Capítulo 12: Entrenamientos y Conflictos

Piso franco de la [Organización], Kuoh.

- Uff... haa... esto es... complicado... - comentó James, jadeando, mientras se sostenía apoyando sus manos sobre sus rodillas. Issei se encontraba a un costado suyo en peor estado, sudando a montones y sentado en el suelo tratando de recuperar el aliento. La tierra alrededor de ambos se encontraba húmeda, prueba de su ensayo con la magia elemental de agua que se encontraban haciendo apenas unos segundos antes.

A un costado, David observaba impasible el progreso de ambos adolescentes.

"Su ritmo de avance es bueno, pero... a este paso, no estarán listos para cuando termine el contrato. Y necesito ese dinero."

Con un plan decidido, el español se acercó a paso tranquilo hacia el par de estudiantes, quienes recién se estaban recuperando.

- ¿David? – Preguntó James, presintiendo que algo malo pasaba.

- ¿No... hay alguna... forma... más... sencilla de... hacer... esto? – Preguntó Issei entre jadeos.

- Pero la verdad es que si son demasiadas cosas que aprender y apenas tenemos tiempo. ¿Qué vamos a hacer? – Inquirió el norteamericano, observando como el español se colocaba frente a ellos.

David, por toda respuesta, creó una espada de fuego solidificado, muy parecida en apariencia a las de cierta conocida franquicia de fantasía galáctica, ante la mirada impactada de ambos estudiantes.

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Sede de la [Organización], Tokyo.

Frederick se restregó el entrepuente de la nariz una vez. Dos veces. Tres veces. Ya a la cuarta comprendió que era algo inútil seguir en negación y volvió su atención de vuelta al teléfono móvil en su mano, donde se encontraba activa una llamada con David.

- Déjame confirmar. Estaban entrenando magia elemental y...

- Y se quemaron, sí.

- ¿Y eso cómo ocurrió?

- Se me... "pasó"... la mano con el entrenamiento.

- ¡¿Pasársete la mano?! ¡El desgraciado creó una espada de Star Wars de fuego en su mano y empezó a perseguirnos como maníaco por el patio durante media hora! ¡¿A eso le llama "pasarse de la mano"?! – Se escucharon quejas de fondo, seguramente de James.

El rubio del bastón se dio unos momentos para imaginarse mentalmente la escena, no pudiendo suprimir una sonrisa ante la imagen.

- ¿Y bien?

- ¿Bien qué?

- ¿Cuál es su estado? Recuerda que los necesito para la incursión en la boda demoniaca.

- Apenas algunas quemaduras de primer grado, no les debería pasar nada. Ya les apliqué tratamiento. Aaaunque, una ayudita de ustedes podría ser bastante bienvenida en tratar eso...

- Claro, podría mandar uno de nuestros médicos. Solo que te lo cargaría a tu pago. Y te advierto: los nuestros cobran tanto como los médicos civiles. Seguro te haces una idea de cuánto.

Frederick jamás admitiría que encontró un placer culposo en el gruñido de queja que soltó el ibérico, salvo, por supuesto, otro ibérico o algún compatriota inglés. Pero eso eran cuestiones para otro día.

- Por cierto, ¿qué es de Chloe? ¿Sigue con ojeras y comiendo chocolate?

- Algo así. Al menos come decentemente ahora.

- Me alegra saber eso. Nos vemos luego – y con eso cortó la llamada, guardándose el teléfono en su bolsillo.

- ¿Problemas en el paraíso? – Preguntó su jefe, Kamito, apoyado en el marco de la puerta de la oficina del rubio.

- Nada de eso. No era Elizabeth – lo desestimó Frederick, ordenando un poco sus cosas – solo es un reporte que me entregaba el instructor de los dos nuevos miembros de mi equipo. Aparentemente se le pasó la mano mientras entrenaban con magia elemental de fuego.

- Sí sabes que los miembros de la [Organización] que trabajan en los equipos civiles y las fuerzas armadas, así como los estudiantes, tienen seguro médico gratuito, ¿verdad?

- Claro que lo sé, solo quería asustar a mi contratista un poco.

- ¿Eso es todo?

- ¿Sssupongo? – Respondió, sudando ligeramente.

- Ooo, también podría haber sido que al forzar su graduación aún no están oficialmente inscritos en los equipos civiles, pero tampoco son estudiantes, por lo que no tienen acceso a los beneficios de ninguno de esos cargos. ¿Verdad?

- T-tal vez...

- Aja... bueno, ¿ya tienes los reportes de los equipos de China? – Preguntó Kamito, cambiando el tema.

- Sí, aquí los tienes – el rubio, más relajado, le entregó un fajo de papeles, el cual el pelinegro se puso bajo el brazo. – Con eso termino mi cuota del mes, supongo.

- Así es. Buen trabajo. – El par se quedó en silencio unos segundos, observando las tranquilas oficinas. - ¿Qué opinas de lo que pasó en Lisboa?

- ¿Lo de los cuerpos de los miembros de la [Organización]? – Confirmó el rubio, antes de reclinarse en su asiento. – Si te soy honesto, no me preocupa mucho. Sí, es cierto que eran de los nuestros y todo eso, pero eso pasó en Europa, no en Asia Oriental. Estamos casi al otro lado del mundo, por lo que, bueno, no me preocupa mucho.

- Ya veo... aún están evaluando la posibilidad de que hayan sido seres sobrenaturales, pero no lo veo probable. No concuerda con su modus operandi.

- ¿Qué hay de la posibilidad del topo en Alpha? ¿Ya finalizaron la investigación?

- ¿De verdad crees que una investigación así duraría solo unos días?

Frederick se ruborizó ligeramente de la vergüenza ante su propio comentario, ganándose una risa corta de su interlocutor – Buen punto.

- Solo bromeo. Sí, la investigación ya terminó. Concluyeron que no había ningún topo adentro, aunque hay algunos individuos bajo vigilancia todavía.

