Capítulo 9: Realidad Agitada

Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano.
Un día después...

Muchos creían que la población de la Ciudad del Vaticano no excedía las 800 personas, entre todos sus cargos. Esto era solo cierto parcialmente. La razón era que, sin ser contados oficialmente, los exorcistas de la iglesia eran también residentes de la Santa Sede, aunque al pasar mucho tiempo afuera el número de residentes nunca excedía el millar por mucho tiempo. Prácticamente, los únicos exorcistas que permanecían de forma permanente allí eran la Guardia Suiza (quizá el mejor cuerpo de exorcistas que haya existido en la historia de la Iglesia Católica Romana) y los líderes de estos guerreros, colmados de trabajos de oficina. También estaban los exorcistas que prestaron grandes servicios, pero se habían retirado por diversos motivos y solo empuñarían sus armas en caso de agresión directa al Vaticano o al Cielo. Pero eso era desviarse de su tarea. Avanzando apresuradamente por los pasillos cada vez más oscuros al oscurecerse el cielo, el secretario tocó dos veces la puerta de la oficina del líder de los exorcistas, quien le dio un quedo "pase" como señal de que no había problema en que entrara. Cuadrándose junto a la puerta, esperó pacientemente a que uno de los hombres más importantes de la Ciudad del Vaticano terminara de leer y firmar un documento, para finalmente dar su mensaje.

- Señor. Tenemos un mensaje de los exorcistas que estaban infiltrados en el grupo de esa ángel caído. Creemos que son lo suficientemente importantes como para comunicarlas ahora.

Su interlocutor alzó una ceja.

- Dime.

- Si señor. Tomaron contacto con un grupo de magos, quienes los ayudaron a eliminar al grupo de caídos y demonios renegados en un asalto frontal en la ciudad de Kuoh, Japón. Este grupo de magos usaba ampliamente la tecnología y armas de fuego entre sus armas, pero seguían siendo magos en sus actividades. El reporte concluye con una impresión personal, pero indica que tienen bastante potencial y recomienda trabajar con ellos en el futuro.

El comandante de los exorcistas alzó una ceja.

- ¿Cuál era el nombre de este grupo de magos?

- Su nombre era... era algo raro, si me pregunta, pero bueno... se hacían llamar-

- ¿La [Organización]? – Interrumpió, con veneno en la voz. Este detalle pasó desapercibido para su subalterno.

- ¡Sí, ese era! ¿Los conocía, señor?

Un gruñido fue toda su respuesta.

- ¿Señor...?

- Mantenga vigilancia sobre ellos. Inicien una investigación y traten de ubicar alguna de sus bases. De lo contrario, traigan a alguien para interrogación. Tenemos que lidiar con esto rápido.

- ¿Señor? ¿Por qué...?

- La [Organización] es el grupo de magos que provocaron el exterminio de la Sección XI en Yugoslavia en 1994. Les habíamos perdido la pista, pero veo que por fin los atrapamos de nuevo. – Miró seriamente a su subalterno. – No los dejaremos escapar esta vez.

- S-sí señor – el secretario se excusó y se retiró rápidamente de la sala, dejando solo a su jefe con sus pensamientos. Este suspiró, sacando de su escritorio una vieja fotografía donde aparecía un él más joven junto a otras personas, vistiendo un uniforme muy parecido a aquel que usaban los militares de aquel odiado grupo de magos.

- Si tan solo fuera tan simple como eso... - murmuró con nostalgia, viendo la foto.

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XXXXXXXXXX

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Suiza. Dos semana después...

Había pasado una semana desde que volviera de Japón. Asia Argento, como agradecimiento por rescatarla, decidió unirse a la [Organización], siendo enviada a la base italiana para su entrenamiento a fin de estar en un entorno familiar para ella. Él, por su parte, había resumido su entrenamiento. El torneo de videojuegos había ocurrido hacia poco, y los ánimos seguían caldeados entre algunos participantes por las competencias y las practicas "injustas" entre jugadores, pero había cierta sensación de euforia en la clase que motivaba la unión entre todos. Sus entrenamientos con Alice, Frederick y James se resumieron, y poco a poco, su ritmo de aprendizaje aumentó.

Pero no era todo color de rosas. Ya había tocado un campo de batalla, y la sensación seguía apegándose a él. La vida pacífica era preciada, pero sentía cierta paranoia por la perfección de todo. No le molestaba mayormente, pero le era difícil tomarse en serio los entrenamientos de combate regulares tras eso. Evzek no se molestaba en cambiar su rutina, por lo que se encontraba siempre trabajando flojamente. Frederick, por su parte, cada vez menos se aparecía por Suiza, viajando cada vez más frecuentemente a Asia por su posición en la [Organización]. Pareciera que muchas cosas habían pasado, pero apenas llevaba 6 semanas desde que llegara a su nueva escuela. La surrealidad de las cosas que había vivido en el último tiempo era algo a lo que no se había terminado de adaptar del todo, pero a pesar de eso, se encontraba emocionado ante la perspectiva de lo que llegara después.

Nuevamente, se encontraba paseándose por los pasillos de los dormitorios de la [Organización]. Nuevamente, se encontraba en los dormitorios con aura extraña. Sin embargo, y pese a que no sabía como había vuelto allí, había ahora una sutil diferencia con respecto a la vez anterior que estuvo allí. El aura opresiva seguía allí, pero ahora la percibía diferente. Había un poco de... ¿pertenencia? Tal vez no fuera la palabra adecuada, pero sentía que entendía, aunque fuera un poco, aquel sentimiento que le provocaba estar allí. Se preguntó si tendría que ver con el hecho de que hubiera experimentado una batalla en carne propia, recordando que estos eran los dormitorios de veteranos, y pensando si esta aura sería producto de ellos, o si ellos serían así por culpa de esta aura.

