Capítulo 7: Conflictos en Casa
Rosenkreuzer, Sede del Inframundo.
- Maou Lucifer – lo reconoció el jefe de aquella sede, al entrar el nombrado a la oficina de este. – Vaya sorpresa. Lo hacía con labores administrativas en su palacio del inframundo, como siempre nos indica cuando lo invitamos.
- Tuve que hacer un desvío de emergencia. No es algo relevante. – Le restó importancia el mandatario, apurado.
- ¿Y a que le debo su visita? Dudo que sea algo de placer. ¿Requiere el inframundo nuestros servicios?
- De nuevo es una petición personal.
- ¿Y por qué estaría usted pidiendo esta información, cualquiera que sea? No somos ajenos a los ataques a nuestros agentes por parte de demonios en busca de datos, precisamente. – Anunció el miembro de la cábala mágica, apoyando su mentón en ambas manos apoyadas sobre la mesa.
- Son demonios renegados, no relacionados con el gobierno demoniaco del inframundo. Como dije, lo mío es algo personal. – Explicó calmadamente el Maou.
- En ese caso, ¿en qué podría ayudarle?
- Hace algunas semanas vine a pedir información sobre cierto grupo mágico llamado la [Organización]. Ustedes me dieron bastante, en parte obsoleta, pero valiosa al fin y al cabo. – Elaboró el ocupante actual del cargo de Lucifer.
- Efectivamente, aquí tengo el registro de la transacción – confirmó el mago, revisando su computadora. - ¿Qué quiere consultar esta vez?
- Quiero que me den el resto de información que tengan. – Espetó el pelirrojo.
- ¿Cómo? – Fue la respuesta perpleja.
- Sé que tienen más información que la que me dieron aquella vez. Quiero saberla. – Elaboró la visita.
- No sabría que decirle, pues es toda la información que tenemos de aquella organización al fin y al cabo. – Se eludió vanamente el anfitrión, ante la mirada cada vez más inquisidora de su contraparte.
- Conseguí registros de la Guerra Mágica. No son bonitos, pero allí figura claramente la [Organización]. Esto no me lo comentaron la vez anterior que vine. – La mirada del Lucifer se endureció. Su interlocutor tragó saliva antes de explicar tranquilamente.
- Eso fue porque eso está dentro de los datos relacionados a la Gran Guerra Mágica. Tendría que haber hecho otra compra y otro pedido para poder acceder a ella.
- Tengo tiempo y dinero. Empieza a hablar.
- Muy bien. ¿Asumo es familiar con el motivo de la guerra? – Preguntó el anfitrión, respirando tranquilamente de nuevo.
- Luchas entre cábalas y grupos mágicos por recursos e influencia, si no me equivoco.
- Exacto. – Empezó a explicar el mago, más seguro de sí mismo. – Le precedió un periodo de guerra fría entre cábalas de al menos 10 años. Lo siguiente que sabes, el mundo mágico entero está en llamas. [Golden Dawn] fue el primer grupo en golpear, lanzando un ataque a una instalación de la [Organización]. Ellos respondieron, pero los magos ingleses tenían aliados. La [Organización] peleó sola la mayor parte del tiempo, aunque tenían apoyo de algunos grupos mágicos medianos y pequeños. La guerra duró dos años, y para el final de esta había dos bandos claramente definidos: la [Alianza Mágica], liderada por la [Organización], y la [Coalición de Cábalas], liderada por [Golden Dawn]. En esta guerra hubo combates a lo largo de casi todo el globo, aunque algunos continentes fueron más golpeados que otros. El apodo de Fortaleza Europa fue creado en esta guerra, cuando la [Coalición] intentó atacar las bases de la [Organización] en Europa. Como se puede deducir por el nombre, no les salió muy bien que digamos.
- ¿Algo más? Suena a muy poco.
- Lo aburriría con datos de fechas y batallas inexactas. Debido al secretismo de algunos grupos y lo reciente de la guerra, muchos datos no están disponibles, incluso para nosotros. Una cábala mágica nos ayudaba a recopilar datos, y si aun estuviera apoyándonos, podríamos tener mejor información.
- ¿Otra cábala? ¿Cuál? – El interés del Maou se alzó nuevamente, al igual que su apuro anterior.
- [Echelon], que se especializaba en espías y recolección de datos. Buenos socios de antaño, una lástima lo que les pasó.
- ¿Dónde puedo encontrarlos? Intentaré negociar con ellos.
- Me temo que no podrá hacerlo. No hay forma de encontrarlos.
Sirzechs cambió su semblante a uno ligeramente molesto. No le gustaba el juego en el que estaba.
- Que ustedes no los puedan contactar no significa que yo tampoco. Dime donde están. Puede que incluso los convenza de volver a trabajar con ustedes.
- Ah, no me he expresado bien, – se disculpó el informante. - No me refería a que ya no trabajasen para nosotros porque rompiéramos relaciones o algo así. Lo decía porque esa cábala ya no existe.
- ¿Eh? – Sirzechs tuvo que parar unos segundos para procesar la pequeña sorpresa, de lo imprevista que había sido. – ¿Por qué la disolvieron? ¿Luchas internas? ¿Fondos? ¿Se unió a otra?
- Nada de eso – el informante negó con la cabeza, antes de mostrar una cara entre seria y solemne. – La cábala [Echelon] no se disolvió. Fue exterminada por la [Organización] durante la Gran Guerra Mágica.
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Kuoh, Japón.
