Capítulo 4: El Bueno, El Malo, y El Cuervo
Sí, querido lector. Generalmente podría hablar sobre la carretera, sobre aquellos valles y paisajes que no paran de sorprenderte a ti y a mi. Hablar de todos esos lugares y todas las atmósferas que la propia humanidad ha creado, mezclándose con el reclamo de la naturaleza que se hace presente con solo desviarse un centímetro de la ruta, aquel pavimento reflejado en el calor del sol.
Pero no, tendrán que disculparme esta vez, pues lo que les contaré a continuación será un poco diferente, empezando desde ya. Una historia que les parecerá familiar, pero interesante. Y, dejando a la carretera de lado por un minuto, puedo comentar que todo comenzaba en aquella silenciosa habitación cerrada y fresca, en la que de pronto podían oírse dulces acordes y ritmos que alegraban los oídos de nuestros tres fantásticos engrasadores.
https://youtu.be/cF3OWCYLLVQ
(Soundtrack de la escena)
Los dedos de Bibi se movían de un lado hacia otro, cambiando de notas en la hermosa y brillante guitarra eléctrica blanca que sostenía entre sus brazos. Cerrando los ojos con serenidad, podía sentir la música viajar por sus venas.
Crow seguía la melodía con los acordes que realizaba en el teclado negro que reposaba en frente suyo. A pesar de que este estaba programado para que sonara similar a un bajo, el cuervo se notaba un tanto inexperto al ser este un instrumento nuevo para él, pero sin embargo, parecía estar confiado en sí mismo después de todo.
Y detrás de ambos, marcando el tempo y el ritmo de la canción; Bull en la batería, que golpeaba con fuerza los tambores y hacía resonar los platillos con emoción y algo de agresividad. Su sonrisa lo decía todo, lo estaba disfrutando.
Mientras la chica comenzaba a cantar (aún siendo una cantante un tanto mediocre), la canción seguía sin problemas. Los tres miembros de la banda se miraban seriamente, como si se comunicaran entre los sonidos de la música. Era una escena relajante, tranquila, y hasta placentera para todos.
Llegó un solo de guitarra que Bibi logró tocar bastante bien, mientras masticaba su goma de mascar y la soplaba para realizar un globo de chicle entre sus labios. Con su mirada seria y concentrada en nada más que la música.
Los parlantes parecían llorar de la emoción, dejando que los sonidos se amplificaran en toda la sala completamente blanca. Parecía el paraíso, el propio reino de los cielos entre tres demonios oscuros que pisaban la tierra.
(Créditos a @CeraCitrus en Twitter.
PD: Dato curioso, este dibujo fue una petición que le hice hace casi dos años!!)
Una vez la canción llegaba al final, Bibi miró emocionada a sus compañeros, y acercándose al micrófono mientras tocaba, afirmó.
Bibi: Buenas noches y muchas gracias. Nosotros somos "Los Sultanes del Swing". -Sonrió, para luego comenzar a marcarse un solo que solamente podría haber imaginado en sus más profundos sueños. Fue tan, pero tan perfecto, que no parecía real ni ante sus oídos-.
Sus dos compañeros la miraban vivir la música, y una vez el solo terminó, Bibi abrió los ojos y sonrió, terminando la canción casi al instante.
Bibi: ¡Wow! ¡Eso fue increíble! ¿Lo oyeron? -Dijo más emocionada que nunca. Los dos engrasadores la miraban seriamente. Al no ver una reacción en ellos dos, volteó a ver a su impresionante público que había estado apoyando a la banda todo el tiempo- ¿Tú que opinas? ¿Fue asombroso, no es cierto?
El único individuo que la miraba con una sonrisa era su mejor amigo, Mr. Bat, que se apoyaba en una pared y le sonreía más allá de su cara pintada. De alguna forma, se cayó al piso al ser observado por la chica.
Bibi: ¿Qué les pasa? ¿Por qué no se emocionan? -Preguntó entristecida, volteándose de nuevo hacia su grupo-.
Crow: Bibi, eso...
Bull: Fue un desastre.
Crow: No quería decirlo. -Murmuró algo molesto hacia Bull, aunque en el fondo le agradecía por haber dicho aquellas palabras que no se atrevía a pronunciar-.
Bibi: ... ¡¿Qué?! ¡Pero si fue mi mejor ensayo hasta ahora! -Se quejó enfadada-.
Bull: Por favor, ¿no te oíste? Literalmente tocaste cualquier nota de forma aleatoria. -Se rió, su sonrisa causaba más enfado en la niña-.
Bibi: ¡Claro que no! ¡Estaba genial! -Miró desesperada a Crow, buscando alguna migaja de positivismo en él- Tú lo oíste, plumitas. No puedes negar que fue genial.
Crow: Bueno... -Se quedó callado un segundo, buscando la forma de ser lo menos hiriente- Escucha, Bibi. Hasta ahora solo te sabes la escala pentatónica, y eso no es malo, pero...
Bibi: ¿La pentatónica? ¡¿Qué tiene de malo la pentatónica?! -Lo interrumpió furiosa, callando al cuervo- Tú no sabes nada de guitarras.
Crow: Eh... Me considero un buen guitarrista.
Bibi: ¡¿Y por qué estás tocando el teclado?!
Crow: ¿Acaso está mal querer aprender algo nuevo? -Le preguntó, también enfadándose un poco-.
Bibi: Entonces no me juzgues por solo saber la pentatónica, no es como si tú supieras demasiado tampoco. -Se cruzó de brazos, dejando que la guitarra se cuelgue en su hombro-.
Crow: Pero me sé la escala mayor y menor.
Bibi: ¡Esas son inútiles!
Crow: ¡Claro que no! ¿Crees que tú eres la indicada para hablar de inutilidad?
Bull: ¡Hey, hey! ¡Dejen de discutir! -Exclamó de pronto, llamando la atención de ambos- Todos sabemos quien es el más importante en la banda. -Movió sus manos haciendo una reverencia, para luego mover sus dedos y señalar a nadie más que él, quien sonreía de forma orgullosa-.
Crow: Bueno, de hecho es cierto.
Bull: Gracias, plumitas.
Bibi: ¿Bromeas? Es solo el baterista. Podrían reemplazarte por una computadora o una caja de ritmos. -Aquellas palabras lograron que las pestañas de Bull se enfadaran aún más que él-.
Bull: Niña, que seas una inútil tocando la guitarra no te da derecho a reemplazarme por una caja de ritmos. -Le dijo enfadado. Podría haber esperado a que la chica saltara con un insulto mayor, pero lo cierto es que se congeló. Bibi se quedó callada, pensando con una sonrisa inexistente y nada más que un asombro melancólico entre sus ojos llorosos-.
Bibi: ¿Una... inútil? -Murmuró entre el silencio del salón. El enfado de Bull desapareció por un momento al escuchar la voz quebrada de la muchacha. Rápidamente se dio cuenta que sus palabras le habían hecho sentir mal, y unos segundos después, el toro miró al cuervo en busca de ayuda, pues para él era difícil expresarse, sobre todo disculparse-.
Pero antes de que ninguno de los dos siquiera pudiera decir algo, la puerta de la sala se abrió. Se trataba de un joven bien peinado, que los miraba con algo de cansancio.
Disculpen, señores... señorita. -Miró a Bibi, incluyéndola también- El negocio cierra a las doce del mediodía y son... las doce y media. -Dijo algo amenazado, sobre todo por Bull, quien se levantó de la batería y se acercó al chico-.
Bull: Habíamos arreglado que nos dejarías cinco minutos más.
Sí, bueno... Ya pasó media hora desde entonces. -Contestó con risas nerviosas-.
Bull: Pff, sí, como sea. -Volteó para observar a su pandilla- Vámonos, sultanes. Es hora de ir a casa. -Los dos engrasadores dejaron los instrumentos y se dirigieron hacia la salida, algo disgustados. El más disgustado era Bull, que mirando al empleado del lugar, le dijo- Muy lindo su negocio, señor. -Acto seguido, escupió hacia el suelo del establecimiento de alquiler de instrumentos musicales, y se fue por la salida principal, dejando al empleado con cierta confusión-.
Supongo que habrá ido a buscar el dinero para pagar las cinco horas que pasaron aquí. -El empleado se dijo a sí mismo para tratar de calmarse. Una vez escuchó el motor del auto prenderse allá afuera, y las gomas de la rueda pisar el pavimento, se dio cuenta de que todo había sido en vano- Changos. -Exclamó enfadado, saliendo del establecimiento y viendo como la pandilla se alejaba cada vez más en su vehículo- ¡Vuelvan aquí, rufianes!
Bull: JAJA, sí, ¡eso le enseñará a NO METERSE CON EL TORO! -Sonrió orgulloso. Bibi, que estaba sentada a su lado, solo pudo rodar los ojos, algo decepcionada por el comportamiento de su compañero. Mientras, el cuervo, que estaba en el asiento de atrás, sonreía levemente mientras sacaba el dedo del medio apuntándolo hacia atrás, como si solo quisiera que el empleado lo viera-.
Así fue como, en cuestión de segundos, las estrellas estaban de vuelta en su hábitat natural; la carretera. Aquel infierno de cemento, con el sol cacheteando al pavimento y calentando el ambiente desértico como si fuera el hogar del propio demonio.
Con el sonido penetrante del motor, y el dulce aroma de la gasolina que quemaba el vehículo, Bull se reía por su más reciente aventura. Todos conocemos a la pandilla, y todos sabemos cómo son. Robar, estafar, escapar en su auto cincuentero... Era cosa de todos los días para los tres vándalos de asfalto. Y lo cierto era que, al menos para el toro, era algo bastante divertido. No podía cansarse con facilidad.
A pesar de la cara larga que ahora Bibi dejaba relucir sin problema, el toro no podía evitar reír, con solo recordar aquel grito que el empleado pegó cuando se escaparon, su sonrisa se apoderaba de todo su rostro. Le encantaba demostrar su superioridad ante los demás.
Por las risas contagiosas del líder de la banda, Crow terminó riéndose también.
Bull: ¡JAJAJA! ¡Qué tipo más ridículo! -Exclamaba-.
Crow: Me recordó al muchacho del Lago Calavera. -Comentó entre unas pocas risas. Las de Bull se intensificaron unos segundos después-.
Bull: ¡¡JAJAJAJAJA!! ¡¡ESE TIPO!! -Le dio un gran golpe al volante, desquitándose por la gracia que sentía. En la filosofía de Bull, había gente que quizás no se merecía un mal trato, pero habían otros que sí. El empleado del Lago Calavera era uno de ellos, por ejemplo- PATÉTICO, JAJA.
Bibi: ¿Han pensado alguna vez en que todo lo que hacemos en verdad es malo y que en realidad deberíamos comportarnos de una mejor manera con los demás? O aún peor, ¿jamás pensaron en el posible karma que la vida nos podría pasar por arruinar el día o incluso la vida de tanta gente inocente? -Preguntó de pronto, entrando en la conversación con esa seriedad melancólica que reinaba su cuerpo en aquel momento-.
Las risas de ambos hombres desaparecieron en un santiamén, dejando de regalo un silencio mayor al propio silencio mismo. Fue una sensación de vacío infinito, con nada más que la seriedad de todos en el vehículo y los pensamientos de cada uno de ellos.
De repente, como si fuera un autómata, Bull sacó un chicle de la guantera. Con su mano, lo apretó con fuerza, para luego lanzárselo a Bibi directo a la cara, golpeando levemente su mejilla.
Bibi: ... ¿Y esto? -Preguntó confundida al atajarlo con sus manos-.
Bull: Cómelo. A ver si dejas de decir tantas tonterías. -Automáticamente, los dos volvieron a reírse justo como antes, Bull a carcajadas, acompañado de las risas de fondo que Crow trataba de esconder-.
Bibi solo apartó la mirada, más enfadada y molesta que antes, guardando el chicle en uno de sus bolsillos y observando el paisaje de la carretera, tratando de ignorar las risas.
Bull: JAJA, era una broma. No te enfades, niña. -Dijo ya un poco más calmado al darse cuenta de la creciente furia de la menor. Pero al apoyar su mano sobre el hombro de ella, esta la apartó en cuestión de segundos-.
Bibi: No me toques. -Se quejó casi al instante, dejando perplejo tanto al toro como al cuervo también-.
Bull: Uy... alguien está de malas.
Crow: No la juzgo, yo también lo estaría. -Bibi pudo sentir cierto apoyo en la voz de su compañero. Como si por fin alguien la entendiera- Digo, ¿Cómo no vivir enfadado si solo me sé la escala pentatónica? -...Olvídenlo-.
Bull golpeó el volante con aún más fuerza, liberando una fuerte carcajada que hizo reír también a Crow. La chica rodó los ojos una vez más, y apoyó su cabeza sobre su mano, la cual estaba en una perfecta posición cuando apoyaba su codo sobre la ventanilla de la puerta.
