Capítulo 14: Status Quo roto

Academia Kuoh, Kuoh.

Issei respiró profundo mientras contemplaba la vista enfrente suyo. Finalmente había terminado su "intercambio" en Suiza, y había vuelto a vestir los colores de la Academia Kuoh en su persona, retomando su vida estudiantil normal.

- Buenos días, Issei-kun. Me alegra verte de nuevo.

O eso pensaba.

El castaño se giró, un leve tinte rojo en sus mejillas, hacia la pelirroja heredera de los Gremory, Rías, quien le había saludado de improviso por la espalda. Desde la irrupción de la boda que ella se había dado la tarea de ser más cercana a él, razón por la cual varios días le llamaba bajo la suposición de que estaba en Europa (el cómo consiguió su número seguía siendo un misterio para el castaño). Producto de eso, aunque aún algo incomodado, Issei se había acostumbrado a que le llamara así.

Pero eso había sido a espaldas del resto.

Ahora mismo podía sentir las miradas como dagas que lo perforaban de todas partes, tanto por parte del alumnado femenino como del masculino. Si las miradas mataran, pensó, ya habría muerto cien veces del solo intento asesino que contenían.

- ¿Quién se cree ese Hyoudo, solo por haberse ido unos meses cree que ya puede hablar con Rías-onee-sama?

- ¡No se acerque, Rías-onee-sama, o se contagiará de la bestia pervertida!

- ¡Hyoudo, bastardo, ¿cuándo lograste avanzar tanto?!

Esas solo eran algunas de las cosas que escuchaba por sobre el murmullo (o griterío) de la muchedumbre de alumnos.

Suspiró. Tal parece que aún no se quitaba de encima su reputación de pervertido.

- Buenos días, Gremory-senpai. Me alegra verla bien – se giró para responderle, haciendo su mejor esfuerzo para ignorar el aura asesina que podía jurar era jodidamente visible. Quien sabe, ahora que tenía consciencia del mundo sobrenatural, bien podría ser que hubiera algún ser escondido entre el alumnado que la emitía.

Rías optó por ignorar igualmente lo que ocurría a su alrededor, continuando con su camino hacia el edificio y levándose con ella a la mayor parte de los estudiantes centrados en ellos. Issei empezó a caminar igualmente, manteniendo su distancia, pese a que sentía aún las miradas recelosas de sus compañeros sobre su persona.

Sep, este iba a ser un día pesado.

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Encontró curioso cómo el día se le hizo largo. Además, claro está, de las miradas de sus compañeros, se dio cuenta de que su estadía en Europa había sido más beneficiosa de lo que pensaba en un principio. Encontró, por dar un ejemplo, que ahora podía entender sus lecciones sin mayor dificultad, sorprendiendo a sus profesores y compañeros respondiendo preguntas en el pizarrón y elaborando algunas él mismo. La tarea que le asignaron para la semana no se veía tan pesada como antes, e incluso el ritmo le pareció lento.

Encontró, con satisfacción, que el periodo de estudio intensivo que tuvo primero en Suiza y luego bajo la tutela de Frederick en la base de la [Organización] en Tokyo rindió sus frutos, acostumbrándolo a una exigencia mayor que la que tenía la ya de por sí exigente Academia Kuoh. Si mantenía ese ritmo, entonces no descartaba que su estadía en sus años académicos fuera muchos más amena.

Claro que no todo eran buenas noticias.

La boda de Rías Gremory terminó sin mayores incidentes para ellos. Una vez acabadas las formalidades, el demonio alto llamado Gabriel los transportó de vuelta al mundo humano, donde pasaron la noche en el apartamento de la [Organización] en Kuoh. Al día siguiente, el grupo se dirigió a Tokyo, donde se separaron. David fue el primero, desapareciendo camino al aeropuerto apenas llegaron a la capital, alegando que "ya había pasado mucho tiempo alejado de su querida España". Jack fue el siguiente, justificándose en que tenía obligaciones en Suiza y la labor para la cual fue agregado al equipo fue cumplida.

El siguiente, sorprendentemente, fue James. Mediante un favor que alguien le debía a Frederick, lograron ubicarlo en una sección ubicada en Norteamérica, más cercana a su hogar. Debido a eso, a los pocos días se fue, camino a su nueva destinación y dejando atrás a su equipo. Chloe se quedó en Kuoh, como cuidadora del apartamento que ahora pasaría a ser un Puesto Avanzado de la [Organización]. Yuu, por su parte, se fue y perdió en la capital, dispuesto a pasar el rato mientras estuviera libre. En cosa de prácticamente nada de tiempo, Issei se había quedado solo con Frederick, quien cuando no estaba preocupado de enseñarle sobre diversas cosas académicas, estaba desaparecido haciendo quien sabe que labores administrativas de su cargo.

