Capítulo 11: Movimientos en Sombras
Ubicación: [REDACTED]
Noche.
Un grupo de varias personas se hallaba reunido alrededor de una mesa. Pese a eso, nadie ocupaba los asientos: todos se encontraban parados alrededor del mueble principal, sumidos en sombras profundas que apenas dejaban distinguir algo de su forma. En ese estado, era difícil incluso identificar el género de los ocupantes, aunque...
- Espera, ¿por qué hacemos esto? La mayoría de nosotros ya se conoce entre sí. – Habló uno, cuya voz lo identificaba como un hombre.
- ¿La mayoría? Nos conocemos todos entre sí. Lo que pasa es que afuera está oscuro y estamos a gran altura. Por eso no el alumbrado público no ilumina nada. – Respondió otro. Su voz la identificaba como una mujer.
- ¿Y nadie prende las luces porque...?
- Nadie se quiere dar el esfuerzo.
- ¡Oh, vamos! ¡Todos aquí somos magos, varios entre los más poderosos del mundo, ¿y nos preocupa que nadie quiere prender una maldita luz?! ¡Que os jodan! – Exclamó un tercero, nuevamente una mujer.
- ¡Pues que te jodan a ti también! – Respondió la segunda.
- ¡Váyanse todos a la mierda! – Gritó un cuarto.
Algunos ocupantes contuvieron una risa en lo que el resto simplemente rieron a carcajadas. Les tomó unos segundos calmarse, cosa que aprovechó el primero para hablar.
- Bueno, ya que estamos, estuve pensando un poco y...
- ¡No pienses, te hará daño! - Gritaron al menos cuatro personas al unísono. El grupo se miró entre sí, solo para que todos los integrantes de la sala rieran a carcajadas, salvo el afectado. Este simplemente suspiró, encendió un cigarrillo, y se puso a fumarlo en lo que las bromas acababan. Una vez calmados los ánimos, volvió a tomar la palabra.
- Bueno, como decía, estuve pensando un poco. Ya tenemos al Dragón Emperador Rojo, por lo que...
- Espera, ¿el Emperador Rojo? ¿Lo tenemos?
- ¿Qué era el Emperador Rojo de nuevo?
El cuestionado miró a quien hizo la última pregunta. - ¿Es que nadie lee los informes?
- Bueno, solemos comunicar las cosas importantes por llamadas, así que... - se excusó pobremente el aludido.
- No trates de actuar como si tú lo hubieras hecho en primer lugar – le recriminó otro.
- Aaagh... lo que sea. Como decía, esta vez sin interrupciones, tenemos al Dragón Rojo en nuestro poder. Actualmente acaban de forzar su graduación temprana del Curso de Combate Acelerado.
- ¿El de 3 meses?
- El mismo.
- ¿Cómo los paros de la uni? – Preguntó uno, identificándose como un hombre.
- ¿Sigues enojado por eso?
- ¿Puedes culparme? ¡Pagué todo al contado, aunque sea déjenme terminar el semestre!
- ¿Dónde está él o ella ahora? – preguntó otro de los presentes, su voz identificándolo como otro hombre.
- Esa es la cuestión. Está en el equipo de mando de los equipos civiles de la Octava División, bajo el mando de Frederick Bradley. El anfitrión del dragón, y sí, es hombre, es japonés.
- ¿Japonés, eh~? ¿Será otaku? – Se preguntó una voz femenina.
- Bradley... ese nombre me suena.
- Debería. ¿2004 te dice algo?
- Ah, eso... espera, aun no sé de qué me suena.
- A mí me recuerda a un general estadounidense de la Segunda Guerra Mundial.
- Agh, olvídalo. Luego te lo explico.
- ¿Y? ¿Qué sucede con el Emperador Rojo?
- Podemos hacerlo una gran arma, pero necesitamos vigilar sus influencias cercanas. Bradley no tiene un buen historial, pero el resto tampoco es muy bueno que digamos.
- Libtards?
- Nunca tanto.
- Vaaaleee.
- Ese equipo de mando incluye: Frederick Bradley, quien posee cargos en la rama Delta por traición; Chloe Rozier, quien está siendo investigada por traición e indagación de datos confidenciales; y Yuu Itou, quien tiene una investigación abierta por revelar datos a enemigos y neutrales. James Ramírez era compañero de clases del Emperador, por lo que está limpio. El grupo, además, suele encontrarse con Alice Meyer – dos de los presentes en la sala se enderezaron al escuchar el nombre – y Franz Kaltenbrunner, - uno de los que se tensaron anteriormente se relajó, el otro siguió firme – ambos estando bajo investigación por intentar acceder a información sensible y censurada. Se sospecha que Bradley, gracias a su rango, los ayuda con eso. – Terminó su informe.
La sala quedó en silencio unos segundos.
- Bueno... - comentó uno. – No la apodan despectivamente "La Octava" por nada... aunque eso de las tropas de élite no me lo esperaba. Tendremos que apretar la seguridad.
El grupo asintió, y al poco tiempo se empezaron a retirar las primeras personas, dando por acabada la reunión.
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Cuando ya se hubieran ido varios, los restantes suspiraron o hicieron algún gesto similar de cansancio, algunos sentándose en las sillas disponibles.
- Eso fue bastante irónico. – Comentó uno, sirviéndose un vaso de alcohol a un costado de la sala. No parecía tener problema pese a la oscuridad, evidenciando conocimiento previo o visión nocturna.
