobre la situación que acababa de pasar a aquella pareja. 

Hola, soy Kimi, decidí acabar mis historias de una buena manera, así que existen cambios en muchos escritos, hasta de forma visual. 

GonzlezV ya voy a actualizar esta historia, te lo juro.

(Versión 1: 23/06/2023
Versión 2: 10/03/2024)

Kiminari_Mushuro.

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