- ¿Cómo terminaron de investigar tan rápido? No suena creíble.

- Involucraron a la Mobile Task Force Uniform-1 en la investigación. – Frederick quedó impactado ante la noticia. – Todavía me impresiona lo rápido que pueden trabajar ellos.

- ¿Involucraron al Ojo de Dios en esto? Eso... no me lo esperaba para nada... eso cambia mucho las cosas, – comentó, desviando su mirada hacia el suelo en lo que pensaba.

- ¿A qué te refieres? – Preguntó Kamito, confundido.

- Si involucraron a Uniform-1 en la investigación, eso quiere decir que no es algo pequeño como pensaba. ¿Sospechan de alguna facción interna? – Razonó Frederick, aun observando el suelo.

- Con todo lo que hay alrededor de este misterio, sería raro que no hubiese alguna involucrada – reconoció el pelinegro, observando por la ventana del alto edificio de oficinas donde se encontraban. Contemplando la urbe a sus pies, continuó – el [Consejo] está algo alterado por eso mismo.

- ¿Cuál de todos?

- El [Consejo de los 10]. Dudo mucho que al [Consejo de los 4] les preocupe tener un equipo más o uno menos, y el [Consejo de Seguridad] es bastante neutral respecto al tema, como debería serlo un organismo que provee seguridad interna.

- ¿O sea que el [Consejo de los 10] convocó al Ojo de Dios para que investigara? – Kamito asintió - ¿Tan preocupados están?

- Te sorprendería.

- Pero... ¿por qué?

- Eso no puedo decírtelo.

- ¿Por?

- Level Access 2.

- ...

- ... ¿qué?

- ¿Estas de broma?

- Claro que no. Esto es serio.

- ¿No podrías hacer una excepción y dejarme saber? Somos amigos desde hace mucho, y es solo un nivel de diferencia.

- Por mucho que me gustaría, me temo que no puedo. Esta información es administrada estrictamente sobre la base de "necesitar saber". Si te la diera así como así, ambos nos meteremos en problemas. Tú quizá seas arrojado a la cárcel de la [Organización], y lo más probable en mi caso es que termine frente a un pelotón de fusilamiento. Ya sabes hasta que extremos llegamos para mantener nuestros secretos – el tono y expresión del oriental se ensombrecieron notoriamente al mencionar eso último. – Y, hasta donde tengo entendido yo mismo, prefiero mantenerme vivito y coleando, muchas gracias – Explicó el comandante divisional japonés. Frederick le observó durante algunos segundos más, antes de encogerse de hombros y levantarse de su asiento.

- Pues esperemos que este asunto se solucione rápido. Te veo mañana – y con esas palabras, el rubio del bastón se alejó del lugar. Kamito caminó solo un buen trecho en los sospechosamente vacíos pasillos, vigilando y escuchando que no hubiese nadie cerca, antes de sacar su propio teléfono y devolver una aparentemente simple llamada que le aparecía como "perdida".

- ¿Sí?

- Hay buenas y malas noticias. ¿Cuál prefieres saber primero? – Dijo una voz distorsionada al otro lado de la línea telefónica. Kamito sabía que su propia voz sonaba igual para quien le llamaba.

- Ilústrame con las buenas – indicó, mientras abría la puerta a su oficina y entraba, cerrándola con llave desde dentro.

- Ya tenemos una justificación creíble para que dejen de husmear en todas partes buscando un culpable por lo del equipo en Lisboa. Le echaran la culpa a la iglesia católica romana. – Comunicó la voz en lo que Kamito se sentaba detrás de su escritorio y apoyaba ambos pies sobre la mesa, observando la puesta de sol por la ventana que solo dejaba observar desde adentro hacia afuera.

- ¿La iglesia católica? ¿Y cómo esperas que se crean que una institución cuyos miembros operan con espadas de luz y revólveres que disparan balas sacras masacró a quemarropa y luego quemó a uno de nuestros equipos especializados en infiltración usando armas militares modernas? – Criticó, revisando con la mirada si había algún objeto fuera de lugar en el lugar que denotara alguna manipulación, la que probablemente denunciara la presencia de micrófonos o cámaras ocultas.

- Si fueran los exorcistas, no, pero hay órdenes de caballería religiosas por allí que usan armamento moderno y a las que les podríamos echar la culpa. Por el incidente de la iglesia que orquestó Bradley ya tenemos conflictos con ellos al descubrir que seguimos vivos, dudo mucho les importe que arrojemos más leña al fuego. – Explicó su interlocutor en lo que Kamito terminaba de ojear todo el lugar. Asintiendo para sí mismo (puesto que no era posible que el otro lo viera en aquel momento), el comandante divisional se volvió a relajar en su asiento.

- Suena convincente – indicó finalmente. – ¿Y las malas noticias?

- Al parecer ya encontramos al verdadero culpable.

Kamito se tensó y se sentó recto en su silla.

- ¿Sí? ¿Y quiénes fueron?

La voz guardó silencio unos segundos antes de contestar.

- Mobile Task Force Delta-1.

El celular cayó de la mano de Kamito. La pantalla se hizo trizas contra el suelo.

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Kuoh, Japón.
Algunos días después.

- Bien, parece que el entrenamiento está dando frutos. Ya pueden usar fuego y agua sin problemas – comentó David como si nada, observando a Issei y James pelear en un duelo de práctica. El par detuvo su enfrentamiento y se giró hacia el español, quien les indicó que podían tomarse un descanso. – Y al menos ya dominan lo básico de viento y tierra. Dudo que logren avanzar mucho más en el día que nos queda, pero bueno, no siempre se puede todo.

- ¿Te vas mañana? – Preguntó Issei, sentándose en una esquina del patio.

- Así es. Me regreso a mi país si todo va bien. Solo espero que el inglesito ese me ayude a llegar sin pagar. Los vuelos intercontinentales no son precisamente baratos después de todo...