Jack e Issei caminaban por las calles de la ciudad de Kuoh, el primero siendo guiado por el segundo. El peliblanco atraía algunas miradas curiosas de las personas más jóvenes, pero muchos de los grupos de mayor edad lograban observar que no era su color de cabello natural, sino que eran abundantes canas cuyo motivo, aunque desconocido, ganaba sus silenciosas condolencias. Ignorando todo esto, ambos miembros de la [Organización] siguieron con su recorrido.
- Unas cuatro calles más allá está la plaza central de Kuoh. Las filiales de las empresas más importantes están allí. – Siendo honesto, Issei se sorprendía de cuanto había mejorado su vocabulario en su estadía en Europa. – Los cruces de caminos, si son importantes, están alrededor de esa plaza. Como Kuoh es una ciudad pequeña, no hay calles muy importantes salvo dos: la carretera nacional que atraviesa el pueblo, y la avenida que lleva desde las montañas del este a las del oeste. Las dos academias de la ciudad están en los finales de la avenida, y cerca del centro hay una pequeña universidad. En aquella dirección está el santuario Himejima, en lo alto de aquella colina, y esa torre del reloj que se ve ahí arriba pertenece al antiguo edificio de la Academia Kuoh.
- ¿Cuáles son las actividades económicas más relevantes aquí?
- Principalmente comercial y turismo. ¿Tal vez algo de agricultura...? Es una ciudad muy pequeña sin mar o lagos, por lo que no hay muchas opciones.
- ¿Cuánta gente vive aquí?
- No deben ser más de cincuenta mil personas.
- Ya veo...
El par caminó un rato más, con un incómodo silencio entre ellos. Issei condujo al auxiliar de Frederick a un parque con una fuente de considerable tamaño que se ubicaba en el muro de un costado aprovechando la elevación.
- Aquí se separan el área residencial principal y los distritos de comercio. Hay varios restoranes y locales de comida rápida por aquí, al igual que karaokes y similares. Por allá está la única iglesia del pueblo, aunque ha estado abandonada desde que la última familia cristiana, los Shidou, se mudaron.
- ¿Hace cuánto fue eso?
- Más o menos 10 años. Era amigo de la hija del encargado de mantenerla, por eso lo recuerdo.
- ¿Hija? ¿No era un sacerdote?
- No, era una familia religiosa que mantenía la iglesia. De vez en cuando venía un sacerdote desde otra ciudad, pero dejo de aparecer cuando se mudó la familia Shidou.
- Ya veo...
- ¡Auch!
En ese momento, ambos se giraron para ver a una hermana de la iglesia echada en el suelo, con los contenidos de su maleta desparramados y su hábito a unos metros de ella. A ambos magos solo se les pasó una idea por la cabeza.
- "¿Se tropezó con la nada?"
Issei intentó hablar con ella, pero al hacerlo se topó con una desagradable sorpresa:
- Disculpa, ¿te ayudo?
- Scusa, non capisco cosa dici. Parli italiano?
Ella hablaba italiano. Confundido, se giró hacia Jack, quien captó la pregunta no formulada del castaño muy pronto.
- Usamos hechizos para comunicarnos en la [Organización]. En el proceso de registro te ingresaron en el sistema del hechizo de idiomas, lo que permite que entiendas a todos los que están dentro de él. Ella no lo está, motivo por el cual no puedes entenderla. Ahora, déjame ver. El hechizo para entenderse era...
Musitando unas palabras que Issei no entendió, pero estaba bastante seguro era una lengua antigua (probablemente latín), un círculo mágico apareció a los pies del trío de extraños para el ojo público. La monja pareció asustarse, pero Issei permaneció tranquilo, ya habiéndose habituado a la práctica de ver aparecer los dichosos elementos que permitían el uso de magia de manera más fácil para muchos.
El hecho de que ambos entendieron las siguientes líneas de la monja les indicó que la magia había hecho su efecto.
- ¿Eso era magia pagana? ¡Es la primera vez que la veo!
- ¿Eres una hermana?
- ¿Qué haces aquí?
Esas tres preguntas se pronunciaron al mismo tiempo. El trío se miró entre sí, antes de que los dos varones le indicaran a la única mujer que hablara ella. Algo asustada, repitió la pregunta.
- Se podría decir que sí. No somos muy buenos amigos de la iglesia, así que lo más probable es que nos cataloguen como magia pagana. No sé, hace mucho no tenemos conflicto con ellos. Al menos no desde ese atolladero en los Balcanes. – Al ver que sus dos interlocutores tenían miradas perdidas, suspiró, recomponiéndose. – Estoy divagando. En resumen, sí, era magia pagana.
La inhibida hermana asintió levemente, hablando ahora Issei.
- ¿Eres una hermana de la iglesia?
Para ninguno de los dos pasó desapercibido el gesto de pesadumbre y melancolía que se posó brevemente en el rostro de la religiosa.
- Así es. – Para cuando dio su respuesta, su sonrisa había vuelto a su rostro. – Estoy buscando la iglesia de esta ciudad. ¿Saben dónde se encuentra?
- Sí, está en-
- Antes que eso, ¿qué haces aquí? – Interrumpió Jack.
Ambos adolescentes, Issei y la hermana, miraron confundidos al canoso de más de treinta años.
- P-pues... me asignaron aquí, así que...
- Nada de eso. Esta iglesia ha estado abandonada por más de diez años. No hay un sacerdote ni nada, está en pésimo estado y las iglesias cristianas tienen mejores asuntos de qué preocuparse que de reocupar una iglesia abandonada en territorio demoniaco. – La mirada del peliblanco se hacía más amenazante a medida que hablaba, asustando a la rubia e incomodando al castaño, al no haber pensado en eso. – Repito: ¿Qué. Haces. Aquí?
