KAPITEL 5: DIE ERNENNUNG VON HANNA


ALEXA

El dolor de estómago y la sensación de haberme trabado un burro durante la noche era algo con lo que me había despertado esta mañana. La garganta estaba seca y mis ganas de vaciar la vejiga eran tan elevadas que temía explotar como una bomba antes de que pudiera si quiera desayunar.

La voz de Hanna me despertaba como cada mañana y yo, como siempre, le dedicaba mi más amoroso gruñido. Ella parecía estar de mejor humor que anoche y eso me lo demostró con una paciencia aún mayor de la que estaba acostumbrada.

Se sentó a mi lado y comenzó a hablarme mientras que yo intentaba seguir durmiendo:

-Tengo una cita-Dijo casi en un susurro, pero fue lo suficientemente fuerte como para que mi mente colapsara y me hiciera levantarme de golpe como si el resorte de mi culo se hubiera accionado. La miré alucinada con una mueca que indicaba que era toda oídos a pesar de mi resaca por la gran cena que me metí al cuerpo.

-Bueno pues es un cliente que vino ayer y...bueno es bastante guapo. Fue majo conmigo y me pidió tomar algo esta noche, pero no quiero ir sola...

La cara de cordero degollado que me estaba dedicando era la típica que ella me ponía cuando me estaba comiendo mi tarrina de helado y ella quería una cucharadita. Odiaba conocer gente nueva y ella lo sabía bien...

Antes de replicar, ella me tomó de los hombros y me dijo emocionada y nerviosa:

- ¡Te lo suplico Álex! ¿Sabes cuánto hace que un tío agradable se interesa realmente por mí y no por mis tetas?

Aquella declaración me hizo reír, pero ella tenía razón; el ser modelo alternativa no le había traído mucha suerte en el amor y ella se lo merecía. Y si el gilipollas de Adam no quería nada con ella pues él se lo perdía.

No podía negarle mi apoyo morar a Hanna, por lo que froté mi rostro aún entumecido por el sueño y le solté un gruñido de aprobación. La reacción de ella no se hizo esperar, saltando sobre mi cama hasta casi tirarme de ella:

- ¡DIOS MÍO, GRACIAS, GRACIAS!

Mientras que me aprisionaba entre sus brazos yo solo podía gruñir; dios como odiaba que me abrazasen...

- ¡Si me sigues tocando te llevaré de una patada al hospital y no podrás ir a esa cita! -Le grité mientras ella se reía como una posesa.

Me soltó con la mirada risueña y agradeciéndome una y otra vez mi apoyo. Me debía una, pero yo a ella le debía mucho más así que no puse más quejas de lo normal.

Así que el día estaba así: casi toda la tarde con el irritante de Colin y después de sujeta velas en un lugar fino y elegante, por lo tanto, yo también debería parecerlo.

Según Hanna, su plan era que me sentara en una mesa sola y ella se sentaría con su cita justo en la mesa de al lado. De esa forma, si algo pasara, yo iría a defenderla y ella tampoco se sentiría sola. No tenía vestidos elegantes que usar para ir al italiano que iba Hanna con su cita, por lo que tenía que ir al centro comercial antes de pasarme por el estudio a dar clase.

Tras desayunar con una resplandeciente Hanna, me fui de tiendas sola, aunque Hanna me dijo de acompañarme ya que la tienda al ser suya podía abrir cuando ella quisiera, pero mis momentos en soledad me gustaban demasiado para no aprovecharlos. Cada momento que podía irme por las calles caminando con mis auriculares puestos eran de mis momentos preferidos; algo tan sencillo era esencial en mi vida. Cuando era famosa esos momentos eran imposibles de disfrutar porque siempre alguien me tocaba el hombro y me pedía fotos o autógrafos, aunque estuviera totalmente camuflada entre la muchedumbre.

Pero ya no tenía problemas de ese tipo y gracias a Hanna y a la oportunidad que me brindó mi nuevo hogar, puedo vivir de la música en la sombra.

