Era una noche muy oscura, los lobos aullaban y la luna no alcanzaba a iluminar mi la mas grande de las piedras en la montaña.
En medio de ese oscuro lugar se encontraba una pequeña chispa de luz, era recién nacida, hija del sol, él hermano de la luna, era la ultima de su especie, la ultima de las hijas de la luz.
Esa era una noche de triste para la luz. Y una vil sonrisa se reflejaba en el rostro de la sombra. Ella lloraba igual que su tía la luna por la perdida de su padre.
-¿aun sigues viva?-pregunto la sombra mientras tenia sus ojos sin alma puestos sobre la pequeña luz que sollozaba como una viuda en un entierro.
-Si te postras y suplicas ante mi te dejare con vida igual que a tu tía-dijo de la nada la sombra.
Entonces la diminuta chispa levanto la vista mientras que con sus diminutos rayitos iluminaba a algo enorme negro como el petroleó con una sonrisa blanca como la nieve, con heridas enormes que resaltaban por el rojo sangre. Y con todas las fuerzas emitidas por su pequeña voz contesto un:-¡¡¡¡¡NOOOO!!!!!!-que ocupo el vacío dejado por el silencio.