Luna 01
Narrador:
Con el tiempo que le fue indicado como reposo para que sus fracturas y demás heridas sanaran lo suficiente como para que pudiera moverse, Issei al fin pudo hacer algo sin la necesidad de la ayuda de Ingvild, por mucho que la chica se desanimara.
—Pude recuperarme gracias a ti, Ingvild-san —dijo Issei, sonriendo.
—No deberías esforzarte demasiado, aún estas delicado —dijo ella, acercándose a Issei.
—Eso lo sé, pero estoy mejor por tus atenciones.
Los dos muchachos sonrieron y se echaron a reír un poco. Ni uno de ellos sabían por qué reían de esa manera, pero era uno de esos pequeños momentos que los ahora dos amigos disfrutaban demasiado. Estar en compañía el uno con el otro, era algo que les daba tranquilidad y la oportunidad de expresar quienes son en verdad, en caso de Issei.
—Oye Ingvild, me estoy quedando sin ropa ¿cuándo crees que pueda volver a casa? —pregunto el castaño, viéndola.
—Oh, eso sí que es un problema —dijo ella, recordando que el castaño usaba unas cuantas prendas que ella compro por la ciudad—. Podemos ir a tu casa cuando desees.
—¿Podemos ir después de la comida? —el estómago de Issei rugió un poco.
—Claro, no le veo el problema —fue la respuesta de la sonriente chica.
Ahora que Issei estaba en mejor estado físico, ayudo a Ingvild a preparar la comida para los dos. Ella de manera gentil y con mucho cuidado intento enseñarle al chico a cocinar, las instrucciones eran claras y precisas, e Issei acataba cada cosa que decía Ingvild.
Con el trabajo en equipo de los dos jóvenes, lograron hacer una comida sumamente deliciosa. Ingvild felicito a Issei por su excelente sopa y guarnición de papa.
—¿En verdad es tu primera vez en la cocina? —pregunto ella, con un ligero rubor en las mejillas por lo caliente de la sopa—. Es muy rica.
—Si... —contesto apenado Issei—. Fuiste tu quien me dijo como hacer las cosas.
Ambos continuaron comiendo con gran gusto después de esas palabras.
...
Cuando se dispusieron a ir casa del castaño, los dos chicos se detuvieron en una tienda para comprar bocadillos, para no llegar con las manos vacías.
—Aunque vayamos a tu casa, no debemos llegar con las manos vacías —dijo Ingvild, en un tono serio.
—Dudo que mis padres se molesten, pero si insistes, compremos —dijo Issei, sacando su cartera.
Ambos entraron a una tienda de pasteles, vieron las opciones disponibles y eligieron un pequeño pastel de queso esponjoso. Lo pagaron y continuaron el resto del camino en silencio, pero sonriendo.
Poco tiempo de caminata después, llegaron a la residencia de los Hyodo. El castaño toco la puerta y espero unos segundos, su madre atendió la puerta. Miki Hyodo observo a su hijo unos momentos, luego observo a su acompañante.
—Oh, Querida, no los esperaba tan pronto —dijo Miki, viendo a Ingvild—. ¿Como han estado? Espero que mi Issei te trate bien.
—Mamá, ella es Ingvild —dijo Issei, presentando a la chica.
—Ya nos conocemos hijo, ella vino personalmente para pedir nuestro permiso para que te quedes con ella —dijo Miki, recordando la plática de hace días.
—¿Enserio? —pregunto el castaño.
—Así es —dijo Miki, sonriendo—. Pasen, ¿A qué debo su visita?
—Oh, me estaba quedando sin ropa y necesito mi uniforme para ir a la academia —dijo Issei, pasando directo y subió las escaleras.
El castaño saludo a su padre de paso y fue directo a su habitación. De inmediato ambos adultos sentaron a Ingvild en un sofá delante de ellos.
—¿Cómo te trato Issei? —preguntó Gorou.
—Issei es un chico muy amable, ha sido muy cuidadoso conmigo... es mi primera vez haciendo este tipo de cosas —respondió Ingvild, algo sonrojada.
—Me sorprende lo bien que se llevan, ha pasado muy poco tiempo —dijo Miki, un poco impresionada.
—Creo que tuvimos una excelente conexión —dijo Ingvild—, ambos nos complementamos en algunos aspectos.
Los padres e Ingvild continuaron con su charla de manera animada. A cada palabra los Hyodo se enamoraban cada vez más de ella, agradecían que Issei haya encontrado una chica que lo aceptara aun sabiendo como era su personalidad.
