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||Say you won't let go - James Arthur||
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"We've come so far my dear, look how we've grown"
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A veces, las cosas pasan solas.
A veces, las cosas que más querías en tu vida, la persona que más querías, no son lo correcto.
A veces la vida da giros inesperados.
A veces solo tienes que dejarte ir, dejar que las cosas sucedan, dejar a las personas correctas entrar a tu vida.
A veces solo tienes que volver donde todo empezó.
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La Inglesa despierta ante un fuerte golpe.
Levanta la cabeza para encontrarse recostada por la barra de un bar.
Paige no recordaba haber siquiera pisado aquel sitio.
-Buenos dias- Dice una suave voz.
La pelinegra dirige su mirada al frente para encontrarse con una pelirroja mujer.
-¿Dormiste bien?- Pregunta la mujer.
-¿Donde estoy?- Pregunta la joven mujer.
-Estas en mi barra derramando tu saliva- Dice la pelirroja -Ayer bebiste demasiado, tratamos de llevarte en la parte de atras pero te reusabas y golpeaste a mi novio en las bolas.
-Lo siento- Dice la Inglesa sintiendo sus mejillas arder.
-¿De donde eres?- Pregunta la pelirroja.
-No quiero recordarlo- Dice la fémina soltando un suspiro -Gracias por dejarme dormir aqui.
Paige se levanta de su asiento con rapidez haciendo que su cabeza de vueltas.
-Cuidado niña- Dice la pelirroja -¿No quieres un café?
La Inglesa solo asiente con la cabeza.
-Dime- Dice la pelirroja mientras comienza a preparar el café -Que hace una chica tan joven queriendo matar los recuerdos en el alcohol.
La pelinegra junta sus labios en una linea -Es estupido- Confieza -Lo importante es que estoy buscando a mi hermana, se supone que debería avisarle en cuanto llegase y encontrarme con ella, digamos que preferi ahogarme en alcohol en su espera.
-Bueno, eso me recuerda a alguien- Dice la pelirroja -Mi nombre es Lita.
-Paige- Dice la mas joven.
-¿Quien es tu hermana? Quiza la conozca, es un pueblo pequeño.
-Se llama Sara, Sara Lee.
-Ohh la maestra- Dice Lita -Mis hijos estan locos por ella.
Una pequeña risa escapa de los labios de la Inglesa.
Por supuesto que es una maestra de primaria- Piensa.
-Te creo.
Paige había perdido rastro de su familia el día de terminar la secundaria. Justo luego de la entrega de diplomas.
Llámenla estúpida si quieren, la pelinegra se había fugado con un hombre que había conocido en aquel exacto bar donde se encontraba, no muy lejos de ella, se encontraba la mesa apartada donde se habían conocido.
Ahora, la fémina tenía ganas de vomitar.
Larga historia corta, Paige se había mentido a ella misma aquel día "amor a primera vista" se decía a sí misma, engañándose todos los días.
Aquel hombre la había estado engañando por años y no solo carnalmente, también robaba billetes de su billetera y se excusaba con que lo de ella era suyo y viceversa.
Una noche, la pelinegra abrió los ojos y quiso arrancarse la cabeza por lo estúpida que había sido.
No había esperado al día siguiente.
Llamo a su hermana quien milagrosamente había contestado la llamada a las dos de la madrugada.
Habían pasado por lo que parecían ser horas hablando, la Inglesa se había disculpado con su hermana por dejarla, por prácticamente no volver a verla nunca si aquella noche no hubiera abierto los ojos.
A las tres y media de la madrugada, la Inglesa estaba lista para partir.
Si, había huido otra vez.
Al terminar el café, Lita le ofrece usar el teléfono para llamar a su hermana.
Minutos mas tarde, una cabellera castaña es vista avanzar por el bar.
-Paige- Dice la pequeña castaña.
La Inglesa voltea a mirarla y sin pensarlo dos veces avanza hasta su pequeña hermana y la envuelve en sus brazos.
-Me tenias preocupada, creí que tomaste un vuelo directo- Dice la castaña abrazandola con fuerza.
-Lo se, lo siento, perdi la nocion del tiempo... y el alcohol.
La castaña se separa de ella rodando los ojos con una sonrisa en el rostro.
