XV
-Narrador-
Issei salió ocultando su presencia entre todos, le era sencillo hacerlo. Tal vez, solo tal vez el profesor Dumbledore sería el único en darse cuenta de su ausencia. Simplemente no puede mirar, era doloroso y algo estaba tomando el control de sus acciones. Eran los celos
Iba caminando mientras pensaba. Era solo un beso ¿Fue solo un beso? Si lo era ¿cómo era que todo terminó así? Se sentía enfermo, todo estaba dando vueltas en su cabeza.
Hermione llegó a significar mucho para él en poco tiempo, le ayudó a entender un poco el mundo mágico y a estudiar, pasaba mucho tiempo con ella y los sentimientos que desarrolló por ella crecían a cada momento que estaba con ella.
Había hecho su camino hasta el lago negro en silencio, se sentó en uno de los troncos que estaban cercas de la orilla del lago, tomó unas cuantas piedras y comenzó a lanzarlas. No sabía qué hacer, antes no había tenido este tipo de problemas, bueno... tal vez que te asesinen debe contar como un problema de pareja.
Algo lo sacó de sus pensamientos, la presencia de alguien a quien no esperaba. Issei pudo ver por el reflejo del agua, como Fleur estaba parada detrás de él. Forzó una sonrisa.
—Hasta que te encuentro.
—Hola Fleur, lamento mucho lo que pasó —dijo Issei, un tanto decaído pero sonriendo.
—No fue tu culpa —dijo Fleur, sentándose a un lado de Issei—. ¿Cómo fue que saliste sin que nadie se diera cuenta? me tomo un tiempo encontrarte.
—Es un talento que tengo —Issei dijo mientras veía al cielo—. Siento que fue mi culpa, no debí actuar de ese modo.
—Oui, y ella no debió aceptar la invitación de otra persona si quería venir contigo —dijo Fleur, colocando una mano en la espalda de Issei.
—No se que decir —dijo Issei, pensando un poco—. Yo solo acepte tu invitación para intentar darle celos.
—Eres un patán —dijo Fleur, un poco insultada—. Dime una cosa ¿Como fue el resultado?
—Mal, muy mal —dijo Issei, casi soltando una pequeña carcajada—. Todo me da vueltas y me siento enfermo.
—Se llaman celos, es común el sentir celos—dijo Fleur, para después reír un poco.
—¿Crees que pueda arreglar las cosas con ella?
—No lo sé, puede llevarse algo de tiempo —respondió la chica francesa.
—Me siento apenado por todo —dijo Issei, lanzando una roca al barco de Durmstrang, rompiendo una ventana—. ¿Podrías perdonarme? arruine tu noche.
—Te perdono solo por que fuiste una excelente pareja de baile, y eres un chico muy interesante.
—No se que responder a eso —dijo Issei, poniéndose de pie—. No quiero regresar al baile... ¿Te parece si damos un paseo por los terrenos del castillo?
Issei le ofreció su mano a Fleur:
—Sería encantador, esta noche la luna está hermosa —dijo Fleur, tomando la mano de Issei.
—Oh, una cosa antes empezar.
—¿de que se trata? —pregunto Issei, con curiosidad.
—Esto...
Fleur puso de manera gentil una mano en una de las mejillas de Issei, y de un momento a otro lo estaba besando. Issei correspondió sin dudar.
—Estoy lista.
Los dos jóvenes se fueron del lugar, mientras escuchaban algunos gritos que venían desde el barco de Durmstrang.
...
Issei y Fleur dieron un paseo a la luz de la luna por los terrenos del castillo. La risa de Fleur era linda, era como escuchar a una cantante de la más alta categoría, le subía el ánimo poder escucharla.
La sonrisa de Issei era algo que hacía que Fleur se sonrojara, cada momento que ella pasaba con el castaño era divertido, ella notaba lo atento que es y lo mucho que se esforzaba para hacer que disfrutara al máximo la noche. Ella se había quitado sus zapatillas para sentir el agua fría del lago negro, le ofreció una mano a Issei, el castaño la tomo.
Iniciaron una caminata lenta que poco a poco se convirtió en una pequeña carrera, aún estaba tomados de las manos. De pronto Fleur tropezó e Issei la tomo por la cintura evitando que cayera a las frías aguas del lago. Se vieron el uno al otro por unos segundos y se rieron un poco de lo que estaba pasando, de la nada Issei la comenzó a guiar lejos del lago.
Llegaron al camino colina abajo cerca de la cabaña de Hagrid, a medio camino para bajar Issei se alejó un poco y se acostó en la nieve para observar el cielo, Fleur hizo lo mismo.
—debo darte las gracias —dijo Issei en un tono calmado de voz.
—No, no debes —respondió Fleur con un tono igual de calmado.
—¿Qué harás cuando termine el torneo? —pregunto Issei con curiosidad.
—Volver a francia por supuesto, me gustaría buscar un trabajo en donde pueda mejorar mi inglés —respondió Fleur un poco pensativa —. ¿Por qué la pregunta?
—Me gustaría conocerte mejor, ser amigos —dijo Issei volviéndose hacia ella—. Ha sido una noche estupenda y todo gracias a ti.
—Me gustaría ser tu amiga, tal vez ser algo más —dijo ella acercándose al castaño—. Esta noche no fue solo gracias a mi, tu de igual manera fuiste un acompañante estupendo, sin mencionar que el más apuesto en todo el baile.
—vas hacer que me sonroje —dijo Issei, sonrojándose.
—fufufu —Fleur rió un poco.
Los dos se quedaron tumbados un rato en el pasto observando el cielo, dando forma a las nubes que estaban sobre ellos y sintiendo la fría brisa del invierno.
Antes de que diera la medianoche, Issei escoltó a Fleur al carruaje de Beauxbatons, una vez que estuvieron en la entrada, Fleur e Issei compartieron un abrazo. La rubia aprovechó para robarle otro beso a Issei, y entró.
...
Todos se levantaron tarde el 26 de diciembre. La sala común de Ravenclaw se encontraba más silenciosa de lo que había estado últimamente, y muchos bostezos salpicaba las desganadas conversaciones. Bueno, Issei madrugaba como era de costumbre.
Aunque hubiera paseado casi toda la noche con Fleur, e incluso haciendo unas pequeñas bromas a otros estudiantes. Los dos fueron los últimos alumnos en regresar a sus respectivos lugares de descanso.
El castaño estaba sentado en el único sofá individual en toda la sala común de Ravenclaw, leyendo el diario el profeta. Siempre iniciaba por la sección de política, seguido de la de deportes y al final, la primera plana. La llegada de Luna lo distrajo un momento del periódico.
—Eres malo, Issei —dijo Luna, abrazando un peluche —. Dijiste que regresarías temprano, pero no lo hiciste.
—Estuve algo ocupado —dijo el castaño, viendo a Luna.
—Pero tu eres mio, Issei —dijo Luna, subiéndose a su regazo—. Yo soy tu princesa, y tu mi principe. Pude haberte ayudado, pero no... Preferiste irte con la señorita perfecta.
Issei vio el puchero de Luna, era obvio que estaba celosa... Eso la hacía ver tierna.
—¿Como podrias ayudarme? —pregunto Issei, viendo a Luna ahora un poco sonrojada.
—Así...
Luna se abrazó al torso de Issei, y después lo beso. Issei no pudo negar que era un beso cargado de sentimientos muy puros.
—Te quiero mucho Issei —dijo Luna, después de separarse—. Me gustas mucho.
Luna estaba susurrando, Issei sintió que algo cálido se formaba en su pecho... ¿Estaba muriendo de ternura?
—Luna, si sigues de esa manera me matarás de ternura —dijo Issei, abrazando a la chica—. También te quiero, Luna.
—Ya lo sé —dijo ella, con una sonrisa.
—Ve a prepararte para tus clases, iremos a desayunar en cuanto termine de leer el periódico —dijo Issei, dándole un beso en la frente a la rubia.
—Sip— dijo ella, saltando del regazo de Issei, corriendo a los dormitorios.
