KAPITEL 59: DER TAG, DER ALLES VERÄNDERT
Hanna con su vestido de novia en la foto(L)
Saquen pañuelos...
HANNA
No es que me hubiera despertado pronto sino que no había dormido en prácticamente toda la noche. Robert estaba en el hotel más cercano al apartamento porque quería hacer las cosas un poco tradicionales en cuanto a la boda pero no cesó en mandarme mensajes al móvil plagados de amor. Cada vez que los leía, la espina que tenía clavada desde lo sucedido con Jordan, se me incrustaba más profundamente.
Desde que él se marchó la mañana que fui a comprar el vestido de novia, no sabía nada de él. Le llamé cientos de veces y no sabía absolutamente nada de él pero, en la madrugada, un críptico mensaje de Jordan me hizo preocuparme aun más.
"Allí estaré mañana"
Esperaba que se refiriese al juzgado donde se haría la ceremonia y no a mi casa. No podía permitir dudar un solo instante porque eso sería absolutamente fatal para Robert y para mí.
Iba a casarme con todas las de la ley y nada ni nadie lo impediría.
Eran las cinco de la mañana y el sueño se había volatilizado sin posibilidad de recuperarlo. Me levanté de la cama con el mensaje de Jordan en la cabeza dando vueltas, ¿Cómo era posible que leyera más veces el mensaje de media línea de Jordan que cualquiera de los hermosos mensajes que Robert me había mandado durante la noche?
Mientras estaba sentada en el taburete de la cocina, una de las preguntas de Jordan asaltó mi mente:
-"Atrévete a decirme que mientras decías que ibas a casarte con otro no tenías la mente puesta en mí porque me echabas de menos"
Un escalofrío me recorrió la espalda haciendo que mi espalda encorvada se pusiera rígida como un trozo de hielo, ¿Echaba de menos a Jordan?¿Pero porqué no echaba de menos a Robert?¿Porqué me encontraba tan mal de repente?
Sabía que el evento me causaría un estado de nervios normales en cualquier mujer que se casaría a pocas horas pero creo que replantearse el novio con el que lo iba a hacer no era muy normal; pero yo era rara hasta para eso...
"Hora de darme un buen chute de alcohol para dejar de pensar"-Dije en voz alta mientras buscaba en la despensa. Sabía bien que no debía ponerme como una cerda a comer porque en el banquete me pondría hasta arriba pero las depresiones como mejor se curan es comiendo.
Aún quedaban tres horas para que Alexa tocara mi puerta para comenzar a arreglarnos, por lo que debía de ocupar la cabeza como fuera. Puse la televisión la cual estaba plagada de porno por la hora de la noche que era y me dio la risa. Yo miraba las posturas y las caras de falso placer de las parejas y me comparaba sin quererlo con la noche que pasé con Jordan:
"Eso si que era un dios del sexo"-Dije sorprendiéndome yo misma, ¿Qué demonios estaba diciendo? ¿Qué mierdas me estaba pasando?
Con ganas de reír, llorar y tirarme de los pelos a la vez, decidí abrir la botella y comenzar a beber para olvidar la sarta de idioteces que salían de mi boca.
En el sofá mirando la televisión, me quedé lentamente dormida abrazada a la botella como si fuera una borracha con problemas.
Un golpe sonoro me hizo despertarme de golpe, ¿Alguien había tirado la puerta o era mi maldita cabeza que me estaba jugando malas pasadas? Pero la voz inconfundible de Alexa me hizo levantarme del sofá con la lentitud de un caracol anestesiado.
-¡Ábreme cerda de mi corazón, tu carroza espera y no he desayunado!
Maldición, Alexa ya estaba en casa y yo seguía con mis crisis existenciales. No sabía qué hacer, por lo que me resigné a poner buena cara y abrirle la puerta. Cuando me miró, puso una mueca de sorpresa:
-¿Qué coño has hecho esta noche? ¿Robert te hizo una visita o qué?
Sabía bien que se refería a mis ojeras y no era complicado que las tuviera porque no había dormido en toda la noche. Mirando el rostro feliz de Alexa mientras preparaba el desayuno me hizo replantearme algo que tenía guardado dentro de mí y que me estaba destruyendo. Cuando preparó el desayuno y lo depositó en la mesa, ambas nos sentamos para disfrutar de una mañana de mujeres.
-¿Y qué tal andas de los nervios?-Me preguntó Alexa.
