Hide and Seek

«Tu tienes el candado, y yo la llave. Usémoslos siempre y conservémoslos. Si un día, al crecer, nos volvemos a encontrar utilizaré esta llave para expresarte todo lo que llevo dentro. Cuando eso suceda...»

*vip vip vip*

Hmmm. Han pasado 10 años desde ese día. Un día, en que dos chicos hicieron una promesa. El mayor, por 3 meses de diferencia, aun posee el candado, siempre lo lleva con sigo como un collar.

-¡Baja ya, hijo!- Le dijo la madre al amante de figuritas. El hijo solo optó por levantarse de la cama y arreglarse.

Saliendo de su habitación, ve a su madre quien ya le tiene su desayuno en la mesa. Tomando una tostada con mermelada para el camino, una manzana para el descanso y su lonche para almuerzo es lo único que necesita ya que llegaría tarde a la universidad, ya que sabe que su transporte no llega a su zona y su padre esta de viaje.

-Gracias, ma- El pelinegro le dice a su madre mientras le da un bocado gigante a su tostada -Llegaré tarde si no me apuro- La madre solo asiente y se despide de su pequeño.

Corriendo por las calles mientras se come el último pedazo de su tostada, guardando su lonche en su mochila mientras carga la manzana, para él es desesperación ya que veía la universidad demasiado lejos, y más cuando chocas con alguien.

Levantándose para recoger sus cosas y ayudar al desconocido a levantarse seguido de una disculpa. El desconocido solo niega.

-Yo soy quien se disculpa por este accidente- El desconocido solo toma su mochila y sale corriendo hacia la misma dirección donde iría el de apellido Bravo. No pudo alcanzar a ver sus ojos pero si una sonrisa en sus labios.

El desconocido da media vuelta mientras corre de espaldas y se despide de su "amigo" con una sonrisa. Al de apellido Bravo le gustó ese gesto y le sonrió pero se quedó en shock cuando vio un brazalete en forma de llave igualito a la llave de la promesa de hace 10 años salir de la manga de su abrigo.

Corriendo detrás del desconocido, va esquivando personas, postes, papeleras, entre otras cosas hasta que llega a la universidad. Lo perdió, desapareció.
En la entrada, los amigos del pelinegro le saludan y van hacia él pero no se percata de eso, con su mirada fija en todas partes va buscando al chico con quien cree que hizo esa promesa. Tal vez lo soñó, tal vez era alguien más. Él no lo sabía.
Dirigiendo su mirada a sus amigos, quienes le miraban preocupado por su acción, él solo le sonríe a ellos y entra. Entra como si nada hubiera pasado.

[...]

Pasaron los primeros periodos de clases, era la hora del almuerzo, algo que al amante de Star Wars le encantaba.

-¿Alex?- Le llama uno de sus amigos, al parecer él no se percata de que le llamen ya que esta inmerso en sus pensamientos, recordando lo sucedido -¡Alex!- Pero tal vez era mejor asustarle.

-Luzu tío que me has asustao chaval- Dijo saliendo de su trance.

-Has estao muy pensativo hoy- Dijo el chico de ojos rasgados y mejillas coloraditas.

-¿Qué te pasa, enano?- Dijo el ojiverde terminando su almuerzo.

-No es nada- Dijo Alex finjiendo una sonrisa para calmar a sus amigos. Sus amigos solo se miraron y volvieron a su platica.

-The promise, ¿right?- Alex se voltea y ve a la rubia con una sonrisa de oreja a oreja. Él solo asiente y mira de nuevo a esa esquina repleta de niñas escándalos.

El pelinegro le contó a Lana su promesa, fue la primera en saber, luego siguieron los chicos pero ellos no entienden aun el por qué es tan importante para Alex esa promesa.