Una oportuna llamada interrumpió el interrogatorio, prácticamente a base de miedo, que le realizaba el adulto a la joven miembro de la iglesia. Excusándose, Jack aceptó la llamada y se alejó unos pasos.
- Perdónalo, a veces se pone muy... ¿paranoico? – intentó excusar Issei a su compañero. – Hace poco ocurrieron algunos eventos algo violentos, por lo que están todos algo exaltados.
- Y-ya veo...
Jack observó al par de adolescentes, específicamente a la religiosa rubia (la que por cierto, para este punto, ya había acomodado, con ayuda de Issei, todas sus pertenencias en su maleta y puesto de nuevo su hábito), antes de volver a la llamada.
- Creo que tengo noticias para ti. – Dijo al otro lado de la línea.
- Volviendo al tema, ¿cuál es tu nombre? – preguntó el castaño, viendo que su compañero los ignoraba nuevamente.
- Soy Asia, Asia Argento.
- Hyo-Issei, Issei Hyoudo.
Claramente, le iba a tomar más que unas semanas adaptarse al hecho de que, en el mundo occidental donde participaba ahora, se usaba el nombre en lugar del apellido en el vivir diario. Supuso que, pese a estar de vuelta en Japón, al hablar con alguien de occidente no tendría mucho problema en apegarse a esa regla.
En ese momento volvió Jack.
- Issei, debo decirlo, tienes una suerte de maravilla. Eres Asia Argento, ¿verdad? – Algo asustada ante la pregunta, la aludida asintió. – Perfecto. No puedo explicarte ahora, pero tienes que venir con nosotros.
- ... ¿por qué?
- Tu vida corre peligro.
- P-pero... n-no puedo ir... tengo que llegar a la iglesia...
- Espera Jack, ¿no crees que estás muy agresivo?
- Son órdenes de Frederick, Issei, y lo comprenderás una vez lleguemos donde está él. – Justo en ese momento, un círculo de características abrahámicas apareció en el cielo, a unos escasos metros de ellos. De ahí apareció un ser que provocó que a Issei se le abrieran como platos los ojos, la hermana se asustara ante la nueva presencia, y que el peliblanco hiciera una mueca. Jack, viendo las reacciones de los otros dos, suspiró.
- Suerte perra la mía.
- Asia, querida, aquí estás. Te tardabas mucho en llegar, me tenías preocupada. – Habló con una obviamente falsa preocupación, una que ni siquiera se molestaba especialmente en camuflar, pues su tono y expresión no concordaban para nada con sus palabras. Jack se paró frente al asustado par, todavía al nivel de la tierra. – Y miren, ahí está mi querido novio. ¿Me extrañabas, Ise-kun? – Bastaba decir, las palabras de la pelinegra asustaban de sobremanera al castaño, cuya respiración empezaba a acelerarse al recordar la vez que casi perdió la vida contra la caído.
- Vaya, apareció un pajarraco, - comentó como si nada Jack, ganándose una mirada fulminante de la ángel caído. – Pensándolo bien, pajarraco le da mucha importancia a ella. Asumiría que es alguien grande. – Razonó el peliblanco, llevándose una mano a la barbilla en una pose pensativa. – Diría que es un cuervo, pero los cuervos vaticinan una muerte que ella no puede traer. Hum. ¿Qué sería, que sería...?
- Hum, hablas muy... alto, para un humano... - la usuaria de las alas negras, su ceño fruncido en un falso intento de amabilidad, intentó imponerse, su expresión semejando a una persona a punto de estallar de rabia ante un insulto. Pero antes de que pasara aquello...
...Jack golpeó su palma con el puño de su otra mano, mientras hablaba en un tono carente de emociones, salvo la realización de haber recordado algo.
- ¡Ah, eso era! ¡Una cucaracha! Ya decía yo, alas oscuras y feas facciones, una cucaracha debía de ser...
Cualquier muestra de alguna expresión que no fuera odio desapareció de las facciones de Raynare. Roja de ira, creó varias lanzas de luz que lanzó contra el adulto peliblanco, quien simplemente levantando su mano hizo que todas se detuvieran ante una invisible muralla.
- Tú... ¡maldito humano! – Exclamó la pelinegra, ojos inyectados de sangre y voz cargada de enojo. - ¡¿Cómo osas insultar a un ser superior como yo, una ángel caído?!
- Mujer: tengo un par... tan grande... que no sé como me cabe en los pantalones.
Las otras tres personas presentes, además de uno o dos transeúntes que observaban desde calles laterales, miraron al canoso como si le hubiese crecido una segunda cabeza. El susodicho se levó las manos al cinturón.
- ... ¿Humm? ¿Quieres ver?
- Tú... tú...
- Jack. ¿Qué demo-
- ¡Maldito humano! – Raynare envió otra ráfaga de lanzas de luz, las que fueron igualmente paradas por la defensa de Jack.
- Oye Issei, antes de que esta cucaracha voladora con problemas de ego se vuelva más loca que aquella tipa con problemas de celos cuando Alice besó a su pareja, ¿en qué parte de la Academia Kuoh queda la sala del consejo estudiantil? – preguntó Jack por su parte, no tomando en cuenta al ángel caído que seguía tirando lanzas de luz sobre su defensa.
