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Naruto ni Highschool DXD me pertenecen, son de sus respectivo dueños.

Sin mas que decir se despide su amigo y que comience este jodido capítulo.

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Una mujer veía de manera preocupaba en el filo de una puerta la cama.

La mujer era pelirroja opaca, ojos morados y brillantes, su cara ligeramente rechoncha pero eso aumentaba su belleza, piel ligeramente bronceada.

La mujer llevaba una toga griega blanca.

Incluso con su estado lamentable su belleza era atronadora.

La mujer se sentía horrible y el dolor de cabeza del alcohol que ingirio ayer en la noche solo empeoraba la situación.

En la cama residía un hombre rubio con dos colmillos enmarcando su rostro, tenía una barba perfectamente recortada estilo candado, su complexión era atlética para sacar provecho de la velocidad.

En todo el cuerpo de aquel sujeto solo había una cicatriz echa por un arma de gran filo.

El hombre estaba completamente dormido y su respiración era tranquila.

La mujer le vio removerse y se preparó para salir de ahí, las criadas se habían encargado de sacar a cualquier diosecillo que estaba tratando de husmear.

También estaba el tema del sol, si se esperaba a que Elios y Apolo salieran sin duda todo el Olimpo se daría cuenta y sería el hazme reír de todos los olímpicos, luego hablaría con su hermano sobre esto y que se mantuviera como un acostón.

-Hermano que hemos echo-Susurró la mujer viendo a su hermano.

Recordaba partes de la fiesta del día anterior, recordaba que su esposo estaba coqueteando con una Nereida como de costumbre en las fiestas de solsticio de invierno, recordaba en el fulgor de la fiesta lo único que se servía eran tragos con alcohol de manzana dorada y que ella ingirio varios (de manera confidencial entre cinco a seis botellas de alcohol), luego que se hartó al ver que su esposo Zeus se había llevado a aquel estúpido riachuelo de quinta a dar un "paseo" por los jardines, todo se volvió borroso y sólo pocas imágenes venían a su mente y eran de ella montando a Poseidón como un vaquero cuando esta arriba de un toro.

La mujer se sentía asqueada con sigo misma, había traicionado a su esposo, había fallado como esposa y había traicionado sus dominios divinos.

La mujer dio la última vista a su hermano mientras salía de la habitación, necesitaba un baño de su estanque donde se bañaba en las aguas finas y puras del mismo cosmos para poder purificarse y pensar en lo que había echo.

Lentamente la mujer dejo al hombre dormir plácidamente en su palacio, cuando se despertará Elios y Apolo estarían saliendo a trabajar.

Aquellas mujer era Hera la diosa del matrimonio y reina del panteón griego.

Meses después.

La misma mujer lanzaba alaridos de dolor mientras sudor manchaba su cuerpo.

Estaba con las piernas abiertas mientras que una mujer pedía que siguiera pujando.

-¡VAMOS HERA PUJA UNA ULTIMA VEZ!-Gritó la partera mientras Hera daba un último alarido.

La tierra tembló ante su potente voz que fue escuchada por todo el cosmos.

Hera cayo rendida a la cama mientras tomaba bocanadas de aire, sentía que apenas se podía mantenerse despierta.

Un profundo terror se instaló en el corazón de Hera al no oír el llanto de su bebé, intentó levantarse pero sus movimientos fueron torpes y lentos.

-¡M-Mi bebé!-Jadeo Hera mientras intentaba desesperadamente sentarse pero el parto se había llevado todas sus fuerzas.

-¡Hera tranquila! ¡No te levantes!-Chillo la partera mientras con agilidad y rapidez envolvió al bebé en una manta carmesí de seda.

-¡N-No llora!-Jadeo Hera mientras no prestaba atención, si debía arrastrarse a su hijo ella lo haría.

-¡HERA TU HIJO ESTA BIEN!-Gritó la mujer mientras le enseñaba el bulto a Hera.

Como una gallina protegiendo sus pollitos los ojos de Hera se afilaron mientras arrebataba su hijo de las manos de la partera.