Decidió seguir ignorando a sus amigos. Sabía que no se burlaban de ella para hacerla sentir mal, solo eran bromas, pero comenzaba a sentirse peor que nunca ahora que las bromas se convertían en pensamientos de inseguridad, y esa inseguridad comenzaba a trastornarle la cabeza lentamente.
Bull: Ay... que risa. -Dijo en voz baja, respirando ya un poco más calmado-.
A lo lejos, el toro pudo ver algo que le llamó la atención. Algo que podría ser familiar para muchos de ustedes, quizás incluso nostálgico, pero para él, era un lugar completamente nuevo.
En el medio del desierto, casi como un llamado de ayuda, logró observar un humilde bar que, en su cartel, dictaba un simple pero llamativo nombre... "BARLEY'S".
Bull: Hmm, un bar. ¿Saben? De tanta risa ya me dio sed. -Se volteó hacia Crow- ¿Qué dices, plumitas? ¿Te invitas un trago?
Crow: No traigo dinero. -Dijo serio, para unos segundos después reír confiado- Pero siempre existe el plan B. -Agregó, guiñando el ojo y mostrando una de sus dagas que tanto amenazaban-.
Bull: Así se habla, Crow. -Acto seguido, volteó a ver a su pequeña, la cual ahora llevaba puestos unos auriculares que se conectaban a un antiguo reproductor de música. A pesar de eso, seguía con su ceño fruncido y su ira acumulada en su pecho- ¿Tú que opinas, Bibi? ¿Te unes?
Bibi lo ignoró completamente. Unos segundos pasaron.
La chica solo se dejaba fluir con la música, que los acordes limpiaran esa ansiosa cabeza llena de pensamientos malos que ahora tenía. Llegó un punto en el que tuvo que desconectarse y volver a la realidad, pues los gritos de Bull de pronto le llamaron la atención.
¡BIBI!
Bibi: ¿Eh? ¿Qué? -Preguntó, quitándose uno de los auriculares para escuchar al mayor-.
Bull: ¿Vienes al bar o te quedas en el auto? -Preguntó serio. Ella, con la misma mirada molesta, contestó-.
Bibi: Lo que sea. Solo dejen de molestarme. -Casi al instante se colocó el auricular de vuelta a la oreja, cancelando cualquier otro ruido que no sea música. Bull miró a Crow con una mirada extrañada. Sí, habían estado molestándola, pero su enfado nunca llegaba a tanto. ¿Quizás esta vez se habían pasado un poco?-.
El ave se encogió de hombros, mientras el hombre engrasador se acomodó en su asiento, para así acelerar el auto, y dirigirse sin más hacia aquel bar en el horizonte.
https://youtu.be/WnJFQEHsSrU
(Soundtrack de la escena)
Y después de unos segundos, finalmente llegaron. El silencio del desierto se vio invadido de pronto por aquel huracán de rock n' roll y neumáticos maniáticos que rodaban con agresividad en la tierra desértica, muy cerca de todos los cactus inamovibles.
El vehículo derrapó como si se tratara de una película de carreras, dejando un humo notable cerca del bar. Cuando el humo desapareció, el auto y los rostros de los tres engrasadores logró verse con claridad. Bull sonreía, Bibi mantenía su ceño fruncido, y Crow simplemente miraba a su líder, también bastante más alegre de lo normal, aunque en el fondo se sentía algo preocupado por la chica, pero no lo demostraba en su mirada.
Una vez el carro se estacionó, la pandilla salió de este. Bull fue el primero en poner pie sobre la tierra, mirando a su alrededor como si se tratara de un planeta totalmente nuevo. El bar no estaba muy lejos de la carretera, pero era bastante cierto que había que alejarse un par de metros de esta. Era extraño encontrar un lugar como este. Una construcción en medio de la nada, con nada más que viento y el sonido de los autos pasando en la carretera lejana.
Bull: Camaradas... -Ambos lo miraron mientras él les daba la espalda- Aquí no hay nadie. -Como si se tratara de una escena de una película western, una de esas plantas rodadoras pasó rápidamente por el desierto, dando una sensación de desolación aún más grande-.
Crow: Qué extraño... Por lo general, los bares en la carretera siempre están llenos de motoqueros y pandilleros como nosotros.
Bull: A eso me refiero. Se siente como si nadie hubiera pisado este lugar en años. -Volteó a mirar al cuervo. La única que estaba distraída del tema era la asiática- Creo que no hay mejor forma de averiguar las cosas que viéndolas tú mismo, ¿no es así?
Crow: Echemos un vistazo, entonces.
Los dos muchachos se pararon frente a la puerta de madera del bar. Observaron con lujo de detalle aquel cartel colorido y luminoso con el nombre del lugar. Se sentían como si nunca nadie hubiera estado en aquel sitio, pero ese sentimiento solo lograba llamarles la atención todavía más, para así despertar esa sed de misterio que llevaban dentro.
Con Bibi detrás, ambos engrasadores empujaron la puerta para abrirla, dando su primer paso en lo que podría ser el bar más extraño y desolado de todo Brawltopia. Apenas entraron, una creciente y alegre melodía perforó sus oídos.
https://youtu.be/ldVqDvifiS0
(Soundtrack de la escena)
Se trataba de una pieza musical muy antigua y perfecta para el ambiente. Sonaba como música de bar del oeste, de aquellos antiguos establecimientos que hace años y años parecían estar de moda, quién sabe.
La pandilla echó un breve vistazo a su alrededor. No había nada del otro mundo. Una especie de escritorio, mesas, sillas, algún que otro cuadro, un piano bastante grande y viejo, además de tener cerca una repisa con distintas variedades de botellas de diferentes licores y bebidas. El lugar se veía bastante diverso y bien cuidado, pero no había nadie allí dentro, ni siquiera un barman que resguardara el lugar... nadie. Solo aquella melodía que resonaba en los parlantes de una vieja radio en la mesada del bartender.
Crow: Bastante acogedor. -Acotó-.
La japonesa decidió seguir ignorando a sus compañeros, y mientras ellos dos se acercaban a la barra donde ser atendidos, ella simplemente se sentó en una de las sillas del local, distrayéndose con su propia música. De un momento al otro, parecía desconectarse del mundo totalmente.
Bull: Ejem... -Carrasqueó la garganta al sentarse en la barra, al lado de su amigo el cuervo. Nadie parecía escucharlos, o quizás simplemente no había nadie que trabajara en el bar. Si lo pensabas una y otra vez, podrías llegar a creer que el lugar estaba congelado en el tiempo, pues incluso hasta los sonidos de afuera parecían desaparecer cuando uno estaba dentro de aquel sitio-.
El cuervo, ni corto ni perezoso, se percató de un pequeño detalle que le llamó la atención. En la barra, un frasco con billetes y monedas reposaba sin el resguardo de nadie. "Está regalado" pensó, para luego mirar a su líder, comunicándole su idea solo con una sonrisa y buscando su aceptación en esta.
Bull: Con moño y todo. -Susurró devolviéndole la sonrisa. Crow no lo pensó un segundo más, y a pesar de que la chica los miraba más decepcionada y harta que antes, el ave lentamente movió la mano derecha hacia el frasco, como un animal salvaje a punto de atrapar a su presa-.
Sacando la lengua y prestando mucha atención, Crow movió sus dedos hacia dentro del frasco. Entre dos de sus dedos, tomó con cuidado uno de los billetes, intentando no hacer ningún ruido en su robo sigiloso. Pero unos segundos pasaron, y así como las ladronas manos del cuervo eran silenciosas, también lo fue aquel individuo que apareció en frente de ambos, tomándolos por sorpresa y casi tirándolos de la silla del enorme susto que se pegaron.
¡Uy, buenos días! -Exclamó el recién llegado, que parecía haber salido de pronto de quién sabe dónde. Todo fue tan rápido que no pudieron analizarlo bien- ¡Mis más sinceras disculpas, agradables caballeros! No llegué a oírlos.
La mano de Crow se escondió en su bolsillo rápidamente, abortando el robo por el momento. El toro, que trató de ser lo más gentil posible, sonrió de una forma un tanto sospechosa y le habló al contrario.
Bull: Eh... Jeje, no se preocupe. No somos muy ruidosos tampoco, ¡jaja! -El contrario le devolvió la risa, aunque, al parecer, este ni siquiera tenía una boca-.
Lo cierto es que era un ente extraño. Para empezar, su piel era dura y grisácea, justo como el metal. Sin mencionar que poseía una pantalla circular y amarillenta en su cara, como si fuera un solo ojo con el que lograba expresarse, y a pesar de estar vestido justo como un barman, no podía esconder esa bizarra sensación de parecerse a un robot.
(Créditos a ??? // Si saben quién es el autor de esta imagen, déjenmelo en los comentarios!! Gracias! <3)
¿No son de por aquí, verdad? -Preguntó curioso el barman-.
Bull: No. Nosotros somos de... todos lados. -Contestó, mientras el cuervo aprovechaba la distracción del barman para mover su mano hacia el frasco. Pero algo que honestamente no se esperaba era el fuerte golpe que su compañero le dio en la nuca, dejándolo quieto en ese mismo instante- Lo siento, plumitas. Tenías una mosca. -Agregó rápidamente mirándolo, con esa misma mirada amenazante con la que solo podía comunicarle un "Quédate quieto". Crow captó la indirecta, y apartó la mirada, acomodándose en su asiento-.
¿De todos lados, eh? -Sonrió- Pues bienvenidos sean a mi bar. Espero sea de su agrado.
Bull: ¿Entonces tú eres el llamado "Barley"? -El barman lo miró curioso- Digo, por el cartel de afuera.
¡Ah, sí! Mi nombre es Barley. Es un gusto, señor. -Respondió alegre el contrario, estrechando la mano del toro- ¿En qué puedo servirles el día de hoy, muchachos?
Bull: Uhm... veamos... Hay muchas bebidas.
Crow: ¿Qué es eso? -Preguntó de repente, observando con curiosidad una de las imágenes detrás de Barley, el cual volteó rápidamente. El cuervo aprovechó para manotear un par de billetes del frasco, y luego los escondió en su bolsillo, sonriendo levemente-.
Barley: Oh, ¿esta bebida? Es una de las exclusivas de la casa, señor. -Contestó, apartando su mirada hacia los ojos del ave oscura- Yo mismo la preparé, la llamo... "El Elixir".
Crow: "El elixir"... Tráigame dos vasos, por favor. Uno para cada uno.
Barley: ¡Enseguida! -Exclamó sonriente, yendo a buscar los elementos para preparar la bebida de su cliente. Bull miró al cuervo con una expresión de rabia-.
Bull: ¿Con qué dinero vas a pagar las bebidas? No creas que yo tengo mucho.
Crow: Vengo preparado. -Sonrió, mostrándole los mismos billetes que acababa de robarse- Mi salario.
Bull: Eres un ser diabólico, Crow.
Crow: Gracias. -Contestó acomodándose en su asiento, para luego mirar de reojo a Bibi- ¿Tú quieres algo? -Le preguntó, aunque la chica ni se inmutó, estaba demasiado distraída en su mundo como para prestarle atención a él- Tú te lo pierdes. -Se dijo a sí mismo, y junto a Bull, esperaron a que Barley les trajera sus pedidos-.
Las cosas pasaron muy rápido, pero lo cierto es que tampoco sucedió nada muy relevante, ni siquiera para los propios engrasadores. Barley trajo aquella extraña bebida púrpura, Bull y Crow la probaron, y estuvo bastante buena, en realidad.
Pasaron el rato hablando entre ellos mientras Barley observaba, aunque de vez en cuando se metía en la conversación para acotar alguna que otra cosa.
A pesar de las risas de los dos muchachos, Bibi ni parecía inmutarse, seguía enterrada y perdida en su propio mundo en el que distraerse de sus propios sentimientos era un regalo.
Una vez los minutos pasaron, y el trago le llegó a la cabeza al cuervo (o eso parecía), las cosas se pusieron un tanto... raras.
Crow: Es por eso que, a la larga, Los Rolling Stones son mil veces mejores que Los Beatles. -Decía entre risas, con una voz algo mareada mientras apoyaba su cabeza sobre la barra-.
Bull: Meh, los dos se inspiraron en Elvis. -Contestó orgulloso por su ídolo-.
Crow: Hey, no hablemos de música de verdad, la fanática de los asiáticos podría escucharnos. -Agregó en broma, volteando a ver a Bibi. Si bien respetaban sus gustos musicales, a veces les divertía molestarla con estos-.
Bull: JAJA. -Pegó una carcajada- Descuida, no va a escucharnos. Ha estado ignorándonos todo el día.
Crow: Sí... E-Estoy casi seguro de que ahora nos odia o a-algo así, jaja. -Bull también se rió, aunque no de una forma muy satisfactoria-.