Después de que Luna subiera, enseguida bajo Cho a la sala común. Ella se notaba un poco más dormida de lo usual, debía ser por el cansancio del baile.
—Días, Cho— dijo Issei, sonriendo.
—Días, Issei —dijo Cho, sentándose en el sofá de dos plazas.
Issei la vio durante unos segundos, pensó un poco lo que iba a decir.
—Cho, hay algo que necesito discutir contigo —dijo Issei, poniéndose un poco serio—. Es un asunto delicado, por esa razón no diré todo en este lugar... Ve a la biblioteca a la hora del almuerzo, Cedric y yo estaremos ahí.
—¿Sucede algo malo? —preguntó Cho, viendo a Issei.
—No puedo confirmar nada... no aquí —dijo Issei, serio—, pero puedo decir que la escuela está en peligro.
—Bien, nos vemos a la hora del almuerzo —dijo Cho, algo insegura.
—Bien, nos vemos después —dijo Issei, levantándose.
Luna había bajado lista para el día escolar y tomar un gran desayuno junto con su Issei.
...
Que Hermione haya tenido problemas la noche anterior, no significa que sus dos compañeros pasaran por lo mismo. Harry se divirtió mucho con Daphne antes de que saliera del baile para ir al baño, Ron estuvo mucho tiempo con Astoria bailando. Ron casi se desmaya por el cansancio que sentía por estar divirtiéndose con una Slytherin.
Para Harry, Ron y Hermione las cosas iban más o menos como siempre. Se levantaron un poco tarde para ir a clases por lo cual se saltaron el desayuno, pero no es como que Hermione quisiera ir de todos modos, no quería tener que encontrarse con Issei o con ella, por lo que se pusieron en camino a la clase de cuidado de criaturas mágicas.
En la clase se llevaron la sorpresa de que Hagrid no era quien impartía la clase, quien estaba encargado esta vez era la profesora Grubbly-Plank. Que era una bruja mucho menos agradable que el gran profesor.
El trío se preguntó qué había sido de Hagrid, hasta que un poco avanzada la clase, Malfoy le entregó la primera plana del diario el profeta a Harry, donde esta un articulo escrito por Rita Skeeter.
En el se informaba un poco de la plática que Harry escuchó mientras iba al baño la noche anterior. Hagrid era un medio gigante, la reportera lo mostraba como si fuera un mal profesor, un peligro inminente para los alumnos, que casualmente todos los que fueron entrevistados por ella fueron de Slytherin. Lo que Harry no entendía era ¿Cómo se enteró de eso? El recordaba como Hagrid dijo que le tenía prohibida la entrada a los terrenos de la escuela, y se estaba preocupando por lo que podría pasar su amigo.
Harry estuvo a punto de empezar una pelea con Malfoy, debido a los comentarios mal intencionados a Hagrid, pero la profesora los detuvo. De camino al castillo, Harry estaba charlando con Ron y Hermione.
—Ha sido una buena clase —dijo Hermione cuando entraron al gran comedor—. Yo no sabía ni la mitad de las cosas que la profesora Grubbly-Plank nos ha dicho sobre los unic...
—¡Mira esto!— la cortó Harry, y le puso bajo la nariz el artículo del profeta.
Hermione lo leyó con la boca abierta. Reaccionó exactamente igual que Ron.
—¿Cómo se ha podido enterar esa espantosa Skeeter? ¿Creén que se lo diría Hagrid?
—No —contestó Harry, que se abrió camino hasta la mesa de Gryffindor y se echó sobre una silla, furioso—. Ni siquiera nos lo dijo a nosotros. Supongo que le pondría de los nervios que Hagrid no quisiera decirle un montón de cosas negativas sobre mí, y se ha dedicado a hurgar para desquitarse con él.
—Tal vez lo oyó decírselo a Madame Maxime durante el baile —sugirió Hermione en voz baja.
—¡La habrías visto en el jardín! —objetó Ron, mirando a Harry—. Además, se supone que no puede volver a entrar en el colegio. Hagrid dijo que Dumbledore se lo había prohibido...
—A lo mejor tiene una capa invisible —dijo Harry, sirviéndose en el plato un cazo de guiso de pollo, con tanta furia contenida que lo salpicó por todas partes—. Es el tipo de cosas que haría, ¿no?: ocultarse entre los arbustos para espiar a la gente.
—¿Como tú, te refieres? —preguntó Hermione.
—¡yo no pretendía oír! —repuso Harry indignado—. ¡No quedó otro remedio! ¡El muy tonto, hablando sobre la giganta de su madre donde cualquiera podía oírlo!
—Tenemos que ir a verlo —dijo Ron—. Esta noche, después de Adivinación. Para decirle que queremos que vuelva... ¿Tú quieres que vuelva?—le preguntó a Hermione.
—Yo...
Hermione no terminó de decir lo que pretendía, porque vio como se acercaba Issei a la mesa de Gryffindor. El castaño venía serio, a comparación de su usal manera de ser, tenía un aire diferente.
—Días chicos —dijo Issei, sonriendo un momento—. Supongo que ya leyeron el profeta ¿no?
Hermione no respondió, estaba un molesta con el castaño por lo de anoche. Pero Harry y Ron asintieron con la cabeza, asiendo que Issei hiciera lo mismo.
—Ya veo, el próximo periodo lo tengo libre —dijo Issei, con un tono pensativo—. Iré a verlo después de pasar a la biblioteca.
—Nosotros iremos después de adivinación —dijo Harry, viendo a su figura de hermano mayor.
—Es estupendo, Hagrid es muy buena persona —dijo Issei, viendo al pelinegro—. Ya veré cómo lidiar con Rita Skeeter, ¿Creén que el mundo la extrañe?
Harry, Ron y Hermione se sorprendieron ante el repentino cambio en los ojos de Issei, que pasaron de un momento de avellana a verdes en menos de un segundo.
—Eh...
—Es broma, los veo después —dijo Issei, sonriendo de manera cálida—. Por cierto, Hermione... ¿Creés que podamos hablar?
—No, no lo creo —dijo la chica, respondiendo de manera tajante—. Estoy ocupada.
Issei sabía que se merecía eso, por lo que solo asintió. Antes de irse, le dejó una nota a Harry.
Harry:
Ven mañana por la mañana al baño de prefectos en el quinto piso, detrás de la cuarta puerta a la izquierda de la estatua de Boris el desconcertado. La contraseña es Pino fresco.
PD: Trae el huevo dorado.
Issei.
Con eso, el castaño se despidió de los chicos. Siendo ignorado por Hermione.
...
Madam Pince se encontraba sentada detrás de su escritorio, como muchos de sus días no pasaba nada interesante. Usualmente veía a Hermione y a un grupo de Ravenclaw, pero este día era diferente, algo le decía que el grupo con el estudiante Hyodo era algo para tenerlos vigilados.
El chico Hyodo entró un poco después de Cedric Diggory, que venía acompañado de Cho Chang. Chicos muy adorables e inteligentes, siempre ayudando en lo que pueden.
Issei tomó asiento frente a la pareja. Sacó su varita para hacer una serie de encantamientos para tener más privacidad, y para que los demás no los notarán, eso sin que se diera cuenta la bibliotecaria.
—Que onda —dijo Issei, sonriendo.
—Que onda —dijo Cedric, un poco animado.
—Hola, Issei —Saludó Cho, con una pequeña sonrisa.
—¿Para que nos pediste que vinieramos? —preguntó Cedric, mientras sacaba un pedazo de pergamino.
—Si, también me pregunto lo mismo —añadió Cho, viendo a Issei—. Por lo que me decías en la sala común, creí que era algo malo.
—¿Le contaste sobre eso?— preguntó Cedric viendo a Issei.
Issei negó con la cabeza.
—Solo le pedí que viniera —dijo Issei, un poco calmado—, pero debo advertirle sobre lo que está pasando.
—¿Qué está sucediendo? —Preguntó Cho, ante el ambiente de misterio entre los dos chicos.
—¿Le dices tú o le digo yo? —fue la pregunta de Issei mientras miraba a Cedric.
