CAPÍTULO 9

ATTIA

Fui corriendo por el pasillo buscando mi aula. ¡Llegaba tarde! ¡Primera vez que llego tarde! Bueno no, si no contamos el día anterior con Ulises que también llegamos unos minutos tarde y el profesor ya no nos dejó entrar en clase. Solo que ayer fue por retrasarme unos minutos, ¡pero hoy era por media hora!

Para colmo iba coja. Tras la bruta pero graciosa pelea con Stareck los dos habíamos acabado un poco bastante mal. Él con el brazo roto y la rodilla rascada y yo con un cardenal en el pie que me provocaba cojera por el dolor. ¡Y eso sin contar el terrible moratón de mi mejilla! El cual trataba de ocultar con mi largo negro pelo suelto.

Llegué a mi clase y peté a la puerta.

¿La causa de mi tardanza? Simple, que el muy bestia de Stareck me dió semejante empujón que me hizo caer al suelo y me di con la cabeza en una piedra para luego quedar inconsciente hasta hacía un rato cuando me desperté y me percaté de que ya llegaba bien tarde. Y la cabeza aun me ardía de dolor también. Menos mal que ahí no me había quedado marca, sino iba buena de carai al insti.

La puerta se abrió y tras ella apareció la profesora de lengua.

-- Llega usted muy tarde jovencita.-- dijo mirando su reloj de muñeca.

-- Lo siento, me quedé dormida.

-- Esta bien pasa, pero que sea la última vez.

Yo asentí y me senté en mi pupitre. Busqué los libros de lengua en mi mochila pero no los encontré.

Mierda, con las prisas se me debieron de quedar en casa.

Alcé la vista y levanté la mano para llamar la atención de la profesora.

-- ¿Que pasa ahora?-- Preguntó molesta.

-- Se me olvidaron los libros en casa.-- dije algo avergonzada, pero enseguida cambie el chip y me puse seria.

Según Smaul yo tenía doble personalidad, porque cuando estaba en el infierno era una chica alegre, extrovertida, despreocupada y bastante bruta, y cuando estaba en la Tierra era una chica seria, apagada, seguía siendo bruta pero evidentemente me contenía, y muy intimidante.

-- Pues siéntate con tu compañero -- me dijo señalando a Ulises.

Joder, la suerte está en mi contra. Se supone que tengo que alejarme de él como sea y me lo ponen de pareja. ¿¡No podían ponerme con el de al lado?!

Solté un bufido de frustración y moví mi mesa para ponerla junto a la de él.

-- Hola-- me saludó.

-- Hola-- Respondí con voz seca.

-- ¿Que te pasa?

-- Callate o nos hecharán bronca.-- repliqué para hacer que se callara y me dejara en paz, pero claro como ya dije antes, el chaval era cabezón cómo él solo.

--La profe no se cosca de nada, además todos están hablando.

-- Argh ¿¡Que quieres?!-- grité susurré.

-- Solo quería hablar contigo y saber como estas, no hace falta que te pongas así.

--¡Estoy perfectamente! ¿¡vale?!-- seguí con mis gritosusurros.

-- ¿Pero que te pasa? ¿Es por lo que te dije ayer?-- su mirada denotaba pena, pero a mi eso no me afectaba.

Cuando has visto morir a gente de las formas más inimaginablemente horribles y otras cosas aun peores, te vuelves demasiado duro como para preocuparte por el simple sentimiento de tristeza de un mortal.

-- Quizá. -- Respondí seca y sin darle mucha importancia.

Él no dijo nada más, solo agachó la cabeza y se centró en hacer los deberes que mandaba la profe. Pero se le veía disgustado y apenado.

Como ya dije antes, eso a mi no me importaba mucho. Quiero decir, ¡no me importaba nada! ¡Lo que ese mocoso sintiera me traía sin cuidado!

Va, ¿a quien voy a engañar? En esos momentos me sentía arrepentida por mi comportamiento con él. Pero esque era él... tan... guapo y... simpático y...

Sacudí la cabeza para sacarme esos pensamientos.

¿Pero que demonios piensas Attia?

-- ¡O Dios mio! ¿¡Pero que te a pasado!?-- exclamó él

Lo miré sorprendida al percatarme de que mi pelo ya no tapaba mi mejilla. Debí de haber hecho algún gesto brusco con la cabeza inconscientemente que provocó que se me apartara de la cara.

