XIV
-Narrador-
Hermione salió de la torre unos momentos, antes de prepararse para el baile de navidad. Por los pasillos se encontró a Issei, sentado en una de las bancas que hay por los corredores, mirando al suelo un poco decaído.
Ella no estaba acostumbrada de ver a Issei de ese modo, era una cosa totalmente opuesta a su actitud alegre que mostraba cuando estaba con todos, haciéndolos sentir seguros, haciendolos reir y ayudándolos.
—Deben de saberlo, no lo puedo ocultar más—susurró Issei, sin que se diera cuenta que alguien se acercaba.
Hermione lo escucho por muy poco... ¿Esta ocultando algo? era el pensamiento de Hermione, decidió acercarse para ver qué le ocurría a su... ¿Que eran? No sabía lo que eran, se confesaron que sentían atracción el uno al otro, pero no han formalizado nada.
—Hola Issei... ¿como estas? —pregunto Hermione, sentándose a un lado del castaño.
Issei alzó la mirada y volteo al lado donde esta Hermione. De manera rápida se recompuso, mostrando una sonrisa.
—Hola mione, me encuentro bien... ¿cómo estás? —dijo Issei, viendo a Hermione.
—Me encuentro bien —respondió ella, mirando a Issei—. ¿Por qué estás aquí solo?
—Estaba pensando en algo —dijo Issei, mostrando una pequeña sonrisa—. ¿Por qué no estás preparándote para el baile?
—Aun tengo algo de tiempo, salí a buscar unas cosas —dijo Hermione, con una pequeña lista en su mano.
—Genial, espero que encuentres todo —dijo Issei, poniéndose de pie—.Iré a buscar a Ron, debo darle un regalo de último minuto.
—¿De último minuto? —preguntó ella, con un poco de curiosidad.
—Si ¿haz visto la túnica que le envió la señora Weasley? —preguntaba Issei, viendo como Hermione afirma moviendo la cabeza—. Pues le compre una túnica nueva, para que no haga el ridículo.
—Es muy amable de tu parte —dijo Hermione, pero de pronto recordó los regalos que Issei les dio—. Issei ¿acaso estas demente?
—¿Demente? ¿por qué la pregunta? —preguntaba un poco confundido.
—¡Les regalaste armas! —dijo Hermione, enojada—. ¿Que tal si se lastiman o lastiman a alguien más?
—No lo harán, estoy seguro de ello —dijo Issei, sonriendo—. Bien, nos vemos más tarde, cuidate mucho Mione.
Issei sonrió y comenzó a caminar hacia la entrada a la torre de Gryffindor.
—Issei... —Hermione llamó al chico.
El castaño se paró y giró un poco para ver a la chica.
—¿si? — pregunto Issei.
—Gracias por los regalos de navidad —dijo Hermione un poco sonrojada.
—No es nada, Mione —dijo Issei, sonriendo.
Ambos se vieron por unos segundos, Issei resistió el impulso de ir a abrazarla, pero aun estaba un poco decaído porque lo rechazara como pareja de baile.
Issei siguió su camino y se topó con un chico de tercer año, al que le pidió de favor entregarle el paquete a Ron.
...
Como esa noche había cena de Navidad porque el baile incluía un banquete, así que a las siete, cuando se hacía difícil acertar a alguien, dieron inicio a su ritual para prepararse y subieron a los dormitorios.
Harry, Ron, Seamus, Dean y Neville se pusieron la túnica de gala en el dormitorio, todos un poco cohibidos, pero ninguno tanto como Ron, que se miraba en la luna del rincón con expresión de terror. Su túnica se parecía más a un vestido de mujer que a cualquier otro tipo de prenda, y la cosa no tenía remedio. En un desesperado intento de hacerla parecer más varonil, utilizó un encantamiento seccionador en el cuello y los puños. No funcionó mal del todo:al menos se había desprendido de las puntillas, aunque el trabajo no resultaba perfecto y los bordes se deshilachaba mientras bajaba la escalera.