—No me molesta para nada, pienso que es divertido —dijo ella con una ligera sonrisa, la cual no duro mucho.
Ingvild recordó cómo eran los días en su hogar antes de que Issei llegara. Pese a no ser mucho tiempo, le tomo mucho cariño al chico como para que todo terminara de manera tan rápida.
Miki y Gorou notaron como esa sonrisa cambió a una más pequeña, y le hicieron una pregunta.
—¿Que sucede, Ingvild? —fue Gorou quien hablo.
—Me siento un poco triste... me gustaría poder pasar más tiempo con él, quisiera que se quedara más tiempo conmigo —dijo ella mirando un poco al suelo avergonzada—. Es algo que hemos estado hablando, pero aún no podemos tomar una decisión.
—Tienes nuestro permiso, no es necesario que lo piensen demasiado —dijo Miki, con una ligera sonrisa en el rostro—. Tienes nuestra bendición.
El rostro de Ingvild se ilumino en el instante que Miki sugirió la opción de vivir juntos.
—Iré con Issei, no tardó.
Gorou se puso de pie y camino al piso de arriba para ver a Issei.
...
Issei estaba en su habitación, podía escuchar poco o nada de lo que hablaban sus padres con su amiga. Se dedico a buscar la ropa que necesitaría para los días restantes de su recuperación y el uniforme de repuesto de la academia, tomó una maleta y empezó a doblar de mejor manera cada prenda para que pudiera entrar en su totalidad.
De pronto, escucho unos pequeños golpes en la puerta de su habitación. Su padre abrió y entro a la habitación, lo tomo de los hombros y le dijo.
—Sera mejor que tomes toda tu ropa, hijo —dijo Gorou, abrazando a Issei—. Me llenas de orgullo, muchacho
—¿Papá? —Issei se veía confundido
—No pensé que a una edad tan joven como pareja decidieran dar un paso tan crucial como vivir juntos —Gorou le tomo de la espalda a su hijo.
—¿eh?
...
Issei se encontraba con todas sus pertenencias en la entrada de la mansión de Ingvild. La chica mostraba una sonrisa que mostraba felicidad y alegría, pero el rostro de Issei se presentaba algo complicado.
—¿Quieres elegir tu habitación o prefieres que te ayude? —preguntaba Ingvild, sonriente.
—¿Me recuerdas por qué mis padres aceptaron que me mudara?
—Creo que creen somos pareja...
—¿Qué más?
—Mal entendieron todas mis palabras —dijo Ella, sonrojada y apenada—. No logro entender como paso, pero al parecer ya tuvimos nuestra primera vez.
—¿Y somos pareja? —pregunto el castaño—. Apenas somos amigos... pero ellos creen que si lo somos.
—Exactamente —dijo Ingvild, tomando una pequeña caja—. Podremos resolver esto, pero mientras debemos meter las cajas dentro de la casa.
—Tienes razón —Issei también tomo algo para iniciar la actividad.
Entre ambos lograron acabar más rápido, Issei se mostraba muy cansado mientras que Ingvild no parecía tener síntomas de cansancio, al contrario, fue a preparar algo para que Issei pudiera recuperar el aliento y pudiera descansar un poco mejor.
—¿Pensaste en algo? —pregunto la chica, dándole un vaso con limonada.
—Aún no, es difícil darle la vuelta a esta situación.
—Sabes, yo tengo una idea —Ingvild tomo la mano de Issei, mientras se sentaba a un lado del chico—. ¿Por qué no fingir que en realidad somos pareja?
—¿Segura? —preguntó Issei, afianzando el agarre.
—Claro, así no rompemos las ilusiones de tus padres —dijo ella con una sonrisa—. Así ganamos nosotros también, porque desea aprender a cocinar y yo gano un amigo.
Issei medito un poco las palabras de la chica. Era cierto que sus padres iban estar decepcionados y no deseaba hacerlos sentir mal, sumado a que le agrado mucho pasar tiempo con Ingvild mientras ella cuidaba de él. Tampoco deseaba hacer sentir mal a la peli morada, por lo que siguió pensando un poco más y acepto.
¿Qué podía salir mal?
...
