09
Caminaba de un lado a otro en aquel pasillo, podría tomar asiento en la sala de espera, pero quedarse así sólo le alteraba más.
Los minutos pasaban y no conseguía calmarse.
Las lágrimas ya no salían de sus ojos pues había estado llorando desde que vio a Dazai en el suelo, sin embargo, los sollozos continuaban saliendo.
—Deberías tranquilizarte un poco... Estar así sólo te está afectando... —Kunikida trató de calmarlo, le preocupaba un poco ver que Atsushi caminaba de un lado a otro y como aguantaba los gritos que quería expresar.
—No me pidas eso... No puedo... Estoy muy preocupado...
No supo de donde había sacado más lágrimas, pero sus ojos se volvían a cubrir de éstas, incomodando al mayor.
Antes de poder decir algo, vieron salir a Yosano de la habitación en donde estaba Dazai, rápidamente Atsushi se le acercó, tropezando en el camino por lo apresurado que había caminado.
—¡Yo-Yosano! —Le llamó, haciendo que la mujer le mirara. —¿Cómo está él...? —La mujer torció los labios, sintiendo su corazón ser estrujado por aquella mirada.
—Ah... Es un milagro que siga vivo... Pero está gravemente mal. —Atsushi ahogó un chillido por lo que dijo. Respiró hondo y continuó. —No sé cómo fue capaz de permitir que la enfermedad avanzara a tal punto... La verdad jamás me esperé que tuviese Hanahaki...
Atsushi sorbió la nariz, apretando sus puños con impotencia, se sentía terrible.
—Él... ¿Él va a estar bien? —Preguntó con temor, a lo que Akiko sólo suspiró.
—No te voy a mentir, Atsushi... Él está muy mal... No puedo darte falsas esperanzas, pero al menos no morirá. Sus pulmones están llenos de flores, no puede respirar por su propia cuenta, por ello ha sido entubado. Lo ideal sería someterlo a la cirugía para extraer la enfermedad.
Nakajima palideció por lo que dijo, ¿Tan mal estaba? Pero... Si él le dijo que todo estaría bien, que no era tan grave. Claro que no le diría la magnitud de la gravedad, Dazai no quería preocuparle, pero haber llegado a ese punto...
El menor negó con la cabeza, ¿Operarlo? No podía permitir eso, Dazai perdería sus sentimientos y emociones, todo lo que habían construido juntos se desmoronaría.
—Es... ¿Es la única salida? ¿La cirugía? —Yosano ladeó su cabeza confundida por las preguntas de Atsushi.
—Pues no... Pero es la más rápida. Está la otra manera que ya conocemos, que él mismo vaya superando su enfermedad, pero en el estado en que está suena complicado, no imposible, pero casi. Extenderíamos sólo su dolor hasta donde no aguante más, esa medida no es muy fiable porque puede empeorar. Tuvimos suerte al reaccionar a tiempo, pero eso no significa que la enfermedad no pueda continuar avanzando, ahora mismo está en sus pulmones, pero puede avanzar al corazón y ahí... Aunque estemos de acuerdo en la cirugía, si llega al corazón, lo único que le esperará a Dazai será la muerte. No nos podemos arriesgar a eso.
Las lágrimas en Atsushi se deslizaron por sus mejillas, soltando silenciosos sollozos, no le gustaba nada de lo que la mujer decía, no quería que eso pasara, no podía aceptar la posibilidad de que Dazai muriese, pero la cirugía... era complicado.
—¿Puedo hablar con él? —Habló en un hilo de voz.
—Me temo que no, en este momento se encuentra inconsciente, aunque hables con él no te escuchará. —Los labios de Atsushi temblaron ante ello, cada vez la desesperación aumentaba en él.
—Po... ¿Podríamos esperar a que despierte para tomar una decisión? Yo... No creo que Dazai le gustara optar por la cirugía... —Eso último lo había dicho en nombre de Dazai, pero en realidad era su deseo egoísta, haciendo suspirar a la mayor.
—Supongo que esperar a que eso pase no afectará tanto, de todos modos, necesitamos la autorización de Dazai. —Escuchar aquello le hizo sentir aliviado, pues aún tenía un tiempo para pensar. —Lo que podemos hacer ahora es dejarlo descansar, su cuerpo ha sido altamente afectado por la enfermedad, está muy débil. Asignaré a uno de los enfermeros para que lo mantenga supervisado y-
—¿Puedo cuidarlo yo?