Mirando a sus amigos, quienes aun hacían gilipolleces, regresa su mirada a la esquina. Sus ojos se abrieron como platos al encontrarse al chico misterioso de la mañana. El desconocido también miró a Alex. Sus miradas ahora estaban conectada. Y lo único que el desconocido hace es giñarle y mostrarle una sonrisa a Alex para luego salir de ahí.

Alex, con sus pensamientos al limite, se levanta con una rapidez increíble y con esa misma rapidez guarda sus cosas.

-¿Ah dónde vah?- Le detiene el chico de lentes a su amigo.

-Necesito pensar- Se zafa y corre hacia la misma dirección que tomó el chico.

Corriendo por los pasillos de la universidad, mirando a todas direcciones, pasando entre la gente, lo único que le queda es sentir la presencia del chico.

En medio de toda la escuela ahora se encuentra Alex. Mirando a sus alrededores, encontrando a "su chico".

-¡¿Dónde coño estas?!- Le grita al chico.

No escuchaba nada, ni una respuesta. Tal vez solo era la desesperación de 10 años pero él mismo se niega a eso. Mosqueandole más la paciencia, fue la risilla del chico, quien al parecer trataba de decir algo.

-¡Atrapame si puedes!- Le dijo al mayor por solo 3 meses de edad.

Alex solo oía la risa que el chico soltaba con cada movida, parecía un juego para Alex. Un juego. Las escondidas.

Corriendo por todo el patio, mirando en los arbustos, detrás de los árboles. Nada. Volviendo a mirar detrás del árbol, se acerca lentamente y ve un pie, junto con un brazo que posee la llave de la promesa. Lo tengo piensa Alex.

-¡Encuentrame, A...-

-¡Alex!-

Alex voltea y ve a sus amigos quienes se acercaban. Rápidamente mira donde se encontraba el pie pero nada. Había desaparecido, otra vez.

Guille y Miguel tomaron a Alex y lo llevaron a su clase. Lana, Luzu, Rubén y Samuel entendían más o menos el tema de Alex, ya que Luzu y Lana salen, Rubén y Samuel también pero, aunque Guille y Miguel salen, no lo entienden.

[...]

Hora del receso. Falta poco para regresar a la casa. El de nombre Alejando aun sigue inmerso en sus pensamientos, eso es bueno para él ya que a veces los maestros no lo toman en cuenta.
Rubén, quien se sienta a lado suyo, le habla en susurro y le muestra sus celular. Quiere charlar. Alex toma sus celular y ve el mensaje que su amigo castaño le envió.

¿Quieres hablar?

Ahora no.

¿Es sobre la promesa?

Sí.

Mejor hablemos.

Rubén se levanta de su asiento y trae a los expertos. Luzu, Samuel y Lana. Miguel y Guille... ellos están en sus cosas.
Todos saben de que se trata casi que no preguntaron.

-Lana, I don't need this- Suplica el menor.

-Yes you need- Le contradice la huerita.

-Hoy te saliste corriendo de la cafetería...- Dijo el castaño de gorro bloguero.

-¿Viste a tu chico?- Dijo el barbudo fortachón.

-¡Samuel!- Dijeron al unísono los tres chicos que ayudan a Alex.

-¿¡Qué?! Hay que ser directos con él, es nuestro amigos, ya sabemos lo que le pasa- Dijo directo pero gentil. Tomando el hombro del menor (por estatura) le mira con amabilidad -¿Lo viste? ¿Era como lo recuerdas?-

-Vamos, Alex- Confirma el ojiverde para que hable.

Alex les empezó a contar su encuentro con el chico en la mañana, luego en la hora del almuerzo. Sus amigos solo lo apoyaron diciéndole que se encontraran algún día. Tal vez sea cierto piensa Alex. Ellos mismos hicieron esa promesa. Se encontraran pero... ¿cuándo?

Saliendo del aula, para dirigirse al baño, va recordando los momentos que pasó con el chico hasta sus 9 años. Ese chico que le hizo reír hasta ahogarse, el chico que merecía golpes cariñosos cuando se los merecía, el chico que es su primer amor.
Lavándose para luego ver su rostro, sonríe al recordar esos momentos.

