VII
Narrador:
Ron no cabía en su entusiasmo, no apartaba la vista.
—¡No me lo puedo creer! —exclamó Ron asombrado cuando los alumnos de Hogwarts, formados en fila, volvían a subir la escalera tras la comitiva de Durmstrang—. ¡Krum, harry! ¡Es Viktor Krum!
Issei sonreía nervioso...
—¡Ron, por dios, no es más que un jugador de quidditch! —dijo Hermione.
—¿nada más que un jugador de Quidditch? —repitió Ron, mirándola como si no pudiera dar crédito a sus oídos—. ¡Es uno de los mejores buscadores del mundo, Hermione! ¡Nunca me hubiera imaginado que aún fuera al colegio!
Cuando volvían a cruzar el vestíbulo con el resto de estudiantes de Hogwarts, de camino al Gran comedor, Harry vio como a Issei lo abordaba Luna con una sonrisa, tomando posesión de su brazo izquierdo, al igual que vio a Hermione estar de su lado derecho.
Una chica de sexto revolvían en sus bolsillos mientras caminaban.
—¡Ah, es increíble, no llevo ni una simple pluma! ¿Crees que accedería a firmar un autógrafo en el sombrero con mi lápiz de labios?
—¡Pero bueno! — Se quejó Hermione muy irritada, aplicando fuerza al brazo de Issei.
Los celos y la irritación no eran una buena combinación para Hermione.
—A mi no me agrada mucho el equipo búlgaro— Dijo Luna con una sonrisa.
—¿No crees que es un poco exagerado? —Preguntaba Issei, con una lagrimita en sus ojos—. Es lógico que algo así pasara, digo es como una celebridad de hollywood.
—¡Claro que es normal Issei, Hermione! ¡Es Viktor Krum! Intentaré conseguir su autógrafo —Dijo Ron—. No llevarán una pluma, ¿verdad, Harry?
—Las dejé todas en la mochila —contestaba Harry.
Se dirigieron a la mesa de Gryffindor, Issei y Luna se dirigieron de nuevo a la mesa de Ravenclaw. Ron puso mucho interés en sentarse orientado hacia la puerta de entrada, porque Krum y sus compañeros de Durmstrang seguían amontonados junto a ella sin saber dónde sentarse. Los alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa de Ravenclaw y observaban el gran comedor con una expresión crítica. Tres ellos sujetaban aún bufandas o chales en torno a la cabeza.
—No hace tanto frío —Dijo Hermione, molesta—. ¿Por qué no han traído capa?
—¡Aquí! ¡Ven a sentarte aquí! —decía Ron entre dientes—. ¡Aquí Hermione, hazte a un lado para hacerle sitio...
—¿Qué ?
—Demasiado tarde —se lamentó Ron con amargura.
Viktor Krum y sus compañeros de Durmstrang se habían colocado en la mesa de Slytherin. Harry vio que Malfoy, Crabbe y Goyle parecían muy ufanos por este hecho. En el instante en que miró, Malfoy se inclinaba un poco para dirigirse a Krum.
—Sí, muy bien, hazle cumplidos —dijo Ron de forma mordaz—. Apuesto algo a que Krum no tarda en darte tu merecido... Seguro que tiene montones de gente ovacionado todo el día... ¿Dónde creen que dormirán? Podríamos hacerle sitio en nuestro dormitorio, Harry... No me importaría dejar mi cama: yo puedo dormir en. Una plegable.
Hermione harta, exhaló un sonoro resoplido.
—Parece que están mucho más contentos que los de Beauxbatons— comentó Harry.
Los alumnos de Durmstrang se quitaban las pesadas pieles y miraban con expresión de interés al negro techo lleno de estrellas. Dos de ellos tomaban los platos y las copas de oro y los examinaban, aparentemente muy impresionados.
En la mesa de Ravenclaw, como era costumbre Issei se encontraba sentado aun lado de Luna. Ambos estaban charlando sobre la llegada de las escuelas invitadas.
—Me encantó el carruaje de Beauxbatons, era muy lindo— Luna sonrió alegre—. ¿Tu que piensas Issei?
—Me gustó más el barco de Durmstrang— comentó para después tomar una taza de chocolate caliente—. Enserio necesito uno de esos.
Estaban alejados de los demás, la casa entera estaba empezado a acercarse a intercambiar opiniones con la escuela francesa.
—¿Quieres darle la bienvenida a los recién llegados?— Le pregunto Issei a Luna.
Luna sólo sonrió y asintió, ambos se acercaron a la sección de su mesa donde se encontraban los alumnos de Beauxbatons. Issei tomó asiento en una de los espacios vacíos y Luna junto a él.
Frente a ellos se encontraba dos chicas: Una con el cabello rubio platinado e intensos ojos azules. A su lado una niña muy joven, pareciendo una copia casi exacta de la primera.
—Hola...
Antes de que Issei pudiera hablar, el profesor Dumbledore utilizó un Sonorus para poder ofrecer un anuncio.
—Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente buenas noches a nuestros huéspedes—Dijo Dumbledore, dirigiendo una mirada a los estudiantes extranjeros—. Es un placer para mí darle la bienvenida a Hogwarts. Deseo que su estancia aquí les resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.
Una de las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con la que se envolvía la cabeza, profirió lo que de manera inconfundible fue una risa despectiva.
—¡Nadie te obliga a quedarte! —susurró Hermione, irritada con ella.
Con Luna e Issei, solo pusieron mala cara al ver a la chica que hizo eso.
—El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete —Explicó Dumbledore—. ¡Ahora los invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si se encontraran en casa!
Vieron al director sentarse, Harry observó que Karkarov se inclinaba inmediatamente hacia él, intentando conversar.
Cómo de costumbre, las fuentes que tenían delante se llenaron de comida. Los elfos domésticos de las cocinas parecían haber tocado todos los registros. Ante ellos tenían la mayor variedad de platos que Harry hubiera visto nunca, incluidos algunos que eran evidentemente extranjeros.
El banquete continuó con aparente normalidad, la chica que estaba sentada frente a Issei se había levantado y caminando hasta la mesa de Gryffindor, tomando lo que parecía un tazón de sopa.
Hagrid había entrado al Gran comedor de manera silenciosa, saludando a Harry y pasando directo a la mesa de principal.
El trío de oro continuó charlando y tocaron varios temas de conversación entre los que destacaron chicas y Veelas, y siguieron hasta que se dieron cuenta gracias a Hermione; En la mesa de profesores, se podía observar a Ludo Bagman quien estaba sentado al otro lado de Karkarov, en tanto que el señor Crouch, el jefe de Percy, ocupaba el asiento que había al lado de Madame Máxime.
Los postres habían llegado, podían ver dulces extraños. Ron examinó detenidamente una especie de crema pálida, y luego la desplazó un poco a la derecha, para que quedara bien visible desde la mesa de Ravenclaw. Issei noto eso y comenzó a reírse un poco de la actitud de Ron, negando ligeramente con la cabeza.
Una vez los platos de oro estuvieron limpios, Dumbledore volvió a levantarse. Todos en el gran comedor parecían emocionados y nerviosos. Con un estremecimiento, Harry se preguntó qué iba a suceder a continuación. Unos asientos más allá, Fred y George se inclinaban hacia delante, sin despegar los ojos de Dumbledore.
—Ha llegado el momento —Anunció Dumbledore, sonriendo a la multitud de rostros levantados hacia él—. El torneo de los tres magos va a dar comienzo. Me gustaría pronunciar unas palabras para explicar algunas cosas antes de que traigan el cofre...
—¿El qué? — murmuró Harry.
Ron había encogido los hombros.
En la mesa de Ravenclaw, Issei estaba quedándose dormido sobre su plato hasta que luna le dio un golpe que lo hizo despertar cayendo de su asiento.
—Mantente despierto— murmuró Luna.
—Esta bien, solo no me golpees — Issei se quejó.
—... Solo para aclarar en qué consiste el procedimiento que vamos a seguir. Pero antes, para aquellos que no lo conocen, déjenme presentarles a Bartemius Crouch, director del Departamento de cooperación mágica internacional —hubo un asomo de aplausos cortés—. Y al señor Ludo Bagman, director del departamento de deportes y juegos mágicos.
Todos aplaudieron al saber quien era, Issei solo lo hizo para no desencajar. Los aplausos se debían a la fama de Ludo como golpeador, o tal vez porque tenía un aspecto más simpático.
—Los señores Bagman y Crouch han trabajado sin descanso durante los últimos meses en los preparativos del Torneo de los tres magos —continuó Dumbledore—, y estarán conmigo, con el profesor Karkarov y con Madame Maxime en el tribunal que juzgará los esfuerzos de los campeones.
A la mención de la palabra campeones, la atención de los alumnos aumentó aún más.
Quizá Dumbledore percibió el repentino silencio y los ronquidos de Issei, porque sonrió mientras decía.
—Señor Filch, si tiene usted la bondad de traer el cofre.
Filch, que había pasado inadvertido pero permanecía atento en un apartado rincón del Gran comedor, se acercó a Dumbledore con una gran caja de madera con joyas incrustadas.
Issei sintió la magia que emitía el cofre, era algo curioso pero sin duda le pareció atractivo el poder ver la adornada caja. Ignoro la mayoría de las palabras de Dumbledore sobre los preparativos y unas aparentes cuatro pruebas, sólo estaba sentado: pensando cosas pervertidas, viendo a Luna, y viendo a sus nuevos amigos.
Dumbledore sacó la varita mágica y golpeó con ella tres veces en la parte superior del cofre. La tapa se levantó lentamente con un crujido. Dumbledore introdujo una mano para sacar un gran cáliz de madera toscamente tallada. No habría llamado la atención de no ser porque estaba lleno hasta el borde de unas temblorosas llamas de color blanco azulado.
—Mis llamas son aún más lindas que ese pedazo de madera inútil—Ddraig dijo orgulloso.