En el fondo, el toro se sentía algo mal por el tema. Aún peor que antes, incluso. Sí, Bibi podía ser muy enojona y gruñona, se lograba enfadar muy fácilmente, pero también era su pequeña y querida niña, y nunca había llegado a ignorarlos por tanto tiempo. Tampoco era muy fácil ignorarlos con lo ruidosos que eran. Tal vez esta vez sí se estaban pasando, pero teniendo un orgullo tan grande como el del toro, era difícil arreglar las cosas.
De tanta risa extraña, Crow dio un movimiento brusco, meneando la banqueta en la que se sentaba como si fuera un toro mecánico. Casi se cae, pero Bull lo sostuvo justo a tiempo antes de que su amigo tocara el piso.
Bull: ¡Wow! ¿Estás bien?
Crow: Sí, sí... -Contestó, perdiendo su mirada en el suelo del establecimiento. Algo preocupado y enfadado al mismo tiempo, el toro volteó a ver a Barley-.
Bull: ¡¿Qué tiene esta bebida?!
Barley: Uhm... ¿Elixir? -Lo cierto es que no tenía nada malo, solo distintas especias y licores mezclados en una sola bebida. Crow se comportaba extraño y no sabían por qué-.
Crow: No te preocupes por eso, Bull. Estoy sobrio... hasta donde sé. -Subió su mirada y echó un vistazo a su alrededor- Si no lo estuviera, mis ojos no verían nada más que rostros borrosos y objetos distorsionados.
Bull: ¿E-Entonces qué tienes? -Preguntó preocupado-.
Crow: ... No lo sé. -Suspiró, como si de pronto comenzara a sentir que su cuerpo pesaba más de lo normal- Se sintió como un golpe en el pecho... ¡No! ¡Fue distinto! Fue más como... como una emoción. Como un sentimiento. -Miró fijo a su compañero-.
Bull: ... Wow, amigo. -Miró a Barley- ¿Está seguro de que esa bebida no tenía alguna droga o algo?
Barley: Se lo puedo jurar, señor.
De pronto, como una estrella cayendo del cielo, algo inesperado ocurrió. La puerta principal del bar se abrió, sonando y resonando entre las apretadas paredes de madera del establecimiento. La primera en mirar fue Bibi, que subió la mirada, desconcentrándose finalmente de su entretenimiento musical.
Bull y Crow fueron después, que voltearon la cabeza hacia atrás para mirar directo a la puerta. El último fue Barley, que con cierta emoción por un nuevo cliente y también algo de intriga por la misteriosa silueta, observó atentamente.
Una vez la luz solar exterior dejó de entorpecer la vista de las personas en el bar, la silueta dejó alumbrarse por la luz interior, pasando a ser una persona real... o eso creían.
(Créditos a u/Jellyder & Ivy6323 por el asombroso diseño de personaje!!! <3)
Un individuo de lo más extraño, tapado nada más por lo que parecía ser un largo poncho y un gran sombrero. Solo podían verse sus sinceros y penetrantes ojos amarillentos, que comunicaban un aliento de misterio y terror con solo apuntar con sus pupilas. En sus pies, llevaba unas llamativas botas de vaquero, que, a la larga, lograban que sus manos robóticas se vieran de una forma menos extraña y consiguieran pasar desapercibidas, al menos por un momento.
Barley: ¡Oh! ¡Otro cliente! -Exclamó el entusiasmado barman, que sonrió a los engrasadores unos segundos antes de que el misterioso forastero se sentara en la barra, unos pocos asientos más lejano a Bull y Crow- ¡Sea bienvenido, amable caballero! ¿En qué puedo servirle? -Preguntó con caballerosidad, mientras el desconocido lo miraba fijamente, en silencio-.
Unos pocos segundos pasaron, pero se hicieron eternos entre el silencio del inocente individuo. Cuando sus dedos metálicos chocaron contra la mesa para producir un leve sonido en la madera, su otra mano subió el dedo índice, y pronunció despacio.
Un vaso de agua, por favor. -Dijo tranquilamente, con un acento algo extraño pero interesante. No parecía ser de aquí-.
Bull: ¡¡JAJAJAJA!! -Carcajeó fuertemente el toro, golpeando la mesa junto a las risas de su compañero- ¡¡UN VASO DE AGUA DICE, JAJAJA!!
El desconocido volteó su mirada lentamente hacia la derecha, donde se encontraba el par de imbéciles que parecían reírse de él y su desesperada petición de sed. No era fácil caminar kilómetros y kilómetros de desierto sin beber una mísera gota de agua, pero estos repentinos individuos parecían no estar familiarizados con el sufrimiento. Al menos, no a simple vista.
Crow: Estás en un bar, camarada. Pide un trago o lárgate de aquí. -Agregó entre risas, recibiendo nada más que una mirada seria por parte del contrario misterioso. A este punto, ya se le estaba pasando el estado de "ebriedad" en el que estaba. O quizás ese "sentimiento" del que hablaba se había vuelto tan fuerte, que ya lo sentía como parte de él-.
Barley: Bueno, de hecho... No hay problema con su petición, señor. Permítame dirigirme hacia la cocina para traerle su agua. -El desconocido lo miró, asintió con gratitud, y perdió su mirada entre todo lo que no sean los rostros de aquellos inútiles que no paraban de mirarlo. Lo que él no sabía era que ellos no eran los únicos que lo observaban-.
Bibi quedó impresionada por la inesperada vibra que el forastero trajo a la habitación. Su estilo era interesante, misterioso, lograba que se interesara por él. A pesar de todo, le gustaba convivir con gente calmada, tranquila, relajada... Y por desgracia no podía cumplir con sus deseos al tener que convivir con las dos personas más ruidosas y molestas que conocía.
Como ya lo había dicho antes, Barley se dirigió tranquilamente hacia la cocina, dejando a nada más que la música para cubrir y llenar ese silencio que podía quedar en el vacío espacio misterioso que el individuo emanaba.
Como un bólido, Crow atacó a la yugular con un comentario que todos esperaban.
Crow: ¿No eres de por aquí, verdad? -Dijo confiado, mirando al desconocido mientras apoyaba su codo sobre la barra-.
Puedo decir lo mismo de ustedes, ¿verdad? -Contestó inexpresivo, dejando sin palabras al cuervo. Crow miró a Bull como diciendo "¿Cómo sabe eso?" Pero antes de que siquiera pudieran preguntar algo, él agregó- Soy un forastero. Y todos los que no conocemos nuestra identidad por completo lo somos. Pero si alguien tuviera que dirigirse hacia mí de alguna forma para así poder comunicarnos, podría simplemente llamarme "Halley".
Halley.
Era un nombre profundamente interesante, sobre todo para Crow, que lentamente comenzaba a interesarse aún más por el misterioso forastero.
Bull: ¿Halley? ¿Cómo Bill Haley, el músico? -Unos segundos pasaron mientras lo pensaba, y luego se contestó a sí mismo- Oh, no, espera... Su apellido solo lleva una "L", no dos.
Crow: ¿Por qué siempre que conocemos a alguien nuevo buscas relacionar su nombre con algo o alguien? -Preguntó sarcásticamente, recordando la vez que conocieron a aquel extraño pero inocente monstruo del lago-.
Bull: Es divertido. -Respondió riéndose con esa risa de idiota que podía tener a veces-.
Crow: Como sea. Halley, mi nombre es Crow. Él se llama Bull, y la gruñona de allá atrás es Bibi. -Al pronunciar su nombre, la chica se sonrojó en un instante, tapando su rostro con su chaqueta, como si esta pudiera tapar su cara por completo... o como si Halley siquiera la estuviera observando-.
Halley: "¿Crow?". Qué originalidad. -Agregó sarcástico. El cuervo se sintió algo ofendido- Eres un cuervo, interesante.
Crow: Sí... ¿Qué eres... tú, exactamente? -Lo miraba de arriba a abajo, buscando analizarlo de alguna manera-.
Halley: Ya lo dije antes. Soy un forastero. Siendo honesto, nunca tendré en claro lo que soy en verdad. Dudo que tú sí. -Contestó, para luego apartar la mirada y callar una vez más-.
Crow se sintió aún peor después de aquellas palabras. En su pecho, no podía dejar de sentir eso... como una especie de rechazo, como si él lo viera como a un ignorante. Además, no soportaba un segundo más frente a aquel dolor en su cuerpo, esa agonía que dolía cada vez que Halley se movía un centímetro cerca suyo. Como si ambos estuvieran conectados de alguna u otra forma.
Barley finalmente regresó con un gran vaso de agua. Lo apoyó en la mesa y se lo entregó a Halley, el cual lo bebió rápidamente como si estuviera sediento desde hace días. Los engrasadores simplemente lo miraron, todos con cierta confusión en su mirada. A excepción del cuervo, que lentamente comenzaba a mirarlo con unas pupilas furiosas.
Halley acabó de beber el vaso, y pidió uno más amablemente. Barley se dirigió nuevamente a la cocina, no sin antes voltear a los miembros de la pandilla y preguntarles.
Barley: ¿Van a necesitar algo más, muchachos?
Bull: Uhm... B-Bueno...
Crow: No, gracias. Ya nos vamos. -Dijo serio, como con cierta bronca detrás de sus palabras, como si algo en el ambiente no parara de fastidiarlo. Se levantó rápidamente del asiento, sorprendiendo a todos en el lugar, y agregó- Aquí está su paga. Muchas gracias. -Sacó unos billetes que había guardado en el bolsillo de su chaqueta, y con delicadeza, se los entregó al barman-.
Todo podría haber terminado ahí, haber quedado en una simple anécdota extraña y ya, pero no... algo más se entrometió frente a los dedos del cuervo. La gota que rebalsó el vaso, nunca mejor dicho.
En un abrir y cerrar de ojos, Crow sintió como el dinero se escapaba de sus manos cuando, de pronto, los billetes desaparecían de su vista.
Crow: ¿Pero qué-...? -Miró rápidamente a los costados, confundido, y una vez se percató de lo que había ocurrido, quedó más que sorprendido-.
Halley era ahora quien sostenía aquellos billetes, enfriándolos lentamente con sus dedos metálicos. El ave lo miró frunciendo el ceño, y se decidió finalmente a plantarle cara.
Crow: ¡¿Qué crees que haces, imbécil?! -Exclamó, mirando directamente al escurridizo forastero, quien le devolvió la mirada, y con toda la calma del mundo junto a cierto sarcasmo, contestó-.
Halley: Qué deshonesto de tu parte, cuervo. ¿Cómo tienes el atrevimiento de pagar el trabajo de un hombre con el mismo dinero que acabas de robarle hace un momento? -Crow calló por completo, con la boca abierta por las palabras del extraño-.
Barley rápidamente miró a Crow.
Barley: ¿E-Es eso cierto, señor? -Preguntó preocupado. Crow no tardó en negar con la cabeza, pero el frasco de ahorros de Barley estaba vacío, y no había peor prueba que aquella- ... No puedo creerlo.
Bull: E-Eh... D-De todos modos podemos pagarle.
Barley: No. -Contestó frío- No quiero su sucio dinero. -Agregó, causando escalofríos en el cuerpo de los dos engrasadores por su repentina actitud-.
Crow: Entonces ya nos vamos...
Barley: ¡¡USTEDES ME ROBARON!! -Exclamó furioso, dando un golpe en la mesa y dejando toda la educación y la cortesía de lado-.
(Créditos a ZeroNaught)
El forastero intervino velozmente, tratando de calmar la furia de Barley, que mientras sostenía dos botellas en sus manos como si fueran armas, miraba a ambos ladrones con su único ojo, el cual ahora se pintaba de rojo cada vez que sentía un mínimo de ira.
Halley: Descuide, señor. Yo pagaré su diferencia. Tal vez así estas ratas aprendan algo de honestidad. -Fueron las palabras suficientes para que las pupilas del cuervo se enterraran en el objetivo impulsivo de hacer pagar a Halley, y no se refería a pagar con dinero. El forastero finalmente sacó un puñado de dólares de su poncho, y se los dejó en la barra al robot-.
Crow: A mi nadie me llama rata. -Dijo en voz baja, parándose frente a Halley, que ni se inmutaba por el enojo del cuervo- ¿Y sabes? No vine aquí para ser insultado.
Halley: ¿Entonces para qué vas a cualquier lugar? -Contestó con una risa-.
Crow: Imbécil... ¿Te crees muy gracioso? -De manera ágil, movió sus plumas hacia él, tomándolo del poncho y empujando su cuerpo hacia la barra, manteniéndolo inmóvil entre las plumas y la pared, como quien dice-.
Halley: Saca tus asquerosas plumas de encima, cuervo. -Susurró amenazante-.
Crow: Oblígame. -Contestó, también susurrando y aún más amenazante. De pronto saltó Bull a tratar de calmarlo-.
Bull: Crow, ya estuvo bien. Solo vámonos, ¿ok? -Crow lo miró de reojo-.
