Welcome, Min Yoonbin

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De acuerdo, tener 39 semanas de embarazo, el vientre a punto de explotar, incontrolables ganas de orinar y la repugnancia hacia ciertos alimentos y olores no era divertido para Jennie.

Mucho menos para su esposo, Yoongi, quien tenia que sobrellevar todos y cada uno de los antojos, los dolores, los caprichos y berrinches de su ya-no-tan-dulce esposa.

Los primeros meses de embarazo fueron bastante normales, vomitos y rechazo al olor al cigarrillo fueron bien manejables pero una vez que el sexo del bebé fue revelado, las hormonas de Jennie fueron disparadas y dieron con problemas tales como su autoestima de mujer herido, su antojo insaciable por comer manzanas y sus inevitables ganas de ir al baño cada 15 minutos.

Por no contar las increiblemente ridículas peleas y planteos que la castaña no podia evitar hacerle a su marido.

Desde el tipico "¿crees que estoy gorda?" pasando por el "¡tu no eres quien lleva un bebé en el vientre!" hasta llegar al típico "¿es por qué estoy gorda, verdad? ¿¡tienes a otra!?".
Yoongi era una persona muy tranquila y paciente pero una mujer embarazada volvía loco hasta al mas cuerdo.

Asi es como llegamos al presente, 15 de noviembre, tres y media de la madrugada. Yoongi se encontraba durmiendo al lado de una -muy- embarazada Jennie.

La verdad es que tenian fecha para finales de octubre pero parecia que el bebé se rehusaba a salir todavia.

De pronto, cuando el reloj marcó el cuarto para las cuatro, Jennie despertó. Con su entrepierna mojada. Frunció el ceño y con los ojos cerrados se quejó. Odiaba orinarse en la cama, era tan vergonzoso. De no ser porqué se conocian hace 9 años con Yoongi, moriría de vergüenza.

Sintió un enorme dolor en su vientre bajo y asustada posó su mano en el.

Que extraño, pensó. El bebé nunca había pateado de esa forma.

Otro fuerte e incesante dolor volvió a hacerla gemir de dolor y cuando levanto la sabana para estirarse se dio cuenta de que eso no era orina.

Abrió sus ojos desmesuradamente y despertó a Yoongi de forma desesperada, zarandeandolo y gritando.

- ¡Yoonie! ¡Yoonie! ¡Despierta! -gritó moviendo sus hombros, haciendo que el hombre abriera sus ojos asustado.

- ¿Q-que...?

- ¡Se me rompió la fuente! ¡El bebé ya viene! ¡¡¡YOONGI!!!

- Carajo.

Como un rayo se levantó y con rapidez se puso la ropa que siempre tenia preparado en caso de que eso sucediera. Tomaron sus pertenencias y agarró el pequeño bolso que armaron para cuando el bebé decidiera nacer.

Jennie, increiblemente adolorida y sin poder aguantar el dolor de las contracciones, mordio sus labios y gritó sin importarle nada.

Yoongi casi corriendo cerró la puerta de su casa y salió hacia el estacionamiento para llegar a la clinica lo mas pronto posible.

Esta sería la ultima vez que saldrían solos de ese departamento. Cuando volvieran, estarían acompañados con el nuevo integrante de la familia.

Yoongi sonrió emocionado aun cuando Jennie gritaba y maldecia en ingles palabras que nunca creyó que saldrian de su boca.

🏥

- ¡¡¡ESTO ES TU CULPA!!! ¡¡¡SI NO ME HUBIERAS TOCADO YO NO ESTARÍA ASI!!!

El sudor cubrió parte de su frente y Jennie continuaba maldiciendo a su marido en frente de todo el equipo de medicos y obstetras allí.

Yoongi siguió tomando su mano para que pudiera apretarla y aguantó todos los insultos que su mujer la decia.

- Ya es hora, Jennie. -dijo su obstetra mientras terminaba de revisar a su paciente. -El bebé quiere salir.

Jennie mordió su labio y asintió mientras su medico y ayudantes se posaban entre sus piernas para poder socorrer el parto.

Yoongi estaba segurisimo que sus padres y la madre de ella estarían escuchando todos sus gritos e insultos. Una vez que llegaron a la clinica, Yoongi se encargó de llamar a los futuros abuelos a eso de las 4 de la madrugada.

