12. Todos se vuelven predecibles.
Lil Nas X - Tales Of Dominica (0:18 - 1:14)
El auto se detiene en el estacionamiento privado de la fundación y el chófer abre la puerta.
Me bajo del auto y camino hasta el elevador, dónde hay un guardaespaldas de la abuela esperándome para llevarme hasta su oficina, no sin antes pasar por los controles de seguridad necesarios antes de entrar a la oficina de mi abuela en el último piso de la fundación.
Una oficina que es del mismo tamaño que el apartamento donde actualmente vivo.
—Abuela.
No levanta la mirada de la pantalla frente a ella, solo señala con su mano unos documentos en medio de su escritorio.
—Casandra me informó de tu postura sobre vender las acciones que te dejó tu padre. ¿es así?
—Sí.
—Bueno, justo ahora, eso no es posible. Necesito que te hagas cargo de la fundación hasta que encuentre a alguien más apto —no me esta preguntando hay una clara demanda en su voz y una amenaza subyacente debajo del fantasma de una sonrisa—. Ulises me informó de tu postura sobre el proyecto de Morgana, ahí está la información sobre eso y otros asuntos de Astra a los que tienes acceso. Lo mismo con Black and Company. Empiezas a trabajar este jueves. No llegues tarde. Odio la impuntualidad. Eso será todo.
Tomo las carpetas sin decir nada.
Ni siquiera he hablado con Ulises y mucho menos he quedado en apoyar dicho proyecto.
—¿Por cuánto tiempo tendré quedarme? Realmente me gustaría vender esas acciones.
—Bienvenida a la fundación, Black. No seas una decepción de nuevo o podría sucederte lo mismo que a tu padre.
No es una amenaza o advertencia, solo un hecho.
—Ten un buen día, abuela.
Salgo de las oficinas y no debo llamar un taxi porque hay un auto esperando para llevarme hasta mi apartamento.
En el trayecto voy revisando los documentos y algo llama mi atención, saco mi teléfono y le mando un mensaje para que se reúna conmigo. En otras circunstancias, sé que no lo haría, pero ahora las cosas han cambiado.
Le agradezco al chófer antes de bajarme del auto, diciéndole que no es necesario que abra la puerta para mí y entro al edificio, aún concentrada en los documentos en mis manos.
—Es que no entiendo cómo sigo sorprendiéndome por los negocios de mi familia.
Deja la carpeta sobre la mesa y me voy a poner algo de ropa cómoda, para seguir leyendo los informes.
Es justo cuando estoy terminando de recoger mi cabello que la puerta suena y se justamente quien es.
—Adelante.
Ulises escudriña con atención el lugar, su expresión no denota ninguna emoción, pero hay algo en sus ojos, la forma en que analizan ciertas cosas y al final, cuando ya ha terminado de estudiar todo y despreciarlo en su mente, incluso si su rostro no cambia, puedo ver el desagrado que siente.
Su molestia es palpable en el ambiente, expandiéndose a tal punto que me hace moverme incómoda.
Este lugar jamás se había sentido tan inadecuado.
—Me sorprende que hayas venido —le digo—. Cuando dije que quería hablar contigo y pedí verte, no pensé que realmente vendrías.
Es la última persona que esperaba que venga a verme, Ulises al igual que todos los demás espera que las personas acudan a él y no ir a ver a nadie.
—No mientas, sabías que vendría ahora que eres de utilidad. Quiero que apoyes el proyecto de Gana. El cual la fundación Black lo llevará a cabo, empezando por el hospital para niños y él Saint Mary's Hospital.
Por supuesto, es la única persona por la que él haría algo, incluso sí aquello, es rebajarse a venir a un lugar como este.
Porque pese a no ser un mal apartamento, sigue siendo un cuchitril a sus ojos o al de cualquier otro miembro de mi familia. Y no los puedo culpar. Ahora, sin la venda y los lentes color de rosa, incluso para mí este lugar me está resultando tan asfixiante y por debajo de quién soy.
—Y dado que me pediste hablar justamente de eso —continua él—, sabías que iba a venir.
—No entiendo cómo, siendo como eres, haces lo que ella quiere.
—Es la hermana que me hubiera gustado tener —responde—. Y todos los demás están por debajo de nosotros.
Hay una forma en que su lengua se envuelve alrededor de la última palabra, como si estuviera compartiendo una broma privada.
—Eres tan petulante, no entiendo como ella te soporta, pero claro, son tal para cual.
