¡Feliz cumpleañ...! ¿Percy? ¿Dónde en el nombre de Cimopolia estás?
18/08/2016
5:02 am
La gran mayoría del campamento estaba preparándose para una sorpresa a Percy, era su cumpleaños.
Primero una sorpresa para despertar, luego iría con sus amigos más cercanos a Manhattan, para celebrar junto a Sally y Paul, finalmente le darían los regalos en su playa favorita.
Claro, hubiera sido el plan perfecto, si el cumpleañero hubiese estado en su cabaña cuando todos entraron gritando “Feliz cumpleaños”
Varios se preocuparon, y estuvieron a punto de formar grupos de búsqueda, hasta que Annabeth llegó con una nota que había estado en la cabaña tres, donde explicaba el por qué de su repentina desaparición, además de Quirón, quien llegó a calmar los nervios trasmitiendo el mensaje que le dejó Percy.
–Una misión que Poseidón le asignó a última hora, no pudo negarse, fue obligado. Según él me comentó antes de que saliera junto Blackjack y otros dos o tres pegasos –explicó Quirón.
–¡El viejo barba Percebe mandó a su crío a una misión, genial! Todos vuelvan a sus actividades –llegó Dioniso dispersado a algunos.
Una brisa de advertencia sopló en el campamento. El dios del vino carraspeó.
–Ehm, quiero decir, Poseidón le asignó una misión a Perry, deberían esperar a que vuelva... –se corrigió. En otra situación, varios hubiesen reído, pero no era un momento precisamente alegre.
–¿Quirón, sabe cuando volverá?
–No, Piper, luego de avisarme, prácticamente voló hacia su pegaso y despegó en dirección al bosque.
–¿No fue al mar?
–No –Quirón frunció el ceño y negó con la cabeza–, el Señor D tiene razón, comiencen sus actividades, ya tendremos noticias sobre él.
Todos protestaron pero obedecieron. Aunque las teorías no tardaron en llegar.
–Percy sabía que estábamos organizando algo. Ésta vez sí recordó que hoy es su cumpleaños... ¿por qué aceptó la misión? –reflexionó Grover.
–Él no olvida su cumpleaños desde que cumplió dieciséis –rió Clarisse. Sí, incluso la hija de Ares se había unido a la celebración, tal vez ella tuvo algo que ver en la sorpresa con harina y huevos que le harían a Percy en la tarde.
–¿Por qué lo dices? –cuestionó Leo.
–Nada importante –interrumpió Annabeth–, Quirón tiene razón, tendremos noticias de él pronto. Percy no se iría sin decir absolutamente nada. Ya lo comprobamos... –murmuró–. Tengo la impresión de que la misión es más importante de lo que creemos.
–Es lo más probable... Probemos contactarlo con un mensaje de Iris –propuso Jason.
Todos caminaron hacia el lago esperando ver algún arcoiris, por suerte, un pequeño pero visible arco multicolor surcaba una pequeña roca.
–¿Tienen un Dracma?
Leo metió una mano a su cinturón mágico sacando un Dracma de oro. Annabeth lo tomó y lo lanzó al agua.
La hija de Atenea estaba bastante enojada, no podía mentir. Por suerte, el conocimiento que tenía de su novio, le impedía estar más irritada de lo que estaba. Su preocupación podía más que su enojo. No siempre el señor del mar le encargaba una misión a su hijo a último momento.
–Oh, diosa iris, acepta mi ofrenda, muéstrame a Percy Jackson.
El mensaje Iris tembló un segundo mostrando una apenas visible sombra moviéndose increíblemente rápido en un lugar irreconocible por la imagen turbia.
–¿Percy?
La sombra siguió desplazándose, el mensaje estaba totalmente borroso, hasta el punto en el que se cambió por el símbolo de la diosa Iris en un fondo blanco. Una voz dulce y tranquila habló:
–El individuo al cual quiere contactar, no se ha podido encontrar, tal vez posee algún hechizo o protección de algún dios que impide ver su ubicación. ¡Lo sentimos! Inténtelo más tarde. Gracias por preferir nuestros servicios –el agua cayó de vuelta al lago.
