KAPITEL 3: DIE GROßE NACHT


ALEXA

Tras esa mierda de clase que hacía que me pitara los oídos tras escuchar durante más de dos horas las notas rasgadas de las manos inexpertas de Colin,éste se marchó con la misma cara de nerviosismo con la que vino, prometiéndome que volvería mañana a la misma hora.

No le creí una sola palabra, ya que no era la primera vez que me decían lo mismo y no volvían nunca más. No quería a niños llorones en mis clases, así que agradecía que ese tipo de personas que se hacían llamar músicos, no volvieran más por aquí.

Eran las ocho de la tarde, así que era hora de cerrar. Esta noche al ser lunes, mi ritual era cenar con Adam y Doris en una pizzería cercana al estudio, donde nos poníamos hasta el culo de refrescos y comida híper calórica.

- ¿Qué tal el nuevo alumno? ¿Ya lo espantaste? -Me preguntó Doris con su habitual sarcasmo.

-Parece ser que tiene pelotas porque dice que va a volver mañana. Eso lo veremos...-Les dije no muy convencida.

-Eso es lo que tu quisieras...que te gusta muy poco trabajar y demasiado dormir.

-Adam, te estás ganando un buen puñetazo en la cara

- ¡Eso no!¡Que vivo de mi imagen! -Dijo fingiendo un inmenso terror hacia mi persona.

-Es verdad, que si le pones morada la cara le joderás la reputación de niño de bien-Dijo Doris entre risas ante la mirada molesta de Adam, lo que nos hizo reír a ambas con fuerza.


Entre bromas y risas llegamos pronto a nuestro lugar favorito; el reino de la grasa, el pepperoni y el colesterol. Nada sentaba mejor después de un día duro aguantando idioteces que unos buenos trozos de pizza y algo bien frío en la garganta.

-Ahora solo te hace falta un poco de compañía y ya rematarías la noche-Me dijo Adam al oído, lo que me hizo girarme hasta quedar enfrente de él.

-No necesito a un hombre o mujer para tener un orgasmo; me vale una buena tarrina de helado.

Doris comenzó a reírse tan fuerte que varias personasde la cola se giraron en nuestra dirección. A veces las bromas de Adam parecíanbastante ambiguas; no sabía si iban en serio o me lo decía en broma, perocuando se ponía en ese plan tan extraño me incomodaba porque era mi amigo y noquería cruzar esa línea nunca.


Tras llegar al mostrador pedimos tres pizzas medianas con mucho queso. Daba gracias a mi metabolismo acelerado que me hacía perder las calorías rápidamente con las pocas horas de gimnasio que me metía en el cuerpo a la semana.

Nos sentamos en la mesa que más nos gustaba, pegada a la ventana que daba a la calle y en la esquina más alejada de la gente para poder hablar de nuestras cosas sin provocar desórdenes mentales o traumas infantiles.

Hablamos un poco del trabajo y de cosas sin importancia como cada lunes por la noche, pasando tan rápido el tiempo que apenas me di cuenta que había terminado de cenar. Justo cuando el reloj daba las diez y media de la noche, decidimos volver cada uno a nuestra casa, donde me esperaba Hanna, como siempre, roncando delante de la tele. Tras oír la puerta de casa cerrarse, se levantó de golpe con aún la tarrina de helado vacía entre sus manos.

-Un día duro,¿Eh?¿Tatuaste muchos culitos?-Le pregunté divertida.

-Oh dios ni lo menciones...-Dijo con cara de asco, ¿Qué le había ocurrido?

Tras desperezarse en el sofá, me hizo la señal para que me sentara a su lado aún con una mueca de desagrado en su rostro. Entonces, comenzó a contarme su día:

-Resulta que hoy he tenido que hacer un piercing en la punta del pene a un tío, ¡Qué ascazo madre mía!,¿Y sabes lo peor de todo?¡Que estaba empalmado y...era tan pequeña que ni con lupa se la veía!

Ante su mirada de frustración y sus gestos que mostraban su gran asco e indignación, comencé a reírme como si sufriera un ataque epiléptico severo, casi rodando hacia el suelo. Ella no parecía sentir una pizca de gracia por aquello que me había contado, pero es que, desde fuera, era demasiado cómico.

-Tranquila...no se lo contaré a Adam para no ponerlo celoso...

- ¡Ni te atrevas a mencionarlo!¡Las paredes oyen! -Me dijo con las mejillas rojas de ira, lo que hizo que siguiera riéndome de la situación.

-No te preocupes, no se enterará; te doy mi palabra-Le dije con seriedad para que viera que iba en serio.

Ella respiró aliviada, pero entonces, mis ganas de seguir pinchándola salieron a la luz.

-Pero mi silencio vale por un favor...

- ¡Oh mierda, Álex! ¿Y tú eres mi amiga?

-Sólo quiero que me invites a comer o cenar en un sitio que esté bien; no exijo demasiado por mi silencio.

Ella resopló con fuerza, asintiendo con molestia dándole un beso en la mejilla de buenas noches. Ella se quedó un rato más viendo la tele, pero yo me fui directa a la cama. Demasiadas emociones por hoy y mañana iba a ser un día que requería grandes dosis de paciencia. El que volverá Colin iba a crisparme los nervios.

Al menos el trauma del principio de semana había pasado con éxito, por lo que se suponía que el resto de la semana se pasaría con mayor rapidez. Mientras que estaba acostada en la cama con la mirada perdida en el techo, me di cuenta que Hanna no nos había visitado en el estudio, ¿Le había ocurrido algo o simplemente la vergüenza pudo con ella?

Yo conocía a Adam y, aunque era un tío genial, las mujeres no las usaba precisamente de forma leal y con cariño. He visto salir muchas alumnas llorando de sus clases las cuales se apuntaban para estar más cerca de él sin conseguir nada aparte de un polvo con aquellas que él consideraba aceptables. Como amigo era lo mejor, pero como novio...le hubiera destrozado la cara hacía ya tiempo.Y aunque dije que la ayudaría a que ella y Adam estuvieran juntos, lo cierto es que no quería que ambos se acercaran de más el uno con el otro, porque en este peligroso juego es Adam quien tenía ventaja y si se atrevía a joder a Hanna, iba a ser lo último que haría en su vida.

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