- ¿No puedes simplemente usar magia para llegar hasta allí? – Preguntó ahora James, apoyado contra uno de los muros.

- No es tan sencillo. La magia de transporte es de las más complicadas, más que nada porque se trata de trasladar materia. Un círculo o hechizo de comunicación solo mueve energía. He ahí la razón por la cual es fácil comunicarse con magia, pero es difícil moverse con ella – explicó David, encogiéndose de hombros.

Tomando una rama cercana, el mago español empezó a dibujar en el suelo de tierra a la vez que explicaba.

- La complejidad y método son, por supuesto, diferentes dependiendo de la escuela de magia y el usuario. Algunos prefieren pensarlo como un "túnel" que crean entre dos puntos. Otros usan la metáfora de la "puerta" que conecta dos puntos. Hay algunos que prefieren un enfoque más teórico-físico y lo toman literalmente como un "traslado de materia", añadiendo la complejidad de deconstruir y construir nuevamente lo que se traslade – observó que ambos estudiantes miraban con ojos perdidos los dibujos que él hacía. – Son solo formas de decirlo. Lo más usual, al menos entre nosotros los magos occidentales, es la metáfora de la "puerta" que conecta dos lugares. Es la más sencilla de aplicar según ellos.

- ¿Y dónde está la complejidad? A mí me parece bastante sencillo, sobre todo cuando la magia en si misma se trata de alterar el mundo según tu voluntad – preguntó Issei, por una vez alegrándose de ser el de las preguntas del par.

- La dificultad radica en cómo hacer que esa "puerta" que estás creando conecte con el destino que quieres y que lo que entre salga de la misma forma de la que entró. Los demonios de clase baja y media, y algunos de clase alta, suelen utilizar círculos pregrabados para configurar sus destinos y características de viaje, como limitarlo a miembros de algunas casas demoniacas. Esta técnica es copiada por muchos humanos, usualmente dejando círculos mágicos o runas grabados en alguna parte de su destino y usando eso como referencia para el transporte y configurándolos para buscar algo en los seres cercanos al activador que confirme su pertenencia a alguna cábala o entidad. – El grupo se había trasladado al interior del apartamento en lo que el español seguía explicando. – Otra técnica más complicada consiste en calcular de forma adecuada o aproximada tu destino en el momento. Otros crean círculos específicos que siempre los llevarán al mismo lugar. Ambas alternativas tienen sus propias configuraciones estándar, pero que pueden ser alteradas como prefieran para que viaje solo algunos o todos. Como pueden ver, hay distintas opciones para cada uno, y sencillamente deben elegir la que más les agrade. Aunque... – observó de reojo a Chloe, quien fingía seguir jugando en su computadora pero estaba atenta a lo que saliera de la boca del ibérico, su barra de chocolate en su mano a medio camino entre su boca y la mesa. Issei y James no se habían dado cuenta aún de la vigilancia de su superior. David se encogió de hombros y continuó – ...seguramente en su organización debe haber algo similar que usen. Quizá tengan su propio método. – David contempló como Chloe dejó de prestarle atención al decir esas palabras, mientras que el par de alumnos asentía, aparentemente satisfecho. – Bueno, esa sería toda la explicación breve respecto a ese tema. Háblenlo con sus superiores si quieren saber más. Ahora... ¿quién tiene hambre?

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Centro comercial, Kuoh.
Día siguiente.

David les había dado la tarde libre. Quizá porque era el último día de su entrenamiento, después de practicar con la magia de viento simplemente los despidió y le indicó que llegaran para las ocho, hora en la que llegaría Frederick desde Tokyo (por lo que sabía de su actual instructor, seguramente era para no meterse en problemas con "el inglés" y obtener rápido el dinero de su pago).

No teniendo nada mejor que hacer, siendo un día de semana y (sorprendentemente) encontrando que tenía dinero consigo (parte del dinero que le habían enviado sus padres como parte de su "intercambio" en el extranjero, donde supuestamente todavía estaba), el castaño bajo el nombre de Issei decidió perder el tiempo en el pequeño centro comercial de dos pisos que había en Kuoh. Se seguía sorprendiendo que, pese a ser una ciudad pequeña, hubiera un centro comercial lo suficientemente activo como para mantenerse por su cuenta (claro, era pequeño, pero eso era algo aparte).

Vagando entre las familiares tiendas que había frecuentado en ocasiones cuando aún estudiaba en Kuoh, el castaño se sumergió en un viaje de nostalgia y pertenencia. Sus ropas eran algo más formales de lo que le hubiera gustado llevar en un sencillo paseo por su propia ciudad (antes de irse, Frederick había sido adamante sobre como un miembro de los equipos civiles de la [Organización] debía vestirse correctamente, pese a que una rápida mirada al resto de miembros le decía que aquello no se respetaba mucho), pero pese a no ser su elección característica, no podía quejarse. Por algún extraño motivo (suponía que la magia tenía algo que ver), pese a estar usando una camisa con una polera debajo, ambas de mangas cortas, y una algo informal chaqueta de vestir, no se sentía muy restringido en sus movimientos, lo cual se le hacía raro pero al menos le dejaba moverse con libertad. El pin con el logotipo de la [Organización] se encontraba puesto justo arriba de su bolsillo del pecho, visible si uno lo buscaba, pero sin desentonar del todo. Su vestimenta se complementaba por unos simples jeans y unos zapatos simples, esto último lo único que no era de alguna tonalidad de azul salvo su polera.