–¿Qué significa eso…? –cuestionó Hazel bastante preocupada por su amigo. Annabeth maldijo en voz baja.
–Lo más probable es que Poseidón haya colocado alguna barrera para que sea recóndito ante… sus enemigos, o alguien.
–¿Qué hacemos mientras tanto?
–Esperar. Seguir con lo nuestro…
Unos minutos después se le avisó a Sally y a Paul la situación. Fue un alivio saber que Percy les había dejado una pequeña nota con disculpas y una breve explicación.
Sally no pudo evitar sentirse triste.
¿Siempre tenían que usar a su hijo? ¿Los dioses no lo podían dejar tranquilo, por lo menos un día?
Al parecer no.
La señorita O'Leary, el gran perro del infierno de Percy –que por cierto, había crecido un par de metros más–, estaba más tranquila de lo normal. Había llegado al departamento de Sally, esperando ver a su amo y jugar con él, se entristeció al no encontrarlo.
La señora Jackson llamó a Nico para que la llevara al campamento, y así estar un poco más entretenida.
–¿Saben algo de él? –preguntó ella al hijo de Hades que acariciaba el hocico de una triste perra del infierno.
–No… pero su hijo prometió darnos noticias lo más pronto posible –Nico sonrió de lado–. Conociendolo, está bien. No se preocupe, señora Jackson.
La señorita O'Leary inclinó la cabeza a un lado.
–Sí, va a volver pronto, chica –adivinó el chico los pensamientos de la perrita.
–Ojalá, sólo… no puedo evitar frustrarme un poco con los dioses, y en éste momento, con Poseidón. ¿Lo tenía que alejar justamente en su cumpleaños?
–Todos nos preguntamos lo mismo… –Nico se levantó al escuchar unos gruñidos no provenientes del perro a su lado–, lo siento señora Jackson, los monstruos no van a tardar en detectarme –suspiró–, no vemos más tarde en la colina mestiza.
–No me digas señora, Nico –ella rió pero sonrió mostrando algo de tristeza–. Sólo Sally. Y no te preocupes, lo entiendo, es lo mismo con Percy, algún día crearé unos aparatos anti-monstruos.
Nico se carcajeó.
–Eso sería genial.
***
El día avanzó lento y aburrido. Todos trataron de comunicarse con el hijo de Poseidón, pero no fue hasta la tarde en la cual recibieron una carta traída por Tempestad, el pegaso de Jason.
Cuando los padres mortales de Percy llegaron, se establecieron fuera de los límites mágicos del campamento.
–Que sobre más raro –rió Leo.
–Es más divertido por que tu eres una pequeña… –Piper entrecerró los ojos al dibujo en el sobre–. ¿Fogata?
–¡Ese no soy yo!
–Sí que lo eres. Percy no pudo ser más obvio. Esa especie de llama dice “Leo” –todos contuvieron la risa.
–¿Qué me dicen de ese pino a un lado? –Leo estalló en risas.
–Dice “Thals” –Annabeth se unió a las risas de Leo–, si ella estuviera aquí, estoy segura de que querría golpearlo.
–Tal vez pase, niña. Las cazadoras iban a llegar al campamento, hoy en la tarde. Lamentablemente Artemisa me contactó informándome su retraso por un ataque de mostruos.
–Percy estará en problemas…
–¡Un segundo! ¿Eres tú, Nico?
–¡Lo estas abrazando!
–¡No es verdad! –Nico tomó la carta y miró la imagen–, ¿¡Cuándo en el nombre de mi padre pasó esto?!
–Creo que… hace tres días.
–¿Al lado está la torre de Pisa? –Nico no pudo ocultar una pequeña sonrisa.
–¿Podemos leer? ¡Quiero saber dónde se metió ese sesos de alga!
–Si quieres lees tú, Annabeth –ella fulminó con la mirada a Will.
–¡Denme eso! –Grover le arrebató la carta de las manos a Nico y se aclaró la garganta.
