Capítulo 4: Inicios Incómodos

N/A: Este capítulo tiene algunos "info-dumps" (información no-adaptada como historia en una muralla de texto, lisa y llanamente).

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Base Principal, Suiza.
Mañana.

Issei terminó de arreglarse lo mejor que pudo el cuello de su uniforme. Observándose en el espejo de su habitación, decidió que su apariencia no era muy de su agrado (y demasiado estricta, por lo demás) y, a semejanza de cuando iba a la Academia Kuoh, se colocó una polera roja debajo de la chaqueta y la camisa abiertas. Revisando que su cabello no estuviera en extremo desordenado, tomó su maletín escolar, revisó que tuviera las pocas cosas básicas que le recomendaron llevar y salió al pasillo sin dejar de maravillarse del hecho de que las puertas se cerraban y protegían automáticamente con magia.

En el camino se encontró a otros estudiantes que iban a clase, aunque desde luego, no había nadie conocido o familiar. En lugar de eso, él resaltaba ligeramente debido a su procedencia de oriente. Aun así no se sintió víctima de ningún prejuicio. Bajando desde el cuarto piso de las habitaciones (parte del sector estudiantil de los dormitorios), encontró rápidamente el camino que exploró el día anterior para llegar rápidamente a la Facultad de Estudios de las instalaciones. Una vez en la entrada logró sin mayores dificultades encontrar a un profesor que lo ayudó a obtener su horario y hallar la ubicación de sus salas de clase (porque aparentemente los alumnos cambiaban de sala según la asignatura, a diferencia de Japón donde debían permanecer en la misma sala todo el día).

Tras terminar el poco proceso administrativo que le faltaba para completar su traslado (y maravillándose aun más por el hechizo de idiomas que había obtenido, que le evitaba complicaciones de comunicación en un entorno distinto) se dirigió a su sala de clases tranquilamente. Apenas habían pasado unos pocos minutos desde el inicio de estas, y varios profesores recién iban llegando a sus salas, lo que les daba tiempo a los alumnos para organizarse. El ver a la variedad de profesores ir y venir también le permitió hacerse una idea de como eran. El único uniforme estándar para ellos era, a fin de cuentas, un chaleco oficial, por lo que la vestimenta hablaba mucho de cada uno de ellos (los que vestían más informalmente seguramente hacían clases más interactivas que los que vestían formalmente, que seguramente hacían clases más estrictas).

A punto de llegar a su sala se encontró con Frederick, quien estaba revisando un tablón de anuncios en el pasillo principal del mismo piso. Reconociéndolo, el rubio se acercó al castaño y lo saludo amablemente.

- ¿Listo para el primer día? – le preguntó amablemente.

- Claro. Algo nervioso, pero supongo que es normal – le respondió el castaño.

- ¿Sabes dónde es tu sala de clases?

- Tengo una idea. Planeo ubicarme y desde ahí encontrarla.

- Mejor te llevo yo. Sígueme.

Recorriendo algo más el pasillo, tomaron una desviación y luego giraron para encontrarse cara a cara con una puerta de gran tamaño. Tocando con los nudillos, les permitieron la pasada y el dúo entró sin mayor demora.

Al interior había un semicírculo de asientos ascendente, con cerca de la mitad de los asientos ocupados. La mayor parte de los estudiantes se hallaba haciendo lo que le daba la gana, y en frente del asiento del profesor se hallaba otro alumno con la misma mirada perdida que tenía Issei al ver el desorden reinante.

- Pero que... ¿Dónde está su profesor? – Preguntó Frederick en voz alta. Uno de los alumnos en primera fila respondió.

- No ha llegado aún. No nos han avisado nada – dijo con una inclinación de hombros.

- Déjenme revisar... - sacando su teléfono y apoyándose junto a la puerta, Frederick marcó un número y, tras unos segundos, empezó a hablar con alguien que Issei seguramente desconocía. En su lugar, el castaño se acercó al presunto estudiante que estaba en frente del pupitre del profesor, a un costado de la sala, quien lo vio acercarse pero no hizo ningún amago de alejarse o acercarse.

- H-hola – saludó el castaño.

- Hola...

- ¿También eres nuevo?

- ¿Como lo supiste?

- Pues... estabas parado aquí adelante y te veías incómodo, a diferencia del resto...

- Asumo igualmente lo eres.

- Exacto... soy issei Hyoudo, de Japón. ¿Tú?

