Lobo Negro- La noche te llama
La vida es dividida de dos formas, blanco y negro, bueno o malo, Senju y Uchiha.
Todos dicen ser el color blanco, apesar de que aún existe el negro, y qué ser el lado negro no significa que seas el malo.
Eso es lo que su madre le había dicho antes que se suicidara y el la encontrara tirada en medio del patio, ahí donde crecía la hierba alta e izuna y el jugaban a las escondidas.
Su madre tenía su Tantō* en una de sus manos, el largo cordón marrón se encontraba enredado en su mano ensangrentada y el filo de la cuchilla reflejaba el rojo carmesí que escurría desde su abdomen abierto.
Todavía tenía sus últimos ativos de vida aferrándose a ella cuando la encontró. Ella le había dedicado una de las miradas más compasivas en toda su vida.
Y por alguna razón el mero hecho de verla tirada en el lugar donde el y su hermanito jugaban le dejaba un sabor amargo de boca, junto con el sentimiento de empatia y mordaz rabia.
El lo sabía, desde hace 3 semanas supo el oscuro secreto de su madre.
[...]
Hábia terminado de bañarse, luego de la última redada hacia el Senju, su cara y cuerpo estaban totalmente pegajosos por sangre, tierra seca y lo que el quería creer que era una mezcla de barro y hierbas. lo primero que hizo fue correr directo a la ducha a limpiar la incómoda capa que lo cubría.
Fue justo cuando salió que pudo divisar a su madre buscando con desesperacion en el boticario "algo".
-¿Mamá?-
Su madre volteó lentamente, apretando lo que parecían hierbas contra su pecho.
-¿Si? Mi amor- su pequeño Marco temblaba ligeramente y sus delgados hombros tiriteaban de nerviosismo.
-¿Que estas haciendo?-pregunto girando su cabeza levemente.
-Nada...importante mi corazon- Ella mintió viendo el piso de madera debajo de sus pies - Mamá se ha sentido mal durante las últimas semanas amor...solo quiero algo de Té -
-¿Es por la batalla de la última semana?-
Fue en ese momento que su madre alzó su cabeza lentamente mirándolo con ojos rojos e hinchados.
-No, amor- sus ojos rojizos se cristalizaron y se mordió el labio.
-Sol...-
-También hueles diferente mami‐ argumento de forma inocente.
Ahí fue cuando vio el abrupto cambio de su madre, su aroma siempre calmante a dulces bayas salvajes y rico té ahora soltaba inquietantes oleadas de hormonas tristes.
Ahí fue cuando su hermosa madre cayó en picada a su propia perdición.
-¿Mami? ¿Te pondrás mejor?- pregunto con miedo en su voz, sabiendo esta vez lo que significaba aquel aroma.
Su madre lo volvió a mirar con lágrimas de sangre corriendo por sus grises mejillas y con el abrumante Mangekyo sharingan en forma de flor de sakura sangrando en sus bellos ojos rojizos.
-Claro amor, mamá se asegurará de ponerse mejor-
[...]
3 semanas habían pasado
Y no podía dejar de ver el ahora cadáver de su madre tendido.
Pero tampoco podía decir algo, así que su única opción fue caminar por el denso bosque.
Ignorando todo, ignorando a su madre en el césped, inerte con una cuchilla en su vientre.
Ignorando a los pasos que podía escuchar a lo lejos.
Ignorando a las lágrimas que caían de sus mejillas cuando había empezado a trotar en los adentros del bosque profundo.
Ignorando el grito desgarrado que venía de la dirección de su casa que resonó por todo el lugar mientras corría.
Ignorando la rabia que sentía hacia la madre que lo había abandonado en esa casa con toda una responsabilidad que solo recaeria a el.
Y corrió, corrió y volvió a correr con el corazón destrozado y el alma en la garganta.
El miedo le recorrio al darse cuenta que estaba solo, que era el único que quedaba de su raza maldita.
Ahora el era el único Lobo.
Y a sus 13 años sintió por primera vez en su vida, la Soledad.
(...)
Los cielos azules le dieron la bienvenida, los árboles hermosos y los piares por doquier.
Era hermoso para el funeral de alguien, las aguas claras y las hojas de los árboles de un color verde fuerte eran solo una prueba de que el mundo está feliz de haberse llevado a su madre.
El entierro era sencillo, con flores escasamente blancas y un ramo de lirios que el mismo había conseguido.
Eran los más hermosos que había podido conseguir en el bosque.
Los había dejado caer sin ninguna gracia en la tumba de su madre mientras bajaban el cajón.
No había llorado y no se había lamentado.
Después de todo ¿que resolvería eso?
Llorar no había ayudado a su madre y ahora ella está muerta y enterrada.
Lamentarse y llorar era para estupidos.
Pedir disculpas y perdón era para los idotas.
Suplicar y rogar era para los débiles y el nunca más seria un débil.
Era el único omega que quedaba en su manada, su deber era cuidar de su pequeño hermano.
Su único propósito en esta vida era cuidar del pequeño Izuna y lo haría, se aseguraría de protegerle y asesinar a cualquiera que osara tocar a su pequeño hermano ya sea primo, padre, amigo, tío, inclusive si mismo.
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Okey si, perdón, tuve unos problemas personales, algo fuertes...(? Que bueno no me daban mucha inspiración.
Pero eso ya ha cambiado y estoy renovada y más contenta para seguir escribiendo este fic.
No lo abandonaré no se preocupen por eso, le he puesto tanto cariño que me es imposible abandonarlo.
*Imagen de un Tantō en la parte de arriba*
Espero que le haya gustado este capítulo, si ven algún error no duden en decírmelo ❤.
En el siguiente capítulo por fin veremos a hashi bb.
Los deseo lo mejor a todos 🖤.
-GrayCat-
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