Capítulo 1: Un Mundo Nuevo

N/A: Esta es una historia que publiqué en fanfiction.net desde el 2018 hasta inicios del 2020. Ya está abandonada, y estoy trabajando en un remake que ya está siendo publicado en la misma página (lo subiré a wattpad pronto, espero). Con eso dicho, la historia tiene unos 15 capítulos y 2 historias cortas que espero disfruten. ¿Podría continuar esto en el futuro? Quizás, pero es poco probable. De igual forma, la mayoría de estos capítulos se escribieron en 2018, así que el estilo tiene diferencias notables entre los capítulos iniciales y finales. De todas formas, espero les guste.

Ah sí, también esto:
Disclaimer: Highschool DxD no me pertenece. Lo único de mi autoría aquí son algunas ideas y personajes no pertenecientes a la novela.

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Parque, Kuoh. Atardecer.

Issei apenas sabía que estaba pasando. Paseando con Yuuma y terminando su cita, todo parecía ir viento en popa. Tras llegar al parque, planeaba terminar allí la salida, llevar a Yuuma hasta su casa como todo caballero, y luego presumirles a sus amigos el tener una novia. Pero luego su novia le hizo la pregunta "¿Morirías por mí?" y todo se fue al demonio.

Bueno, al menos figurativamente. Porque si lo que estaba viendo era real, entonces estaba seguro de que si deberían existir los demonios en alguna parte. De cualquier forma, su cabeza apenas podía procesar esos pensamientos, pese a que estaba trabajando a toda velocidad tratando de descifrar que estaba ocurriendo frente suyo.

- ¿Q-q-qué...?

A claro, está también el hecho de que apenas podía articular palabra por la impresión, pero eso no influenciaba mucho lo que ocurría enfrente de él.

Respecto a eso, lo que estaba al frente suyo era su novia Yuuma Amano, con una forma más madura que la que tenía antes y unas "ropas" de cuero que bien podrían pasar por un traje en un hentai o una porno, con alas negras en su espalda. Esta había lanzado una especie de... lanza de luz hacia él, la cual fue bloqueada en último minuto por la persona que había aparecido de la nada frente a él.

Lo poco que alcanzó a saber fue que un chico algo mayor salió de la nada, se puso delante de él y, moviendo un objeto largo, hizo aparecer lo que solo pudo visualizar como un círculo mágico que detuvo la lanza de luz. Ese momento quedó congelado en la memoria de Issei, para el cual el tiempo pareció ralentizarse hasta que pudo contar individualmente las chispas y distinguir sin problemas la visión distorsionada que provocaba el calor de dicha lanza al estrellarse con su protección. Aunque pareciera que el círculo se fuera a romper, resistió bien el embate y la lanza desapareció en miles de fragmentos más pequeños, devolviendo el tiempo a su flujo normal. El círculo mágico desapareció de igual forma.

Ambos, Yuuma y el extraño, se miraron por largos segundos, hasta que una enojada expresión se mostrara en las hasta ahora hermosas pero aterradoras facciones de la mujer alada.

- ¿Quién eres? – Preguntó la pelinegra con veneno en su voz.

- Eso no importa. Te pediré que dejes a este ingenuo en paz, ya que me gustaría hacerme cargo de él. – Respondió el desconocido, quien no parecía verse sacudido por lo que acababa de suceder. Issei reparó en su cabello rubio y alto porte, y que lo que llevaba en su mano izquierda era uno de los bastones más elegantes que había visto en su vida.

- ¿Tienes idea de con quien estás hablando? Si pides clemencia, podría dejarte ir con solo una golpiza y un par de miembros menos. – El tono de superioridad de la pelinegra fue absoluto e Issei estaba aterrado, pero su interlocutor ni se inmuto.

- ¿Podría saber su nombre, señorita ángel caída? – Preguntó educadamente.

- Puedes llamarme La Gran Raynare, humano.

- Bien, Miss Raynare... lo pondré de esta forma. O nos deja ir tranquilamente, o me veré obligado a tomar medidas que estoy seguro no serán de su agrado.