Crow: No. -Volvió a prestar su atención única y exclusivamente a Halley. Acto seguido, sacó una de sus dagas y la acercó lentamente al rostro de su enemigo- Le voy a quitar esa sonrisa entre sus miserables ojos.
Hubo un silencio algo aterrador, pero solo para los demás, pues el forastero no sentía ningún miedo que se demuestre. No sudaba, no temblaba, no se preocupaba ni parecía mostrar inquietud. Se veía sereno y calmado, y vaya que no era fácil en una situación en la que un cuervo con dagas quiere asesinarte, pero de alguna forma, Halley lograba permanecer tranquilo frente a todo pronóstico.
Barley: Sí, pero... que sea afuera, que después el que limpia es el mismo tonto de siempre. -Agregó, ya más calmado-.
Bull: ¿Se refiere a usted?
Barley: No, a mis manos. -Contestó serio-.
Crow soltó al contrario, el cual no le perdió la mirada ni por un segundo.
Crow: Te espero afuera. Si no vienes en cinco minutos, vendré a buscarte con la ayuda de mis compañeras. -Mostró sus dagas, amenazante. Fue lo último que dijo antes de marcharse del bar, desapareciendo más allá de la puerta que daba a un enorme desierto bañado por el fuerte sol y cientos de cactus a su alrededor. Crow creía que sabía lo que estaba haciendo, pero lo cierto es que no tenía idea de con quién se metía-.
Bull y Bibi salieron lentamente del bar, mientras Barley gritaba desde dentro "¡¡LARGUENSE DE AQUÍ!!" después de que Bull, insistente, haya querido llevarse el dinero que Crow había robado sin éxito.
El viento soplaba y resoplaba cada vez con más fuerza, lo cual los tomaba por sorpresa, pues parecía que el clima reaccionaba al ambiente eufóricamente salvaje que se presentaba frente a todos.
Crow se paraba en medio del desierto, con un instinto asesino y tóxico que se despertaban cuando sus furiosas pupilas recordaban la serena y presumida actitud que su enemigo lograba adaptar. Ninguno de sus dos amigos lo habían visto así, jamás. El cuervo no solía enojarse seguido, al menos no de esa manera tan fuerte. Con solo escuchar el sonido de su respiración agitada, que dejaba entrar y salir aire de la forma más agresiva posible, te dabas cuenta del nivel de ira que el ave controlaba y manejaba bajo sus oscuras plumas.
Bull: Oye, plumitas... No creo que esta sea la mejor idea. -Crow volteó a verlo, en silencio- Me gustan las peleas. Me gusta pelear, pero... tal vez no sea el momento. -En el fondo tenía miedo, miedo de que Halley pueda hacerle daño a su amigo. Parecía un ser distinto, misterioso, y eso lograba crear sospechas cuando de su fuerza se hablaba- No es por llamarte débil, nada de eso, lo que digo es que-...
Crow: Bull. -Calló a su compañero con solo decir su nombre. Hasta Bibi se había quitado sus audífonos para escuchar lo que el ave tenía que decir- No tengo miedo. No podría temerle a alguien tan débil como ese insecto.
Bull: P-Pero...
Crow: Confía en mi. Le voy a partir la cara. -Dijo enfadado, volviendo a ese estado de ira en el que estaba-.
Al no lograr calmarlo, los dos engrasadores (y únicos humanos en la escena) se apartaron de la vista de su compañero enfurecido. Lo de enojarse era especialidad de Bull, pero en este caso las cosas habían salido diferentes. Una vez Crow clavó la mirada en la puerta del bar, Bull se paró junto a Bibi, bien derechos y firmes los dos, con más preocupación que furia.
El toro, en un intento de calmar a la pequeña, trató de tomar su mano y tranquilizar los nervios de ambos, pero la asiática se soltó de él inmediatamente, tan rápido como el recorrido de una estrella fugaz. Todavía parecía enfadada con él, y ese enfado no distinguía entre malos y buenos momentos. A pesar de todo el desastre que se estaba armando, su corazón seguía ofendido.
Bull la miró algo apenado, pero ella no le devolvió la mirada.
Crow: ¡Sal de ahí, maldito bastardo! ¡Enfrenta a tu enemigo! -Exclamó con furia al pasar los minutos. Casi al instante, Halley se presentó frente a él en el campo de batalla, con esa infinidad de ropa que cubría su cuerpo por completo. Crow sonrió maniático al verlo- Al fin.
Ambos caminaron lentamente alrededor del desierto, sin despegar las miradas el uno del otro.
Crow: Puedo sentir tu miedo, querido Halley. Tus ojos me lo dicen. -Decía sonriente-.
Halley: Tú sabes mucho de miedo, cuervo. ¿No es así? -Contestó serio- Desde que tu corazón comenzó a latir lo has sentido, y no piensas frenar hasta que tus pulmones dejen de funcionar.
Crow: No me conoces en lo más mínimo.
Halley: No estaría tan seguro de ello. Tal vez te conozca mejor que tú te conoces a ti mismo, cuervito. -Le dijo, dejándolo confundido y mal parado. Dando una breve pausa para pensar, el cuervo lo miró de vuelta y respondió, harto-.
Crow: ¡¿Quién demonios eres tú?! -Preguntó finalmente, cosa que hizo reír a Halley por unos segundos- No te he visto en toda mi vida pero no paras de decir cosas que me confunden. ¡Déjame ver tu rostro antes de que acabe contigo!
Halley: Hm... -Lo pensó por unos segundos, pero aunque la petición de Crow se veía muy honesta, el misterioso forastero decidió negarla con la cabeza- No pienso que lo merezcas. -Aquellas palabras lograron que la poca bondad que Crow tenía se desvaneciera rápidamente. Su petición había sido de buena fe, pero una vez rechazada, pudo sentir como su ira aumentaba más. Con el ceño fruncido y una voz más gruesa de lo normal, le dijo-.
Crow: Entonces tendré que ver tu rostro cuando te convierta en un cadáver.
https://youtu.be/bBixD-rTB_c
(Soundtrack de la escena)
Y así, en medio del desierto y entre todos los cactus, un DUELO había comenzado. Nada más que dos individuos con dos maneras distintas de ver el mundo. Un individuo frente a otro, con nada más que un conflicto que resolver.
Abrazados por el resoplar feroz del viento del Oeste, los enemigos cruzaron miradas. Los ojos negros de Crow, furiosos, agresivos, y llenos de ira, acechando a la inmensidad astral que emergía del portal infinito de visiones de Halley, esos dos portales a los que los mortales llamaban "ojos". Su mirada, tan fría como inexpresiva, dejaba más confusión que miedo en las plumas del cuervo.
La furia en las pupilas de Crow. La calma seria entre los ojos de Halley. La preocupación de la mirada de Bull y Bibi, y la repentina ventana de madera que Barley cerraba con velocidad antes de que el duelo comience, hacían de aquel momento una verdadera escena digna de una película del Salvaje Oeste. La muerte llegaba a olerse, y mientras los dedos de Crow se movían muy lentamente hacia sus bolsillos donde guardaba las tóxicas dagas, Halley se preparaba para cualquier ataque que pudiera recibir. La paz y tranquilidad en su ser podían sentirse, más no contagiarse.
No había más que silencio, un enorme suspenso que se construía con cada segundo que pasaba. La arena del desierto lo sabía, las filosas espinas de los cactus también, todos tenían bien claro que solo uno de aquellos dos vaqueros quedaría vivo. Solo uno podría ser capaz de respirar por un día más, mientras el otro se retorcería en el suelo, tragándose sus excusas y sueños que guardaría para otra vida.
Pero en un duelo siempre hay tensión, siempre hay un momento en el que te quedas esperando para ver lo que ocurre, y a pesar de toda la atención que pongas, jamás te esperas que, de pronto, tan repentinamente como una bala directo al corazón, puedas ver como el cuervo pegó un movimiento brusco, para así tomar una de sus dagas con rapidez y, en una fracción de segundos, aún menos que un abrir y cerrar de ojos, logre lanzarla velozmente hacia su enemigo, con una trayectoria directa a la cabeza de su oponente.
El sonido inesperado de la daga volando hacia Halley desapareció rápidamente. Nadie vio con exactitud lo que ocurrió, pero fue tan confuso como lo que vio Crow, pues a pesar de haber disparado en frente suya, ahora podía ver como su propia daga iba directo hacia su propia cabeza, volando con velocidad, dispuesta a atacarlo.
Afortunadamente para el cuervo, siempre fue un animal muy ágil, y logró esquivar el ataque que él mismo había realizado. Agachó la cabeza con la velocidad de un proyectil, y una vez la subió, logró ver como su daga se clavaba en una pared rocosa, justo detrás de él.
Lo curioso no era el disparo en lo absoluto, sino el hecho de que aquella pared rocosa no estaba detrás de Crow hace unos segundos, no...
Estaba detrás de Halley.
Crow: ... ¿Q-Qué? -Murmuró confundido al pisar un nuevo suelo bajo sus pies- ¿C-Cómo?
Halley mantenía su mirada calmada, aquella misma mirada que nadie lograba alarmar. Con una sonrisa que nadie pudo ver, observaba y disfrutaba la enorme confusión del cuervo.
Halley: Qué sorpresa. -Susurró. Crow subió la mirada y lo observó atento-.
Crow: T-Tú... ¡¿C-Cómo hiciste e-eso...?!
Halley: ¿Hacer qué? -Preguntó inocente- Ah, ¿te refieres a que yo esté aquí y tú estés... ahí? -Decía de forma presumida- Presta atención.
Crow pestañeó rápidamente, y cuando volvió a abrir los ojos, estaba de nuevo en su posición anterior, justo donde Halley estaba hace exactamente dos segundos.
Crow: ... No es posible. -Se decía a sí mismo, sorprendido-.
Halley: El viejo truco de la "jugada robada", nunca pasa de moda. -Dijo entre risas- ¿Nunca te han abducido para cambiar de lugar con tu oponente, cuervo?
Crow: ¿E-Eres un... alienígena? -Fue lo único que pudo pensar al escuchar la palabra "abducir"-.
Halley: No, pero si se te olvidó lo que dije antes, lo diré en otras palabras; jamás tendrás el cerebro suficiente para comprender lo que realmente soy. -Crow apretó los dientes junto a sus puños, frunció el ceño, y lanzando un fuerte grito de ave, pegó un gran salto abriendo sus alas, alzando vuelo hacia Halley para poder atacarlo-.
Una vez aterrizó, el cuervo abrió los ojos enfurecido, solo para percatarse de que ahora estaba parado como si nada hubiera pasado, mientras Halley era el que aterrizaba hacia el suelo.
Crow: ¡¡DEJA DE CAMBIAR DE LUGAR, SUCIA RATA!! -El forastero no pudo contener la risa, y comenzó a carcajear lejos de Crow, mientras la furia de este subía cada vez que Halley lo fastidiaba con sus trucos-.
Halley: Eres divertido, cuervito. Un regalito de mi parte. -Sin esperarlo, Crow sintió un fuerte golpe en la cara junto a un breve shock eléctrico que lo despabiló. El golpe fue tan pero tan rápido, que ni siquiera tuvo tiempo de ver lo que lo golpeó, al menos fue así hasta que observó como Halley alzaba su brazo, y una de sus manos metálicas volvía a posarse en su extremidad. El forastero acababa de desprender y lanzar su mano robótica hacia el ave, y todo fue tan rápido que ni siquiera los otros dos engrasadores lograron entenderlo-.
Crow: Hijo de...
El ave no pudo contener más su enfado, y rápidamente corrió hacia Halley con más furia que nunca. Sin embargo, este simplemente cambió de lugar con él otra vez, riéndose en el proceso.
Así estuvieron un largo rato, el cuervo lo intentó una y otra vez, pero siempre terminaba cambiando de lugar con su oponente y comiéndose un buen tortazo de metal robótico eléctrico en su cara.
Con la cara llena de golpes y las plumas oliendo a quemado por la electricidad, el ave miró a sus dos compañeros, que se quedaban observando la escena desde lejos, sin querer meterse en medio.
Crow: ¡¿VAN A QUEDARSE AHÍ PARADOS?! ¡¡AYÚDENME!!
Bull: Se supone que esto es un duelo... -Dijo en voz baja-.
Crow: ¡PUES YA NO! ¡¡AHORA HAY QUE NOQUEAR A ESTE MISERABLE!! -Gritó enfurecido, abalanzándose una vez más hacia su rival, el cual volvió a realizar la misma táctica de siempre- ¡¡AAAAHH!!
Bibi rodó los ojos. Le parecía tan estúpida la actitud incontrolable de Crow, que ni siquiera sentía ninguna motivación por ayudarlo. Bull la miró, percatándose de los sentimientos de ella con solo verla a los ojos.
Bull: Él lo haría por nosotros. -Susurró. Y tenía razón. Bibi lo miró seria, dio un gran suspiro, y contando hasta cinco para prepararse, tomó su bate y salió a correr a la batalla junto al toro y sus puños, pues la escopeta había quedado en el auto-.