Kunikida se sobresaltó ante la petición que había hecho el albino, quería hacerlo, quería cuidarlo él. El rubio se acercó y colocó una de sus manos en el hombro de Atsushi.
—Atsushi... Creo que lo mejor por ahora es que te mantengas lejos de él... —El menor le miró con tristeza, ¿Cómo podía alejarse cuando Dazai estaba al borde de la muerte? No podía pedirle eso.
—Pero... Quiero asegurarme de que estará bien... —Rogó con la mirada al mayor, quien sólo pudo apretar sus labios.
—Así que tu eres el culpable de esto, ¿Eh? —Yosano cruzó sus brazos al darse cuenta que, de quien Dazai se había enamorado y llevado a ese extremo su enfermedad había sido por Atsushi. —No le veo el problema, cuídalo en lo que está inconsciente, su enfermedad no se percatará de ello y continuará neutro hasta que despierte, para entonces... Deberás alejarte de él.
Ambos miraron a Yosano, Kunikida seguía creyendo que era una mala idea, pero era verdad lo que la mujer decía, no había evidencia de que la presencia de Atsushi en el estado inconsciente de Dazai afectara en su enfermedad. Iba a protestar, sabía que Atsushi cuidando de Dazai sería sumamente doloroso para el albino, pero esa sería la última oportunidad para que pasara tiempo con él. Finalmente terminó suspirando.
—Bien, que sea Atsushi quien lo cuide, el estado de Dazai es delicado, así que tendrás que estar con él en todo momento, tus pacientes que están esperando por ti serán atendidos por otros enfermeros, ¿De acuerdo? Ahora... Céntrate sólo en Dazai.
El albino asintió con la cabeza, eso es lo que haría precisamente.
Establecido una vez que Atsushi cuidaría de Dazai, la mujer se retiró, dejando a ambos solos en ese pasillo.
—Tú... ¿Sabías sobre la enfermedad de Dazai? —Preguntó luego de unos minutos en silencio.
Atsushi no había dicho que él era el culpable del estado actual del castaño, pero aun así Kunikida le detuvo estar con él, a lo que el rubio asintió.
—Sí... Yo fui quien lo estuvo tratando los primeros meses... De hecho... Yo le recomendé la opción de enamorarte, porque él era bastante necio y no quería hacerlo, él quería que tuvieras algo mejor, pero hacerlo, terminaría con él muy mal, por eso creí que esta opción sería ideal pues ambos se curarían, pero... Nunca me dijo lo mal que estaba.
Doppo sentía igual un poco de culpa sobre la situación actual, si tan sólo hubiera desconfiado más de las palabras de Dazai, quizá habría tomado otras medidas o habría sermoneado al castaño para que tuviera más cuidado.
—Pero... No entiendo... Las cosas iban bien... ¿No? ¿Por qué empeoró tanto? —Atsushi sabía que sentía algo por Dazai, le gustaba y mucho, le hacía feliz y le gustaba estar con él, ¿Eso no significaba que la enfermedad de Dazai debía mejorar igual?
—Puedo deducir que... Dazai no tomó los cuidados debidos, se arriesgó demasiado contigo, por su amor, porque él no podía establecer ya un límite para expresarte su amor, eso afectaba seriamente a su enfermedad. La culpa no es sólo tuya, él fue un gran idiota por dejarse llevar por su amor, si habría tenido mejores cuidados y tomar puntualmente su medicamento, quizá no habría sido tan grave. —Era lo más evidente conociendo al castaño y aun así decidió confiar en él, se sentía tonto.
—Entonces... ¿Ya no puede salvarse por ese método? —Kunikida parpadeó sorprendido por la pregunta que le hizo, el rubio se quedó pensando por unos segundos hasta tener una respuesta.
—Sí te soy sincero, no lo sé, puede que sí o puede que ya sea bastante tarde. Pero eso sí, amarlo por lástima no ayudará, todo lo contrario, puedes empeorar su situación. Mejor no pienses más en ello, cuídalo ahora y cuando despierte, veremos que haremos, ¿De acuerdo? —Atsushi asintió con la cabeza. —Yo... Debo seguir con mi trabajo, dejo al cuidado a Dazai en tus manos... Cualquier cosa avísanos, ¿Sí?