—Le digo yo— Dijo Cedric, tomando la mano de Cho—. Poco después de terminar la primera prueba, vi como el profesor "Moody" estaba sufriendo de algo, pero me escondí en el momento de que vi su ojo mágico caer al suelo. Fue en ese momento que ví que no era el ojoloco del que había escuchado, era diferente...
—De forma rápida —Issei interrumpió a Cedric—. Hay un infiltrado en el castillo, debemos hacer algo para prevenir que lastime a los estudiantes.
—¿El profesor Moody? —preguntó Cho, con sorpresa—. Enserio creen que puede ser un impostor...
—Parece que todo cuadra —dijo Cedric tomando la palabra—. Está ese artículo del profeta donde hablaron del ataque a su casa, ahora esta esto que vi aquella noche.
—No podemos evitar que tenga contacto con los alumnos, pero puedo tenerlo vigilado —dijo Issei con una mirada seria—. Con su ojo mágico debe ser un problema, pero me las arreglare.
—¿estás seguro? Eso será muy peligroso —dijo Cedric mientras tomaba una mano de Cho—. Puedo ayudarte.
—Si, puedes contar con nosotros —añadió Cho mirando a Issei—. Somos amigos, no vamos a dejarte esa carga a ti solo.
—Lo hago precisamente por eso, chicos —dijo Issei, puso una sonrisa en rostro—. Porque somos amigos, y quiero mantenerlos a salvo.
La pareja sonrió un poco ante las palabras de Issei, pero aun así no deseaban que cargara con todo sobre sus hombros. Siguieron hablando del tema un poco más, discutieron un poco sobre que la casa Hufflepuff era un blanco para el infiltrado, ya que lo único que observó fueron las túnicas del color de la casa.
—Por el momento esto debemos tomarlo con cuidado, eso no es duda—dijo Issei mientras se ponía de pie—. No debe enterarse el profesor Dumbledore, no queremos lo ponga alerta y se haga un escándalo.
—Ahora solo debemos acordar el momento en el que debemos echarle un ojo —dijo Cho mientras meditaba un poco—. Puedo hacerlo mientras estamos en clases y hacerle unas preguntas para notar los cambios.
—Yo lo vigilare la mayoría del tiempo —dijo Issei estirando un poco los brazos—. Mientras que Cedric vigilará que no tenga mucha fijación con los alumnos de sexto y séptimo.
—Eso está cubierto, tendré mucho cuidado con eso —dijo Cedric añadiendo los últimos toques.
Con eso todos afirmaron y después se despidieron.
...
Después de la cena de esa noche Harry, Ron y Hermione salieron del castillo y se fueron por los helados terrenos del colegio hacia la cabaña de Hagrid. Llamaron a la puerta, y la puerta fue respondida por Issei.
—Entren, estamos bebiendo chocolate caliente —dijo Issei, con una sonrisa.
Ron y Harry entraron sin dudar, pero Hermione solo le dio una mirada a Issei. El castaño salió de la cabaña, impidiéndole la entrada a Hermione.
—¿Podemos charlar un momento?
—No, no podemos —Hermione dijo un tanto enojada—. Quiero entrar, dejame en paz.
—Te ves linda cuando te enojas ¿lo sabías? —dijo issei mientras trataba de no reír. Hermione solo se enojo más.
—Me sorprende que estés como si nada —Hermione dijo mientras miraba a Issei, estaba enojada.
—Te equivocas.
—¿En serio? —dijo ella, era claro que no le creía—. No creo que sea verdad.
—Es enserio —respondió Issei mientras cerraba los ojos—. Se que mi comportamiento no fue el que hubiera querido, no quería admitir que estaba algo celoso.
—¿Celoso? creeme que no lo note —Hermione estaba perdiendo la paciencia, no quería ver a Issei en estos momentos.
—Solo quería ofrecer disculpas —dijo Issei con un tono irritado—. ¿Es necesario que te comportes así? Lo único malo que hice fue no pedirtelo a tiempo.
Issei estaba comenzando a sentirse enfadado, pero Hermione no era el objetivo de su ira. Era el mismo, lo demostraba mientras apretaba sus puños... Ella no lo notó, pero la mano de Issei estaba sangrando.-
Hermione solo lo miro durante unos segundos, para después pensar durante unos segundos. Issei no tenía la culpa de nada, si bien se comportó como un cretino, no tenía la culpa.
Él solo quería ir al baile con ella, ella sabía que Issei le pediría ir juntos pero, ¿Por qué aceptó ir con Viktor Krum? No sabía responder esa pregunta. Issei tenía todo su derecho de ir con quien quisiera, y cuando él aceptó ir con Fleur, se sintió celosa.
Antes de todo estaban teniendo una buena química, eran casi como si hubieran sido almas gemelas, hasta llegaron al punto en el que admitieron que sentían algo el uno al otro.
—Ya me voy —dijo Issei haciéndose a un lado—. Dile a Hagrid que lo siento mucho, y que iniciare con lo que tenemos planeado para este fin de semana.
—Yo... le diré, no te preocupes —dijo Hermione.
Issei sonrió un poco, era una sonrisa diferente a las demás. Se notaba que estaba un tanto desanimado.
—Hermione...
—¿Si? — Ella estaba apunto de entrar a la cabaña.
—Ten mucho cuidado.
Issei se dio la vuelta para irse. Hermione solo se quedó en la entrada de la cabaña, viendo el camino de Issei hacia el castillo.
...
A la mañana siguiente Harry tomó camino hacia el baño de los prefectos, estaba casi vació cuando entró y solo vio a Issei y Cedric.
Los dos estaban sentados algo cerca, charlando y riendo como si no hubiera de qué preocuparse. Notó que el huevo dorado que tenía Issei a un lado de su lugar... Se le hizo un poco extraño ver a Issei y Cedric, pero entró y los saludo.
—Hola chicos —dijo Harry, entrando al agua.
—Que onda Harry —Issei dijo mientras jugaba con un poco de las burbujas.
—Hola Harry —dijo Cedric mientras estaba enjabonando su cabello.
El chico se sentó en medio de los dos alumnos mayores, con el huevo de oro en sus manos.
—¿Que hacemos aquí? —preguntó Harry mientras se acomodaba de mejor manera.
—Estamos aquí para saber de qué tratará la segunda prueba —Issei dijo mientras dejaba salir un pequeño bostezo.
Harry miró a Issei como si buscara una señal de que estuviera mintiendo, se volvió hacia Cedric que estaba a su izquierda dándole un pulgar arriba, estaba mostrando su apoyo.
—¿Es enserio? —dijo Harry con un poco de duda—. ¿Me vas ayudar de nuevo? Pensé que deseabas ganar el torneo.
—No deseo hacerlo, Luna me obligó a entrar —Issei dijo mientras tomaba el huevo de oro—. Lo que quiero hacer es que termines con vida, no importa quien gane.
Harry sintió que se sonrojaba. Supo que el castaño estaba hablando seriamente y dio una sonrisa.
—¿que... que haces?
Issei pasó su brazo derecho sobre el cuello de Harry, acercandolo al para darle un abrazo.
—¿Que hago, preguntas? —decía Issei con una sonrisa—. Hago que mi hermanito tome un baño de burbujas.
Harry sintió calidez, protección de ese abrazo. El castaño estaba un poco al tanto de la situación de Harry, era una pena que tuviera años malos en la escuela, un lugar que se supone que era seguro.
—Oye Potter —Cedric llamó a Harry—, espero que podamos ser buenos amigos.
—Yo también, Diggory— respondió Harry mientras miraba a Cedric.
—Si necesitas ayuda con algo que no logres entender, no dudes en venir conmigo —dijo Cedric, con una sonrisa—. Soy muy bueno en pociones, siempre limpio el desastre de Issei.
—¡oye, niño bonito! —Issei fingió estar ofendido—. No me dejes en ridículo frente a mi hermanito.
—Gracias... lo tendré en cuenta —Harry respondió con una pequeña sonrisa.