—No es nuestra culpa que te sientas insignificante ante nosotros, prima.
Sonríe, ladeando la cabeza y pasando un dedo por su máscara, bajando por su barbilla.
Nunca le ha gustado que miren su máscara de forma fija, Regina y Killian comentan que es su mayor complejo, pero a veces pienso que es más que eso.
—Pero dime, ¿de qué querías hablar conmigo? Espero que sea algo interesante y no me hagas perder mi tiempo. Aunque viniendo de ti, no puedo esperar mucho.
Imbécil.
Camino hasta la mesa donde tengo los documentos que me dio la abuela sobre el proyecto que propuso Morgana y se lo entrego a Ulises.
—¿Por qué me das esto?
—Fuiste tú quien creó ese nuevo medicamento. ¿Por qué? Morgana jamás te dejaría llevar un proyecto que tenga que ver con algo que ella ha hecho y menos ese medicamento que le ha generado millones a Astra.
Mira el sofá y pasa una mano por el asiento, limpiando un polvo imaginario antes de sentarse y frotar sus dedos como si estuviera eliminando dicha suciedad.
Murmura algo sobre la cantidad de bacterias que debe haber aquí.
—Esos son asuntos privados que no te competen, prima. Es información clasificada. No tienes acceso a ella.
Levanto la vista hacia su rostro, intrigada de hacia dónde se dirige está conversación.
—Dado que voy a votar a favor, sí es asunto mío. Porque eres consciente como se toman los abuelos las cosas cuando no salen bien. Todos los que apoyaron la idea, salen perjudicados y no estoy en posición de arriesgar nada, mucho menos si puedo evitarlo.
No confío en mi padre para muchas cosas, pero él era un hombre inteligente, sobre todo para los negocios y si él ni creía que esto no era viable, estoy segura que era por algo más que solo dinero.
—Además, mi padre votó en contra por algo. ¿Cierto? Vio algo en ese proyecto que no estás diciendo y por eso se negó.
—¿Qué estás insinuando, Minerva?
Me encojo de hombros.
—Pero obviamente tú no podías permitir que eso suceda, ya que Morgana quería ese proyecto y es tu medicamento. Mi papá era un obstáculo y sé muy bien como tratas con ellos.
—Estas insinuando que yo mandé a matar a tu padre. De hecho, podría haber sido yo. No debió negarse.
Los Black no dan segundas oportunidades. Tampoco dan algo a menos que tengan algo que ganar.
—¿Lo hiciste?
Se ríe.
—¿Confiarías en la respuesta que te dé?
—No.
—Es lo más inteligente que has dicho —musita—. Mira, quiero que votes a favor y necesito tener la certeza de que lo harás antes de sacar ese medicamento al mercado y eso será en dos semanas. Tus acusaciones son interesantes, pero no tienen fundamentos y me necesitas más a mí, que yo a ti.
A diferencia de mí, Ulises es el nieto del cual la abuela está verdaderamente orgullosa. Porque al igual que Gaia, él recopila información como si fueran monedas extrañas, y que cada una vale su peso en oro. Tiene sus manos en cada laboratorio de Astra que existe y en cada proyecto que se está llevando a cabo. Nada se le pasa por alto, siendo la mano derecha de su madre, Artemisa.
Pero Morgana siendo tan recelosa con su trabajo, ¿por qué ceder ese medicamento? ¿Qué le dio él a cambio?
—El proyecto de creación de órganos era de los dos, pero ella lo quería, hicimos un cambio porque yo tenía en mente formas de mejorar el medicamento que ella creó —explica—. ¿Por qué quería ese proyecto para ella sola? No lo sé, eso tendrás que preguntarle a Morgana. No me dijo y no pregunté.
Pero lo que Morgana quiere, ella lo obtiene.
Hay algo dentro de mí que pica y fastidia al punto de llegar a incomodarte al pensar en lo fácil que tienen las cosas Morgana, Casandra o Gaia. En cómo, algunas veces, todo lo que tienen que hacer es querer algo y lo obtienen sin ningún esfuerzo.
Y estoy segura que si hubiera sido una de ellas quien se quería casar con un simple profesor universitario, la historia hubiera sido otra. Pero la que se enamoró fui yo, quien no tenía un valor fundamental en la familia. Quien era reemplazable.
—Di una cifra, y que sea interesante, Minerva para terminar con esto pronto.
—Y si me niego.