Así, el duelo había terminado, para convertirse en una pelea en la que noquear al enemigo era la única forma de ganar. A pesar de ser tres contra uno, Halley permanecía tan calmado como era habitual en él.
https://youtu.be/boGuNJYdxJ8
(Soundtrack de la escena)
Allí estaba el forastero, en medio del desierto, rodeado de nada más que cactus filosos y tres locos engrasadores que querían partirle la cara hasta acabar con él. Era curioso, ¿Cómo en el nombre de todas las estrellas se había metido en aquel lío? No podía terminar de entenderlo.
Siempre se había sentido como un justiciero, pero ahora que tenía que luchar contra tres motoqueros desquiciados, le parecía que la vida de un vaquero justiciero no era fácil.
Los tres corrieron hacia él, acorralándolo rápidamente como a un pobre gusano. Una vez llegó el momento perfecto, Halley simplemente cerró los ojos y desapareció.
Cuando volvió a aparecer, Crow estaba en otro lugar, Bibi se había caído al suelo, y Bull acababa de comerse un golpe shockeante por aquella mano metálica asesina. En cuanto a Halley, bueno, él se paraba frente a ellos, mirando las patéticas expresiones de confusión que quedaban en los rostros de sus enemigos.
De nuevo trataron de atacarlo entre los tres, pero ni siquiera podían rozar sus dedos contra su ropa. Era imposible golpearlo, sin dudas el luchador más rápido y ágil que habían conocido, ninguno de los tres podía darse una idea de lo que era vencerlo.
Parecían bailarines locos, danzantes de música rockabilly de los años cincuenta que iban y venían como dementes sin ganas de descansar. Y mientras sus puños se ponían cada vez más fuertes, sus piernas corrían por todos lados. En verdad se esforzaban por hacer algo, pero Halley los dejaba en ridículo cuando esquivaba sus ataques una y otra vez, humillándolos como nunca antes nadie se había atrevido. Las estrellas de la carretera habían encontrado un oponente imposible de vencer.
La primera en caer al suelo de cansancio fue Bibi, que se rindió cuando comenzó a sentir que los golpes metálicos eran más dolorosos que antes, y sentía el dolor directo en los huesos de su mandíbula.
Bull fue el siguiente, que a pesar de sus intentos por permanecer en pie, el baile que le dio Halley lo dejó noqueado en cuestión de minutos. Una siesta para el toro no venía mal.
El último en pie era Crow, que cansado de juegos, tomó las dos últimas dagas que le quedaban, y se quedó mirando al forastero en la lejanía, preguntándose cómo era posible que alguien tan fuerte y ágil pudiera haberse cruzado en su camino.
Crow: ¡Deja de usar tus t-trucos y... lucha como h-hombre! -Exclamó, mientras algo de sangre caía lentamente por su frente, manchando sus plumas negras-.
Halley: Cuervo, creo que desde el principio de la disputa has malentendido todos los sucesos. Yo no quiero pelear contigo, ni con nadie. -Le contestó calmado-.
Crow: ¿Es por eso que actúas como un cobarde, sin dejar que nadie siquiera te toque un pelo? ¿Es eso, acaso? ¿Eres una gallina? -Trató de fastidiarlo y amenazarlo, pero nada servía para alarmar el espíritu libre de Halley-.
Halley: Considero que los verdaderos cobardes son aquellos que no se atreven a luchar con alguien de su tamaño. Aquellos que se aprovechan de los más débiles para beneficiarse a sí mismos, exactamente como tú y tu pandilla. -Su mano comenzó a dar vueltas en su propio eje, como si de un engranaje se tratara, emitiendo partículas de electricidad a su alrededor- No tienes honestidad, robándole el dinero a un pobre trabajador en medio de la nada, o yéndote sin pagar de un lugar en el que te ofrecieron un servicio, como aquel "sitio musical".
Crow: ¡¿Cómo sabes sobre eso?!
Halley: O aquella vez que se robaron un bote en un lago. ¿Y cómo olvidar el día en el que atracaron un hotel de un simple hombre de negocios que nada les había hecho antes? Ni siquiera lo conocían. -De pronto, las palabras del forastero comenzaban a ser preocupantemente amenazantes para el cuervo, que se sentía juzgado y hasta asustado-.
Crow: ... ¿Has estado espiándonos?
Halley: Por supuesto que no. Solo con verte sé que te conozco mejor que a nadie. Eres un ladrón, sí, pero de los cobardes, de aquellos que no se atreven a meterse con alguien de su tamaño porque saben que la derrota es inevitable. Porque en el fondo tienen miedo, siempre lo han tenido. Desde que eres un niño estás aterrado, y te escondes detrás de esa máscara de tipo rudo que tanto cuidas, solo para que nadie se atreva a lastimarte como lo han hecho antes. ¿Es así, cuervo? -El contrario lo miró harto de sus palabras, y gritó desesperado en furia-.
Crow: ... ¡¿QUIÉN DEMONIOS ERES TÚ?!
Halley: Tal vez si por un momento vieras al cielo, podrías entenderlo. -El cuervo alzó la cabeza confundido hasta las nubes, buscando alguna respuesta entre el azul de allá arriba que comenzaba a verse borroso. Sin embargo, su desesperación por comprender se interrumpió cuando sintió que todo a su alrededor se apagaba, mientras el forastero lo miraba a los ojos, hablándole con una voz fría y amenazante que no había escuchado nunca antes-.
Olvídalo, cuervo. No creo que lo comprendas.
No pasó ni un segundo hasta que la mano de Halley desapareció en el aire, y en un simple pestañear, Crow pudo sentir un fuerte golpe en la cara que lo electrocutó hasta los huesos. Un dolor más fuerte que nunca, un golpe que logró noquearlo con facilidad, mientras ahora caía al piso con sus ojos cerrándose, viendo nada más que las pisadas de Halley, alejándose lentamente como un vaquero desenfrenado.
Una vez el cuervo cerró los ojos, todo se apagó...
.
.
.
Parecía que había pasado una eternidad desde que los ojos del ave se habían cerrado, apagándose más allá de los recuerdos que tenía. Un sonido blanco comenzó a construirse cerca de él, mientras sus manos se movían lentamente, recobrándose del dolor físico que sentía.
Ah, ya está despertando. -Decía una voz lejana, familiar como ninguna-.
Justo a tiempo. -Contestó la otra, de una forma más amigable-.
Crow: ¿Q-Qué...? -Fue lo único que pudo decir mientras despertaba, empezando a reconocer ciertos objetos de su ambiente-.
Estaban viajando. Su cuerpo se recostaba en los asientos traseros del vehículo engrasador, el cual conducía Bull, con ciertos moretones en la cara, pero no se notaba demasiado. A su lado estaba Bibi, que también algo golpeada, miraba con atención al cuervo dormilón, mientras masticaba un chicle. Se veía curiosa, pero algo desganada al mismo tiempo, como si algo en el fondo todavía la torturara lentamente.
Crow: ¿Dónde estamos...? -Preguntó murmurando-.
Bull: Casi llegamos a tu hamburguesería favorita.
Crow: ¿E-Estoy soñando? -Bull se rió al escucharlo, y en un movimiento rápido, pellizcó uno de sus brazos- ¡¡Au!!
Bull: ¿Eso responde a tu pregunta? -Agregó sonriendo-.
Crow: Si no estoy soñando, entonces... ¿Dónde está ese inútil bueno para nada, eh? -Recordó al forastero-.
Bibi: Está conduciendo el auto y se llama Bull. -Dijo de la nada. El toro volteó a mirarla-.
Bull: ¿Qué pasa contigo? -Contestó enfadado, dando pie a una nueva discusión-.
Bibi: Ay, por favor. Iba en broma y te tomas todo en serio.
Bull: ¿Crees que voy a dejarte que me hables así?
Bibi: Ustedes siempre me hablan así.
Bull: Pero nunca va en serio.
Bibi: ¡¡Es justo lo que hago ahora mismo!!
Bull: ¡¡Te enojas por nada!!
Crow: ¡¡YA CIERREN EL PICO!! -Exclamó, callando a sus dos compañeros- ¿Qué pasó con Halley? ¿Dónde está? -Miró hacia el cielo, recordando las palabras del forastero- ¿Y por qué de pronto anocheció?
Bull: Estuviste durmiendo por horas, genio. Él te noqueó por completo. Parece que te dio tan fuerte que ni siquiera recuerdas lo que pasó.
Crow: Claro que recuerdo lo que pasó. Él se fue, ¿verdad? -Preguntó curioso-.
Bull: No lo sé. Desperté cuando Bibi me dio un bofetón, y ella tampoco recuerda haberlo visto. De hecho, hasta el bar había cerrado para cuando abrimos los ojos.
Crow quedó en silencio, pensativo. No estaba enojado, al menos no por ahora, pero había algo dentro suyo que le hervía la sangre. Ese sentimiento que despertaba por el hecho de que Halley se había salido con la suya... que se había ido sin más, noqueándolo no solo a él, sino a sus mejores amigos también, y dejándolo con más preguntas que moretones en el proceso. Todo aquello lograba que Crow no pudiera estar en paz ni consigo mismo.
Bull: Pero descuida, haber perdido la batalla no te hace perder la guerra. O eso es lo que dicen... -Agregó, tratando de aliviar a su amigo-.
Crow: Me extraña, es raro que tú digas eso. Nunca te rindes frente a un enemigo.
Bull: Eso solo ocurre cuando sé que tengo chances de ganarle. Esta vez, bueno... Éramos tres y ni siquiera pudimos tocarle un pelo. -Un poco de humo salió por su nariz, como un toro furioso- No me gusta rendirme, ¡odio que me derroten y se salgan con la suya! Pero en este caso... creo que no podemos volver a plantarle cara a alguien como él.
Bibi: A veces hay que aceptar las derrotas. -Crow quiso negar aquellas palabras, pero no se atrevió. No tuvo la fuerza para decir "No" en voz alta, solo se calló-.
Una vez llegaron al lugar de comida rápida, estacionaron el auto y entraron, para luego pedir tres órdenes de hamburguesas con papas fritas y sentarse en una de las mesas del segundo piso del local, alrededor de algunas personas que cenaban tranquilamente. Al lado de la pandilla había una ventana abierta y otra cerrada, entraba algo de viento, aunque no hacía mucho frío, era una bonita noche.
La brisa del desierto chocaba con las gastadas plumas del cuervo. De los golpes eléctricos, algunas de estas incluso se habían quemado, pero eso no llegaba a notarse demasiado por su color, solamente se notaba por el olor a pollo rostizado que llevaba en la ropa.
Al entrar en contacto con sus quemaduras y moretones, el cuerpo de Crow dolía aún más. Trató de no tocar ninguna de sus heridas e ignorar el dolor. Y al pensar en dolor, se percató de que, ahora, aquel sentimiento fuerte y doloroso en su pecho de pronto se había ido. Podía respirar aliviado, en cierto modo.
Las ordenes llegaron rápidamente, y los engrasadores comieron su comida, en silencio. Para algunos, un silencio cómodo, para otros, ese silencio desgarrador que te hace rezar por que la cena termine. Ambos silencios eran parecidos, pero uno era peor que el otro.
La luna parecía sonreírle a los tres, pero ninguno podía prestarle atención ahora que sus hamburguesas estaban entre sus dientes.
Bull: Están muy buenas. -Acotó con la boca llena. En frente suyo, Crow y Bibi asintieron con la cabeza-.
El toro se sentía... ¿dejado de lado, tal vez?
Parecía no encajar en el ambiente, como si cada uno de sus compañeros estuvieran en otro mundo, en otro lugar de sus mentes, lejos de la realidad. Mientras Crow se perdía entre sus pensamientos de venganza, y furia, y rencor y enojo extremo, Bibi escuchaba su música para distraerse de lo que sea que pasara a su alrededor, dejando que, justo como su compañero, sus pensamientos se apoderaran lentamente de ella y de su estado de ánimo, que rápidamente comenzaba a surgir como una ola de tristeza, miseria, y cierta inseguridad consigo misma, después de todo, era una adolescente.
Y a pesar de los intentos de Bull por hacerlos volver a la realidad, de vuelta al planeta tierra, nada de lo que hizo importó o fue de relevancia para nadie, pues ninguno de los dos le prestaba atención en verdad. El toro habló de muchos temas; música, armas, el clima... ¡incluso se atrevió a hablar de cocina y hasta confesó su amor por esta! (aunque de forma indirecta, pero nadie pareció asombrarse porque NADIE le dio importancia).
Terminó por rendirse y simplemente apoyar la cabeza sobre la mesa, esperando a que sus amigos terminaran su comida para finalmente irse. Él ya había acabado, pero a Crow le faltaban un par de mordiscos y Bibi apenas había comenzado.
Bull incluso robó una papa frita del plato de Bibi, pero esta, aunque lo vio, no le tomó relevancia alguna. Ni siquiera lo observaba a los ojos.
