Nuevos amigos

Black Flag había logrado establecer una rutina diaria desde que las misiones habían comenzado, cada vez que hacían una misión ellos se relajaban dos o tres horas antes de seguir entrenando, hacían lo que más les gustaba, ya fuera cocinar algún aperitivo, jugar videojuegos o solamente dormir, un tratamiento que les había funcionado hasta ahora para no tener un ataque psicótico con consecuencias mortales para todos en el edificio.

En esos momentos podríamos ver al trío reunido en una cocina del hotel Continental, Marcos estaba leyendo un periódico en la sección de clasificados buscando un apartamento o cada donde pudiera vivir de forma casi independiente del hotel ya que era el equivalente a vivir en el trabajo.

Su búsqueda fue respondida de forma rápida ya que encontró varios departamentos en la zona y de esa forma Purple no podría negarse a su petición ya la base de la hermandad no era solo la zona del edificio, abarcaba varios metros de túneles subterráneos que recorrían gran parte de esa zona para delimitar su territorio.

El muchacho de cabello azul no tenía muchos problemas con vivir en el hotel, aunque a diferencia del más alto el había hablado con Alfred para que le buscara un local donde pudiera crear un pequeño negoció de café ya que quería un lugar donde sirvieran comida de su agrado y con el sazón que le gustaba, no menosprecia la comida japonesa pero quería un lugar con comida más conocida para el.

Estaba cocinando como le era habitual, aunque lo que resultaba extraño para todos era que estaba vestido con la ropa con la que llegaron a ese mundo, solo que tenía un pañuelo rojo en la cabeza, un delantal blanco y guantes de cocina de gato con los que había sacado una bandeja con diferentes panqueques de sabores que podían ser desde vainilla hasta chocolate con chispas.

Gabriela: No sé coman los panquecitos antes de que se enfríen o se volverán a quemar como la última vez —Se quitó los guantes de cocina y se sentó en la mesa esperando a que sonará el cronometro— el escuadrón Hidra me pidió una orden, por lo que no deben comerse los que están en el horno o ellos se molestará y no querría ver a esos sujetos enojados

Marcos: solamente porque pasó cinco veces no significa que pasara una sexta —Le contesto fingiendo estar ofendido a pesar de que en realidad ya estaba planeando como robar la comida de su amigo—

Por su parte el que ahora era conocido como su hermano menor estaba leyendo un periódico con diferentes noticias en la ciudad, quería saber cómo era la vida sean esa ciudad y le daría una idea sobre cómo moverse en Tokonosu sin causar revuelto.

Pablo: bueno creo que voy a salir un rato, hay una tienda de videojuegos que abrió hoy y quizás logré encontrar algún juego interesante —Se levantó de dónde estaba y reviso sus bolsillos para asegurarse de llevar todas sus pertenencias—

Marcos: voy contigo, quiero aprovechar que Alfred está ocupado con lo que le pedimos y que Purple está fuera del país, quizás pueda también buscar un despacho para mi negocio de reformas domésticas —Se quedó viendo a su amigo quien estaba sacando el último pedido que habían hecho— ¿Vienes con nosotros?

Gabriel: me iré a cambiar, además de que también iré a dejar esto por lo que puede que tarde un poco, en media hora podré ir con ustedes —Guardo todo en una bolsa de papel y después fue hacía la puerta para poder hacer la entrega—

Pasaron los minutos en los cuales todos se habían cambiado de ropa para no levantar sospechas, los tres estaban en el garaje subterráneo dónde había una gran cantidad de autos y vehículos diferentes propiedad del que era su padre adoptivo, aunque les pareció extraño que la mayoría eran color azul, aunque lo consideraron solo una preferencia de Purple.

Marcos era el único con licencia de conducir por lo que él escogió un auto que le llamo la atención, un Camaro semejante al que aparecía en la película Transformers, solo que era color azul eléctrico pero conservaba las características líneas negras de aquél icónico vehículo, pero cuando estaban por subir apareció Alfred.