Tras 6 Meses, las clases de segundo año estaban comenzando
Issei se dirigía a la academia como de costumbre, aunque ya no iba solo
Junto a él, Ingvild vestía el uniforme de la academia e iba con una gran sonrisa tomando el brazo del castaño...casi colgada de él, debido a que este iba con los brazos tras la cabeza
—¿Está segura de querer ir? — Issei pregunto, un tanto nervioso
—Lo estuvimos discutiendo durante dos meses junto a Sona— La chica intentaba bajar el brazo del castaño para poder tomarlo bien
—Si, pero...—
—¿Acaso no me quieres cerca? — La joven hizo un puchero
—No, no, Claro que no— Issei negó con las manos
Aprovechando eso, Ingvild tomo el brazo del chico, evitando así que este pudiera volver a su pose anterior
—Entonces todo esta perfecto— sonrió la chica
Issei estaba sonrojado, viendo como varia gente a su alrededor lo miraba ligeramente antes de seguir con su camino
—Si, pero, ¿no crees que somos un poco llamativos? —
—¿De qué hablas? — Ingvild se hizo la desentendida, andando sin soltar al chico
—De nada— Issei intento mover su brazo, pero sabía de antemano que nunca podría ganarle a los denominados "abrazos monstruosos" de Ingvild
Siguieron el camino a la academia, en el cual issei cada cierto tiempo volvía a preguntar a la chica si estaba segura de ir
Esto llego al punto en que la chica empezó a dudar de él y lo miro acusatoriamente
—¿No será que sigues espiando a las chicas y por eso no me quieres ahí? — La joven inflo sus mejillas
—Pa~Para nada— Issei desvío la mirada y rasco su mejilla
Esa actitud sospechosa causo que Ingvild se enojase un poco más, y se puso frente al castaño
—Hyodo Issei, ¿Sigues espiando a las chicas en los vestidores? — Alzo un poco la voz
Algunas personas a su alrededor escucharon lo dicho, las chicas lo miraron acusatoriamente, mientras los chicos se veían confundidos, después de toda la presidenta del consejo, Souna Shitori dio su palabra bajo juramento que Hyodo ya no espiaba ni espiaría a las chicas en sus "Momentos íntimos"
—¡No, desde que te conocí no se me ha pasado por la cabeza el ver a otra chica! — Grito Issei, Sonrojado
La confesión un tanto "romántica" de Issei calmo a Ingvild, ella confiaba en su palabra
Mientras, la gente a su alrededor solo retomo su camino, dejando una leve buena impresión en ambos bandos por la "valentía" de gritar algo tan atrevido
—Entonces, ¿Porque tanta duda? — La chica miro al suelo, intentando esconder un sonrojo
—Las clases son aburridas y no creo que sea tu estilo— Issei miraba insistentemente a otro lado
Ingvild levanto la mirada y sonrió ante las palabras del castaño, se preocupaba por ella a su manera
—Tonto— La chica cubrió su risa con la mano— Eso lo sé, venir a la escuela solo es una excusa—
—¿Excusa? — Él la miro
—Si— Ella tomo su brazo— Solo es una excusa para estar más tiempo juntos— Recalco con una sonrisa
Issei se quedó viendo esa sonrisa, aun recordando hace unos 6 Meses cuando recién se conocieron, empezando el también a sonreír
Viendo eso, Ingvild empezó a andar con rapidez, tomando y jalando el brazo de Issei
—Vamos, si no nos apuramos llegaremos tarde— Menciono la chica
—E~Espera, Ingvild, no seas tan ruda— Issei fue arrastrado por la fuerza y rapidez sobrehumana de la peli morada
Varios alumnos que vieron la escena solo vieron cómo se esfumaban dejando una marcada nube de polvo
A algunos les pareció tierno, otros les fue indiferente, pero todos estaban agradecidos con una cosa
"Gracias por domar a la bestia"
Más tarde ese mismo día, Issei junto con Ingvild y Souna estaban sentados en el patio tomando el almuerzo que cocinaron juntos Ingvild e Issei. Souna mostraba una ligera sonrisa en su rostro, y eso llamaba un poco la atención de los demás alumnos, quedando un poco confundidos.
—¿No es Souna-Kaicho? —preguntaba un chico viendo al grupo de Issei—. ¿No esta con la chica nueva y el que dicen que es un pervertido?
—Es Hyodo Issei e Ingvild Levia, ellos tenían tiempo que se veían juntos antes de que ella entrara a la academia —dijo el amigo del chico—. Siempre venia acompañando a Hyodo, creo que es amiga de Souna-Kaicho.
—Ya veo, entonces se llevan bien esos tres —comentaba, dejando de lado sus dudas—. ¿Crees que ella tenga novio?
—Ni lo pienses, ¿no escuchaste lo que dije? Tengo entendido que son pareja.
—Demonios.