-Estoy tan feliz que estés aqui, no puedo esperar a que conozcan a...- Dice Sara emocionada.
-¡¿Quien?!- Pregunta la mayor con emoción -¡Es tu esposo!- Dice cubriéndose la boca -¿Me perdí tu boda?
La castaña tiene que tomar a su hermana por los hombros para tranquilizarla.
-No todavía... acabamos de mudarnos juntos y bueno, tenemos un perro...
-Y ahora viene tu hermana mayor a quitarte la privacidad, lo siento, no lo sabia...
-Nada de eso- La castaña sonríe -No te veo en años, estoy feliz de que estés aquí, al menos tienemos oportunidad a que un miembro de mi familia lo quiera.
-¿Mi madre y Leonard no lo aprueban verdad?- Dice la Inglesa rondando los ojos.
-No como quisiera, cada vez que lo ven hacen una expresión de disgusto de la cual antes nos ponía incómodos, pero ahora nos causa gracia.
-No le importa la opinión de nuestros padres, creo que me cae bien.
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Kevin camina con pasos apresurados a su oficina.
Tenía una reunión en menos de cinco minutos y no tenía los papeles que le había pedido imprimir a su incompetente secretario.
-Lo siento mucho Sr. Owens- Dice el empleado persiguiendo a su jefe -Se me juntaron los trabajos y no tuve tiempo de...
-Suficiente James, no quiero oír, ve a tu mesa antes que te despida- Dice el pelinegro.
James obedece y rápidamente desapareciendo de la vista de su jefe.
Con rapidez, el hombre imprime los tan importantes papeles y está a punto de salir de su oficina cuando ve entrar a su mejor amigo.
-¿A donde vas?- Pregunta el pelirrojo frunciendo el ceño al ver a su mejor amigo tan apurado.
-Tenemos una reunión por el edificio en construcción Zayn, donde crees que voy.
-La reunión se pasó para la semana que viene- Informa el pelirrojo.
-¡¿Que?!- Kevin casi grita.
-Creí que lo sabías- Dice Sami -James me lo comunico esta mañana.
-Ese pillo- Dice Kevin con odio -Te juro que uno de estos días terminará en la calle.
Sami rueda los ojos con una sonrisa al ver a su amigo tan ofuscado.
-No puedes despedirlo, es secretario de más de un Ingeniero.
-¡Juntare firmas!- Exclama el pelinegro.
-Bien, suficiente- Dice el pelirrojo tomando a su amigo de los hombros -Necesitas calmarte.
Kevin cierra los ojos y respira con lentitud, inhalando, exhalando, hasta llegar a calmarse un poco.
-Pediré un secretario propio- Dice al abrir los ojos.
-Ahí lo tienes, esa es la forma de pensar, ademas, mira el lado bueno, ahora tenemos libre para salir a almorzar.
-¿No tienes que salir a almorzar con tu prometida?- Pregunta el pelinegro frunciendo el ceño.
-No es mi prometida... todavía.
-Están juntos desde la secundaria por Jesucristo ¿sigues teniendo el anillo?- Pregunta Kevin con una sonrisa.
-Desde que terminamos la secundaria- Dice Sami sonriendo.
-¿Me siento estafado sabes? Te cubrí el culo varias veces y todavía no veo un Ferrari fuera de mi casa.
Sami estalla en risas.
-Jamas te prometí un Ferrari- Dice Sami.
-¿Y? No sería un mal gesto.
-Como sea, prepárate para salir- Dice el pelirrojo.
Les tomo exactamente quince minutos llegar al restaurante.
-Puedo servirles en algo caballeros- Dice una voz fémina.
-Si, queremos la especialidad y un par de cervezas de raíz- Dice Sami sonriendo cortésmente a la camarera.
-Excelente caballeros, con su permiso- Dado lo dicho, la joven camarera se retira.
-Me conoces tan bien- Dice Kevin sonriendo -Deberías casarte conmigo.
Sami estalla en risas pero es interrumpido por un estruendoso golpe de una puerta.
Ambos hombres dirigen su mirada a la entrada de la cocina para ver a una mujer de cabellera castaña salir prácticamente corriendo del local.
-Esa era...- Pregunta Kevin.