Alfred: el señor Purple dijo que el señor Marcos podría escoger el vehículo que más le agradara y que lo considere un regalo, aunque también dijo que deberá ser cuidadoso ya que en este país existen ciertos prejuicios asia los extranjeros —Los tres sabían a que se refería el mayordomo por lo que asintieron con la cabeza— por cierto, dijo que este seguramente sería el elegido por lo que me pidió tener la llave lista

Marcos: puede se sea un viejo loco, pero sabe aprovechar las debilidades de las personas —Tomo una libreta que siempre llevaba consigo si necesitaba hacer cálculos y escribió una pequeña nota— dale esto por favor

El mayordomo solo acepto el papel y vio como los jóvenes subían a auto para poder ir al lugar que recogieron, en realidad no estaba preocupado por ellos ya que era más probable que ellos le causarán daños a la ciudad, solamente no quería que ellos pasarán un mal rato.

Pasaron los minutos y al fin llegaron al centro comercial, era un lugar inmenso lleno de personas de todos tipos reunidas en diferentes secciones, desde ropa hasta tiendas de lujo dónde vendían cosas innecesarias y de costos muy elevados.

Al llegar al lugar los tres caminaron entre los pasillos que estaban llenos de personas, tardaron un poco más de lo esperado pero al fin llegaron al lugar que querían, una gran tienda llena de colores, luces y diferentes afiches de personajes animados.

Gabriel: ustedes pueden ir por allá, yo me iré por allí y después veré qué hago, no me gustan mucho esos lugares, nos vemos en dos horas —Miro su reloj de pulso y después se alejo de la zona para buscar algo que fuera más de su agrado—

Marcos: muy bien, nos veremos después Gabo —Le dió la espalda para ir al lugar e intentar encontrar algo parecido a sus gustos en su anterior vida—

Los dos decidieron tomar sus propios rumbos separados por la tienda, por un lado Marcos buscaba videojuegos de disparos, algunos cómics o manga y quizás encontrar algún DVD con películas, podía buscarlas por internet pero si era posible quería verlos en un disco ya que le daba una experiencia diferente.

Se acercó a un montón de revistas y encontró una que le llamo la atención, era una publicación de Estados Unidos acerca de las mejores armas para diferentes propósitos, en el pasado disfrutaba de leer sobre armas, pero ahora se las ocuparía en su trabajo supuso que será mejor aprender sobre ellas un poco más, además del entrenamiento.

Miro la contra cara de la revista y supo que se trataba de una buena publicación, criticaba muchas cosas de los norteamericanos pero nunca los contradecía cuando se trataba de armas, la tomo entre sus manos y siguió avanzando por el lugar tomando algunos mangas más.

Marcos por su parte estaba tomando varios libros de manga y una figura de una chica mágica, tenía que comprar algunos libros de finanzas, arquitectura de Japón y demás pero en esa tienda no los conseguiría, vio como Pablo estaba caminando de un lugar a otro en la tienda por lo que lo dejo quedarse mientras él se dirigía a una librería.

El chico de anteojos ya había comprando varias cosas, estaba tan distraído viendo los artículos a la venta que sin querer chico con una persona la cuál casi cae al suelo de no ser porque extendió su brazo tomando a la persona por los hombros para que cayera al suelo.

Se trataba de un muchacho quizás de su misma edad de complexión robusta, era de estatura más baja que él, su cabello era negro largo, tenía anteojos gruesos y un uniforme típico de Japón, miró el suelo y había varias cosas tiradas por lo que se arrodilló para ayudarlo a tomar los objetos.

Vio que también llevaba revistas de armas y otras cosas relacionadas a videojuegos, se quedó viendo una revista en especial que hablaba acerca de un grupo de hombres con capucha que había justicia, la tapa decía algo sobre estar basada en hechos reales y comenzaba a creerlo ya que la ropa de esas personas era idéntica a sus uniformes de asesinos.

Pablo: lo lamento, estaba distraído y no me fijé por dónde caminaba —Le entrego las revistas a su propietario quien las tomo y se acomodó los lentes— mi nombre es Pablo Morales, pero me puedes solamente llamar Pablo

???: Yo también lo siento, estaba distraído viendo otra parte —Miro al chico frente a él y se le hizo familiar el rostro de ese muchacho de cabello negro y anteojos— mi nombre es Kohta Hirano, veo que te interesó ese manga independiente

El muchacho asintio mientras veía la portada y reconocía a Gabriel, no porque se viera su rostro, pero sería imposible no reconocer al asesino de vestimentas azules que protaba una espada y hacha como armas, aunque también vio a Marcos en ese dibujó.