—Está bien... —Habló bajo, haciendo que los labios del rubio se torcieran.
No creyó que esta situación realmente hubiera pasado, pero ahí estaban, sin saber qué sería de Osamu.
Sin nada más que decir, Doppo se retiró de allí, dejando sólo al albino. Miró la puerta de la habitación, sintiendo su corazón palpitar con dolor, debía entrar para asegurarse de que todo estuviera bien. Caminó de manera torpe hasta la puerta, abriéndola con trabajo y entrando.
Escuchaba el pitido de la maquina de signos vitales, su latido era lento, pero seguía con vida. Miró a donde el castaño estaba, sintiendo un gran nudo en su garganta. Estaba con los ojos cerrados, conectado a las máquinas que lo mantenían con vida, con la piel tan pálida como la de un fantasma.
Caminó hasta él, sintiendo que entre más cerca estaba, las lágrimas en sus ojos incrementaban, verlo en ese estado le dolía tanto, no pudo más y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, llorando un poco más alto. Se dejó caer de rodillas mientras se sostenía de la camilla, llorando más y más, las lágrimas terminaron por caer sobre el suelo, todo era culpa suya, por su culpa, Dazai se encontraba balanceando en la cuerda de la vida.
—Lo... Lo siento... Da-Dazai... Lo siento mucho... —Se disculpó una y otra vez, alzó el rostro y le miró, sintiendo su corazón quebrarse al verlo.
Con cuidado tomó la mano de Dazai y la alzó, llevándola a su propio rostro y dejándola allí, extrañando la calidez con la que le tocaba.
Le dolía saber que... Nunca más podría sentir esa calidez.
Tres días habían transcurrido desde entonces, Dazai continuaba sin despertar, pero a cada hora Atsushi le cuidaba. No había abandonado el hospital desde entonces, dormía un par de horas sólo para reponer energías, se duchaba en las duchas del hospital, no quería dejar a Dazai hasta que éste despertara. Su dedicación preocupaba un poco a los demás médicos, pues estaba dañando su propia salud, pero a Atsushi no parecía importarle.
Su cabeza le dolía al igual que sus ojos, eran escasos los momentos en que podía parar de llorar, pues toda esa situación le dolía. Ver a Osamu en ese estado le ponía demasiado triste, añoraba con volverlo a ver como antes, con aquella sonrisa tan gentil, siendo tan empalagoso con él como lo había estado siendo y recordar aquello sólo hacía que quisiera llorar más.
Se encontraba inyectando vitaminas y nutrientes a Dazai, había estado cuatro días sin comer, debía de asegurarse de que su organismo no colapsara por otras cosas. Al terminar le miró, parecía dormido, quizá eso estaba haciendo, la noche anterior le vio moverse un poco, como si se estuviera acomodando mejor. Recordó cuando lo vio dormir, sonriendo con melancolía por los recuerdos que le invadía, le gustaría verlo dormir de nuevo, quería considerar que Dazai estaba dormido, para hacerlo menos doloroso, pero sabía perfectamente bien que eso no era así.
Escuchó la puerta abrirse, pero no le dio importancia, se dedicó sólo a ver a Dazai, apretando sus labios y sintiendo como sus ojos comenzaban a arder.
—Atsushi...
Sus ojos se abrieron más, haciéndole levantar de la silla mientras su mirada titubeaba.
—¿Me estás escuchando? —Atsushi regresó en sí, volteando a quien le llamaba, encontrándose a Akutagawa que le observaba con preocupación.
Había pensado que su nombre había sido pronunciado por Dazai, pero en realidad había sido el azabache quien le llamaba, el cansancio comenzaba a hacerle ilusionar.
—Lo siento... No estaba prestando atención. —Se disculpó con voz baja, haciendo que la preocupación del más alto incrementara.
—No te ves bien... Te has estado esforzando mucho para cuidarlo, ¿No quieres ir a casa a descansar? Puedo cuidar a Dazai por ti en lo que descansas.
Claro que le preocupaba que Atsushi se hubiera pasado cada instante de esos cuatro días en aquella habitación, cuidando del mayor.
—No... Estoy bien, no te preocupes... Es el único tiempo que podré pasar con él... Quiero estar para cuando despierte, tranquilo... Me siento bien.