"Aunque claro, me siento casi como una especie de modelo vestido así... tendré que hacerle pagar a Frederick por esto." Pensó Issei, revisando nuevamente su atuendo. De cierta forma era parecido a como vestía con su uniforme de Kuoh, pero el hecho de que fuera ropa de calle en lugar de un uniforme le daba cierta extravagancia bajo la cual no sabía bien como sentirse. "Bueno, al menos me haré más cómodo en lo que llevo esto." Razonó, procediendo a desabotonarse la chaqueta y liberar el primer botón de su camisa, quedando más suelto e informal. "Esto está mucho mejor" pensó, en lo que se movía un poco para probar la nueva movilidad de su atuendo. Con estos cambios, salió del baño y prosiguió con su paseo, esta vez sintiéndose más seguro de su vestimenta e, inconscientemente, atrayendo algunas miradas de las personas a su alrededor ante su nueva apariencia. Cuando notó esto, simplemente pensó en que podría vestirse así más seguido (si es que Frederick le ayudaba con el dinero para permitirse esas ropas) antes de ignorarlos y seguir por su ruta.

Paseando por los pasillos y ojeando distintas tiendas, sus ojos se quedaron fijados en un ventanal que exhibía distintas cosas de anime. Empezó a pensar que hacía mucho tiempo que no se fijaba mucho en sus gustos japoneses (primero con todo lo ocupado que había estado en Europa y luego con el entrenamiento ahí en Kuoh), lo que le hizo decidir que luego, cuando obtuviera algo de dinero, compraría algunos DVD de sus series favoritas y buscaría en el internet otras cosas para comprar. Esto, sin embargo, le llevó a no fijarse en su camino, irremediablemente chocando con cualquiera que se hubiera colocado en su camino. Quisiera la casualidad que, efectivamente, chocara con alguien, el desafortunado cayendo impulsado al suelo en lo que el castaño sencillamente perdió el equilibrio por un momento antes de recuperarlo con un oportuno movimiento de pies. Preparando disculpas en su cabeza, se inclinó para ofrecerle la mano a quien fuera que hubiera empujado.

La persona a la que había chocado tenía una larga cabellera rubia. Eso fue lo primero que notó. Lo segundo que notó era su vestimenta: parecía ser un uniforme occidental cuya chaqueta y falda eran negras (después supo que aquella chaqueta era llamada blazer gracias a Frederick) y con una camisa gris y corbata roja. Unas medias largas y una boina complementaban su atuendo. La tercera cosa que noto, y que le hizo temer que pudiera haberse pasado con la fuerza, fue el bastón a un costado de la chica en el suelo. Ahora sí que no sabía cómo reaccionar, por lo que solo atinó a seguir ofreciéndole su mano y a esperar que la cosa no escalara a más.

La chica se sobó su hombro, donde Issei supuso que había recibido el golpe, antes de buscar ansiosamente su bastón. Una vez recuperado este por fin notó al castaño, aceptando la mano que le ofrecía este para levantarse para después apoyarse en su bastón en lo que revisaba su atuendo. Una vez cerciorada de que todo estaba en orden, se giró hacia el japonés.

- L-lo s-siento m-mucho... - dijo en voz baja. Issei, sin embargo, le pudo entender perfectamente.

- N-no te preocupes. Era yo el que iba distraído por estar viendo tiendas... - en ese momento, el castaño notó algo en el uniforme de la rubia. Un logo. – ¿Eres de la [Organización]?

- ¡! – La chica lo miró alarmada, girando la cabeza hacia varios lados y observando lo alrededores, antes de volver a fijar su mirada en el castaño. – ¿Cómo la conoces?

- B-bueno... también soy miembro... - indicó, señalando el pin con el logo que llevaba él en una ubicación similar a la de la rubia. Ella suspiró aliviada – Aunque... soy bastante nuevo en todo esto, así que no sé muy bien si eres un superior o algo así... - admitió, rascándose la parte posterior de la cabeza. La desconocida sencillamente se inclinó de hombros tímidamente, aparentemente insegura de cómo actuar en aquella situación.

- E-esto... ehm... ¿a qué r-rama p-perteneces?

- ¿Rama?

- Ya sabes, ehm... A-Alpha, Bravo, Charlie o D-Delta.

- Me temo que no tengo idea alguna de eso. Apenas me asignaron aquí hace algunos días...

La rubia pareció frustrada ante eso y empezó a pensar en otra pregunta.

- Antes de seguir con ese interrogatorio, ¿qué haces aquí? Seguramente querías ir a alguna parte...

- Eeeh... b-bueno... ¿me... perdí...? – Comentó, claramente avergonzada.

Issei sintió ganas de reír.

- ¿Adónde quieres llegar?

- A-a cualquier l-lugar con c-comida, s-supongo...

Suspirando divertido, el castaño le indicó que lo siguiera a la vez que enfilaba hacia el patio de comidas del centro comercial. Internamente agradecía que no hubiera mucho gente aún: con la pequeña forma de la rubia, fácilmente podría haberla perdido entre la multitud.

- Entonces... ¿qué preguntabas?

- A-ah, ehm... ¿a q-qué i-institución de la O-[Organización] perteneces?

- ¿Institución? Tampoco se cuáles son, lo siento.

- Ehm... e-entonces, ¿a q-qué cosa perteneces?

- Supongo que a los equipos civiles de aquí, si eso sirve de algo. Frederick no me ha dicho gran cosa aún – Issei se encogió de hombros ante el tema, evidentemente no preocupado.

- ¿F-Frederick? – Preguntó la rubia, aparentemente interesada. – ¿Frederick Bradley? ¿El l-líder de los equipos civiles de esta división?

- Supongo. Creo que mencionó algo así.

- Y-ya v-veo...

El par siguió caminando algunos segundos en silencio, cada uno pensando en sus propias cosas, hasta que a punto de entrar al patio de comidas la rubia hizo una inocente pregunta.

- ¿E-eso quieres decir que tú eres el que t-tiene la [Boosted Gear]?

Issei se paró en seco, y por poco pierde el equilibrio y cae de cara al suelo. Se giró rápidamente hacia la otra miembro de la [Organización], alarmado. Frederick le había indicado que la [Boosted Gear] era un secreto incluso dentro de la misma [Organización], por lo que una persona aleatoria no debería haber sabido nada. Tampoco pensaba haber dado algún indicio de ser algún usuario de [Sacred Gear]. Encarando a la rubia, estaba a punto de preguntar cómo era posible que supiera eso, cuando la intervención de otra persona le quitó la oportunidad.