Kohta: es un manga independiente muy bueno, trata sobre una organización ficticia que mantiene el orden en una ciudad, aunque también tiene toques oscura y cada cierro tiempo cambian los protagonistas —Esperaba haber aburrido al chico que tenía frente a él pero ocurrió lo contrario, estaba sonriendo un poco curioso— este es un nuevo volumen, los protagonistas anteriores murieron y ahora van a explorar a un nuevo grupo de personajes

Pablo: en ese caso le compraré este manga también, suena interesante —Se acercó al encargado tomando uno de los ejemplares y pagando en el acto— creo que mis hermanos me dejaron, supongo que podríamos hablar un rato, veo que también te gustan las armas por esa revista, en lo personal me gustan los subfusiles

Kohta: bueno si me gustan, muchas son verdaderas obras de arte, pero hay tantos que no logro decidir por cual es mi favorito —Cuando tocó el tema de las armas su mirada cambio a una más enérgica la cuál mostraba que tanto le gustaba el tema— aunque creo que es mejor un rifle

Su plática se extendió por varios minutos tocando diferentes temas, desde cuál era el arma más eficiente según sus gustos hasta el tema de aquella revista que Kohta tenía entre sus cosas, era muy evidente que era la hermandad quien estaba siendo retratada allí, pero no sabía cómo permitían esa situación.

Los dos estaban hablando hasta que el chico regordete se canso de caminar y se sentaron en una banca para descansar, cuando se sentaron a platicar Pablo se sorprendió un poco por lo abierto que era aquel chico, aunque suponía que no todas las personas en Japón podían ser iguales era poco común conocer a alguien como ese chico.

Mientras hablaban sobre diferentes temas el chico de cabello negro y lentes se estiro un poco admirando su alrededor, había muchas cosas interesantes en aquel lugar, quizás reencarnar no era tan malo como creía al principio, arriesgaba su vida todo el tiempo pero si podía tener algo parecido a una vida normal eso podría estar bien.

Su platica estaba muy animada hasta que aquel muchacho vio de nuevo a alguien inesperado, podía ser obra de Zero o cualquier otro ser cósmico que le gustara jugar con su vida, pero cuando su vista se quedo fija en una tienda pudo ver como de ella salía acompañada de un chico de cabello negro.

Su estupor fue notado por el chico frente a él que volteo para encontrarse con la misma chica que estaba con el en la escuela, movió su mano frente al rostro de Pablo y cuando reacciono por un momento sintió un escalofrió y viendo como esos ojos calmados cambiaron a unos fieros que parecían amenazar con acabar con la vida de alguien.

Pablo: lo lamento, estaba distraído viendo algo —Se notaba un poco nervioso pero de inmediato retomo la compostura para intentar aparentar que no había pasado nada, pero su compañero ya había notado lo que ocurría—

Kohta: note lo que veías, se llama Takagi Saya y va en el mismo salón que yo, aunque si estas planeando lo que creo no te daría muchas esperanzas, ya muchos se le declararon y realmente no creo que este interesada en nadie ¿La conoces de alguna parte? —La respuesta fue una negativa, aunque la razón era que no quería hablar sobre como había secuestrado a un político y se infiltro en una fiesta—

Pablo: digamos que tuvimos un pequeño accidente y solo cruzamos un par de palabras —Suspiro un poco mientras pensaba en su problema, lo hablo con Marcos pero la única conclusión era que seguiría pensando en ella durante un largo tiempo hasta que su cerebro encontrara otra cosa en que enfocarse—

Los dos continuaron con su platica de armas y aunque a Pablo le gustaría ir a un campo de tiro con ese chico para saber si realmente tenia habilidades con las armas no creía que fuera prudente interactuar con un civil normal de esa manera y arriesgar su fachada de un simple chico.