-Sip- Responde Sami.
-¿Trabaja aquí?
-Noup, es la dueña- Dice el pelirrojo encogiéndose de hombros.
-¿Que? ¿eh venido aquí diez veces y nunca me dijiste que Brianna Bella es dueña de este local?
-Lo siento- Dice Sami levantando las manos en son de paz -Creí que lo sabías.
-Soy la persona que menos sabe de lo qué pasó con nuestros compañeros de secundaria, en realidad yo solo quería terminar y desaparecer- Dice Kevin -Aunque jamás pensé que la vería como dueña de un restaurante.
-Bueno, yo siempre pensé que Roman Reings sería una estrella del fútbol americano y mira lo que paso- Dice Sami encogiéndose de hombros.
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-Esto es aburrido- Dice el castaño dando vueltas en la silla giratoria.
-Si la rompes, compras uno nuevo- Advierte el ex bicolor.
Dean gira con más fuerza, impulsándose con el escritorio de recepción no muy lujos de él.
-Me pone nerviosa- Dice la fémina rodando los ojos.
-Ya oíste a la dama Dean, te calmas o sales- Dice Seth concentrado en seguir las líneas con el aparato punzante en su mano.
El castaño deja de moverse y suelta un suspiro.
Pasaron unos cuantos minutos más para que el moreno finalmente termine con su trabajo.
-Listo- Dice Seth poniéndose de pie -¿Que te parece?
La fémina observa el trabajo y sonríe de oreja a oreja.
-Me encanta, incluso le agregaste unos toque en blanco- Dice emocionada al mirar la tinta aún fresca en su brazo.
-De nada, solo déjame vendarte y entregarte los requisitos de cuidado- Dice Seth tomando el papel contax y vendarlo por el brazo de la fémina.
-Recuerda, solo límpialo con un jabón desinfectante, la marca es preferencia tuya y aplícale gel o crema por cinco días o hasta que empiece a pelarse ¿entendido?- Dice Seth pasándole una pequeña tarjeta que llevaba los requisitos de limpieza escritos.
-Entendido- Dice la fémina tomando la tarjeta en mano.
-Ahora puedes pasar con el señor cascarrabias a pagar.
-Gracias.
La joven mujer le sonríe una vez más y se encamina a la mesa de recepción.
Seth comienza a limpiar su lugar de trabajo, tirando la aguja que había usado en aquella mujer y organizando las tintas.
-Que quieres hacer esta noche- Dice Dean comenzando a girar en la silla de nuevo.
-En realidad no quiero hacer nada, quiero dormir temprano- Dice Seth.
-¿Que? Siempre salimos los jueves, es una tradición desde la graduación- Dice Dean.
-En realidad, desde que te conozco- Dice Seth.
-Con más razón, me conoces desde primer año- Dice Dean sonriente.
-No lo se.
El castaño rueda los ojos -No me abandones, Roman ya no puede salir con nosotros siempre, tú no puedes decir que no, me quedaré solo y sabes que odio salir solo.
Seth rueda los ojos y lo piensa por unos segundos.
Ser amigo de Dean era más que solo encontrarse unos cuantos días en el mes y platicar sobre la vida y como les había ido desde la graduación.
El castaño trabajaba con él en aquel local de tatuajes y compartían un apartamento, hacían todo juntos. Desde que Roman encontró para su esposa las cosas habían cambiado, Dean se había hecho más dependiente de lo que ya era cuando eran adolescentes.
-Bien- Dice Seth.
Dean pega un salto, levantándose de la silla para envolver a su amigo en un abrazo.
-No te arrepentirás, encontraremos una linda distracción para ambos esta noche- Dice Dean.
-Suficiente tórtolos- Dice una burlona voz.
Dean se separa del moreno para mirar a la entrada del local, encontrándose con la burlona sonrisa del dueño del lugar.
-Corey, tienes que salir con nosotros esta noche- Dice Dean sonriente.
-Paso, la última vez nos echaron del lugar y ahora no somos bienvenidos- Dice el tatuado hombre tomando los recibos que se encontraban en la mesa de recepción.
-Tu te lo pierdes- Dice Dean tomando asiento en su silla para girar de nuevo.