- ¿Ah? ¿Qué? – le tomó unos segundos al castaño procesar la pregunta, sobre todo por lo fuera de contexto que estaba. – Al centro del edificio. ¿Por? ¿Y eso sobre Alice y celos era-
- ¡No me ignoren! - Gritó Raynare, viendo que nadie le prestaba mucha atención ante lo dicho por Jack.
- Bueno... - con un gesto, una gran brisa apareció de la nada, levantando una capa de tierra que arrojó algo de sombra sobre Issei y la hermana. – Nos vemos allá. Mándale mis saludos a Frederick.
- Espera, ¿qué-
En un abrir y cerrar de ojos, Issei estaba de nuevo ante aquel lugar oscuro por el cual había llegado a Kuoh, solo que esta vez estuvo un tiempo mucho más corto y apareció en un lugar mucho más familiar que la anterior vez. Le tomó menos de cinco segundos reconocer el lugar donde había estado detenido con sus amigos tantas veces tras el fracaso de sus "expediciones pervertidas."
- ¿La sala del consejo estudiantil?
- ¿Hyoudo Issei?
El castaño giró rápidamente su cabeza, topándose con la mirada neutra (aunque con la ceja levantada en un gesto de extrañeza) de la presidenta del consejo estudiantil de la Academia Kuoh, Souna Shitori. Formado detrás de ella estaba el resto del consejo estudiantil, todos con una cara algo más expresiva que su líder pero manifestando lo mismo: extrañeza. Recordando brevemente la entrevista que tuvo con ellos la última vez que estuvo en aquella sala, al castaño no le costó mucho sumar dos más dos.
- ¿Pertenecen al mundo sobrenatural?
- Más importante, ¿perteneces tú? ¿Y ese uniforme?
Solo entonces, Issei se dio cuenta de que aun estaba vistiendo el uniforme de chaqueta azul marino y pantalón negro de los estudiantes de la [Organización], que usaba con una corbata roja (el color era personalizable, dentro de ciertos límites) y que usaba con su clásica polera roja, ahora oculta debajo de la camisa (solía ocultarla debido al color de su propia corbata). Comparándolo con el de la Academia Kuoh, viéndolo con nostalgia pero como algo lejano, recién vino a darse cuenta de la vida que había dejado atrás. Pero se recuperó rápido ante la vista de Frederick, quien estaba a un costado de la sala y se había acercado para ayudarle a él y a Asia a pararse. A la vista de la religiosa, el consejo estudiantil al completo se puso en alerta.
- ¿Qué hace una miembro de la iglesia aquí?
- Tranquila, Sitri. Viene con nosotros. – Explicó tranquilamente Frederick, a la vez que realizaba otro hechizo de idiomas y hablaba lentamente con la religiosa para calmarla. Al poco tiempo, los miembros del consejo estudiantil parecieron relajarse, para que justo después apareciera Jack desde las sombras de la sala, poniéndolos a todos de nuevo en alerta. Frederick le llamó la atención, imperturbable frente a su súbita llegada.
- Finalmente llegas, ya me iba a empezar a preocupar. Una ángel caído de ese nivel no debería haberte provocado muchos problemas.
- Creo que la provoqué demasiado. Se volvió loca de la rabia y me empezó a atacar de forma más fanática que lo que estaba aquella tipa de Bravo esa vez que Alice se acostó con su pareja la otra vez.
- ¿Así de rabiosa estaba? – Respondió Frederick con ligera sorpresa. Issei no sabía que debería impresionarle más: los líos amorosos de Alice, de los que acababa de escuchar dos en los últimos minutos, o el que ambos los comentaran como si nada por ahí.
- Exacto. No es muy agradable que se te lance una perra loca. – Dicho eso, Jack desvió su cara a un costado y – Pffft, – escupió un par de plumas negras desde su boca. El consejo estudiantil y Asia miraron aterrados, en lo que Issei no pudo refrenar el hacer una pregunta. – Que sabor más desagradable.
- ¿Exactamente que pasó allí con... con... ella?
- Cómo dije, Issei... cosas muy locas. Y prefiero dejarlo así.
- ¿Qué tan... locas?
- Tan locas que me puse a trabajar en el zoológico.
- ¿En el zoológico? ¿Para qué?
- Para que no suene raro decir que desenrollé la anaconda.
La mitad de la sala se quedó perpleja. La otra mitad tuvo que aguantarse la risa.
- ¿La dejaste viva? – Intervino Frederick, imperturbable ante lo que para él era una ocurrencia normal.
- Pensé que nos serviría más así que muerta.
- Pensaste bien. – Terminando de calmar a Asia, Frederick se giró hacia el consejo estudiantil, que observaba entre confundido y alerta los intercambios. – Ahora sí, Sona Sitri, representante de la casa demoniaca Sitri y cuidadora de la ciudad de Kuoh, podrías ser tan amables de explicarnos: ¿Por qué hay ángeles caídos operando desde tu territorio y por qué los dejan atacar a nuestras patrullas?
El ambiente, con esas palabras, se tensó considerablemente, e Issei pudo observar por primera vez en su vida a Souna Shitori, la "Princesa de Hielo" de la Academia Kuoh, con una expresión contra las cuerdas. Decidiendo no arruinar las negociaciones, se colocó lo más serio posible y se ubicó detrás de Frederick, al lado contrario que Jack, dejando a Asia atrás suyo. No sabía porque, o qué tenía que ver su ex nov- Raynare, en todo esto, pero sabía que Frederick le estaba haciendo un favor, y debía hacer todo lo posible para que no se arrepintiera de llevarlo.