Hera abrazo al niño como si fuera un salvavidas en medió de un extenso océano, con verificó que todo estuviera bien en él.

Los dioses nacían con su visión y y cabello completamente desarrollados, era uno de las diferencias de los humanos y las deidades.

Hera observó los hermosos ojos azules de su hijo, parecían como el extenso mar y sus profundidades.

Hera también observó que su bebé le veía con desinterés, pero le prestaba atención a cada movimiento que ella hacía.

El pelo del bebe era corto y estaba pegajoso debido a la sangre fresca, lo que más destacaba era su cara rechoncha completamente sería.

-Mi hermoso tesoro, mi hermoso Naruto-Susurró Hera mientras acercaba a su bebé.

Hera hizo una señal para que la partera se retirará quién dio una gran reverencia y partió.

Hera se sentía exhausta, adolorida y completamente feliz, arriba de Hera apreció un círculo mágico y la sala de partos se convirtió en una cama king.

La antes llena de sudor Hera ahora estaba completamente limpia pero sus ojeras y movimientos torpes todavían estaban.

Paso lo mismo con el niño de nombre Naruto, ahora estaba en una sabana blanca pero seguía manteniendo su expresión desinteresada por la recién vida que tenía.

"Silbido"

Hera comenzó a silbar una canción hermosa pero sus acordes no podrían ser copiados por cuerdas vocales humanas.

El niño y Hera lentamente cayeron en manos de morfeo, ambos exhaustos por su parto/nacimiento.

Hera sabía que debía esconder a Naruto, su presencia era como el oscuro abismo del mar.

Los otros dioses se darían cuenta de quien era el padre al instante, sólo un Dios marino podría dar la estirpe para que su hijo tuviera tal poder.

La sola presencia que desprendía Naruto era suficiente para asesinar a humanos y seres de menor categoría, era calmada, fría y sin compasión como la del mar y sus profundidades.

Hera también supo que ninguno de sus hijos o hijos de su marido habían echo tal cosa, a la vez se enorgullecia pero sentía miedo.

-*Tengo que esconderte hasta que puedas protegerte tú solo*-Se pensó Hera y fue su último pensamiento.

Cuando creciera su bebé sería la hora de parar toda esta estupidez, ahora entendía que su matrimonio se había roto hace mucho tiempo pero su terquedad no la dejó ver eso.

Años después.

Un niño leía tranquilamente sentado, con una mano sostenía el libro y con la otra cambiaba de páginas.

La portada de aquel libro tenía como título "Alar y sus diferentes usos" así como el nombre de "Hecate" abajo de aquello.

En la sala reinaba el tres silencios, el silencio que generaba las cosas que no se movían de su lugar era el más fácil de identificar, el segundo silencio era el que producía aquel niño que incluso a cambiar de pagina no generaba ruido alguno.

El tercer silencio era el más difícil de identificar y era el que sólo encontrabas pasandote varias horas escuchando, los más débiles se hubiera removido y lo hubieran ocultado con sus quejidos.

El tercer silencio era el que generaba ese niño, opacaba y suprimia los dos silencios sin piedad, cuando se lograra escuchar ese silencio sin duda todos opinarian que era el Rey.

Los libreros se perdían de la vista dando un confuso y oscuro laberinto de libros, sólo era conocido por su dueño.

El niño paso pagina a su libro mientras de reojo veía el reloj.

Lo que más destaca era que a unos pocos metros había una mesita con una cama perfectamente doblada y limpia.

Al ser Dios no necesitaba ir a defecar o orinar, toda su comida era descompuesta para generar magia según un libro que había escrito Apolo.

-Me eh excedido con la lectura-El niño habló con voz calmada mientras ponía una tablilla para marcar por que pagina iba.

Sólo el conocía perfectamente donde estaba cada libro, había echo un sistema y había ordenado sus libros por secciones, su madre siempre le traía cien libros cada vez que venía para que siguiera leyendo.

Sólo había una regla y esa era no salir de esta fortaleza.