- ¿Qué cosa? ¿Lo de la "octava"? – Preguntó otra, estirándose levemente sobre la mesa. La persona a través del mueble sencillamente extendió su brazo, recibiendo un vaso cuyo contenido alcohólico era similar al del primero en hablar, quien se lo había recién entregado.
- No. Lo de los magos. – Respondió un tercero, mirando por la ventana la imagen nocturna de la pequeña ciudad desde la altura. La chica estirándose se recogió un poco para luego sacar una pistola y juguetear con ella.
- Ah... eso. Supongo que sí...
- P-pero... es verdad que es irónico... - habló la cuarta y última persona presente, bebiendo lentamente el contenido de su vaso. – Después de todo, nosotros...
- Técnicamente... – tomó la palabra el primero donde la dejara su compañera, dándole un sorbo al contenido de su propio bebestible. – ...no somos magos.
La sala quedó en silencio unos segundos, los presentes sumidos cada uno en su propios pensamientos. La atmósfera fue interrumpida por una llamada a quien aún observaba por la ventana, excusándose en lo que contestaba su teléfono.
- Es el comandante de Blank Space. – Informó.
- ¿Qué quiere? – Preguntó el otro hombre de la habitación, dándole otro sorbo a su trago.
- Al parecer... - se detuvo un momento para escuchar a quien estaba al otro lado de la llamada telefónica. – Ugh, más de lo de siempre.
- ¿O sea?
- Tenemos a la Guardia Pretoriana intentando infiltrarse en el Area 0. Dice que tal vez los de Uniform-111 estén involucrados también.
- ¿Están los del Ojo de Dios metidos en esto? – Preguntó una de las ocupantes femeninas, volviendo a estirarse mientras suprimía un bostezo.
- No lo parece... aunque quizá sí si es que rastreamos alguna de las señales que usan los atacantes. Los de la Guardia nunca fueron buenos en estas tareas por si solos después de todo, y la 111 no nos tiene precisamente en buena estima.
- Maldita sea... odio cuando pasa esto. Nunca nos dejan tranquilos, ni siquiera cuando nos toca descansar. – Se quejó el otro hombre. – Bueno, lo que sea. Supongo que nos toca lidiar con esto a nosotros. – Indicó, dejando su vaso sobre la mesa. La otra persona bebiendo lo imitó.
Y el grupo desapareció de la sala, sin ningún gesto o aviso previo.
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Europa.
Madrugada.
Sutil diferencia, pensaba mientras observaba el líquido de su vaso. Estaba seguro de que sus pares de la [Organización] estaban haciendo lo mismo que ellos, aunque en una ubicación algo más sutil, y mucho más discreta. Claro que cualquier cosa era más discreta que una sala en un hotel de lujo en Lisboa, pero eso era otra cosa.
Observó a los otros ocupantes de la sala. La iluminación era baja, lo suficiente como para saber las formas del resto pero no como para poder distinguir sus rasgos. De nuevo, una precaución contra externos, pues todos en la sala se conocían bastante bien entre si. Actualmente estaban hablando con los mozos del hotel, quienes estaban entregando los alimentos y bebidas pedidas hacia unos minutos. Cuando el último se hubiera servido y los sirvientes hubieran abandonado la sala, el aura de aristocracia cayó y quedó un ambiente algo incómodo, aunque familiar. No era la primera vez que estuvieron en uno así, y esperaban, algo irónicamente por cierto, que no fuera la última.
- Entonces... ¿a qué le debo la ocasión, si se puede saber? – Preguntó una voz masculina. Por la gravedad, se podía suponer que era una persona algo mayor, seguramente sobre sus treinta. Su postura también era elegante, quizá el mejor presentable de todos los asistentes. Gracias a estos datos, supo que era el líder de la cábala mágica [Golden Dawn].
- No mucho, la verdad... aunque me gustaría decir que es solo por placer, sería una mentira. Al menos nos podemos encontrar por un motivo ligero – reconoció otro. Este era un hombre algo más joven, seguramente en sus veinte. Su postura recordaba a un hombre de negocios. Sin duda, el líder de [Rosenkreuzer].
- ¿Ligero? Bueno, para nosotros puede que sí, pero para el resto de nuestras cábalas, salvo algunas personalidades, y para el público sobrenatural en general, que la [Organización] se haya abierto de vuelta al mundo no es algo muy bueno. – Comentó ahora una mujer. Su voz fría y sin emoción aparente, aunque con un deje de curiosidad, acompañada de la sensación de que estaba a finales de sus veinte le dieron la confirmación de que era la líder de [Nilrem]
- ¿Y desde cuando esas son buenas noticias? Los míos ya estamos con la mierda hasta el cuello, ¿y ahora vuelve la [Organización] al tablero? Bien podríamos estar muertos para el fin del mes y lo sabes. – Le recriminó otro veinteañero. Su forma más informal de hablar, junto con su postura algo "rebelde" en comparación a sus pares, le permitieron identificar al líder de la cábala [Hexennacht].
- Como si la [Organización] tuviera los escrúpulos suficientes como para no hacer tratos con ustedes. Sabemos muy bien que lo harían para ganar la mano superior en una negociación.