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La sala estaba en silencio. Ninguna de las partes parecía dispuesta a ceder ante la otra, siendo los demonios liderados por Sona Sitri, verdadero nombre de Sona Shitori (o así le parecía a Issei, siendo que no los conocía tal como le parecía que los conocía), los que tenían las de perder. El bando de la [Organización], representado por Frederick, Jack e Issei, se mantenía expectante de las reacciones de los demonios. La tensión casi se podía cortar con un mondadientes, pero...
- Perdón por llegar tarde.
La llegada de un nuevo jugador equilibró la arena.
Abundante cabellera roja carmesí, una voluptuosa figura y una presencia destacable, era lo primero que se pensaba al verla. Justo detrás, cabello negro recogido en una cola de caballo y una figura y presencia similares a la primera. La tercera era una mata de pelo blanquecino corto, acompañada de una figura pequeña y una expresión estoica. Cerrando la marcha iba una apariencia inmaculada acompañada de un corto cabello rubio, siendo este último el único varón del grupo. La nobleza Gremory entró a la sala sin fijarse bien en su entorno, terminando en el terreno muerto entre ambos grupos que buscaban salirse con la suya.
No era una situación favorable en absoluto.
- Rías Gremory... - pronunció lentamente su nombre Frederick. – Es tan llamativa como dicen los rumores. Lástima que su tiempo sea tan contrario a la impresión favorable, ¿no le parece?
Rías, a juzgar por su expresión, captó la indirecta que le enviaba el líder del grupo de magos. Se situó en la zona de la sala no ocupada por ninguna de las partes, a igual distancia de ambas, cosa que envió un claro mensaje a Frederick.
- Como decía, lamento llegar tarde a esta reunión con las administradoras demoniacas de Kuoh – el tono en el que habló le indicó a Frederick algunas de las cosas que necesitaba saber sobre la pelirroja, además de sus palabras y actitud al decirlas. – Pero espero no les importe ponerme al tanto de lo que ocurre y hasta que punto van avanzados, para entonces dar mi opinión, quejas, sugerencias o indicaciones según lo considere necesario.
- "Está acostumbrada a ser la que manda, aunque es muy emocional. Intenta acertar su dominio pese a la situación. ¿Problemas personales?" – Fue el pensamiento que cruzó la mente del rubio del bastón. – Para ponerla al día, princesa Gremory – la reacción de la pelirroja ante el apodo fue una confirmación de algunas de sus ideas. – Le preguntaba a su compañera administradora Sona Sitri el por qué permiten que los ángeles caídos usen el territorio bajo su jurisdicción como base, y por qué hacen la vista gorda cuando ellos y los demonios renegados bajo sus órdenes atacan a mis patrullas.
Incluso para Issei, siendo torpe y sin ningún entrenamiento en diplomacia o lenguaje corporal, fue obvio lo que pasó por la cabeza de Rías Gremory en aquel momento. La súbita tensión de sus músculos y la pérdida de su escasa aura de superioridad fueron latentes para todos, máxime cuando Frederick continuó con su ataque.
- Además, han permitido la muerte de varios usuarios de [Sacred Gear], magos y gente con habilidades sobrenaturales, siempre cayendo ante el mismo grupo liderado por aquellos caídos. Sin ir más lejos, aquí tengo a un testigo que logró salir vivo. Hyoudo Issei. - Frederick extendió un brazo para señalarlo. Pese a que Issei intentó lo mejor que pudo para mantenerse estoico, los locales no tuvieron tanta suerte.
El grupo Sitri, Sona incluida, tuvieron expresiones que variaban desde el entendimiento hasta la incredulidad. El que Issei hubiera sido salvado por los magos explicaba su envolvimiento en el mundo sobrenatural, aunque a algunos les costó aceptar que la "Bestia Pervertida" formara parte de su mundo.
El grupo Gremory, por otra parte, tenía expresiones que variaban desde el alivio hasta la sorpresa. Rías, en específico, era consciente de que algo debió haber pasado para que la ángel caído no matara a Issei, pero la súbita desaparición de este apenas una semana después de aquella fecha (y que la caído dejara de acercarse al castaño) la preocuparon de sobremanera. Sin embargo, la nueva afiliación del castaño no era un indicio prometedor a lo que ella necesitaba. El resto de su nobleza, por el contrario, solo estaba aliviada de que su ex compañero de escuela estuviera bien, aunque igualmente eran curiosos respecto a su actual destino.
- H-hyoudo Issei... - murmuró Rías al certificase que fuera él.
- ¿Y bien, Gremory, Sitri? Aun espero mi respuesta.
- Pues...
- La razón es que no podemos hacer casi nada. – Respondió Sona, salvando a Rías. – Nuestros números son pocos y no muy entrenados. Sin embargo, carecemos de otras fuentes de efectivos o poder con nosotras, y los caídos tienen a muchos renegados bajo su mando. De vez en cuando cazamos alguno que otro demonio renegado de su grupo, pero debido a la abismal diferencia de poder, preferimos evitar enfrentarlos directamente. También debido a nuestros números, no podemos cubrir eficazmente a todos los seres sobrenaturales que se pasean por Kuoh. Para finalizar, al desconocer su vínculo con Grigori y nunca presentarse a parlamento, no es imposible medir bien las consecuencias de una acción armada.
La respuesta de Sona pareció calmar los ánimos, así como devolverle la confianza a Rías y darle cierto nivel de seguridad a los demonios.
- O sea, que tienen miedo.