-Eso espero, si me necesitan estaré en la oficina- Dice Corey dirigiéndose a la puerta al final del local -Y Ambrose si rompes otra silla la compras tú.
La puerta de la oficina se cierra detrás del tatuado hombre y Dean borra su sonrisa de inmediato.
-No me cae bien.
-¿Que?- Dice Seth tratando de no reír -Claro que te cae bien, te subió el salario el año pasado por invitarle una ronda de cerveza una vez.
-Si cierto- Dice el castaño sonriendo -Esa no era mi linea, era la tuya.
-¿Mia?- Pregunta Seth confundido, observando a su amigo asentir con la cabeza -Porque Corey no me caería bien.
-Porque te robó la novia en secundaria.
Seth rueda los ojos con exasperación.
-Eso fue años atrás y no era mi novia- Explica el moreno.
-Ahh cierto, olvide que nunca conseguiste llegar tan lejos.
-¿Quieres que vaya contigo al bar hoy?- Pregunta Seth.
-Lo siento- Dice Dean levantando las manos en son de paz -Mi lado endemoniado se escapó por unos segundos, no volverá a pasar.
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Nikki observa por la ventana del automóvil en movimiento. Aquel paisaje era hermoso, la castaña se había olvidado lo hermoso que aquel pueblo puede llegar a ser.
La gemela mayor coloca la mano izquierda sobre su vientre ya bastante abultado y sonríe.
Nicole baja un tanto la ventanilla del auto para poder aspirar el aire fresco de aquel campo que se encontraban cruzando.
Aquel lugar era perfecto, perfecto para ella y perfecto para su pequeño.
-¿Que estás haciendo?- Pregunta su hermana sonriendo de lado, observándola por unos segundos para luego volver su vista a la carretera.
-Solo aspiro el aire fresco, a pasado un tiempo desde que estuve aquí- Dice la castaña.
Brie asiente con la cabeza al recordar la última vez que había visto a su hermana. Cuatro años para ser exactos. Hubieran sido más si la gemela menor no la hubiese ido a visitar en su tiempo libre.
Nicole se había mudado en cuanto ella y su hermana habían terminado la secundaria.
La gemela mayor había empacado sus cosas la noche de graduación y para el día siguiente ya se encontraba de camino al aeropuerto con su ahora ex pareja.
Habían pasado nueve años desde entonces.
A Nikki no le gustaba hablar de ello, había desperdiciado varios años de su vida con una persona que no valía la pena, que no la hacía feliz, que sólo la hundía en mentiras, falsos gestos y falsas sonrisas.
Brianna por otro lado había decidido quedarse en su pueblo natal y seguir una corta carrera de Administración de Empresas en la Universidad más cercana.
En el momento en que obtuvo su diploma, la gemela menor había abierto su propio restaurante, donde exponía los cuadros de pintura que había pintado en sus años de adolescencia. Aquel restaurante era pequeño pero acogedor, normalmente tenía muchos clientes y gente interesada en asociarse a ella para agrandar su local, pero Brie no quería cambiar el lugar o hacerlo más grande, le agradaba lo que tenía.
Nicole acaricia su vientre una vez más.
La gemela mayor sabía que estaba haciendo lo correcto, por el bien de su pequeño.
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Renee avanza con pasos rapidos a su antigua recidencia.
Habia escapado de su trabajo para venir ante tan urgente emergencia, no habia tenido tiempo de explicar a nadie la situación.
La ambulancia frente a su casa la había hecho preocuparse aún más.
La rubia sube con pasos apresurados las escaleras hasta entrar bruscamente en la habitación de su padre.
-Renee- Dice su padre con una debil sonrisa en su rostro.
Aquel hombre yacía en su cama con una enfermera checando su pulso.
-¿Que paso? ¿que le paso a mi padre?- Dice la rubia, altamente alterada.
-Renee calma- Dice su padre con calma.
-¿Que paso?- Pregunta la rubia de nuevo, ahora con su voz quebrada.
La enfermera mira a los otros medicos y se dirije a la rubia mujer para sacarla de la habitacion.
-Esta bien, él va a estar bien- Susurra la castaña mujer -Tu padre a sufrido un ataque cardiaco, tuvo la suerte y la fuerza para alcanzar el teléfono y llamarnos.