Justo cuando Crow estaba por dar uno de sus últimos mordiscos, algo le llamó la atención en frente suya, en la ventana, justo detrás de Bull.
Una gran luz resplandeciente parecía crecer en el desierto, más allá de los cactus y las paredes rocosas clásicas. Esa iluminación azul fuera de este mundo, con vibras extraterrestres. Aún así, lo que lo decidió a interesarse por completo de aquello fue el leve golpeteo en la ventana que solo él llegó a oír. Cuando miró con cautela, se impresionó.
Una mano metálica, robótica, con tornillos entre los dedos y unas garras grises que lograba reconocer al instante. Golpeteaba la ventana lentamente, nadie llegaba a escucharla además de Crow. Parecía que el mensaje solo iba para él.
Sin despegar la mirada de la ventana, el cuervo se levantó de la silla y habló.
Crow: Uhm... Espérenme un minuto, tengo que ir al baño. -Fue suficiente para llamar la atención de ambos contrarios, que no les dio tiempo ni a contestar, pues el ave ya se había ido, masticando lo último que quedaba de su hamburguesa-.
Bull: Genial. -Dijo contento. Una vez el cuervo desapareció de la vista de ambos, el toro movió sus manos rápidamente hacia las papas fritas que habían quedado en el plato de Crow, y comenzó a comérselas con velocidad, antes de que su amigo vuelva. Lo que él no sabía, era que el cuervo iba a tardar un poco más de lo normal...- ¿Quieres una? -Le preguntó a la niña, que mirándolo inexpresiva, negó con la cabeza- Más para mi.
El ambiente seguía callado y algo incómodo, entre ellos dos había algo que andaba mal, y se notaba a metros de distancia. Ambos se daban cuenta, los dos podían olerlo en el aire, pero aún así, ninguno se atrevía a siquiera cruzar miradas con el otro.
Bull: Oye, uhm... -Llamó la atención de la chica, que de nuevo subió su mirada para verlo, con esa seriedad que ahora la caracterizaba- ¿Qué estás... qué estás escuchando, eh? -Habló con la boca llena, insistiendo una vez más con otra pregunta, la única que se le ocurrió al ver los auriculares blancos de Bibi-.
Bibi: City pop. -Contestó rápidamente, el toro se confundió un poco-.
Bull: ¿Qué es eso? ¿Algo japonés? -Dijo a modo de chiste, riéndose un poco. La chica solo asintió con la cabeza, e ignoró por completo la "gracia" de la broma-.
Bibi: Sí.
Bull: Ah... -Fue lo único que pudo decir al luchar contra tanta frialdad de parte de la contraria. A ella le hubiese encantado explicarle todo sobre aquel género musical que tanto le gustaba, pero en un momento como este, no había chance de siquiera decir algo más que un simple "sí"- Está bien. -Agregó, tratando de pensar en otra pregunta menos invasiva-.
Sin dudas era difícil para Bull lidiar con esta situación. Todos sabían que no era una persona que pudiera expresar sus sentimientos con facilidad, incluso él lo tenía claro, y el hecho de tener que lidiar con los repentinos berrinches caprichosos que podía tener Bibi en su rebeldía adolescente, hacía las cosas todavía más complicadas.
Mordiéndose las uñas, Bull pensó y pensó en otra pregunta, o algún tema de conversación para que el ambiente se calmara, pero con cada segundo que pasaba, la situación más empeoraba. El toro frunció el ceño, y cansado de sentirse nervioso y estresado, le dijo.
Bull: Bueno, creo que esto no da para más. -Bibi lo miró, algo desorientada- ¿Vas a decirme qué diablos es lo que te pasa?
Bibi: ¿En serio me preguntas eso?
Bull: Sí, te lo pregunto. No entiendo por qué actúas así.
Bibi: ¿Así cómo? Solo estoy tratando de estar tranquila con mi música.
Bull: Claro que no, has estado callada todo el día hasta ahora. Apenas hemos hablado. -Se quejó, harto de la situación incómoda-.
Bibi: ¿Por qué querrías hablar con una inútil como yo? -Preguntó, con un tono de resentida que se notó desde fuera del local-.
Bull: Ay, por favor. ¿Sigues molesta por eso? Fue hace horas. -En el fondo lo sospechaba, aquel "insulto" quizás había sido demasiado para ella, pero Bull creyó que ya había quedado en el olvido. Estaba muy equivocado-.
Bibi: ¡No estoy molesta! -Exclamó enfadada- Todo estaría bien si tú y el imbécil del cuervo no pasaran sus días diciéndome cosas y poniéndome apodos ridículos. Es lo único que hacen, todo el tiempo. -Quizás llegaba a exagerar un poco las cosas, y lo sabía, pero todo era parte de su enojo-.
Bull: Bibi, ¿sabes que todo va en broma, verdad? -Le contestó, todavía calmado, para sorpresa de todos-.
Bibi: Deja de ser una broma cuando a mí me molesta y me hace sentir mal. -Bull la miró, subiendo una ceja y bajando la otra-.
Bull: Pero dijiste que no te molestaba.
Bibi: ARGH, ¡¡YA SÉ LO QUE DIJE!! -Gritó fuerte, con ese tono de voz agudo que ella siempre tenía-.
La gente a su alrededor volteó a mirarlos, confundidos y alarmados por el inesperado grito de la niña, la cual miró a todos, avergonzada, y después se levantó de la silla.
Bull: ¿A dónde vas?
Bibi: Al auto. Disfruta la comida que te robaste. -Le dijo, ya enfurecida. Acto seguido, agarró con firmeza el discman que tenía (aquel reproductor de música algo antiguo), y comenzó a caminar hacia las escaleras del sitio para irse rápidamente-.
Bull: ¡Hey, espera! -Exclamó al levantarse de la silla también. Luego amagó un paso con su pie para seguirla, pero antes de alzar vuelo detrás de ella, tomó una última papa frita que rápidamente metió en su boca y comenzó a masticar. Una vez limpió la sal aceitosa de sus dedos con su pantalón, tomó aire y corrió detrás de Bibi, por las escaleras- ¡Por favor, Bibi! ¡Solo quiero arreglar las cosas! -Insistió-.
Bibi: No hay nada que arreglar. -Contestó, dando un último paso en el escalón final de la escalera, redireccionando así su destino hacia la puerta principal del sitio. Bull la seguía-.
Bull: ¡Al menos dame una oportunidad para hablar sobre todo esto de una manera NORMAL! -Bibi se dio la vuelta rápidamente, enfrentando al mayor con una expresión furiosa-.
Bibi: ¡NO! ¡TÚ NO HABLAS DE MANERA "NORMAL"! -Gritó en frente suyo, histérica por la ira- No pierdes tiempo en comunicarte de la peor manera que encuentras. Dices querer arreglar las cosas, pero eres incapaz de siquiera intentar entenderme.
Bull: ¡Déjame entenderte! -Insistió-.
Bibi: ¿Crees que no es lo que quiero? ¿Crees que no lo he intentado varias veces ya? -Resistió- Bull, no quieres arreglar las cosas, solo quieres arreglar el momento. ¿Y sabes algo? Eres muy malo para arreglar momentos y demasiado bueno para arruinarlos. -Bull calló al escucharla- Déjame en paz.
El hombre quedó derecho y quieto en el sitio, viendo como su pequeña se daba media vuelta para jalar la puerta del restaurante y marcharse hacia el auto estacionado de la pandilla. La expresión triste en la cara de Bull lo decía todo. Ella no lo entendía, pero el toro de verdad se esforzaba por hacer las paces y entender la frustración detrás de la japonesa.
Lejos de rendirse, Bull frunció el ceño, y decidido a arreglar las cosas, empujó la puerta principal para salir.
Bull: ¡¡AUUGH!! ¡¡PUERTA DE MIER...!! -Gritó al estamparse la cara contra el vidrio de la puerta. Ahí fue cuando leyó el cartel "JALE PARA ABRIR"- Sí, sí. Ríete, maldito cartel imbécil. -Decía susurrando, ya de mala gana. Logró escuchar risas alrededor de él cuando lo vieron golpearse, pero no tardó en ignorarlas y salir del restaurante, esta vez jalando la puerta-.
Bibi se subió al auto en el asiento del acompañante, y cruzó los brazos de furia al acomodarse. Cuando vio al contrario dirigirse hacia el auto, se sintió más presionada que nunca.
Bibi: ¿No puedes ser más denso? -Le preguntó sarcásticamente, justo en el momento que Bull se sentó a su lado, en el asiento del conductor-.
Bull: Quiero que hablemos. -Volvió a decir-.
Bibi: Quiero que me dejes en paz. -También repitió-.
Una breve pausa se dio, Bull pensó en el tema y agregó.
Bull: Tienes que entender que son solo bromas, chistes, nada más que eso. Si tú no te tomaras todo tan en serio...
Bibi: ¿O sea que ahora es mi culpa por tomarme en serio las estupideces que dicen una y otra vez? -Preguntó indignada- No suenan como bromas, suenan como ATAQUES. ¿Por qué debería ser mi culpa?
Bull: No es lo que dije.
Bibi: Es EXACTAMENTE lo que dijiste. -Apretó los dientes. Bull estuvo a punto de decir algo, pero Bibi lo interrumpió- No quiero hablar más de esto. No quiero que sigamos discutiendo por la misma tontería.
Bull: Pero no vamos a poder arreglar las cosas si no lo hablamos. -Insistió desesperado-.
Bibi: No vas a poder arreglarlo de todas formas. -Le contestó, fría como el hielo. Bull se quedó callado, pensativo, cruzando miradas tristes con la contraria. Bibi sintió ese dolor en el pecho que el toro experimentó, pero aunque se sentía algo arrepentida y con mucha empatía en aquel momento, solo se tragó su herida, y abrió la puerta del auto para alejarse de él-.
Caminó unos pocos pasos por el suelo desértico de la carretera, bajo las brillantes estrellas de aquella noche. Apoyó su cuerpo sobre el parachoques delantero del vehículo, dándole la espalda al toro y dejándolo solo dentro del auto.
Así fue como comenzó a ver las estrellas, subiendo un poco el volumen de la música para distraerse nuevamente y entrar a su mente una vez más. Y a pesar de que podía escuchar aún las respiraciones del mayor, ella simplemente hizo lo que estuvo haciendo todo el día; ignorarlo.
Bull, cabizbajo, recostó su cabeza sobre el asiento del auto, rindiéndose. Todo marchó relativamente mal, por no decir que había sido un desastre. No solían tener discusiones de tal magnitud, pero ahora que la tuvieron, el tipo se sentía como una basura, y no era el único, el sentimiento era mutuo. No les gustaba pelear, y a pesar de eso, terminaban peleando siempre. Siempre por estupideces...
El toro suspiró cansado, y perdió la mirada entre el cielo estrellado. Después, volvió a bajar la cabeza para mirar la guantera del auto, después la caja de cambios, después el volante, después el reproductor de música... Y ahí fue cuando abrió los ojos. Una idea se le vino a la mente.
Subió la mirada hacia la chica, que seguía dándole la espalda, dejando relucir nada más que la figura de la pelota de baseball calavérica en su chaqueta púrpura. Una vez Bull miró de nuevo hacia el estéreo del auto, comenzó a revolver desesperado todos los discos en la guantera.
Finalmente, unos segundos después, lo encontró. Volvió a mirar a Bibi, y con cierta esperanza que se prendía profundamente en su corazón, colocó un disco que, casi instantáneamente, reprodujo una canción que no solo logró abrir los ojos de la asiática con sorpresa, sino también que se quitara los auriculares y escuchara lo que la realidad tenía para decir, al menos una vez más.
https://youtu.be/33oAuvbRg-c
(Soundtrack de la escena)
La japonesa escuchó las primeras estrofas de la canción, con un silencio clave que la hacía sentirse de una forma distinta, más liviana que antes. Ambos se habían sentido de una forma en específico, todo el día, pesados como un tren y furiosos como un toro, y llegaba un punto en el que esos sentimientos eran perjudiciales para ellos mismos. Lo que ellos no sabían, era que sentirse así solo los perjudicaba a ambos, todo el tiempo, no hacía sentir mal a nadie además que a la persona que tenía aquellas sensaciones.
Tanto odio y tanta ira se dibujaba a su alrededor, que ya no podían soportarlo más. El día de hoy había sido un desastre, y arreglarlo parecía imposible, sí, pero... ¿Y si, en vez de tratar de arreglar el día, trataban de arreglar el momento?
Bull: ¿Recuerdas esta canción? -Le preguntó, más calmado y con un tono más sensible a lo habitual. Bibi no contestó, ni siquiera lo miró- Yo sí, y muy bien. ¿Sabes? Siempre que la escucho, la pienso como "La canción de Bibi". -Dijo junto a unas risas-.