- James Ramírez, Estados Unidos.

- Eso me suena más a latinoamericano.

- Porque de allí viene. Migraciones, supongo.

La conversación de ambos fue detenida por Frederick, quien se acercó al centro de la sala y golpeó el suelo con su bastón un par de veces para llamar la atención de los alumnos.

- Me comuniqué con el centro de estudios. Resulta que su profesor estuvo en una misión y alguien se olvidó de reportar que terminó en el hospital hasta que fue muy tarde. Enviaron un profesor sustituto que debería llegar en unos minutos. Espérenlo pacientemente y no se excedan con lo que sea que hagan mientras lo esperan. Quiten esas miradas de inocencia, ¿en serio creen que no sabemos cómo juegan con magia cuando no los vigilan? Nos vemos – y dicho eso, el rubio con bastón salió de la sala a paso tranquilo. A los pocos segundos entró otra figura, encorvada, y que parecía personificar la palabra "desmotivación" en su mera existencia. Tal parece que realmente era un reemplazo de última hora como había descrito Frederick.

El adulto recién llegado, que no podía estar a muchos años del fin de su adolescencia, vestía flojamente la chaqueta reglamentaria además de algunas ropas genéricas en todo aspecto. Tenía unas ligeras ojeras y cargaba un par de libros bajo su brazo. Tras llegar al pupitre de su cargo dejó los útiles sobre este y se dirigió al centro de la sala, donde se giró hacia el alumnado que lo veía curioso.

- A ver... esto es más que nada por protocolo... soy Evzek Masaryk, pertenezco al departamento escolar (aunque fui desplazado a última hora, fue lo que Issei podría jurar oír) aunque regularmente estoy en el Departamento de Estudios, y seré el profesor sustituto de sus clases mágicas por algunas semanas. Para iniciar la clase les introduciré a sus compañeros nuevos a quienes ya les deben de estar doliendo las piernas de tanto rato que llevan parados. – se giró nuevamente, esta vez hacia Issei y James. – Ahora, si son tan amables...

- James Ramírez. Vengo de los Estados Unidos – se introdujo el otro nuevo en la clase. Issei lo siguió a los pocos segundos.

- I-Issei Hyoudo. Soy de Japón. Espero nos llevemos bien – Issei tuvo que refrenarse de hacer una pequeña inclinación debido a que, en todo pronóstico, sería algo raro en un lugar occidental. Se lo agradeció a si mismo cuando que ya de por si tenía parte de la atención por, aparentemente, ser "asiático."

Las conversaciones "clandestinas" hubieran seguido largo rato si el profesor nuevo no hubiera golpeado la mesa con su cuaderno y les hubiera llamado la atención.

- Bien, para empezar... ustedes dos – señaló a ambo alumnos nuevos. - ¿Saben usar magia? ¿O al menos saben la idea o fundamento detrás de ella?

James respondió afirmativamente a lo segundo. Issei, de forma negativa a ambos. Se sintió algo culpable cuando el profesor negó con la cabeza cansadamente, notando de paso que su cabello estaba algo largo para estándares "profesionales."

- Bien. ¡Escuchen todos, la primera lección será un repaso general! Si todo va bien, en la tarde tendremos algunas lecciones prácticas... borren esa sonrisa de su cara. Solo serán lecciones, nada de duelos simulados. Y ustedes dos, búsquense un asiento para comenzar la clase. Ya hemos perdido demasiados minutos.

Issei encontró la última fila de la sala, la que estaba más alto, como un buen lugar para pasar desapercibido en cuanto a los ojos de los demás se refería.

"La [Magia Contemporánea]," decía la lección que daba Evzek. "Es muy similar en concepto a la [Magia Occidental], lo cual no es raro, pues era un grupo de magos occidentales quienes abandonaron dicha escuela de magia y crearon esta. Sin embargo, pese a que tienen raíces y funcionamientos similares, ambas escuelas ya tienen diferencias marcadas lo suficientemente como para poder distinguirlas a los ojos de un mago experimentado o estudioso. Así mismo, mientras que la [Magia Occidental] se desarrolló en base de la [Magia Demoniaca], manteniendo semejanzas y creando diferencias, la [Magia Contemporánea] y sus diferencias con la Occidental provocaron que ya perdiera casi toda su similitud con la Demoniaca."