Al llegar a la entrada, suspiré de alivio al ver la poca gente que había gracias a la hora a la que había venido. Después de mirar varios escaparates, me paré en uno que parecían tener vestidos elegantes, pero no demasiado y de colores oscuros.

De entre todos los trapos sosos que me probé, encontré uno que era totalmente de mi estilo, así que decidí comprarlos con unos buenos tacones de aguja de color negro para rematar el conjunto.

Me sentía renovada y encantada con mi compra; hacía mucho tiempo que no tenía tiempo para mí ya que, desde que me mudé hacía unos meses, apenas he tenido tiempo de poder disfrutar mi estancia en este nuevo país.

Tras salir deprisa del centro comercial, tuve que tomar un bocadillo rápido ya que se me hacía tarde para dar clase. Cargada con las bolsas, entré sin apenas respiración tras la enorme prisa que me había dado por media ciudad al tener el tiempo justo. Cuando sonó la pequeña campanilla de la puerta, Adam y Doris se giraron en mi dirección mirándome como si fuera un extraterrestre.

-Te da tiempo a tomar un café con nosotros; por las pintas creo que te hace falta-Me dijo Doris señalando mi cabello revuelto.

- ¿Una mañana salvaje, fierecilla? -Me preguntó Adam guiñándome un ojo mientras daba un sorbo a su café.

-Veo que no cambias, así luego quéjate de que no encuentras a alguien que merezca la pena-Le gruñí mientras me sentaba en el sofá del estudio.

Mantuvimos una pequeña conversación de banalidades hasta que la campanita de la entrada me indicó que mi descanso había acabado.

Colin había entrado al estudio, pero, lejos del entusiasmo que había en sus ojos el día anterior, parecía que un camión lo había arrollado con tanta fuerza que no quedaba de él ni la sombra.

Yo le esperé dentro de mi sala, afinando la guitarra esperando a que él acabara de hablar con el recepcionista y entrase a la clase. Un leve sonido del crujir de cuero de la bolsa de su guitarra me hizo levantar ligeramente la vista hacia él, sentándose enfrente de mí sin pedir permiso o decir nada.

Su actitud era fría y distante pero tampoco lo conocía demasiado para saber nada de él, por lo que me limité a ser profesional y dar lo mejor de mí para que aprendiera. Extrañamente, el ensayo salió reamente bien, sorprendiéndome del talento oculto de Colin. Tras hora y media de ensayo, me atreví a preguntarle:

- ¿Aprendiste solo a tocar?

Aquella pregunta le hizo sorprender, ¿Tan poco habladora era que una simple pregunta levantaba un revuelo tal como ése?

Tras unos instantes, Colin comenzó a hablar con una voz monótona:

-Sí, aprendí solo. La guitarra que tengo la heredé así que no sé lo que es tener una guitarra propia.

No iba a ahondar en la última aclaración por lo que decidí parar mi cuestionario. No deseaba que pensara cosas que no eran o involucrarme en exceso con un alumno que, tras un tiempo, no volvería más.

Los ojos grises de Colin abandonaron las cuerdas y me miraron directamente:

-Sé que tú también aprendiste sola-Dijo con una increíble tranquilidad, ¿Cómo mierda lo sabía?

Lo miré extrañada, pero decidí que ya era hora de acabar la clase. Tenía la sensación de que aquel chico sabía más de mí de lo que aparentaba por lo que debía de parar aquello antes de que fuera demasiado tarde. Me excusé con él diciéndole que debía de irme antes de tiempo y él no puso ninguna pega. Recogió todas sus pertenencias en silencio deseándome buena noche.

Aquella frase resonaba en mi cabeza. A pesar de ser famosa, mi vida pasada era totalmente un misterio por lo que no entendía cómo podía asegurar algo así como si lo supiera bien. No lo entendía, pero era mejor no saber...

Y si aquel tipo sabía algo gordo sobre mí, no volvería a entrar a mi estudio.

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