- ¡Aliceee!

La tensión generada entre ambos se disipó ante la entrada de dos individuos que llegaron corriendo hasta donde el par estaba situado. Issei notó que ambos llevaban el mismo uniforme que la rubia pero sin la boina, aunque su actitud no se veía tan insegura como la de ella.

Eso y, claro está, ella no lo tacleó y restringió en el suelo apenas se encontraron, como sí hizo uno de ellos de cabello anaranjado y ojos delgados. El otro, de cabello castaño y ojos rojos, comprobó que la chica estuviera en buen estado antes de acercarse e inclinarse sobre el castaño.

- Ahora... - de alguna forma, su tono había pasado a ser bastante amenazador, pese a haber sido bastante alegre cuando llamada a la chica llamada Alice. Su mirada pareció también oscurecerse notoriamente, aunque el japonés no se atrevía a asegurar que fuera por estarlo mirando a contraluz de la iluminación del techo. - ¿Qué tenemos aquí?

Issei no admitiría que casi se orinó allí mismo del miedo.

- Es o-otro m-miembro d-de la O-[Organización] – murmuró la chica llamada Alice, acercándose al trío. El par recién llegado la miró, luego miró al castaño, luego se miraron entre sí y finalmente lo soltaron, permitiéndole pararse. Tras ponerse de pie y arreglarse un poco, sin embargo, uno del par lo empujó con poco cuidado hacia uno de los pasillos laterales, donde ambos lo lanzaron contra una pared y lo rodearon, impidiendo una clara visión a terceras personas de lo que hicieran. Uno de ellos lo agarró del cuello de la camisa y lo mantuvo contra la pared.

Issei tragó saliva.

- Así que... ¿de la [Organización], eh? – Preguntó el castaño del par. Issei asintió rápidamente.

- ¿A qué departamento estás asignado? ¿Cuál es tu trabajo? ¿A qué rama perteneces? – Lo bombardeó con preguntas a su vez el pelinaranja. Issei hizo lo que pudo para contestar sin sonar falso.

- N-ni idea... acabo de llegar hace unos días y solo he tenido instrucción hasta ahora... - el agarre sobre el cuello de su camisa se intensificó. – La rama tampoco la sé. Mi trabajo... pertenezco a los equipos civiles. Estoy bajo el mando directo de Frederick Bradley, el comandante de los equipos de esta división.

Siendo justo con Issei, él apenas sabía lo que decía. Sencillamente escupió las cosas que sonaron mejor y que llegaron más rápido a su cabeza, y por la expresión de sus forzados interlocutores, parecía estar funcionando. Estos se pusieron a conversar entre ellos en voz baja, pero al estar Issei frente a ellos, pudo escuchar todo con claridad.

- Así que pertenece al equipo de mando, eh...

- Eso explicaría que hace por aquí.

- ¿A qué te refieres?

- No hay equipos o miembros de la [Organización] asignados oficialmente a esta zona, pero había un puesto avanzado bajo el mando directo del comandante de los civiles de la división en esta ciudad.

- Ya veo. Además, parece ser novato.

- Apenas sabe poco y nada.

- Entonces podemos solucionar esto rápido.

El par se volvió nuevamente sobre Issei, restringiendo nuevamente su cuello contra el muro del pasillo del centro comercial. Sus miradas eran amenazantes, e Issei ya se preparaba para acceder a lo que fuera que le pidieran salvo dar su vida.

- Escucha – comenzó el castaño del par. – Sobre que encontraste a Alice aquí...

- ¿Alice? – Interrumpió el japonés.

- La rubia del bastón – informó el de cabello naranja.

Issei asintió.

- Como decía – retomó la palabra el castaño del par. – Sobre que Alice estuvo aquí, ni una palabra a nadie. Sobre todo a tu jefe, Bradley. ¿Entendido?

- Si no cooperas y le cuentas a alguien... - el pelinaranja no dijo nada más, pero uno de sus dedos se colocó a un lado de su cuello y lo cruzó de un rápido movimiento. El japonés entendió la indirecta.

- ¿Una rubia con bastón? No, no conozco a nadie con esas características. Nunca me he encontrado con alguien así en mi vida – comentó, siguiéndoles el juego y rezando porque no le flaqueara la voz. El par sonrió satisfecho y lo soltó, dejándolo caer, solo para darse cuenta de que la rubia que respondía al nombre de Alice había desaparecido de nuevo.

- Demonios.

- Seguro fue por algo de comida. Vámonos antes de que alguien más la encuentre.

El par se movió rápidamente hacia la salida del estrecho y vacío pasillo. El pelinaranja giró la esquina y desapareció de vista en cuestión de segundos. El castaño se detuvo unos momentos, como debatiendo algo consigo mismo, antes de girarse hacia Issei y decirle:

- Por cierto, hay varias presencias demoniacas en un edificio anexo de la Academia Kuoh, por si te interesa saberlo. Una de ellas es notoriamente poderosa, mucho más que el resto. Lo ideal sería que le dijeses a tu jefe.

Y, dicho esto, también giró por la esquina y desapareció.

"¿Qué demonios fue todo eso?" se preguntó Issei, aún en el suelo.

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Issei y James entraron corriendo a los terrenos de la Academia Kuoh, atrayendo algunas miradas. El dúo, que se había reunido por petición de Issei antes de irrumpir en cualquier asunto sobrenatural de Kuoh, había decidido vestir su uniforme de estudiantes de la [Organización] (el que ya fueran vestidos medianamente formales ayudó en eso), motivo por el cual ambos iban idénticos. Pese a atraer varias miradas de los estudiantes (algunos de los cuales reconocieron a la "bestia pervertida", lo que los alarmó notoriamente), el par no frenó su carrera en lo que Issei los dirigía al edificio que presentía era el que aquel sujeto de la [Organización] se refería.