-Hola, Alex- Alex voltea pero no ve a nadie.

Me he vuelto loco piensa. Nadie estaba. Dando pequeños pasos, se acerca al muro que cubre los otros retretes.

-No avances más- Esa voz lo vuelve a detener. -Regresa a donde estabas- Alex obedece y regresa al lava manos y mira al espejo.

Alex ve una figura acercarse, esa figura tiene una chamarra y su capucha le tapa los ojos, solo se le ve la sonrisa.
Esa misma figura es el desconocido, quien se fue acercando hasta abrazar a Alex por la cintura y dejar su mentón en su hombro. Esas manos fueron las que causaron un sobresalto en Alex al tocarse.

-Tu tienes el candado, y yo la llave- Le dijo en susurro a su oído.

-Cuando eso suceda...- Alex recordó la última frase pero no pudo terminar.

-Te amo, pequeño- Dijo el chico para depositar un beso en la mejilla de Alex y salir de ahí.

Alex se quedó solo. Mirando al espejo, siente esos labios rozar su piel. Una sonrisa se hizo presente.

[...] (reproduzcan la música)

¡¡¡Final de escuela!!! Todos brincan, gritan y se alegran pero, recuerdan que también tienen escuela mañana.

Alex y sus amigos ya estaban por salir pero alguien choca con Alex tirándole las cosas. Levantándolas furioso mira al frente y ve al chico giñandole. Rápidamente recoge todo y se retira despidiéndose de sus amigos a gritos.

Persiguiéndole, sale de la escuela y siente esa brisa de la tarde en su cara. Siente esa luz del sol segarle a veces para impedir seguir.

Corriendo por las calles, va mirando a sus alrededores para ver bien a donde se dirigía.

Intentando alcanzarle corre más rápido. El reír del chico le alegra y le da esas energías por alcanzarle. A gritos y risas era lo único que hacían ellos dos para llamar la atención de los dos.

Llegando a un parque, Alex ve al chico subirse a un tobogán, Alex imita esa acción. Eso le trae un recuerdo. Pasan por varios árboles, por varios sube y baja, cajas de arena. Cada juego que un infante disfruta pero más si es el lugar del encuentro y del adiós.

Deteniéndose y viendo bien el parque, era el mismo parque donde se conocieron y donde se despidieron.

Deteniéndose Alex, él ve al chico, quien miraba el árbol más grande, el chico se va y desaparece.
Acercándose al árbol, toca esa corteza fresca y musgosa, luego de eso siente una mano en su hombro que luego se convirtió en dos manos para azotarlo contra la corteza.
Alex sonríe, al igual que el chico. El chico se quita esa capucha y deja ver esos ojos negros y brillantes. Los dos se sonríen.

-Te encontré, Alex- Dijo el chico.

Alex niega y voltea al chico azotandole contra el árbol. Ahora el chico estaba acorralado.
Los muy pringados rieron.

-No, yo te encontré aquí, Frank- Alex le sonrió, al instante Frank le devolvió ese gesto con un beso. Se separan, no dicen nada pero en sus ojos se transmiten las dos palabras más cursis "te amo"

[Diez años atrás, en el parque]

«

-Toma-» Dijo Frank entregándole un candado.

«-¿Qué es esto? ¿Por qué lloras?-» Dijo Alex preocupado.

«-Me voy a ir del pueblo-» Dijo triste, ve a Alex llorar pero le limpia las lágrimas y le sonrió con tristeza. «-Tu tienes el candado, y yo la llave. Usémoslos siempre y conservémoslos. Si un día, al crecer, nos volvemos a encontrar utilizaré esta llave para expresarte todo lo que llevo dentro. Cuando eso suceda...nos casaremos

«--» Dijo alegre.

-------
Si queréis continuación (historia), decidme en los comentarios.

-Chau chau ^^

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top