Querida Mamá, Annabeth, hermana en camino, Reyna, Hazel, Piper, Thalia (si es que está por ahí), Rachel.
Querido Paul, Quirón, Nico, Grover, Jason, Will, Leo, Frank, y todos los que estén ahí:
–Hum, por lo menos nos saluda…
–Tranquila, querida –dijo Sally a Annabeth–, ya nos explicará.
De acuerdo... nunca he sido bueno para esto, pero haré mi mejor intento, después de todo, se los debo.
Ninguno lo negó.
Me siento como el peor hijo/amigo/primo/novio/hermano de la historia por faltar a la fiesta. En verdad les agradezco ese tiempo que se tomaron para hacer eso por mí... rayos, eso solo me hace sentir peor.
–Creo que en verdad está arrepentido...
–Por supuesto que lo está, Frank. Es Percy, se ha de sentir bastante culpable. No sería raro que se esté disculpando toda la carta –todos asintieron con una mueca.
Quirón les explicó lo que había pasado: el tema de la misión justo hoy, que lo lamentaba... bueno, aún cuando les pasó mi mensaje, no podía quedarme como si nada pasara.
Quirón bajó la cabeza. Él sabía algo más sobre su misión, pero no quería alarmar a nadie.
Así que en medio del bosque, escondido dentro de unos arbustos, saqué una hoja (gracias Annabeth por casi golpearme para que metiera el bendito cuaderno), a contracorriente convertido en bolígrafo y comencé a escribir.
Annabeth sonrió orgullosa.
–Sabía que le sería útil.
–Yo no estoy tan seguro de que sólo lo amenazaras con golpearlo. Tal vez le hiciste una llave de judo.
–¡No soy tan violenta! –Jason levantó una ceja.
–Lo que digas.
Espero que la carta se esté entendiendo y no parezca algo como: Ola Chikos los hamo kon todo mi corason.
–Por los dioses –Grover sonrió y les mostró la carta a todos.
–Siempre nos hace reír...
Santa Atenea, creo que provoqué una tormenta al leer esa ortografía que es lo peor incluso para mi nivel de dislexia.
–¿Santa Atenea? –todos rieron. Incluso Annabeth, que tenía una sonrisa más disimulada.
–Tienes que admitir que es gracioso, Annabeth.
–No lo creo.
Como sea, no estoy escribiendo solamente para decirles que lo lamento, además de eso, creo que... me pondré sentimental y terminarán llorando como María Magdalena (es mentira, pero sería divertido)
–¡Oh no! ¡Momento sentimental no!
–Es capaz de hacerlo…
–No por una carta, Leo.
Nico levantó una ceja.
–¿María Magdalena? ¿En serio?
Si les soy sincero no tengo ni la menor idea de como haré esto. Si les hago una parte a cada uno de ustedes creo que no terminaría nunca de todo lo que les tengo que decir y agradecer. Aún así, esto será un poco largo, espero que lo tomen como una especie de recompensa por la estupidez que hice.
–Un momento, ¿se está culpando?
–Así parece...
¿Cómo está mi querida futura hermana, mamá? Espero que no esté causando mucho alboroto o de lo contrario, tendré que obligarla a escuchar esa horrible música llamada “reggeatón” no sé tú, mamá, pero yo lo detesto, estoy seguro de que mi hermana también (te mandaré una carta aparte, léela después por favor)
Sally sonrió.
–La peor pesadilla musical de Percy –Paul comenzó a reírse.
¡Paul! Espero que también estés por ahí ¿ya te he dicho que te quiero? También tendré que compensarte y darte lo que queda por pagar para arreglar su auto.
–Sigue con la idea de devolverme el dinero...
(que te reitero, todo es culpa de Blackjack. Pero no le digan nada, conocíendolo me pateará por séptima vez en el día) y en el caso de que ya esté escuchado esto... pues, ¡sabes que te adoro Blackjack!
Un relincho se escuchó.
–¿Cuándo llegó Blackjack? –todos se escogieron de hombros.