El niño se perdió entre las oscuridades del laberinto de estantes ya que debía catalogar varios libros.

Todo se mantenía sin una mota de polvo, todo era impecablemente ordenado, el piso parecía ser un espejo ya que el reflejo se veía nítidamente.

El niño paro en seco mientras sus ojos desinteresados y aburridos se dirigían a su derecha.

Tiempo después.

Hera sonreía mientras veía el té servido y humeando, hace unos minutos había llegado y su hijo ya la había sentido.

Hera se había preocupado porque su hijo no entrenaba pero al tiempo se dio cuenta que el poder de su hijo crecía y crecía de forma desmesurada, a sus diez años tenía el nivel de una deidad de nivel intermedio.

Hera flexiono ligeramente las rodillas mientras tomaba una flor de color negro.

Era un paisaje verde mientras las rosas se perdían en el horizonte, aire fresco golpeaba el cuerpo de Hera.

Hera aspiro el suave pero delicioso olor de la planta disfrutando el silencio que reinaba.

Este era su pequeño rincón perdido en los bordes del universo, aquí era el único lugar que ningún Dios se atrevía a venir ya que fue donde Elohim encarceló a la bestia del Apocalipsis y las deidades temían el despertar de esa bestia.

Construir esta fortaleza fue relativamente fácil, estuvo lista en dos días.

Sus doncellas se encargaron de cuidar a su hijo bastardo mientras se criaba hasta valerse por sí mismo, después de eso ella les quitó la voz para evitar que hablarán.

Para criar a su hijo eligió las mejores de sus doncellas, las que ella les podía dar una espada y ordenar que se matasen entre ellas y las doncellas cumplirían su voluntad.

Las doncellas aceptaron quedarse sin voz para evitar cualquier problema a futuro.

"Madre veo que has llegado antes de tiempo, te esperaba en dos rotaciones"

La voz suave pero que imponía respeto del hijo de Hera retumbo alejando el silencio.

Era sonrió con amor al sentir la supremacía característica de su pequeño bebé.

La diosa sabía que cualquier ser debajo de una deidad estaría arrodillada tratando de tragar aire.

Lentamente Hera dio vuelta mientras veía a su hijo.

Ahora las fracciones de Naruto se veían perfectamente a la luz del tenue sol.

Su pelo rubio era ligeramente opaco con un mechón cayendo por en medio de su frente, sus ojos eran como un par de zafiros opacos como el océano interminable, su tez era blanca y aún imperfecciones en ella, las facciones de su rostro eran puntiagudas pero le daban un aire de nobleza.

Lo que más destacaba eran un par de orejas puntiagudas pero Hera sabía que estarían mas preocupados admirando la belleza de su hijo que dándose cuenta de eso ya que parecían adaptarse a él.

Naruto llevaba una camisa pegada a su cuerpo de color azul marino y ligeramente musculoso para su edad, una falda con bordados de oro estaba protegiendo su mitad inferior y botas de metal protegían sus pies.

-Las "rosas de luna" han crecido bien, al igual que tú mi hermoso bebé-Habló Hera viendo a su hijo con orgullo.

A la edad de doce años Naruto ya le llegaba hasta sus hombros, esa altura la había sacado de Poseidón ya que era el más alto de todos los olímpicos.

-No necesitan más que un clima fresco para crecer, ven siéntate que eh preparado té-Habló Naruto pero su voz sonó como un soberano ordenando sentarse.

Hera sonrió ya que sin duda tal tono de voz lo había sacado de ella, incluso el más suave susurró salía en son de orden.

Hera se sentó mientras que Naruto siguió su ejemplo, ambos se sentaron con gran elegancia.

Hera tomó el té y sirvió las dos tazas, Naruto agarró un terrón de azúcar mientras que Hera tomó dos.

-Dime, ¿Has disfrutado de los libros que te eh traído?-Habló/Preguntó Hera viendo a Naruto quien movió el te con una pequeña cuchara.

Dos suaves golpes Naruto le dio a filo de la cuchara mientras dejaba la misma en el plato del vaso de té.