- ¡¿Estás seguro es por aquí?! – Preguntó James.

- ¡Rías Gremory y Sona Sitri son las únicas demonios que hay aquí, y Sitri-san es presidenta del Consejo Estudiantil mientras que Gremory-senpai es presidenta del Club de Ocultismo! ¡Si es un asunto sobrenatural en algún edificio anexo, entonces solo puede ser en el club de ocultismo! – Razonó el oriental. El dúo no interrumpió su carrera al llegar al edificio, sino que simplemente abrieron la puerta de un simple hechizo de viento y avanzaron directamente hasta la puerta doble al final del segundo piso. Deteniéndose para recuperar el aliento, se miraron entre si antes de ingresar al lugar.

- ¡Por última vez, Raiser, no me casaré contigo! – Fue el grito que los recibió. Al entrar a la sala, James e Issei se encontraron en medio de dos grupos opuestos, frente a los cuales había dos individuos. Issei reconoció al primero de inmediato: era Rías Gremory, su antigua senpai y actual heredera demoniaca. El otro individuo, que a juzgar por el grito de Rías se llamaba Raiser, le era totalmente desconocido: tenía un cabello rubio y largo algo desordenado, una notable altura y los rasgos de su cara eran aristocráticos; una camisa abierta en la parte superior del pecho y ropas a toda vista lujosas complementaban su apariencia. Detrás de Rías se encontraban los tres miembros de su nobleza, mientras que detrás del rubio había quince chicas de diversas edades y características, una de las cuales mantenía un notable parecido con el rubio que discutía. Finalmente, en medio de ambas partes pero retirada hacia uno de los costados de la sala, había una maid de cabello plateado, de apariencia madura y mirada gélida, que observaba impasible la evolución de la situación. El aire del lugar tenía un ligero olor a quemado, cosa que hizo que ambos magos arrugaran ligeramente la nariz al respirarlo por primera vez.

- Rías, querida, no tienes más opción. Ya perdiste el [Rating Game] contra mí, has fallado cada oportunidad ofrecida para romper el compromiso, y es algo necesario para la supervivencia de las casas demoniacas puras del inframundo. ¡Solo piénsalo! ¡La regeneración Phenex y el poder demoniaco de los Gremory harían un heredero indestructible! – El constante uso de gestos teatrales mal hechos por el rubio solo añadía un sentimiento de falsa importancia a sus palabras. Issei y James observaron a las chicas en el lado de Riser, encontrándose con que todas llevaban la misma máscara de suficiencia y arrogancia que el rubio.

- Oye, Issei – le llamó James en voz baja. – Espero estar equivocado, pero... por favor dime que no es ese tipo de persona – dijo, señalando disimuladamente al rubio que seguía hablando de la importancia del matrimonio.

- ...lamento decírtelo, pero parece que sí lo es – los dos suspiraron ante la común apreciación.

De vuelta en la discusión entre ambas partes, Rías pareció sufrir un golpe letal ante la mención del [Rating Game]. Ninguno de los dos novatos de la [Organización] tenía idea alguna sobre que era ese "[Rating Game]", pero parecía ser algo capaz de decidir algo entre demonios, por la forma en que Raiser lo usó en sus palabras.

- Antes de que sigan su conversación – habló una voz neutra, sin toque alguno de emoción, congelando el ambiente de la sala. - ¿Necesitan algo aquí los dos señores recién llegados?

Quien había hablado era la maid ubicada entremedio de ambas partes, retirada hacia el final de la habitación. Ambas partes se congelaron en sus puestos y fijaron la vista sobre el par de humanos, quienes súbitamente se sintieron algo incómodos al ser el centro de la atención.

- ¿Issei? – Se escapó de los labios de Rías al verlo, luego enfocándose en su acompañante - ¿Y tú eres...?

- ¿Hum? – El rubio aristocrático se giró hacia el par recién llegado, curiosidad y arrogancia en su rostro. - ¿Y estos quienes son, Rías?

- Ellos... ehm...

- Pensé que tenías prohibido reclutar más miembros para tu nobleza desde hacía algunas semanas. ¿No puedes acceder ni siquiera a eso?

- No son de mi nobleza, Raiser. De hecho, solo conozco a uno de ellos... - luego de responderle al rubio, la pelirroja se giró sobre el par de la [Organización]. – Pero debo preguntarlo, ¿qué hacen aquí?

- Bien podrían identificarse primero si van a interrumpir una discusión sobre una unión de vital importancia para el inframundo – anunció a su vez Raiser, regresando su aire de importancia. James e Issei suspiraron internamente antes de ponerse rectos, aunque no tanto como sus pares militares de la [Organización], y empezar a hablar.

- Soy Issei Hyoudo, un mago perteneciente a los equipos civiles de la [Organización] – se presentó el castaño con la voz y expresión más neutrales que pudo.

- James Ramírez, igualmente un mago de los equipos civiles de la [Organización] y compañero de equipo de Issei – habló a su vez James, más calmado y controlado que su compañero.

- ¿La [Organización]? ¿Qué demonios es eso? ¿Un chiste?

Ante las palabras de Raiser, ambos exestudiantes se miraron con complicidad.

- La [Organización] es el nombre de nuestra institución, una que posee a muchos magos en sus filas – informó Issei, con una ligera sonrisa burlesca en su cara.

- Posee un alcance global, y la eficacia de sus miembros no debería ponerse a prueba. Es normal que no haya oído de nosotros, no solemos interactuar con otros seres sobrenaturales – informó a su vez James, con la misma sonrisa de complicidad que Issei.