—Oye Ron, Hyodo me dio esto para ti —dijo un chico de tercer año, entregando el paquete a Ron—. Dice que es una túnica nueva, para que no hagas el ridículo con la que tienes puesto.
—Gracias a Dios —dijo Ron, tomando el paquete y corriendo al dormitorio para cambiarse.
—Parece que salvaron a Ron —dijo Seamus, riendo un poco.
La sala común tenía un aspecto muy extraño, llena de gente vestida de diferentes colores en lugar del usual monocromatismo negro. Harry se despidió y salió para ir a buscar a Daphne a las puertas de la mazmorra de Slytherin. En el camino se de dio cuenta de que lo veían algunas chicas, pero no les tomo importancia, estaba muy nervioso.
Cuando llegó, lo hizo en el momento exacto en el que Daphne salía de la sala común. Estaba realmente muy guapa, con su túnica de un azul profundo, su cabello lacio ahora tenía rizos y un sutil sujetador de plata, llevaba unas pulseras de plata que hacían juego. Harry dio gracias de que no le hubiera entrado la risa tonta.
—Estás... guapa —dijo Harry, algo cohibido.
—Gracias —respondió ella—. Esperemos a Astoria, está terminando unas cosas.
—Bien, no hay problema.
Iniciaron una pequeña charla sobre lo que esperaban del baile, Harry le confesó que no le gustaba la parte de bailar, pero que haría lo mejor para no avergonzarlos. Poco después Ron llegó con una túnica nueva, negra con toques rojos.
—Que onda Harry—dijo Ron, un poco más relajado que antes—. Serpiente.
—Tarado
Ron y Daphne se insultaron un poco. Ella no sabía que vio su hermana menor en el chico pelirrojo, pero no la molestaría por eso... Se iba a desquitar con Ron.
—Si van estar así toda la noche, mejor considero volver a la cama —dijo una voz detrás de ellos.
El atuendo de Astoria era más sencillo que el de Daphne, pero eso no significa que fuera menos lindo, su cabello iba en forma de una trenza que la hacía ver muy tierna. Ron la saludo, un poco sonrojado.
—¿Estás lista, Astoria? —preguntaba Ron, intentando no insultar a las Slytherin.
—Claro, vamos —respondió ella.
Los cuatro se pusieron en marcha. El vestíbulo estaba abarrotado de estudiantes que se arremolinaban en espera de que dieran las ocho en punto, hora a la que se abriría las puertas del Gran Comedor. Los que habían quedado con parejas pertenecientes a diferentes casas las buscaban entre la multitud.
...
En los dormitorios de las chicas en la torre de Ravenclaw, Issei estaba vestido con una túnica de gala en color negro con ligeros adornos en color carmesí. Se encontraba sentado a un lado de la cama de Luna, ella estaba acostada mientras Issei charlaba un poco con ella. Estaban a diez minutos de que dieran las ocho en punto, hora a la que abrirán las puertas del gran comedor.
—Luna, por favor deja de insistir —dijo Issei, mientras cerraba un libro—. Ya hablamos de esto.
—Pero quiero ir contigo, tu eres mio y yo soy tu princesa —dijo Luna, mientras usaba una tiara que Issei le regalo.
—Sabes cómo te pones cuando no duermes lo suficiente —dijo Issei, regañando un poco a Luna—. Además no tienes una túnica que te ayude con el frío, te vas a resfriar.
—Estaré bien— dijo Luna, mirando a Issei.
—Ya voy con Fleur —dijo Issei, con una sonrisa.
Luna tomó un peluche que estaba con sus almohadas, y se lo lanzó a Issei en la cara. Ella se acostó y se cubrió con las sábanas, para no ver a Issei.
—Ya me voy Luna, regresare en cuanto pueda —dijo Issei, viendo al bulto pequeño de sábanas.
—regresa pronto —dijo Luna, con un pequeño susurro.
Issei salió del dormitorio con una ligera sonrisa, bajando las escaleras. Su paso por la sala común fue rápido, nadie le dio atención y salió lo más rápido que pudo. Utilizando la promoción a caballo, llegó sin ser visto o notado, a unos cuantos pasos detrás de todos, mientras volvía a la normalidad.