- Aunque claro, quizá los motivos y datos más exactos del porque esta reunión nos los pueda dar nuestro anfitrión... - dijo ella finalmente, haciéndose notar como la líder de [Grauzauberer] gracias a su femenina voz junto con su apariencia y tono de superioridad. Ella era la que estaba en mejor posición frente a todos, y lo sabían. Su mano, por otra parte, apuntó al último presente en la sala, un hombre mayor al líder de [Golden Dawn] y que llevaba ropas reconocibles como eclesiásticas.
- Así es – reconoció el señalado, quien todos sabían era el encargado de los exorcistas de la iglesia católica. – Además de compartir la noticia, quería darles a conocer algunos datos que conseguí indagando en los archivos recientes de los exorcistas en el Vaticano. Son bastante curiosos, debo decir. Parece que incluso aquí la [Organización] da problemas a medio mundo sobrenatural.
- Como si no supiéramos eso de primera mano – su comentario sacó risas del grupo, relajando un poco los ánimos. – Y dime, ¿Qué tienes?
- La [Organización], contrario a lo que los registros dicen, parece haber sido creada a finales del siglo veinte. No solo eso, crecieron demasiado rápido. La primera vez que se tuvo conocimiento certero de ellos fue en 1994, cuando se enfrentaron a la iglesia católica de forma limitada pero abierta.
- ¿El '94? ¿Por qué?
- Durante las Guerras Yugoslavas, el gobierno serbio necesitaba dinero. Una forma de conseguirlo era vendiendo objetos sobrenaturales en el mercado negro, almacenados por el gobierno yugoslavo durante la Guerra Fría. La [Organización] se enteró y ofreció una suma interesante, y la iglesia mandó un equipo a obtener los objetos antes de que cayeran en malas manos. Lo siguiente, como dicen, es historia, pero hubo una sangrienta carrera para conseguir los objetos desperdigados por la zona de guerra. La [Organización] salió ganando, como era de esperarse, pero fue un baño de sangre. La Sección XI de exorcistas fue prácticamente aniquilada, así como lo fue un batallón de militares de la [Organización]. La [Organización] se mantuvo escondida durante varios años después de eso. – Concluyó su relato.
Un silencio cayó sobre la sala.
- Jo-der, esto se complica demasiado. ¿Y luego?
- La Gran Guerra Mágica, que todos conocemos – un nuevo silencio cayó sobre la sala, esa vez, uno asfixiante que evitó que pudieran hablar o interrumpirlo. – Entraron al Medio Oriente usando a la OTAN como cobertura pública. Avanzamos un par de años, y [Golden Dawn] los ataca y se desata el conflicto. Lo siguiente que sabemos, ocurre el Incidente de Damasco y henos aquí, tratando de recoger los pedazos.
- Ni lo menciones... diablos, eso fue una locura. – Comentó débilmente el líder de [Golden Dawn]. El resto le dio la razón.
- Ojalá los que se quedaron allí se hubieran unido con nosotros. Podríamos tener algo más de información. – Comentó ella, pensando en la posibilidad de que hubiera ocurrido.
- ¿Bromeas? A diferencia tuya y de tu cábala, los líderes de la [Organización] sencillamente nos odian después de lo que pasó en Damasco. Fuera del [Consejo de los 10], el [Consejo de los 4] fue rehecho desde cero gracias a eso. Dudo que quieran repetir lo que ocurrió allí. – Se quejó el líder de [Rosenkreuzer]. – Demonios, mi cábala ni siquiera estuvo involucrada y aun así la odian.
- Querrás decir que no estuvo directamente involucrada, ¿verdad? – Le recriminó el líder de [Hexennacht].
- Tal vez.
- Ugh.
- Conociéndote, – interrumpió la líder de [Nilrem], - no hablabas de ninguno de esos consejos, ¿verdad?
Los ojos de la sala se fijaron en ella, pese a saber claramente cual era la respuesta. A pesar de eso, la verbalizó de igual forma.
- Si, es verdad. Hablaba de los verdaderos líderes de la [Organización]. Que yo sepa, la mayoría no nos odia, y el resto básicamente tiene que hacer lo que les digan o terminan seis pies bajo tierra. – Reveló, para la sorpresa de ninguno de ellos.
- No estoy tan segura. Tengo entendido que varios de ellos murieron, y algunos otros son nuevos. Es una apuesta arriesgada ponerse en contacto con ellos. Si nos toca alguno desconocido, fácilmente nos podemos ir al demonio.
La reunión se extendió por varios minutos más. Tras debatir lo que consideraron importante, y tras ponerse al día en diversos asuntos no relacionados con su vida sobrenatural, la líder de [Grauzauberer] determinó que ya se habían arriesgado lo suficiente.
- Pues nosotros también nos prepararemos. Pueden retirarse. – Dictó ella, cerrando el último tema de la discusión. El grupo se disgregó. Y pese a que cada uno se fue a su habitación, todos por separado, cada uno sabía que todos pensaban en la fotografía que llevaban con ellos mismos, una similar a la que el líder de los exorcistas había observado al enterarse de que la [Organización] seguía viva: ellos mismos, usando un uniforme similar a aquel que usaba la infame entidad mágica, rodeados de un grupo de gente, reconociendo las caras presentes allí como lo eran las de ellos... y las de otros que ya no estaban caminando entre los vivos...
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Kuoh, Japón.
Día siguiente.