Renee siente su corazón acelerarse aún más que antes, su respiración cambia a una agitada e irregular.
-Señorita tendré que pedirle que se calme, su padre acaba de tener un ataque, no queremos que tenga otro al verla de esta forma- Dice la enfermera con firmeza pero aún así con gentileza.
-Lo siento, tiene razón, lo siento- Dice la rubia componiéndose.
-¿Tiene otros parientes que deban saber de la condición de su padre?- Pregunta la castaña mujer.
-No- Renee niega con la cabeza -Solo somos él y yo.
Su padre lo era todo para la rubia de corta cabellera, su madre había fallecido cuando ella tenía solo 10 años. Aquel incidente había dejado un gran vacío en su corazón, no podía perder a su padre.
-En el centro del pueblo tenemos un asilo donde su padre será más que bien atendido, por lo que veo, usted no vive aquí- Dice la enferma.
Era cierto, Renee se había mudado para estar más cerca de su trabajo, la casa de su padre quedaba casi a la salida del pueblo, era una de las casas más alejadas y más viejas.
-No, gracias pero no, no quiero a mi padre en un asilo, ya me las arreglaré para cuidar de él.
-¿Entiende que la vida de su padre corre peligro no? En el asilo será mas que bien atendido por profesionales.
Aquello sonaba tranquilizador y fácil, dado al horario de la rubia, pero su padre se rehusaría a ir.
-Lo se y gracias de nuevo, pero puedo cuidar de mi padre- Dice la rubia decidida de su desicion
Aquella noche la rubia se encontraba aún en la casa de su padre, en el balcón de su antigua habitación para ser exactos.
No sabía lo que haría, sabía que su padre no saldría de la casa, se rehusaría a mudarse con ella a su departamento.
Sabía muy bien que su padre era terco.
Renee suelta un suspiro de cansancio y mira al cielo estrellado, cada una de aquellas brillaban con intensidad.
Era el lado bueno de vivir en un pueblo pequeño, alejado de las grandes ciudades.
Mirar a las estrellas siempre la ponía sensible, la rubia no era una persona religiosa pero siempre sentía que su madre se encontraba allá arriba cada que miraba las estrellas.
-Cariño.
Rápidamente, la rubia de corto cabello se limpia la pequeña lagrima que había escapado de sus ojos y da media vuelta para encontrar a su padre.
-Papá, qué haces fuera de la cama, tienes que descansar- Dice acercándose a su padre para llevarlo de vuelta a su habitación.
-Estoy bien Ren- Dice su padre con una sonrisa tranquilizadora mientras avanza con pasos lentos al balcón -Quiero aire fresco.
Renee asiente con la cabeza y se coloca al lado de su padre, ambos mirando a las estrellas.
-Mañana me quedaré todo el día contigo- Dice la fémina cortando el silencio -Llame a mi compañera de piso para que me suplante en el trabajo mañana.
-No tienes que hacerlo- Dice su padre.
-Si tengo que y quiero hacerlo, quiero cuidar de ti papá- Dice la rubia mirándolo a los ojos.
El viejo hombre la rodea con sus brazos.
-Pero necesitaré ayuda mientras voy a trabajar, así que mañana iré al pueblo a repartir volantes mientras tú descansas.
-Si señora- Dice el hombre soltando una pequeña risa.
Renee ríe con su padre mientras una vez quedan en silencio mirando a las entrellas.
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Luego de salir como loca en busca de su hermana al aeropuerto, Brie finalmente se deja caer el cómodo sofá de la pequeña sala de su apartamento.
Tenía que admitir, debía salir de aquel lugar, su hermana estaba a un mes de su fecha establecida por el doctor, aunque claro, eso podría cambiar, el bebé podría venir antes, cosa que la alarmaba.
No podían quedarse en aquel departamento, era muy pequeño, además de el hecho que lo compartía.
Brie tenía suficiente dinero para mantenerse a ella, su hermana y el bebé en camino, lo que no sabía era como se lo diría a su compañera de piso.
Se había hecho muy cercana a ella.
-Lo siento.
La delgada castaña abre los ojos para encontrar a su gemela recostada por la pared del pasillo que conducía a las habitaciones.