Kohta: me gustaría preguntarte algo ¿Por qué estas en Japón? parece que vienes de algún pais occidental y me dio curiosidad la razón —Una pregunta que si bien era de esperar por lo que desde un principio tenia una mentira ya planificada—

Pablo: mi padre es aficionado a Japón, le gustan las cosas de aquí y me esta gustando el pais como para estudiar aquí —Comió un dulce de una bolsa de papel mientras se acomodaba en el banco— 

Con el tema olvidado los dos se despidieron para continuar con sus asuntos personales, al fin Pablo hizo un amigo nuevo por lo que estaba comenzando a salir de aquel estado fatalista, aunque no esperaba conocer a alguien como Kohta, solo esperaba que no fuera como sus antiguos amigos.

Pero mientras caminaba su mente ya había estado trabajando en diferentes planes y cosas que podría hacer, su mente era como un cuchillo y estaba planificando como acercarse a ella, aunque Marcos le dijera que pronto la olvidaría estaba seguro que con los cambios efectuados por Zero en su cuerpo seria algo casi imposible.

En otra parte del centro comercial

Marcos había estado caminando por diferentes pasillos buscando a Gabriel, sabia que tenia gusto por cocinar por lo que busco en la sección donde había locales de alimentos donde podría haber comprado alimentos  o algún libro de comida que le llamara la atención.

Estaba caminando cuando lo vio sentado en una banca comiendo un pastel, esto no debería sorprender a nadie ya que era normal que estas situaciones ocurrieran, pero lo que causo que el chico de cabello castaño abriera la boca hasta casi tocar el suelo fue verlo compartir una rebanada de pastel con una chica de cabello morado.

Su mejor amigo el cual era conocido por ser un amargado apático estaba comiendo al lado de una chica que supuso era una desconocida y al parecer se la estaba pasando bien, por un momento se abofeteo y creyó que estaba alucinando, pero despues se dio cuenta que realmente estaba pasando.

Lo que no entendía era como pudo llegar a ocurrir una situación como esa si Gabriel era conocido por odiar de forma inmediata a cualquier persona que conociera, solamente supo de una novia que tuvo y resulto que era campeona regional de karate, aunque también le conto de una chica con la que salió que era instructora de akido.

Siguiendo ese patrón supuso que ella debería ser alguien fuete, su afilada mirada se poso en todos los alrededores y buscando que podría haber llamado la atención del chico de cabello azul, de esa forma fue que logro distinguir una espada de madera que descansaba al lado de aquella hermosa joven.

Bajo circunstancias normales lo dejaría sin decir nada, pero con todas las circunstancias que les rodeaban quería saber si no era alguna agente enemiga, activo la vista de águila y tras escanear el área no encontró ninguna amenaza, ya estando seguro se alejo para buscar a Pablo.

Dos horas antes

Aquel chico que siempre cubría su despenado cabello azul con un gorro estaba caminando por los alrededores del centro comercial con un vaso de café caliente, se sentó en una zona al aire libre para poder esperar a sus amigos y mientras tanto trato de distraer su mente en otros asuntos como el negocio que quería comenzar.

Estaba inmerso en sus pensamientos por lo que no noto que su mirada estaba fija en un punto y este era una exposición de alumnos de un dojo de artes marciales, esto bajo circunstancias normales no mostraría problemas de no ser porque el profesor noto que estaba mirando al grupo fementido.

Aquel era un hombre muy nacionalista que creía de forma acérrima en las tradiciones y le molestaba que los extranjeros y especialmente las personas de occidente vieran su cultura como un circo para entretener a los extranjeros que visitaban su país.

Aquél hombre se acercó a Gabriel quien había enfocado toda su atención ahora en un cuaderno donde escribía varios números y operaciones matemáticas, estaba creando presupuestos, estimaciones del mercado e incluso había propuestas para nombrar su negoció.

Pero mientras estaba ocupado fue que una sombra bloqueó la luz del sol que estaba por los ventanales, debió su mirada por un momento mirando asía arriba para ver al responsable y se topo con los ojos de desaprobación de aquél maestro, no tenía ánimos de discutir por lo que siguió con la mirada apática de siempre y volvió a su cuaderno.