-- Emm, no se a que te refieres.-- enmudecí.

¿Y ahora que le digo?

-- ¿Cómo que no sabes a que me refiero? ¡Tu mejilla está tan inchada y amoratada que parece que te uvieran dado un puñetazo!-- tras decir eso se calló de golpe como percatandose de que lo que había dicho tenía lógica. -- ¿Quien fue?-- Preguntó amenazante y aparentemente cabreado.

-- Ehh...-- piensa rápido piensa rápido.-- Me caí... por las escaleras. Sí eso, me caí por las escaleras. Por las escaleras de mi casa. Me caí por las escaleras de mi casa sí.

Mi nerviosismo era mas que palpable. Pero ¿porqué me ponía asi? ¡Yo nunca me ponía nerviosa por nada!

-- No te creo.-- Dijo mirándome serio.

Y ahí fue cuando exploté.

-- ¡Pues me importa una mierda si me crees o no, lo que me pase es problema mio! -- Estallé.

Él movió las manos para que bajara el tono de voz pero yo seguí gritando.

-- ¡Además eres un maldito pesado, siempre preguntandome si estoy bien, siempre llendo detrás mía! ¿¡Por qué no eres como los demás y me dejas en paz de una puñetera santa vez?!

Él abrió mucho los ojos sorprendido y entonces fue cuando me percaté de que toda la clase me estaba mirando sorprendida y aun más me sorprendí al darme cuenta de que yo estaba de pie con las manos apolladas en la mesa encarada hacia un Ulises muy asombrado y asustado. Estábamos tan cerca que si a él se le diese por arrimarse un poco para alante nuestros labios se tocarían.

Me separé de inmediato y me puse roja de la vergüenza por el escandalo que acababa de montar.

-- ¡Señorita Brooks baje ahora mismo a dirección!-- me ordenó la maestra.

Yo agaché la cabeza y soltando un bufido me fui dando zancadas al suelo y soltando improperios muy poco adecuados para una señorita, aunque claro, yo no era una señorita.

¡Todo por ese estúpido mocoso! ¡Si él había tenido algún atractivo para mi desde luego eso ya había desaparecido!

* * *

--¿Que?-- exclamé sin poder contenerme.

Pues el director llevaba un minuto completo observándome o más bien observándo mi mejilla inchada sin saber que decir.

Había pasado de ocultarla otra vez, porque total ¿para que si al final se acabarían dando cuenta?

Y en realidad ya había ido con moretones peores al instituto. Lo cual indicaba lo extraño que era que ese día uviera tratado de esconderla al principio. Por él. Por Ulises. No había querido que él la viera ¡Pero esque menuda idiota que fui por pensar así! ¡¿Que mierda me importaba a mi que él se diera cuenta?! ¡Ninguna! ¡No deveria importarme lo más mínimo semejante estúpidez!

-- Emm, ¿Hay algún problema en tu casa?-- Preguntó entonces.

Yo bufé exasperada.

-- Señor director por favor ¿puede firmar el maldito incentivo para irme al aula de castigo?-- dije lo más calmada que pude lo cual aun me costó un cacho.

El suspiró y me miró con ¿preocupación?

-- Me preocupas Attia. Cada vez que vienes a mi despacho te encuentro con un nuevo cardenal o moratón en tu cara, brazos, piernas... ¿Va todo bien por tu casa? ¿Estas bien con tu padre o con tu niñero?

-- Todo ba perfectamente señor director, y ahora por favor deme el incentivo y dejeme irme.

No había que ser muy listo para percatarse de que estaba insinuando que mi padre o Smaul me pegaban, lo cual era algo impensable.

El director volvió a suspirar y cojió el folio para firmar mi falta y luego me lo entregó. Antes de irme aun me dedicó unas últimas palabras.

-- Attia... si tienes cualquier problema, cualquier cosa, no dudes en decirlo ¿vale?

Yo asentí y entonces sí, al fin salí del despacho para dirijirme al aula de castigo.

Este cap fue más bien corto, pero procuraré que el próximo sea más largo.

Y por cierto quería recomendar una historia muy chula titulada "Enfrentados" de @ParabataiGirls
No es de fantasia ni muerte, pero aún así está muy chula y original. :)

Y bueno espero que os gustara el cap y votad y comentad que os pareció ;)

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