Issei soltó a Harry para lanzarle algo de agua a Cedric, quien hizo lo mismo. Ambos chicos luego sonrieron y comenzaron a lanzarle agua a Harry, mientras reían un poco. El pelinegro no perdió la oportunidad e hizo lo mismo, divirtiéndose con los dos chicos mayores. Ellos no sabían que estaba Myrtle observando cómo jugaban, tenía una enorme sonrisa en su rostro, hasta se le había olvidado molestar un poco a Harry.
Pasado un rato, Issei paro y tomo del hombro a Harry.
—Harry, vamos a sumergirnos —dijo Issei mientras soltaba al chico—. Tu también Cedric, necesitare tu ayuda para entender lo que pueda pasar.
—Anotado —dijo Cedric acercándose a los demás.
—Preparense, a la de tres —dijo Issei con una sonrisa confiada
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Los tres se sumergieron al mismo tiempo que Issei y Harry abrían los huevos de oro, el horrible sonido que emitían había cambiado y ahora se trataba de una hermosa voz cantando.
Donde nuestras voces suenan ven a buscarnos
Que sobre la tierra no se oyen nuestros cantos.
Y estas palabras medita mientras tanto
pues son importantes, ¡No sabes cuanto!
Nos hemos llevado lo que más valoras
y para encontrarlo tienes una hora
Pasado este tiempo ¡Negras perspectivas!
Demasiado tarde, ya no habrá salida
Cuando terminaron de escuchar el mensaje melodioso, los tres subieron para tomar aire mientras Cedric estaba poniendo un rostro pensativo. Issei se puso de pie, dejando caer su toalla, el sonido llamó la atención de Cedric e Issei, quienes se sonrojaron al ver a Issei.
—¿Por qué me ven así? —preguntaba Issei viendo a Cedric y Harry—. ¿por qué empezó hacer frío?
Myrtle que aún estaba escondida no pudo evitar sonreír cuando vio lo que ocurría, tres chicos guapos desnudos en el baño solos. Issei solo se sumergió de nuevo en las aguas para evitar que alguien más lo viera.
Durante unos cuantos minutos antes de que iniciaran las clases, discutieron un poco del mensaje ¿que significaba? Harry no podía entenderlo, pero Issei le puso una mano sobre su hombro y le dio una sonrisa.
...
Mañana de viernes, era el fin de semana donde los jóvenes tendrían su viaje a Hogsmeade.
El día de Hermione inicio relativamente bien, estaba arreglándose para bajar a desayunar e iniciar poco después las clases. Bajo por las escaleras del dormitorio hasta llegar a la sala común y se llevó la sorpresa de encontrar a Ron, sentado en el sofá de dos plazas luchando por quedarse despierto.
—¿Ron qué haces despierto a esta hora? —preguntaba ella un poco sorprendida.
Ron se sorprendió un poco por escuchar la voz de Hermione, el pelirrojo la vio durante unos segundos en lo que sus ojos se acostumbran a la luz.
—Días Hermione —dijo Ron un tanto adormilado —. Harry me hizo despertar más temprano, dijo que tenía algo que hacer y no iba a volver al dormitorio.
—¿te mencionó algo?
—Solo me dijo que iba probar algo con el huevo de oro —respondió Ron un poco más despierto.
Hermione sonrió un poco al escuchar que Harry no tardó mucho en intentar resolver el misterio que rodeaba al huevo que capturó de la primera prueba, se acercó a Ron y se sentó a su lado para charlar un poco. Ron le confesó a Hermione que estaba pensando en pasar más tiempo con Astoria, la chica había sido muy amable con él y contando unos cuantos chistes.
Hermione se sorprendió un poco al notar un ligero cambio en la actitud de Ron, se estaba comportando de una mejor manera que años anteriores ¿Ron estaría madurando? No podría decirlo con exactitud, pero era agradable ver que su amigo creciera y pareciera que estaba encontrando una amiga/interés amoroso.
—¡Eso es lindo, Ron! —decía Hermione alegre.
—Nunca pensé que eso ocurriría —dijo Ron con una ligera sonrisa —. Mamá se va a infartar cuando le cuente que me gustá una slytherin.
—Bueno, ese es el fin del torneo ¿lo sabes? —preguntaba Hermione.
—Si, tienes razón Hermione —dijo el pelirrojo con una pequeña sonrisa.
Ron y Hermione siguieron charlando un poco cambiando de tema de nuevo a Harry. Ella estaba un poco hambrienta así que decidieron bajar al gran comedor para poder tomar el desayuno y así ir a clases, era raro andar sin Harry por las mañanas.
Cuando llegaron al gran comedor notaron la usal pequeña multitud que siempre se estaba a las tempranas horas. Ron notó que Issei no estaba en la mesa de Ravenclaw, cosa que Hermione ignoro por su salud mental.
Ambos se fueron a sentar a desayunar y pocos minutos después las puertas se abrieron de nuevo de par en par. Aquellos que entraron llamaron la atención de todos los presentes: Harry Potter, Cedric Diggory e Issei Hyodo. Los chicos se veían sonrientes, abrazados por los hombros mientras reían ante cualquier cosa que les parecían graciosas. Se notaban húmedos, como si no hubieran secado su cabello de manera correcta.
Muchas chicas comenzaron a murmurar al ver que los chicos se dieron un abrazo que duró varios segundos para despedirse, Harry llegó a la mesa de Gryffindor para tomar asiento a un lado de Ron y quedando frente a Hermione.
—Hola chicos —Harry dijo mientras se servía el desayuno.
—Que onda Harry —dijo Ron, mientras ponía más tocino en su plato.
—¿Donde estabas Harry? —Hermione preguntaba mientras revisaba sus libros.
—Fui a descubrir la pista del huevo de oro ¿porque la pregunta?
—Es solo curiosidad —dijo ella un poco curiosa.
—Bueno, tomamos un baño en el baño para prefectos y ahí charlamos un poco —Harry comenzó a contar un poco de lo que pasó —, no creas que fueron muchas cosas, pero me contó que desde que mi nombre salió del cáliz de fuego su meta es protegerme. Me siento muy agradecido con él, siento que si tuviera un hermano mayor, quisiera que fuera como Issei.
Poco después se les unieron los gemelos, para molestar un poco a Harry.
—Harry Potter...
—Terror de los dragones
—Campeón de Gryffindor
—¿dinos qué cuentas?
—Pequeño Harry.
Harry rió un poco. Hermione dejo de prestar atención un poco, para ver de unos momentos la mesa de Ravenclaw. Issei estaba siendo abrazado desde la espalda por Luna, la chica había entrado poco después que los chicos al gran comedor. Luna se acerco y le dio un beso en la mejilla al castaño, haciendo que Hermione sintiera un poco más de enojo por alguna razón.
A los pocos minutos Fleur acompañada de su hermana menor entraron, seguidos de sus compañeros de Beauxbatons que se aproximaron a la mesa de Ravenclaw. Ella vio como las Veelas saludaban a Issei y Luna, Fleur tomó asiento a un lado del castaño, cerca, demasiado cerca.
Hermione no pudo ver más lo que ocurría y se levantó de la mesa después de que terminó su desayuno.
—Iré a la biblioteca —dijo ella con un tono sereno—, los vere en clases.
—Vale —dijo Ron.
—vale —de la misma manera respondió Harry.
El desayuno fue algo extraño por ver que Ron se comportará con modales, era como si los hubiera tenido escondidos. Ignorando lo que observó, Hermione pensó que podría encontrarse con Viktor en la biblioteca.
Al llegar ahí pudo ver que efectivamente se encontraba Viktor sentado, leyendo un libro. Ella se acercó por como lo hacía de costumbre, en silencio y sentándose frente a él con una sonrisa.
—Hola Her mione —dijo el búlgaro al ver a la chica.
—Hola Viktor —respondió Hermione con voz calmada—. ¿Qué leés?
—Trato de mejorrar mi inglés —Viktor decía mientras bajaba el libro—. es un libro literario, el señor de los anillos.
—Vaya ya he leído esos libros —dijo Hermione con emoción—. ¿Que te parecen?
—Bien, pero no puedo evitarr imaginarr que Gandalf es muy parecido a tu director —dijo Viktor, volviendo a leer.
—Yo también pienso lo mismo —respondió ella.
