CAP. 14

— ¿Realmente no tienes apetito hoy? — Pedía aquella chica platinada por quinta vez consecutiva por lograr que Astrid comiera un bocado, por lo menos uno pequeño, pero tales esfuerzos e intenciones eran inútiles al verla negarse 

Elsa nota como su rubia amiga busca a alguien con la vista bastante impaciente, como si fuera de máxima prioridad encontrar a aquella persona, sin embargo sus ojos vuelven al almuerzo que tenía frente a ella

— ¿Qué es lo que te sucede?, en estos últimos días te he visto distinta, ya no es lo mismo

Astrid sonríe burlona jugando con la envoltura de las galletas oreo que Elsa estuvo comiendo minutos antes, por más que quisiera darle respuestas, explicarle su confusa y alborotada situación sabía que todavía no era tiempo de hacerlo, porque aún no estaba completamente segura que era lo que pasaba, cual era la sensación que terminaba por tranquilizarla y destrozarla al mismo tiempo

Pero de una cosa estaba completamente segura, que Hiccup causaba un efecto - todavía no sabia si negativo o positivo - en cada problema o difícil situación que pasaba

— Te he visto varias veces con el chico nuevo, ¿pasa algo? — Elsa sabía lo confundida que su amiga podría estar, pero por lo menos quería pequeños detalles, algún dato que pudiera servirle para ayudarla, volverla a encaminar y no dejarla irse por sus impulsos y errores del pasado — ¿Te ha molestado o...?

— No, Hiccup ha estado ahí pero en ningún sentido es una molestia, así que no vuelvas a repetirlo de esa forma

Hoy en día sus palabras eran distintas, sus pensamientos eran difíciles, había un insignificante cambio que le daba curiosidad a Elsa saber que era, que efecto pudo causar ese chico nuevo en su amiga para volverla segura, con capas de protección y fortaleza no necesitando de los demás para ocultarse y llorar como una pequeña niña

— Ya veo, supongo que mis intentos por juntarte con Hiro han fracasado — Confesó queriendo buscar con discreción, encontrar alguna palabra oculta que le ayude a describir o descifrar el repentino cambio — Además nunca me llegaste a comentar algo de la cita que les planeé

La joven rubia vuelve a recordar los sucesos, sabía que la única intención de su amiga era distraerla solo por unas horas de sus problemas, y así fue, pero Hiro no fue el causante de ello, sino de un apuesto chico de cabellera caoba rojiza y complexión escultural que causaban emociones inexplicables en el corazón de Astrid

Hiro había sido todo un caballero esa noche, la trató como una verdadera princesa e incluso insistió que Astrid no debía pagar la cena, antes de llegar al restaurante le regaló tiernos detalles como osos de peluche y unas pequeñas cajas de chocolates que fueron dejados en el auto del pelinegro, pero durante esa noche, solo hubo un tema que se mantuvo sobre la mesa en todo momento, y era que Astrid no podía corresponder a sus sentimientos, que Hiro era un chico sensacional y que cualquier otra chica sería afortunada en tenerlo, pero que ella no era la indicada, que por más que quisiera intentarlo sabía que el resultado sería el mismo

Hiro no se molestó o dió una respuesta negativa, simplemente entendió y dió las gracias de que Astrid fuera sincera, y por supuesto, esperaba que aún siguieran siendo los buenos amigos de antes

— Fue agradable, sin embargo, no quería que perdiera su tiempo conmigo — Confesó buscando al tacto la cicatriz que se había formado en su brazo, las imágenes vuelven, ese chico no podía ser el Hiccup que conocía. Parecía un verdadero príncipe sacado de un cuento de hadas, incluso hoy en día le costaba creer que era él

— Nadie lo está haciendo Astrid, o tal vez... ¿Alguien te interesa? — Tardó segundos en contestar, y Elsa no necesitó una respuesta en palabras, las simples expresiones que mostraba eran pruebas suficientes que alguien comenzaba a invadir el corazón de su amiga, fue por ello los repentinos cambios de ánimo y las seguridades que llevaba ahora

— Es difícil, todavía no estoy segura de lo que siento — Confesó comenzando a soltar en llanto cayendo en los brazos de su amiga, había escuchado los rumores que Hiccup tenía con Jack, e incluso estaba enterada de la dolorosa imagen que se había circulado entre todos los estudiantes, quería creer que todo aquello era rumores, nada más, pero la duda y sus inseguridades volvían como un mar de cuestiones por resolver, cabos sueltos por aclarar, y solo había una persona que podría con ello