- ¿Ah sí? ¿Cómo cuáles? No hay nada que un sucio humano pueda hacer-

Las palabras llenas de arrogancia que emanaban de la ahora identificada como Raynare fueron cortadas en seco cuando el rubio golpeó su bastón con una de las piedras sueltas que se encontraban sobre el camino de del parque. Esta, tras tener encima un minúsculo círculo mágico que la ángel caído e Issei apenas vieron por su tamaño y duración, salió disparada y se incrustó en el codo derecho del ser alado. La sangre empezó a emanar de la herida, y la pelinegra tenía una mirada que mezclaba la confusión con la ira.

- ¿Entonces? – Preguntó el rubio, inmutable.

- Tch.

Raynare intentó crear otra lanza de luz, pero el rubio pasó la punta de su bastón por las piedras en un semicírculo frente a él, apareciendo círculos sobre todas estas. Raynare se dio cuenta de que le sería casi imposible encargarse del sujeto frente a ella y salir sin heridas graves, sin garantía segura de matarlo. Issei, por su parte, pensó brevemente en que aquellas piedras no estaban allí cuando él llegó con Yuu- Raynare al parque. Con un gruñido, se alejó volando en lo que levantaba la barrera que había creado a entrar con Issei al lugar. Con un suspiro, el rubio le indicó a Issei que lo siguiera mientras se iba del parque, su bastón marcando el camino. Issei, tras quedarse mirando por unos segundos, se apresuró a seguirlo con un ligero tropiezo, producto de su estado aun aturdido frente a lo ocurrido frente a él.

- Disculpa... ¿Podrías decirme qué está pasando? – Le preguntó cuando hubieran caminado dos calles.

- Luego. Por ahora, camina, o no estaremos solos mucho tiempo. – Le respondió sin detenerse. Issei asintió, inseguro, y siguió el paso lento pero seguro de su interlocutor.

- Si no nos apresuramos... ¿quién podría aparecer?

- El mismo caído con más de los suyos o peor, los demonios. Preferiría lidiar con unos caídos con problemas de ego por su edad que con diablos con poderes de ego por su linaje. Esos son los peores. – Ciertamente, se dio cuenta Issei, su afilada lengua (metafóricamente, por suerte para su integridad psicológica) no parecía reparar mucho en quejarse sobre otros que le molestaran. – Pero si nos apresuramos no lidiaremos con nada de eso. Cuando menos, no por ahora.

El resto del trayecto pasó en silencio. Tras pasar varias calles más, llegaron a un pequeño edificio que Issei logró notar estaba cerca del centro de la ciudad y de la Academia Kuoh, la escuela a la que él asistía. Subieron sin demora unos pocos pisos y llegaron hasta una puerta común, como todas las demás. Apuntando brevemente la empuñadura del bastón hacia la cerradura y murmurando unas palabras en voz baja, la puerta se abrió y ambos pasaron adentro. El interior, encontró Issei, estaba bien iluminado, aunque parecía más bien el lugar donde una persona que apenas se pasa por casa viviría.

Apenas se cerró la puerta, además de ver Issei la formación por un segundo de un círculo mágico sobre esta, se escuchó lo que solo podría ser una discusión venir de una de las habitaciones. Aunque Issei no le molestaba (demasiadas cosas habían pasado ya como para que le preocupara), a su acompañante evidentemente que sí, ya que soltó un sonoro y molesto suspiro antes de menar la cabeza cansadamente.

- Mira a esos dos de nuevo. Siempre peleando. Menudo par de idiotas. – Murmuró antes de girarse hacia Issei – Seré breve con esto. No recordarás nada hasta algún tiempo, pero cuando lo hagas, ve al mismo parque donde nos encontramos. Encontrarás dentro de tu casillero de cambio de zapatos en la escuela un papel con algunas cosas que deberás traer contigo cuando eso pase. Hasta entonces.

Issei solo pudo ver, confundido, como el rubio levantaba la punta de su bastón hasta la altura de su cara, para luego recitar nuevamente unas palabras en voz baja y que apareciera otro círculo mágico. Eso fue lo único que logró ver antes de que todo se fuera a negro.

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5 días después...

El periodo del almuerzo había llegado. Era el segundo momento favorito del trío pervertido, quienes aprovechaban de descansar, compartir sus últimos hallazgos del mundo explícito no apto para menores de edad y, valga la redundancia, almorzar. Dicho momento, superado solo por aquel donde podían ver a las alumnas cambiándose, se acababa de ver empañado por un aviso que sonó por los parlantes de la escuela.