La chica escuchaba al hombre con atención, y a pesar de que no lo miraba fijamente, él sabía que lo estaba oyendo. En el fondo lo sabía, y muy bien.
Bull: Era la canción que escuchamos aquel día en el que lloraste por primera vez. -Dio una breve pausa- Bueno, no creo que haya sido tu primera vez llorando en el mundo, los humanos nacemos llorando, pero... Aquella vez fue la primera ocasión en la que te vi llorando, la primera vez que lloraste a mi lado, y yo traté de consolarte. ¿Lo recuerdas, Bibi? -Buscó algún tipo de reacción en la chica, pero esta ni siquiera movía su cuerpo, estaba congelada-.
Ella lo recordaba, y con lujo de detalle. Aquella noche había sido tan triste, pero hermosa también, a su manera. Había sido tiempo desde la última vez que estuvo con alguien a quien pudiera ver como una "figura paterna", o a alguien que la cuide, directamente. Ese día estaba tan triste, que sus lágrimas salían como un bebé recién nacido.
Bull: Estabas triste porque "extrañabas". Eso me dijiste. No extrañabas a alguien, ni nada en específico... Solo dijiste que "extrañabas". -Sonrió- "¿A quién?" te pregunté yo, pero nadie en el mundo podría haberme explicado ese sentimiento mejor que tú. Quizás extrañabas a tu vieja vida, tal vez a tus padres, tal vez a tu antigua yo... Y si así hubiese sido, te hubiera entendido, porque... A mi también me pasa a veces. -Suspiró- Pero no. No respondiste nada de eso. Simplemente "extrañabas", y me lo explicaste.
Bibi miró a la luna, escuchando cada simple palabra que el toro decía, junto a la música de fondo que lograba deshacerse del antiguo ambiente triste y furioso, para convertirse en uno un poco más tierno y bonito.
Bull: Lloraste como un bebé, jaja. -Dijo entre risas- Sí, casi me vuelves loco cuando trataba de buscar la forma de hacerte sentir mejor. Nada funcionaba. Ni tus chicles, ni el baseball, ni el arcade... No sabía qué hacer. Me habías dicho que yo era "tu refugio". Sí, eso fue lo que dijiste... -Bajó la cabeza- Eras tan solo una niña, y yo... un estúpido hombre amargado que trataba de remediarse a sí mismo mientras te cuidaba. -Carraspeó y aclaró su voz- Me sentí tan inútil ese día... Tus lágrimas pronto se me contagiaron, y... aunque no me viste... Yo también lloré. -Recordó verse al espejo del baño de una estación de servicio, con el rostro lleno de lágrimas, golpeando y reprimiendo a esa parte sensible de él que tanto odiaba-.
La japonesa apretó los puños. De pronto se sintió algo culpable.
Bull: Pero por algo es que puse esta canción. Tú la escogiste. Tú tomaste el disco y lo pusiste en el auto para que la música arreglara el momento, ese momento tan agrio que ambos teníamos. -Volvió a sonreír, con algo en el ojo que no quería admitir, pero era una pequeña lágrima- Recuerdo... Recuerdo la hermosa sonrisa que se dibujó en tu rostro al escuchar la canción. Fue como el arcoíris después de cincuenta días de tormenta y lluvia. Fue como una luz al final del túnel. Fue, hasta ahora, lo más precioso que vi en mi vida... Obviamente sin contar el solo de guitarra en Highway Star de Deep Purple... Qué temazo.
La chica rápidamente ahogó una carcajada entre sus labios. El tan inesperado comentario la tomó por sorpresa, y entre las lágrimas que escondía en su rostro, una risita se logró oír más allá de la música. Bull la escuchó, e igual que en el recuerdo, Bibi volvió a dibujar una sonrisa en su rostro.
Bull: Pero dejando de lado eso... Sí, puedo admitir que, cada vez que recuerdo todo esto, sonrío. Sonrío porque una simple canción pudo hacerte feliz, y fue ese día en el que me di cuenta que... No vale la pena desesperarse esperando la felicidad, porque esta llega en cajas pequeñas. Los más simples y pequeños detalles pueden hacerte feliz, y en este caso, solo por escuchar una canción, tú sonreíste como la niña hermosa que llevas en tu interior.
El viento resopló feroz de pronto. La brisa secó un poco las lágrimas de ambos.
Bull: Y si te explicara lo feliz que me hizo conocerte a ti... Bueno, creo que no podrías entenderlo. -Rió- Sin darte cuenta, no solo me ayudas todos los días a ser una mejor persona, sino también a vencer mis miedos e inseguridades, porque aunque no lo creas, no eres la única que se siente insegura de vez en cuando. -Bibi dejó de apretar sus puños. Aquella frase fue una caricia al corazón- Y aunque a veces hagamos bromas y demás... No creo que un chiste defina lo que en verdad siento por ti. Porque sí, no demuestro mi cariño con abrazos y esas cosas, diría que lo demuestro con protección. Y sí una vez dijiste que yo era tu refugio... En verdad no quiero que cambies de opinión sobre eso.
La voz del toro se quebró por un momento, luego retomó su dialogo.
Bull: Perdóname si alguna vez te hice sentir mal, es solo que a veces soy muy estúpido como para darme cuenta de que te lastimé. -La chica subió la cabeza rápidamente al escuchar el suspiro del toro- Bibi, detrás de todas las estupideces que este idiota pueda decir, está el amargo corazón de un hombre que te quiere. Y te quiere muchísimo...
Al escuchar esto, lentamente la chica volteó la cabeza hacia atrás, para cruzar miradas con los ojos llorosos de Bull. Ambos lagrimeaban, y en aquel "momento", que de a poco empezaba a arreglarse, Bibi recordó la última frase de Bull, y contestó con la voz rota.
Bibi: ¿Aunque solo me sepa la escala pentatónica? -Preguntó con una leve sonrisa llorona. Bull carcajeó un poco melancólico y sonrió-.
Bull: Jaja, claro que sí, aunque solo te sepas la pentatónica, ¿Qué importa? -Respondió con carcajadas. Bibi finalmente se despidió de aquella amargura que había estado cargando durante todo el día, y con una sonrisita, se acercó a la puerta del toro-.
Sin pensarlo dos veces, se abalanzó hacia él, dándole un fuerte abrazo que lo desorientó por completo, pero rápidamente se acostumbró a la sensación de sus brazos rodeando su espalda, y abrazándola a ella también, le dio un besito en la frente que logró sorprender a la chica, pues, que recordara, Bull jamás había hecho algo así. Sin siquiera decir una palabra, los dos podían comunicarse una sola frase; "te quiero".
Abrazados esperaron a que la canción termine, de forma tierna y fuerte como si su vida dependiera de aquel abrazo. Con una sonrisa aliviada, Bibi inhaló el aire y apoyó su cabeza sobre el hombro de su compañero, así, cuando la melodía dio su último respiro, ella exhaló el aire, y dejó que todos sus problemas se vayan con este, escapándose de su cuerpo para dejar en este un bienestar que, al final, logró arreglar el momento. Y de pronto, cuando menos se lo esperaron, se percataron de que no solo el momento se había arreglado, sino también su propio día, pues cuando olvidaron esa bronca y frustración que sentían en su cuerpo, dejaron lugar a un sentimiento más bonito; el amor.
(Créditos a Chi_zhenjiao en Twitter)
.
.
.
https://youtu.be/h5_vLkg7aQk
(Soundtrack de la escena)
Crow bajó las escaleras, esperando no perder de vista a la misteriosa mano robótica que parecía flotar sin problema alguno. Esquivando a las personas y las mesas, salió del local para prestarle atención a aquel pequeño objeto volador que ahora se dirigía rápidamente hacia la carretera.
Los vehículos pasaban velozmente, y no parecía haber una luz más allá de las que los autos emitían. La mano pasó flotando tranquilamente por encima de los camiones y carros que pasaban de un lado a otro. Sin embargo, jugándose la vida, Crow corrió por la carretera para cruzar hacia el otro lado, tratando de salir ileso.
Afortunadamente, el ave logró cruzar a tiempo antes de que un enorme camión lo aplastara. Esta "gallina" sí que logró cruzar la calle con éxito.
Como un niño inocente, Crow corrió por la oscuridad detrás de la mano flotante, que lentamente lo mecía hacia lo desconocido entre los cactus que todo observaban.
La luz se volvía cada vez más y más brillante, y mientras más se acercaba, más veía.
Callada y silenciosa, la mano flotante se acercó al cansado Crow, y se estrechó hacia él, como si lo invitara a tomarse de las manos. El cuervo aceptó, y una vez ambas manos entraron en contacto, la metálica se movió bruscamente al aire, haciendo que Crow comenzara a colgar de esta, como si volara, como si fuera a tocar las estrellas.
La mano se movió con rapidez por el aire, llevando a Crow como si se tratara de un simple muñeco. El viento pegaba en el rostro del agitado cuervo, que gritaba sin descanso, pues de pronto sentía como la adrenalina le entraba por los ojos.
Aquella iluminación estaba más y más cercana, incluso logró ver que, aquello que la emitía, estaba encima de una de esas enormes paredes rocosas del desierto, justo en la cima de esta.
Pero justo cuando Crow comenzaba a analizar sus alrededores, la mano movió sus dedos, soltando al cuervo en el aire y dejándolo caer con velocidad hacia el suelo. Crow gritó fuerte de adrenalina, pero no lo salvó del enorme golpe que se dio al aterrizar desplumado entre unos cactus.
Crow: Auch. -Murmuró para sí, cuando la luz estaba en frente suya, arriba de aquella enorme pared rocosa, y la mano se acercaba a esta para descansar en la sombra de un desconocido que miraba al horizonte-.
El ave logró reconocerlo, y si bien no estaba seguro de pensar en si era él o no, prefirió pensar en una forma de subir a la "montaña desértica" que ahora posaba frente a sus plumas.
Quitándose las espinas que se había clavado levemente y analizando un poco la pared rocosa, por la parte trasera de esta encontró una forma de subir. Comenzó a escalar con paciencia, y una vez logró colocar su mano en la cima, hizo fuerza para subir todo su cuerpo hasta el final de su subida. Finalmente lo había logrado.
Tirado en el piso de piedra, descansó unos segundos, tomando aire y recobrando sus brazos y piernas para más tarde levantarse y mirar en frente suya. En la otra punta de la pared, aquella luz resplandeciente empezaba a apagarse lentamente. Había sido un llamado, una especie de señal que logró su cometido; comunicarse con el indicado.
Crow se mantuvo en silencio, caminando lentamente hacia la silueta que se sentaba en la punta de la montaña, aquel barranco del que cualquiera podría morir al caerse. Preparando sus dagas por si acaso, el ave dio su último paso hasta la verdad del llamado resplandeciente, y una vez se acercó lo suficiente, pronunció murmurando.
Crow: ¿Acaso viniste a buscarme para humillarme de nuevo? -Preguntó despacio, con una voz calmada que el contrario no conocía. Sin mirarlo, le contestó-.
Halley: Tú fuiste el que vino a buscarme.
Crow: Tu mano me fue a buscar mientras cenaba.
Halley: Sigo sin ser yo. Mi mano no es parte de mi cuerpo, no del todo. -Suspiró- A este punto, no sé qué sigue siendo parte de mi cuerpo y qué no.
Al escuchar esas palabras, Crow entró en ese estado de dolor celestial, casi estelar. Aquella molestia en su pecho que lo dejaba sin ganas de más, ese mismo dolor que experimentó anteriormente, ahora le pegaba con más fuerza que nunca, pero seguía sin ser agonizante. Era un dolor, sí, pero más emocional que físico.
El ave oscura se sentó al lado del forastero, sin siquiera pedir permiso, solo lo hizo. No se miraron, no hasta que Crow pronunció su próxima frase.
Crow: ¿Qué haces aquí? -La respuesta que recibiría lo dejaría asombrado-.
Halley: Preparándome para irme. Despidiéndome de este lugar.
Crow: ¿T-Te irás? -Preguntó nuevamente- ¿A dónde?
Halley: A donde alguna vez creí pertenecer. -Crow lo miró confundido-.
Crow: Desde hace tiempo has estado contestando de esa forma. ¿Sabes que no comprendo lo que quieres decirme en realidad, verdad? Tú mismo lo dijiste, mi pequeño cerebro no es capaz de entenderlo.
Halley: Jaja. -Se rió de pronto, logrando una sonrisa en el rostro del cuervo- Tienes razón.
Ambos quedaron en silencio. Halley miró al cielo.
Halley: ¿Puedes sentir ese sentimiento? ¿Esa sensación en tu pecho? ¿Ese dolor que no puedes manejar, a pesar de todo? ¿Lo sientes, cuervo? -Crow lo observó atento, aunque el contrario no le devolvía la mirada. Debajo de toda esa oscuridad que solo se iluminaba por la multitud de estrellas que se bañaba alrededor de los dos seres del desierto, el ave respondió honesto-.
