10

— ¿Dónde nos estas llevando? — preguntó por décima vez el oji rojo.

— A mi casa, mi mamá quiere ver a su nieto.

— La abuela me sigue dando miedo — se quejó el chico, abrazando a su mamá en busca de protección.

— De seguro y debe ser la mujer más tierna del mundo — supuso Bonnie.

[...]

— Así que.. Estos — con un tono de asco en la palabra "estos" — Serán parte de mi familia.. los miraba con asco Yo no te eduqué para andar de Marica, y menos para buscarte chicos feos si te volvias puto.

— Mamá, vinimos para hacer la prueba de ADN, no para que critiques a MI familia — habló, dejando en claro que esa familia no era de ella, sino suya.

— Jum, pasen por acá. No toquen nada.

Los hizo pasar por la puerta que estaba detrás de ella. En aquella habitación estaba un pequeño laboratorio o eso parecía.

— Dime niño, si realmente vienes del "futuro" ¿Cómo llegaste hasta aquí?

— Mi mamá — apuntó a Bonnie, quien no dejaba de observar todo con curiosidad me contó todo sobre su pasado, donde estudió, vivió, que hizo y que no hizo. Busqué, pedí indicaciones y llegue hasta la escuela donde estudiaban ellos y los encontré.

— Interesante — se terminó de poner unos guantes de látex, agarró una pequeña jeringa y se acercó a su nieto Dame tu brazo.

— ¿Sabías que se puede usar mi saliva también?

— Eso me quita la diversión de ver como les duele cuando les saco sangre — habló con un falso tono de lástima antes de clavar la aguja en la vena principal de brazo.

— ¿Te gusta esto? — preguntó Owynn, aprovechando que su mamá estaba ocupada, para poder hablar con el menor.

— Me recuerda a una película de terror, jeje.

El de mechas verdes sonrió enternecido por lo tierna que sonó su risa, el ver como sus manos estaban a la altura de su pecho como si fuera un tiranosaurio Rex, además, siempre que ríe cierra los ojos.

— Eres muy lindo — susurró, llevando su mano a la mejilla del chico que quedó sorprendido oír lo que le había dicho el contrario.

Poco a poco pudo sentir como la piel del menor se iba poniendo caliente, Estaba sonrojado.

— ¿Ya terminaron con sus cositas gays? Necesito sacarle sangre a él también — irrumpió la mamá, viendo con mucha mas seriedad a los chicos, ahora tenia otra aguja en su mano, lista para usarla con el de pelo morado.

— Si, ya terminamos — sentó a Bonnie en una camilla que estaba atrás de este mismo.

— Yo podía solo — reprochó, haciendo un tierno puchero.

— Encima que te ayudo.

— Callense la boca de una vez, tú, extiende el brazo y respira hondo — ordenó la mujer, observando que el chico le hacia caso. Sonrió complacida.

— ¿Tomo tu mano?

— ¿Para qué? ¡Yo soy Bonnie el Destructor! Nada podrá hacerme daño y menos una aguj¡AU! No sea bruta, señora — pidió, eso de verdad le dolió.

— Uy, perdón, es que se me paso la mano.

— Mamá, basta.

— Ag, okey, ahora vayan afuera — los echó de aquel lugar, cerrándoles la puerta en la cara.

— ¿Puedo ver tu brazo? — pidió a la vez que agarraba sin permiso el brazo del menor, allí había una pequeña marca que goteaba un poquito de sangre — ¿Te duele?

— Un poco — el oji rojo miraba las expresiones que hacía el contrario, quería reírse en su cara por lo gracioso que se veía.

— Emm, Hola, sigo acá — habló su hijo, sacudía su mano cerca de la cara de ellos.

— Cierto, ¿Quieren tomar algo?

— Bueno — respondieron madre e hijo.

— Vamos a la cocina — entrelazó sus dedos con los de Bonnie y tomó de la muñeca a Benjamín para guiarlos hacia la cocina.

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