—¿Dónde estará Hermione? —dijo Issei, en voz baja.
—Está por llegar, espero que no hagas una escena de celos—dijo Ddraig en la mente de Issei.
—No tenías que responder —dijo Issei, un poco irritado.
El castaño inició una breve búsqueda de su pareja Fleur, entre las multitudes hasta que la encontró. Ella lució imponente con su túnica de satén gris plateado, mientras charlaba con unas de sus compañeras.
—Lamento interrumpir, pero deseo charlar un poco con mi pareja de esta noche —dijo Issei, llegando con el grupo de chicas.
Fleur y sus amigas solo rieron un poco al ver que tan elegante está Issei, Fleur asintió y lo tomó del brazo.
—Esa túnica te queda de maravilla —dijo Fleur, en un perfecto inglés—. Te hace juego, con tus ojos.
—Gracias por el cumplido ¿que te parece si charlamos un poco en lo que nos dan indicaciones? — Dijo Issei, guían a Fleur donde estaba Harry y Daphne.
—Delacour, te agradeceria que dejaras de usar tu encanto en mí —dijo Issei, sonriendo un poco—. Ya eres muy bella como para que debas depender de ese truco ¿no lo crees?
—Lo se, pero ¿donde queda la diversión?— dijo Fleur para después reír un poco—. Cuentame algo, Hyodo...
—Issei, puedes llamarme issei —dijo el castaño, intentaba hacer las cosas un poco menos formales.
—Lo hare si tu me llamas por mi nombre —dijo Fleur, con un tono u divertido—. Issei ¿por qué aceptaste mi invitación? Somos escuelas rivales.
—Porque ese es el fin de este torneo ¿no? mejorar las relaciones entre las escuelas —dijo Issei, fingiendo seriedad.
—Claro, es verdad —dijo Fleur, tomando la mano de Issei.
—¿Te parece si vamos con mi amigo? —preguntaba el castaño.
—¿El chico Potter? —preguntó ella—. Esta bien.
Issei se acercó a Harry, tomándolo por el hombro dándole un pequeño susto.
—Tranquilo Harry, soy Issei, muerdo —dijo Issei, sonriendo—. Señorita Greengrass.
Issei hizo una pequeña reverencia, y luego volvió a Harry.
—Me diste un pequeño susto —dijo Harry, viendo a su amigo.
—Te noto un poco nervioso ¿quieres decirme qué sucede? —preguntó Issei, apartando un poco a Harry de los demás.
—Es que... Nunca he bailado y siento que voy a poner en ridículo a la escuela —dijo Harry, confesando la razón de su nerviosismo.
—No te preocupes, harás las cosas bien —dijo Issei, sonriéndole a Harry—. Creo en tí, además venciste un dragón ¿no crees que un baile es pan comido?
Para Harry, Issei era como el hermano mayor que nunca tuvo y no sabía que necesitaba. Siempre lo hacía sentir mejor, le daba esa confianza que necesitaba para hacer las cosas.
—Bien, deshazte de todo y vuelve con Daphne.
Issei regreso con Fleur, para después ofrecerle su brazo y así dirigirse a otra parte, tal vez para conocer a otros estudiantes.
Se abrieron las puertas principales de roble, y todo el mundo se volvió para ver entrar a los alumnos de Durmstrang con el profesor Karkarov. Krum iba al frente del grupo, acompañado por una muchacha preciosa vestida con túnica azul a la que Harry no conocía. Por encima de las cabezas pudo ver que una parte de la explanada que había delante del castillo la habían transformado en una especie de gruta llena de luces de colores. En realidad eran cientos de pequeñas hadas: algunas posadas en los rosales que habían sido conjurados allí, y otras revoloteando sobre unas estatuas que parecían representar a Papá Noel con sus renos.
En ese momento los llamó la voz de la profesora McGonagall:
—¡Los campeones por aquí, por favor!