El viejo director cerró el cofre y con cuidado colocó el cáliz sobre la tapa, para que todos los presentes pudieran verlo bien.
—Todo aquel que quiera proponerse para campeón tiene que escribir su nombre y el de su colegio en un trozo de pergamino con letra bien clara, y echarlo al cáliz —Explicó Dumbledore—. Los aspirantes a campeones disponen de veinticuatro horas para hacerlo. Mañana, festividad de Halloween, por la noche, el cáliz nos devolverá los nombres de los tres campeones a los haya considerado más dignos de representar a sus colegios. Esta misma noche el cáliz quedará expuesto en el vestíbulo, accesible a todos aquellos que quieran competir.
>> Para asegurarse que ningún estudiante menor de edad sucumbe a la tentación —prosiguió el viejo—, voy a trazar una raya de la edad alrededor del Cáliz de fuego una vez que lo hayamos colocado en el vestíbulo. No podrán cruzar la línea aquellos que no hayan cumplido los diecisiete años.
Casi todos discutían el hecho de la limitante de la edad, era injusto pero Dumbledore tenía sus razones para hacerlo y con el consentimiento de los demás directores y el ministerio de magia, era más que obvio que no deseaban tener menores de edad heridos.
—Solo para evitar sospechas, se hará ahora mismo procederé hacer mi tarea como director y anfitrión— Dijo Dumbledore.
No mucho después todos se encontraban fuera del gran comedor, observando cómo el profesor Dumbledore dibujaba la raya de edad frente a todos.
—Bien, como ya es tarde es mejor que todos vayamos a descansar —Se despidió de sus alumnos—. Les deseo una excelente noche a nuestros invitados.
Issei se reunió con Harry y los demás, Luna estaba en su espalda dormida, cansada y con el estómago lleno.
—Hola chicos — Saludo Issei, a un lado de los gemelos.
—Viejo ¿puedes creerlo? —Preguntó George indignado—. Una línea de edad, eso es injusto.
—No lo creo, así evitan que menores estén en peligro — Issei comentó con una pequeña sonrisa.
—Puede ser, pero si es una raya de edad podemos sortearla con una poción de envejecimiento —Fred sonrió con astucia.
—Pero no creo que nadie menor de diecisiete años tenga ninguna posibilidad —Replicó Hermione—. No hemos aprendido bastante...
—Habla por ti —Replicó George—. Tu lo vas a intentar, ¿no, Harry?
—No... No lo sé.
Harry pensó un momento en la insistencia de Dumbledore en que nadie se ofreciera como candidato si no había cumplido los diecisiete años, pero luego volvió a imaginarse a sí mismo ganando el Torneo de los tres magos... Se preguntó qué hasta qué punto se enfadaría Dumbledore si alguien por debajo de los diecisiete hallaba la manera de cruzar.
—¿dónde está? —Dijo Ron, que no escuchaba una palabra de la conversación, porque estaba examinando la multitud para ver donde se encontraba Krum—. Dumbledore no ha dicho nada de dónde van a dormir los de Durmstrang, ¿verdad?
—Van a dormir en su barco, escuche a un chico de Slytherin lo dijo muy desanimado —Respondió Issei, acomodando a Luna en su espalda.
—¿Por qué la cargas siempre? —Preguntó Ron, viendo a Issei—. Es raro, escucho a las serpientes decir que le das un mal nombre a la perversión.
—Lo hago porque aún no cesan el bullying en su contra, incluso con mis amenazas no bajan —Issei estaba molesto por recordar eso—. Deberé hablar con algún profesor.
—Te deseo suerte, iré con mis hermanos para ver si podemos encontrar una forma de poner nuestros nombres para mañana —Antes de caminar, Ron sintió que había hecho algo malo—. Ehhh yoo...
—No le diré a nadie.
—Gracias viejo, eres grande —Ron se acercó a Harry, para después ir con los Gemelos.
Issei observó cómo Karkarov se quedó viendo a Harry unos momentos, luego la intervención de Ojoloco hizo subir la tensión en el pasillo
Eso solo dejó solo a Hermione, quien estaba por irse a la biblioteca antes de él toque de queda, pero, vio a Issei observar el cáliz de fuego y decidió acercarse.
—Hola Issei —Hermione saludó con gentileza—. ¿Que tal la cena?
—Hermione-San, estuvo bien —Respondió Issei—, pero no soporte muy bien a la chica frente a nosotros, ¿que tal tu?
—Ron estuvo todo el rato hablando sobre Viktor Krum y siendo quisquilloso con la cena —comentó un poco más relajada, viendo a Issei—. ¿Piensas ingresar tu nombre en el Cáliz de fuego?
—Tal vez lo haga, se lo prometí a Luna —Issei admitió—, pero en realidad no me llama mucho la atención el torneo... Aunque el dinero me vendría muy bien, como sabes no tengo muchos ahorros.
—Lo entiendo, pero ¿por qué prometerle a Luna que participaras? —Preguntó Hermione, viendo a Issei al rostro—, se que es tu amiga, ¿no crees que es muy peligroso?