Seguridad que se rompió en mil pedazos ante la acusación de Frederick.
- Creo que estas sacando conclusiones apresuradas-
- ¿De verdad esperas que me crea que dos hermanas de Maou sobreprotectores no poseen los medios para acabar con un grupo de cuatro ángeles caídos y algunos demonios renegados dispersos por Japón? – Rías tragó salivo, mientras que Sona frunció su ceño. – Te creería si fuera un grupo pequeño que no es una amenaza seria en el contexto amplio. Lastimosamente para ustedes, este grupo, liderado por la ángel caído Raynare, supera los cincuenta demonios renegados, y acumula más de cien exorcistas fugados de la iglesia. Es una fuerza a tener en cuenta, y su base está aquí en Kuoh. Ya planeaban dejar morir a Issei y revivirlo después como demonio, ¿cómo sé que no pasó lo mismo con alguno de sus sirvientes? – El rubio terminó su ataque con una mirada aguda. – No crean que no vi aquellos folletos de invocación demoniaca el día que atacaron a Issei.
Las manos de Sona se crisparon y Rías cerró las suyas en puños.
- Todos mis siervos accedieron a serlo por su propia voluntad. Ellos pueden confirmarlo cuando sea. – Afirmó Sona, sin ceder.
- Los míos igual. Todos están aquí conmigo porque lo eligieron en su momento.
- Me pregunto si será así... porque muchos dicen que fue una elección voluntaria, pese a que en realidad no existía ninguna en primer lugar.
Ambas herederas apretaron los dientes. Por la cabeza de Rías pasaron las situaciones en las que había encontrado y reencarnado a sus siervos. ¿Era así como había sido?
La tensa atmósfera fue interrumpida por una llamada telefónica. Excusándose, Frederick tomó su dispositivo y contestó, aprovechando Rías de acercarse a Sona en un acto que no pasó desapercibido para los miembros de la [Organización]. Al otro lado de la llamada se escuchó una voz femenina, familiar para todos los magos presentes.
- Frederick, contacté con los que pude. Pienso que tenemos un buen número con nosotros.
- ¿Quiénes llegaron?
- El grupo de Christopher, el equipo 8-2, llegó hace unos minutos. 8-3 está en camino, al igual que 8-6. En cosa de un par de horas tendremos 24 personas para combatir a los caídos y su grupo.
- Bien. Te llamo luego. – El rubio cortó la llamada y guardó su teléfono. – Aunque me gustaría quedarme a charlas con ustedes durante un tiempo más, debo acortar esto. Debido a su ineficacia en encargarse del asunto de los ángeles caídos y debido al ataque a miembros de la [Organización] por parte de estos, anuncio desde ya que tenemos la intención de dar caza y eliminar a dicho grupo por nuestros propios medios. Simplemente advertimos que no se metan en nuestros procedimientos para cazarlos... - Frederick se volteó parcialmente hacia la puerta, señal que tomó el resto de su grupo para empezar a dirigirse a ella. Jack fue la que la alcanzó primero, abriéndole lo suficiente como para dejar pasar un rayo que, a contraluz, oscureció la figura del inglés. - ...o podrían quedar entre el fuego cruzado. Y seré aún más claro... - Issei alcanzó la puerta, aún protegiendo a Asia detrás de él, manteniendo su mirada estoica con su mejor esfuerzo. Frederick volvió a agudizar la propia. - ...no tenemos reparos en quitarnos las molestias de en medio. – Con esas palabras dichas, el rubio terminó de darse la vuelta y se alejó a paso tranquilo. Jack terminó de abrir la vía de salida y fue el primero en evacuar la sala, seguido a los pocos segundos por Issei, Asia y finalmente, Frederick. Este encaró por última vez a los demonios, quienes ahora llevaban tensas y aterradas caras en su mayoría. – Esta será su última advertencia. Ni siquiera sus hermanos las podrán salvar si deciden intervenir donde no las llaman. – Y, acto seguido, salió y cerró la puerta.
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Cuando volvieron al apartamento que hacía de piso franco, Issei se encontró con que el poco espacio disponible estaba increíblemente apretado por las personas allí presentes. Sentada en la cocina conectada a la sala de estar y comedor, Chloe hablaba con personas desconocidas a través de una computadora portátil. Frederick fue directamente a hablar con una de las personas presentes, la única que llevaba un uniforme. Issei reconoció al grupo como aquel que se hubiera bajado de un helicóptero en la base de Suiza hacia algún atrás.
- Chris. Te ves bien – saludó el rubio del bastón al portador de uniforme negro. Issei observó, curioso, que el aludido no llevaba las insignias de los militares de la organización, pese a tener el mismo uniforme.
- Lo mismo digo. Aunque la última vez que nos vimos, yo estaba al borde de un ataque en un hospital subterráneo de la base suiza. – Respondió, encogiéndose un poco de hombros.
- Issei, ven. – El castaño se acercó. – Este es Christopher, el líder del equipo 8-2. Es una de las personas son las que más trabajo aquí. Quizá te confunda su uniforme, pero lo usa ya que es un ex militar y prefiere seguir usándolo.
Issei ojeó al líder de equipo. Cabello castaño oscuro corto, una barba de tres días, una apariencia saludable y una altura respetable, similar a la de Frederick. Se le podía confundir como un militar sino fuera por la aclaración de Frederick al decir que él y los equipos bajo su mando no eran militares, cosa que dijo en alguna ocasión en Suiza.
- Un placer, Issei. Mi equipo y yo somos Agentes, así que no dudes en que podemos cubrirte las espaldas.