En mitad de su intento de cruzar un pasillo, una puerta abierta le llamó la atención. Observó el interior de la habitación, encontrándola vacía. En uno de los escritorios había una computadora portable encendida, quizá la más moderna que hubiera visto en su vida. Acercándose lentamente, comprobó que no había nadie allí. Se preguntó quien podría haber sido tan descuidado, dirigiendo su mirada ahora hacia la pantalla encendida que mostraba una carpeta abierta. Curioso, se acercó a ver el nombre de los archivos (manteniendo cierta distancia, no fuera cosa de que fueran cosas personales privadas). No sabía si sorprenderse al comprobar que eran archivos con nombres de típicas combinaciones de números y letras, seguramente significando algo. Estaba por irse, cuando tocó el dispositivo por accidente, seleccionando uno de los archivos. Se abrió una ventana de video, la cual empezó a reproducir su contenido. Issei, viendo que nadie llegaba, decidió quedarse unos segundos más.

El video comenzó. No tenía sonido. En primera plana aparecía un hombre armado, aparentemente protegiéndose de algo que no se alcanzaba a ver tras las plantas. La cámara parecía estar sobre el casco de alguien. El soldado (pues eso parecía) llevaba puesto lo que parecía ser un uniforme militar bastante similar al de la [Organización]... pero no era el mismo. El soldado disparaba desde su cobertura, la cual era un árbol, solo para esconderse luego para evitar una ráfaga de balas. La persona con la cámara procedió luego a disparar unos cuantos tiros hacia donde vinieron los disparos, solo para que la cámara captara brevemente un objeto cayendo y explotando bajo los pies de ambos. El video se cortó en ese momento, justo después de que la cámara se manchara con sangre. Ante un impresionado Issei, el computador utilizó su configuración de reproducción automática para continuar la presentación.

Siguiente video.

Parecía ser un centro comercial. Desde un cuarto piso varios soldados con un uniforme similar pero no igual al anterior, e igualmente parecido al de la [Organización], disparaban hacia abajo, desde donde les disparaban otros soldados con uniforme irreconocible. Al poco tiempo parecieron despejar el lugar, pero uno de ellos llegó gritando algo que provocó que cundiera el caos y se provocara una huida generalizada. El que llevaba la cámara corrió por el nivel durante unos segundos, antes de girar hacia el pasamanos que corría junto al borde y lanzarse al vacío desde allí. La cámara quedó mirando hacia arriba, permitiéndole a Issei ver como un objeto se estrellaba contra el edificio y explotaba, provocando que la persona que se lanzó justo detrás del camarógrafo quedara fragmentada en múltiples pedazos que cayeron, cada uno a su ritmo, impulsados por la explosión. Más arriba, un avión pasaba a vuelo rasante tras lanzar la bomba. La grabación terminó cuando la cámara golpeó el suelo. Issei tragó saliva.

Siguiente video.

Estaban en una calle. Hubo un destello en un edificio a unas calles de distancia, y uno de los soldados se desplomó en el suelo, un segundo tiro matándolo. El resto se dispersó por coberturas improvisadas, en lo que un tanque aparecía por el costado de la cámara. Desde el edificio de donde salió el destello empezó a aparecer gente sin uniforme, civiles, huyendo del lugar, pero esto no fue impedimento para que el vehículo blindado disparara sobre la estructura, derribándola sobre las personas que huían. No contento con eso, volvió a disparar sobre los escombros, antes de seguir su camino. El resto de los soldados avanzó por la calle, doblando en una esquina y apareciendo un nuevo fogonazo a lo lejos, antes de que la cámara se fuera a negro. El castaño estaba en shock ante lo que veía, paralizado de la impresión.

Siguiente video.

Era de noche. Estaban en otra ciudad, o una parte radicalmente distinta a la anterior. Había soldados avanzando por callejones, en lo que se unían a lo que solo se podía describir como un confuso campo de batalla. Luces, bengalas, balas, explosiones, personas, cadáveres... todo se mezclaba en una confusa demostración de crueldad, en lo que líderes con banderas y oficiales con gestos alentaban y dirigían a la masa que combatía contra un enemigo apenas distinguible con un uniforme similar al propio. El video terminó al disparar un soldado un lanzacohetes sobre un edificio, quebrando la cámara un escombro que salió volando de la estructura. Issei apenas creía lo que veía. Solo deseaba que aquella muestra de crueldad desapareciera... pero seguía clavado allí, mirando confuso lo que la pantalla mostraba.

Siguiente video.

Parecía el final de un pasillo. Figuras a contraluz avanzaban al trote por él, desapareciendo poco a medida que el portador del equipo de grabación se aproximaba. Pronto quedó claro que pasaba: estaban en una avión, y saltaban hacia un campo de batalla. La ciudad estaba totalmente destrozada, con disparos perdiéndose hacia el cielo y soldados bajando a las calles. Varias de las personas que descendían y abrían su paracaídas desaparecían en una nube roja, que claramente dejaba poca duda respecto a cuál fuera su destino, mientras que aviones y helicópteros pasaban a vuelo rasante destrozando porciones completas del lugar en un parpadeo. Una de las aeronaves pasó cerca del camarógrafo, sacudiéndolo y provocando que se precipitara al vacío. No, no cayó. El casco que llevaba se salió de su cabeza, cayendo sin él. Pero antes de que se pudiera pensar en otra cosa, el anterior dueño estalló en una nube roja, desapareciendo en una lluvia de sangre y vísceras que manchó el lente, el cual se rompió a los pocos segundo al impactar con el suelo. Issei se quedó allí, asustado. Las muestras de crudeza lo enfermaban, y apenas podía reaccionar a lo que veía o estaba alrededor suyo.