Sonriendo, Fleur se acomodo una pequeña pulsera que tenía. Ella e Issei se despidieron de unos alumnos de Durmstrang, y avanzaron. Sin dejar de hablar la multitud se apartó para dejarlos pasar. La profesora McGonagall, que llevaba una túnica de tela escocesa roja y se había puesto una corona de cardos bastante fea alrededor del ala del sombrero, les pidió que esperaran a un lado de la puerta mientras pasaban todos los demás: ellos entrarían en procesión en el Gran Comedor cuando el resto de los alumnos estuviera sentado. Harry Potter y Daphne Greengrass se pusieron detrás de las puertas: Harry parecía un menos nervioso de lo que estaba antes. Issei y Fleur se colocaron junto a los dos chicos de cuarto año.
Issei volvió a mirar a la chica que acompañaba a Krum. Solo sonrió mucho al verla.
Era Hermione.
Pero estaba completamente distinta. Se había hecho algo en el cabello: ya no lo tenía enmarañado, sino liso y brillante, y lo llevaba recogido por detrás en un elegante moño, mientras usaba la diadema que le regaló Issei. La túnica era de una tela añil vaporosa, y su porte no era el de siempre, o tal vez fuera simplemente la ausencia de la veintena de libros que solía cargar a la espalda. Ella también sonreía (con una sonrisa nerviosa, a decir verdad), pero la disminución del tamaño de sus incisivos era más evidente que nunca. Harry se preguntó cómo no se había dado cuenta antes.
—¡Hola, Harry!—saludó ella—. ¡Hola, Greengrass!
Daphne le dirigió a Hermione una mirada de descortés incredulidad. Y no era la única: cuando se abrieron las puertas del Gran Comedor, el club de fans de la biblioteca pasó por su lado con aire ofendido, dirigiendo a Hermione miradas del más intenso odio. Pansy Parkinson la miró con la boca abierta al pasar con Malfoy, que ni siquiera fue capaz de encontrar un insulto con el que herirla. Ron, sin embargo, pasó por su lado sin mirarla, en cambio vio a Issei.
—Hermione... —dijo Issei, mirándola como si fuera la reina de las diosas—. Krum.
—Issei... —Hermione se quedó perpleja al ver que también se veía Issei, era como si los príncipes de los cuentos de hadas se fusionaran en una sola persona.
—Estás muy hermosa —dijo Issei, en un tono bajo que solo Hermione escuchó.
—Issei... yo...
No pudo seguir hablando porque la profesora Mcgonagall los llamó de nuevo para organizarlos.
...
Cuando todos se hubieron acomodado en el Gran Comedor, la profesora McGonagall les dijo que entraran detrás de ella, una pareja tras otra. Lo hicieron así, y todos cuantos estaban en el Gran Comedor los aplaudieron mientras cruzaban la entrada y se dirigían a una amplia mesa redonda situada en un extremo del salón, donde se hallaban sentados los miembros del tribunal.
Habían re-cubierto los muros del Gran Comedor de escarcha con destellos de plata, y cientos de guirnaldas de muérdago y hiedra cruzaban el techo negro lleno de estrellas. En lugar de las habituales mesas de las casas había un centenar de mesas más pequeñas, alumbradas con farolillos, cada una con capacidad para unas doce personas.
Mientras Harry se esforzaba en no tropezar, Daphne parecía disfrutar un poco el ambiente: sonreía un poco, y llevaba a Harry de manera lenta y sin ponerlo nervioso, le gustaba que Daphne no fuera como las típicas chicas de su casa. Al acercarse a la mesa vio a Ron y a Astoria. Ron no podía creer que Hermione iba con Krum, pero volvió a la conversación que tenía con la menor de los Greengrass.
