COLIN

La reacción de Alexa cuando le mencioné lo del tema de la música me hizo darme cuenta que su hermano no le había hablado de mí. A pesar de nuestra gran amistad, su hermano Alex nunca fue lo que se dice muy hablador; siempre fue realmente reservado.

Yo provengo del mismo lugar que Alex y Alexa pero volví a Londres porque parte de mi familia proviene de aquí. Decidí irme a vivir con mi abuela porque la situación en mi casa era realmente insostenible; mis padres me obligaban a evolucionar en la música a pasos demasiado grandes para mí. Para mi familia, la música lo era todo y lo más importante; no aceptaban que alguien de la familia se negara a tocar música o que tocara de forma mediocre o normal.

Para ellos la perfección era la meta, sin ningún tipo de excepción.

Por eso cuando me harté, me fui a vivir a Londres con mi abuela, estudiando historia del arte y siendo profesor. Me alejé un tiempo de la música debido a los malos recuerdos que me traían de la familia de la que provenía. Mi abuela fue músico toda la vida pero ella no era como el resto de mi familia; ella entendía que cada persona tiene un camino y que no siempre tienen que seguir el camino que siguen todos.

Hasta su muerte, fue mi gran apoyo y luego lo fue Sarah.

Pero ahora, ya no está ni Sarah ni Alex.

A pesar de que, aunque me fui mantuve la relación con Alex por llamadas de teléfono y por ordenador, su ausencia me faltó durante los siguientes años que estuve en Londres solo. Siempre que necesitaba escapar de la casa de mis padres, Alex me sacaba de allí y nos íbamos a una cafetería el resto del día para poder hablar con tranquilidad de todo. Sus palabras sabias siempre fueron importantes para mí.

Pero cuando le diagnosticaron problemas de corazón, pensé que me lo diría, pero...nos lo ocultó a todos. Cuando el sufrió una arritmia y murió, su hermana encontró los papeles médicos que indicaban la medicación que debía de tomar para sus problemas de corazón. Todos quedamos destrozados y hundidos. Cuando fui al cementerio en su entierro, su hermana no me vio, pero yo sí. Siempre la había admirado como músico y siempre desee conocerla, pero era realmente duro verla por primera vez en un momento como ése. Decidí no acercarme porque parecía perdida en sus pensamientos y, según parecía, ella era una mujer de carácter fuerte que odiaba que le dieran palmaditas en su espalda y le dijeran que todo iba a ir bien cuando no era así.

Tan solo contaba con 17 años cuando Alexa se quedó sola en el mundo, pero demostró que su gran talento en la música haría que no le faltara el trabajo ni las oportunidades. Me alegré por ella cuando supe que su vida como músico iba tan bien, pero me preocupé cuando desapareció abruptamente de los focos y del ojo público.

Pero nunca me atreví a presentarme como el amigo de su hermano y su fan desde siempre. Era muy tímido para eso y, por aquel entonces, había conocido a Sarah. Ella era celosa y posesiva; sabía que no vería con buenos ojos que yo tuviera como amiga a una mujer que amaba la música como yo.

Pero ahora...ahora no sé que soy para Sarah.

No sé a qué juega y lo que es peor, con quien juega.

Su amiga no tiene idea de ella desde siempre y eso me preocupaba. Cinthia y ella era como hermanas y siempre se contaban todo, pero parece ser que últimamente andaba demasiado ocupada para contar sus cosas a las personas que aprecia.

Pero no iba a quedarme de brazos cruzados; iba a investigar a Sarah y seguirla si era necesario para saber que se traía entre manos. Y si yo me enteraba que me engañaba con otro, la relación se acabaría de raíz.

Por mucho que la quisiera, el engaño era algo que no soportaba y no podía permitir, porque la confianza es lo más importante para que una pareja vaya bien.

Y antes de hacernos más daño, prefería terminar todo si era necesario.

Y antes de hacernos más daño, prefería terminar todo si era necesario.

Había llegado a la universidad donde impartía clase con Sarah pero, aunque teníamos la costumbre de vernos después de clase para comer, esta vez no me apet4cía que fuera así.

Entré a mi clase con la cabeza hecha un lío y di clase lo mejor que pude. Mientras mis alumnos resolvían unos ejercicios que les había puesto, mi teléfono sonó con un mensaje:

"Hola guapo, tengo ganas de que acabes tu clase y podamos comer juntos. Creo que tengo que hacerme perdonar por haber sido tan mala..."

Sarah

"Lo siento, pero estoy cansado y cuando acabe la clase me iré a casa a descansar. Come mejor con Cinthia y así habláis de vuestras cosas"

Colin

"¿Estás enfadado, cariño?

Sarah

"Estoy cansado y ocupado, Sarah; ya hablaremos en otro momento"

Colin

Entonces, con ese último mensaje, di por concluida la conversación. El amar a alguien no significa dejarte pisotear...

Y aunque noté varias llamadas al vibrar mi teléfono en el bolsillo, decidí no coger las llamadas porque sabía que me pondrían de mal humor y no me diría nada de lo que deseaba saber. Estaba claro que, si Sarah me engañaba, lo sabría por mis propios medios.

Al terminar la clase, tomé mis cosas y salí aprisa al aparcamiento para coger el coche y largarme a casa. El teléfono comenzó a sonar de nuevo con un nuevo mensaje. Estuve a punto de no leerlo, pero lo miré por si era algo importante; era de un número que no conocía:

"Hola Colin soy Alexa, era para decirte que hoy la clase será un poco antes porque tengo que irme de la academia un poco antes. ¿Te parece bien a las 16:30?, contesta cuanto antes"

Aquel mensaje me venía como anillo al dedo. Lo que menos deseaba era darle vueltas al asunto de Sarah por lo que refugiarme en la música era lo mejor que podía hacer. Confirmé mi asistencia y me marché a casa con una gran sonrisa.