- ...y con eso termina nuestro reporte sobre los cuerpos hallados en Lisboa. Luego de una pausa comercial seguiremos con el reporte del tiempo-
Frederick apagó la televisión y arrojó el control por ahí. No lo usaría pronto de todos modos. Revisó su agenda para su ultimo día en Kuoh en lo que quedaba de semana, y se preparó mentalmente para terminar con lo que tuviera que hacer. Recordando que no era mucho, observó que simplemente tenía que revisar unos documentos que enviarle a su jefe y estaba libre por el día. Quizás y se iba antes a Tokyo.
Habla del diablo y aparecerá, dicen. Su teléfono sonó, y en el identificador apareció el nombre de "Kamito Kisaragi", o sea, su jefe. Sentándose nuevamente en el sofá, contestó la llamada en lo que hacía una lista mental de archivos que debía pedirle al encargado de los equipos civiles de China.
- ¿Kamito?
- El mismo.
- Tiempo sin verte. ¿Cómo va todo?
- Bastante bien, diría yo. Las cosas han ido tranquilas y no tenemos grandes problemas, salvo el ocasional roce entre civiles y militares. ¿Y por tu lado?
- Alguien en Europa consiguió un instructor para mis novatos, así que no me puedo quejar. Con la boda de Gremory acercándose no cuesta nada ser precavidos.
- Supongo... cambiando de tema, ¿has visto las noticias?
- ¿Además del aburrido clima? No.
- Tampoco has visto el clima. Te conozco lo suficiente para saberlo.
- Me atrapaste. – El rubio no pudo suprimir una sonrisa. – Solo vi lo de los cuerpos en Lisboa. Parece que algunos extremistas islámicos hicieron de las suyas de nuevo.
- De eso quería hablarte. – La voz del japonés se volvió seria de repente. – Equipos de la [Organización] se enteraron de algunas cosas interesantes colándose en los datos de la autopsia.
Frederick se enderezó, olvidándose de los archivos y China. - ¿Qué cosas? – Preguntó, su tono igual de serio que el de su interlocutor.
- Aparentemente, los cuerpos fueron quemados después de muertos. Encontraron agujeros de balas en ellos, y eran varios. Algunas personas declararon haber escuchado una balacera en los pisos altos de un hotel de lujo cercano, aunque como son muy pocas personas y en su mayoría funcionarios, no los tomaron en serio. – Informó.
- Esto es algo más elaborado. Los quemaron para evitar que reconocieran los cuerpos. – Reconoció el rubio.
- No solo eso. Eran armas occidentales, de procedencia norteamericana. Además, en la misma habitación de hotel donde supuestamente hubo una balacera encontraron algunas manchas de sangre ocultas y un poco de equipo de escucha. Quien fuera que haya sido, limpió bien la escena: la sangre estaba muy escondida y no había casquillos de balas. Tampoco había impactos: o acertaron todos sus tiros o limpiaron muy bien la evidencia. Ningún caso es bueno. – Frederick ya podía imaginarse a su jefe sacudiendo la cabeza. Conteniendo las ganas de burlarse, siguió con la conversación.
- Ciertamente no es algo tranquilizador, pero aun no entiendo que tiene que ver la [Organización] con esto.
- Encontraron algo preocupante, tanto en los cuerpos como en la habitación. No pensamos que hallaríamos eso allí, pero los tiempos tienen mucha coincidencia con otros datos que revelaron para el caso desde el cuartel de Europa...
- ¿Qué cosa? ¿Qué datos? ¿Qué hallaron? – Preguntó, su curiosidad atrapada junto con un poco de ansiedad. No era propio de Kamito darse tantos rodeos.
- ...hallaron insignias de la [Organización], tanto en los cuerpos como en la habitación del hotel. Una en cada caso. Puede que solos sean dos, pero es preocupante. Quien demonios haya sido... – Kamito rara vez maldecía. Esto era grave. – ...no solo sabe bien lo que hace, sino que también es capaz de encargarse de un equipo de Vigilantes y desvanecerse sin dejar rastro.
- ¿Vigilantes? ¿Cómo sabes que lo son?
- El cuartel de Europa reveló que había un equipo de Vigilantes al que le habían asignado una misión encubierta en Lisboa unos días antes. Hace dos días iniciaron el silencio de radio, por lo que no se tuvo comunicación, pero los Agentes encargados de extraerlos reportan que, pese a haber recibido la confirmación de salida, nunca aparecieron en el punto de encuentro. Tampoco pudieron contactarse con ellos desde el cuartel o en terreno. Luego, aparecen ocho cuerpos, la misma cantidad que en un equipo, quemados en la calle cerca del área donde debían operar junto con insignias de la [Organización]... es demasiada coincidencia. No sé qué o quién lo hizo, pero tiene medios. – Terminó con un muy justificado deje de preocupación. Y siendo honesto, era un motivo para aquello.
La [Organización] era uno de los grupos con la información mejor resguardada tanto en el mundo humano como en el sobrenatural, y su poder no debía ser subestimado. Que alguien pudiera encontrar a uno de sus equipos especializados en investigación y eliminarlo casi sin dejar pruebas, desvaneciéndose luego sin dejar rastro era, cuando menos, preocupante, y como mucho alarmante.
Frederick, no ajeno a esas explicaciones, se atragantó con su propia saliva al escucharlo.
- ¿Estás bien? – Preguntó su jefe, consternado, al escuchar sus quejidos.
- Sí, sí, es solo que... ¿agentes? Dios, esto es malo...
- Ni que lo digas. ¿Tú, hablando de Dios? Eso es prueba suficiente.