Dumbledore sonrió de contento cuando los campeones se acercaron a la mesa principal. La expresión de Karkarov, en cambio, recordaba más bien a la de Vali después de perder un combate. Ludo Bagman, que aquella noche llevaba una túnica de color púrpura brillante con grandes estrellas amarillas,aplaudía con tanto entusiasmo como cualquiera de los alumnos. Y Madame Maxime, que había cambiado su habitual uniforme de satén negro por un vestido de seda suelto de color azul lavanda, aplaudía cortésmente. Pero faltaba el señor Crouch, como no tardó en notar Harry. El quinto asiento de la mesa estaba ocupado por Percy Weasley
Cuando los campeones y sus parejas llegaron a la mesa, Percy retiró un poco la silla vacía que había a su lado, mirando a Harry. Éste entendió la indirecta y se sentó junto a Percy, que llevaba una reluciente túnica de gala decolor azul marino, y lucía una expresión de gran suficiencia.
—Me han ascendido —dijo Percy antes de que a Harry le diera tiempo a preguntarle y con el mismo tono que hubiera empleado para anunciar su elección como gobernador supremo del Universo—. Ahora soy el ayudante personal del señor Crouch, y he venido en representación suya.
—¿Por qué no ha venido él? —preguntó Harry. No le apetecía pasarse lacena escuchando una disertación sobre los culos de los calderos.
—Lamento tener que decir que el señor Crouch no se encuentra bien, nada bien. No se ha encontrado bien desde los Mundiales. No me sorprende: es el exceso de trabajo. No es tan joven como antes. Aunque sigue siendo brillante,desde luego: su mente si que es la misma de siempre. Pero la Copa del Mundo resultó un fiasco para el Ministerio, y además el señor Crouch sufrió un revés personal muy duro a causa del comportamiento indebido de su elfina doméstica, Blinky o como se llame. Como era natural, él la despidió inmediatamente después del incidente; pero, bueno, aunque se las apaña, como yo digo, la verdad es que necesita que lo cuiden, y me temo que desde que ella no está en la casa su vida es mucho menos cómoda. Y a continuación tuvimos que preparar el Torneo, y luego vinieron las secuelas de los Mundiales, con esa repelente Skeeter dando guerra. Pobre hombre, está pasando unas Navidades tranquilas, bien merecidas. Estoy satisfecho de que supiera que contaba con alguien de confianza para ocupar su lugar.
Harry estuvo muy tentado de preguntarle si el señor Crouch ya había dejado de llamarlo Weatherby, pero se contuvo.
Aún no había comida en los brillantes platos de oro; sólo unas pequeñas minutas delante de cada uno de ellos. Harry cogió la suya como dudando, y miró a su alrededor. No había camareros. Observó que Dumbledore leía su menú con detenimiento y luego le decía muy claramente a su plato:
—¡Chuletas de cerdo!
Y las chuletas de cerdo aparecieron sobre él. Captando la idea, los restantes comensales también pidieron a sus respectivos platos lo que deseaban. Harry le echó una mirada a Hermione para ver qué le parecía aquel nuevo y más complicado sistema de cena, que seguramente implicaría más trabajo para los elfos. Pero, por una vez, Hermione no parecía acordarse de la P.E.D.D.O.: estaba absorta en su charla con Viktor Krum, y ni siquiera parecía ver lo que comía.
...
Issei estaba dividiendo su concentración en dos conversaciones. Una con Fleur de sobre como eran las navidades en Beauxbatons y sobre cómo Krum le contaba a Hermione sobre el castillo de Durmstrang.
—Bueno, «nosotrros» tenemos también un castillo, no tan «grrande» comoéste, ni tan «conforrtable», me «parrece» —le decía a Hermione—. Sólo tiene«cuatrro» pisos, y las chimeneas se «prrenden» únicamente por motivosmágicos. Pero los terrenos del colegio son aún más amplios que los de aquí,aunque en «invierrno» apenas tenemos luz, así que no los «disfrrutamos»mucho. «Perro» en «verrano» volamos a «diarrio», «sobrre» los lagos y las montañas.
Escucho como Karkarov le dijo que se detuviera, para dar pie a una conversación de los directores de las escuelas sobre algunos secretos de las instalaciones, como Dumbledore contó cuando se encontró un cuarto repletos de orinales. Madame Maxime contaba al igual que Fleur cómo eran las navidades de la academia francesa, pero con mucho más lujo de detalles.
—Dime Issei, como es Japón— dijo Fleur, ganando la atención de algunos cuantos.