Fue un periodo muy solitario. Por eso mismo se alegraba de comenzar de nuevo la escuela, aunque fuera con la hostilidad con la que fue recibido.

La hora de almuerzo llegó, y como Issei se había ganado la temporal enemistad de sus dos "mejores amigos" por haber sido saludado por Rías Gremory en la mañana, el castaño se procuró a si mismo el almuerzo mediante una rápida compra en la cafetería de la escuela. Se extrañó a ver una multitud afuera de su salón, pero comprendió el motivo al ver quien esperaba en la puerta de este.

- Te estaba esperando, Hyoudo-kun – le habló el rubio conocido como Kiba Yuuto. Issei suspiró internamente al ver las reacciones de las chicas a su alrededor cuando este le habló, mayoritariamente con comentarios ofensivos. Tal parece que algunas cosas no cambiaban.

Eso era, sin embargo, algo bueno.

- ¿Sí? ¿Qué necesitas?

- Traigo una invitación de Rías-buchou para que visites el Club de Ocultismo después de clases – anunció, con una sonrisa perfecta en su rostro. Casi demasiado perfecta.

"Wow. Este tipo es peligroso" pensó el castaño. El que pensara eso relacionándolo a su posibilidad de conseguir mujeres con el rubio cerca era algo totalmente aparte. Su opinión se vio confirmada cuando comentarios sobre una posible relación ilícita entre ambos hombres empezaron a circular entre las chicas a su alrededor. "¡Demasiado peligroso!"

- ¿En serio? Dile a Gremory-senpai que iré – aceptó la invitación sin mayor demora. – Ahora, si fueras tan amable de correrte... me gustaría entrar para comer mi almuerzo, si no te importa.

- Oh, para nada. Adelante – haciéndose a un lado, el demonio permitió que el castaño entrara a su salón, donde sus dos "mejores amigos" ya lo esperaban con miradas amargas. Issei suspiró para sus adentros.

Si que tenía una mala reputación.

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Issei se esperaba muchas cosas posibles producto de la invitación de Rías Gremory a su salón de club esa tarde. Encontrarse con dos figuras envueltas en túnicas blancas, una con un envoltorio grande a su espalda, no era una de esas. Viéndose súbitamente el centro de la atención al haber entrado a la sala, procuró falsificar una tos para recomponerse antes de tratar de imitar lo mejor posible lo que supuso que haría Frederick en una situación como esa.

- Gremory-senpai. Gracias por la invitación. – La saludo amablemente. Se giró hacia cada miembro del Club de Ocultismo (y miembros de la nobleza de la pelirroja), saludándolos cada uno a su vez. – Himejima-senpai, Yuuto-san, Tuojou-san. – Se giró entonces a las chicas desconocidas, una de las cuales le miraba con particular interés. – Ehm... ¿las conozco de algo?

Ok. Puede que no pudiera imitar tan bien a Frederick, pero hey. Era el esfuerzo el que contaba, ¿no?

- Hyoudo-kun. Gracias por venir – le devolvió el saludo Rías. El resto de los miembros de su club asintió en su dirección para corresponder el gesto. – Aunque... parece que no estamos precisamente en la mejor situación, si me lo parece.

- ¿Quién es él? – Preguntó una de las extrañas, cuya característica más destacable eran sus rasgos definidos y cabello azul con un mechón verde. - ¿Otro sirviente tuyo, Gremory?

Vaya, pensó Issei. Hasta él podía sentir el odio debajo de aquellas palabras. Se preguntó qué había pasado para que tuviera semejante enojo contra Rías.

- ¡Ise-kun! ¡Ha pasado mucho tiempo! – Lo saludó efusivamente la otra, que era una castaña clara con el cabello en coletas laterales. Sus rasgos eran más acordes a la región que los de su compañera, pero aún daba cierto toque de extranjería. - ¿Me recuerdas?

Ah, y aparentemente lo conocía. Eso complicaba las cosas.

- Para responder a tu pregunta, no. Hyoudo-kun no pertenece a mi nobleza – se dirigió la pelirroja hacia la chica agresiva, desviando la atención de sobre él. Issei notó como la castaña respiraba aliviada ante el estamento, y como la posición de la peliazul se relaja algo, aunque seguía sobre el borde.

Tendría que agradecerle a Frederick esas clases más tarde.

Hablando de eso, la cosa parecía grave. Había cierta tensión en la sala, y solo recién notaba que todos los sirvientes de Rías estaban detrás de ella, en lugar de desperdigados por la sala como usualmente lo estaban.

Algo pasaba.

- ¿Y que es él, entonces? – Preguntó nuevamente la peliazul, mirándolo de soslayo.

- Es un mago, si tanto te interesa saberlo.

- ¿Un mago? – La ceja levantada de la peliazul falló en provocar una reacción en Issei. Se giró entonces hacia él. - ¿Y a qué cábala perteneces?

