• 4人•

Los ojos azules se encontraban fijos en la pequeña pero notoria marca en la base de su cuello del lado izquierdo.

Paso sus dedos por la marca y se mordió el labio preguntándose -como llevaba todo el mes- quién le estaría haciendo esas marcas.

Llevaba tres y él se daba cuenta que no la había hecho la misma persona.

La primera fue casi perfecta para el semi rubio -el cual se sonrojo cuando se vio por primera vez aquella marca en el cuello a comienzos del mes- y para nada indolora.

La segunda le resulto totalmente dolorosa, ya que el más mínimo toque lo tenia chillando de dolor, aunque también le gustó -no era un secreto que a Horan le gustara la agresividad-, desde su tono púrpura, hasta la ligera marca de dientes que solo duro dos días.

Y esta última la sentía tan indolora, y la veía tan rosa, que no creía que durara más de tres días. Pero aquel tono rosa también le gustaba.

Horan se estuvo debatiendo si en realizar la negación total de vampiros en su casa, jamás lo había creído necesario, pero, si así podía confirmar que los que han estado marcando su cuello eran vampiros, entonces no volvería a tener aquellas marcas.

Pero no.

Porque aunque no lo vaya a admitir en voz alta, el rubio de ojos azules le gustaba tener aquellas marcas adornando su cuello.

De alguna manera, se sentía parte de alguien.

Dando una ultima mirada, solto un suspiro y se coloco la playera negra y encima de esta la chaqueta color verde militar.

Los escudos bordados re saltaban notablemente en la chaqueta.

La daga (que representa al rey vampiro), el árbol (que representa la vida de nuestro pueblo), y el bello clavel blanco con rojo (que representa la unión entre los vampiros y los humanos).

Cerrando la puerta de su casillero mientras sus ojos seguían clavados en el espejo, se prometió algo.

De alguna u otra forma, él encontraría a sus marcadores.

-Horan, el jefe nos habla-dijo Josh a unos pasos atrás de él.

-Vamos-dijo y se colocó a un lado de su compañero en combate.

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