CAP. O4
Hiccup abría la puerta con sumo cuidado evitando que el rechinido que este emitía no fuera audible para su tío Bocón, suponía que este aún se encontrara en el trabajo ya que las luces se encontraban apagadas. Al cerrarla saltó del susto cuando una lámpara de la sala principal se encendió de repente, localizando a su tío sentado en el sofá
— No es necesario que hagas ese tipo de cosas... Terminaré teniendo un infarto por tu culpa — Se quejaba aventando su bolso al suelo procurando que no viera su rostro lastimado
— Llegas tarde, acordamos que...
— Lo sé, lo sé. Salidas antes de las once, lo siento — Se disculpaba juntando sus manos creando tiernos gestos moviendo sus caderas haciendo relucir su falda
— No te salvas de esta Hiccup, sin helado por todo el fin de semana — Castigaba aquel hombre caminando hacia las escaleras que conducían a la segunda planta
— ¿¡Ah!?, ¡eso no es justo!
— Además debes limpiar el desastre que ha hecho Chimuelo — Apuntó a la jaula con una rueda y un pequeño ratón negro dentro lleno de pequeños bultitos cafés que comenzaban a oler de manera desagradable
Hiccup formó un gesto de asco y se acercó a su tío suplicando sin tener en cuenta lo demasiado cerca que estaba haciéndose notables las heridas que tenia
— ¡Por dios! ¿Qué rayos te ha pasado? — Cuestionó preocupado tomando de los hombros al castaño llevándolo al sofá para examinar mejor los golpes y moretones comenzaban a ser más visibles — Me encargaré del responsable
— ¡No es necesario!, debes ver como la deje, su rostro esta peor
— Sabes perfectamente que no me gusta que te metas en peleas — Tocó con la mayor delicadeza el labio partido de su sobrino escuchando un leve quejido al tener contacto — Mira como te han dejado
— Estoy bien... Siempre lo estaré
— Hiccup, sé que tu adolescencia no fue perfecta o la más dulce, pero ahora yo estoy aquí para apoyarte, lo sabes, ¿cierto?
— ¡Claro que si, tío Bocón! — Con dificultad logró sonreír con ternura causando unas cuantas carcajadas del hombre mayor — Mejor empiezo a recoger lo que Chimuelo ha dejado de regalo
— Esta bien, que descanses Hiccup — Acarició su cabellera castaña dándole un dulce beso en su frente — Mañana tendrás más maquillaje para ocultar esas horribles heridas, ¿de acuerdo?
— Si, gracias...
Bocón le dedicó una sonrisa terminando por subir a la segunda planta y entrar a su habitación, Hiccup se colocó de pie en busca de los utensilios para limpiar el desastre de Chimuelo
— ¡Debes controlar tu estómago Chimuelo!, de ahora en adelante pondré atención en lo que comas — Regañaba mientras limpiaba la jaula de su pequeño ratón. Había encontrado a Chimuelo el invierno pasado, cuando un chico quiso abusar sexualmente de él en medio de un callejón solitario a mitad de la noche, sino fuera porque un lindo e inofensivo ratón encajo sus pequeños pero afilados dientes en un lugar donde le colgaba entre sus piernas, Hiccup hubiera sido víctima de violación
Fue por ello por lo que Bocón le prohibió estrictamente que no debía llegar tan tarde al edificio, por lo menos pedía una llamada o mensaje de que tardaría y Bocón lo encontraría dos cuadras antes
Hiccup quedó enamorado de tan tierno y peludo animal que salvó su vida, adoptándolo para ser nombrado Chimuelo, como su antiguo gato negro que murió al escapar del edificio y ser arrollado por un autobús. Una vez terminado de tomar tal regalo, el castaño tomó una ducha dejando caer las gotas de agua por todo su cuerpo, acariciando cada parte de esta, aceptando lo que realmente quiere ser, que no es extraño o malo lo que hace. Son consejos que le daba su psiquiatra para no caer en algún tipo de depresión u odio a sí mismo
Entra a su habitación con una bata, toma asiento en su tocador peinando su castaña peluca hasta dejarla suave y colocarla en un perchero. Mira su imagen en el espejo, su original y corto cabello castaño, su rostro sin ninguna capa de maquillaje, dejando ver al Hiccup que sus padres querían ver, el hombre que tanto deseaban sintiéndose como malos padres al no conseguirlo
Bocón le repetía que no era la elección de nadie al ordenarle que debe ser o no, porque el único que sabía lo que realmente deseaba era él mismo, y su tío apoyaría cualquier deseo que Hiccup tuviera
Durante toda la noche los sueños de aquel castaño eran a Astrid sonriendo mostrando su perfecta dentadura, su hermoso cabello rubio moviéndose al compás de sus pasos, sus delicadas y pálidas manos, esos rosados labios dando satisfacción al verlos curvarse
Astrid era la única persona que le provocaba felicidad, y a la vez era la única que podía destrozarle su corazón
— ¿Qué pasa princeso? ¿Te enamoraste?
Jack se extrañó al tener la mirada del castaño clavada en él, a pesar de que fue incómodo el peliblanco no se molestó en moverse, Hiccup tardó unos segundos más en responder
— ¿Eres gay...? — Su pregunta fue tan directa que Jack dejó de colocar la toalla húmeda en la herida del castaño, tragó en seco tratando de no mostrarse nervioso, pero sus manos temblorosas y las evitadas de miradas no eran de mucha ayuda. Hiccup sabía que ese molesto peliblanco actuaba tan cariñoso y algunas veces pervertido por algo
— ¿Tú lo eres? — Respondió con otra pregunta con una sonrisa divertida en su rostro
— No lo soy...
— Entonces, ¿por qué usas falda?
— ¡Usar faldas y vestidos no definen mi orientación sexual!... ¿Tú eres gay?
— No lo soy...
— Entonces, ¿por qué actúas así conmigo?
— Actuar lindo y educado con los chicos no define mi orientación sexual — Contesto burlón ganándose un leve golpe por parte del castaño — Además, al estar contigo no significa que te vea como hombre
— ¿No me crees hombre? — Y ahí estaba las respuestas a todas sus dudas, y no era molesto, Hiccup sabía que se transformaba en alguien completamente diferente al colocarse maquillaje y llevar prendas femeninas, muchos admitían que incluso podía pasarse como una mujer si no decía nada. Pero Hiccup no quería ser mujer, él sabía que era un hombre con pene y testículos, jamás actuaría como alguien que no es
¿Acaso alguien que lleve vestidos, faldas y maquillaje debe ser mujer?
Era un estereotipo que Hiccup odiaba hasta en lo más profundo de su ser, la sociedad estaba tan dañada que no saben el real significado de un género, un gusto personal, lo que define a un ser humano
— ¿Tú... me ves como mujer? — Sabia que todo ese trato "amable" que Jack le daba era porque no lo imaginaba a él, sino a una chica hermosa y coqueta
— Te veo como... Hiccup, el chico más hermoso del mundo...
Realmente ese tipo era bastante extraño, pero al castaño le empezaba a agradar
Muchos dicen que es agradable que tenga una mente abierta para hacer este tipo de historias, pero otros dicen que estoy tocando temas muy delicados
¿Ustedes que piensan? 👉
×Azucarada×
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