- Cállate.
- Sí, claro, como digas.
- Y... ¿no podríamos tener un topo adentro? Los tuvimos durante la guerra. Puede que no sean tiempos tan desesperados, pero...
- No lo han descartado, pero tendría que ser alguien en algún alto cargo de la rama Alpha en Europa. Los están investigando a todos ahora.
- Hoy en la noche volveré a Tokyo. Hablaremos allí.
- Muy bien. Hasta entonces.
- Hasta entonces. – Frederick sintió el sonido del fin de la llamada. Se quedó allí, observando al frente suyo sin mirar realmente, en lo que pensaba en todas las posibilidades alrededor de lo que le acababan de comunicar. De repente, unos minutos más viendo el reporte del tiempo no sonaban como una mala idea después de todo.
Antes de volver a fijar su vista en la pantalla ojeó hacia el exterior. Allí, en el patio del edificio, se encontraba David junto a sus dos "alumnos" practicando en una pista de obstáculos improvisada. Ambos adolescentes debían superarla usando movimientos mejorados o provocados por magia, esto a la vez que el español lanzaba el ocasional ataque sobre ellos. Sonriendo satisfecho, buscó el control con la mirada y lo atrajo hacia sí mismo, encendiendo el aparato frente a él y preparándose para sumiese en la aburrida programación habitual... cuando se le ocurrió una idea.
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- Bien, es suficiente por ahora. Pueden descansar un rato.
A las palabras del español, ambos estudiantes se dejaron caer al suelo, agotados. El primero simplemente les dejó cerca una botella con agua, antes de empezar a arreglar el lugar con magia ante la mirada atenta del par de jóvenes. Una vez hubo terminado, se sentó en una banca en lo que esperaba a que recuperaran fuerzas.
- No soy muy entendido ni nada respecto al funcionamiento de su magia particular, pero entiendo que tiene directa relación con la energía de la que disponen. Debido a eso estaremos tomando muchos descansos esta semana, en especial de 3 a 4. – Declaró categóricamente, para desesperación de ambos.
- ¿Para que puedas echarte la siesta? ¡Mira que entonces me conviene invadirlos yo! – Se escuchó venir desde la ventana de arriba. David alzó la vista, solo para encontrarse con el rostro burlesco de Frederick. Sin romper el contacto visual, el español contestó en el mismo tono.
- ¡De 3 a 4 comemos, imbécil! ¡La siesta es de 4 a 5!
- ¡Gracias por el dato!
- ¡¿Quieres pelea?! ¡Si es así te espero aquí abajo!
- ¡¿O sea que tu sí quieres pelea?! ¡Voy allá abajo!
- ¡Sí, ven aquí! ¡Vamos!
Si era una respuesta molesta o provocación no quedó claro para el par de adolescentes.
- ¿En serio están... teniendo esta... discusión? – Le preguntó James a Issei, sin poder levantarse del suelo producto del cansancio.
- Me temo... que sí... - respondió este por su parte, todavía recuperando el aire.
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- Bueno, supondré que con un poco más de practica cada día podrán moverse sin problemas. Las ventajas de no ser un militar es que no tiene que luchar de una forma dictada por algún idiota detrás de un escritorio, por lo que pueden pensar en lo que les dé la gana para la lucha. Ahora, vamos con el entrenamiento de magia – Indicó David. Presentaba un par de parches en el cuerpo además de algunos cabellos quemados y una cara de pocos amigos (cortesía de una "acalorada" discusión con Frederick que podría o no haber degenerado en una pelea), razón por la cual de estudiantes esperaban que no se descargara con ninguno de ellos.
- Esto... ehm, ¿qué es lo que haremos, exactamente? – Preguntó Issei, confundido. James no estaba mucho mejor.
- Partiremos con lo más parecido que tengan a la magia elemental. Luego de eso podemos ir por otras cosas más avanzadas como movimiento, construcción o vete tú a saber que estupidez se hayan inventado los magos de antaño. – Por el tono del español, el par de alumnos dedujo que era mejor no presionar el tema... o cualquiera, en realidad. Su instructor derechamente no parecía estar de buenas.
- Magia elemental... ¿eso es como usar los elementos, no? – Preguntó James, intentando hacerse una idea de su próximo entrenamiento sin salir volando por un hechizo de su instructor.
- Sí, algo así. En realidad depende de cuales definas tú que son los elementos – a medida que hablaba el ibérico se encogió de hombros, pata luego empezar a mover objetos para usarlos como objetivos en el entrenamiento. – Algunos piensan en los elementos químicos de la tabla periódica, lo que les da mucha flexibilidad pero los hace tener que estudiar mucho por sus funciones y propiedades. – Unas llantas de un vehículo todoterreno destruido durante la discusión de ambos europeos fueron apiladas en diversos lugares del patio. – Luego tienes a los que simplemente toman los cuatro elementos "clásicos", esto es, aire, fuego, agua y tierra. Son muchas menos cosas, es verdad, pero las dominas mejor con menor práctica. Hay otros que añaden o quitan de esos cuatro originales: suelen, por ejemplo, añadir el metal y cambiar la tierra por madera a la vez. Hay quienes incluso le agregan un elemento más etéreo, como el "vacío", el "alma", el "éter" o cosas así. Depende de cada uno, aunque si me preguntan, quédense dentro de los cuatro principales hasta que sepan usar magia de verdad. – El escenario en el patio ya parecía una pista de obstáculos, incluso con posiciones para detenerse y "disparar" magia a los blancos. – Al final del día, lo que es la magia elemental depende del mago o de la cábala a la que pertenezca, y como tal, no hay algo definido más allá de una descripción vaga que no recuerdo. Yo simplemente los entrenaré en los cuatro elementos universalmente aceptados como magia elemental. Si a alguno se le ocurre agregar o quitar cosas a eso ya es cosa suya, no viene incluido en mi contrato – encogiéndose de hombros, David se dirigió al centro del recorrido, seguido por ambos adolescentes.