Cuatro horas habian pasado, ya eran pasadas las 8 y Jennie por fin habia dilatado lo suficiente como para traer al mundo a su primogenito.

Obviamente se encargó de avisarle a sus amigos y estos prometieron estar a primera hora en la clinica. Por supuesto, sabia que todos estaban allí esperando. Incluso el padre de Jennie salió volando de su casa y tomó el primer vuelo hasta Corea para ver a su nieto. Llegaría en cuestion de horas.

Jennie, con la garganta adolorida, sus uñas encajandose en la mano de su marido y el sudor en su frente hizo todo lo que su medico le indicaba: empujar.

- Bien, de nuevo Jennie, lo estas haciendo perfecto.

- ¡¡¡HIJO DE LA...!!!

- 1, 2, 3... puja, Jennie. -decía el doctor tranquilo. Habia asistido mas partos de los que podía contar y asi tranquilizaba a los padres primerizos.

- ¡¡¡TE ODIO, MIN YOONGI!!!

- Te amo, bebé. Tu puedes. -besó su frente tranquilo y aguantando el dolor en su mano.

Vio a su mujer apretar los ojos y respirar con dificultad, lo menos que podia hacer era contenerla. Traería al mundo a su bebé, no podía hacer mas que mimarla y estar a su lado.

- Ya... no puedo... no... duele mucho. -lloriqueo en el hombro de Suga.

- ¡Ya podemos ver la cabeza, un ultimo esfuerzo, Jennie!

- Vamos, cariño. Eres fuerte, mas fuerte que nadie. Puedes hacerlo.

Ambos se miraron a los ojos y el pelinegro besó su nariz.

- Hazlo por mi.

Jennie asintió y cerró sus ojos, pujando con fuerza, mas fuerza que antes.

- ¡Eso es Jennie! ¡Una mas! ¡Ya esta aquí!

La castaña volvió a apretar su mano y gritó como si su garganta se desgarrara.

De repente, el llanto de un bebé se hizo presente en la sala. Todos los asistentes y auxiliares del medico suspiraron felices.

- ¡Felicidades, familia Min!

Jennie se desplomo en la cama cuando escuchó el llanto de su bebé y con ojos algo entre cerrados por el cansancio buscó a su marido.

Yoongi derramó un par de lagrimas y aquella sonrisa brillante de encias rosadas y dientes perlados apareció.

- Estoy muy orgulloso de ti.

Suga besó sus labios y dejó que su mujer descansara en paz. Volteó su mirada y vio por primera vez en su vida aquel bebito rosado y con ojitos arrugados.

Abrió su boca asombrado y se acercó a la enfermera quien terminaba de arropar a su hijo.

Su hijo.

- Felicidades, señor Min. Ha sido padre.

La mujer mayor le tendió aquel bultito de amor y Yoongi, sin dudarlo, lo tomó en sus brazos por primera vez.

Vio a su niño mover sus deditos y calmar su llanto cuando lo meció en sus brazos. Aquel gorrito de color amarillo pastel cubria su cabecita y el mameluco blanco con pequeñas anclas lo mantenia calentito, mas la mantita color crema y por supuesto, el calor corporal de su papá.

Yoongi sintió una lagrima gruesa bajar por su mejilla cuando el pequeño se calmó en sus brazos y comenzó a respirar tranquilo.

Se acercó a su mujer quien aun dormitaba, agotada por el parto y se sentó a su lado.

Jennie abrió sus ojos con pesar y la imagen que obtuvo fue una que no olvidaría jamas en su vida. Su esposo sosteniendo a su bebé. Sonrió sin contener su felicidad y extendió su mano para tomar la de Yoongi.

- Es hermoso.

- Claro que lo es, es como tú.

- Ni siquiera lo viste. -rió divertido.

- No necesito hacerlo para saber que será como tú.

Y la verdad era que no se equivocaba.

Un 15 de noviembre, a las 8 y media de la mañana, pesando 3 kilos, 700 gramos, midiendo 54 centimetros, Min Yoonbin llegó al mundo para hacer de sus padres las personas mas felices del mundo.

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