-¿Que?- Pregunta la gemela menor frunciendo el ceño.
-Lo siento, no quería molestarte, pero no tenía a dónde ir- Dice Nikki sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas -No quería hablar con mamá o papá...
Brianna rápidamente se pone de pie y envuelve a su hermana en un fuerte abrazo.
-No digas esas cosas, estoy inmensamente feliz que estés aquí- Dice la gemela menor -Siempre contarás con mi ayuda en lo que sea y lo sabes.
Nicole rompe en llanto en los brazos de su hermana.
Luego de unos largos minutos que parecieron horas, Nikki logra calmarse y se separa del abrazo.
-Lo siento, ni yo puedo lidiar conmigo.
-Por eso es que yo siempre pude- Dice Brie sacándole una sonrisa a su gemela.
-¿No dijiste que tenías una compañera de piso?- Pregunta Nikki.
-Si, pero tuvo una emergencia, no se de que, espero que llame pronto.
Tal como si sus palabras fueran mágicas, su teléfono comenzó a sonar.
-Eso da miedo- Dice Nikki colocando una mano sobre su vientre.
Brie suelta una pequeña risa y contesta la llamada.
-¿Hola?
-Brie- Dice la voz de su compañera de piso del otro lado.
-Hola- Dice la gemela otra vez mirando a su hermana con el ceño fruncido -¿Estás bien? ¿cual era la emergencia? Me asustaste al salir tan rápido y sin decir a donde ibas.
-Ugh dímelo a mi- Dice la fémina del otro lado -Mi padre tuvo un ataque al corazón.
-¿Que? ¿y esta bien?
-Él esta bien, tuvo la suerte y fuerza para llamar a emergencias- Dice Renee soltando un suspiro.
-Siento mucho escuchar eso, espero que esté mejor- Dice Brie.
-Lo está, pero esta noche tendré que quedarme con él, para mi paz mental.
-Si, lo comprendo- Dice la delgada castaña -¿Necesitas algo? ¿necesitas comida? Puedo llevarte algo para que cenen.
-Eres un ángel, pero no quiero hacerte venir hasta aquí, es muy lejos, puedo cocinar algo para ambos- Dice la rubia -Pero, si necesitaré de otra clase de favor.
-Lo que tú digas, puedo ayudarte- Dice la gemela menor.
-Mañana pasare todo el día en busca de alguien quien pueda ayudarme con mi padre, ¿podrías cubrirme en la escuela? ¿sigues teniendo tu licencia verdad?
-Si, claro que puedo, no te preocupes por ello- Dice Brie sonriendo plácidamente.
-¡¡Ugh gracias!!- Exclama la pelirrubia del otro lado -Eres mi salvavidas.
-Cuando quieras NeaNea- Dice Brie sonriendo.
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Roman camina a la puerta principal de su casa con pasos cansados.
Podía escuchar desde afuera la risa de su pequeña niña lo que lo hizo sonreír inconscientemente.
Al abrir la puerta de su hogar lo primero que escucha es la chillona voz de su hija.
-¡Papi!- Grita la pequeña niña de cinco años, dejando todos los juguetes que traía en mano y dirigirse a los brazos de su padre.
-Hola pequeña- Dice el Samoano tomando a su hija en brazos -¿Que hiciste hoy?
-April y yo jugamos todo el día- Dice con una sonrisa gigante en el rostro -Aunque primero terminamos con mis deberes y fui muy rápida.
-Claro que lo fuiste- Dice Roman haciendo cosquillas a la niña -Eres mi pequeña inteligente.
Mientras la atmósfera era invadida por la dulce risa de la pequeña, April se acerca a la escena con una sonrisa gigante en el rostro.
La morena adoraba a aquella niña, era la pequeña hermana que nunca tuvo.
-¿Cariño quieres traer tus deberes para corregirlos?
-Pero April ya lo hizo.
-Obedece Jojo- Dice Roman dejando a su hija en tierra firme.
Jojo sale disparada en dirección a su habitación dejando a ambos adultos solos en la sala de estar.
-¿Que tal se comportó? ¿que te dijeron al salir de la escuela?- Pregunta el moreno.