—Japón en verano es espectacular —dijo Issei, con una sonrisa—. Las playas tienen arena blanca y el agua es cristalina, pero nuestra estación favorita del año es cuando florecen los árboles de Sakura.
Issei sacó su varita y con un muy pequeño movimiento, convirtió su cuchillo en un pequeño árbol de sakura.
—Todos se reúnen en un picnic para verlos florecer, porque al momento que lo hacen, duran pocas horas y se forma una hermosa lluvia de hojas de sakura.
Issei hizo mover el pequeño árbol hasta donde estaba Hermione, que al momento de intentar tomarlo, perdió sus hojas. Después de eso, Hermione regresó a su conversación con Krum. Issei siguió con Fleur.
—Suena muy romántico— dijo Fleur, enviándole una mirada coqueta a Issei—. Me gustaría visitarlo, es una experiencia que pagaría por ver.
—Me encantaría regresar a Japón pronto —dijo Issei, con una sonrisa—. Creo que sería una buena idea ir juntos.
Los asientos de Hermione y Krum no estaban tan lejos de los de Issei y Fleur, podían escuchar lo que decían sin problemas. Sintió celos de Fleur, ella se estaba haciendo muy cercana a Issei en este corto tiempo. ¿Qué más podría ser? Hermione estaba teniendo sentimientos encontrados... No hace mucho Issei le dijo que era hermosa...
—Eres muy atrevido al pedirme eso, es nuestra primera vez juntos —dijo Fleur, un poco sorprendida—. Pero acepto con mucho gusto... Ahora dime ¿Por qué las Sailor Moon usan faldas tan cortas?
—Es lo que me pregunto yo también —dijo Issei, para empezar a reír junto Fleur.
Cuando se acabó la cena, Dumbledore se levantó y pidió a los alumnos que hicieran lo mismo. Entonces, a un movimiento suyo de varita, las mesas se retiraron y alinearon junto a los muros, dejando el suelo despejado, y luego hizo aparecer por encantamiento a lo largo del muro derecho un tablado. Sobre él aparecieron una batería, varias guitarras, un laúd, un violonchelo y algunas gaitas.
Las Brujas de Macbeth subieron al escenario entre aplausos entusiastas.Eran todas melenudas, e iban vestidas muy modernas, con túnicas negras llenas de desgarrones y aberturas. Cogieron sus instrumentos, y Harry e Issei, que las miraba con tanto interés que no advertía lo que se avecinaba, comprendió de repente que los farolillos de todas las otras mesas se habían apagado y que los campeones y sus parejas estaban de pie.
—¡Vamos! —le susurró Daphne a Harry—, ¡se supone que tenemos que bailar!
El campeón más joven y su pareja se levantaron y fueron a bailar.
—¿Quieres bailar, Fleur? —preguntaba Issei, poniéndose de pie.
—Fufufu, pensé que no lo pedirias —dijo Fleur, con una sonrisa.
Viktor Krum no perdió tiempo y sacó a bailar a Hermione.
Las Brujas de Macbeth empezaron a tocar una melodía lenta, triste. Issei de vez en cuando enviaba pequeñas miradas a Hermione, la veía feliz y sonriente a un lado de Krum. Eso le molestaba un poco ¿eran celos lo que estaba sintiendo? No podía creer que los estuviera sintiendo, Ddraig le dijo que un dragón nunca debe mostrar signos de debilidad, por eso decidió no hacer nada al respecto.
Harry miraba por encima de la gente, que muy pronto empezó a unirse al baile, de forma que los campeones dejaron de ser el centro de atención. Neville y Ginny bailaban junto a ellos: vio que Ginny hacia muecas de dolor con bastante frecuencia, cada vez que Neville la pisaba. Dumbledore bailaba con Madame Maxime. Era tan pequeño para ella, que apenas llegaba con la punta de su alargado sombrero a hacerle cosquillas en la barbilla, pero ella se movía con bastante gracia para el tamaño que tenía. Ojoloco Moody bailaba muy torpemente con la profesora Sinistra,que parecía temer a la pata de palo.