- Hyoudo Issei, venga a la sala del Consejo Estudiantil.

- ¿Q-qué?

- ¿Qué hiciste ahora, Issei? ¿Te descubrieron haciendo algo? ¿Algún nuevo punto de observación que no nos contaste? – Le increpó Motohama.

- Cómo si puediera guardarnos eso a nosotros. – Desestimo Matsuda, abriendo su almuerzo.

- Hyoudo Issei, venga a la sala del Consejo Estudiantil. – Se repitió, antes de apagarse.

- Pero en serio, ¿qué hiciste?

- N-nada, de verdad. –Respondió Issei, confundido. Sin embargo, se paró y se dirigió a la mencionada sala, obteniendo miradas acusatorias y satisfechas en su camino. Sabía que la población estudiantil lo odiaba en su mayor parte, ¿pero para que se alegraran por ser llamado sin motivo en medio del día?

Tal parece que sí había caído bajo.

Al llegar, tocó la puerta dos veces, tras lo cual recibió un "pase" del interior que le llevó a abrir la puerta. Allí, formados a un lado de la sala, se encontraban casi todos los miembros del Consejo Estudiantil, todos serios y rectos. Por el otro, aunque un poco más sueltos en presencia, estaban 2 de los miembros del Club de Ocultismo. Al final de la sala, de espaldas a la gran ventana que se encontraba al final de la habitación y por la cual entraba abundante luz por algún motivo, estaban Souna Shitori, la presidenta del Consejo Estudiantil, quien se encontraba sentada en el escritorio; Tsubaki Shinra, vicepresidenta, quien se encontraba parada junto a Souna; Rías Gremory, presidenta del Club de Ocultismo, sentada más atrás y a la izquierda de Souna; y Akeno Hmejima, vicepresidenta del club de Ocultismo, quien estaba parada a la izquierda de Rías. Al igual que sus miembros, las dos líderes del Consejo Estudiantil estaban serios, mientras que Gremory e Himejima estaban con una pequeña sonrisa cada una.

Issei no pudo evitar sentirse ante un interrogatorio.

- ¿M-me mandó a llamar, Shitori-kaichou? – Preguntó, no pudiendo evitar tartamudear.

- Así es. – Su respuesta fue fría y cortante, lo que alarmó aún más a Issei – Nos gustaría que respondieras unas preguntas, si no te importa.

Olviden lo de interrogatorio, esto era una ejecución pública.

- C-claro, no hay problema.

- Toma asiento, por favor. – Souna indicó una silla frente al escritorio, o suficientemente cerca de este para indicar que era una conversación con quien estaba atrás de este, pero lo suficientemente lejos para indicar que estaba hablando con toda la sala. Conveniente para la ejecución pública de su imagen que seguramente preparaban, cosa de poder por fin echarlo. Sin mayores palabras, tomó asiento y se resignó a lo que viniera.

- ¿Qué sucedió con Yuuma Amano? – Fue la primera pregunta, directa, hecha por Rías. Aunque Issei podía entender que hablaban de alguna chica (probablemente que sufrió algún abuso sexual), el nombre no evocaba nada para él.

- ¿Quién?

- Yuuma Amano, tu novia. – Issei echó una corta risa de lástima, cosa que motivó que Ría levantara una ceja - ¿Qué es tan gracioso?

- Las bromas deben ser buenas, Gremory-sempai. ¿Yo con novia? Aunque vaya a ser el rey del harem en el futuro... - Se lamentó decir eso ante la idea de que sufriría si grababan sus palabras hacia Souna - ...aún estoy lejos de eso, por lo que el yo tener una novia ahora mismo no es más que un mal chiste.

La mirada de desaprobación de Souna no se hizo notar, aunque apenas variara de la normal. Por su parte, Rías solo dio una mirada de confusión. ¿Tan mal había sido su respuesta?

- Vayamos por otra parte. – Indicó Souna, volviendo a su mirada de hielo normal - ¿Qué hiciste el domingo entre el mediodía y la noche?

