KAPITEL 10: DIE ALTEN DäMONEN MEINES LEBENS
ALEXA
Mientras estaba sentada cerca de la mesa donde ambos tortolitos charlaban animadamente sentí que quizás mi querida amiga había encontrado al hombre indicado para ella. Ambos, que apenas se conocían, parecían haber encajado tan bien que cualquiera diría que eran pareja.
Aunque no era algo que me planteara a menudo, la ausencia de un hombre en mi vida era algo que a veces echaba de menos. Aunque mi última experiencia me hizo salir escaldada y alejarme un poco del calor humano, al ver a Hanna volvía a sentir la necesidad de encontrar a alguien.
Pero siempre me lo impedía lo mismo: los malditos recuerdos que se agolpaban en mi cabeza.
Porque cuando una mujer es violada...el mundo se le echa encima y la confianza en todo lo que le rodea se pierde.
Nadie sabía esa parte de mí, esa oscuridad que reinaba en mis recovecos más internos. No quería remover el pasado pero lo que era cierto es que, las pequeñas cosas de mi vida diaria, de vez en cuando eran capaces de causar ese efecto indeseado. Y lo peor; no tenía a mi hermano que me ayudara a sacar toda mi ira y frustración al exterior.
No quería que la gente sintiera lástima por mí porque yo misma no lo sentía así. Sentía rabia e impotencia porque ese cabrón le podía hacer lo mismo a cualquier chica que se le pusiera por delante.
Pero éste no era el lugar para pensar en esas cosas, además hoy era el día de Hanna.
Miraba una y otra vez mi reloj de pulsera mientras que escuchaba las conversaciones de mi alrededor. Muchas miradas se cruzaban en mi dirección preguntándose probablemente el porqué estaba cenando sola en compañía de una botella de vino.
A veces, la mirada agradecida de Hanna se posaba sobre mí en señal de agradecimiento y yo correspondía a su sonrisa para que no se preocupase por mí.
Tras más de dos horas de cena que parecía no acabar nunca, ambos se despidieron prometiendo volver a verse. Cuando aquel hombre se fue, Hanna fue corriendo hacia mi mesa donde estaba al borde de dormirme debido al gran pedal que llevaba.
-¡Oh dios mío, ha sido genial!-Gritaba Hanna en medio del restaurante sin importar las miradas curiosas que se posaban sobre ella.
Yo levanté la vista con los ojos entrecerrados y un gran dolor de cabeza.
-Me alegro mucho por ti pero necesito mi cama ya o me dormiré aquí en medio de todos estos desconocidos. Y si empiezo a roncar, temo que el restaurante se quede sin clientela.
Hanna comenzó a reír sabiendo bien de lo que hablaba. Tras tomarme del brazo y tirar de mí, caminamos al exterior sintiendo el enorme frío de la noche sobre nuestra piel. Aquel ambiente me hizo bien para que el sopor que sentía se deslizara un poco más fuera de mi turbada mente. Mis pasos eran torpes pero al menos no me hacían caer el suelo gracias a que Hanna me sostenía del brazo y tiraba literalmente de mí.
Ambas hablamos durante el trayecto animadamente a pesar de mi estado, llegando a casa tras una gran noche.
Hanna prefirió quedarse en el salón para seguir celebrando su éxito pero yo tenía planes entre mis sábanas.
Justo cuando me puse el pijama e iba a dormir, un mensaje sonó en mi teléfono. Me extrañaba debido a la hora pero decidí leerlo para salir de dudas. Aquel mensaje...no lo esperaba:
"¿Crees que después de lo que hiciste quedarás impune?, no Alexa...tú pagarás las consecuencias..."
Pero... ¿Quién mierda era y a qué se refería?¡Yo no había hecho nada!
Pero antes de contestar, otro mensaje me llegó siendo mucho peor que el anterior:
"¿No recuerdas tu aventura con el productor musical que te prometió grabar un disco?"
Aquella mierda volvió a mí como un boomerang provocando que me cayera al suelo por la impresión que sentía. Tras espabilarme, corrí a la puerta y la cerré con llave para que Hanna no entrase y viera mi cara desencajada de terror.
¿Ese cabrón me había encontrado?, pero, ¿Cómo?
COLIN
Jordan se quedó hasta tarde explicándome el plan que llevaríamos a cabo para pillar a Sarah con las manos en la masa. El plan era que saliéramos a cenar y colocar un localizador en su teléfono móvil en el momento que ella fuera al baño sin que ella se diera cuenta.
De esa forma, Jordan sabría la localización de Sarah en todo momento y registraría todos sus movimientos para averiguar más con quién se veía.
Por un lado no quería saber nada pero por otro...deseaba quitarme el peso que me impedía dormir por las noches.
Jordan se marchó de casa antes de que Sarah volviera y lo viese en casa para evitar más preguntas de las necesarias. El tema era ser cautelosos y no hacer nada extraño durante los sucesivos días, así que me preparé para ir a dormir.
Solo tenía en mente lo único que estos días me había dado la paz que Sarah me robaba; la música.
Aquello que me había condenado debido a la familia donde había nacido era ahora mi salvavidas y quizás algo más.
Poco a poco me planteaba cada vez más la posibilidad de dedicarme por entero a ser músico y eso se lo agradecía a Alexa. Su fuerza y pasión eran tan inspiradoras que era imposible no sentir las vibraciones de la música en mi cuerpo cuando tocábamos juntos en el estudio.
Pero yo sabía bien que ella no querría dedicarse a formar un grupo de música porque ella ya había probado ese mundo y había salido huyendo. Las razones no eran claras pero las malas lenguas decían que eran un cúmulo de escándalos que se cebaron con ella y Alexa no pudo soportarlo.
Entre los escándalos que más le afectaron era la relación que supuestamente mantenía con su productor musical el cual estaba casado. La gente comenzó a pensar mal de Alexa sobretodo porque en aquella época solo contaba con 17 años y porque ese tipo de relación la favorecía enormemente.
Pero yo nunca he creído a la prensa porque en ese mundo hay más mentiras que verdades, pero lo que era seguro es que algo grave había pasado para que ella dejara algo que amaba con tanta intensidad. Y ojalá alguna vez ella me lo dijera de sus propios labios.
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