—Puede que si, puede que no, pero lo hago para verla feliz —Sonrió un poco.
—Eres muy considerado.
—Creo que es mi naturaleza.
—Issei, se está haciendo tarde —Hermione vio un reloj que estaba cerca—, ¿Crees que mañana podríamos ir juntos a la biblioteca? Me gustaría conversar mas contigo, conocernos más.
—Eso sería genial, nos vemos mañana en la biblioteca —Issei paso su mano por el cabello de Hermione, sonriendo.
—Hasta mañana, nos vemos después del desayuno — respondió sonrojada, para después irse.
Issei la detuvo un momento, para darle un abrazo y después dejarla ir. Ambos tomaron rumbos a sus respectivas casas.
...
Al llegar a la torre de Ravenclaw, Issei entró muy furioso. Sabía que aún molestaban a Luna y no regresaban sus pertenencias, así que aprovecho que estaba dormida y comenzó una discusión con todos.
—¡Les advierto una cosa! —Dijo Issei casi gritando—. Si vuelven a molestar a Luna, si veo que no tiene sus pertenencias para mañana en la mañana créanme que lo van a lamentar mucho.
—¿¡por qué te haríamos caso!? —Grito un chico de séptimo año.
— Porque iré con Dumbledore-Sensei, Flitwick-Sensei— Issei tomó un respiro—. Y no creerán lo bien que me llevo con ellos dos, sería una lástima que sus notas bajaran por su mala conducta hacia sus compañeros... Incluso negarles el acceso a la biblioteca.
Eso puso en alarma a los presentes, que se tomaron unos momentos en responder con un movimiento de cabeza afirmativo.
...
Como al siguiente día era sábado, lo normal hubiera sido que la mayoría de los alumnos bajaran a desayunar tarde. Sin embargo, Harry, Ron y Hermione no fueron los únicos en levantarse antes de lo habitual en días de fiesta. Al bajar al vestíbulo vieron a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y todas contemplando el cáliz de fuego. Lo habían colocado al centro del vestíbulo, encima del taburete sobre el que se ponía el sombrero seleccionador. En el suelo, a su alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.
—¿Ya ha dejado alguien su nombre? —le preguntó Ron algo nervioso a una de tercero.
—Todos los de Durmstrang —contestó ella—. Pero de momento no he visto a ninguno de Hogwarts... Oh espera, ahí va ese chico con Loony en su espalda.
Todos volvieron a ver hacia el cáliz de fuego, Issei cargaba a Luna en su espalda y apenas puso un pie dentro de la línea de edad, Luna cayó al piso sobre su trasero.
—Te dije que no podías cruzar —Issei la regaño un poco.
Luna solo hizo un puchero y se levantó de el suelo.
—Iré con Ginny, pasaré el día con ella—Sonrió un poco—. No se que hayas hecho, pero los Narggles regresaron mis cosas.
—Bien...
Issei tomo de su bolsillo un pedazo de pergamino con las palabras: <<Hyodo Issei, Hogwarts. >> Issei avanzó hasta el centro y colocó su nombre dentro de él cáliz. Issei salió de la línea con una sonrisa, vio a los chicos y se acercó a ellos al ritmo de los aplausos.
—Buenos días chicos, ¿Ya desayunaron? — Issei pregunto con una cálida sonrisa.
—Aún no, vemos quienes vienen a poner su nombre — Respondió Harry, dando una mano a Issei.
—Veo que si participas después de todo —Mencionó Hermione—. Te estaré apoyando.
—Ten por seguro te apoyaré viejo —Ron dijo chocando manos con Issei.
—Muchas gracias —El castaño sonrió—. Esta noche en la cena, les hablaré un poco de mi.
—¡Genial! ¿Nos enseñarás cómo transfigurar alas para poder volar? —Ron estaba Emocionado.
—No, pero en un futuro— Issei les guiño un ojo.
Pocos segundos después, comenzaron a escuchar risas detrás de ellos, eran los gemelos y Lee Jordan.
Los tres sacaron una botella con la poción de envejecimiento y tomaron una gota cada uno. Fueron advertidos por Hermione, pero ninguno le prestó atención y entraron al círculo de edad que rodeaba.
Fred fue el primero en pasar, al parecer todo iba bien y nada pasaba.
Durante unos momentos, Issei y Harry creyeron que el truco había funcionado. George, desde luego, también lo creyó, porque profirió un grito de triunfo y avanzó tras Fred. Pero al momento siguiente se oyó un chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del círculo dorado como si los hubiera echado un invisible lanzador de peso. Cayeron al suelo de fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para colmo un sonido extraño se escuchó y ambos tenían de repente la misma barba larga y blanca.
Todos en el lugar rompieron a carcajadas. Incluso Fred y George se rieron al ponerse de pie y verde cada uno la barba del otro. Incluso el profesor Dumbledore parecía divertido con la situación, halagando a los gemelos por sus barbas. Fred y George salieron para la enfermería acompañados por Lee, que se partía de la risa, y Harry, Ron, Hermione e Issei, que también reían con ganas, entraron a desayunar.