???: ¿Tiene idea de lo descortes de esta situación? —Le preguntó mientras veía al chico de cabello azul refiriéndose a cómo había visto a sus estudiantes—

Gabriel: si, es muy grosero interrumpir a alguien cuando está ocupado, pero no es mi problema —Le contesto con indiferencia mientras continuaba moviendo su lápiz sobre el papel—

???: ¡No me quedaré de pie viendo cómo haces de todo esto un circo? —Si rostro tomo una tonalidad roja al ver cómo era ignorado por aquél chico y de haber sido una caricatura ya habría explotado su cabeza—

Gabriel: pues allí hay una silla, no se valla a cansar —Le señaló una banca tras aquél sujeto en sus cuarenta que por impulsó tomo la camisa de Gabriel para obligarlo a ponerse de pie—

Aquel chico media 1.70 metros por lo que era más bajo que aquél hombre que media 1.80, pero de igual forma podía sentir como aquél muchacho no se alteraba por lo sucedido, creía que se aconsejaría e intentaría evitar algún golpe pero permanecía estoico ante el peligros que se suponía representaba el profesor.

De haberlo deseado podría haber dejado fuera de combate a ese hombre de un golpe, pero solamente tomo la muñeca de su agresor con suavidad sin perder el contacto visual en su oponente, su agarre era firme y permitió que se acercara lo suficientemente al maestro hasta quedar cara a cara.

Gabriel: haremos lo siguiente, dejara de arrugar mi camisa y dejara de tocarme, después fingirá que hizo lo que fuera que quería y me dejara en paz, de otra forma aquí correrá sangre, puede que sea la mía, pero supongo que la policía se llevará detenido al agresor que atacó a un pobre chico extranjero que quería invertir su dinero en esta isla —Su tono era calmado y aunque prefería usar la violencia el ser una anomalía lo volvía un foco de atención y no quería escándalos que afectarán sus planes a futuro—

El hombre soltó a Gabriel y se retiró para hablar con sus estudiantes,una vez libre el muchacho continuo con su actividad sin que nadie pudiera detenerlo, a veces la violencia era su salida favorita, pero Marcos siempre lo regañaba por eso y prefería usar el cerebro.

Cuando terminó de escribir bebió el último trago de su café y suspiró satisfecho, en realidad estaba feliz con la situación actual, solamente le debería pedir ayuda a Purple y en un periodo máximo de tres semanas ya tendría un café listo para atender una gran demanda que crecería con el tiempo.

Estaba por irse cuando escuchó pasos tras de él, pensó que era otra vez el loco que lo atacó al comienzó y se levantó con la disposición de romperle la nariz de un puñetazo, pero en lugar de eso se encontró con un grupo formado por tres hombres y una chica de cabello morado que vestían un uniforme, aunque noto que ellos entrenaban con espadas de madera.

???: Quería saber algo ¿Usted fue quien hizo enojar al sensei? —Era un hombre joven de la altura de Gabriel pero de complexión un poco más robusta, aunque era engañoso ya que el chico de cabello azul siempre ocupaba ropa olgada—

Gabriel: no entiendo su enojo, solo estaba comiendo cuando ese hombre me atacó —Le respondió con simplicidad y en lugar de prepararse para pelear como una rebanada de pastel de fresa para comerlo— ¿Quienes son ustedes? Y si responden con algo parecido a que es grosero preguntar el nombre de alguien sin presentarse me permito recordar que ustedes se acercaron a mí

El hombre parecía molesto pero a diferencia de su maestro era todavía más impaciente y dió un puñetazo contra el rostro del muchacho, este solo lo esquivo y devolvió un puñetazo en su estómago para despues levantar su rodilla y dar un golpe en los genitales de ese hombre, aunque aún controlando su fuerza lo dejo en el suelo con saliva saliendo de su boca.

Miro a los demás de forma desafiante esperando que lo atacarán pero todos prefirieron irse sin pelear, aunque para su sorpresa la mujer se quedó de pie frente a él sin decir nada al comienzo, la miró de manera desafiante y ella le correspondió la mirada de forma fría.

Esto despertó el interés del muchacho quien cambió su expresión aburrida a una más animada, vio como el dinero al que golpeó se levantaba del suelo y se retiraba para atender su nariz sangrante, el chico decidió que podía intentar hablar con ella ya que fue la primera que prefirió hablar antes que atacar.