–¡Caballos!
Tyson se levantó y se acercó lentamente a los tres pegasos que acababan de aparecer. En los últimos años él había crecido mucho, llegaba a medir como mínimo dos metros y medio. Se podía decir que su intelecto también había mejorado. Tenía una mentalidad de alguien con trece años. Algo que impresionó a varios, generalmente los cíclopes trataban aún más en madurar.
Tyson sonrió. Los caballos alados no se apartaron cuando su gran mano les tocó el lomo.
–Quirón, ¿Percy no se había ido con ellos tres?
–Cuando me fue a ver… sí.
–¿Percy les dijo que volvieran? –les preguntó Tyson. Ellos relincharon.
–¿Qué dicen?
–Él les pidió que volvieran… –los pegasos volvieron a responder. Tyson abrió demasiado su único ojo, totalmente sorprendido.
–¿Estás bien? –cuestionó Annabeth.
–Eh… me tengo que ir –él sacudió su mano de un lado a otro y salió corriendo a grandes zancadas con un pegaso blanco siguiéndolo.
–¡Tyson!
Trataron de llamarlo un par de veces más, pero Tyson ya estaba prácticamente fuera de la colina mestiza.
–Los pegasos saben algo... –reflexionó Annabeth–, lástima que nadie más pueda entenderlos.
Grover pasó un brazo por los hombros de la hija de Atenea y siguió leyendo.
Ahora que lo pienso espero que no estén en el departamento, no sé cómo van a estar tantas personas ahí más un pegaso.
–Suerte que no estamos ahí…
Antes de seguir, quiero aclarar el sobre de la carta. Varias imágenes son las que traía en la mochila (sí, llevo imágenes de ustedes) muchas las dejé en el campamento así que... tuve que improvisar un poco.
–¡Explicará el sobre!
–Tampoco es muy difícil de entender –dijo alguien por detrás de todos.
–¡Thalia! –Grover y Annabeth se levantaron para abrazarla.
La teniente de las cazadoras sonrió. Tenía el cabello de nuevo corto, cortado desigualmente. Algunas ramas y hojas estaban atrapadas en cabellera, su chaqueta plateada mostraba algunos cortes al igual que sus pantalones, indicando un reciente enfrentamiento.
–Necesito respirar, chicos… –ellos se separaron de ella sonriendo.
–Hola, Jason.
–Hola, Thalia –para sorpresa de Jason, ella de acercó y lo rodeó con sus brazos en un fuerte abrazo.
–Bienvenida, Thalia –la recibió Quirón.
–Gracias –sonrió–, de acuerdo… me he enterado sobre que el estúpido de Jackson fue a una misión por su cuenta, justo hoy...
–No exactamente.
Ellos le dieron un resumen, Thalia asentía lentamente de vez en cuando. Cuando entendió siguieron.
Por ejemplo, Leo (sabes que te quiero) es una hermosa... hoguera.
–¡Te lo dije! –musitó Piper–, eres una hoguera.
Thalia, la verdad no estoy estoy seguro de si está con ustedes, pero es el pino.
–Maldito sesos de alga… –gruñó Thalia.
Las imágenes que tengo con Frank y Hazel están en el campamento así que... me conseguí una de los dos (Frazel4Ever)
–¿Frazel? –Hazel levantó una esquina de sus labios en una pequeña sonrisa.
–Larga historia –Piper sonrió ampliamente.
Con respecto las demás fotografías. Bueno, una de Annabeth y yo, la selfie en el espejo con Piper, un dibujo con Jason que no estoy seguro de quién lo hizo, pero es un/una genio. Es una especie de recreación de nuestro primer choque de nudillos en Nueva Roma, la otra es de Grover y yo cuando nos reencontramos, Nico... (no me mates) cuando nos abrazamos y alguien tomó una foto sorpresa, ¡y también agregué a Will! (EjemShippeoSolangeloEjem) Culpo a Piper de esto.
–¿Lo ves? ¡Eres tú, Di Angelo!
–Lo mataré...