- Ya... - la actitud y palabras del rubio aristocrático dejaban poco claro si no les creía o no le preocupaba - ¿Y qué hacen por aquí? Esto es territorio demoniaco. No deberían tener acceso a esta zona – dijo esto último lanzándole una no tan sutil mirada acusatoria a Rías, quien visiblemente se vio afectada por esta – Y como futuro dueño, no he sido notificado de su presencia aquí, por lo que espero puedan explicarlo... o me veré obligado a tomar medidas – la mirada que les lanzó irradiaba una superioridad total, cosa que casi les hizo a ambos retroceder un paso. Sin embargo, se recompusieron y devolvieron la mirada a la vez que respondían a la provocación.

- Nuestra presencia aquí está autorizada, no se preocupe – anunció Issei, esta vez con una cara neutra aunque con una traicionera gota de sudor bajándole por la espalda.

- ¿Ah sí? ¿Y por quién?

- Sona Sitri autorizó nuestra estadía hace cosa de una semana. Hemos estado la mayor parte del tiempo en nuestro alojamiento, por lo que quizá se olvidó de nuestra presencia – indicó James, sin muestra alguna de dubitación – Y, por cierto, el motivo de nuestra estadía es clasificado para las personas no involucradas, por lo que no podemos informarle nosotros. Sona Sitri podrá informarle de todo lo que requiera y no le haya sido prohibido por alguna cláusula de silencio en el permiso – su expresión neutra, acompañada de su voz impersonal, crearon la impresión de que sabía más de lo que manejaba en realidad, pero era una apuesta que nadie sabía que estaba haciendo salvo Issei, quien solo esperó con todas sus fuerzas que no ocurriera nada. No le había dicho a James aún de los otros miembros de la [Organización] en el centro comercial, por lo que esperaba que no hicieran preguntas demasiado complicadas que pudieran revelar la verdadera naturaleza de su jugada.

- ... ya veo. Eso explicaría casi todo – ambos liberaron un suspiro interno. Había funcionado. – Pero aun no entiendo que hacen aquí – la nueva pregunta de Raiser la contestó Issei, adelantándose a lo que fuera a decir James para evitar que la situación escalara fuera de sus manos.

- Sentimos una fuerte presencia demoniaca, mucho más fuerte que la de las dueñas de esta ciudad, por lo que vinimos a ver qué ocurría. Nada más. – El castaño trató de que su tono dejara claro que su estamento no admitía discusiones, mas no era confiado de que el resto se lo comprara.

- Bien... eso suena razonable. Después de todo... - Raiser, súbitamente serio, envió una mirada de reojo hacia la maid, quien seguía en el fondo de la habitación con los ojos cerrados, aparentemente a la espera. – Dudo que, por mucho que la suprima, el aura de la [Reina más Poderosa] pueda pasar desapercibida...

La habitación permaneció en silencio por algunos segundos, cada uno absorto en sus pensamientos en lo que se miraban entre sí. Finalmente, Raiser se volvió a girar sobre los dos miembros de la [Organización], su mirada de suficiencia volviendo sobre su rostro – ¿Entonces? ¿Qué harán?

El par lo miró, no entendiendo su pregunta.

- Son apenas unas débiles humanos. No hay mucho que puedan hacer, así que agradecería que desaparezcan. No me molesta rostizarlos, pero lidiar con la basura es tedioso – explicó mientras los despedía con un gesto de su mano y su atención volvía a ponerse sobre Rías. – Ahora, los seres superiores seguiremos hablando de temas importantes, por lo que pueden ir a perderse.

Claro que a ambos adolescentes, la situación no era tan sencilla como la pintaba el demonio rubio.

- Disculpa, pero me parece que nos subestimas un poco – indicó James, una ceja temblando visiblemente. – Pero ya que esto es una discusión civilizada, ¿no les debería preocupar que haya un ente neutral que vigile lo que suceda? – Indicó, abarcando a todos los presentes con un movimiento de su brazo. Issei asintió, manteniendo su mirada seria lo mejor que pudo.

- ¡Ja! No me hagan reír – respondió Raiser, simulando una risa tan fuerte que le obligaba a agarrarse el estómago – Ya tenemos a alguien neutral aquí, y que es bastante más fuerte que todos nosotros juntos – señaló a la maid, quien seguía cerca del muro donde inicialmente se encontraba – Y que pertenece a una tercera parte. De hecho, está afiliada con el gobierno, por lo que es bastante neutral – explicó. – Y aunque no la tuviéramos con nosotros, ¿de verdad creen que podrían contenernos? ¡Si son solo unos simples humanos! ¡Con suerte siento algo de aura en ustedes, y eso que los tengo casi a mi lado!

- Una cosa, demonio – la voz de James se oía peligrosa, incluso para el propio Issei. Una corta mirada a su costado le hizo ver que el estadounidense tenía una apariencia peligrosa sobre la forma que su cabello formaba sobre sus ojos. – Harías bien en no subestimarnos, ¿vale?

Tal parecía que, incluso más que a Issei, al norteamericano no le gustaba que lo miraran para abajo. El japonés apenas pudo encontrar similitud entre el aura que emitía su compañero y la que él pensó que emitió en el enfrentamiento de la iglesia.

Recordar eso le hizo revolver el estómago, pero lo aguantó lo mejor que pudo ante la situación que se le venía encima.

- Escoria humana... - murmuró el rubio - ¡Ya verán! ¡Mira! ¡Encárgate del insolente!

Una de las chicas detrás de Riser, de cabello azul atado en varias colas y ropas orientales, se lanzó sobre James blandiendo un palo de madera. El norteamericano se hizo a un lado con un paso largo, provocando que el arma impactara sobre el suelo e hiciera un agujero. El resto de la sala (excepto la maid, quien seguía en su posición inicial) reaccionó de distintas formas: Rías y su nobleza se tensaron y pararon de sus puestos, dispuestos a intervenir de ser necesario; el grupo detrás de Raiser y el rubio mismo miraron con una mezcla de curiosidad y entretenimiento el devenir de los acontecimientos; mientras que Issei saltaba un par de pasos respecto del lugar donde estaba producto de la sorpresa. La peliazul asaltante, identificada como Mira, giró su cabeza hacia James, quién solo la miro seriamente desde donde estaba. Con una sonrisa orgullosa, la chica se lanzó sobre el norteamericano.