"Una de las diferencias principales entre las tres magias es el "alimento" o motivación detrás de ellas. La [Magia Demoniaca] usa la imaginación del usuario como motor y el Poder Demoniaco como combustible. La [Magia Occidental], por otra parte, usa una mezcla de conocimiento e imaginación como motor y la [Energía Mágica], un tipo de energía inyectado o "despertado" en el usuario mago y que se desarrolla como un músculo más, como combustible. Todo esto es combinado con el uso de círculos mágicos para compensar la diferencia de poder entre los seres humanos y los demonios, permitiendo los círculos facilitar los hechizos al tratarlos como un proceso en el que si pasa eso, esto pasará, también llamado en el mundo mágico como el "Principio de la Ecuación." Antes de que alguien me pregunte, si, lo llaman así para adornarlo."

"La [Magia Contemporánea], por otro lado, como motor usa el conocimiento, generalmente científico ya que es el más exacto, mientras que su combustible es la energía normal del ser humano. Permitámonos desarrollar este punto. Como ya mencionamos, los demonios usan su propia energía demoniaca, mientras que los magos occidentales usan su energía mágica. ¿Qué usamos nosotros? La energía que usamos día a día para movernos y hacer nuestras actividades. Esto nos lleva al principio de la Magia como tal, que es modificar el mundo de acuerdo a nuestra voluntad, lo cual lleva a algunos a sugerir como teoría que nuestro modo de hacer magia es una especia de autosugestión. El como se logró esto es un secreto que se perdió hace años en la Segunda Guerra Mundial, por lo que no lo sabemos hoy con certeza. Para terminar con esta parte, les recuerdo que la mayoría usa círculos mágicos o encantamientos orales para sus hechizos, pero es su voluntad la que doblega las reglas establecidas. Los círculos mágicos o encantamientos orales son una guía o ayuda para concentrarse, pero por si solos no harán gran cosa."

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Horas después...

Tras la primera hora de clase, la diferencia horaria con su país natal y el aburrimiento de clases que eran normales a las suyas (como ciencias y matemáticas) provocaron que el castaño cayera dormido en su asiento, con la fortuna de poder disimularlo hasta que llegara la hora de almuerzo. En ese momento recordó una de las cosas que más lo impresionó cuando vio su horario.

- ¡No tengo más clases!

Y eso era que, una vez llegaba la hora del almuerzo, solo se quedaban los alumnos que tenían actividades después de clases. Issei no tenía ninguna de esas, por lo que tomó sus cosas y, pasando brevemente por la tienda del lugar, compró unas cosas para comer antes de volver a su habitación. En el camino de vuelta, sin embargo, se encontró con la cada vez más familiar cabellera rubia de Frederick, esta vez hablando con un hombre alto de cabello algo canoso pero que se avistaba había sido alguna vez totalmente negro. Tras un breve intercambio de palabras, ambos se despidieron y tomaron direcciones distintas, topándose el rubio con que Issei los miraba no muy disimuladamente desde un lado del camino.

- Si estabas allí podrías haberte anunciado.

- Parecía serio... y ese tipo da miedo.

- ¿Ese tipo...? Ah, hablas de Jack. Es un miembro... "extra" de mi equipo, si se le quiere llamar así.

- ¿Extra?

- Verás, Issei, al ser mi equipo el líder de una sección de equipos, a los mandos les hace gracia que tenga de forma "oficial" a miembros que cumplen funciones específicas pero que trabajan solos o en grupos pequeños. Por ejemplo, el de recién se dedica al reconocimiento y similares.

- Entiendo...

- No forma parte del equipo más que en el papel de todas formas. No lo verás mucho. Demonios, ni yo lo veo mucho y lo irás a ver tu constantemente. Lo que sea. ¿Todo bien el primer día?

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- ¿Por qué debo ir a clases suplementarias?

- Porque debes ponerte al día con la gran cantidad de cosas que debes aprender. Agradece que no eres el único que va a ellas.

- Aun así... aaahhh, al menos no me quede dormido.

Varias horas más tarde, Issei y Frederick caminaban de vuelta a los dormitorios de la base, con Issei quejándose de tener que haber ido a clases extras mientras el rubio contestaba algunas de sus quejas.