- ¿Agentes?
- Se refiere al tipo de equipo – intervino Frederick. – Los equipos civiles, a los que pertenecemos, se clasifican en cuatro: Agentes, Guardias, Vigilantes e Inquisidores. Chris y su equipo son Agentes, lo que significa que son parte de los equipos principales que realizan todo tipo de misiones y su especialidad es la diplomacia y las negociaciones.
- Exacto. Aunque por lo que veo... - Christopher examinó de arriba abajo al castaño japonés. - ...todavía eres un estudiante. ¿Qué haces en un equipo de mando?
- Lo traje conmigo para que tuviera algo de conocimiento de campo – indicó el rubio. – Nada más, nada menos. No tendrá mucha relevancia en las operaciones.
- Bueno, mientras más, mejor, supongo.
El grupo dejó el tema ahí. Unos minutos más tarde, entraron dos personas más a la sala: eran los líderes de los equipos 8-3 y 8-6. Habiendo aparecido todas las personas necesarias para comenzar a informarlas, Frederick echó a los miembros del equipo 8-2 excepto por su líder y se sentó junto él y los otros dos. Issei y el resto del equipo de mando del usuario del bastón se mantuvieron al margen, aunque dentro de la misma sala.
- Primero que nada, me alegra que pudieran venir tan rápidamente. Con la mayoría de nuestros equipos desplegados en el continente y los Guardias ocupados en Okinawa, era difícil reunir un grupo capaz en menos de un día. – Procedió a desplegar un mapa de la zona de Kuoh. – En esta iglesia abandonada de aquí, – la señaló en el mapa, - está el centro de mando de los ángeles caídos. Según me informaron desde Europa, no parecen estar obedeciendo órdenes de Grigori, por lo que tenemos libertad para actuar como nos plazca. Tienen cerca de cincuenta de demonios renegados, esparcidos por los alrededores de la ciudad, junto a cerca de un centenar de exorcistas renegados. Un par de ellos aun se reporta a la iglesia y están infiltrados: traten de no matarlos si pueden.
- Los exorcistas: ¿dónde están?
- Hay un grupo protegiendo la iglesia. El resto efectúa patrullajes alrededor de la iglesia y mantiene las comunicaciones con los demonios del grupo. Al menos 40 vigilan la iglesia y otros 10 patrullan alrededor de esta.
- Hum... Frederick – habló Christopher, - pido permiso para encargarme junto a 8-3 de los demonios renegados en los alrededores. Tendremos que encargarnos de un amplia área, por lo que necesitaremos ambos equipos al completo.
- Bien, háganlo. ¿No tienen problemas en hacerlo? – Preguntó el rubio al líder de 8-3, quien negó con la cabeza. – Bien, eso lo arregla. Supongo que los Inquisidores querrán hacerse cargo de los exorcistas restantes, ¿no?
- Lo haríamos, pero están muy dispersos. Será difícil encargarse de todos.
- No hay problema. Atacaremos la iglesia directamente, eso hará que la mayoría de los enemigos regresen para proteger a sus jefes. Allí es donde pondrán su perímetro y empezarán a cazar hostiles.
- Suena bien. ¿Cuándo golpeamos?
- En dos días más, al anochecer. Algunos de nuestros miembros no han dormido lo necesario para pelear bien. – Todos asintieron, la mayoría teniendo a alguien así entre sus filas. – También les dará tiempo para explorar los alrededores. Además, hay otra cosa que quiero comentarles.
- ¿Cuál es?
- La monja rubia atrás mío es Asia Argento. Ella había sido reclutada sin saberlo por los caídos, y alcanzamos a rescatarla de pura suerte. Puede que intenten recuperarla, por lo que dejaré a Yuu y Chloe a cargo de protegerla. Ella puede sanar a nuestros heridos, así que no duden en volver aquí si tienen daños. La convenceré de que nos ayude. Eso es todo, pueden retirarse. – Y, parándose, el rubio dio por terminada la reunión.
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Issei se encontraba saliendo de su casa. Sus padres, por decir lo menos, estaban gratamente sorprendidos al verlo antes de tiempo, aunque también preocupados. En un primer momento, pensaron que lo habían echado y lo enviaron de vuelta, quizá por sus tendencias pervertidas. Para su alivio, no fue así, explicando Issei (falsamente) que un grupo de alumnos fue en un viaje de "intercambio cultural" y estaban cerca de Kuoh. Luego de cenar con ellos y recordarles que volvería pronto, el castaño, sonrisa en el rostro, caminó por las calles despreocupadamente hasta llegar a un parque, donde se sentó en una banca a descansar. Revisando sus alrededores, se dio cuenta de que inconscientemente había llegado al mismo parque donde empezó todo.
Se cubrió la boca para ocultar un bostezo. Llevaba casi 24 horas despierto, y no dudaba que tendría unas pequeñas ojeras al día siguiente, donde fuera que durmiera. Le había costado obtener el permiso de Frederick, pero consiguió que le dejara visitar a sus padres. Ahora, terminada su tarea, se preguntaba si haría algo más antes de terminar el día. ¿Visitar a sus amigos? Ya estaba oscuro, no era recomendable. ¿Visitar la academia? Había demonios allí. Pese a que quería creer que no eran malos, las acusaciones de Frederick dejaron cierta duda en él, y prefería no meterse en problemas. ¿Visitar el templo? Una de las demonios, Akeno Himejima, tenía el mismo nombre que dicho lugar. ¿Estarían relacionados? No sonaba como una buena idea ir. ¿Explorar la iglesia? Si, claro, si es que tenía un deseo de muerte primero.