- ¿El domingo? – Issei se dio unos segundos para evocar sus recuerdos de aquel día – Nada en específico. Algunas tareas, videojuegos, novelas ligeras, y... - Su mirada se volvió lasciva, corrigiéndola ante el recuerdo de donde estaba - ...y algunos juegos con material visual explícito. – Anunció. Casi lo arruinaba.

La ceja de Souna se levantó - ¿Eso es todo?

- Si.

- ¿Y si nos dejas de mentir, Hyoudo-kun? – El tono de Rías había perdido cualquier calidez anterior, pese a que seguía con la pequeña sonrisa. Sin embargo, una nube pasando por el sol lanzó sombras sobre la habitación, provocando que el gesto se viera terrorífico. Issei pudo haber jurado que vio aparecer sombras de alas de murciélago junto con la sombra de algunos presentes en la sala.

- ¡N-no estoy mintiendo! ¡Lo juro!

Souna se veía como si fuera a decir algo, pero una corta mirada al costado trasero de la sala la hizo parece cambiar de opinión.

- Bien, eso era todo. Puedes retirarte, Hyoudo, y espero que no vayas comentando esta entrevista con alguien o cometiendo perversidades. Buenos días.

Issei no perdió el tiempo para salir de allí. Quedaban pocos minutos del almuerzo, y si sus amigos se había comido su comida (que era lo más probable), tendría que luchar para conseguir alguno de los últimos alimentos que quedarían en la cafetería.

No notó la mirada acomplejada de Rías o la seria de Souna cuando salió.

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- ¿Qué opinas, Sona? – Preguntó Rías apenas Issei hubiese salido – Es tan común que es convincente, y sus expresiones lo acompañan. Aun así...

- Lo sé. Podría haber sido una excusa cualquiera, para evitar decir lo que sabe. Por eso hice que mi nobleza revisara sus recuerdos mientras estábamos hablando. – Contestó Sona Sitri, verdadero nombre de Souna Shitori.

- ¿Y?

- Nada. Lo que dice es auténtico. Sus recuerdos dicen lo mismo que él, y no hay ningún blanco sospechoso en su memoria. – Anunció uno de los miembros del Consejo Estudiantil – Tampoco hay una tapadura de magia, o rastros de que se le hayan alterado los recuerdos.

- Así que tampoco él recuerda algo... ¿se habrán equivocado los caídos y lo habrán dejado ir? – Se preguntó Rías.

- Tal vez hayan pensado eso. Después de todo, ya han matado a varios, por lo que si fuera uno de ellos simplemente lo matarían. – Analizó Sona.

- Tal vez no lo hayan considerado una amenaza y lo dejaron vivir.

- Cualquiera de esos dos casos es malo para ti, Rías. Recuérdalo. Se te acaba el tiempo.

- Lo sé, Sona, lo sé.

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Esa tarde...

La hora de salida. Issei estaba guardando sus útiles, cuando notó algo brillante bajo su muñeca que no había estado allí un segundo antes. Sentándose de nuevo, se arremangó un poco y analizó la ocurrencia. Parecía ser un tatuaje de esos que venían con los chicles o helados, aunque no recordara hacerse uno, que brillaba con un extraño color azul claro. Tenía parecido a los círculos mágicos de las novelas ligeras que leía usualmente. Tampoco recordaba haberlo visto más temprano ese mismo día. Era como si simplemente hubiera aparecido y ya, de un momento para otros. Curioso, lo tocó suavemente con la punta de uno de sus dedos.

Recuerdos que no sabía que tenía le inundaron la mente. Afirmándose de su mesa, procesó todas aquellas memorias del pasado domingo, que le llegaron a su cabeza como un tsunami llega a la costa. Y luego recordó las palabras de aquel rubio que había aparecido en último momento.

"No recordarás nada hasta algún tiempo, pero cuando lo hagas, ve al mismo parque donde nos encontramos. Encontrarás dentro de tu casillero de cambio de zapatos en la escuela un papel con algunas cosas que deberás traer contigo cuando eso pase. Hasta entonces."

Parándose rápidamente, tomó sus cosas y se dirigió a la salida de la escuela. Abriendo rápidamente su casillero de zapatos, se los cambió mientras guardaba disimuladamente el trozo de papel. Aceleradamente, salió de las murallas de la escuela y abrió el papel para leerlo rápidamente. La lista era básicamente traer un teléfono y un cuaderno con un lápiz. Tenía ambas cosas con él. Aun con el bolso de la escuela, llegó trotando al parque donde todo lo raro en su vida había comenzado. Y allí, esperando mientas leía un libro, estaba aquel rubio de la otra vez.

