El menor avanzaba a su árbol favorito, era un árbol  que guardaba su melancolía y sueño.era un hermoso lugar donde podía estar tranquilo.

Al menos eso pensó...

– ¡ hey tu capitalista!–.
Se sobresaltó  pero no se sorprendió, su lugar  favorito estaba junto al lado de las dos fronteras.

– ¿Que quieres ahora norte ?–, suspiro  con aburrimiento. El norcoreano  le sonrió con esos típicos colmillos.
– ¿ Acaso no puedo volver a ver a mi capitalista favorito?–.

Se iba a apartar e irse pero un agarre lo detuvo.
– Cuando te vi supe que eras  eso que buscaba hace tiempo–.

Esas palabras le llegaron a sur.