-Sabes que tu hija es un ángel Rome, te preocupas demasiado- Dice April tomando su chaqueta.
-Lo se- Dice el hombre colocando ambas manos en su rostro -Es solo que... me pierdo mucho del día con ella, trabajo todo el día, luego vuelvo normalmente tarde y Jojo ya está en la cama y tú llegas tarde a tu trabajo por mi culpa...
-Hey- Dice April tomando amabas manos del moreno para despegarlas de su rostro -Estás haciendo lo mejor que puedes y créeme que lo haces bastante bien, otros hombres en tu posición se habrían rendido.
Roman sonríe de lado -Gracias April.
-De nada grandulón, ahora tengo que ir, le diré a los chicos que les mandaste saludos.
-¿Como sabes que irán al bar hoy?- Pregunta Roman con una sonrisa.
-Oh créeme, siempre van los jueves, más que nada porque Dean es un alcoholico- Dice la morena rodando los ojos.
Roman no puede evitar reír.
-Aquí lo tengo papi- Dice Jojo mientras se acerca a su padre saltando.
-Gracias cariño- Dice el pelinegro tomando el cuaderno en manos -Ahora despídete de April.
-Owww- Se queja la pequeña.
-Sabes que vas a verme mañana- Dice la fémina poniéndose a la altura de la niña.
Un sonrisa se forma en los labios de Jojo y rodea el cuello de la pelicastaña, abrazándola con fuerza.
-Oh, eres más fuerte que tu padre- Dice April ganándose una risa por parte de la pequeña.
April se despide una vez más de la pequeña familia para luego hacer su camino fuera de la casa.
-Hora de cenar cariño- Dice Roman encaminándose a la cocina.
-¡Siii!- Dice Jojo siguiendo a su padre con pequeños saltos.
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April llega a su puesto de trabajo justo a tiempo.
-Tienes suerte- Dice la pelirroja con una sonrisa.
-Lo se, lo siento, Jojo no quería dejarme ir- Dice la morena.
Lita sonríe de lado.
-Estás bastante encariñada con esa niña.
-Prácticamente paso todo el día con ella- Dice April -Claro que estoy encariñada.
-¿Y el padre? ¿te has encariñado con él también?- Pregunta la fémina mayor con una pícara sonrisa.
-Pfff- La morena no es capaz de soltar una carcajada -Es como un hermano para mi.
-Oh, claro, lo olvide- Dice Lita -Sigues enamorada de tu crush de secundaria.
-¿Podemos cambiar de tema?- Dice la castaña acercándose a un cliente en la barra para tomar su orden.
Lita sonríe de lado y espera a que la morena termine con su tarea.
-¿Va a venir esta noche?- Pregunta la mayor.
-No lo sé- Dice April encogiéndose de hombros.
-A veces pienso que tomaste este trabajo solo para poder verlo- Dice la pelirroja.
-Claro Lita, porque mi departamento se paga solo y mi trabajo como niñera es más que suficiente- Dice April con sarcasmo.
-Lo siento pequeña- Dice Lita tratando de no reír.
Era imposible no encontrar adorable el rostro de la morena cuando estaba enojada o molesta. Lita la molestaba la mayoría del tiempo solo para ver esa adorable expresión en su rostro.
La pelirroja mujer se retira de la barra para traer más packs de cerveza de la bodega.
El bar se encontraba bastante desierto, aún era muy temprano para que el familiar tumulto de gente invada aquel local.
April se dedica a limpiar la barra con dificultad.
La morena odiaba que aquella barra siempre se encontrara pegajosa y con olor a alcohol, a cerveza más que nada.
La campana de la puerta del local es escuchada, lo que hace que April levante la mirada.
Y ahí estaba, junto con su mejor amigo.
April aún no entendía como no había podido super a aquel hombre con todos aquellos años.
Nada jamás había pasado entre ellos, al menos, nada serio, pero aún así, aquel hombre jamás había dejado sus pensamientos.
La morena no había conseguido aquel trabajo para poder verlo y mucho menos estar cerca de él, en realidad necesitaba el dinero, pero no negaría que le agradaba verlo, después de tantos años.
Aún no sabía si le dolía o le alivia que él nunca la había siquiera notado en todos los años que llevaba trabajando en aquel lugar.
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