- Veo que has llegado. Bien. Sígueme. – Y junto con cerrar su libro, se paró del banco y salió de allí.

Issei, con dudas y determinación, lo siguió.

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El rubio se dirigió a la misma casa de la vez anterior. Repitiendo el proceso, abrió la puerta y dejó pasar a Issei. Este pudo ver nuevamente el círculo mágico aparecer en la puerta por un momento cuando esta se cerró. Luego el rubio lo condujo adentro, y pidiéndole que tomara asiento en un sofá, procedió a ofrecerle un té para luego sentarse al frente, su propia taza humeante frente a él.

- Ahora... sé que seguramente tendrás muchas preguntas, pero apuesto que ya has comenzado a deducir tú mismo algunas de ellas, como que la magia es real y que existen los ángeles caídos, y por defecto, los ángeles. – Comenzó a hablar, cosa a lo que Issei asintió, inseguro – Comenzaré por presentarme. Soy Frederick Bradley. 24 años. Otra información tendrá que esperar hasta más adelante. Lo que te diré ahora debería responder la mayoría de tus preguntas, pero te daré la versión resumida. – Se trajo la tetera hasta la mesa – Puede que desees rellenar tu taza durante la explicación. Comencemos por tu introducción.

- Hyoudo Issei, 17 años. Segundo año en la Academia Kuoh.

- Bien, Issei... no te importa que te llame así, ¿verdad? – Issei, asumiendo la procedencia extranjera de su interlocutor, negó con la cabeza – Como decía, Issei, comprenderás a partir de ahora que una parte de lo que sabías hasta ahora no es tal como la imaginabas. Seguramente has pensado que el mundo, pese a todo lo que sucede en el y toda la gente que practica ocultismo, además de los afamados sucesos paranormales, eran solo ocurrencias sin explicación y que el mundo es, al fin y al cabo, un lugar racional, donde los datos son lo que domina todo. No creas que estas mal, es la impresión que da cuando vives en este mundo. En una sociedad como la japonesa, sobre todo, donde el esfuerzo y la dedicación son importantes, debe verse de cierta forma así.

Issei solo afirmar con la cabeza, inseguro. Era verdad el que, tras un tiempo, incluso dudó fuertemente de sus sueños de harem, producto de la racionalidad de todo a su alrededor. Era algo sofocante, pero que no paraba de llevarlo consigo porque era lo normal de su mundo.

- Lo que te contaré ahora podría alterar algo de esa percepción que tienes... por favor, bebe té y permanece en silencio hasta que haya terminado. Ah, y siéntete libre de rellenar tu taza con té cada vez que quieras, no hay problema. Como todo buen británico, debo estar bien surtido de té en mi hogar. – Issei no negó el estamento, centrándose en medir la temperatura de su bebestible antes de acomodarse ante lo que, correctamente, predijo sería una larga charla.

Durante los siguientes minutos, Frederick procedió a explicarle a Issei sobre el mundo sobrenatural. Cosa que, por decir lo menos, lo sorprendió, lo sorprendió y, finalmente, terminó por aturdirlo. ¿Quién diría que existen los ángeles, los caídos, los demonios, los nórdicos y los Shinto? Pero eso no era todo, pues muchas otras criaturas y folklores existían o existieron también. Eso provocó que Issei tuviera un ligero temor respecto a lo que se hablaba. La escala, aunque no terminaba de comprenderla, lo abrumaba de sobremanera.

- ¿Has entendido todo hasta ahora? Comprendo que puede ser un poco difícil de asimilar a la primera, sobre todo con gente de culturas cerradas o lógicas. – Preguntó el rubio, tomando un largo sorbo de su taza.

- S-supongo... es mucho, aunque puedo hacerme la idea general de lo que dices.