—Eso fue muy divertido —Comentó Issei, viendo a los chicos.
—Claro que fue divertido, mis hermanos siempre logran sacarte una risa no importa lo que hagan —Respondió Ron intentando contener su risa.
—Les advertí que no iba a funcionar, ustedes mismo vieron cómo el profesor Dumbledore dibujaba la línea anti edad —Hermione comentó mientras caminaba a un lado de Issei.
—Oye viejo, ¿Cómo hiciste para poder dejar tu nombre en el cáliz de fuego, no eres de sexto año? mis hermanos dicen que eres un genio en clases cuando están los Ravenclaw con ellos —Preguntaba Ron nuevamente.
— Puedo estar en sexto año, pero yo no debería estar estudiando más —Issei estaba abriendo las puertas del gran comedor—. Después de todo tengo diecinueve años.
—¿Es enserio? pensé que al menos tendrías dieciséis, no que habría diferencia cinco años — Harry había salido de confusión ahora, era lógico que pudiera ingresar su nombre.
Ya estando sentados en la mesa de Gryffindor, habían cambiado la decoración del Gran Comedor. Como era Halloween, una nube de murciélagos vivos revoloteaba por el techo encantado mientras cientos de calabazas lanzaban macabras sonrisas desde cada rincón. Dean y Seamus se acercaron con ellos, comenzaron a charlar sobre los estudiantes de Hogwarts que tenían diciente años o más y que podrían intentar participar.
—Por ahí corre el rumor de que Warrington Se ha levantado temprano para echar el pergamino con su nombre —le dijo Dean a Harry—. Sí, hombre, ese tío grande de Slytherin que parece un oso perezoso...
Harry, que se había enfrentado a Warrington en quidditch, movió la cabeza en señal de disgusto.
—!Espero que no tengamos de campeón a nadie de Slytherin¡
—Y los de Hufflepuff hablan todos de Diggory —comentó Seamus con desdén—. Pero no creo que quiera arriesgarse a perder sus belleza.
—¡Escuchen! —dijo Hermione repentinamente.
En el vestíbulo estaban lanzando vítores. Se volvieron todo en sus asientos y vieron entrar al Gran Comedor, sonriendo con un poco de vergüenza, a Angelina Johnson. Era una chica morena, alta, que jugaba como cazadora en el equipo de quidditch de Gryffindor. Angelina fue hacia ellos, se sentó y dijo:
—¡Bueno, lo he hecho! ¡Acabo de echar mi nombre!
—¡no puedo creerlo! —exclamó Ron, impresionado
—Pero ¿tienes diecisiete años? —cuestionó Harry.
—Claro que los tiene. Porque si no le habría salido barba ¿no? —dijo Ron.
—Mi cumpleaños fue la semana pasada —explicó Angelina.
—Espero que logres ser la campeona de Hogwarts, Johnson-san—comento Issei, mientras bajaba una taza de cafe.
—Bueno, me alegro de que entre alguien de Gryffindor —declaró Hermione—. ¡espero que quedes tu, Angelina!
—Oye, pensé que me apoyas a mi — dijo Issei fingiendo dolor.
—Gracias, Hermione —contestó Angelina sonriéndole.
—Sí, mejor cualquiera de ustedes dos que Diggory el hermoso —dijo Seamus, lo que arrancó miradas de rencor de Hufflepuff que pasaban al lado.
—¿Qué vamos hacer hoy? —preguntó Ron a Harry y Hermione, cuando terminaron el desayuno y salían del Gran Comedor.
—Aún no hemos bajado a visitar a Hagrid —comentó Harry.
—Bien —dijo Ron—, mientras no nos poda que donemos los dedos para que coman los escregutos...
—A mi me agradan los escregutos, todos son muy dóciles conmigo —Issei sonrió.
A Hermione se le iluminó súbitamente la cara.
—¡Acabo de darme cuenta de que todavía no le he pedido a Hagrid que se afilie a la P.E.D.DO.! ¡Al igual que a ti Issei! —dijo con alegría—. ¿Quieren esperarme un momento mientras subo y agarró las insignias?
—Pero ¿Qué pretende? —dijo Ron, exasperado, mientras Hermione subía por la escalera de mármol.
—vamos Ron-san, déjala ser feliz — Issei palmeo el hombro de Ron.
—Eh, Ron —le advirtió Harry—, por ahí viene tu amiga.
Los estudiantes de Beauxbatons estaban entrando por la puerta principal, provenientes de los terrenos del colegio, y entre ellos llegaba la chica veela. Los que estaban alrededor del cáliz de fuego se echaron atrás para dejarlos pasar, y se los comían con los ojos.
—¿Qué crees que harán los que no sean elegidos? —le susurró Ron a Harry mientras la chica veela dejaba caer al fuego su trozo de pergamino—.¿Crees que volverán a su colegio, o se quedarán para presenciar el Torneo?
—No lo sé —dijo Harry—. Supongo que se quedarán, porque Madame Maxime tiene que estar en el tribunal ¿no?