El par estaba entrando al edificio principal del Complejo Central (donde se ubicaban las mencionadas instalaciones) cuando un helicóptero que tenía pintado a ambos lados un cuadrado blanco con la cruz roja aterrizó en el exterior de la estructura, en una espacio que Issei dedujo era para helicópteros (por si la "H" gigante daba alguna indicación). La puerta de dicha vehículo se abrió antes de que incluso tocara el suelo, bajando rápidamente dos personas que llevaban una camilla con una tercera arriba. El grupo se dirigió velozmente al edificio, obligando a Issei y Frederick a apartarse, para luego ser seguidos por otras cuatro personas: dos de ellas llevaban los brazos de una tercera sobre sus hombros, arrastrándola y dejando un rastro de sangre tras de sí, mientras que la cuarta se adelantaba a los camilleros y vociferaba que despejaran el paso. El helicóptero cerró sus pertas y despegó, alejándose.

Al principio Issei pensó que era algo urgente, pero su presentimiento se vio confirmado cuando notó el rastro de sangre que el hombre arrastrado del segundo grupo dejaba a su paso. Pero lo que más le alarmó fue la reacción de Frederick: al inicio permanecía calmado, como siempre estaba, pero apenas los recién llegados pasaron frente a ellos el rubio del bastón empezó a tensarse. Cuando terminaron de pasar y desaparecieron en los niveles subterráneos del edificio, su agarre de su apoyo era tal que sus dedos y nudillos estaban totalmente blancos.

Con una ligera sacudida, Issei logró que volviera a la realidad.

- ¿Estás bien? – Le preguntó el castaño.

- Yo sí. Ellos... parece que no tanto... - El rubio pareció meditar unos momentos. – Acompáñame.

Guiando al castaño de una forma un tanto más brusca de lo habitual, Frederick se abrió paso entre la multitud con variadas reacciones: Issei notó, para su sorpresa, que aunque varios no le dieron mucha importancia, la mayoría estaba impresionada o asustada, muchos apresurándose en volver a sus habitaciones tras el evento.

"No debe ser algo común aquí..." pensó.

Descendiendo por las interminables escaleras del lugar, Frederick llevó a Issei a través de otro conjunto de habitaciones, solo que estas estaban bajo tierra. Sin darle tiempo para preguntar, siguieron bajando hacia las profundidades de la tierra. Pasaron por afuera de una serie de habitaciones que solo se diferenciaban de los hospitales en que carecían de ventanas (algo comprensible, pues estaban bajo tierra) pero, para sorpresa de Issei, quien esperaba que esa fuera su parada, siguieron bajando. Pasaron por un lugar sombrío cuyos escasos ocupantes llevaban expresiones serias en sus rostros y portapapeles en sus manos mientras observaban fichas en un mapa, para finalmente arribar aun más abajo en la tierra a un lugar similar a aquel hospital... solo que más "abierto."

En lugar de habitaciones de pocas personas, eran salas pequeñas con mucha mayor capacidad. Los objetos eran más básicos, pero el equipo médico gritaba tecnología por si solo. Entraron a la sala donde desaparecía el rastro de sangre en el suelo, encontrándose con la escena de varias personas recostadas en las camas y personal médico encargándose de ellas. Frederick se vio abrumado por la vista, hasta que se recompuso y caminó hasta uno de los heridos. Issei, siguiéndolo, no pudo evitar arrugar la nariz gracias al fuerte olor a desinfectante y analgésicos que había en el aire.

- Chris... - Frederick se acercó a un hombre sentado junto a una de las camas. Sus ropas estaban manchadas con sangre y su rostro mostraba una expresión abatida. El rubio lo tomó de los hombros y lo hizo encararlo, aunque sin ser demasiado agresivo. - ¿Qué pasó?

- Estábamos patrullando... nos atacó un grupo de demonios. No recuerdo bien todo, pero parecían renegados... bajamos la guardia un poco y un gran número de ellos se nos abalanzó encima... fue horrible... horrible...

Issei sintió como la voz se iba haciendo cada vez más lastimera, hasta terminar sollozando. Frederick reconfortó al hombre de uniforme negro antes de señalarle a Issei la salida. Luego, antes de hacer lo mismo, se dirigió hacia ambos heridos y les dijo unas palabras que el castaño no escuchó, antes de salir acompañado de otro de los que estaban allí adentro.

- Sebastián, necesito que me digas que pasó. Christopher esta con crisis nerviosa y el resto está abatido o herido – Demandó el rubio, borrándose parte de su abatimiento anterior.

- Estabamos patrullando Japón en algún punto entre Kuoh y Kyoto. Nos acabábamos de reagrupar y nos íbamos a dirigir a la carretera para ir a alguna ciudad, pero...