Hermione sacó sus libros, pergaminos y plumas e inicio a darle unos cuantos toques finales a los ensayos que tenían para entregar esté día. Krum hizo un poco de platica e hizo el intento de entender las cosas que le gustaban a Hermione, fuera de los libros.
...
Todos estaban felices al ver que Hagrid regreso a dar clases y mostraba criaturas más inofensivas, en esta clase Hagrid trajo un Kneazles para la clase y todos se vieron enternecidos por la apariencia de este en particular. Blanco en su totalidad con ojos azules, fue una clase que comparadas con las demás eran más seguras y Hagrid estaba respondiendo preguntas difíciles. Hasta dío a conocer un poco de la clasificaciones de las bestias mágicas que el ministerio maneja.
Pasadas las clases que compartía con Harry y Ron, Hermione se fue directo a la biblioteca para iniciar con los trabajos de Runas antiguas y Aritmancia. Cuando estaba sentada leyendo y apuntando algunas cosas, se dio cuenta que estaba por llegar el toque de queda, se apresuró a recoger sus pertenencias y regresar a los dormitorios.
Hasta que se topó con el profesor Moody, ella lo noto un poco extraño. Lo saludo y antes de irse pudo ver como empezaba a comportarse extraño.
—¿Se encuentra bien, profesor? —preguntó ella viendo al profesor.
—Estoy bien señorita Granger, solo necesito ir al baño —dijo él como una excusa.
Hermione solo asintió ante lo ordenado por el profesor, así que se fue a paso calmado hacia la torre de Gryffindor. Poco después escuchó un grito algo frustrado, se volvió un poco sobre sus pasos y miró por el corredor de donde provino el grito. Pudo ver un hombre en su totalidad diferente al profesor Moody, pero aun estaba usando sus ropas y tenía el ojo azul eléctrico en una de sus manos.
Hermione se fue a pasos apresurados, dando gracias a dios de que no pudieron verla. Algo malo estaba pasando en Hogwarts.
...
Al día siguiente todos se encontraban en las calles de Hogsmeade, corriendo las tiendas y vagando sin rumbo. Harry junto con Ron y Hermione entraron a las tres escobas, con la esperanza de poder tomar un buen tarro de cerveza de mantequilla, cuando entraron pudieron ver a Hagrid en la barra, charlando con uno de los otros profesores que funcionaban como chaperones de los alumnos.
Ahí Harry se dio cuenta de la presencia de Ludo Bagman que estaba sentado en una mesa charlando con unos Goblins que tenían muy mala pinta. El señor Bagman se le acercó para charlar un poco con él, tocaron unos pocos temas como el señor Crouch no aparecía y lo de la empleada Bertha Jorkins, hasta el ofrecimiento de ayuda para ganar el torneo, cosa que rechazo porque Issei era mejor opción para eso.
Hermione se sentía ansiosa, quería contarle a Harry lo que vio la noche pasada, pero con él ya tenía suficiente con lidiar con el torneo. ¿Que podría hacer ella? por el momento nada, no pondría más presión en Harry, para empeorar las cosas se toparon con la desagradable bruja Rita Skeeter.
—¿Qué, tratando de arruinar la vida de alguien más? —preguntó Harry en voz muy alta.
Algunos se volvieron a mirar. Al ver quién le hablaba, Rita Skeeter abrió mucho los ojos, escudados tras las gafas con incrustaciones.
—¡Harry! —dijo ella sonriendo—. ¡Que divino! ¿Por qué no te sientas con nos...?
Harry iba abrir la boca, Hermione vio como alguien se la tapaba con una mano y con la otra lo acercaba.
—¿Que te he dicho sobre hablar con extraños, Harry? —pregunto Issei, impidiendo que Harry hablara—. Siento mucho que mi hermanito haya hecho ese comentario, no es propio de él hacerlo.
—No te preocupes —dijo Rita, mostrando una sonrisa—. Estaba a punto de invitarle una bebida.
—No es necesario, vamos Harry cuidado de pisar un escarabajo.
Issei hizo que sus ojos se cambiaran a los verdes de su forma dragón, haciendo que Rita se asustara y saliera de prisa de las tres escobas. Hermione vio como el castaño despeinaba más a Harry, para después dejarlos solos y desaparecer de un momento a otro.
...
Harry se había olvidado de las palabras del huevo de oro, no era tiempo para pedirle ayuda a Issei o Cedric. Eso le pasaba por no prestar suficiente atención por estar divirtiéndose ahora con su hermano mayor, así que utilizando la capa invisible y el mapa del merodeador se aventuro rápido al baño de los prefectos... podría usar el baño normal, pero ese lugar le dejo una buena impresión. No tardo mucho tiempo en llegar porque el camino estaba despejado, entonces escucho el mensaje las veces que fueran para memorizarlo y así poder resolver la siguiente parte el solo, era suficiente con la ayuda de Issei y ahora deseaba demostrar sus capacidades.
Cuando estaba por salir en el oscuro corredor, Harry consultó el mapa del merodeador para comprobar que no había moros en la costa. No, las motas que correspondían a Filch y a la Señora Norris estaban quietas en la conserjería. Aparte de Peeves,que botaba en el piso de arriba por la sala de trofeos, parecía que no se movía nada más. Harry había ya emprendido el camino hacia la torre de Gryffindor cuando vio otra cosa en el mapa... algo evidentemente extraño.
No, Peeves no era lo único que se movía. Había una motita que iba de un lado a otro en una habitación situada en la esquina inferior izquierda: el despacho de Snape. Pero la mota no llevaba la inscripción «Severus Snape»,sino «Bartemius Crouch».
Harry miró la mota fijamente. Se suponía que el señor Crouch estaba demasiado enfermo para ir al trabajo o para asistir al baile de Navidad: ¿qué hacía entonces colándose en Hogwarts a la una de la madrugada? Harry observó atentamente los movimientos de la mota por el despacho, que se detenía aquí y allá...
Harry dudó, pensando... y luego lo venció la curiosidad. Dio media vuelta, y continuó andando en sentido contrario, hacia la escalera más cercana. Iba a ver qué se traía Crouch entre manos.
Bajó la escalera lo más silenciosamente que pudo, aunque algunos retratos volvían la cara con curiosidad cuando crepitaba alguna tabla del suelo,o hacia frufrú la tela del pijama. Avanzó muy despacio por el corredor del piso inferior, apartó a un lado un tapiz que había en la mitad del pasillo, y empezó a bajar por una escalera más estrecha, un atajo que lo dejaría dos pisos más abajo. Seguía mirando el mapa, reflexionando. La verdad era que no parecía propio del correcto y legalista señor Crouch meterse furtivamente en el despacho de otro a aquellas horas de la noche.
De pronto Harry se cayó. En su caída, el huevo de oro atravesó el tapiz que había al pie de la escalera, se abrió de golpe y comenzó a gemir estridentemente en el corredor de abajo. Harry sacó la varita e intentó alcanzar con ella el mapa del merodeador para borrar el contenido, pero estaba demasiado lejos para llegar hasta él.
Volviéndose a tapar con la capa, Harry escuchó atentamente, arrugando el entrecejo por el miedo. Casi de inmediato...
Filch pensó que Peeves estaba robando a los estudiantes por ver el huevo de oro que estaba en el suelo, siguió llamando a Peeves para hacerlo confesar sus crímenes mientras subía por las escaleras. Poco después Severus hizo acto de presencia y comenzó a charlar con Filch.
El celador estaba contándole lo que parecía una travesura de Peeves, pero Severus comentó que alguien había entrado a su despacho, era imposible para el poltergeist abrir el despacho del profesor de pociones. Severus le pidió ayuda al celador para buscar al intruso de que se había colado a la escuela, pero llegó ojoloco cojeando y apoyándose en su bastón.
Alastor y Snape discutieron un poco casi llegando a los gritos por parte del profesor Snape. El profesor de pociones por la poca evidencia que había deducido que Harry estaba por el lugar, Moody de inmediato comenzó a cuestionar las creencias de Snape, hasta que en un punto se fastidio de tanta charlatanería.