- Como deberás haber deducido, todo esto es secreto. La gente común y corriente no sabe de estas cosas, por razones obvias. Pero suficiente de eso. Ahora, a lo que nos interesa. Como dije durante mi explicación, y habrás deducido tú mismo, los humanos han aprendido magia a lo largo del tiempo, como método para defenderse de los seres sobrenaturales o como forma de facilitar su vida. Yo pertenezco a una de esas organizaciones mágicas de humanos. Nos diferenciamos por nuestro estilo de magia, pero eso va después. Esta, es la parte que debe interesarte.

Issei se inclinó hacia su interlocutor, gesticulando que siguiera hablando.

- El Dios Bíblico, llamado Elohim por algunos, creó unas armas para los humanos, para que pudieran defenderse de los seres sobrenaturales. Estas armas son llamadas [Sacred Gear], y hay 13 de ellas que son reconocidas como mucho más poderosas que sus contrapartes. Tú tienes una de ellas, la llamada y aclamada [Boosted Gear].

- ¿[Boosted Gear]?

- Una [Sacred Gear] que permite a su usuario duplicar su poder cada 10 segundos, aunque eso es variable. Lo que sí puedo decir, es que la clasificación [Longinus] no es un juego. Esta al nivel de poder matar a un dios. Dentro tiene sellado al dragón celestial [Ddraig], uno de los seres más poderosos jamás visto.

- ¡¿E-en serio?! ¡Eso es increíble! ¿Cómo lo desbloqueo? ¡Puedo hacerme muy poderoso con eso! Y el poder atrae chicas. Muchas chicas. Jejejejejeje...

- No, Issei. Detente un poco. Piénsalo más detenidamente.

- ¿Pensar qué? Tengo algo que me ayuda a duplicar mi poder hasta que yo quiera, me puede hacer poderoso, puedo patear traseros con él... ¿cuál es el problema?

- El problema, Issei, es que tú no sabes que tan poderoso es un [Dios]. No podrías saberlo. Están a una escala simplemente muy superior, uno no puede saberlo a menos que se enfrente a uno directamente. Lo que tienes tú es un arma capaz de matarlos, solo si es que tu propio cuerpo y poder te lo permiten. No es una forma fácil de tener mujeres, es un arma capaz de destruir seres de poder inimaginable y nivelar al suelo continentes enteros. Lo que tienes dentro tuyo no es un juguete para exhibirlo cuando se te dé la gana, Issei, es una herramienta capaz de duplicar lo que sea en este mundo, y eso puede ser peligroso. Requiere, si es que se desbloquea, entrenamiento para alcanzar todo su potencial, y aun así solo lo hará de la forma adecuada para el usuario. ¿Logras entender ahora la implicancia de esto?

Issei permaneció en silencio.

- Entiendo que puedo haber sido algo amenazante en mi manera de hablar, pero...

- No, está bien. Entiendo perfectamente. – La memoria de Yuuma, ahora Raynare, apareció vívidamente en la mente del castaño – Supongo que podría unirme a ustedes... aunque tendrían que explicarme todo lo que viene detrás. No quiero ser una carga...

- ¿Tiene que ver con el ángel caído que se hizo tu novia para poder matarte?

- ¿Cómo lo sabes?

- Intuición y estudio. A medida que te vayamos entrenando y explicando, si es que aceptas unirte a nosotros, claro está, verás que aquí valoramos mucho el conocimiento.

- Pues perdona, pero mis notas no son muy altas que digamos.

- No nos interesa eso, sino que el conocimiento general. Verás, déjame que te dé una pequeña lección de historia.

- Cuando Merlín, y sí, existió, inventó el actual sistema de magia que utilizan muchos magos alrededor del mundo. Esa magia se denomina "Magia Occidental". Por otra parte, los magos de otros lugares del mundo, más concretamente de por esta zona, utilizan una magia proveniente de la brujería, y se le conoce como "Magia Oriental". Estas dos eran las principales escuelas de magia en el sentido de que, en cuanto a forma y uso, eran enseñadas. Pero surgió un problema. Verás, Issei, cuando se creó la Magia Occidental, esta estaba basada en la magia demoniaca, que utiliza la imaginación como fuente de su poder. Los humanos no tienen tanta imaginación ni poder como los demonios, cosa que fue algo contrarrestada por el uso de los famosos círculos mágicos, que les permitían a los magos usar cálculos o ecuaciones para sus hechizos. Algunos ni siquiera eran matemáticos. El principio básico era "si hago esto", que se refiere al hechizo con base en el círculo, "pasa esto", que es el efecto que se desea. Un principio básico de las matemáticas y otras ciencias que trabajan con los datos llamados duros. ¿Sabes cuál fue el problema?