- ¿Pero...?

- Nos emboscaron en el camino. Llevábamos tantos días sin ver nada raro que nos confiamos y caímos en la trampa. Por suerte Erhard logró organizarnos a tiempo para poder defendernos hasta que llegaron los refuerzos. Sin embargo eran tantos...

- ¿Eran demonios renegados?

- Debían serlo. Tenían demasiado poder puro pero movimientos y ataques erráticos y directos, sin pensamiento detrás. Más de uno cargó directo hacia nuestros ataques. Tras defendernos logramos volver a rastras a la carretera, donde logramos pedir al mando que nos sacara de allí. Por suerte tuvimos solo dos heridos, el miembro que falta fue a dar el reporte a la base. Si Erhard no hubiera estado allí, tal vez solo quedaríamos dos...

- Es suficiente. Ve a descansar – Issei observó como el soldado se alejó a pasos cortos y cansados. Frederick suspiró y se masajeó el puente de la nariz.

- Espera... había algo más – murmuró el herido a mitad de camino, volviendo ligeramente hacia ellos. – Caídos... unos tres o cuatro, dirigían a los renegados. Eso es todo – y siguió con su camino, desapareciendo al interior de la sala.

- ¿Qué fue todo eso?

- Esto, Issei, es por qué por el que algunos luchan – Dijo el rubio, señalando el cristal por el que se veía a los heridos. – Si magos entrenados quedaron así, ¿Qué puede hacer un humano normal? Esto es para que también veas los peligros a los que nos enfrentamos. Este equipo... esta bajo mi mando. Les encargué vigilar una zona... y así me lo paga la vida de vuelta.

- ¿Frederick...?

- Varios cargamos con nuestras decisiones en la vida. Mi carga son las fallas de mis órdenes – dijo mientras observaba a los enfermeros atender a los heridos. Luego se giró hacia Issei. - Sin embargo, para otros es simplemente no obtener la calificación que querían en un examen. ¿Cuál será la tuya...? Solo de ti depende...

El par volvió sobre sus pasos hacia la superficie. Frederick no musitó palabra alguna durante el recorrido, mientras que Issei se sumía en los pensamientos. ¿Cómo podía él comprender a quien tenía las vidas de otros a su cargo, asumiendo esa carga voluntariamente? No podía saberlo.

Después de todo era solo un estudiante.

Al llegar al nivel de la entrada, Frederick hizo un amago de dirigirse a la salida. Issei sabía que si iba a hacer algo, era ahora o nunca.

- Eh... no te preocupes, Ferderick. Pronto nos haremos más fuertes, iremos a buscar a esos demonios... - Dios, no sabía lo que decía - ...y les daremos su merecido por lo que han hecho. Así que... ¡no te preocupes! – Exclamó, levantando algo su puño derecho y colocando la cara más confiada que pudo. Frederick lo miró extrañado unos segundos hasta que se empezó a reír ligeramente, para luego volverse una carcajada. - ¡¿Qué es tan gracioso?!

- Nada, nada. Gracias Issei. Supongo que necesitaba algo como eso. Sobre tus palabras... ya veremos si puedes cumplir tus expectativas cuando lleguen tus exámenes a final de mes – la cara que el castaño puso provocó otra risa ligera de Frederick, quien se encogió de hombros para luego salir a paso ligero hacia cualquiera fuera su destino. Issei se dio unos minutos para quitarse la vergüenza antes de subir a su dormitorio, dándose la comodidad de sacarse el uniforme tras un loco primer día.

Y pensó, olvidándose ligeramente de lo visto hace unos minutos, que tal vez esta nueva vida no era tan mala.

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Consejo Estudiantil, Academia Kuoh.
En esos instantes...

- ¡¿Cómo que fue transferido?!

- Así como lo oyes, Rías. Issei Hyoudo fue transferido de escuela por un periodo limitado de tiempo.

- ¡¿Cómo lo permitiste?!

- Yo me enteré ayer cuando lo consulté con su profesor. Al parecer alguien movió los hilos con las autoridades humanas, evitándonos por completo. Antes de que supiéramos que pasaba lo sacaron de Japón.

- ¿Sabes dónde está?

- Me temo que no.

Rías se empezó a morder la uña de su pulgar mientras pensaba en las oportunidades que le quedaban.

- La fecha del [Rating Game] se acerca, Rías. A este paso no tendrás oportunidad de ganar.