Harry le agradeció al profesor y charlaron un poco, hasta que Moody vio el mapa del merodeador y le hizo sutiles preguntas a Harry sobre el mapa, el chico no tuvo problemas en decirle que ocurría, hasta terminó prestando el mapa.
se despidieron y Harry se fue a dormir.
...
Para cumplir el encargo de Sirius de ser informado sobre cualquier cosa rara que ocurriera en Hogwarts, Harry le envió aquella noche una lechuza parda con una carta en la que le explicaba todo lo referente a la incursión del señor Crouch en el despacho de Snape y la conversación entre éste y Moody. Luego dedicó toda la atención al problema más apremiante que tenía a la vista: cómo sobrevivir bajo el agua durante una hora el día 24 de febrero
A Ron le parecía bien la idea de volver a utilizar el encantamiento convocador: Harry le había hablado de las escafandras, y Ron no veía ningún inconveniente a la idea de que Harry llamara una desde la ciudad muggle más próxima. Hermione le echó el plan por los suelos al señalar que, en el improbable caso de que Harry logrará desenvolverse con ella en el plazo de una hora, lo descalificarían con toda seguridad por quebrantar el Estatuto Internacional del Secreto de los Brujos: era demasiado pedir que ningún muggle viera la escafandra cruzando el aire en veloz vuelo hacia Hogwarts.
—Por supuesto, la solución ideal sería que te transformaras en un submarino o algo así —comentó ella—. ¡Si hubiéramos dado ya la transformación humana! pero no creo que empecemos a verla hasta sexto, y si uno no sabe muy bien cómo es la cosa, el resultado puede ser un desastre.
—Sí, ya. No me hace mucha gracia andar por ahí con un periscopio que me salga de la cabeza. A lo mejor, si atacara a alguien delante de Moody, él podría convertirme en uno...
Hermione se exalto un poco al escuchar el nombre del profesor, estaba haciendo lo posible para no llamar la atención y no quería alarmar a Harry.
—No. Además no creo que te diera a escoger en qué convertirte —respondió Hermione con seriedad—. No, creo que será mejor utilizar un encantamiento.
De forma que Harry, diciéndose que pronto habría acumulado bastantes sesiones de biblioteca para el resto de su vida, se volvió a enfrascar en polvorientos volúmenes, buscando algún embrujo que capacitará a un ser humano para sobrevivir sin oxígeno. Pero, a pesar de que él, Ron y Hermione investigaron durante los mediodías, las noches y los fines de semana, ya unque Harry solicitó a la profesora McGonagall un permiso para usar la Sección Prohibida, y hasta le pidió ayuda a la irritable señora Pince, que tenía aspecto de buitre, no encontraron nada en absoluto que capacitará a Harry para sumergirse una hora en el agua y vivir para contarlo.
Harry estaba empezando a sentir accesos de pánico, que ya le resultaban conocidos, y volvió a tener dificultad para concentrarse en las clases. El lago,que para Harry había sido siempre un elemento más de los terrenos del colegio, actuaba como un imán cada vez que en un aula se sentaba próximo a alguna ventana, y le atrapaba la mirada con su gran extensión de agua casi congelada de color gris hierro, cuyas profundidades oscuras y heladas empezaban a parecerle tan distantes como la luna.
Exactamente igual que había ocurrido antes de enfrentarse al colacuerno,el tiempo se puso a correr como si alguien hubiera embrujado los relojes paraque fueran más aprisa. Faltaba una semana para el 24 de febrero.
...
Quedaban dos días para la segunda prueba, Harry volvió a perder el apetito. Lo único bueno del desayuno del lunes fue el regreso de la lechuza parda que le había enviado a Sirius. Le arrancó el pergamino, lo desenrollo y vio la carta más corta que Sirius había escrito.
Envíame la lechuza de vuelta indicando la fecha de vuestro próximo permiso para ir a Hogsmeade.
Harry giró la hoja para ver si ponía algo más, pero estaba en blanco.
—Este fin de semana no, el siguiente —susurró Hermione, que había leído la nota por encima del hombro de Harry—. Toma, ten mi pluma y envíale otra vez la lechuza.
Harry anotó la fecha en el reverso de la carta de Sirius, la ató de nuevo a la pata de la lechuza parda y la vio remontar el vuelo. ¿Qué esperaba? ¿Algún consejo sobre cómo sobrevivir bajo el agua? Había estado tan obcecado con contarle a Sirius todo lo relativo a Snape y Moody que se había olvidado por completo de mencionar el enigma del huevo.
—¿Para qué querrá saber lo del próximo permiso para ir a Hogsmeade?— Preguntó Ron.
—No lo sé —dijo Harry desanimado. Se había esfumado la momentánea felicidad que lo había embargado al ver la lechuza—. Vamos, nos toca cuidado de criaturas mágicas.
Ya fuera porque Hagrid intentara compensarlos por los escregutos de cola explosiva, o porque sólo quedaran ya dos, o porque intentara demostrar que era capaz de hacer lo mismo que la profesora Grubbly-Plank, el caso es que desde su vuelta había proseguido las clases de ésta sobre los unicornios.Resultó que Hagrid sabía de unicornios tanto como de monstruos, aunque era evidente que encontraba decepcionante la carencia de colmillos venenosos
Aquel día había logrado capturar dos potrillos de unicornio, que, a diferencia de los unicornios adultos, eran de color dorado. Parvati y Lavender se quedaron extasiadas al verlos, e incluso Pansy Parkinson tuvo que hacer un gran esfuerzo para disimular lo mucho que le gustaban.
—Son más fáciles de ver que los adultos —explicaba Hagrid a la clase—.Cuando tienen unos dos años de edad se vuelven de color plateado, y a los cuatro les sale el cuerno. No se vuelven completamente blancos hasta que son plenamente adultos, más o menos a los siete años. De recién nacidos son más confiados... admiten incluso a los chicos. Vamos, acercaos un poco. Si quieren puedes acariciarlos... Denle unos terrones de azúcar de ésos.
La clase siguió sin que nada malo pasara, Hagrid ánimo a Harry. El chico no podía decepcionar a Hagrid ahora que le brindaba su apoyo más sincero.
Para la noche precedente a la segunda prueba, Harry se sintió como atrapado en una pesadilla. Se daba perfecta cuenta de que, aunque por algún milagro lograra hallar el encantamiento adecuado, le sería muy difícil aprendérselo durante la noche. ¿Cómo había podido dejar que pasara aquello? ¿Por qué no habría empezado antes a plantearse el enigma del huevo? ¿Por qué se había permitido distraerse en las clases? ¿Y si algún profesor hubiera mencionado en alguna ocasión cómo respirar en el agua?
Él, Ron y Hermione estaban en la biblioteca a la puesta del sol, pasando febrilmente página tras página de encantamientos, ocultos unos de otros por enormes pilas de libros amontonados en la mesa. El corazón le daba un vuelco a Harry cada vez que encontraba en una página la palabra «agua», pero casi siempre era algo así como: «Prepare un litro de agua, doscientos gramos de hojas de mandrágora cortadas en juliana y una salamandra...»
Harry siguió su búsqueda todo lo que pudo con ayuda de Ron y Hermione, pero Madame Pince cerro la biblioteca a las ocho en punto. Él tomó todos los libros que pudo y se los llevó a la sala común para seguir buscando una idea de cómo hacer para respirar una hora bajo el agua, hasta agarro su capa invisible y se fue a la biblioteca con esperanzas de encontrar algo, pero no tuvo resultado alguno durante todas las horas que se mantuvo despierto hasta que finalmente cayó dormido.
Sintiendo que estaba siendo golpeado, Harry abrió los ojos. Seguía en la biblioteca. La capa invisible se le había caído al dormirse, y la mejilla que tenía apoyada en el libro Donde hay una varita, hay una manera se le había pegado a la página. Se incorporó y se colocó bien las gafas, parpadeando ante la brillante luz del día.
—¡Harry Potter tiene que darse prisa! —chilló Dobby—. La segunda prueba comienza dentro de diez minutos, y Harry Potter...
—¿Diez minutos? —repitió Harry con voz ronca—. ¿Diez... diez minutos?