- Yo tengo una pregunta – como siempre, era David el que hacía las preguntas. Issei apenas y podía comprender todo lo que le decía su instructor, mucho menos procesarlo todo lo suficiente como para formular preguntas interesantes o siquiera útiles. - ¿No es la magia elemental simplemente "tirar" o "lanzar"... – remarcó las comillas con sus dedos - ...el elemento que queramos usar?
David suspiró. El dúo se preparó por una posible reacción adversa, aunque al final el español simplemente se sentó en el suelo y estiró sus agotados miembros.
- Esa es la concepción básica que tienen todos los primerizos, ¿no es así? – James no pareció tomarse muy bien la apreciación, según pudo observar Issei. David siguió con voz cansada – La magia elemental no es "lanzar un elemento", sino "controlar o usar un elemento". ¿Tú crees que moví todas estas cosas usando magia de movimiento? – Hizo un amplio gesto con los brazos, abarcando casi todo el patio. Issei y James asintieron. – Nada más lejos de la verdad. La magia de movimiento, aunque no lo parezca, puede llegar a ser muy complicada. No sé cómo será en su caso, pero al menos para el común de los magos es así. Lo que se suele usar es simplemente magia de viento, limitada o potenciada según lo que se necesite. ¿Esa rueda de allí? – Señaló una llanta en una esquina. – La moví con magia de viento, aplicándola solamente bajo los bordes para levantarla y utilizando una corriente extra para moverla por el patio. También se puede usar esa misma técnica para volar. Y así como se puede hacer eso con corrientes de viento, cada una de las magias se puede usar de la manera que mejor se les ocurra. Recuerden que, al final del día, la magia es simplemente modificar la naturaleza a su voluntad.
Issei y James observaron impresionados a su instructor. Este, por toda respuesta a la no formulada pregunta, creó una llama en la palma de su mano y la hizo danzar por toda la extensión de su brazo.
- ¿Comenzamos? – Ambos alumnos asintieron. – Bien. Partiremos en ese punto de allí. Crearé un poco de fuego y usaré la manguera para tener un charco de agua. Con eso veremos con cual elemento son más afines.
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Academia Kuoh
- ¡¿Qué quieres decir con que están aquí de vuelta?! – Las manos de Rías golpearon el escritorio de Sona, su fuerza sobrenatural descontrolada provocando algunas grietas sobre la duradera madera. La pelinegra notó esto y suspiró para sus adentros, pensando en como justificar el gasto que la reparación de eso supondría.
- Lo que dije. Los miembros de esa... [Organización], están de vuelta en Kuoh. Esta vez era solo el rubio del bastón, quien vino a pedir permiso para quedarse unos días en Kuoh.
- ¡¿Y se lo negaste?!
- ...
- ... ¿lo hiciste?
- Haaah... accedí a que se quedaran unos días. Tenían un contrato con una cláusula que les requería estar en Kuoh, y no vi motivos para negarles la estadía, estando obviamente solo dedicados al cumplimiento de ese contrato. Además, son menos que la vez anterior, tenemos su dirección de estadía y se irán pronto. No hay motivo para preocuparse. – Explicó la pelinegra de lentes. La mirada claramente molesta de Rías le hizo comprender que no estaba para nada de acuerdo.
- ¿Por qué no me comunicaste nada?
- Era algo sin importancia. Podía lidiar con eso yo sola.
- ¡Claro que tiene importancia! ¡La vez anterior vinieron como si fueran los dueños del lugar, atacaron y destruyeron una iglesia llena de seres sobrenaturales, dejaron toda la evidencia al descubierto y desaparecieron, dejándonos todo el trabajo de ocultarlo a nosotras! ¡Eso inspira de todo menos confianza!
Sona contempló si decirle a Rías o no sobre la verdadera razón por la que no la esperó para tomar la decisión. Finalmente, decidió ir con una verdad a medias.
- Hablé con la Maou Leviatán – el seño de Rías se movió acorde a la reacción de sorpresa de esta. Ella conocía la aversión que Sona tenía a hablar con su hermana, una al mismo nivel si es que no mayor a la que ella tenía a hablar con su propio hermano mayor. – Y obtuve confirmación de que debía aprobarles la estadía. No me dieron mayores motivos, pero los que expuestos por él miembro de la [Organización] eran suficientemente válidos de por sí, por lo que simplemente le aprobé la estadía. Eso es todo.
- ... Ya veo... bien, te creo. Solo esperemos que sea verdad que no harán nada más...
Primero el matrimonio que se acercaba. Luego esto. Definitivamente la luz en la vida de Rías Gremory se iba apagando poco a poco, sin nada que ella pudiera hacer para impedirlo...