—Bonitos calcetines, Potter —le dijo Moody al pasar a su lado, viendo con su ojo mágico a través de la túnica de Harry.
—¡Eh... sí! Dobby el elfo los tejió para mí —le respondió Harry, sonriendo.
—¡Es tan siniestro! —susurró Daphne, cuando Moody se alejaba golpeando en el suelo con la pata de palo—. ¡Creo que ese ojo no debería estar permitido!
Los demás amigos de Harry e Issei estaban bailando con la nueva pieza rápida que tocaban las brujas de Macbeth. Ron se veía riendo al igual que Astoria. Fred y George estaban bailando con Angelina y Katie, Issei estaba lustrando el piso de baile con Fleur, siendo el centro de atención en la pista de baile, y Hermione, ella no se veía del todo mal.
Harry y Daphne se fueron a sentar cuando vieron que Ron y Astoria lo hacían, charlaron unos pocos minutos hasta que se les unió Hermione. Estaba sofocada de tanto bailar.
—Hola —la saludo Harry.
—Que onda —dijo Ron, viendo a Hermione.
—Hace calor, ¿no?— dijo Hermione, abanicándose con la mano—. Viktor acaba de ir por bebidas.
—¿Viktor? —dijo Ron, con perplejidad—. Pensamos que ibas a venir con Issei, no con Krum.
Hermione lo miró sorprendida.
—¿Qué te pasa? —le preguntó.
—Es que se veían como la pareja perfecta, no me sorprende que lo hayamos encontrado en el lago negro después de que Fleur lo invito —dijo Ron, mirando a Hermione.
Hermione interrogó con la mirada a Harry, que se encogió de hombros.
—Ron, ¿qué...?
Ron no dijo nada más, sabía que si decía algo más posiblemente acabarían peleando. Además, no se sentía muy bien desde que bebió la poción que le dio Issei.
Antes de que Hermione dijera algo al respecto, Issei llegó junto con Fleur para saludar a los chicos. Issei notaba el ambiente tenso, así que se sentaron del lado de Ron y Astoria, con quienes comenzaron a charlar.
—Escuche que a tu hermano lo promovieron —dijo Issei, viendo a Ron—. Creo que se lo merece.
—Si, pero no quita que sea un estirado —dijo Ron, sonriendo un poco.
Cedric y Cho llegaron a la mesa para dar un saludo rápido, Cedric aprovechó para recordarle a Issei sobre su problema DCAO y de paso agradecer la saeta de fuego que le regalo. Poco después, llegó Krum con las bebidas para Hermione y él.
Todos los campeones ahora estaban en un solo lugar y se podía sentir la tensión crecer. Issei se calmó y comenzó una plática con Viktor.
—Viktor Krum —dijo Issei, poniendo una pequeña sonrisa—. Escuche mucho de por parte de Ron, es un gran admirador. Me sorprende que siendo tan joven, tengas el talento para pertenecer a la selección nacional de Quidditch de bulgaria.
—Si, no todo es talento... me esfuerzo mucho —dijo Viktor, dando una respuesta corta.
—¿Por qué no nos cuentas de tí, Issei? —dijo Hermione, viendo a Issei.
—No soy nada especial, en verdad —dijo el castaño, quitándole importancia—. Solo soy un estudiante recién transferido.
—Debe haber algo más, ¿no? —pregunto Fleur, tomando una mano de Issei.
—Bueno, hay unas cuantas cosas que no les he contado —dijo Issei, un poco sonrojado—. Conseguí un empleo en Gringotts, me aceptaron aun estando en la escuela, soy algo así como su asesor de inversiones.
—¡enserio! —dijo Ron, al mismo tiempo que las Greengrass—. Viejo, eso es genial, eres el primer humano en la historia que logra hacer algo de ese tipo con los goblins.
Issei solo asintió, una pequeña sonrisa se formó en el rostro.
—Krum, si no es indiscreción ¿planeas jugar quidditch toda la vida? —fue la pregunta de Issei.
Hermione se levantó de su asiento, le envió una mirada seria a Issei y el también se puso de pie.