- ¿Eres un mago, Ise-kun? No recordaba que practicaras magia... - comentó la castaña de las coletas, para confusión del chico.

- Ejem – interrumpió Rías, llamando nuevamente la atención de la sala. – Ustedes no vinieron por esto, ¿o sí?

La tensión en la sala volvió a hacerse presente. Issei, teléfono en mano detrás de su espalda, marcó el número de Frederick. Un sonido y un simple "¿Hola?" fueron suficientes para saber que había conectado, y el castaño esperaba que el inglés se mantuviera callado y captara indirecta. A juzgar por su silencio, pareciera que fue así.

- Cierto. Volvamos a tema que nos concierne.

- Antes de eso... ¿puedo preguntar quiénes son? – Habló el castaño, tanto parar él como para el inglés al otro lado de la línea.

- Ellas son... - comenzó Rías, viéndose interrumpida por las desconocidas, quienes se pararon y lo encararon directamente.

- Yo soy Xenovia Quarta. Exorcista de la iglesia católica romana. – Se presentó la peliazul con el bulto en su espalda. Su acompañante castaña fue algo más emotiva en su presentación.

- ¡Mou, de verdad no me recuerdas! ¡Soy yo, Irina! ¡Irina Shidou, ahora exorcista de la iglesia anglicana!

Tragó saliva. Ahora sí que reconocía quien era.

- P-pero... ¿Iri-kun no era un chico?

- ¡¿Pensabas que era un chico?! Bueno, es cierto que no era muy femenina en ese entonces, pero...

- Ejem – esta vez fue la peliazul, Xenovia, quien llamó la atención de la sala. – A juzgar por el hecho de que estás vistiendo el uniforme de esta academia, deduzco que eres un residente permanente de esta ciudad. Además, se nota que conoces y estás involucrado en el mundo sobrenatural. Por ende, sería beneficioso que te quedes a escuchar lo que sigue.

- C-claro. Continúen.

- Cómo iba diciendo, Rías Gremory, tres fragmentos de Excalibur fueron robados de la iglesia católica romana, la iglesia anglicana y la iglesia ortodoxa oriental hace cosa de dos semanas. El ladrón de dichas espadas, aunque aún desconocido, sabemos que fue un grupo de ángeles caídos, y que ha sido rastreado hasta Kuoh. Por ende, anunciamos aquí y ahora que, como enviadas de la iglesia, tenemos la intención de recuperarlas, y exigimos que ustedes, demonios, se mantengan al margen de este asunto.

Precisa y al punto. Eso fue lo primero que pensó Issei, aunque luego pensó en la brusquedad de sus palabras. También notó la parte de "exigir", cosa que, siendo los demonios los dueños de la ciudad, no pintaba muy bien para una relación fructífera. Probablemente, como exorcista, no fuera una habilidosa usuaria de la diplomacia. Pero parecía que Rías había interpretado correctamente sus palabras, pues respondió calmadamente.

- Me ofende que pienses que nos aliaríamos con los caídos sobre este tema. Esas espadas son más problema del necesario para nosotros, y estamos contentos con mantenernos al margen.

- Bien. Eso lo soluciona entonces. Estaremos en la ciudad hasta encontrar al ladrón y recuperar las espadas, pero confío en que no intervendrán.

- Tienes mi palabra como heredera de la casa Gremory de que no intervendremos en asuntos propios de la iglesia. Pueden irse tranquilas.

- Eso lo establece, entonces. – Concluyó la peliazul, aparentemente satisfecha. Se giró entonces hacia Issei. - Respecto a ti, mago... pese a que no podemos ordenarte nada, pedimos de igual manera que no intervengas de ser posible. Seguramente tengas que contactar a alguien de más alta jerarquía para tomar esa decisión, pero recuerda todo lo hablado aquí.

- S-seguro. Trataré de hacer lo que pueda.

Palabras vacías, puesto que ese alguien superior a él ya estaba escuchando todo a través de su teléfono. Pero ellas no tenían que saber eso.

La reunión parecía a punto de terminar satisfactoriamente para ambas partes, pero aparentemente Rías quería demostrar su superioridad en el asunto, poniendo más trabas.

- Un momento – les llamó la atención a las exorcistas. Ojeó brevemente al rubio – Me gustaría discutir esto con la otra encargada de la ciudad. ¿Sería posible que nos juntemos mañana aquí, a esta misma hora?

- No hay problema – respondió la peliazul por ambas, antes de que su compañera pudiera decir algo. Cuando estaban por retirarse, fue ahora Kiba quien habló, veneno latente en su voz.

- Esas cosas que llevan... son Excaliburs, ¿verdad?

Woah. Issei no lo había notado hasta ahora, pero todo sobre el individuo rubio gritaba "peligro" a todas luces. Parecía realmente enojado. Y por el tono de su voz, parecía que los culpables de aquello eran el bulto en la espalda de la peliazul y... ¿una pulsera?, que llevaba la castaña de coletas en su mano derecha.