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- Como sea, volviendo al tema de la reunión – interrumpió ahora el que creían era el líder de [Golden Dawn], quien tenía un tono claramente fastidiado. – La [Organización] se está abriendo al mundo sobrenatural. La pregunta es, ¿hacia dónde? No creo que ni Grigori ni el Cielo estén tan dispuestos a hacer tratos con ellos, y no se hable de los nórdicos con el viejo de Odín allí.
- "¿Qué diantres tiene que ver Odín y el Cielo con todo esto?" – Se preguntó, aun escuchando.
- El inframundo – reveló el que dedujeron era el católico, provocando algunos movimientos corporales que no pudieron determinar solo mediante la escucha. – Más concretamente, con los demonios. Algunos tratos bajo la mesa y empezarán a expandirse en territorio demoniaco.
- ¿Así que apuntan hacia allí ahora? Eso es nuevo... pero ¿contratos? ¿Acaso piensan ir por las leyes ahora? – Preguntó, curioso, el líder de [Rozenkreuzer].
- Eso parece – concluyó el eclesiástico.
- "¿Nos estamos expandiendo hacia el inframundo? Pensé que los mandos querían asegurar la Tierra primero..."
- No, espera. Hay algo más.
- ¿Uh? – Su compañero dedujo, a juzgar por los ruidos, que todos los presentes se voltearon a ver a la líder de [Grauzauberer], quien aún no continuaba con sus palabras.
- Creo que... ya tienen territorios allí abajo...
- ¿Qué demonios? – Su compañero se giró hacia ella con la palabra "confusión" escrita en el rostro. - ¿Tenemos territorios en el inframundo?
- No lo sé. ¿Siquiera tenemos presencia en el inframundo? – Le contestó, igualmente confundida.
- ¿Cómo lo permitieron los demonios? Son muy territoriales, sobre todo con dos seres en el top 10 del mundo.
- Es simple – contestó la líder de [Nilrem], como si fuera lo más obvio del mundo. – Es fuera del territorio demoniaco, seguramente vigilado por sus fuerzas. Apostaría todo mi dinero en eso, y todos sabemos que no es precisamente poco.
- Pero ¿cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que ya están en el inframundo?
- Lo escuché durante la guerra. Que si las cosas iban mal, quizá tendrían que retirarse a las bases que preparaban en el inframundo.
- Dios... - se escapó de los labios del eclesiástico, aunque para ser honesta, bien podría haber sido de los suyos propios. – Se preparan para algo grande.
- Pues nosotros también nos prepararemos. Pueden retirarse.
Con un gesto llamó la atención del resto de su equipo de Vigilantes, quienes se mantenían en guardia en lo que espiaban la reunión de los líderes de las cábalas.
- Tenemos suficientes información. Llamen a los Agentes para que nos saquen de aquí cuanto antes. Aún corremos peligro.
- Entendido.
Tres miembros del equipo fueron a la salida. Otros tres fueron a recuperar el equipo instalado. Ella y su compañero echaron una última mirada hacia la muralla por la cual habían escuchado, antes de alejarse camino hacia la entrada a la suite del hotel. Estaban avanzando por el pasillo, cuando un ruido los hizo detenerse en seco. Era uno que conocían demasiado bien. Después de todo, ellos mismos lo habían causado incontables veces.
Los disparos de un arma silenciada.
Se quedaron en el pasillo del inmueble. La fracción del salón a la vista para ellos tenía manchas de sangre. Uno de los miembros de su equipo yacía muerto sobre el sofá, su pistola aún enfundada, y el arma de otro estaba en el suelo. No se necesitaba mucha imaginación para saber que le había ocurrido al resto del trío que fue a la puerta.
Ambos rápidamente sacaron sus armas personales y se apostaron contra la esquina del pasillo. Quien fuera que sea, había que ser o muy valiente o muy estúpido para enfrentarse a la [Organización], sobre todo considerando las repercusiones que esta hacía contra los que salían con vida del intento. Usando gestos ampliamente practicados, a la cuenta imaginaria de tres ambos se asomaron del pasillo y apuntaron sus armas sobre los atacantes.
No tuvieron oportunidad.
Tres precisas ráfagas los recibieron, todas silenciadas. Su compañero recibió dos de lleno y salió despedido hacia atrás, su pistola cayendo de su mano y él colapsando sobre el suelo, muerto. Ella fue un poco más afortunada. Un tiro le dio en la muñeca y provocó que soltara su arma, y otro disparo impactó en el costado de sus costillas y le hizo dar media vuelta y caer boca abajo. Juntando sus fuerzas, logró girarse para encarar a sus atacantes, su mente pensando en múltiples opciones para combatirlos, mas cuando logró verlos frente a frente su furia se congeló.
Uniformes de camuflaje urbano, pañuelos y gafas tácticas cubriendo sus rostros, cascos y armadura corporal de cerámica de última tecnología y armas automáticas probadas y usadas por años después de entrar en servicio. Ellos aún no notaban que seguía viva, o la ignoraron de lleno. La característica más impactante, y la que provocó que un sudor frío recorriera su cuerpo en lo pensaba en respuestas, fue el parche en sus brazos izquierdos.
El símbolo de la [Organización].