Gabriel: supongo que me debo presentar señorita, mi nombre es Gabriel —Ella era más alta que él por cuatro centímetros por lo que le miraba asía arriba, aunque esto no le impidió ver qué ella llevaba una espada de madera— ¿Con quién tengo el gusto?

???: Mi nombre es Busujima Saeko —Ella tenía una mirada afilada pero fría a la vez, como si no le importara la situación pero estuviera lista para pelear en caso de que algo saliera mal—

Los dos se miraron durante algunos segundos y el muchacho de nuevo se sentó en la banca para ver las dos rebanadas de pastel que había comprado para investigar un poco mas acerca de los gustos de las personas de ese pais, abrió las dos cajas plásticas y dejo una frente a él.

Le señalo la parte frente a él para que tomara asiento, no tenia muchas expectativas, quizás lo único que esperaba era que ella le hablara un poco y conocerla un poco mas, le gustaban las personas con carácter fuerte y hasta ahora ella fue la única que parecía actuar con cabeza fría en ese momento.

Saeko se quedo viendo al chico pensando en lo que decía y aunque en realidad parecía ser algún busca pleitos noto que no tenia ninguna intención maliciosa de momento, de hecho estaba enfocado en comer su rebanada de pastel mas que en voltear a verla, al final se sentó sin comer nada y analizo al chico.

No tenia cicatrices en el rostro o tatuajes visibles, aunque noto que sus manos tenían varias marcas visibles las cuales solo había visto en algunos maestros que visitaban a su padre, aunque en realidad las de Gabriel parecían ser recientes.

Saeko: ¿puedo saber como te hiciste esas cicatrices? —Señalo las manos del chico quien nunca se tomo el tiempo para analizar el efecto que tenia el entrenamiento en su cuerpo—

Gabriel: me gusta entrenar con una espada, aunque a veces no calculo bien el tiempo y lastimo mis manos por no usar los guantes —Le mostro las palmas de sus manos donde había algunas marcas producidas por sostener sus armas, además de mostrar algunas callosidades — aunque note que tus manos están cuidadas a la perfección, algo increíble si se toma en cuenta que también entrenar con una espada 

A diferencia de las duras manos del chico de ojos azules ella tenia manos suaves y delicadas, aunque debido a su entrenamiento con la espada se podían ver algunas marcas imposibles de borrar por el arduo entrenamiento.

Los dos siguieron hablando durante mucho tiempo hasta que el sol comenzaba a ocultarse, tenias varios puntos en común por lo que Gabriel decidió que quizás podría congeniar bien con ella, despues de todo conocer personas ayudaría a que sus planes para crear un café pudiera seguir adelante.

Gabriel: me gustaría que pudiéramos vernos despues, ya sabes quizás podamos practicar y ver que tan hábil eres con esa espada de madera —Se mostraba todavía un poco serio pero ahora parecía un poco mas animado— 

Saeko: claro, mañana estoy libre a las ocho de la noche, nos podríamos ver en un dojo, pero solo si traes tu espada para que vea como son las técnicas que usar —Había escuchado de los caballeros medievales eran muy fuertes, por lo que ver a alguien que luchara como uno le  parecía interesante—

Los dos se alejaron y Gabriel camino con dirección a la salida del centro comercial, estaba por buscar a sus amigos cuando vio a los dos riendo en vos baja, no entendía de que reían hasta que se acerco para ver el teléfono de Marcos donde tenia una foto de él con Saeko, pero lo importante era que mostraba un leve sonrojo.

Marcos: no sabia que tenias mas de cuatro expresiones faciales y un estado de animo además de "Odio el mundo" —Se rio un poco mientras veía a su amigo quitarle importancia al asunto— vamos a casa, tengo sueño 

Pablo: yo quiero mi cama, quiero aprovechar para recuperar el sueño que perdemos por culpa de las misiones —A lo lejos se veía a Alfred sentado en una banca que había en el estacionamiento donde estaba el auto que al parecer se conducía solo—

Los tres agentes especiales de la organización que mantenía el orden se mostraba muy satisfecho con el resultado de su día, consiguieron algunos amigos nuevos y no tuvieron ningún incidente por lo que esperaban que hubiera al menos un pequeño periodo de calma antes de la siguiente misión.

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