Miró su reloj. Dobby tenía razón: eran las nueve y veinte. Un enorme peso muerto le cayó del pecho al estómago.
—¡Aprisa, Harry Potter! —lo apremió Dobby, tirándole de la manga—. ¡Se supone que tiene que bajar al lago con los otros campeones, señor!
—Es demasiado tarde, Dobby —dijo Harry desesperanzado—. No puedo afrontar la prueba, porque no sé como...
—¡Harry Potter afrontará la prueba! —exclamó el elfo con su aguda vocecita—. Dobby sabía que Harry no había encontrado el libro adecuado, así que Dobby lo ha hecho por él.
—¿Qué? Pero tú no sabes en qué consiste la segunda prueba.
—¡Claro que Dobby lo sabe, señor! Harry Potter tiene que entrar en el lago,buscar su prenda...
—¿Buscar mi qué?
—... y liberarla de las sirenas y los tritones.
—¿Qué quiere decir «prenda»?
—Su prenda, señor, su prenda. ¡La prenda que le dio este jersey a Dobby!
Dobby tiraba del encogido jersey de color rojo oscuro que llevaba en cima de los pantalones cortos.
—¿Qué? —dijo Harry con un hilo de voz—. ¿Tienen... tienen a Ron?
—¡Lo que Harry Potter más puede valorar, señor! —chilló Dobby—. Y pasada una hora...
—«... ¡negras perspectivas!» —recitó Harry, mirando horrorizado al elfo—;«demasiado tarde, ya no habrá salida...» ¿Qué tengo que hacer, Dobby?
—¡Tiene que comerse esto, señor! —dijo el elfo, y, metiéndose la mano en el bolsillo de los pantalones, sacó una bola de algo que parecían viscosas colas de rata de color gris verdoso—. Justo antes de entrar en el lago, señor:¡branquialgas!
—¿Para qué? —preguntó Harry, mirando las branquialgas.
—¡Gracias a ellas, Harry Potter podrá respirar bajo el agua, señor!
—Dobby —le dijo Harry frenético—, escucha... ¿estás seguro de eso?
No era fácil olvidar que la última vez que Dobby había intentado ayudar lo había acabado sin huesos en el brazo derecho.
—¡Dobby está completamente seguro, señor! —contestó el elfo muy serio—. Dobby oye cosas, señor. Es un elfo doméstico, y recorre el castillo encendiendo chimeneas y fregando suelos. Dobby oyó a la profesora McGonagall y al profesor Moody en la sala de profesores, hablando sobre la próxima prueba... ¡Dobby no puede permitir que Harry Potter pierda su prenda!
Las dudas de Harry quedaron despejadas. Poniéndose en pie de un salto,se quitó la capa invisible, la guardó en la mochila, cogió las branquialgas y se las metió en el bolsillo, y luego salió a toda velocidad de la biblioteca, con Dobby pisándole los talones.
—¡Dobby tiene que volver a las cocinas, señor! —chilló Dobby al entrar en el corredor—. Si no, se darán cuenta de que no está. ¡Buena suerte, Harry Potter, señor, buena suerte!
—¡Hasta luego, Dobby! —gritó Harry, que echó a correr lo más aprisa que podía por el corredor, y luego bajó los peldaños de la escalera de tres en tres.
En el vestíbulo se encontró con algunos rezagados que dejaban el Gran Comedor después de desayunar y, traspasando las puertas de roble, se dirigían al lago para contemplar la segunda prueba. Se quedaron mirando a Harry, que pasó a su lado como una flecha, arrollando a Colin y Dennis Creevey al sortear de un salto la breve escalinata de piedra, para luego salir al frío y claro exterior.
Las gradas, llenas a rebosar, se reflejaban en el agua. El eco de la algarabía de la emocionada multitud se propagaba de forma extraña por la superficie del agua y llegaba hasta la orilla por la que Harry corría a toda velocidad hacia el tribunal, que estaba sentado en el borde del lago a una mesa cubierta con tela rosada. Issei, Fleur y Krum se hallaban junto a la mesa, y lo observaban acercarse... Fleur estaba abrazada del brazo izquierdo de Issei.
—Estoy... aquí... —dijo sin aliento Harry, que patinó en el barro al tratar de frenar en seco.
—¿Dónde estabas?— inquirió una voz severa y autoritaria—. ¡La prueba está a punto de dar comienzo!
Miró hacía el lugar del que provenía la voz. Era Percy Weasley, sentado a la mesa del tribunal. Nuevamente faltaba el señor Crouch.
—Pensé que no ibas a llegar —dijo Issei con una sonrisa—. Parece que te acabas de levantar.
—No molestes al chico —dijo Fleur después de soltar a Issei—. Les deseo suerte.
Ludo Bagman salió de la mesa y saludo a todos los campeones, en especial a Harry y después hizo uso de Sonorus para hacer retumbar su voz por todos lados.
—Bien, todos los campeones están listos para la segunda prueba, que comenzará cuando suene el silbato. Disponen exactamente de una hora para recuperar lo que se les ha quitado. Así que, cuando cuente tres: uno... dos...¡tres!
El silbato sonó en el aire frío y calmado. Las tribunas se convirtieron en un hervidero de gritos y aplausos. Sin pararse a mirar lo que hacían los otros campeones, Harry se quitó zapatos y calcetines, sacó del bolsillo el puñado de branquialgas, se lo metió en la boca y entró en el lago.
Issei se quedó en tierra después de que Harry, Fleur y Viktor entraron, se quedó estirando unos segundos y se detuvo. Se concentró unos momentos y sintiendo todas las energías en el lago negro, dio un gran brinco y se sumergió en el agua helada. Liberando un poco de su poder como forma de intimidación nada se le acercaba, esto iba ser demasiado fácil. Entró al lago solo en calzoncillos.
...
El agua ya no parecía helada. Al contrario, resultaba agradablemente fresca y muy fácil de atravesar... Harry nadó, asombrándose de lo lejos y rápido que lo propulsaban por el agua sus pies con aspecto de aletas, y también de lo claramente que veía, y de que no necesitará parpadear. Se había alejado tanto de la orilla que ya no veía el fondo. Se hundió en las profundidades.
Al deslizarse por aquel paisaje extraño, oscuro y neblinoso, el silencio le presionaba los oídos. No veía más allá de tres metros a la redonda, de forma que, mientras nadaba velozmente, las cosas surgían de repente de la oscuridad: bosques de algas ondulantes y enmarañadas, extensas planicies de barro con piedras iluminadas por un levísimo resplandor. Bajó más y más hondo hacia las profundidades del lago, con los ojos abiertos, escudriñando,entre la misteriosa luz gris que lo rodeaba, las sombras que había más allá,donde el agua se volvía opaca.
Pequeños peces pasaban en todas direcciones como dardos de plata. Una o dos veces creyó ver algo más grande ante él, pero al acercarse descubría que no era otra cosa que algún tronco grande y ennegrecido o un denso macizo de algas. No había ni rastro de los otros campeones, de sirenas nit ritones, de Ron ni, afortunadamente, tampoco del calamar gigante.
Unas algas de color esmeralda de sesenta centímetros de altura se extendían ante él hasta donde le alcanzaba la vista, como un prado de hierba muy crecida. Miraba hacia delante sin parpadear, intentando distinguir alguna forma en la oscuridad... y entonces, sin previo aviso, algo lo agarró por el tobillo.
Se retorció para mirar y vio que un grindylow, un pequeño demonio marino con cuernos, le había aferrado la pierna con sus largos dedos y le enseñaba los afilados colmillos. Se apresuró a meterse en el bolsillo la mano membranosa, y buscó a tientas la varita mágica. Pero, para cuando logró hacerse con ella, otros dos grindylows habían salido de las algas y, cogiéndolo de la túnica, intentaban arrastrarlo hacia abajo.
—¡Relaxo! —gritó Harry.