Naruto en ningún momento observó a su madre, siempre sus ojos se desviaban para un lado o para la mesa.

Hera los primeros meses pensó que eran un acto de rebeldía el no sostenerle la mirada, consultó a su madre quien era una de las pocas que sabía de Naruto y está le respondió que si era cierto lo que ella creía Naruto no alzaria su mirada a nadie que no fuera enemigo ya que esa actitud la tenía Océano el Titan de los mares.

Hera se preocupó al mencionar que su hijo tenía la actitud de un Titan pero Rhea la tranquilizó y le dio varios consejos de cómo tratar con tal actitud.

Titanes eran seres avariciosos, llenos de estupidez y violencia, Hera temió porque su hijo hubiera salido igual que Ares pero se llevó la grata sorpresa que no fue así.

Naruto era calmado y tranquilo, le gustaba leer o pasar tiempo en un jardín en silencio, si diversión era pasar tiempo en un jardín leyendo o tomando té en su jardín propio, nunca lo habían visto tomar un arma en sus manos para entrenar pero podía sentir claramente su poder aumentar con el paso del tiempo.

-Esos libros fueron interesantes algunos me decepcionaron pero otros cumplieron con su labor, ya los eh seleccionado y están en mis libreros-Habló Naruto con tranquilidad mientras agarraba delicadamente la oreja de su taza de té y bebía un sorbo.

-Me lo supuse, esos libros de medicina de Anahit dejan mucho que desear, pero hay cosas interesantes en ellos-Habló Hera con tranquilidad mientras que Naruto asentía.

-Los libros de Hecate sobre el alar y sus funciones, la simpatía y las runas son mucho más interesantes-Habló Naruto con tranquilidad mientras que Hera asentía con felicidad.

-¡Verdad! ¡Me fascinó la manera que desarmo las fórmulas mágicas!-Habló Hera mientras que Naruto asentía con tranquilidad.

-Dime madre, ¿Qué es el amor?-Habló preguntó Naruto mientras que Hera se quedaba pasmada.

Hera observó que Naruto estaba hablando enserio, se movió incómoda mientras un silencio aturdidor se presentaba en la sala.

-Esa es una pregunta que no esperaba…-Habló Hera mientras se recuperaba rápidamente.

-El amor es confuso y espontáneo, cuando lo sientas no querrás que se valla y cuando se va te sentirás que el peor día de tu vida es diez veces menor a lo que sentirás en ese momento-Habló Hera ó pensativa ya que eso fue lo que sintió los primeros cien años de su patrimonio, antes que todo se volviera ira y negatividad.

-Ya veo-Habló Naruto tranquilamente ya que hubo un libro que le causó interés y ese fue un libro echo por Freya sobre el amor y el matrimonio.

-Harás cosas estúpidas cuando toque tu puertas, pero es una emoción que vale la pena vivir al máximo, sólo que cuando ames a una doncella casate antes de tener relaciones sexuales, muchos dioses no respetan y parecen conejos cuando el sexo es sagrado y viene sólo después de matrimonio-Habló Hera mientras veía a su hijo asentir.

Naruto había visto a una doncella de su madre mientras sentía algo en su pecho y sus ojos no pudieron evitar verle el trasero y pechos, claro rápidamente desvió la mirada pero acto ya estaba echo, pensó que era amor pero por lo que decía su madre era otra cosa.

El solo tenerlas cerca les causaba un asco terrible pero un interés extraño, era dirigido a sus pechos y trasero más que a la misma doncella.

Aparte de que ninguna mujer llamaba la atención como su madre dijo, sentía asco el tan sólo tocarlas y eran estúpidas hablando temas triviales y de poca relevancia.

Ambos dioses siguieron hablando con tranquilidad.

Meses después.

Naruto caminaba por los pasillos de su castillo con tranquilidad, podía caminar durante todo el día sin ver un pasillo repetido.

Le gustaba caminar lejos del ruido que generaban esas doncellas, sus chillidos le generaban dolor de cabeza.