- Así es.

- Heh. Y pensar que me encontraría el objetivo de mi venganza en estas circunstancias...

- ¿Qué quieres decir? – Le preguntó Irina, confundida por el odio del rubio.

- Ustedes son usuarios de Excalibur. Podrían decir que soy su senpai en el tema.

- Ya entiendo – pronunció Xenovia, sus ojos con comprensión. – Eres el superviviente del proyecto "Espada Sagrada". Había escuchado que uno sobrevivió y se volvió un demonio. Ese debes ser tú.

- En efecto.

Issei no tenía idea de que era el proyecto "Espada Sagrada", pero por las reacciones del grupo, no debía de ser algo bonito. Rías volvió a tomar la palabra.

- Disculpen que les pregunte esto, pero ¿podrían cumplir una pequeña petición de un duelo contra mi [Caballero]?

- ... no le veo problema. ¿Tienes algún lugar para pelear?

- Sí, hay un claro afuera del edificio, oculto por los árboles. Una barrera sencilla nos ayudaría también.

- Entonces vamos. No perdamos tiempo.

- En realidad... ¿podría ser mañana? Creo que no está en condición de pelear claramente.

- ... preferiría que fuera ahora, pero puedo permitirlo.

- No. Pelearemos aho-

- ¡Yuuto! – El [Caballero] fue llamado de atención por su [Rey]. - Compórtate. Pelearás mañana.

El rubio apretó sus puños y endureció su mandíbula, pero asintió, odio en sus ojos.

- Eso sería todo por hoy. – Anunció entonces Xenovia. - Nos vemos.

Ambas exorcistas, que estaban sentadas hasta entonces, se pararon y enfilaron hacia la puerta. Issei se quedó atrás, despidiéndose mientras deslizaba su teléfono al bolsillo, saliendo el último y alejándose en dirección al edificio principal de la academia. Una vez allí se llevó el teléfono al oído, haciendo como que recién le hubieran llamado. Rezó porque nadie le escuchara hablar en voz baja y llamó al otro usuario de la línea.

- ¿Escuchaste todo eso, Frederick?

- La mayor parte. Esto es serio.

- ¿En serio? Solo robaron unas espadas...

- Esas espadas son peligrosas en malas manos. Además, para que alguien pudiera haber robado las espadas de tres iglesias debe ser alguien poderoso. No se mencione que solo robaron una de cada una, no las dos. Algo no cuadra. El robo no fue solamente para obtener las Excalibur.

- ¿Dices que hay algo más moviéndose por debajo?

- Es lo más probable. Me juntaré con Yuu e iremos a Kuoh. Cuando puedas, ve e infórmale a Chloe sobre lo que pasa. En realidad, olvida eso, mejor lo haré yo. Veré si puedo obtener algún refuerzo extra de la [Organización], pero no contemos con eso. Por ahora observaremos el duelo, aprenderemos lo que podamos de las espadas y, por lo que más quieras, trata de no involucrarte. No estamos precisamente en buenos términos con la iglesia, y mientras menos sepan de tu vínculo con nosotros, mejor. Nos vemos mañana.

El inglés cortó. Issei suspiró. ¿Mañana? Pareciera que el inglés no tenía nada mejor que hacer.

El castaño se rio. Tal parece que su regreso a Kuoh no iba a ser tan pacífico como pensaba.

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Día siguiente.

- Obviando el hecho de que tenemos una oficial de las tropas estratégicas aquí... ¿qué demonios está pasando exactamente?

Tomó un par de minutos informarle a Frederick que era lo que estaba ocurriendo, como el hecho de que aparte de los miembros de la [Organización] que el inglés trajo y se quedaron en el Puesto Avanzado una oficial militar de dicho grupo hubiera aparecido de la nada fuera de la casa del castaño y hubiera exigido unirse a la misión, tiempo en el que el grupo se trasladó a un claro oculto entre los árboles del patio de la Academia Kuoh. En un lado se colocaron ambas exorcistas, mientras que en el otro se ubicaron Kiba y...

- ¿Yuuki? ¿Qué haces ahí? – Preguntó el usuario del bastón, observando a la oficial militar de la [Organización] que había aparecido de la nada esa mañana.

- Bueno... - desvió culposamente su mirada la pelinegra, súbitamente encontrando el suelo muy interesante.

- Dijo que iba a luchar contra ellas, y que, si ganaba, tendrían que dejar que la [Organización] cooperara con la investigación – confesó Issei, mirando el suelo. Podía sentir la mirada perforante de Frederick sobre su espalda. – Todavía no sé cómo se salió todo de control...

- Agh, lo que sea – se masajeó el puente de la nariz, antes de dirigir su mirada a la oficial estratégica. – Termina rápido, ¿sí? Tenemos cosas que hacer. – Issei podría jurar que escuchó murmurar al rubio un "¿Es esto a lo que se referían por refuerzos los de Europa?"