Relajándose aún más en la banca, levantó levemente una de sus manos y creo un pequeño círculo mágico. La luz que emitía era poca, suficiente como para no llamar la atención, pero aún así le permitía perderse en el intrincado diseño que poseía y cuyos esquemas apenas había notado con anterioridad.
Cada círculo mágico que creaba tenía el mismo diseño o patrón. No creía que alguien más lo supiera, y desde luego que no parecía ser algo relevante. Pudiera ser que solo fuera su marca personal. Aun así, le gustaba observar ese diseño único, perderse entre sus líneas, y desconectarse algo del mundo. De vez en cuando esos pensamientos derivaban en mujeres, pero su frecuencia disminuía constantemente. Se acordó del torneo de videojuegos, que llegaba en unos días, y pensó cómo incluso en un mundo mágico podía haber algo de normalidad. Las personas seguirían siendo personas, sin lugar a dudas.
Pero eso mismo lo hacía dudar de sus antiguos compañeros de academia. ¿Podía aplicársele lo mismo a los demonios? No lo sabía. ¿Y a los ángeles caídos? Aun menos certeza, sobre todo con lo que había escuchado de ellos.
Y eso le llevaba a pensar en la [Sacred Gear] que tenía. El tema casi no se había tocado desde que Frederick lo reclutó. Todavía no lo había "despertado", como decían que debía hacer de vez en cuando sus profesores durante las clases. Ni siquiera sabía que era o como usarlo. ¿Vendría todo ese conocimiento con la experiencia de usarlo? No tenía forma de saberlo.
Disipó el círculo mágico en su mano y caminó tranquilamente hasta encontrar una máquina expendedora, donde aprovecho de comprarse un refresco con el poco dinero japonés que le quedara desde que se fuera. Debía de obtener más para cuando volviera. Tranquilamente se alejó de ahí caminando, camino del piso franco, sin percatarse de que cierto ser de baja estatura lo observaba a lo lejos. Sin embargo, pasado cierto punto, le perdió el rastro, sin volverlo a recuperar. Insegura, tras buscar unos minutos, decidió volver donde su ama y reportar lo poco que había visto. Juzgando lo poco que tenía, no estaría contenta.
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Día Siguiente.
Varios de los miembros de la [Organización] despertaron tarde ese día, producto de la diferencia horaria. Issei estaba entre ellos. Sin nada que hacer durante el día, y sin ir a la Academia Kuoh por obvias razones, se quedó en el apartamento practicando su magia con Jack y Yuu, el último más motivado que el primero. Chloe seguía usando su computadora, y debido a las ojeras, dudaban que hubiera dormido mucho aquella noche. Frederick estaba en algún lugar de la ciudad, probablemente junto a los comandantes, y de vez en cuando aparecía algún miembro de los equipos de paso por el apartamento. Según pudo descubrir entonces Issei, se identificaban con una insignia que iba prendida en el pecho de la persona. Chloe le pasó para él, la cual tenía de antemano pero según palabras de ella misma, se "había olvidado."
Sin nada mejor que hacer, el grupo de tres (al que más tarde se sumo Chloe), decidió salir a comer afuera (a coste de Yuu, quien perdió una "justa" apuesta contra Jack en algún momento previo a la llegada a Kuoh), más concretamente a un local de pizza. Una comida sin eventos más tarde, cuando apenas quedaba algunos de los trozos sobre la mesa, la bebida ya se había acabado y la mayoría se había ya limpiado las manos de grasa, cuando el teléfono de Chloe sonó. Esta, muy cansada como para llevarse el dispositivo al oído, lo puso en altavoz sobre la mesa.
- ¡Chloe! ¡Rápido, llama y despliega a los equipos!
- ¿Qué pasó?
- ¡Asia fue raptada por los caídos! ¡Planean matarla para quitarle su [Sacred Gear], permitiéndoles sanar sus heridas sin problemas!
- ¿Qué quieres? Dilo rápido. – Apresuró Jack, limpiándose las manos con una servilleta.
- ¡Lo que dije: despliéguense ya! ¡Planean hacer le ritual esta noche! ¡Asaltaremos la iglesia ahora!
El grupo se miró entre sí, antes de que Yuu dejara sobre la mesa algo de dinero y Jack, disparándole a una luz cercana para oscurecer la zona, los teletransportara fuera de allí, hacia el apartamento. A nadie le preocupó el pánico que provocaron, pues esa noche habría mucho más que unas armas disparando.
Y no tenían tiempo que perder.
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N/A: Antes que alguien lo diga, ya sé que el argumento de "Rías dejó a Issei morir para reencarnarlo" está muy usado y, en ocasiones, también desmentido, pero aquí no se dice que sea verdad: es una acusación que Frederick usó para atacar a Rías y Sona. No hay nada que la certifique, es solo su testimonio.
Y bueno, el omake siguiente va porque me dio la gana y porque sí.
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Omake
En una sala oscura, donde apenas se distinguía la silueta de la gente, había varias personas viendo una pantalla. En esta se apreciaban las líneas finales del último capítulo subido de la historia. Una puerta se abrió, entrando otra persona de la que apenas se distinguía la presencia, pues la oscuridad de esa zona de la sala no permitía distinguir bien su silueta. Ante las miradas que le daban los lectores, debido especialmente a ciertas líneas redactadas en el capítulo, solo dijo con una voz neutra:
- Prepárense. Es ese tipo de historia.
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