Golpe tras golpe lanzado por la peliazul eran esquivados por el estadounidense, quien apenas y se movía para evitarlos. Issei pudo observar que cuando parecía iba a ser atrapado, reaccionando rápidamente James lograba salir de la difícil situación con ágiles movimientos y rápidos reflejos. El castaño no pudo sino dibujar un paralelismo entre la situación actual y el entrenamiento de ambos con David, cuando ambos practicaron movimientos y reacciones al nivel de las películas de Star Wars...

...ah, ya entendía por qué se le hacía familiar todo eso.

La chica llamada Mira pareció enojarse ante su falta de éxito en golpear al mago, pues tras fallar otro golpe, en lugar de intentar golpearlo de nuevo, manipuló su bastón hasta colocarlo paralelo al suelo, haciendo aparecer llamas en las puntas. Sonriendo ladinamente, apuntó al norteamericano, lista para quemarlo...

...hasta que este se le adelantó con un gesto de su mano.

- Ventus! Quis Tendit!

Mira fue empujada contra el piso por una corriente de aire, su bastón escapando de su agarre. Intentó moverse, mas la fuerza sobre ella era muy grande y terminó por inmovilizarla. Finalmente, dejó de resistirse al perder fuerzas producto del golpe de su cabeza contra el suelo. James dejó de aplicar magia al ocurrir esto, justo cuando Raiser se adelantaba un paso hecho una furia hacia ellos.

- ¡Maldito humano! ¡Quédate ahí y muere! – Gritó, lanzando una bola de fuego sobre el desprevenido James.

- ¡Raiser, detente! – Gritó Rías, no alcanzando a intervenir antes del lanzamiento del ataque.

James apenas pudo desviar la mirada, observando la bola de fuego acercarse, cuando...

- Aqua! Facit murum! – Gritó Issei, extendiendo su mano hacia donde estaba su compañero. En frente del otro miembro de la [Organización] se formó un muro de agua, el cual recibió el impacto del fuego y emitió vapor ante el contacto. Hecha su labor, el hechizo fue disipado y el japonés se colocó junto a su colega transoceánico, preparados ambos para seguir peleando. Raiser parecía listo para continuar la pelea, al igual que el dúo, pero fueron interrumpidos por...

- Bien, es suficiente. Señor Raiser, estos han sido demasiados excesos de su parte. Espero cese sus imprudentes acciones o me veré en la obligación de detenerlo a la fuerza.

...la maid, quien apenas se había movido de su posición inicial. Sus palabras sonaron increíblemente pesadas, lo que provocó que todos los presentes pararan lo que hacían y se quedaran en su lugar, asustados. Sin embargo, Issei y James tragaron saliva por otra cosa. La persona situada junto a la maid, apoyada en la pared como si nada ocurriera mientras los veía con ojos analíticos, era Frederick. Cuando vio que lo notaron, este simplemente salió de su lugar en la parte trasera de la habitación y caminó hasta colocarse frente a Raiser, quien le veía cautelosamente. Issei pensó que podría deberse al "aura" de poder que mencionaba el rubio antes, que seguramente alguien tan poderoso como Frederick tenía.

- Debería disculparme por los altercados con mis subordinados – empezó a hablar el usuario del bastón una vez estuvo frente al demonio – pues estos dos están bajo mi responsabilidad. Son nuevos, así que apenas hemos tenido tiempo de enseñarles todo lo necesario. Aunque... no es como que tu hayas precisamente ayudado a evitar el enfrentamiento.

- ... c... ¿cuánto tiempo llevas allí? – Fue lo primero que preguntó Raiser, recuperándose de la acusación rápidamente.

- El suficiente. Y te diré ahora, Raiser Phenex, que vigiles a quien subestimas. Sería muy irónico que fuera un humano quien rompiera el compromiso del que estabas tan orgullosamente alardeando hace algunos minutos.

- E... eso no p-pasará... ¡Soy un Phenex inmortal después de todo! ¡Mi familia no puede morir, no importa cuantas veces muramos!

- Así que inmortales, eh... entonces, dime una cosa... - Frederick caminó tranquilamente hacia el par de miembros de la [Organización] cercanos a la puerta, girando levemente su cabeza para mirar de reojo al demonio rubio. – Si son tan poderosos, ¿por qué nunca ha habido un Phenex candidato a [Rey Demonio] en el inframundo?

Raiser retrocedió un paso. Había algo en el tono del usuario del bastón que le evitó poder contraatacar como siempre lo hacía, pese a no saber que era. Frederick se giró ahora completamente, haciendo una ligera reverencia hacia la maid que también se acercaba al centro de la sala.

- Un placer hablar con usted, Grayfia Lucifuge. Una charla muy ilustrativa, si me lo permite. Espero podamos conversar de nuevo en el futuro, en circunstancias más pacíficas. – Se giró ahora hacia Rías, asintiendo ligeramente. – Felicidades en su compromiso, Princesa Gremory. – Encaró ahora a un miembro del grupo detrás de Raiser, haciendo otra ligera reverencia. – Y un cordial saludo y despedida, Ravel Phenex. Ojalá podamos hablar la próxima vez que nos encontremos.

Luego, con un gesto y un par de pequeños empujones, sacó a Issei y James del lugar junto con dar una última pequeña reverencia a forma de despedida, una que imitaron ambos exestudiantes, para luego cerrar la puerta e indicarles a ambos que hablaría con ellos en el departamento. Y, no mostrándoselos debido a que iba frente a ellos, su rostro iba acompañado por una pequeña y orgullosa sonrisa ante las acciones de ambos subalternos suyos.

Ahora solo faltaba molestar al español y su día estaría completo.

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