Souna y compañía estaban charlando mientras bebían algo de té que Ingvild preparo por la mañana, aún estaba caliente.
—¿Por qué nos sigues pidiendo una caja de almuerzo? —pregunto Issei, viendo a Sona.
—Porque cocinan delicioso —dijo Sona, dejando los palillos en la caja—. Además de que me gusta pasar tiempo con ustedes, esta es de las pocas formas en las que podemos estar juntos los tres.
—Yo también te quiero mucho, So-chan —dijo Ingvild, abrazando a Sona—. Sabes, sigue en pie mi invitación.
—Sabes que no puedo hacerlo, si solo fueras tu estaría bien —dijo Sona, volteando para ver a Issei—. Pero mis padres jamás aprobaran que viva con un chico bajo el mismo techo.
—Son muy estrictos tus padres —dijo Issei, con una pequeña aura de derrota.
—Los tuyos pensaron que hiciste algo terrible con Ingvild —dijo la chica de lentes, haciendo que Issei e Ingvild se sonrojaran.
—Fue un mal entendido —dijo Issei, cubriendo su rostro.
—Pero ya no —dijo Ingvild, sonriendo.
Issei e Ingvild se tomaron de las manos y se sonrojaron un poco. Eso hizo que Souna los viera con un rostro complicado, así que tomo un poco de distancia.
—Creo que debo irme ahora —Dijo Souna, viendo los chicos.
—Aún es temprano —dijo Ingvild, dejando a Issei—. Estoy segura de que podemos hacer que tus padres cambien de opinión.
—Podemos intentar, no cuesta nada —dijo Issei, viendo a la Kaicho.
—Debo hacer algo importante —dijo Souna, viendo a los dos chicos—. Debo reunirme con los demonios de Gremory.
Con eso dicho, Issei e Ingvild no dijeron nada más. Vieron que la chica de lentes se a un paso tranquilo, pero con una leve sonrisa en su rostro.
—¿Sabes algo? —preguntaba Issei.
—Dime
—Sigo sin poder creer que Gremory-senpai sea un demonio —dijo Issei, poniéndose de pie.
—Yo soy un demonio también —dijo ella, tomando la mano de Issei.
—Sí, pero tu eres un demonio lindo —respondió el castaño entrelazando los dedos con los de Ingvild.
Ambos fueron a su aula, para dejar las cajas de almuerzo que traían consigo. Después de eso descansaron un poco debido a que tenían una hora libre entre clases, Ingvild insistió en que debía estudiar un poco... e Issei luchaba contra su impulso de querer ir a espiar a las chicas en el baño.
Ingvild logro hacer que se pusiera a estudiar un poco.
...
Más tarde ese mismo día. Issei e Ingvild habían vuelto a casa después de que terminaran las clases. No tenían intensiones de unirse a un club, por lo que no había nada más que hacer en la escuela.
—¿Crees que venga? —preguntaba Issei, mientras cortaba unas verduras.
—Chi —respondió Ingvild, sonriendo.
Ambos estaban cocinando la comida favorita de Sona, Katsudon. Estaban intentando hacer que ella aceptara que trataran de convencer a los señores Sitri para que la dejaran vivir con ambos. Ingvild deseaba que Sona viniera para que pudiera dejar de ser un tan estricta y sería, no es que no le gustara la actitud de ella... Es solo que a veces pareciera que no disfruta del todo los pequeños momentos.
Issei estaba seguro de que con la ayuda de Ingvild harían que Sona sea una cocinera decente. El humano y la semi demonio estaban de acuerdo en que Sona era pésima en la cocina, así que deseaban experimentar un poco para que pudiera mejorar sus habilidades culinarias.
Ingvild ahora estaba friendo los filetes de cerdo apanados, haciendo que todo el lugar se llenara de un exquisito aroma proporcionado por las especias con las que habían sido mezclados el panko y la harina. Issei estaba luchando una batalla interna donde se debatía las ganas de ir a devorar esa comida ahora mismo.
El castaño termino la guarnición de ensalada y comenzó a preparar la mesa con los platos, cubiertos y demás para que todo este listo al momento que llegue Sona.
—Termine con la mesa —dijo Issei, abrazando a Ingvild por la espalda.
—¿Puedes alimentar a Garuru?
—Claro.
Issei fue a buscar la comida del enorme canino. Una vez encontró todo, fue para llamar a la mascota del hogar.
—¡Garuru, a comer!
Como si fuera por arte de magia, el perro apareció de la nada delante de Issei. Sentado y moviendo su cola esperando a que pusieran su plato con alimento listo para él.