Crow: Lo he estado sintiendo todo el tiempo. Cada vez que estás cerca de mi, y no entiendo por qué.
Halley: Yo también lo siento. Y podrá sonar loco, pero tampoco termino de comprenderlo. -Finalmente miró a Crow- Sin embargo... Sospecho que estamos conectados, cuervo. Sospecho que ya nos hemos visto antes, hace muchos años atrás, en distintas galaxias, o incluso distintas vidas. Hemos tenido algo en común, en algún momento de nuestra eterna existencia. ¿No piensas igual? -El cuervo, comenzando a filosofar un poco, le respondió-.
Crow: Bueno, no me has dejado ver tu verdadero rostro en todo este tiempo, así que no puedo afirmar nada. -El contrario forastero lo miró fijamente, moviendo sus manos con lentitud hacia su sombrero-.
Halley posó sus manos hacia su ropa, y una vez se había quitado el sombrero de encima y había movido un poco su poncho, su rostro se pudo ver por completo. Para sorpresa de Crow, su rostro era... Su rostro era igual.
Crow: Pero si es el mismo... -Murmuró-.
Halley: A veces no hay nada más que ver. A veces una cosa es como es, y no hay nada que observar más allá de los hechos. -Sonrió, de alguna forma- Crow, tú me conoces. -Afirmó-.
Crow: ¿Dónde nos hemos visto antes? -Halley lo miró, y mientras una estrella fugaz pasaba por detrás suya, pasando desapercibida como un secreto misterioso, el forastero contestó-.
Halley: ¿Recuerdas el nombre "Ziggy"? Tú mismo lo inventaste... para mí. -Crow abrió los ojos como platos-.
Hacía muchos muchos años, cuando el cuervo era tan solo una pequeña ave, había tenido un extraño sueño en su mente. Pero más que un sueño, fue una aterradora pesadilla. Estaba en el espacio, flotando como si de un astronauta se tratase. La gravedad no existía, y las estrellas lo abrazaban al flotar a la deriva sin más en su vida. De pronto, una entidad que también flotaba sin más lo observó, con los mismos ojos que el forastero, con las mismas pupilas que lo enfurecieron. Los ojos de Halley lo miraron fijamente, mientras ambos flotaban a la deriva como estrellas fugaces.
Por alguna razón se habían encontrado, y desde que cruzaron miradas, sus vidas se habían conectado. Quizás uno de ellos estaba al otro lado de la galaxia, pero entre todos los planetas, y soles, y asteroides, y estrellas y ancestros luminosos, los dos seres existían en la misma realidad, en el mismo tiempo, como una sola vida. Y ahora que estaban juntos, Crow podía recordar esa mirada con más claridad, intensificando el dolor en su pecho aún más.
Crow: ¿Fuiste tú todo este tiempo? -Preguntó sorprendido-.
Halley: Diría que sí. Solo eso podría explicar el por qué de este sentimiento que ambos sentimos arder en nuestro pecho. -Crow sonrió- Pero ahora que lo entiendes, puedo decirte que, en verdad, sigo sin saber con exactitud lo que soy. Algunos podrían creer que soy un forastero, otros podrán creer que soy parte de un sueño. Pero lo que yo creo... es que soy más que eso. He viajado como una brillante estrella toda mi vida, como un astro resplandeciente entre la oscuridad del cielo cuando anochece. Soy todo lo que puedes soñar y lo que no.
Crow: Eres un cometa. -Halley lo miró, llamándole la atención el término-.
Halley: "Cometa". -Repitió para sí, luego pensó por unos segundos, y sonrió- No es una mala idea.
Crow: Todos pueden ser lo que quieran ser.
Halley: Seré el cometa Halley, para ti y para mi, cuervo. -Ambos sonrieron, mientras una luz repentina brillaba fuertemente entre los astros que desde allá arriba los miraban- Creo que ha llegado el momento. Mi momento. -Dijo levantándose del suelo. Crow lo siguió, haciendo exactamente lo mismo-.
Crow: ¿Tu momento? ¿A qué te refieres?
Halley: El momento de irme. Mi momento para ser libre. -Apuntó hacia el cielo- Esa estrella me vino a buscar para seguir con mi viaje. Está aquí para llevarme a otro lugar, lejos, muy lejos de lo que conozco.
Crow: ... ¿Volveré a verte algún día, Halley? -Preguntó preocupándose por lo que en verdad le importaba. El cometa lo miró, con nada más que melancolía entre sus pupilas-.
Halley: Solo si los astros nos lo permiten. Asegúrate de contactarte con ellos de vez en cuando.
Lo que ocurrió a continuación no solo tomó por sorpresa a Crow, sino también a mi mismo. Un abrazo repentino rodeó la espalda del cuervo, que ahora podía sentir como las manos frías de metal de Halley lo tomaban con delicadeza. Devolviendo el abrazo, al cuervo se le soltó una lágrima, pero rápidamente la escondió.
Halley: Antes de que me vaya... quiero que te quedes con esto. -Alzó su mano, para así mostrar su palma. Encima de ella había... ¡nada!- Es todo tuyo.
Crow: ... ¿Tu mano? -Preguntó sarcástico. Para su sorpresa, Halley asintió-.
Halley: La necesitarás más que yo. Te lo puedo asegurar, cuervo. -Rodó su muñeca rápidamente, logrando que su mano se desatornillara y cayera al piso como un pesado engranaje. Con su mano izquierda, levantó la contraria para extenderla hacia Crow, quien la tomó cautelosamente-.
Crow: Gracias, Halley. Y discúlpame por haberte tratado como una basura, supongo que al final me dejaste una lección.
Halley: ¿Ah, sí? ¿Cuál fue esa lección, Crow?
Crow: ... No volveré a meterme con un cometa, nunca más en la vida. -Halley sonrió-.
Halley: Jaja, apuesto a que no. -La estrella en el cielo pareció acercarse lo más que pudo hacia el planeta, alumbrando solo el cuerpo estelar del cometa Halley- Nos vemos en tus sueños, cuervo.
Crow sonrió levemente, observando como Halley finalmente cerraba sus ojos. Jamás los había visto cerrados, y era un detalle que lo tomaba por sorpresa ahora que el cuerpo del cometa se volvía polvo de estrellas, pues este se desvaneció lentamente hacia el cielo, entre todas las luces resplandecientes del más allá, dejando al sonido del viento en el desierto como el verdadero sonido del silencio.
Unos segundos después, nada más que la ropa y las partes metálicas de Halley habían quedado reposadas en el suelo. El sentimiento en el pecho de Crow se había desvanecido por completo junto al rastro de existencia del cometa, y ahora que la estrella en el cielo se había apagado por completo, Halley podía ser libre, de alguna forma.
Crow: Buen viaje, compañero. -Con la mano robótica en su mano, realizó un saludo militar, desde sus dedos a su frente, para luego pararse firme y caminar lentamente de vuelta a casa-.
Fue una experiencia extraña, y para nada se lo podría haber esperado, pero a la larga, el cuervo quedó satisfecho con la explicación a su interno dolor. Había sido un día largo ahora que había tanto que procesar.
Caminó y caminó durante minutos por la fría arena del desierto, con nada más que la compañía de los cactus y una oscuridad solitaria que rebosaba entre sus plumas, siempre cargando la mano metálica que le había sido obsequiada.
Después de un rato, el cuervo logró ver aquel vehículo a lo lejos, ese mismo que tan bien reconocía y que todavía se estacionaba en la hamburguesería, con sus dos compañeros en sus respectivos asientos. Se veían felices.
Crow cruzó rápidamente la calle de nuevo, diciéndole a la muerte una sola cosa, "hoy no". Llegó con velocidad al auto, lanzó la mano metálica hacia el piso de su asiento, y tomando por sorpresa a los dos engrasadores, se subió a la parte trasera del vehículo.
Bull: ¡Wow! -Reaccionó, mirando hacia atrás junto a la chica, que también se volteó-.
Bibi: ¿Viniste de... allá? -Preguntó, refiriéndose al oscuro otro lado de la calle. Bull no lo había visto por el espejo retrovisor, pero ella sí, por eso mismo no llegó a sorprenderse tanto, más bien estaba confundida-.
Crow: Sí. -Asintió con la cabeza, extrañado por la pregunta-.
Bibi: ¿No estabas en el baño? -El cuervo recordó su excusa, ya lo había olvidado por completo. Quedó callado por unos segundos, apartando la mirada, y cuando volvió a poner sus ojos sobre la asiática, le respondió tranquilo-.
Crow: Baño natural. -El toro pegó una carcajada, el comentario lo tomó por sorpresa-.
Bibi: Euh, ¡¡qué asco!! -Se quejó, oyendo las risas de Bull de fondo. El ambiente había vuelto a lo habitual, ¡las estrellas de la carretera estaban de vuelta!-.
Crow: Bueno, soy un cuervo después de todo. Suenan como si nunca hubiesen visto una paloma haciendo lo suyo en toda su vida. -Bull se rió aún más fuerte. Bibi no pudo evitar sonreír, rendida ante su seriedad. El cuervo también sonrió junto a ella, orgulloso por sus comentarios que, a la larga, parecían hacer gracia-.
Bull: ¡¡Este chico me mata, JAJAJA!! -Golpeaba el volante, llorando de risa-.
Bibi: Ya, arranca. Me cansé de este lugar. -El toro le hizo caso, y moviendo la llave del auto, las ruedas comenzaron a moverse junto al motor que no paraba de reír-.
El vehículo comenzó a moverse, alejándose en la lejanía y dejando atrás otra de sus locas aventuras. Quizás los días podían ser malos y tristes, pero cuando el cariño entre estos tres se hacía presente y sus discusiones y chistes comenzaban a venir, no había día que pudiera arruinarse. Solo cuando estaban unidos eran verdaderamente fuertes.
Crow: Espera, Bull... ¿pagaste por esas hamburguesas, verdad?
Bull: Ehm... No. -Un silencio enorme se hizo presente...-.
Sorprendentemente, Bibi fue la que agregó un comentario de pronto, haciendo reír a sus compañeros y alejándose finalmente de aquel sitio.
Ni modo.
.
.
.
Hola a todos!! Les habla Rod por aquí!! ^^
A petición popular de ustedes, otro capítulo de Highway Stars!! Y de nuevo, con otro personaje "fan-made" :0
La verdad que me entusiasma mucho la idea de meter personajes ajenos al juego original en esta historia. Más que nada para darle algo "único" al fanfic, y además poder contar historias cada vez más interesantes sin necesidad de tener a los mismos personajes del juego que ya conocemos!
Este capítulo me gustó bastante ya que me centré más en Crow y sus sentimientos, un personaje que me encanta :D
Y para no dejar de lado a Bull y Bibi, ellos mismos tienen un asunto pendiente que resolver que al final los termina llevando a uno de los momentos que más ternura me dan de todos los que he escrito en mi vida!! <3
Me gustaría saber sus opiniones sobre el capítulo, y sobre todo su opinión sobre Halley. ¿Creen que fue un personaje interesante? ¿Tenían o tienen alguna teoría acerca de él que quieran compartir? ¡Estaré leyendo todo lo que comenten! ^^
Para terminar, solo quería comentarles acerca de un pequeño detalle que solo algunos se habrán dado cuenta. Aquellos que no hayan leído "El Diario de Crow" no se habrán percatado de esto, y todavía están a tiempo a leerlo. Aquí daré un pequeñísimo spoiler, así que cuidado :S
Si quieren leer la historia, pueden ir a mi perfil, ¡allí la encontrarán fácilmente! No es una historia muy larga, tranquilamente podrían leerla en media hora o un poco más. Se los recomiendo bastante si les intriga el personaje de Crow ;)
-SPOILER-
Halley aparece en El Diario de Crow, en uno de los capítulos. Es ese mismo sueño que Crow narra en el diario el mismo que se menciona en este episodio. Esto lo comento para no generar demasiadas dudas al respecto, por si se llega a ver algo confuso todo el tema.
Creo que hasta aquí llega el misterio de "¿qué era esa criatura que Crow vio en su sueño cuando era pequeño?"... O tal vez no sea el final, ¿quién sabe?
-FIN DE SPOILER-
Sin nada más que decir, espero que les haya gustado el capítulo, si es así recuerden dejar su voto y un comentario bonito que siempre se agradece mucho ^^
También pueden seguirme por acá en Wattpad, que tengo muchas ideas pendientes para esta historia y para otros fanfics también!! Si no quieren perderse ninguna noticia ni actualización, pueden seguirme o bien guardar esta historia en su biblioteca, se agradecería mucho! :)
El próximo capítulo de Highway Stars será bastante interesante. Tendrá mucho que ver con Bull y una parte de su pasado, así que no querrán perdérselo!!
No sé cuando volveré a actualizar, pero esperemos que sea pronto, jajaj.
Les mando un saludo, y cuídense mucho!! Hasta el próximo capítulo, estrellas!! <3
-Rod!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top