—Igual creo que se quedaran, tampoco hicieron un viaje tan largo como para irse tan solo dos días después —Issei se unió de nuevo a la conversación—, seria una perdida muy grande de tiempo.
Cuando todos los estudiantes de Beauxbatons hubieron presentado sus nombres, Madame Maxime los hizo volver a salir del castillo.
—¿Dónde dormirán? —preguntó Ron, acercándose a la puerta y observandolos.
—Duermen en su carruaje, los escuche hablando en la cena el dia que llegaron —Issei aclaro la duda de Ron.
Un sonoro traqueteo anunció tras ellos la re-apareción de Hermione, que llevaba consigo las insignias de la P.E.D.D.O.
—¡Démonos prisa! —dijo Ron, y bajó de un salto la escalinata de piedra,sin apartar los ojos de la chica veela, que iba con Madame Maxime por la mitad de la explanada.
Al acercarse a la cabaña de Hagrid, al borde del bosque prohibido, Ron comprobó que lo dicho por Issei era real, Beauxbatons dormía en su gigantesco carruaje. El gigantesco carruaje de color azul claro en el que habían estaba aparcado a unos doscientos metros de la cabaña de Hagrid, y los de Beauxbatons entraron en él de nuevo. Al lado, en un improvisado potrero, yacían los caballos de tamaño de elefantes que habían tirado del carruaje.
Los chicos llamaron a la puerta de Hagrid, y los estruendosos ladridos de Fang respondieron al instante. Hagrid se había alegrado mucho de ver a sus viejos amigos e Issei. El gran hombre estaba vestido con su mejor traje, que siendo sinceros no le sentaba para nada bien al amable grandulón. Durante unos breves momentos Hermione lo miró con ojos desorbitados, y luego obviamente decidiendo no hacer ningún comentario dijo:
—Eh... ¿dónde están los escregutos?
—Andan entre las calabazas —repuso Hagrid contento—. Se están poniendo grandes: Ya deben tener cerca de un metro. El único problema es que han comenzado a matarse unos a otros.
—¡No!, ¿de verdad? —dijo Hermione, echándole a Ron una dura mirada para que se callara, porque éste, viendo el peinado de Hagrid, acababa de abrir la boca para comentar algo.
—Sí —respondió con tristeza—. Pero están bien. Los he separado en cajas, y aún quedan unos veinte.
—Rubeus-San, estoy seguro de podría ayudarle con los escregutos, ¿que tal siguiente fin de semana? —Issei se ofrece de ayudante para Hagrid—. Incluso podría ayudarle a construir un potrero más estable.
—Eso es muy amable de tu parte Issei, creo que te tomare la palabra — Hagrid sonrió un poco.
La cabaña de Hagrid constaba de una sola habitación, uno de cuyos rincones se hallaba ocupado por una cama gigante cubierta con un edredón de retazos multicolores. Delante de la chimenea había una mesa de madera,también de enorme tamaño, y unas sillas, sobre las que colgaban unos cuantos jamones curados y aves muertas. Se sentaron a la mesa mientras Hagrid Comenzaba a preparar el té, y no tardaron en hablar sobre el Torneo de los tres magos. Hagrid parecía tan nervioso como ellos a causa del Torneo.
—Esperen y verán —dijo, emocionado—. No deben hacer nada más que esperar. Van a ver lo que nunca han visto. La primera prueba... Ah, pero se supone que no debo decir nada.
—¡Vamos, Hagrid! —lo animaron Harry, Ron y Hermione.
Sonrió y negando con la cabeza al mismo tiempo.
—No, no, no quiero estropearlo por ustedes. Pero les aseguro que será muy espectacular. Los campeones van a tener que demostrar su valía. ¡Nunca creí que viviría lo bastante para ver una nueva edición del Torneo de los tres magos! —Dijo muy emocionado Hagrid—. Cierto, poco antes de que llegaran me enteré de que Issei estará participando, ¿es eso cierto?
—¡Me atrapaste! —Issei alzó sus manos con una ligera sonrisa—. Es verdad, aunque no participó por iniciativa mía.
—¿a qué te refieres muchacho?
—Luna Lovegood obligó a Issei a participar —dijo Ron, tomando despues de tomar un poco de agua—. Parecía muy insistente en el tema asi que Issei termino aceptando.
—Básicamente eso jejeje — Issei rió nervioso.
Después unos momentos mas de charla, el estómago de Ron hizo un extraño ruido. Todos terminaron comiendo con Hagrid, aunque no comieron mucho debido al intento de estofado de buey que no se veía muy apetitoso.
A media tarde empezó a caer una lluvia suave. Resultaba muy agradable estar sentados junto al fuego, escuchando el suave golpeteo de las gotas de lluvia contra los cristales de la ventana, viendo a Hagrid remendar calcetines y discutir con Hermione sobre los elfos domésticos, porque él se negó tajantemente a afiliarse con a la P.E.D.D.O. cuando ella le mostró las insignias.
Afortunadamente para ella, Issei acepto afiliarse y con eso quedo un poco menos irritada.