—Si nos disculpan, regresare en unos instantes —dijo Issei, daba aire de ser un político importante.
Cuando estuvieron lo suficiente alejados, lejos de las luces y de los ojos curiosos. Hermione se acercó a Issei y le dio una cachetada.
—Debo admitirlo, me lo merezco —dijo Issei, sin inmutarse.
—Eres un idiota, Issei— dijo Hermione, enojada—. ¿Por qué te comportas de esa manera?
—¿De esa manera? Debes estar mal entendiendo algo, Hermione —dijo Issei, de manera seria—. Tu eres la que está actuando diferente, ¿crees que no lo note? Desde que terminó la primera prueba, has tenido la esencia de Krum en ti.
—¿Esencia? —preguntó Hermione, estaba confundida.
—Aura, energia, dile como quieras —dijo Issei, un tanto dolido—. cada día se hacía más evidente.
—¿¡Acaso estas insinuando que el y yo...!?
—Oh dios, claro que no. Eres muy inteligente como para hacer eso con alguien como él.
—¿Alguien como él? Lo estas juzgando sin conocerlo —dijo Hermione, a la defensiva.
—Claro que no, no cambies el tema —dijo Issei, intentando no alterarse.
La gente empezaba a mirarlos.
—No, tu no quieras cambiar el tema —dijo Hermione, ahora más enojada.
—Oh quieres seguir, entonces ¿porque aceptaste venir con él al baile y no conmigo? —dijo Issei, haciendo esa pregunta.
—Porque se esforzó en tomar el valor para preguntarme, ¿quieres saber algo más? ¿quieres que te diga en qué forma me lo pidió? ¿quieres que te diga que me lo pidió en la biblioteca? —dijo ella, mientras se le formaban lágrimas de ira.
—¡No quiero saber nada de eso, solo quiero saber porque lo aceptas a él y no a mi!— dijo Issei, dejando salir su enojo.
—¡Porque el no me oculta las cosas! —dijo Hermione, volviendo abofetear a Issei.
—Entonces ¿¡Por qué no te vas con tu novio Krum!?
—¿Quieres que me vaya? Está bien —dijo Hermione, volviendo a la mesa.
Lo que sucedio despues nadie lo esperaba. Hermione hizo que Krum se pusiera de pie, y lo beso.
Issei solo se quedó parado viendo lo que pasaba, una pequeña lagrima bajo por su mejilla. Al acercarse a donde estaban sus amigos, solo se quedó a medio camino y se dio la vuelta, en dirección a la salida. Issei se sentía herido, pero no lo demostraría ¿porque debía hacerlo?
—Soy el dios dragón ¿porque debería sentirme así? —dijo Issei en su mente.
—No dejes que te afecte, has pasado peores que esto— dijo Ddraig, mientras pasaban las puertas del gran comedor.
Issei solo dio un último vistazo al gran comedor, para ver como Hermione seguía abrazada a Krum, como si fuera lo único que existiera.
Fleur noto que en la mirada de Issei había dolor, así que se puso de pie lo más rápido que pudo y se dispuso a seguir a Issei, no sin antes parar donde estaba Hermione, a un lado de Krum.
—Tu ya decidiste con quien quedarte, entonces el es mio —dijo Fleur, viendo a Hermione con algo de enojo.
Hermione estaba enfadada, pero no creía que sus acciones tuvieran tal impacto en Issei. El castaño siempre había sido atento con ella, le ayuda en todo lo que podía, pasaron mucho tiempo juntos y no hace mucho se confesaron lo que sentían el uno al otro. ¿Entonces, por qué aceptó los avances de Viktor? ¿Era por inseguridad? ¿Lo atraía el búlgaro más que el japones? Era lo que no entendía.
...
Harry también salió de la fiesta, diciéndole a Daphne que necesitaba ir al baño. Esa noche escuchó lo que Karkarov y Snape estaban hablando.
La marca tenebrosa estaba activa. Harry no sabía que podría ocurrir, pero una cosa era segura.
Terminaron los días de paz.
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