Pero no salió ningún sonido de la boca, sino una burbuja grande, y la varita, en vez de lanzar chispas contra los grindylows, les arrojó lo que parecía un chorro de agua hirviendo, porque donde les daba les producía en la piel verde unas ronchas rojas de aspecto infeccioso. Harry se soltó el tobillo del grindylow y escapó tan rápido como pudo, echando a discreción de vez en cuando más chorros de agua hirviendo por encima del hombro. Cada vez que notaba que alguno de los grindylows le volvía a agarrar el tobillo, le lanzaba una patada muy fuerte. Por fin, sintió que su pie había golpeado una cabeza con cuernos; volviéndose a mirar, vio al aturdido grindylow alejarse en el agua, bizqueando, mientras sus compañeros amenazaban a Harry con el puño y se hundían otra vez entre las algas.
Aminoró un tanto, guardó la varita en la túnica, y miró en torno,escuchando, mientras describía en el agua un círculo completo. La presión del silencio contra los tímpanos se había incrementado. Debía de hallarse a mayor profundidad, pero nada se movía salvo las ondulantes algas.
—¿Cómo te va?
Harry creyó que le daba un infarto. Se volvió de inmediato, y vio a Myrtle la Llorona flotando vaporosamente delante de él, mirándolo a través de sus gruesas gafas nacaradas.
—¡Myrtle! —intentó gritar Harry.
Pero, una vez más, lo único que le salió de la boca fue una burbuja muy grande. Myrtle la Llorona se rió.
—¡Deberías mirar por allá! —le dijo, señalando en una dirección—. No te acompaño. No me gustan mucho: me persiguen cada vez que me acerco.
Harry le hizo un gesto de agradecimiento con la mano, y se fue en la dirección indicada, con cuidado de nadar algo más distanciado de las algas para evitar a otros grindylows que pudieran estar al acecho.
...
Issei no tuvo problema alguno en llegar a donde estaban las sirenas y los tritones, no se le querían acercar, estaban intimidados por su presencia y deseaban que se fuera rápido, pero no se movía. El castaño solo estaba parado en medio de todo, como si estuviera esperando a ver algo. De pronto, vio que Harry llegaba y dejó de expulsar un momento su aura para no desmayar al chico.
Harry siguió, mirando a su alrededor, y enseguida las casas se hicieron más numerosas. Alrededor de algunas de ellas había jardines de algas, y hasta vio un grindylow que parecían tener de mascota, atado a una estaca a la puerta de una de las moradas. Para entonces las sirenas y los tritones salían de todos lados y lo contemplaban con mucha curiosidad; señalaban sus branquias y las membranas de sus extremidades, y se tapaban la boca con las manos para hablar entre ellos. Harry dobló muy aprisa una esquina, y vio de pronto algo muy raro.
Una multitud de sirenas y tritones flotaba delante de las casas que se alineaban en lo que parecía una versión submarina de la plaza de un pueblo pintoresco. Todo parecía estar muy calmado, pero de la nada vio que Issei estaba ahí parado, no flotaba y se mostraba con una sonrisa y dando un pulgar arriba.
Luego se volteo a ver donde estaba Ron, hasta que lo encontró. Ron estaba atado entre Hermione y Luna. Había también una niña que no parecía contar más de ocho años y cuyo pelo plateado le indicó a Harry que debía de ser hermana de Fleur Delacour. Daba la impresión de que los cuatro se hallaban sumidos en un sueño muy profundo: la cabeza les colgaba sobre los hombros, y de la boca les salía una fina hilera de burbujas.
Harry volteo a ver a Issei por un poco de ayuda, el castaño apuntó un dedo a las amarras de Ron y un rayo de color verde las corto así liberando al pelirrojo, luego Harry se volvió a ver a Hermione e intento hacer algo, pero los tritones se lo negaron. De pronto, los tritones y las sirenas prorrumpieron en alaridos de excitación. Los que sujetaban a Harry aflojaron las manos, mirando hacia atrás. Harry se volvió y vio algo monstruoso que se dirigía hacia ellos abriéndose paso por el agua: el cuerpo de un hombre en bañador con cabeza de tiburón: era Krum. Parecía que se había transformado, pero mal.
El hombre-tiburón fue directamente hasta Hermione y empezó a morderlelas cuerdas. El problema estaba en que los nuevos dientes de Krum sehallaban en una posición poco práctica para morder nada que fuera máspequeño que un delfín, y Harry se dio cuenta de que, si Krum no ponía muchocuidado, cortaría a Hermione por la mitad. Harry iba ayudar a Krum, pero de pronto se dio cuenta de que Issei estaba entre el búlgaro y Hermione, empuñando una espada similar a la que recibió de regalo, el castaño corto las cuerdas de Hermione y dejo que Krum se fuera con ella.
—Vete de aquí Harry, sigue a Krum a la superficie —Dijo Issei con mucha claridad.
Harry solo asintió y se fue siguiendo a Krum. Ahora solo faltaba que Fleur llegara y poder irse, quedaban 20 minutos aun quedaba tiempo para que Fleur llegará por Gabrielle, Issei podía sentir la presencia de la chica, y no era bonito lo que percibió.
Impulsandose corto con ascalon las ataduras de Luna y Gabrielle, los tritones trataron de hacer algo para impedirlo, pero se detuvieron en cuanto Issei hizo partir una de las fuentes con Ascalon, haciendo que las sirenas y los tritones se lo pensaran dos veces en hacerlo. Con una chica en cada brazo, se dirigió a donde Fleur estaba teniendo problemas.
Estaba rodeada de Grindylows que no la dejaban seguir, Issei soltó por unos momentos a Luna y Gabrielle y se impulsó entre las molestas alimañas, tomando a Fleur por la cintura.
—Sostente de mi, no me vayas a soltar —Issei dijo en clara voz.
Fleur movió la cabeza afirmando, se aferró lo mejor que pudo al cuerpo de Issei. El castaño se volvió por Luna y Gabrielle, para así subir de una vez por todas a la superficie.
...
Issei iba subiendo con cuidado para no dañar a Fleur, Luna o Gabrielle. A medida que iba subiendo el cielo estaba cambiando de color, truenos se escuchaban alrededor y se estaba volviendo oscuro, era tenebroso.
Harry ya estaba a salvo con Ron y Hermione, Krum estaba a un lado de la chica. Se estaban poniendo ansiosos al ver que ni Fleur e Issei no salían del agua.
—¿Por qué no sale, Hermione? —preguntaba Harry a Hermione—. ¿Crees que le haya pasado algo?
—No sea así Harry, es Issei es el mejor —dijo Ron con mucha confianza—. Nadie puede con el.
—Por mucho que me gustaría decir que tienes razón, Ronald —Hermione se estaba mordiendo el labio inferior—. Me estoy empezando a preocupar.
En la mesa del tribunal, los jueces estaban seguros de que este día no iba a presentar nada que impidiera a la prueba realizarse, pero se estaba formando una enorme tormenta y no era bueno, los truenos se hicieron más potentes y el cielo más oscuro haciendo que los estudiantes se comenzarán a asustar.
—Es extraño, dijeron que no habría tormentas este día —fue lo que dijo el profesor Dumbledore.
Dumbledore se puso de pie y divisó algo que caía de entre las nubes. Issei iba subiendo y cuando pudo salir del lago, sintió una presencia familiar para él, nadó hasta la orilla y dejó a Luna, Fleur y Gabrielle. Madame Pomfrey estaba revisando a las chicas.
De manera instintiva volteo en dirección al cielo, se estaba aclarando y los trueno estaba cesando. De pronto la chica que estaba cayendo, estaba sostenida en el aire, tenía una escoba y a su lado un pequeño juguete de un barco estaba flotando. Todos estaban confundidos y alertas por lo que podría pasar, los profesores estaban tomando sus varitas e incluso ya tenían hechizos listos para ser lanzados.
—¡Issei! —dijo aquella chica.
—¡Le Fay! —respondió Issei perplejo.
Rapido y sin perder tiempo, la chica se tiro de la escoba e Issei la tomó entre sus brazos. De la nada ella lo beso, atrayendo a Issei con un abrazo desde el cuello.
Hermione estaba cerca de los dos chicos besándose, unas pequeñas lagrimas caían por sus mejillas.
Un saludo para el Rodri.
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