- Haiii!

Ambas exorcistas se quitaron sus ropajes exteriores, dejándolas en...

- Espera... ¿eso es lo que llevan las exorcistas de la iglesia hoy en día?

Quién habló fue Frederick.

- Con todos esos rumores sobre los sacerdotes pervertidos, parece que estos... "trajes", son para ellos...

Quién lanzó la crítica disfrazada de comentario fue Yuuki.

- ¿Es esto una novela ligera para adultos? Esos parecen trajes eróti- ¡AY!

Fue lo que alcanzó a comentar Issei antes del golpe que le dio Frederick cuando este lo vio observando a ambas jóvenes con ojos lujuriosos.

- Ara ara~ Esos son trajes bastante reveladores, ¿no lo creen?

Hasta Akeno se dio la libertad de burlarse.

Ambas exorcistas mostraron un leve de incomodidad ante los comentarios. Y es que no era para menos. Ambos "trajes de batalla" se pegaban al cuerpo de forma notoria, dejando solo a la imaginación el color de piel de quien lo llevaba.

- ¡Agh! ¡¿Vamos a luchar o qué?! – Exclamó Xenovia, no queriendo ser más víctima de aquellas miradas compasivas que le enviaban todos aquellos paganos y seres del mal.

- Tu lo pediste... - y con esas palabras, Yuuto se lanzó al ataque.

Incluso para alguien no versado en el arte de la esgrima, fue claro que era lo que pasaba desde el inicio: Kiba atacaba basado en rabia e instinto, a diferencia de su contrincante que devolvía los golpes y desviaba los cortes de su contrincante. La diferencia de poder entre sus armas también quedaba en evidencia: casi en cada golpe una de las espadas del demonio se rompía, reemplazándola este por otra nueva, mientras que la de la peliazul no mostraba signo alguno de daño. Y las pocas veces que la exorcista atacaba, grandes penachos de tierra salían arrancados por la fuerza y poder de la Excalibur, misma que ella había admitido era el fragmento Excalibur Destruction.

Tal como decía su nombre, era muy destructiva.

Issei permitió que sus ojos vagaran a la forma de la peliazul peleando. Primero siguiendo sus curvas, nada disimuladas por sus ropas, pronto pasó a fijarse en el movimiento de sus brazos y piernas a medida que peleaba. El cómo utilizaba elementos del terreno, el cómo se impulsaba y aprovechaba cada elemento del terreno y el cómo trataba a la espada como una extensión de sí misma. Él mismo se sorprendió de verse haciendo ese análisis, pero supuso que el entrenamiento de Frederick nuevamente rendía frutos. Volvió o centrar su atención en el duelo cuando escuchó otra explosión, esta vez más fuerte que las anteriores.

Xenovia mantenía su espada a pocos centímetros del cuello del rubio. Tras un corto e intenso combate que destruyó buena parte del terreno en sus inmediatos alrededores, el joven demonio por fin yacía derrotado, una mirada de odio en sus ojos. Con Rías proclamando forzadamente su rendición, ante el miedo de que su caballero resultara más herido por alguna estupidez que hiciera, las miradas fueron hacia la militar de la [Organización], quien observaba desde su posición inicial tranquilamente el desarrollo de los acontecimientos.

- ¿No piensas pelear? – Preguntó inocentemente Irina. Yuuki había, después de todo, desafiado a ambas exorcistas a un duelo. Xenovia rechistó antes de darle la espalda.

- No tiene caso que le preguntes. Seguramente tiene miedo, y sería lo normal. La magia pagana no puede competir contra el poder de las armas sagradas de Dios. – Dijo, mientras señalaba su propia Excalibur y la espada que tenía en sus manos la castaña.

...

¿De dónde había salido esa espada?

- ¿Oh~? ¿Estás segura?

El tono peligroso de la oficial hizo que ambas exorcistas se giraran a encararla, precaución en sus ojos mientras escaneaban su aún relajada figura.

- Claro que sí. Los demonios tienen poder al volverse malvados y venderle su alma al diablo, pero tu solo eres una practicante de una débil magia pagana. No tiene forma que puedas contrarrestar el efecto de las armas sagradas o la fe en Dios – Rebatió Xenovia. Yuuki la ignoró y siguió hablando.

- Sabes... - dio un par de pasos hacia su derecha. – No había luchado porque parecía que nuestro amiguito rubio quería resolver sus problemas. Parecía querer hacerlo solo, por lo que respetaba su privacidad. – Indicó, señalándolo. – Pero... él ya no está luchando. Lo que quiere decir que...

Ambas exorcistas se alistaron, preparando sus armas nuevamente y colocándose en posiciones de combate.

- ...es hora de que comience yo.