No hubo un siguiente video. Una mano cerró de golpe el computador, una mano cuyo brazo llevaba una banda que decía "I. Company – Elite". Issei levantó su mirada. Poco a poco, los detalles y colores del uniforme de tropas de élite aparecieron en su vista: primero, uniforme gris; luego, una corbata roja; después, complementaron las hombreras grises. La mirada fría que aquel oficial, a juzgar por los parches de su cuello, le enviaba, era de todo menos amigable, y desde luego que el castaño temió allí mismo por su vida. Aquel era un oficial de élite. Él, tan solo un estudiante. Podría aplastarlo allí si él quisiera, probablemente sin consecuencias. Había observado videos, probablemente clasificados, sin permiso, y sabiendo lo que él sabía, lo más probable era que fuera él el siguiente cuyo cuerpo colocaran en un ataúd de madera en ese momento. Tras unos segundos de observarlo, el oficial se enderezó y le señaló la salida, todo esto sin dejar de mirarlo. Issei solo asintió, antes de lentamente encaminarse hacia la puerta. Cuando pasó junto al militar, este le susurró:

- Ni una palabra de esto a nadie.

No pensaba hacerlo de todas formas.

- C-claro.

Murmuró como respuesta.

Salió de la habitación, la puerta cerrándose detrás suyo. No sintió al militar moverse, seguramente lo hizo con magia. Quedándose allí por unos segundos, decidió hacerle caso al oficial y olvidarse del asunto, un último pensamiento cruzando su cabeza antes de empezar a alejarse del lugar:

"La fecha de esos videos... estaba ocho años adelantada..."

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XXXXXXXXXX

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Día siguiente...

Issei no lo había procesado aún, el que ya llevaba la mitad de su curso de magia. Ciertamente, escucharlo de la cara aburrida de su profesor era algo menos emocionante de lo que suena, pero el efecto aparecía igual. Asintiendo brevemente, se desconectó en lo que el profesor seguía nombrando alumnos de la clase y dando el estado de sus planes de estudios. Por su cabeza pasaron rápidamente las clases tomadas, especialmente las matemáticas y ciencias. También pasaron por su cabeza las batallas de práctica que tuvo con Frederick y Alice. Parecía una eternidad, pero fueron apenas 6 semanas desde que llegara allí. Evzek revisó su reloj y despidió a la clase, regalándoles una salida temprana. Issei tomó sus cosas y se dirigió junto a James a su habitación, donde se pusieron a conversar de sus planes para el futuro o, en el caso de Issei, la falta de uno.

- ¿Cómo que no sabes que harás cuando termines tu curso de magia?

- Bueno, la verdad pensaba volver a mi vida normal... aunque ahora que lo pienso, quizás no sea buena idea. Puede que ni me lo permitan. – El japonés se encogió de hombros ante eso, aunque en su interior, estaba bastante preocupado por el tema.

- Bueno, no estas entrenando para ser militar, así que no deberías complicarte por ese lado. Tienes un curso de combate intensivo, por lo que tus opciones deberían ser... - enumeró James, usando sus dedos. – Unirte a un equipo civil en Japón, aunque podrías terminar en cualquier parte de Asia Oriental; unirte al ala académica y pedir ser asignado allá, aunque tendrías que tomar cursos adicionales y puede que aun así te envíen a otro lado; otra cosa es un puesto administrativo o intentar entrar a la milicia en la 8ª División, dentro de cuya zona está tu país. Creo que esas serían todas tus opciones reales, aunque podría haber más si buscamos mejor...

- Creo que optaré por un puesto administrativo o en un equipo civil que no vea mucho combate.

- Eso deja a cualquiera excepto a los Inquisidores... aunque siendo honesto, no sé en cual quedarías mejor. Los Agentes suelen ver combate, aunque no muy seguido, mientras que no tienes el perfil de un Investigador, y como guardia no servirías de mucho. Digo, bastan un par de pechos para hacerte perder todo enfoque, y antes de que nos demos cuenta, el Guardia Hyoudo dejó pasar a media organización rival a nuestra base. Al menos no habrá nadie después como para criticarle. – Se burló ladinamente el norteamericano. Issei solo pudo quejarse ante la veracidad de lo dicho.

- ¿La Octava División? Dijiste que esa era la encargada de Japón, ¿no?

- Bueno, más concretamente de toda Asia Oriental. Es también una de las divisiones donde las divisiones entre militares y civiles están más marcadas. Si planeas unirte a esa división para estar cerca de tu hogar, deberías tenerlo en cuenta.

- ¿A que te refieres con lo de "las divisiones entre militares y civiles"?

- Básicamente, los líderes de los equipos civiles y militares de esa división se llevan horrible, y a sus subalternos inmediatos por lo general no les gusta trabajar con el opuesto. – James extrajo un folleto de su bolso, titulado "guía (no) oficial de divisiones" – Esto ha llevado a que ambas ramas, salvo eventos especiales, tengan áreas autónomas en las cuales el otro no se mete. Para ser más específico, los militares se quedan en Rusia oriental y Okinawa, mientras que los equipos civiles se quedan en China y el resto de Japón. Según dice esto, la falta de amenazas en años ha evitado que se forme una cooperación decente.

- Ehm...

- Te apuesto lo que quieras a que esto lo escribió gente que quería burlarse. No me mires así.

- Como digas...

Un par de golpes en la puerta llamaron la atención del par. Tras mirarse entre sí, James dio permiso para la entrada de quien estuviera al otro lado.

- ¿Interrumpo algo? – Preguntó Frederick, apareciendo tras la puerta.

- Para nada – contestó James. Issei negó con la cabeza. - ¿Necesitas algo?

- La verdad si, quería hablarle a Issei de un trabajo que tenemos y en el cual él podría estar interesado en ayudar.

- ¿Un trabajo? – Preguntó el aludido.

- Más precisamente, un contrato que firmó la [Organización]. Pensé que podría interesarte.

- ¿Por qué?

- Bueno, comenzando porque involucra a una cierta Rías Gremory, y siguiendo por la Academia Kuoh...

Estas palabras llamaron la atención del castaño, quien se inclinó ligeramente hacia el rubio que había tomado asiento en la silla del escritorio de la habitación.

- Continua...