Ryunosuke le miró dudoso de sus palabras, no era sano lo que Atsushi estaba haciendo, pero sabía a lo que se refería, luego de haberse enterado de lo que sucedía entendía porque Atsushi quería pasar tiempo con Dazai, porque después de que despertara, no podría estar con él.
—Aunque me digas eso es inevitable para mí, tan sólo ve como estás, no necesito preguntar para saber que estas agotado, tu salud también corre peligro si continúas así. —El mayor se acercó a éste y colocó una de sus manos en el hombro de Atsushi.
Atsushi sólo bajó la mirada, sabía a lo que se refería, pero la alternativa de dejar a Dazai no quería ni considerarla.
—Lo sé... Estoy consciente de ello, pero no puedo... No puedo dejarlo... Así que, por favor... Déjame estar con él... —Su voz se iba quebrando, haciendo que Akutagawa se sintiera un poco mal por su amigo, la mano que estaba en el hombro la subió a su cabeza, tratando de animarlo.
—Está bien... Pero si sientes que ya no puedes, descansa. —Atsushi simplemente asintió. El más alto miró al castaño, sintiéndose mal por el estado del mayor, después de todo eran amigos. —Aún no puedo creer que él haya enfermado de eso... Aunque no entiendo algo... ¿Qué sucede con su relación? Si él estaba enamorado de ti y estaban saliendo, ¿Por qué contrajo la enfermedad? —Preguntó extrañado.
No entendía eso, si estaban en una relación era por algo, ¿No? Porque el sentimiento era mutuo, pero parece que Atsushi no compartía lo mismo.
Atsushi se quedó en silencio, sabía la curiosidad y confusión de su amigo, recordar aquello le hacía sentir un revoltijo en su estómago, pues ese había sido el inicio de todo ese problema.
—Lo había hecho para que él sanara y para que yo... —Sus ojos se abrieron de sorpresa al recordar algo.
Alzó la mirada, mirando a Akutagawa que le miraba extrañado. Atsushi alzó su mano y tocó su pecho, no había dolor, no había malestar. Se percató de que éste le estaba acariciando la cabeza, estaban juntos y no sentía dolor, ni sufrimiento.
Las lágrimas en los ojos de Atsushi incrementaron, llevó su mano a su boca, tratando de acallar con los sollozos que quería soltar, no se había percatado de eso, pero... ya no lo amaba, ya no amaba a Akutagawa. Siempre que le miraba el dolor en su pecho le torturaba, si éste le tocaba le hacía querer toser y ahora, ni siquiera se había percatado en que momento había entrado.
—Akutagawa... Me gustaría poder estar solo, ¿Por favor?
Este frunció el entrecejo, sin estar muy convencido sobre la petición que Atsushi le hacía, pero soltó un suspiro, no le quedaba de otra.
—De acuerdo, pero... ¿Estás bien? —Atsushi asintió, haciendo que el más alto suspirara, no protestaría al respecto y se marcharía, esperando que las palabras del albino fueran ciertas.
Una vez solo, llevó sus manos a su pecho, confirmando una vez más que no estaba ese dolor incómodo que le provocaba ver al otro, su sufrimiento no le había atacado y las ganas de llorar al verlo cesaron. Por primera vez luego de meses pudo compartir una conversación con Akutagawa sin dolor, como en los viejos tiempos donde eran amigos y hablaban tranquilamente, luego de años... No le hacía feliz verle llegar.
Había sanado... Lo que Dazai tanto quiso, finalmente había pasado, había superado su amor no correspondido, había sanado del Hanahaki.
—Hmmm...
Aquel murmullo le hizo pegar un salto, girando rápidamente hacia donde se encontraba la camilla, sintiendo sus piernas temblar por lo que vio. El cuerpo de Dazai se removía y su pecho comenzaba a subir y bajar un poco más rápido, finalmente le vio abrir los ojos, haciendo que quisiera llorar nuevamente.
—¡Da-Dazai!
Atsushi se encaminó rápidamente a donde el castaño estaba, éste se quejó por el dolor terrible que sentía en el cuerpo, tosiendo un poco. Parpadeó un par de veces y giró hacia donde Atsushi estaba, quien ya había empezado a llorar.
—...Ho...Hola... —Habló con dificultad.