Su mano derecha fue hacia la empuñadura negra de la espada corta que descansaba en el lado contrario de su cadera, la vaina siendo sujetada por su mano izquierda. De un ágil y fluido movimiento desenvainó el arma, girándola sobre su mano a su derecha, luego a su izquierda y finalmente estableciéndola paralela al suelo junto a su cabeza a la vez que retrocedía su pie derecho, quedando de lateral hacia ambas exorcistas con el brazo que no sujetaba el arma apuntando a estas. La hoja violeta oscura de la espada empezó a brillar de un violeta más claro, dándole un mal presentimiento a ambas, antes de que la oficial de la [Organización] saliera disparada hacia ellas con un solo impulso de su pie.

Nunca tuvieron oportunidad.

La espada atacante chocó con Excalibur Destruction, enviando una potente onda de choque que levantó polvo a su alrededor y haciendo retroceder a la peliazul un par de pasos. En lugar de seguir empujando, la pelinegra giró su espada y usando el impulso se dirigió, dando una voltereta aún en el aire, contra Irina, quien interpuso su espada para interceptar a la de Yuuki. Esto evito, sin embargo, que se fijara en el resto del cuerpo de esta, por lo que cuando la oficial, en lugar de usar su espada, aterrizó con ambos pies sobre ella y saltara impulsándose de vuelta, no pudo evitar ser lanzada por la fuerza contra un árbol. Yuuki, mientras tanto, aprovechó el nuevo impulso para arremeter contra Xenovia, quien aún no se recuperaba del embate anterior, y le golpeó en la mano con el lado plano de la espada, desarmándola, justo antes de golpearle el rostro con su codo y caer encima de ella, espada a escasos milímetros del cuello.

El combate duró apenas unos segundos, y ambas exorcistas yacían derrotadas en el destrozado suelo. Al comprobar que ambas ya no lucharían, la oficial de la [Organización] giró nuevamente su espada antes de envainarla nuevamente en otro ágil y fluido movimiento, dándoles otro saludo y volviendo con los miembros civiles de la [Organización].

Decir que el resto estaba sorprendido sería un malentendido. Más bien, estaban tan impactados que apenas pudieron reaccionar cuando el estómago de la pelinegra rugió con fuerza, recordándoles la hora que era y que tenían cosas, como la cena, por hacer.

- Bueno... eso quiere decir que la [Organización] cooperará con la búsqueda del ladrón de las espadas, ¿verdad? – Preguntó la pelinegra, ligeramente apenada.

- ¡Wow! ¿Cómo hiciste eso? – Preguntó Issei, más Frederick lo interrumpió interponiendo su mano frente al castaño.

- Por mucho que quisiera preguntar eso mismo, Issei, hay cosas más importantes que revisar. Como, por ejemplo... ¿Qué diantres haces aquí, Yuuki?

La oficial rio brevemente, en lo que retrocedió un par de pasos.

- Estoy en problemas, ¿no?

- Eso dependerá de mí decirlo. Al puesto avanzado. Ahora. Tú también Issei – agregó con tono amenazante, al ver que el castaño empezaba a deslizarse fuera del lugar. El trío de la [Organización] se alejó del lugar camino de su base, en lo que los demonios y las derrotadas exorcistas se quedaban de pie en su lugar, sin saber bien cómo reaccionar.

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- ¿Qué fue todo eso? – Preguntó Issei apenas se sentaron alrededor de la mesa central de la sala de estar del puesto avanzado de la [Organización]. Alrededor de ellos había un montón de envoltorios y basura que les llegaba hasta los tobillos, producto de las manías de Chloe, y que el grupo había sabiamente escogido ignorar. – Me refiero a lo de tu espada. ¿Y qué es eso de oficial estratégico?

- Pues...

- Yo te explicaré lo segundo, Issei – habló Frederick, interrumpiendo a Yuuki. – Verás, en la [Organización] coexisten dos grupos de combate: los equipos civiles, como el nuestro, que es donde se concentran los magos, y el ejército, que es donde van los humanos normales. Aparte de eso, hay dos grupos más que se derivan de cada uno: los Equipos y Miembros Libres, que están formados por la élite de los equipos civiles; y las Tropas Estratégicas, formadas por magos y la créme de la créme de los miembros del ejército. Yuuki aquí – palmeó la cabeza de la susodicha mientras hablaba – pertenece a Cuerpo Mágico, una unidad de las tropas estratégicas que emplea soldados capaces de usar magia.

- En realidad, Frederick – habló ahora la pelinegra, levantando su dedo con un deje de superioridad. – Ahora me trasladaron a las tropas de élite. ¡Siéntete orgulloso de respirar el mismo aire que yo! – Se llevó el puño al pecho en un gesto de suficiencia. Incluso Issei pudo ver que era algo infantil, pero optó por no decir nada. Frederick, por su parte, solo suspiró.

- Lo que sea. ¿Y que hay sobre esa cosa de la espada brillante?