- Para resumirlo todo, Rías está en un contrato de matrimonio forzado por sus padres. Su hermano está en un puesto político de importancia, por lo que no puede intervenir (suena a burocracia, comentó James) y nos contrató a nosotros para que de alguna forma cancelemos el compromiso. Eso sería todo.

- Suena complicado...

- Es más laborioso que complicado, la verdad. La política del inframundo es un dolor de cabeza burocrático en el mejor de los casos, y un caos inescapable en el peor. Quizá la mejor idea sea ir directamente sobre el matrimonio y anunciar que nos oponemos. Eso, claro está, si nos dejan pasar. Pero de eso se encargarán otros.

- ¿Otros?

- Cómo dije, el hermano de Rías Gremory tiene un puesto político. Podrá tirar de algunos hilos. También puedes participar, James, aunque ambos deben saber que este es un trabajo asignado a la Octava División.

Ambos inclinaron la cabeza.

- ¿Eso quiere decir qué...?

- Si quieres participar, tendrán que unirse a la Octava División de forma oficial. Tengo forma de acelerar su salida del entrenamiento con alguna excusa inútil y enrolarlos, pero deberán estar en la división por algunos meses cuando menos. En el caso de Issei dudo que haya algún problema, pero no sé como será para ti, James. – El inglés manifestó algo de preocupación ante las circunstancias del norteamericano.

- No tengo problema. De todas formas no me extrañan en casa. – El aludido se inclino de hombros con una expresión aburrida.

- Creo que eso lo define... bien, en un par de días estará todo listo. Preparen sus cosas para irse de forma definitiva, pues esta habitación será ocupada por otros alumnos pronto. Ya que somos equipos civiles, no tenemos uniforme. Asegúrense de llevar ropa suficiente. – Y con esas palabras, el rubio del bastón salió del lugar. Issei y James empezaron de inmediato a hacer listas de cosas para llevarse, inconscientes del intercambio que ocurriría afuera de su habitación unos segundos después...

XXXXXXXXXX

Frederick cerró la puerta de la habitación de Issei y James y se encaminó por el sospechosamente vacío pasillo. Alice Meyer, apoyada en la muralla a un costado, se enderezó y caminó dos pasos detrás él, una expresión seria en su rostro.

- ¿Qué sucede, Alice? – Inquirió el rubio, sin interrumpir su movimiento.

- ¿Recuerdas que te comenté sobre la posibilidad de que haya algo más arriba en la jerarquía que puede estar moviendo los hilos, o al menos ocultando información de algunas cosas?

Frederick se giró para encararla. El pasillo seguía vacío.

- ¿Encontraste algo?

- No tengo nada sobre quiénes son, pero...

- ¿Pero...?

- Recordé algo que me sucedió anteriormente. Llevábamos más de un año en guerra, por lo que lo ignoré en su momento, pero lo revisé ahora y...

El usuario del bastón afirmó su agarre de este. Las nubes taparon la exigua luz natural de afuera, oscureciendo el ambiente a medida que Alice decía esas palabras.

- ¿Qué ocurrió?

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-17,550236, -66,445932
Sobre la Cordillera de los Andes, Bolivia.
??? años atrás...

Un dañado y humeante avión avanzaba a duras penas por el espacio aéreo a más de 6,000 metros de altitud. Un parcialmente borrado símbolo de la [Organización] se veía en sus costados, y su compuerta de carga trasera se hallaba abierta con gente asomándose. A cierta distancia de la aeronave, un caza militar con otro símbolo en su fuselaje se acercó hasta cierto punto y disparó un misil, el cual se fue acercando cada vez más, hasta que...

¡BUM!

Estalló a cierta distancia del avión de carga, golpeado por una barrera invisible que protegió al AC-130 de una muerte segura.

- ¡Otra de esas y no aguantaremos mucho! – Anunció uno de los pilotos del artefacto, su voz algo distorsionada desde el otro lado de una máscara de oxígeno. Un gruñido afirmativo se escuchó de alguna forma desde la bodega de carga, en la cual había un individuo sentado ostentando insignias de un alto rango rodeado por varios militares aliados heridos. Unos cuantos cuerpos se alineaban a un costado de la bodega, muertos, en lo que una cada vez más reducida guardia conformada por los escasos soldados en buen estado restantes vigilaba desde las ventanas y la compuerta abierta.

- Si solo fuera el avión no habría problema... ¡pero esos putos magos! – Exclamó uno de los oficiales desde una de las ventanas, observando hacia afuera.

- ¡Menos charla y más magia! – Inquirió otro, desde el grupo de heridos, justo cuando uno de los soldados situados en la compuerta apuntaba hacia afuera y gritaba - ¡Mago enemigo acercándose!

- ¡Carajo! – Exclamó el oficial a cargo de esa zona. - ¡Lo veo! ¡A 1 kilómetro por el noreste! ¡Fuego a discreción!

Los soldados allí apostados apuntaron sus armas y liberaron varias ráfagas de mortal fusilería, las cuales obligaron al individuo que se acercaba sobre un círculo mágico a realizar maniobras evasivas y, luego de probablemente recibir un par de tiros, caer al vacío. Antes de perderse de vista, sin embargo, alcanzó a lanzar un pequeño pero certero hechizo, una lanza de magia que atravesó el torso de uno de los soldados y estalló en la estructura del avión. Este se tambaleó notoriamente, pero siguió en su curso.

- ¡¿Cuántos magos enemigos quedan?!

- ¡Ni idea, pero al menos media docena!

- ¡Tenemos que quitárnoslos de encima o estaremos muertos!

- ¡Tengo una idea! ¡Todos, aléjense de la entrada, hagan como que se retiran!

- ¡¿Cómo diablos se hace eso en un avión?!

- ¡Qué sé yo, solo háganlo!

Los soldados que vigilaban el exterior desde la compuerta se retiraron al interior de la aeronave. Desde el exterior, magos enemigos que observaban desde la lejanía tomaron esto como indicación de que había colapsado la defensa, y volaron velozmente hacia el aparato con la esperanza de coger a su presa y salir rápido de allí. A su avión no le quedaban misiles después de todo. Llegando desde improviso desde abajo, entraron por la compuerta y se apoyaron en el suelo...

