KAPITEL 40: ICH BRAUCHE DEINE VERGEBUNG



HANNA

Tras la romántica cena que había pasado con Robert, dormí como un lirón a pesar de la incertidumbre de no saber acerca de Alexa. Colin me prometió hablar con ella para que me llamase por teléfono, pero temía que su orgullo pudiera más que nuestra amistad.

Era hora de hacer algo mientras que Alexa se decidía a llamarme. Mi terapeuta me dijo que ya estaba preparada para enfrentarme a Adam y decirle todo lo que pensaba y sentía para poder curarme aceptando lo que no hubo ni habrá.

Me vestí rápidamente y tomé un ligero desayuno para no perder más el tiempo. No tomé un taxi porque prefería caminar para poder calmarme sin la presencia de un conductor cotilla.

Eran las diez de la mañana por lo que la mayoría de gente ya estaban en sus puestos de trabajo. Esa mañana decidí cerrar un rato la tienda de tatuajes por problemas personales disculpándome con mis clientes, pero era mi salud la que estaba en juego.

El volver a ver ese rostro que adoraba desde hacía años me estaba consumiendo las entrañas, ¿Y si no podía olvidarlo? ¿Y si Robert se cansaba de esperar algo que no iba a pasar?

Por mucha terapia que hiciera, si mi corazón se negaba en redondo a olvidar a alguien, ¿Estaba condenada a vivir sola?

Agité la cabeza nerviosamente para ahuyentar aquellas extrañas ideas que circulaban por mi mente, pero mi cabeza al estar en otro lugar, me tropecé con alguien y casi caigo al suelo. Al levantar la vista me encuentro con alguien familiar que me sonríe al verme:

-Pero si es esa bonita señorita que conocí en el hospital, ¿Eras Hanna verdad?

Aquel hombre era el amigo de Colin, el que lo acompañaba aquel día en el hospital y que fue realmente amable conmigo cuando Adam estaba en la sala. Gracias a sus bromas, me sentí más cómoda y menos sola; eso era de agradecer.

-Sí exactamente y tú eres el amigo de Colin.

-Soy como un hermano, más bien como su hermano mayor porque siempre le ando salvando el culo.

Comencé a reírme con fuerza a pesar de lo nerviosa que me sentía. Aquel tipo era el típico amigo con el que te podías reír a carcajadas del mundo a pesar de que por dentro estuvieran hundida hasta el cuello. Su buen humor era contagioso y me alegraba que en aquellos momentos me lo tropezara.


Me tendió la mano a modo de saludo y me dijo con caballerosidad:

-Me llamo Jordan querida dama y estoy realmente complacido de haberme topado con su imponente rostro y su cabello del color del algodón de azúcar.

Aquellas palabras, aunque parecían decirse en broma, causaron que me sonrojara hasta casi alcanzar la tonalidad de mi cabello. Jordan besó mi mano y me sonrió:

-¿Qué le parece si tomamos algo? A fin de cuentas, es algo que me debes al dejarme solo en el hospital cuando te fuiste-Dijo con tono divertido

Comencé a reír mientras que ponía un gesto ofendido ante mi descortesía. Debía de marcharme, pero también pensaba que quizás me haría falta una charla con Jordan para darme ánimos. Acepté su oferta y comenzamos a caminar juntos.

-Conozco un lugar donde hacen buenos cócteles y además sin alcohol; no quiero bailar sobre la barra de un bar a las diez de la mañana.

-Eso sería digno de ver-Le dije intentando reprimir una carcajada que tenía atascada en la garganta.

-Pues si deseas verme en ese estado creo que deberíamos de vernos en algún pub por la noche. Prometo traer a Colin y emborracharlo para que bailemos juntos.

Aquello provocó que me parase en medio de la calle para sujetarme el estómago. Nunca nadie me había hecho reír tanto y eso sentaba realmente bien. Necesitaba risas en mi vida y más que últimamente con el tema de Alexa estaba muy deprimida.


La mañana pintaba muy bien en compañía de los chistes de Jordan pero era el momento de irme. Le tomé la palabra con respecto a quedar todos juntos; deseaba que Alexa también se apuntase para disfrutar de unos buenos bailoteos como en los viejos tiempos.

Jordan se ofreció a llevarme, pero me negué en redondo. Le dije que debía de ir a un recado muy importante y que prefería ir andando para despejar la mente. Con una reverencia sacada del siglo pasado, se despidió de mí con la promesa de volver a tropezarnos.

Cuando retomé el camino, los nervios comenzaron a florecer de nuevo. Me aferré a las bromas de Jordan para sonreír a pesar de que deseaba salir corriendo bajo mis mantas.


Pero llegué al piso de Adam y ya no podía dar vuelta atrás. Respiré hondo y mi dedo se fue a posar al timbre, pero el teléfono comenzó a vibrar en mi bolsillo. Antes de tocar a la puerta, tomé el teléfono y el número de Alexa se reflejó en la pantalla: era un mensaje nuevo:

"Dentro de dos horas en tu casa, nos vemos"

Alexa quería verme y eso me llenó de esperanza. Bien sabía por el mensaje que ella estaba realmente molesta aun por el tema, pero al menos ella quería darme la oportunidad de explicarme.


Ahora contaba con menos de dos horas para hablar con Adam y solucionar las cosas así que toqué la puerta con convicción y seguridad. Tenía que poner punto y final al tema por el bien de todos y porque Robert no se merecía tener una novia que pensara en otro.

Adam abrió la puerta y se quedó sorprendido por mi presencia. Su cara desencajada estaba repleta de culpabilidad y por el aspecto de sus ojeras, probablemente no había dormido demasiado.

-¡Oh Hanna, por favor pasa!-Dijo con una amabilidad que me dejó realmente confusa. El Adam que conocía era un chulo y un prepotente que le importaba una mierda los sentimientos de cualquier mujer. Pero el Adam que veía ahora delante de mí era hasta adorable pero no podía dejarme engañar por las apariencias.

Ambos pasamos al salón de su casa y me pidió por favor que me sentara.Me tendió un vaso de agua con una pequeña sonrisa amable y se lo acepté intentando no mirarlo demasiado. Al sentarse, no me dejó hablar adelantándose a mí:


-Ante todo muchas gracias por venir, deseaba disculparme con todo el corazón. Lo último que quiero es hacer sufrir a la gente que me importa y tú me importas, aunque no de la forma que tú quieres. Te juro Hanna que si en mis manos estuviera te correspondería, pero...pero no puedo mandar sobre mí mismo. Lo que le hice a Alexa no tiene perdón...esa...esa foto se la hice yo un día que la llevé a casa tras una noche de beber. Ambos estábamos bebidos, pero ella lo estaba más que yo. Me estaba confiado su seguridad y yo en vez de ser un amigo leal, me aproveché de la situación. Al ver que ella no quería acostarse conmigo, decidí echarle una foto mientras estaba dormida y esa foto...la vieron mis amigos.

Abrí la boca y puse las manos sobre ella en señal de sorpresa, ¿Adam había sido capaz de hacer eso? ¿Me había peleado con mi amiga por su culpa?¡Dios mío como no pude creerla cuando me dijo que ella y Adam no tenían nada!


Me levanté dispuesta a irme, pero Adam me suplicó con la mirada que me quedara. Ya había oído bastante y no podía quedarme más tiempo porque Alexa quería verme y eso era mucho más importante. Pero antes de cruzar la puerta, me giré hacia Adam y le dije con tono serio:

-Más te vale arreglar las cosas porque Alexa te pateará el culo y yo, por supuesto, voy a ayudarla.

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