Yo la miré en silencio y no pude evitar pensar en aquello que rondaba por mi cabeza. Al ver que ponía caras extrañas, hizo el amago de preguntar pero yo me adelanté a ella:
-Digamos que estoy histérica, pero eso se supone que es normal. Aunque hay algo que no es normal y que creo que no le pasan a todas las novias la mañana de su boda.
-¿Qué ocurre? ¿Es la noche de bodas?¿Te sientes como una virgen a punto de ser desvirgada?-Me dijo entre risas pero no pude corresponder a su broma. Una mueca de profundo pánico se marcó en mi rostro demacrado por el silencio.
-Digamos que creo que tengo dudas y que creo que Robert no es el adecuado para mí.
Alexa comenzó a reírse hasta casi caérsele las lágrimas,¿Qué demonios era tan gracioso?¡Esto era una crisis existencial!¿O se pensaba que era una broma?
-¡Oh vamos Hanna, es la duda que tienen todas las mujeres la mañana de su boda!¡Eso son los nervios mujer!
-Creo que no todas las que se casan se acuestan con uno de los testigos...
Alexa me miró entre alucinada y cabreada, entonces recordé que Colin era uno de mis testigos, por lo que le dije con rapidez:
-¡Me refiero a Jordan, no a Colin!
-¡Más te vale porque iba a sacar los cuchillos! ¡Maldición Hanna! ¿Qué es lo que pasó?
Le conté lo que pasó esa noche tras anunciar mi compromiso y el cómo se presentó en casa totalmente desnudo con una gabardina. Conforme más le contaba, más abría la boca y yo me sentía más sucia. Tras acabar de relatarle hasta el mensaje que recibí de él en la madrugada, Alexa se quedó pensativa sin quitarme la vista. Finalmente, me dijo en tono muy serio:
-Sabes bien que debes decirle a Robert pero está en tus manos cuando hacerlo y cómo hacerlo, ¿Se lo dirás antes o después de la boda?¿De verdad estás segura casándote con él?¿Y si quieres a Jordan en realidad?
-Quiero a Robert y he tardado mucho tiempo en encontrar a alguien que realmente me quisiera y respetara por dejarlo atrás por un calentón. Voy a aclarar las cosas con ambos pero hoy es mi día y el día de Robert, por lo que no voy a estropearlo por algo que no significó nada para mí.
Alexa me miraba un tanto contrariada, encogiéndose de hombros. Yo la conocía bien y ella era capaz de frenarlo todo con tal de decir la verdad pero yo no me veía capaz de eso. Ella terminó aceptándolo y se levantó de la mesa con una pequeña sonrisa:
-Bueno, la señorita ha decidido y como tu mejor amiga estoy de tu parte, así que es hora de arreglarte para llevarte al juzgado. Espero que estés preparada.
Tras darme una ducha helada, Alexa comenzó a obrar su magia para tapar las ojeras de mi cara sacando a relucir mis atributos. Estaba tan nerviosa de no poder mirar cómo iba quedando; la maldita lo hizo a propósito para tenerme infartada todo el rato.
Tras no sé cuantas horas, ella apartó la sábana del cristal para mostrarme el resultado y tuve que reprimir las lágrimas de profunda felicidad que sentía.
Alexa me había comprado un tocado y un collar hechos a mano por una empresa de moda alternativa pero la gran sorpresa me la daría a continuación:
-He conseguido que ellos acepten hacerte unas fotos para una campaña de ropas de novia alternativa que quieren hacer. He conseguido que una importante firma se fije en todo tu potencial.
Con el corazón dando saltos, abracé a mi amiga del alma que tanto había hecho por mí. Ella estaba tan preciosa que Colin iba a infartarse en cuanto la viese; él sería capaz de casarse ahí mismo con ella y desde luego no veía a Alexa diciendo que no.
Tras unas cuantas lágrimas y retoques, ambas estábamos listas para montarnos en el coche.
Alexa me tomó de la mano antes de cruzar el umbral de la puerta y yo le dije con voz temblorosa:
-¿Sabes que te quiero?
-Y yo a ti mi pequeña cerda, pero recuerda que no te casas conmigo sino con Robert; espero que no te equivoques al dar el sí quiero.
Ambas comenzamos a reír y el miedo que sentía se disipó casi por completo. Alexa era la mejor amiga que podía desear y su apoyo me estaba dando las alas que me faltaban para dar uno de los pasos más importantes de mi vida.
PENÚLTIMO CAPÍTULO
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