...solo para encontrarse con dos filas de soldados apuntándoles, tal como hicieran los de su clase hacia apenas unos siglos atrás.

- ¡Fuego!

La balacera que siguió tomó a los magos asaltantes por sorpresa, y los seis cayeron víctimas del fuego concentrado de fusilería. La mayoría de los soldados se encaminó hacia la compuerta, desde donde vigilaron que no vinieran otros enemigos. Tras unos segundos, se indicó que todo parecía estar despejado. La gente inmediatamente se tranquilizó.

- Aun así... ¿Cómo supieron que trasladábamos al general a cargo de la 8° División a bordo de este avión en esta fecha en específico? Fue algo de improviso. La gente no suele tener magos esperando en el aire porque si estos días. – Comentó uno de los dos oficiales que se mantenían en pie a través de su máscara de oxígeno. Su par en rango se inclinó de hombros.

- Deben de tener un topo adentro. No me sorprendería, con la cantidad de gente que han tenido que enrolar desde esas batallas en Medio Oriente...

- ¡Alerta! ¡El caza enemigo volvió! – Anunció uno de los pilotos. Ambos oficiales, así como todos los soldados, se enderezaron y tensaron, corriendo hacia las ventanas y la compuerta.

- ¿Disparará otro misil? – Preguntó un soldado.

- Lo dudo. Ya lo habría hecho. – Contestó otro.

- ¿Se habrá quedado sin misiles? – Preguntó un tercero.

- Eso quiere decir que... - Indagó el primero.

- Usará su cañón automático. – Anunció el segundo. – ¡Estén todos atentos!

- ¡Viene desde las 10 horas! – Avisó el mismo piloto de antes. – ¡Viene a mucha velocidad!

- ¡Ya escucharon, a las 10! ¡Muévanse!

Los militares se movieron a las ventanas que daban a aquella dirección. A la distancia se observaba un punto lentamente aumentando en tamaño, cuya forma cada vez más se definía en algo que no agradaba a tripulación y pasajeros por igual. El caza enemigo se acercaba peligrosamente a ellos, y no había que ser un genio para saber que era lo que seguía.

- ¡Alguien derríbelo! – Exclamó uno de los dos oficiales en pie, creando una barrera frente a su propio avión. Varios soldados, capaces de usar magia, apoyaron en la tarea, mientras el resto apoyaba los esfuerzos del otro oficial, quién trataba de derribar el aparato rival.

- ¡Cae! ¡Cae, maldición!

El avión enemigo disparó su cañón, empezando a fragmentar la barrera. Varios soldados cambiaron de ofensiva a defensa, reforzando su protección, mientras el oficial seguía tratando de derribar al enemigo. Tras varios intentos fallidos, se le ocurrió una simple idea.

- ¡Alguien haga una corriente de viento lo más potente que pueda tirando su ala izquierda hacia atrás! ¡Yo me encargo de la otra!

- ¡Si señor!

Con un sutil uso de magia, las corrientes de viento fueron manipuladas de forma extrema y el caza perdió su estabilidad. Tras girar sobre si mismo varias veces, se precipitó al vacío aún disparando su cañón. Todos suspiraron aliviados, hasta que...

¡BAM!

- ¡Carajo! – Gritaron los pilotos al unísono, para luego explicar uno de ellos. - ¡Le dio a otro de nuestros motores!

- ¡¿Nos podemos mantener en el aire?!

- ¡Negativo, están hechos mierda! ¡Tendremos que aterrizar de emergencia!

- ¡¿Aquí?! ¡No hay unidades amigas cercanas! ¡Estaremos muertos cuando aterricemos si es que el impacto no nos mata!

- ¡Ustedes solo sujétense fuerte! ¡Intentaremos contactar a alguna unidad amiga!

Los soldados y oficiales hicieron lo indicado y fueron hasta la bodega, donde explicaron la situación en lo que sujetaban firmemente a los heridos a los asientos y amarraban a los muertos para que sus cadáveres no salieron volando ante el contacto con la tierra. Luego hicieron lo propio, todo esto mientras se escuchaba desde la cabina:

- ¡Este es el transporte Víctor-Ocho-Cero a cualquier unidad amiga de la [Organización] que reciba esto! ¡Nos alcanzaron y estamos perdiendo altura! ¡Nos veremos obligados a realizar un aterrizaje de emergencia sobre el Desierto de Atacama! ¡¿Hola?! ¡¿Nos recibe alguien?! ¡Nos vemos obligados a aterrizar de emergencia, maldición! ¡¿Siquiera alguien puede decirnos si están cerca?! ¡¿Siquiera alguien recibe esto?!

La situación siguió así durante varios minutos. Todos, desde el general hasta los soldados, se mantenía en silencio, esperando lo mejor y escuchando como los pilotos buscaban cualquier ayuda que pudiera conseguir. La compuerta de atrás estaba cerrada, pero los agujeros en el fuselaje dejaban pasar de igual manera el viento helado, cosa que preocupaba a los encargados de los heridos. Finalmente, cuando pasaron prácticamente a vuelo rasante sobre la Cordillera de los Andes, por fin lograron entablar una comunicación.

- R...ng a... ure... ke... route... is...

Al principio fue solo una débil estática, pero aun así era una señal, y los pilotos se aferraron desesperados a ella.

- ¡Los recibimos con interferencia! – Habló uno de los pilotos, aliviado de por fin hacer contacto con alguien. - ¡Repitan el mensaje, repítanlo por Dios!

- Rem... nits... secu... mport... your... ute...

- ¡Tenemos mejor señal! ¡Sigan habland-

La feliz exclamación del piloto fue interrumpida por una neutra y distorsionada voz, una que entró por el sistema y se reprodujo por todos los sistemas de comunicación a bordo del aparato.