—Aquí tienes chico, buen muchacho —Issei acaricio a Garuru.
Cuando regreso al comedor, pudo ver que Sona ya estaba en casa. La chica estaba usando un atuendo casual, un vestido azul con unas flores estampadas. Estaba siendo abrazada por Ingvild.
—So-chan, te ves muy linda —dijo la peli morada, dejando casi sin respirar a Sona—. Eres adorable, me encanta como te vez.
—Ingvild tienes razón, te vez linda —dijo el castaño sonriendo.
—De-deja de molestarme —dijo Sona sonrojada.
Dejaron descansar un poco a la chica y se fueron todos a sentar a la sala.
—¿Qué es lo que piensan? —pregunto Sona, un poco menos seria.
—No mucho. Solo debo dejar que Ingvild haga todo —dijo Issei, sonriendo.
—¿Por qué? —Sona no estaba convencida.
—Como habías dicho en la hora del almuerzo, logro convencer a mis padres para que me dejaran vivir aquí —dijo Issei.
—Eso es fácil de hacer —Sona seguía sin estar convencida.
—Hice que Issei dejara de espiar en la escuela —Ingvild dijo con una sonrisa radiante.
—Tiene razón.
Sona no dijo nada por unos momentos, estaba considerando la idea, pero era algo muy arriesgado, cuando iba hablar la interrumpieron.
—Pienso...
—¿No tienes hambre? —comento Issei de la nada.
—Hicimos tu favorito.
Llevaron a Sona al comedor, en donde la sentaron y todos comieron juntos. Mientras charlaban, volvió el tema de los señores Sitri. Para sorpresa de ellos Sona acepto de inmediato a su petición, así que ahora tendrían que preparar un viaje al inframundo.
Sería la primera ves para Issei visitar el inframundo, así que Ingvild se dio la tarea de hacer un itinerario para que el castaño pudiera visitar los puntos turísticos que había en el territorio de la familia Sitri, inclusive podrían visitar otros territorios para divertirse aún más.
...
Al día siguiente, en la academia. Issei estaba mostrándose un poco nervioso, Ingvild trataba de calmarlo y motivarlo para hacer lo que debía.
—¿Qué tal si no le caigo bien? —pregunto Issei un poco menos nervioso.
—Entonces el se lo pierde —dijo Ingvild, acariciando la espalda del castaño.
—¿Y si sigue creyendo en los rumores?
—Es un tonto si cree en esos chismes —Ingvild palmeo a Issei.
—¿Y si...
No lo dejo terminar, lo tomo del rostro y le dijo con voz clara y suave.
—Tu puedes hacerlo Issei-kun, creo en ti —le dio un beso en la mejilla—. Se serán buenos amigos, así que ve por él.
Issei reunió el suficiente valor y confianza gracias a Ingvild, así que fue directamente a la turba de chicas que estaban alrededor de Kiba, un chico demonio que es sirviente de Rias Gremory.
Se adentro con las chicas, pero rápidamente se quedo solo al momento que ellas se dieron cuenta que estaba el castaño cerca. Eso fue de ayuda, despejo el camino y solo quedaron Issei y Kiba Yuuto, uno frente al otro.
—¿Hyodo?
—Kiba...
Se formo un silencio que empezó a poner el ambiente un poco tenso. Kiba no sabía por qué Issei estaba ahí parado al frente suyo, pero vio que había algo en sus ojos.
—Entiendo, hablemos en privado.
—Perfecto.
Ambos chicos se fueron caminando juntos, dejando a las chicas y varios chicos sorprendidos por el repentino acercamiento de "El príncipe de la academia" Y "El espía Hyodo"
Ingvild que estaba viendo las cosas de lejos se puso a festejar, incluso dio unos pequeños brincos de felicidad. Sabia que era un gran paso para Issei tener un amigo que no fuera como los dos anteriores, esto ayudaría a que ganase más confianza en si mismo y de paso controlar un poco más ese instinto pervertido que carga.
Pasaron unos cuantos minutos hasta que ambos regresaron a donde había estado, sacaron sus teléfonos celulares e intercambiaron números e Emails. Todos se sorprendieron al ver que dos personas que parecían completamente opuestos se daban la mano y chocaban los puños de manera tan cordial y sincera.
—¿Entonces, quedamos? —preguntaba Issei, más relajado.
—Claro, será divertido.
Entonces Yuuto e Issei se despidieron. Siguieron caminos contrarios, Issei se encontró con Ingvild y los dos se fueron a tomar su almuerzo como acostumbran.
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