No estaba completamente segura si la dirección que le habían dado era la correcta, mira de nuevo en su libreta de apuntes asegurándose de ser la correcta. Tenía miedo, y no porque entrará al hogar de un chico como Hiccup, sino que deseaba hasta en lo más profundo que los recuerdos de esa noche se borraran, su rostro se tornaba como un rojo tomate maduro cada vez que lo recordaba, pero hoy debía de superarlo, él necesitaba su ayuda, la necesitaba con mucha urgencia. Eugene le había platicado sobre el tema y estaba en una situación difícil, sí. Y fue muy difícil convencer a su tío Fergus que la apoyase en la situación, por lo que decidida toca la puerta sin dudarlo

Esperando a que alguien abriese, podían escucharse pasos provenientes de la escalera dejando ver a un hombre alto, pelirrojo con traje y corbata, complementándolo con un maletín

— Al parecer esta es la dirección correcta, el portero conoce muy bien a tu amigo, añadió que es agradable — Comentó entre risas al ver la expresión avergonzada de su sobrina — ¿Qué pasa Astrid?

— No es mi amigo realmente, no me he relacionado con él demasiado para ponernos esa etiqueta

Conocía perfectamente esa mirada, estaba confundida, todavía solía recordar esos ojitos sin vida y perdidos cuando su hermano le pidió que Astrid se quedara un tiempo a vivir en su hogar. Admiró la fortaleza de su pequeña sobrina al sonreír sin importarle las difíciles situaciones que debía de pasar por el descuido de sus padres, ahora era una hermosa jovencita luchando para salir adelante junto a su madre sin recibir la ayuda de su padre 

Sin embargo, aquello comenzaba a preocuparle, se sorprendió como pedía de rodillas que le ayudara a su amigo por un momento difícil y legal que estaba pasando, no le dio muchos detalles al principio, simplemente lo que creyó primordial. Lo único de lo que estaba enterado era que el chico necesitaba un abogado para pelear por la custodia de su pequeño hermano a sus padres

Le explicó sobre como sus padres lo habían echado a la calle, y ahora sin ninguna compasión le tenían prohibido ver a su hermano menor, en cierto momento, sabía que Astrid se sentía identificada, fue una niña feliz a pesar de los problemas, sí. Pero cuando su hermana pequeña Heather, murió, fue donde el brillo que su sobrina tenía en los ojos se había apagado, ya no quedaba ni una sola chispa para revivirla y eso fue lo que más le afecto, porque pudo haber hecho algo más para que Astrid no se hubiera perdido

Le pudo haber ofrecido un hombro donde llorar, pero en vez de ello, le dio más problemas al pelear con su hermano cada noche de que hiciera algo para salvar a su familia, y hoy era el momento de reparar su enorme error, porque desde que ese chico llegó, pudo ver esa pequeña chispa que tanto habían buscado para volverla a la vida, sabía que ese muchacho le mostró el lado bueno del mundo, le hizo olvidar los terribles problemas que pasaba por tan solo unos minutos, y eso era lo único que quería ver de su sobrina, felicidad, amor, comprensión...

— Aprecias mucho a ese chico, ¿cierto? — Astrid no contestó, simplemente quedó mirando sus manos mientras jugaba con ellas

A los pocos segundos la puerta se abre dejando ver a un hombre de cabellera larga rubia mirando con curiosidad a los sujetos frente a él

— ¿Qué se les ofrece?

— Soy Astrid Hofferson, voy al mismo instituto que Hiccup, ¿está aquí? — Bocón los examinó por unos segundos, no parecían personas con malas intenciones. Sin embargo, entre cerró la puerta gritando por todo el apartamento

— ¡Hiccup baja ahora mismo, tienes visitas!

Volvió a abrir la puerta por completo, dejando la vista de todo el apartamento, Fergus mira el buen gusto de decoración, pero aquello no fue lo único que llegó a llamar su atención, quedó atónito al ver una jovencita de la misma edad que Astrid, con su falda escolar y cabellera larga

— ¿Astrid? — Cuestionó Hiccup al verla en su puerta con un hombre a su lado

Mientras Fergus seguía mirando con sorpresa al supuesto amigo de su sobrina, tal vez, solo se le olvidó el mínimo detalle de mencionar que su amigo era un travesti

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