- Remaining air units, air space is secure. Is important that you keep your route. Our team is here to help, but you must cooperate. Change your movement to 2-7-0, and await further instructions.

Todos en la cabina se quedaron en silencio ante tal indicación y forma de anunciarla. Los pilotos intentaron contactar con la fuente del mensaje y pedir su identificación, pero su única respuesta fue la repetición de la orden. Consultando silenciosamente con el general, los pilotos asintieron y tomaron las controles para girar la nariz de la aeronave. Pasaban las montañas y el desierto se extendía ante ellos, y a medida que bajaban, la temperatura aumentaba. Los pilotos intentaron contactar con la señal desconocida, solo para que volviera a ocurrir el fenómeno del mensaje en todo medio de comunicación auditiva a bordo.

- Remaining air units, air space is secure. Is important that you keep your route. Our team is here to help, but you must cooperate. Change your movement to 3-2-0, and prepare for landing. Fighters have been dispatched to escort you until you land safely.

Al poco tiempo aparecieron a ambos lados de la aeronave cazas militares, uno a cada lado, de un modelo diferente respecto con el que lucharon anteriormente. Estos, además, llevaban el símbolo de la [Organización], mismo que llevaba el dañado avión de transporte. Uno de los cazas se acercó hasta la cabina, realizándole gestos a los pilotos que estos contestaron, antes de alejarse y tomar posición de escolta.

- General, oficiales, soldados, nos acercamos a tierra. Aférrense lo más que puedan, y alégrense que esto es un desierto llano. Un terreno más plano para aterrizar es casi imposible de obtener en la naturaleza. – La comunicación fue interrumpida por el sonido de operar los controles. – ¡Impacto en 3 minutos desde ahora!

El calor seguía aumentando a medida que se acercaban al suelo. Pese a que varios tenían gotas de sudor recorriéndoles la cara, nadie se retiró su máscara de oxígeno, por si pasaba algo al aterrizar.

- ¡2 minutos!

Algunos de los soldados observaron hacia afuera, viendo aquellos anónimos cazas escoltándolos, en lo que otros se fijaban en el cada vez más cercano suelo del desierto de color beige.

- ¡1 minuto!

Los creyentes se consignaron a su dios. El resto se conformó con prepararse lo mejor posible.

- ¡3! ¡2! ¡1! ¡Impacto!

Apenas terminó de decir eso el piloto, la estructura de la aeronave se sacudió al impactar con la arena del desierto. La aeronave se deslizó durante varios segundos, agitando todo en su interior y rompiendo un par de cosas más de su fuselaje, antes de empezar a frenar y finalmente detenerse luego de dejar tras de si una gran huella de varios centenares de metros de longitud. Atontados, uno de los oficiales y unos pocos soldados, junto a los pilotos, forzaron la puerta, en lo que el general, el otro oficial y los soldados restantes ayudaban a los heridos a salir. Tras cerciorarse de que no había hostiles alrededor, el primer grupo ayudó al segundo. Pronto, todos estaban fuera del avión, los heridos a la escasa sombra del destruido fuselaje, y los soldados removiéndose las máscaras de oxígeno de una buena vez. La falta de humedad los golpeó algo, pero salvo el sudor ocasionado por sus uniformes, no había mucho más de lo que preocuparse, salvo de que estaban varados allí, sin ayuda.

- Así que... ¿Qué haremos ahora? – Preguntó uno de los oficiales, removiendo su máscara de oxígeno. Este tenía el cabello castaño, ojos grises, rasgos europeos, el rango de teniente y respondía al nombre de "Franz Kaltenbrunner".

- Ni idea. ¿Alguna noticia de esa fuerza aliada misteriosa? – Preguntó el general. Al remover su máscara se pudieron apreciar sus rangos orientales. Tenía, además, el cabello y ojos negros. Su nombre era "Kamito Kisaragi".

- Los pilotos dijeron que nunca pudieron contactarla. Siempre éramos nosotros los que recibían la transmisión... al menos sabemos que son reales. De lo contrario esos cazas con nuestra insignia no hubieran aparecido. – Comentó el segundo oficial. Este se sacó tanto su máscara como su casco, revelando una larga cabellera rubia, ojos azules y rasgos europeos. También una teniente, esta oficial respondía al nombre de "Alice Meyer".

- O sea que... ¿estamos varados aquí? – Preguntó Franz, desanimado.

- Así parece, al menos por ahora – anunció Kamito, justo antes de que todas las radios aun útiles del grupo se encendieran.

- Remaining ground units, stay where you are. It's important that you don't move. Our team is here to help, but you must cooperate. Drop your weapons and lay down on the ground. Our team will be there shortly.

Los dos cazas que los escoltaron pasaron a vuelo rasante sobre ellos. Varios helicópteros aparecieron a la distancia, formándose alrededor de ellos y descendiendo de ellos mediante cuerdas varios soldados uniformados de distinta forma a ellos. Estos soldados desconocidos los rodearon desde cierta distancia y apuntaron sus armas contra ellos, llevando sus rostros tapados por pasamontañas, lentes de sol, cubrecaras u otras cosas que sirvieran para ese propósito. Viéndose rodeados, los soldados, oficiales, pilotos y general pensaron en alistarse para una lucha, pero la velocidad a la que ocurrió todo fue abismal: todo este despliegue ocurrió en menos de tres minutos.

- Remaining ground units, stay where you are. Is important that you don't move. Our team is here to help, but you must cooperate. Drop your weapons, and lay down on the ground.

Pero cualquier resistencia se veía inútil. Estaban simplemente rodeados y heridos. Los aviones pasaron de nuevo. El factor definitivo era que, aviones, helicópteros y soldados, llevaban el símbolo de la [Organización] en ellos. El primero en soltar su arma fue el general, seguido por los oficiales. El resto les siguió de inmediato. Los soldados anónimos se acercaron y confiscaron el armamento, colocándoles una pulsera a cada uno de ellos.