—No creo que estés en condiciones de negarte a nada.
Es solo él jugando y sacando a flote su complejo de dios —me digo en mi mente.
Es, de cualquier manera, solo un juego peligroso. No existe tal cosa como un complejo de dios que sea bueno, porque para tenerlo, uno tendría que creerse mejor que los demás y, por ende, estar extensos de críticas. No hay un miembro de mi familia que no sea terco y no se niegue a ver otro camino que no sea el suyo, y eso es otro defecto fatal de nosotros; nuestra negativa a ser humildes y escuchar las preocupaciones de los demás. De ver qué a veces no tenemos la verdad absoluta.
—Deberías confiar en mi respecto a esto. No te conviene ponerte en mi contra.
Muevo la cabeza en señal de negativa.
—Tus argumentos no me convencen
—No juegues conmigo, Minerva.
Suelto una pequeña risa ante su descarado cinismo.
—No estoy jugando. No todos somos como tú.
—No todos pueden, pero todos quieren. Incluso tú, especialmente tú.
—Te equivocas.
Sonríe y ladea su cabeza de forma sutil.
—¿De verdad? Entonces, ¿por qué estás mendigando por regresar a la familia? Aunque no entiendo la razón, pronto vendrá un nuevo hombre, te dará cinco minutos de atención y caerás de nuevo. No veo por qué recibirte cuando sabemos que no vas a durar. No tienes lo que se necesita para ser una Black. Eres débil y patética.
No oculta su diversión y su sonrisa se vuelve aún más amplia.
Ahora, me doy cuenta que en algún momento del camino empecé a tratar de recuperar el control que había perdido haciendo lo contrario de lo que pensaba que quería, fue así que terminé viviendo aquí. Pensando que, si dejaba todo aquello atrás, sería feliz y amada, igual a los recuerdos que tengo de mi infancia junto a mi madre.
No funcionó.
—¿Sabes? No somos tan diferentes como crees, Ulises.
—¿De verdad crees que somos iguales? Minerva, jamás lo seremos, pero deberías alegrarte. ¿No sé supone que somos todo lo que siempre has evitado ser? Recuerda lo que te enseñó tu mamá, por cierto, ¿qué pensaría ella de tu esposo? ¿Crees que estaría orgullosa de ti?
—Probablemente no, pero, ¿qué importa? Ella está muerta.
Nada de lo que he hecho siendo como mi madre esperaba que sea, me ha llevado a ninguna parte excepto aquí. A una vida que se siente como si no fuera mía, perdiendo el control de lo poco que tengo.
Y estoy tan jodidamente cansada.
Cansada de intentar, de luchar de tener esperanzas de que las cosas van a mejorar solo para terminar peor de lo que estaba y del lado perdedor.
—Y mi padre también. Ambos están muertos.
El teléfono de Ulises suena y él sonríe al ver la pantalla y comenta algo sobre que se han detenido las protestas afuera de los laboratorios.
—Votaré a favor de ese proyecto, pero déjame fuera de cualquier mierda que estés haciendo. Si algo sale mal, no quiero estar involucrada. ¿Estoy siendo clara?
—Sí. ¿Sabes? No voy a negar que me sorprende que no quieras saber lo que está pasando. ¿No eres la buena Black? Usualmente es aquí cuando tú moralidad sale a flote y decides negarte para ser una buena persona e impedir que hagamos algo como lo que solemos hacer.
Sí, eso es lo que hubiera hecho en el pasado, porque sé que algo no anda bien, pero en la actualidad, a la persona que soy ahora, no le interesa que pueda suceder con ese medicamento o los riesgos que puedan traer a otros.
Está vez voy a ser egoísta y pensar solo en mí, y en mi bienestar. El resto del mundo se puede ir al infierno, no me interesa, de todas formas, cuando yo estaba ardiendo y quejándome de dolor, no había nadie ahí para mí. ¿Por qué debería importarme a mí lo que les suceda a personas que no conozco?
—Esto es lo que está sucediendo...
Lo detengo.
—No me digas, no me interesa. Ahora vete, ya te dije que te daré el voto. Llama a la junta cuando quieras, solo vete ya. Ya tuve suficiente de ti y tu arrogancia.
Ulises se ríe.
—Regina tenía razón, el pequeño gatito está sacando sus garras. Interesante.
Se levanta del sofá y no espera a que lo acompañe hasta la puerta, simplemente se va y yo dejo caer mi cabeza, colocando mis palmas contra mis ojos cerrados con fuerza.