Apesar de las bromas, Will y Nico estaban levemente ruborizados por la mención de los dos juntos.
–Comenzaré a considerar que Piper y Percy son un peligro juntos...
–¿Por qué? –Piper contorneó su rostro en una expresión tierna–, sólo le dije lo obvio.
–Para este punto van a conseguir que todo el campamento quiera a Will y a Nico junt...
–¡Sigamos leyendo! –interrumpieron los dos chicos tan rojos que parecían dos lindos tomates.
Y si no se han dado cuenta, detrás de las imágenes está la Señorita O'Leary, no se nota demasiado... pero está ahí.
–¿Percy sabe dibujar?
–Al parecer –Jason tomó el sobre y examinó los trazos por debajo de las imágenes–, está genial.
–¡Guau! –la Señorita O'Leary comenzó a saltar de un lado a otro emocionada.
Ya aclarado el tema de las fotografías, continuaré.
Antes de que se alarmen y piensen que estoy en un lugar horrible, terrorífico y repleto de monstruos, (esto es para ti mamá <3) les aclaro que no es así. Poseidón me encargó algo bastante urgente e importante pero nada muy peligroso, lo normal...
Todos suspiraron frustrados.
–Espero que no mienta... –murmuraron varios lo suficientemente bajo para que la señora Jackson no escuchara y se preocupase más.
En camino al lugar de la misión, me encontré con Tempestad, y Jason, tengo que decirte que te ha traicionado cruelmente. Me ha revelado un par de cosas que tú le has dicho, y no son precisamente para todo el mundo. Tranquilo, tus secretos más oscuros están a salvo conmigo (a no ser que no me devuelvas mi daga súper genial, por que no tendré piedad en contar un par de cosas)
–No se atrevería...
–Nunca se sabe con Percy –todos se burlaron–, será mejor que le devuelvas la daga.
–Conque secretos oscuros, Jason... –él sonrió nervioso.
–Nada importante, Pipes.
“Maldito Tempestad...” pensó Jason mirando en dirección al pegaso que relinchaba.
Comenzando con la parte sentimental, diré que los quiero a todos. No puedo imaginar a mejores personas como amigos, hermanos y compañeros de batalla.
Creo que desde niño soñaba con tener personas a las cuales les importara en verdad, en las cuales confiar sin tener que preocuparme si me traicionarían (claro, además de mamá)
Ninguno habló, pero sabían que esas palabras eran sinceras. Se limitaron en sonreír.
Cuando llegué al campamento y me enteré de mi lado divino, tengo que admitir que... quería lanzar todo eso por el escusado. Cosas mágicas, mitológicas, sobrenaturales o como quieran llamarlas, no iban conmigo. Pero amigos me hicieron cambiar de opinión, con esto refiero a aceptar lo que soy. Si hay algo bueno de ser mestizo, es los lazos que se crean con los demás.
–Creo que solo por esto no lo golpearé cuando vuelva... –susurró Annabeth para ella misma.
A lo que voy, es que, agradezco tenerlos como amigos... en verdad.
Y sé que se esforzaron bastante en hacer una sorpresa, tratar de ocultarla y todo lo que requiere una fiesta. Entiendo si cuando vuelva me quieren lanzar desde el puño de Zeus. No los detendré, de hecho, me parece una idea asombrosa.
–Nos parecía a todos una idea maravillosa hace unos instantes....
Ehm... creo que me puse reflexivo... al menos se entiende la idea, espero.
Me gustaría escribir más, pero tengo que irme, me temo que hay un par de monstruos que tienen hambre y no tengo en mente convertirme en un semidios a la parrilla.
Por enésima vez, me disculpo.
–Otra disculpa... –algunos sonrieron mientras que otros rodaron los ojos.
Los quiero, gracias por tomarse el tiempo en algo para mí... aún cuando no estuve...
PD: Probablemente envíe una o dos cartas más.
Percy.
Grover terminó de leer.
–Tendremos que esperar... –intervino Sally–, ¿alguno quiere galletas?
Todos sonrieron.
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