- ¿Quiénes son ellos? – Preguntó Franz. El general había solicitado hablar con el oficial al mando.

- Ni idea, pero...

Alice observó los uniformes. No eran como el típico uniforme de la [Organización], que era monocolor y parecía sacado de los uniformes de inicios del siglo XX, los que combinaban el buen vestir con la guerra. Estos soldados llevaban un uniforme de camuflaje, con casco y algo de blindaje de cerámica, junto con algo de equipo repartido a través de sus ropas. Usaban también guantes de combate. No se podía ver nada del individuo utilizando ese uniforme, cosa que le daba cierto temor a la rubia. Para terminar, cada uno de ellos llevaba algunos parches en su uniforme, pero había dos que se repetían en todos ellos: el que llevaba el símbolo de la [Organización], y otro que llevaba un símbolo desconocido para ambos tenientes. El tercer parche, asumieron, era referente a la subunidad a la que pertenecían los soldados individuales, o a su especialidad militar.

Uno de los uniformados, escoltado por otros dos, se acercó al general. A mitad de camino se bajó el pañuelo que llevaba en la cara, dejando al descubierto la mayor parte de su rostro salvo sus ojos, ocultos por las gafas para el desierto. El general, cuando el primero llegó frente a él, no demoró en increparle lo que pensaba.

- ¿Quién es usted?

- Clasificado.

- ¿Rango?

- Coronel.

- Entonces conteste mi primera pregunta. Soy el general de división-

- Mis órdenes de confidencialidad pasan por sobre usted, general. Si no me cree, puede comprobarlo en el sistema cuando llegue a instalaciones de la [Organización] en zona segura.

Kamito entrechocó sus dientes, pero contuvo la rabia que le provocó semejante respuesta.

- ¿Cuál es su tarea?

- Clasificado.

- ¿Hay algo que no esté clasificado?

- Si. El ingreso de personal de la [Organización] está prohibido a esta zona, salvo excepciones y emergencias. Su situación califica de emergencia, por lo que les permitimos aterrizar aquí. Sin embargo, tendrán que usar esas pulseras hasta que salgan de la zona vetada.

- ¿Cuál es el efecto de las pulseras?

- Eliminan el uso de la magia. Se las quitaremos y les devolveremos sus armas cuando salgamos de esta zona.

- Entendido. Vayamos entonces. Hay que trasladar a los heridos también.

- Nos encargaremos de eso. – El coronel hizo un gesto a unos soldados, quienes empezaron a dirigir el descenso de los helicópteros. Los cazas hace rato había ya abandonado la zona. Mientras los heridos eran recolocados en los helicópteros, en otro de este tipo de vehículo se acomodaron los oficiales y el general junto al coronel y otros dos oficiales locales.

- ¿Qué fuerza son ustedes? No teníamos idea de que hubiera tropas en este sector... o que hubiera un frente activo, o algo así.

- No hay un frente activo cerca, pero tenemos una tarea específica, si eso le sirve de algo. – Respondió el coronel, observando por la ventana el traslado de heridos en lo que el vehículo se elevaba.

- Una tarea... - murmuró Alice, observando al grupo.

- Son una Mobile Task Force – señaló Kamito, sin dudar.

- Efectivamente.

- Puede que eso explique algunas cosas sobre... esto... - comentó Franz, apuntando a exterior.

- Quizás sí, quizás no. Eso no es relevante ahora.

- ¿Cuál es su identificación? – Inquirió el general, mirando fijamente al grupo.

- Mobile Task Force Hotel-0 – respondió el coronel, una traviesa sonrisa apareciendo en su rostro. – Nuestro nombre es "Blank Space".

- ¿"Blank Space"? – Murmuró Alice.

- Ya veo... una última cosa. – Pidió el general.

- ¿Cuál? – Preguntó el coronel.

- ¿Qué lugar es este? No geográfico, sino de o para la [Organización]. No habría una MTF aquí si no hubiera algo relevante.

El coronel sonrió burlonamente de nuevo.

- Clasificado.

.

.

.

- Ayer intenté revisar los archivos sobre esa MTF aprovechando mi actual situación como oficial de las tropas de élite, siendo que tengo acceso a más datos que la mayoría de la gente. Sin embargo, me encontré con una muralla de nuevo.

- ¿Qué encontraste? ¿Clasificado?

- A-algo... así...

- ¿Qué decía?

- "REDACTED". No podía acceder a la información.

- ¿Una información a la cual un oficial de élite no puede acceder? Esto es raro...

- No tanto. Sigo siendo al final del día un rango inferior con algo más de acceso. Tú, sin embargo, perteneces a los oficiales superiores. Deberías poder acceder a esa información.

- Veamos eso. – Frederick guio a Alice hasta una oficina con una terminal de computación cercana, ingresando sus credenciales. El sistema le dio la bienvenida, y el rubio del bastón no perdió tiempo en buscar lo que le interesaba.

Welcome,
Frederick Bradley
Civilian Teams Commander
8th Division
Level Access 3

- ¿Cómo dijiste que se llamada?

- MTF Hotel-0 "Blank Space"

- Aquí está. Veamos... ¿pero qué...?

Ambos rubios miraron a la pantalla. Frederick había localizado el archivo de dicha unidad, seleccionándolo, pero no saliendo lo que esperaban.

Unit: Mobile Task Force Hotel-0
Name: "Blank Space"

El archivo tenía el nombre de la unidad, una imagen con su símbolo, y su apodo. Pero cuando bajaron hasta la parte que contenía la información...

Commander: [REDACTED]
Troops: [REDACTED]
Area: [REDACTED]
Under Command of: [REDACED]

El par se miró entre sí antes de, lentamente, bajar hasta los últimos dos datos que contenía el archivo. Sus esperanzas de encontrar algo desaparecieron cuando vieron el poco texto que había:

Task: [REDACTED]
Under order of [DATA EXPUNGED] (Level 1 Authority)

- O sea que...