¿Por qué mi familia tiene que ser como es? ¿Por qué no pudieron ser una familia normal? Entiendo que en todas las familias haya peleas, pero dudo que sean como las que hay en la familia Black y ya no soy ingenua al pensar que van a cambiar, son como son porque les gusta ser así.
*******
Al abrir la puerta, veo a Tobías de pie sosteniendo un hermoso ramo de geranios.
—¿Cuál es su significado?
Tomo el ramo entre mis manos y me hago a un lado para dejarlo entrar.
—La alegría que produce estar con alguien, pasar tiempo con otras personas.
Dejo el ramo en un florero sobre la mesa de café y me siento en el sofá. Tobías se sienta en el otro extremo, me doy cuenta que las veces que nos hemos sentado aquí, solemos ocupar el mismo lugar y casi de la misma manera.
—¿Qué sucede, Minerva?
—Hice algo malo —le digo en un susurro—. Y me asusta la persona en la que me estoy convirtiendo porque no quiero ser como ellos. He luchado toda mi vida contra la idea de ser como mi familia y ahora hice algo que solo uno de ellos haría.
Entierro mi cara en mis manos y dejo que mis codos descansen contra mis rodillas.
—Minerva, está bien. No creo que seas como tú familia, eres una buena persona e intentas serlo. Además, si fueras mala, no estarías sintiéndote culpable por lo que has hecho.
—¡No lo soy! No soy una buena persona. Al menos no lo fui está vez.
Y sé que es solo el comienzo, está es una espiral de no retorno. Lo cual me asusta. Porque sí, ahora me puedo sentir culpable, pero si sigo haciendo esto la culpa irá poco a poco disminuyendo hasta desaparecer y cada cosa que haga, buena o mala, me resultará igual siempre y cuando obtenga algo a cambio, algo que me beneficie.
Estoy familiarizada con aquello, así es mi familia y he visto como las personas se vuelven como ellos al pasar mucho tiempo alrededor de un Black. Cómo se sienten atraídos por la inmunidad de hacer lo que sea sin ninguna consecuencia.
—¿Por qué piensas eso? ¿Por qué no crees que eres buena?
Tomo aire y aparto la mirada, no puedo ver a Tobías ahora.
—No luché —admito—. Solo quiero que se detengan y se que quieren fastidiarme un tiempo por la forma en que me fui y los dejé, que cuando tengan suficiente me dejaran ir y solo quiero sobrevivir. Así que fui egoísta e hice lo que ellos hubieran hecho. ¡Dioses! Mi madre estaría tan decepcionada de mí.
Incluso aunque está muerta.
Solo pasé cuatro años de mi vida con ella, poco tiempo, nada en la gran escala de mi vida, pero mi madre ha sido la única persona que realmente me ha amado, quien se preocupaba de forma genuina por mí. Ella intentó educarme para ser una buena persona, para hacer las cosas bien y yo intenté, juro que intenté.
—El accidente de mi padre fue provocado por alguien de la familia, y asumo que tiene que ver con Astra porque fue la última reunión de junta en la que mi padre estuvo. Eso nos lleva hasta mi tía Artemisa, Ulises y Morgana. Ulises podría ser, pero me inclino más hacia Morgana, ella está haciendo algo y es malo, pero tiene el respaldo de Ulises y tía Artemisa no irá en contra de su hijo, la abuela tampoco irá contra él, pero no solo eso, ella es la favorita del abuelo. Morgana es intocable y ella lo sabe.
Sea lo que sea que esta sucediendo, tiene que ver con ese nuevo medicamento y el proyecto de Morgana que mi padre rechazó. Ella no lo mandó a matar, no tiene que hacerlo, siempre hay alguien que hace ese tipo de cosas por ella y esa persona es Ulises, quien no tiene moral, compasión y mucho menos empatía por nadie más que él.
No puedo saber exactamente qué planea Morgana, pero ella es cruel y algo psicópata. ¿Desde cuándo le interesa dar a las personas medicamentos gratis? Nunca. No suena como ella. A menos que esté usando a las personas como conejillos de indias. Personas de bajos recursos que necesitan desesperadamente medicamentos gratis, pero, ¿por qué?
¡Oh dioses! No, no, no. Que no sea lo que estoy pensando.
Ella es retorcida, pero no a ese punto. No lo haría. No dejaría que las personas tomen esos medicamentos para luego usarlos como ratas de laboratorio en su proyecto de creación de órganos. Morgana no lo haría. ¿Cierto?