Issei negó con la cabeza, confundido, sin saber cuál podría ser. Hasta tal punto, todo se veía bien para los humanos (se sentía raro diciéndolo así, sabiendo solo hasta hace poco que existían otras especies inteligentes).

- No podía evolucionar. El sistema fue diseñado impecablemente, es verdad, pero dejaba mucho a la imaginación, la voluntad, y la cantidad de magia usada. Eso evitó el potencial que el avance del tiempo, y los descubrimientos y avances que trajo, muchos de ellos impensados o considerados herejías en aquella época, pudieran ser aprovechados. Pero los líderes de la magia humana eran muy cerrados de mente para intentar los cambios, o no les interesaba, o vete tú a saber qué excusa usaron. Las razones son varias, pero pocos o nadie se interesaron en hacer algo. Las escuelas de magia, con sus métodos de enseñanza y magia, fueron quedando atrás. Es por eso que se fundó una nueva escuela de magia, aunque subterránea, que se expandió lenta pero seguramente, utilizando los conocimientos científicos que se iban desbloqueando. De esa forma, se creó un nuevo tipo de magia.

- ¿Cuál?

- La "Magia Contemporánea". Esa es la escuela a la que pertenezco yo, y créeme cuando te digo, es de lejos la más eficaz de todas

Frederick hizo un guiño a Issei de que lo siguiera, y ambos fueron al interior del departamento dejando las tazas, la tetera y las cosas de Issei en la sala de estar. A mitad de camino, sin embargo, el alrededor de Issei cambio, y de repente ya no estaba en un oscuro pasillo en un pequeño departamento de Kuoh, sino que en el costado de un pasillo de lo que parecía un edificio moderno donde, a juzgar por la posición del sol y la luz entrante, era de mañana, y en donde aparecían y desaparecían personas sin previo aviso.

¿Qué había pasado?

- Para ayudarte a decidirte si unírtenos, Issei, permíteme que te introduzca. – Dijo Frederick, dándose media vuelta para encarar al castaño a la vez que algunas personas pasaban el centro del pasillo, algunas prestándoles atención mientras que otras no – Bienvenido a la Base Principal de nuestro grupo, la [Organización]. – Dijo el rubio, a la vez que extendía su brazo derecho para abarcar parte de la construcción.

Issei solo pudo observar, atónito, el lugar totalmente nuevo para él. Incluso podría jurar que era de arquitectura clásica pero de configuración moderna, una conclusión a la que no sabía como diablos llegó. Sin perder tiempo, Frederick lo tomó del brazo y lo arrastró al centro del pasillo, para luego guiarlo (tras recuperarse el castaño) por el laberinto de pasillos (o así le pareció al japonés) hasta llegar a una parte de la edificación que eran pasillos con una aparente infinidad de puertas que, a juzgar por unos vistazos mientras se movían por las escaleras del lugar, se repetían en los pasillos superiores e inferiores.

- "¿Cuántos pisos tiene esto?" – Pensó fugazmente el castaño.

Caminando siempre, llegaron a una puerta que poco se diferenciaba de las demás (en realidad, lo único diferente era el número). Frederick tocó dos veces y, tras no recibir respuesta, abrió simplemente y entró, señalándole a Issei que lo siguiera.

El interior era más bien una sala de estar en la cuál había algunas cosas que hacer, pero se notaba que era más bien un lugar para pasar el tiempo. Issei observó como Frederick inspeccionaba todo con la mirada antes de dirigirse a él.

- Esta es la habitación de mi equipo. Todos los equipos tienen una similar, salvo los que administran ya que son más por grupo. Sentémonos, aun queda mucho de que hablar. – Indicó. Issei se sentó en un asiento de escritorio que daba vueltas, lo que le permitió distraerse un poco antes de volver a enfocarse en el rubio. Este tenía una expresión pensativa, para luego fijarse en Issei y dejar que una sonrisa burlesca se colara en su rostro.

- Y dime, Issei... ¿te interesa saber que hicimos para ocultar tus recuerdos?

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