- Lo sé, Sona... es que es tan desesperante... tenía la oportunidad a mi alcance, pero la perdí... ¿qué puedo hacer?

- Hay otro estudiante con una [Sacred Gear] dracónica... no es una [Longinus], pero es una de las cuatro partes de Vritra. Tenía pensado usarlo pero creo que lonecesitas más que yo. Su nombre es Saji Genshirou – mencionó Sona, entregándole un par de papeles a Rías con la información del mencionado alumno.

- Gracias Sona... será algo apresurado, pero si lo recluto y lo entreno rápidamente podría ayudarme a conseguir la victoria... - las palabras de Rías se vieron interrumpidas por la aparición de un círculo mágico de su misma casa demoniaca. De este apareció una bella sirvienta de cabello plateado a quien todos en la sala conocían bien.

- Grayfia... ¿qué haces aquí?

- Traigo un mensaje de Lord Gremory y Lord Phenex.

- ¿Cuál es? Debe ser rápido, tengo que ir a reclutar un nuevo sirviente para luego ir a entrenar. Diles a mis padres que iré a una de nuestras residencias de montaña.

- Así será, Lady Rías.

- ¿Y cual es el mensaje?

Grayfia la miró seriamente, antes de lentamente empezar a hablar con voz calmada y firme. La expresión de urgencia que llevaba Rías se desmoronó ante la noticia que le daba la sirvienta, e incluso esta última no pudo evitar sentirse algo mal ante la noticia que le daba a su cuñada.

"La fecha del [Rating Game se adelanta para tres semanas más... y tiene prohibido reclutar más sirvientes a partir de ahora."

Rías Gremory cayó al suelo, esperanzas perdidas.

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Sirzechs, solo y sentado en su trono de Maou, observaba al par de magos humanos que habían aparecido en la sala hacia un poco de tiempo atrás. Estaba conversando con Gayfia cuando notó su presencia, y lo único que lo sorprendió fue que no los hubiera notado antes. Grayfia, apesadumbrada por lo que le ocurría a Rías, no los notó. Apenas la mencionada sirviente se hubiera retirado, los llamó a que aparecieran.

- Sé que están allí. Salgan para que hablemos como seres civilizados.

Desde las sombras que dominaban la sala aparecieron ambos. Un chico y una chica. Uniformes grises militarizados pero bastante bien diseñados, evidenciando que no eran de combate sino para eventos o desfiles. Ambos llevaban una expresión neutra en sus rostros, pero el Maou advertía que escaneaban constantemente su alrededor. El cabello castaño de ambos no resaltaba en las penumbras del lugar, ayudando a su escondite visual.

- Normalmente les preguntaría como atravesaron las barreras de este lugar, pero tengo una mejor pregunta. ¿Qué quieren?

Ambos intrusos se miraron entre si hasta que el varón del par se adelantó un paso.

- Maou Sirzechs Lucifer, antes Gremory... sabemos que te desagrada la situación de tu hermana, Rías, y que no puedes hacer gran cosa. Debes ser consciente también de que no va a poder ganar el [Rating Game] que le proponen.

- ¿A que quieren llegar?

- Queremos ofrecerle ayuda para sacar a su hermana de dicha situación. Puede que no confíe en nosotros ahora, pero verá que somos gente comprensible que no pide mucho. Quienes lo llevarán a cabo no son desconocidos de Rías, al contrario, son compañeros de escuela suyos.

- ¿Qué proponen?

- Eso va para después. Primero tenemos que ver si acepta... y si desea aceptar el pago pedido.

- No me agrada este juego, pero yo mismo lo he jugado antes. ¿Cuál es su precio?

- Un contacto con el inframundo, una alianza defensiva con la Casa Gremory y permitirnos establecernos mínimamente en Kuoh. No es mucho, ¿verdad?

- Para esas condiciones debeían hablar con los regentes de la Casa Gremory, no conmigo.

- Ellos están cegados por su orgullo y aún creen en parte que es lo correcto, ¿no es así? Por eso tus apelaciones para la cancelación del matrimonio han sido ignoradas. Pero aun tienes influencia con ellos. Acepta el pago y tenemos un trato.

- ...

- ...

- Bien, entiendo todo. ¿Qué es lo que proponen?

Casiimperceptiblemente, una pequeña sonrisa se formó en el rostro de ambos magos dela [Organización].

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