¿A quién quiero engañar? Por supuesto que lo haría, especialmente porque quiere hacer ese proyecto en el mínimo tiempo posible.
—Una vez que leí ese informe supe que algo andaba mal, conozco a mi familia lo suficiente como para saberlo. Pero no dije nada y a pesar de todas las advertencia y banderas rojas, acepté votar a favor solo porque es algo que me conviene.
Ese informé me recordó al caso que hubo respecto al medicamento que teníamos en venta antes del ReliefX creado por Morgana.
En cómo, aun sabiendo el potencial adictivo que tenía, lo sacaron a la venta comprando a diferentes personas para conseguir los permisos y aprobaciones necesarias. Fue un caso grande que no llegó a mayores porque Black and Company intervino, ya que al saber lo que podía suscitar, ya tenían un plan de contingencia. Sabían que hacer. Estaban seis pasos por delante.
—Fui egoísta y me siento culpable porque no me gusta esta persona en la que me estoy convirtiendo. Estoy tan llena de amargura, envidia y me vienen pensamientos egoístas casi todo el tiempo. No debí aceptar votar a favor de ese proyecto debí luchar, como lo hubiera hecho antes. Ver qué hay detrás e intentar detener lo que sea que tienen planeado porque lo que hagan, quedará impune, ya ha pasado antes, pero al menos en el pasado intente detenerlos. Hice algo. ¡Está vez no hice nada!
Envidio la relación de hermanos que tienen Casandra y Killian, porque él siempre la respalda a pesar de todo, o como Killian siempre está ahí para secundar las ideas locas de Regina. También envidio como Ulises está dispuesto a todo por Morgana y como cumple cada uno de sus caprichos.
Y, sobre todo, envidio a Gaia porque ella es todo lo que yo quisiera ser.
—Quiero detenerlo y al mismo tiempo no, porque se cuáles serán las consecuencias para mí. Mi mente y mi corazón están en una lucha constante entre lo que quiero y lo que debo hacer. Mi mente me grita que deje pasar el tema y mi corazón me pide que haga algo porque hay inocentes en juego.
Mi familia ha estado haciendo esto durante años, saben que hilos tirar y a quien pagar para no lidiar con las consecuencias. Gracias a las necesidades y desesperación de otros es como ellos han hecho su fortuna.
Y no seré hipócrita, yo disfruté por años de dicha fortuna.
—He tratado tan duro y por tantos años ser una buena persona y ahora yo solo... Por favor, no dejes que me vuelva como ellos.
¿Por qué mi vida no fue diferente? No quería grandes cosas, solo una casa con un columpio de madera y a mi mamá. Quiero a mi mamá. La necesito tanto. ¿Por qué tenía que morirse ella y no mi papá? ¿Por qué me dejó llorando por ella todas las noches después de su muerte y deseando que las cosas fueron diferentes?
Solo quiero a mi mamá. La extraño tanto.
Y ni siquiera tengo una foto para recordarla, no es justo.
—No quiero ser un monstruo, por favor, no me dejes convertirme en un monstruo. No quiero ser como ellos. No quiero. No quiero. No quiero.
No puedo contener el sollozo que sale de mis labios y las lágrimas que empiezan a rodar por mis mejillas, la represa se rompió, no pudo soportar demasiado y años de falta de mantenimiento y uso constante, simplemente fue demasiado para ella.
Tobías se acerca a mí y me envuelve con sus brazos, dejándome llorar en su pecho mientras repite contra mi cabello que soy una buena persona. Que no soy como mi familia.
Lloro no solo por este día, si no por todo lo demás que no me he permitido llorar:
Porque él hombre que amaba me manipuló por años y me convirtió en este cascarón vacío lleno de rencor.
Por mi padre y la forma que me dejó a un lado después —y también antes—, de la muerte de mi madre.
Lloro por la imposición de hacer que le diga mamá a la nueva esposa de mi padre.
Por el niño que tengo que cuidar y no es mío.
Sobre todo, lloro por la familia que tengo y la que pude tener si mi madre siguiera con vida.
—No iré a ningún lado, Minerva.
—¿Incluso sí me convierto en un monstruo?
Sus dedos acarician mi mejilla y me inclino ante la suave caricia.
—Eso no va a pasar.
—Pero te quedarás.
—Sí, mientras me quieras a tu lado, me quedaré.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top