- Ah, ¿eso? Es simple. Solamente apliqué magia de movimiento a mi espada y me impulsé con otro hechizo. Una vez me hubiera lanzado hacia adelante activé la magia de movimiento de mi espada, haciendo que esta se moviera por su cuenta hacia el objetivo. Luego solo improvisé por el resto del combate, que, por lo visto, no fue mucho.

- Impresionante improvisación – la felicitó el rubio, visiblemente impresionado. – Podríamos incluirlo en el curriculum de las tropas mágicas y los equipos civiles. Habría que mejorarlo algo, pero no es mala idea.

- Jejejejeje... eso, felicítame más~

- No es por interrumpir, pero... ¿no tenemos algo urgente que discutir?

- Ah sí, es cierto. Iré a buscar al resto. Espérenme mientras.

Frederick se paró y navegó entre los restos camino al interior del apartamento. Yuuki e Issei, por su parte, despejaron algo la zona, pese a solo acumular en las esquinas y rincones la basura que Chloe había acumulado. Al poco rato apareció Frederick, seguido por otros individuos que se sentaron alrededor de la mesa, con el rubio al centro. Issei reconoció a todos ellos.

Aparte de Frederick, estaban Chloe y Yuu, quienes se veían refrescados respecto de la última vez que los vio, además de Jack, quien se veía algo molesto por la escasa luz del sol que se filtraba por las cortinas cerradas. Complementaban los asientos Issei, a quién saludaron las tres personas entrantes, y Yuuki, a quien solo Jack y Chloe, para sorpresa del resto, saludaron.

- No sabía que se conocían entre ustedes – comentó el rubio, observando la interacción entre la soldado de élite y la chica castaña. Esta última simplemente se encogió de hombros, en lo que Yuuki reía tranquilamente.

- Fuimos compañeras de cuarto mientras estudiaba una de mis especialidades – explicó la pelinegra. Solo entonces Issei se fijó en sus ropas, encontrando que la extraña del grupo llevaba un uniforme militar gris con una corbata roja y con falda en lugar de pantalón. Las hombreras eran claras con detalles dorados, y tenía un parche con el logo de la [Organización] en el brazo izquierdo. Terminaba su uniforme con el cinturón militar alrededor de la cintura, donde colgaban su espada y una pistola, y botas de combate. Lo encontró diferente, comparado al uniforme negro de la [Organización] que parecía más adecuado al mundo civil, y ciertamente mucho más adecuado para el combate.

- Eso lo explica. ¿Y tú, Jack?

- Me la he encontrado en misiones. Casi voló el condenado lugar esa vez – comentó el canoso del grupo con un gruñido.

- ¿Y esa actitud?

- Me sacaron de la maldita cama cuando apenas llevaba una media puta hora para obligarme a venir al culo del puto mundo donde recién está amaneciendo para "una operación de alta importancia" para luego hacerme esperar sin siquiera permitirme dormir. No podría estar de un maldito mejor humor – replicó el miembro libre cruzándose de brazos con el ceño fruncido. – Además, ¿por qué soy solo yo "los refuerzos", si es que eso está en plural? ¿Acaso es porque soy gordo?

- Lo de siempre, por lo que veo – replicó el inglés, sin molestarse por el arrebato del treintañero. – Entonces, comencemos con esta sesión informativa, aprovechando que nos hicieron algo de espacio entre toda la basura que dejo Chloe aquí. Issei, si fueras tan amable...

- Claro – el castaño se paró de su asiento, disponiéndose a explicar la situación en la que se encontraban. – Hasta donde sabemos, tres espadas Excalibur han sido robadas de las tres iglesias principales. El ladrón es desconocido, pero ha sido rastreado hasta Kuoh. Se sospecha también que fueron ángeles caídos. Gracias a la intervención de Yuuki la [Organización] puede participar en la búsqueda y subyugación de los culpables, y los demonios locales declararon que no intervendrían. Eso sería todo.

- Ah sí, me gustaría agregar algo – continuó la pelinegra. – Pedí algo de ayuda extra a Europa. En cosa de un día o dos deberían llegar algunos refuerzos, también de las tropas de élite.

- ¿Enviarán tropas? – Pregunto Frederick, con cierta dureza que pareció escapársele a la oficial.

- No lo creo. Seguramente sean algunos oficiales que vendrán a observar la situación. Las tropas como tales solo pueden desplegarse con la autorización del Mando Central, que como sabemos, es muy lento para estas cosas.

- Ya veo – el rubio pareció relajarse ante la explicación de la pelinegra. – Bueno, ahí lo tienen. No tenemos mucha más información, salvo que hay una exorcista de la iglesia católica que posee a Excalibur Destruction y otra exorcista de la iglesia anglicana que posee a Excalibur Mimic. Ya que logramos tener permiso para involucrarnos oficialmente gracias a Yuuki aquí – señaló a la susodicha, quien solo lanzó una tímida risa. – Coordinaremos esfuerzos con las exorcistas para buscar y recuperar esas espadas. De más está decir que recuperarlas y devolvérselas a las iglesias es prioritario. Por mucho que sea conveniente tener esas espadas en nuestras manos, enemistarnos más con la iglesia no es la mejor opción.