El niño se dirigía a la Biblioteca para leer varias horas, estaba a quince minutos caminando con tranquilidad.

Los tres silencios estaban presentes y por supuesto el de Naruto tapaba los otros dos.

Un silencio mucho mayor que el de Naruto se presentó haciendo que el pequeño Dios alzara su ceja con curiosidad.

"¿Porque no los echas?"

Una voz infantil hizo a Naruto ver para su izquierda.

Una niña estaba sentada en una de las ventanas, el viento movía su cabello.

Las palabras de Hera llegaron a la mente de Naruto, sintió un interés en aquella niña mucho mayor que el que tenía por las doncellas más hermosas de su madre.

-¿Quién eres?-Preguntó Naruto sinceramente curioso mientras que la niña le veía con sus ojos opacos.

-Ophis-Habló la niña símplemente mientras Naruto asentía.

Naruto no supo porque pero sintió que casa letra de ese nombre se grababa en su cabeza.

-¿Qué haces vestida como una ramera de quinta?-Habló Naruto ya que pudo sentir claramente el nivel de poder de esa niña.

El era un insignificante insecto en comparación de esta Ophis, pero la manera en que vestía hacía que Naruto quisiera vomitar ante aquello.

-¿Ramera?-Preguntó la niña ante esa nueva palabra.

-Es una mujer que le pagan por hacer el acto de reproducción pero intentando no reproducirse, las que les pagan menos se visten como tú-Habló Naruto mientras que Ophis inclinaba su cabeza.

-No me eh reproducido nunca ya que ningún dragón aguanta mi apetito sexual, mueren después de unos segundos de tener su órgano reproductor adentro mío sin darme sus genes para fecundar mis huevos, pero según lo que cuentas los dragones las llamamos Hejet-Habló Ophis con el ceño fruncido ante aquello, ella no era una Hejet.

-No significa "No fecundada"-Habló Naruto ya que al ser un Dios el podía hablar idiomas divinos desde su nacimiento.

-Son dragonas que tienen su sistema reproductor dañado y se comen sus propios huevos, son la peor clase de dragón que hay ya que buscan a machos para que las fecuden y nunca tienen crías, para nosotros tener crías es fundamental-Habló Ophis mientras que Naruto asentía.

-Las deidades tenemos un problema parecido, muchos se vuelven escorias, ser Dios significa perfección-Habló Naruto mientras que Ophis le veía.

-Eres el ser más interesante que me eh encontrado en diez millones de años o incluso más, te ordenó que me sigas-Habló Ophis ya que al menos uno de ese grupo no era una cucaracha.

Naruto fruncio el ceño ante aquello, el era un Dios y Dios no se convertía en un rebaño.

-No seré parte de tu rebaño dragona, no se para que estupidez estés reuniendo a cucarachas pero soy un dios-Siseo Naruto mientras que Ophis fruncia el ceño.

-Ciertamente son insectos bajo mis pies pero me han prometido devolverme mi silencio, ¿Porque no echas a esos insectos de tu silencio?-Habló/Preguntó Ophis mientras ladeaba su cabeza para un lado.

-Madre no lo permite, aparte de eso limpian el lugar para mantenerlo presentable-Habló Naruto mientras que Ophis asentían.

-Así que son simples esbirros, nunca pensé en eso-Murmuró Ophis ya que podría poner a esos murciélagos a limpiar.

-Eres ciertamente interesante-Habló Naruto mientras veía a Ophis.

-Me niego a aceptar que un ser como tú no me pertenezca…volveré-Habló Ophis ya que sería el primer ser importante que tendría bajo su mando.

Naruto observó como Ophis desaparecía como su fuera una simple ilusión.

El olor a flor del abismo llegó a la nariz de Naruto mientras que el Dios se sintió atraído ante aquello.

Naruto siguió caminando, tal vez el mundo no estaba tan podrido como el pensaba o podría hallar a su mujer entre las toneladas de basura…o mujeres.

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Fin del capítulo.

Sin más que decir se despide su amigo y pana del alma Escritor-san.

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