- Alguien de muy alto nivel... no quiere que nadie sepa esto...

Ambos se miraron preocupados.

- ¿Qué hacemos...?

- ¿Por ahora? Nada. De todas formas... - el rubio le lanzó una última mirada al archivo, antes de cerrar su sesión en el sistema. - ...no es como si pudiéramos hacer algo.

.

XXXXXXXXXX

.

Inframundo.

- ¿? ¿Qué tienes ahí, Sirzechs?

- Son uno datos sobre la [Organización], Ajuka. Pagué un dineral por ellos, pero valen la pena. Tienen algunas de las razones por las cuales no los habíamos notado en el último tiempo.

- ¿Y esas son?

- A lo largo de todos los años hasta hace poco se habían mantenido solo para si mismos, algo parecido a la cábala [Golden Dawn]. Hace poco más de una década que empezaron a actuar en el mundo. No solo eso, sino que también siempre actuaban junto a potencias o países del mundo humano, razón por la cual sus acciones pasaban desapercibidas para nosotros, que solo vigilamos el mundo sobrenatural con cierto detalle y el humano a grandes rasgos.

- Ciertamente, es una buena forma de mantenerse ocultos. ¿Alguien más se los ha encontrado?

- Al parecer, sí. La iglesia católica se los ha encontrado en 1994, durante las llamadas "Guerras Yugoslavas". Al parecer, la [Organización] estaba negociando con el gobierno serbio la adquisición de un artefacto mágico cuando los exorcistas de la iglesia irrumpieron. Luego de eso, ambas partes lucharon entre si durante las guerras, lo que aparente concluyó con la casi aniquilación de la Sección XI de exorcistas de la iglesia católica y la pérdida de algo más de una compañía de tropas de la [Organización], quedándose estos últimos con la objeto mágico. Rosenkreuzer no me pudo dar más datos al respecto, pero no creo que haya mucho más de importancia. Puedes leer los archivos si quieres, puede que encuentres algo de relevancia.

- ¿Y sobre la guerra mágica? ¿Has conseguido algo? – Preguntó el Maou peliverde en lo que ojeaba los papeles impresos con la información y el logo de la cábala de magia alemana.

- Nada consistente aún. Solo hay rumores. Lo que si he logrado que me digan es que hubo dos bloques o bandos en la guerra, y los grupos líderes de cada uno.

- ¿Cuáles eran?

- Estaba la [Coalición de Cábalas], dirigida por [Golden Dawn], y la [Alianza Mágica], dirigida por la [Organización]. No he podido conseguir algo más, pero podríamos si logramos que los líderes de alguna cábala nos lo cuenten.

- Dudo que siquiera logres juntarte con ellos. Los miembros de [Golden Dawn] son fanáticos mantenedores del Status Quo. No te darán una ventaja de forma sencilla. El resto de las cábalas puede que se hagan las inocentes.

- Tendremos que seguir buscando. Lo que sea.

- Por cierto, se acerca el matrimonio de Rías. ¿Tienes algo pensado? Mira que siempre puedo aplazarlo usando mis investigaciones como excusa...

- No, Ajuka, tengo que mantener esto lo más despejado de conexiones políticas que pueda. Solo espero que la [Organización] cumpla el trato hecho.

- Mírate, el todopoderoso Maou Carmesí tembloroso porque no le cumplan parte del trato, todo porque no sabe dónde apuntar si fracasa.

- Ugh... tú solo cállate, Ajuka, ¿quieres?

- Sí, sí, lo que sea. Bueno, nos vemos luego.

- Hasta mañana.

.

.

.

[Omake]

Dormitorio, Base de Suiza.
4 años atrás.

Se pude ver a Jack y Frederick, el primero recién entrando, ambos frente a frente con cierta distancia entre ellos, con un ensangrentado cadáver alado entre los dos. Al cadáver le faltan las mitades de las dos alas. Frederick camina hasta ponerse frente a Jack.

- ¡Jaaaaack~! ¡Hay un demonio muerto en nuestra sala! – Molesto.

- ¡O-oh, hey! ¿Cómo llegó él allí? – Fingiendo inocencia.

- ¡Jaaack~! ¿Qué hiciste?

- ¿Y-yo? Yo no he hecho nada.

- Dime que pasó, Jack.

- Nunca lo he visto antes en mi vida.

- ¿Por qué mataste a este demonio, Jack? – Insistiendo.

- Yo no mato demonios. Esa es la cosa más abajo en mi lista de cosas favoritas.

- Dime, Jack, exactamente que hacías antes de que llegara. – Golpeando el suelo con su bastón.

- Eh, muy bien. – Pensando. – Estaba en mi cama...

- Ok

- Relajándome del día...

- Ya...

- Leyendo un libro...

- Sí...

- Y este demonio aparece. – Señalándolo.

- Ok...

- Y me lancé contra él.

- Continua...

- Y, eh, lo apuñalé 37 veces en el pecho.

Silencio...

- ¡Jaaaaaaaaack~! ¡Eso mata a la gente!

- ¡Oh! Wow... n-no sabía eso.

- ¡¿Cómo puedes no saberlo?!

- Tienes razón, yo estoy mal aquí. Aaapesto.

- ¿Y qué les pasó a sus alas?

- ¿Qué cosa?

- Sus alas. ¿Por qué están a la mitad?

- Eh, bueno, quizá se las corté y-y me las comí.

Silencio...

- ¡Jaaack~!

- Eh, bueno, tenía hambre, y tu sabes que cuando se te tientan alas...

- ¿Por qué diablos hiciste eso?

- Tenía ganas de alas, dame un respiro.

- ¡Jack!

- Mi estomago estaba haciendo los gruñidos-

- ¡Jack-

- ...que solo las alas satisfacían.

- ¿Qué demonios está mal contigo, Jack?!

- Eh, bueno, mato demonios y me como sus alas, eso son dos cosas.

. . .

Cualquier parecido con "Llamas with Hats" es mera coincidencia.

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