- ¿En serio? Yo recuerdo que desde siempre nos hemos dado de golpes contra los monjes esos y sus perros de caza – comentó Jack, nuevamente con los pies apoyados sobre la mesa. – Al menos desde que opero en el campo es así. La única ocasión en la que no nos peleamos con los exorcistas u órdenes de caballería religiosas fue durante la Guerra Mágica, y eso era principalmente porque ya nos estábamos dando de cara contra la mitad del mundo mágico. Yo opino que sería más conveniente quedarnos con las espadas y castrar parte de su poderío bélico de una vez por todas.

- Eso lo evaluaremos en terreno – indicó el rubio, inmutable. – Por ahora esperen instrucciones. Intentaré contactarme con las exorcistas para evaluar nuestras opciones y planear la búsqueda de las espadas, pero hasta que tengamos más información sobre este caso, será mejor actuar de forma conservadora. Eso es todo, pueden levantarse. Issei, puedes irte a casa.

Y justo cuando el castaño se paraba, su teléfono sonó.

- ¿Sí?

- Issei, hijo, ¿por qué no me dijiste que Irina volvió a Kuoh?

Sep. Su regreso definitivamente no iba a ser tranquilo.

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Site 0, [REDACTED], Sudamérica.

Un teléfono sonó en medio de la noche. El tono de llamada continuó por algunos segundos más, hasta que por fin alguien se dignó a contestarlo. Apretando el botón para iniciar la comunicación, el individuo se colocó el dispositivo al oído en lo que preguntaba:

- ¿Sí?

Del otro lado le llegó una voz femenina, aunque distorsionada producto de las medidas de seguridad tomadas para mantener el anonimato de los usuarios.

- Tenemos una emergencia. Excalibur robadas, territorio de las hermanas de dos reyes demonio, ángeles caídos involucrados y exorcistas en terreno. La situación es más volátil de lo que parece.

- ¿Qué sugieres?

- Comunícate con los comandantes de la MTF Delta-0. Necesitaremos apoyo rápido y eficaz.

- ¿Quieres apoyo rápido, pero no pides a la fuerza de reacción rápida de la [Organización]? ¿Estás segura de eso?

- ¿Estás seguro de que esa fuerza de reacción rápida es confiable, "James"?

- No me llames así. Ya descarté esa identidad una vez supe lo que quería saber.

- Aún así pasaste dos meses bajo ese nombre. Es chistoso que lo niegues.

- Ugh, lo que sea. Entonces, ¿quieres que prepare a la "Delta Force"?

- Si bien es cierto que son mucho más confiables que otros grupos, no veo porqué no desplegar a otras fuerzas... si es que no me importara llamar la atención. Ya tenemos al [Consejo de Seguridad] sospechando y al [Consejo de los 4] tras nosotros. A menos que quieras agregar al [Consejo de los 10] a la lista...

- Lo sé, lo sé. Agh, lo que sea. Me comunicaré con ellos. ¿Eso es todo?

- Puede que quieras preparar a nuestras fuerzas un poco más. Parece que una guerra interna se avecina.

- Eso lo veremos después. Llamaré a los otros. Cambio y fuera.

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Site 4, [REDACTED], Norteamérica.

Contestó el teléfono cansinamente. Se preparaba para retirarse a su habitación cuando sonó, y salvo el caminar a una zona más discreta, no tuvo mayor impedimento para contestar que su propia pereza. Aceptando la llamada, se llevó el dispositivo al oído.

- ¿Sí? – Preguntó, agotado.

- Tenemos, o quiero decir tienes, trabajo.

- ¿No puedes encargárselo a otro grupo más adecuado para eso? No he recibido noticias de que algo esté sucediendo.

- Hay armas legendarias y tres facciones involucradas. Además, nuestros sospechosos que rodean al dueño de la [Boosted Gear] están metidos en el meollo del asunto. Necesitaremos tropas confiables en terreno.

Súbitamente, ya no estaba tan cansado como antes. Colgando la llamada y haciendo otra, esperó impacientemente hasta que la otra persona contestara. Una vez lo hizo, no perdió tiempo en dar sus órdenes.

- ¿Qué diablos quieres? Es de noche por aquí si no te habías dado cuenta.

- Prepara a tus hombres. Tenemos trabajo.

Las quejas que ya sentía venir se acallaron. La llamada se cortó y marcó otro número. Mientras se disponía a repetir lo recién hecho, solo pudo pensar en una cosa.

Mobile Task Force Delta-0 estaba de nuevo en juego.

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