PROLOGO

-No te alejes Allais, ellos están cerca-

-Madre, estaré bien, recuerda que sé cuidarme sola-

-Ellos no respetarán nada con tal de hacerse contigo Allais, eres muy importante para nuestro aquelarre, no podemos darnos el lujo de perderte-

Aquella era la misma historia de siempre, mi nombre es Allais y soy la descendiente directa de la última bruja blanca que existió y se manifestó en contra de la magia oscura que gobernaba en nuestro aquelarre hasta el momento, aún no alcanzaba todo mi potencial y el día a día de mi vida iba de prácticas a hechizos y más aprendizajes, pero este día, hoy, quería ser libre...

-¡ALLAIS! NO-

-LO SIENTO MADRE... PROMETO REGRESAR PRONTO- agité mis manos y me hice a la carrera, había logrado tonificar mis piernas y hacerlas fuertes y ligeras gracias a los ejercicios y el entrenamiento al que me sometían cada día.

El bosque era mi hogar, pero como todo hogar, tenía un límite. La Cascada, era el lugar neutro, el lugar en el que vampiros, brujas y lobos podíamos convivir sin luchar al menos por un momento, aquellos que hacían caso omiso a las reglas eran quienes veían en ese lugar su refugio. La mayoría de las veces que llegué hasta aquí solamente yo permanecía cerca, nunca pude ver a ninguno de otra raza o de la mía. Como cada vez decidí que sería el agua quien limpiara todos pesares y sin pensarlo me deshice de mis ropas y me lancé al fondo del lago que había frente a mí.

Sentía cada gota de agua caer lentamente sobre mi rostro y el calor del sol llegar hasta mí, con los ojos cerrados oía los sonidos de la naturaleza mientras la brisa fresca me acariciaba dulcemente. El sonido de un golpe cerca de la orilla me sobresaltó y abrí los ojos asustada.

-¿QUIEN?- pregunté con firmeza y sólo el silencio fue mi respuesta.

Volví a sumergirme y observar desde bajo el agua hacia el lugar donde había oído aquel golpe, una figura imponente se irguió quedando al descubierto, cuando de un sólo movimiento saliendo del agua y lo enfrenté.

-¡QUE ES DE MALA EDUCACIÓN FISGONEAR DONDE LAS MUJERES SE HALLAN!- sentencié señalándolo con el dedo.

Al sobresaltarse por mi estruendosa aparición, su sorpresa lo hizo resbalar en la orilla lodosa que rodeaba al lago y caer con todo y armadura al agua. Mi risa inundó el lugar, pero al pasar los segundos y ver que no salía me dirigí hacia el lugar donde había caído. Al sumergirme lo vi luchando con unas plantas acuáticas que se habían enredado en su armadura. Llegué hasta él y sus ojos violáceos se volvieron hasta mí, sin perder tiempo con un hechizo deshaciendo la maraña de plantas que lo sostenía.

Sus ojos abiertos me observaban sorprendido, diría que es la primera vez que ve alguien de mi raza y eso no sé si sea bueno o no ya que, sus colmillos son notoriamente visibles sobre su labio inferior. Hice señas para salir del agua y dirigiéndome veloz a la superficie, la primer bocanada de aire me supo a gloria, realmente nunca había estado tanto tiempo sumergida. Al verlo asomarse a la superficie y abrir sus ojos el reflejo del sol en ellos era hipnotizante.

-No debes...- comenzó a decir.

-¿Estar aquí?- completé por él.

En respuesta sólo asintió y nos perdimos cada uno en nuestras miradas, lo sabía, era peligroso, el vampiro, yo bruja ¿Qué acaso algo bueno podría salir de lo prohibido?

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