—¡Bien, basta de esto! —gritó Ron—. Mejor cuentanos mas sobre ti, Issei.
—¿Que les cuente sobre mi? —Pregunto confundido el castaño—. No soy para nada interesante.
—Claro que lo eres —Repuso Harry —. Te encontramos tirado en los huertos de la madriguera, además de que sabes transfigurar esas extrañas alas de Dragón.
—Bueno, creo que todos podrían hacer eso —Issei se puso nervioso.
—Por favor Issei, queremos conocerte mejor —Hermione se interpuso—. ¿Acaso no somos amigos?
—Bien, ustedes ganan —Issei se rindió.
Lo que antes era una discusión sobre los derechos de los elfos domésticos, pasó a ser una tarde amena donde comenzaron a conocer más a fondo a su nuevo amigo Nippon.
—En un principio no era muy aceptado por mis compañeros en la escuela, mi actitud era algo mala y me traía muchos problemas con los demás—Un ligero sonrojo apareció—. Después de un tiempo conoci a una chica desconocida me invitó a salir, yo claramente acepte y acordamos una cita para el siguiente fin de semana...
« Ese dia lo había planeado hasta el último detalle, me sentía espectacular y por primera vez creía que mi suerte empezaba a cambiar. Tenía razón, mi suerte cambió de mala a pésima.
Los relatos de Issei siguieron y siguieron, el castaño abrió su corazón para sus nuevos amigos. Había pasado por su relación con Raynare, un aparente accidente que casi lo asesina, su recién formada amistad con el club de investigación de lo oculto,la pelea con Riser y más. omitiendo y cambiando algunas cosas para no revelar muchos detalles o sobre sus poderes, pero contando en su totalidad la parte no sobrenatural, como el ser hijo unico.
—(En algún momento tendrás que contarles todo, no esperes a que suceda algo malo para hacerlo, compañero) —Ddraig le aconsejo a Issei de manera mental.
—(No te preocupes Ddraig) — Issei solo lo calmo.
—Pero si no hace mucho ibas a una escuela muggle ¿cómo es que tienes magia? —Preguntó Ron, sintiendo demasiada curiosidad.
—¿Crees que sus padres le hayan ocultado su origen? —Pregunto Harry, sintiendo un poco de enojo.
—Creo que mis padres eligieron no enviarme a una escuela mágica, hasta que tuviera la mayoría de edad pero en el camino hacia ella, algo me atacó y me levanté en la habitación en la madriguera —Issei mintió.
—No creí que tuvieras tantos problemas —Hermione reflexiono un poco—. Pero ese par de chicas que mencionaste, de su club de Kendo ¿golpearte solo porque no les agradas? son personas muy nefastas.
—¡Verdad! —Issei concordó con Hermione—. Todos eran accidentes, no hacía nada a propósito.
—Aún queda tiempo para que anuncien a los campeones ¿que tal si vamos a la biblioteca? — Hermione le propuso solo a Issei.
—Nosotros iremos apartando lugares, adelantense —Harry se ofreció.
—Si, queremos asientos cercas del cáliz de fuego.
Salieron de la cabaña y cerraron la puerta. Fuera se empezaba a ocultar el sol. Se cubrieron bien en la capa y empezaron a subir la cuesta.
...
Hermione e Issei ya se encontraban en la biblioteca, sentados mientras la chica leía un libro de historia e Issei leía un libro sobre criaturas mágicas.
—Me agrada pasar tiempo contigo Hermione-san.
—¿Lo dices enserio? usualmente suelen decir que soy un dolor de cabeza, además de que me creen una odiosa sabelotodo.
—Apuesto que fue Ron —Issei soltó una pequeña risa.
—Ron es un buen amigo, pero todos los demás alumnos de otras casas piensas lo mismo, incluso el profesor Snape.
—Son unos tontos, Snape-Sensei por mucho que lo odie debe admitir que eres su mejor alumno—Issei comentó—. Tu inteligencia no se debe a nada, estoy seguro que te has esforzado mucho.
—Exactamente, nadie lograba entender eso.
—Es su problema, no les tomes importancia.
—Sabes, me alegra que me apoyes con mi lucha por los derechos de los elfos domésticos, nadie me toma enserio.
—A mi tampoco me agrada como se aprovechan de los demas, aun asi si es su naturaleza ser serviciales.
—Cierto, no te di tu insignia de la P.E.D.D.O. —Hermione sacó una insignia y se la colocó a Issei.
—Son diseños geniales, pero el acrónimo es algo raro.
—No te burles de él —Hermione golpeó un a Issei en un brazo—. Issei ¿que estás leyendo?
—Un libro sobre criaturas mágicas, me esta tentando conseguir un basilisco —Issei sonrió ante la posibilidad—. Su nombre sería Vritra, como el enemigo del dios Hindú Indra.
—¡Claro que no! —Hermione le gritó—. Esas cosas son muy peligrosas, en nuestro segundo año, Harry casi muere por culpa de uno... ¡Yo casi muero por culpa de uno!
—Lo siento, no lo sabía —Issei se disculpó—. ¿Suelen estar en peligro muy seguido?