Atsushi sintió como su pecho se oprimía por escucharle, sorbiendo la nariz, se notaba el esfuerzo que le costaba hablar, pero, aun así, le saludó.
—¿E-estás bien? ¿Cómo te sientes? Ah... Lo siento mucho Dazai... Por mi culpa estás en esta situación... —Lloriqueó.
Sabía que debía de avisar a Kunikida y Yosano cuando Dazai despertara, pero de la misma forma sabía lo que sucedería después de que lo hiciera, los alejarían y por lo menos un instante quería estar con él, sólo un poco, lo mínimo para no lastimarlo.
Dazai respiró profundamente, con dificultad. Antes de poder hablar, volvió a toser, haciendo sentir peor al albino.
—...No... No te pre-preocupes... No es tu culpa... —Respiró un par de veces para luego sonreír, de manera torcida. —E... Estoy bien... No tienes... De que preocuparte... —Dejó saber, pero sus palabras sólo hicieron que las lágrimas de Atsushi incrementaran.
—No, no lo estás... Por favor, Dazai... aunque sea una vez... dime la verdad... —Hipeó entre llantos.
Desde un inicio, Osamu se la pasó repitiendo que estaba bien, a pesar de que su enfermedad lo estaba matando. Incluso antes de que su propia enfermedad iniciara, Dazai fingió estar bien, a pesar de que tuvo que soportar todo ese dolor; fingió que nada le afectaba, a pesar de que cuando le hablaba sobre Akutagawa él sufría en silencio; fingió estar bien cuando le ayudó a tratar su enfermedad; le mintió a Kunikida sobre su estado, diciendo que estaba bien.
Y aquella vez, cuando Atsushi supo de la enfermedad de Dazai, le repitió una y otra vez que no era grave, que estaría bien, pero no lo fue, día tras día su cuerpo empeoraba y finalmente su enfermedad le había dejado en ese estado. Al menos una vez, quería saber su verdadero estado, aun si la respuesta era dolorosa.
—La... La verdad... —Dazai tragó pesado, Atsushi asintió ante sus palabras, pues quería únicamente la verdad. Osamu alzó su mano con dificultad, tambaleando en el camino, pero logró hacer su cometido; dejarla sobre la mejilla de Atsushi. Respiró por unos segundos, para luego hablar. —Te amo...
Atsushi soltó un sollozo por lo que dijo, dejando que el llanto siguiera, derramando las lágrimas de sus ojos, hasta el último instante Dazai seguía tratándolo con cariño, sin querer preocuparlo. El menor tomó la mano contraria, juntándola más a su rostro.
—Yo también te amo... Te amo mucho... Mucho... —Confesó, sin dejar de llorar, haciendo que Dazai sonriera ampliamente, a pesar de que le dolía hacerlo.
Atsushi alejó la mano de Dazai y con su dorso limpió las lágrimas de sus ojos, permitiéndole ver con mayor claridad. Con cuidado sostuvo la mano del mayor con las dos suyas, temblando.
—Estarás bien... ¿Cierto? Te recuperarás y podremos estar juntos... ¿Sí? Y... Y tendremos muchas citas... Viviremos juntos y seremos felices... Aún no te he hecho lo suficientemente feliz... No quiero perderte... —Habló en sollozos, apretando la mano de Dazai. Acercó aquella mano y besó con cuidado el dorso de ésta, dejando que lágrimas cayeran sobre su piel.
A pesar del dolor, Dazai se sentía feliz, cerró sus ojos por un momento, dejando que un par de lágrimas se escaparan de sus ojos, todo lo que el albino decía hacía que se sintiera feliz y le hacía querer llorar.
—...Si tú lo deseas, así será... Si... Si tú quieres que me quede contigo, lo haré...
—Si, quiero eso, quiero que estés conmigo para siempre... ¿Me prometes que mejorarás? —Preguntó, mientras sorbía la nariz.
La mano que sostenía se movió, buscando entrelazar sus dedos, consiguiéndolo en poco segundos.
—Te... Te lo prometo... Todo estará bien... Estaremos juntos a partir de ahora...
Atsushi asintió, estando de acuerdo en lo que decía, pues ese era su deseo ahora.
Parece que... realmente la suerte estuvo de su lado, pues tras esas palabras, pudo respirar normalmente.
Dazai presentía que comenzaría a sanar a partir de ahora.
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