- ¿Por... q-qu-*cough*
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué estaban haciendo? ¿Por qué los atacaban? ¿No estaban del mismo lado? ¿Eran impostores? ¿Infiltrados? Esas y más preguntas pasaron por su cabeza en apenas unos segundos, sin poder encontrar una respuesta coherente. ¿Acaso habían hecho algo malo? ¿Habían roto alguna regla? Solo estaban espiando a los líderes de las cábalas rival-
Su mirada vagó hacia el brazo derecho de los atacantes. Allí, naturalmente ubicado, estaba un segundo parche ostentando un símbolo que jamás pensó que vería frente a frente durante su vida.
De repente todo tenía sentido.
- Y-ya v-veo... jaj-jajaja... ¡jajajajaj-*cough* – Tosió sangre a un costado. Luego, siguió riendo. La respuesta estaba frente a sus ojos, y comprendió que ya no tenía escapatoria. De nada servía ya resistirse.
- ¡Ya lo entiendo! ¡Así que así es como es, ¿verdad?! ¡Era el C-
¡RATATATATATA!
El sonido de una carabina de asalto M4A1 silenciada terminó con su monólogo. El líder del equipo hizo un par de señas y sus hombres se dispersaron por la suite en busca de los tres miembros del equipo faltantes. Poco les importaba saber o no que habían hecho para que les ordenaran eliminarlos: tenían una misión y la cumplirían sin problemas.
A la mañana siguiente, ocho cuerpos fueronhallados quemados en las calles de Lisboa, creando caos y confusión por unosdías en lo que la presencia de todos los realmente involucrados en el incidentese desvanecían sin dejar rastro alguno.
.
.
.
Grabación encontrada en el cuartel general de la [Organización]
Hubo unos sonidos confusos al inicio. La grabación de voz empezó, lo primero que se escuchaba siendo a alguien sentándose en lo que suspiraba y empezaba a explicarle a aparentemente nadie en particular lo que hacía.
- Bien, esto debería ser sencillo... esperemos. Hoy solamente tenemos que buscar algunos archivos y ya, pero... ugh, demonios. Lo que sea.
El sonido de los dedos golpeando el teclado fue lo único que se escuchó por unos momentos.
- Welcome, aparece mi nombre, indica mi cargo y... Level Access 2... vaya que me esforcé en legar a este punto...
El tecleo continuó mientras empezaba a explicar lo que hacía a su grabadora.
- Ehm, bueno... me enteré de que algunas cosas no estaban del todo claras, así que estoy aquí investigando. Varios de los archivos que me pidieron revisar están aquí, y la verdad es algo aburrido revisarlos...
El sonido del tecleo siguió por unos minutos.
- Batallas de Medio Oriente por aquí, batallas en Sudamérica por acá... espera, ¿bases en el inframundo? Aunque llamarlas bases sería una equivocación, pero entonces... ¿qué son?
El tecleo continuó por unos segundos.
- Parece que estoy en una parte bastante fea de nuestra historia... digo, aquí hay varios documentos que no creo le agraden a la gente... espera, ¿esto lo hizo mi departamento? Jo-der...
El tecleo siguió por unos segundos antes de parar.
- Hay algo que he notado... varios de estos artículos referencian a algo. ¿Qué es ese algo? Pues aparentemente... - el tecleo siguió - ...es algo llamado el Incidente de Damasco. Pero... ¿Qué diantres es eso?
El sonido del teclado siendo manipulado apareció por algunos segundos más.
- Aquí está, Incidente de Damasco... solo espero poder abrirlo... ja, es broma. Por supuesto que alguien como yo podría abrir...lo...
Hubo silencio por varios segundos.
- ¿Esto es una broma? Nivel de Acceso 1... un momento, ¿siquiera hay alguien que tenga ese nivel?
Hubo algunos ruidos menores, y nuevamente el teclado siendo usado sonó en la grabación.
- Pero cómo... ¿por qué no puedo entrar? Tampoco sale por qué no puedo entrar... o quién lo configuró para que fuera así. De verdad no entiendo nada. Pero... si juego con esto, podría ser capaz de revisar el contenido... nah, lo veré después. Primero tengo que terminar de revisar todo este... trabajo, supongo. Ugh... por qué me tocó perder esa apuesta...
Lo que siguió fue un intensivo tecleo durante varios minutos, durante los cuales se escucharon varios insultos o comentarios inentendibles en voz baja. Después de un considerable rato, el sonido de dedos encontrándose con el teclado cesó.
- Por fin... creo... que lo hice... ahora... solo reviso este archivo sobre Damasco de nuevo y terminamos. Debe haber sido un error, sin duda. Ahora, vamos a abrirlo y...
Un gruñido de frustración se escuchó fuertemente.
- Aaagh... ¿sabes qué? Al diablo. Voy a pedir el condenado acceso al soporte en línea y...
El sonido de una puerta abriéndose de golpe se escuchó, seguido del característico ruido de un arma de fuego disparando. El sonido sordo de un cuerpo cayendo al suelo se escuchó, y el ruido de varias botas se acercó lo suficiente como para ser discernibles contra el suelo.
- ¿Está muerto?
- Eso creo. Le dimos como seis balas en el pecho y...
- ¡Señor! – Se escuchó una voz algo más lejos. - ¡Tenemos otra brecha de seguridad por falla en el sistema! ¡Nos llaman de nuevo!
- Demonios. Vamos, maldición. – Respondió el que parecía ser el líder.
- Eh, señor... esto... parece estar grabando.
- ¿Qué? Pues apágalo, pedazo de imbécil! – Fue lo último que se pudo escuchar con claridad, antes de que hubiera un estampido y quedara todo en silencio.
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