—Los problemas nos siguen—Aclaró Hermione—. Por alguna extraña razón logramos entrometernos en situaciones peligrosas.
—Si algo llegara a pasarles, cuenten conmigo para lo que sea—Dijo con voz heroica—, porque después de todos ahora son mis amigos, si alguien te molesta solo dime para protegerte.
Hermione solo asintió un poco mientras reía en voz baja, las voces que hacia Issei eran muy graciosas.
—Gracias, lo tendre en cuenta —repuso Hermione, para despues sonreir un poco.
La sonrisa de Hermione hizo que Issei se sonrojara un poco...
—Creo que es hora de que nos vayamos, solo faltan veinte minutos.
—Yo te sigo Hermione-san.
Ambos regresaron sus libros y se fueron hacia la puerta de la biblioteca, camino hacia el Gran Comedor.
...
Una vez dentro vieron que el Gran Comedor, iluminado por velas, estaba casi abarrotado. Habían quitado del vestíbulo el cáliz de fuego y lo habían puesto delante de la silla vacía de Dumbledore, sobre la mesa de los profesores. Fred y George, nuevamente lampiños, parecían haber encajado bastante bien la decepción.
—Espero que salga Angelina —dijo Fred mientras Hermione e Issei se sentaban—. No te ofendas Issei.
—¡Yo también! —exclamó Hermione—. ¡Bueno pronto lo sabremos!
Ginny y Luna se acercaron a donde estaban el resto de los chicos, ambas chicas estaban especulando sobre quién podría salir, así que Luna habló claro y fuerte,
—Yo se que Issei será el campeón de Hogwarts— Sonrió segura de sí misma.
El banquete de Halloween les pareció mucho más largo de lo habitual. Quizá porque era su segundo banquete en dos días, Harry no disfrutó la insólita comida tanto como la habría disfrutado cualquier otro día. Como todos cuantos se encontraban en el Gran Comedor —a juzgar por los cuellos que se giraban continuamente, las expresiones de impaciencia, las piernas que se movían nerviosas y la gente que se levantaba para ver si Dumbledore ya había terminado de comer—, Harry sólo deseaba que la cena terminara y anunciarán quiénes habían quedado seleccionados como campeones.
Los platos de oro volvieron a su original inmaculado. Se produjo cierto alboroto en el salón, que se cortó casi instantáneamente cuando Dumbledore se puso de pie.
—Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión —anunció Dumbledore—. Según me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado —indicó lapuerta que había detrás de su mesa—, donde recibirá las primeras instrucciones.
Tomó su varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el fulgor de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacía daño a los ojos.
—De un instante a otro —susurró Lee Jordan, dos asientos más allá de Harry.
De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino. La sala entera ahogó un grito.
Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.
—El campeón de Durmstrang —leyó con voz alta y clara— será Viktor Krum.
—¡Era de imaginar! —gritó Ron, al tiempo que una tormenta de aplausos y vítores inundaba el Gran Comedor. Harry vio a Krum levantarse de la mesa de Slytherin y caminar hacia Dumbledore. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua.
—¡Bravo, Viktor! —rugió Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por encima de los aplausos—. ¡sabia que serias tú!
Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos envolverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.
—La campeona de Beauxbatons —dijo Dumbledore—es ¡Fleur Delacour!
—¡Es ella, Ron! —gritó Harry, cuando la chica que parecía una veela se puso en pie elegantemente, sacudió la cabeza para retirarse hacia atrás la amplia cortina de pelo plateado, y caminó por entre las mesas de Hufflepuff Ravenclaw.
—¡Mirad qué decepcionados están todos! —dijo Hermione elevando la voz por encima del alboroto, y señalando con la cabeza al resto de los alumnos de Beauxbatons.
—(Decepcionados es decir poco) —Pensó Harry, dos de las chicas que no habían resultado elegidas habían roto a llorar, y sollozaban con la cabeza escondida entre los brazos.
Cuando Fleur Delacour hubo desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el silencio, pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba. El siguiente sería el campeón de Hogwarts...
Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino.
—El campeón de Hogwarts —anuncio— es ¡Issei Hyodo!
—¡Si, lo sabia! — Grito Luna con emoción aún más fuerte que el profesor Karkarov.
—Felicidades viejo, siempre confié en que serias tu y no el niño bonito de Diggory — Ron dijo muy feliz.
Los aplausos fueron fuertes por parte de la casa de Ravenclaw, y los Hufflepuff solo suspiraron. Issei solo se levantó de su asiento y fue a donde les indicaron anteriormente.
—¡Estupendo! —dijo Dumbledore en voz alta y muy contento cuando se apagaron los últimos aplausos—. Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos ustedes, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, darán a sus respectivos campeones todo el apoyo que podáis. Al animarlos, todos ustedes contribuirán de forma muy significativa a...
Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido.
El fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.
Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore Contempló el trozo de pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta:
—Harry Potter.
Harry solo se tenso y por su mente solo pasaba una sola cosa.
—(¡Mierda!)
...
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