Salida (2/2)

—¿Y entonces, como te va en la vida?

—Mal, pero gracias por preguntar.

Sabito estaba a mi lado caminando.

¿Contexto rápido? Entre Tomioka, Sabito, Rengoku, Kanao, Aoi, Tanjiro, Inosuke y yo íbamos de camino hacia la plaza.

Todavía nos faltaba un tramo para llegar al destino.

Creo que se emocionaron con lo de salir a plaza.— A mi izquierda estaba Tomioka susurrando.— ¿Por qué somos tantos?

—No lo sé, solo éramos 4.— Me acerqué al oído del pelinegro.—Igual, tu y yo podemos ir a comprar tu helado.

Esta bien.—La pequeña sonrisa de Tomioka me hacía sentir aliviada, al menos no era tan malo.—Mientras pueda estar contigo.

Después de 10 minutos por fin llegamos al estacionamiento de la plaza y entramos por una tienda.

—Chicos, disculpen si no quieren.—Tanjiro llamó la atención de todos.—Mi hermana Nezuko y Zenitsu andan en plaza, ¿Les molesta si voy por ellos?—Asentimos con la cabeza.—¡Gracias, no tardo! Sigan ustedes.

Tomamos rumbo a la zona de comedores, donde habían establecimientos de comida de todo tipo.

—Bueno, que esperan, todos vayan por comida, yo me quedo apartando la mesa.—El ojimorado sonrió.

—¡Sabito! Cómprame una cajita felíz, ¿Va?

Sin pensar, tomé la mano de Tomioka hacia la pequeña heladería que había en la plaza. Los demás se fueron a comprar a otros locales.

—Tomioka, aquí estamos.—Señalé el lugar, estaba muy bien decorado.—Elige tu helado, yo te invito.

—¿Segura?—Asentí.—Después de todo yo te prometí tu helado.

Tomioka se acercó al mostrador para ver los sabores de helados y mientras tanto yo pedía un bolis de hielo.

—Mira, aquí está.—El helado de Tomi era de chocolate y fresa con chispas de chocolate encima.—Está rico.

—Yo pedí un bolis de ______ (inserta tu sabor favorito de bolis), hace tiempo que tenía antojo de este.

Pagué el helado junto el bolis y nos quedamos un rato parados cerca del local.

—Dicen que si comes helado muy rápido se te puede congelar el cerebro.

—O te puede dar una indigestión.—El pelinegro sonreía con ironía.—No hagas eso, te puedes congelar.

—Mmmmm, solo decía.

Me quedé mirando su helado. Se veía rico.

—Tomi, tienes una mancha en tu cara, comes como niño pequeño, limpiate.—Me acerqué a su rostro lo suficiente para alcanzarlo.

Con mi mano limpié el helado restante que se le había caído. La piel de su cara es muy suave, no pude evitar acariciarla.

No me percaté de la cercanía que teníamos. Tanto él como yo nos quedamos viendo el uno al otro. Su mirada era penetrante.

Sus orbes azules eran hipnotizantes, me atrevería a decir que son muy similares al color del cielo. Esos ojos eran preciosos, ¿Por qué Tomioka era tan lindo?

Seguí manteniendo contacto visual con él, podría jurar que sentía su respiración. Agarré de nuevo su cara con mi mano, el no se movía pero tampoco parecía querer hacerlo. Él era quién acortaba nuestra distancia.

Por instinto miré sus labios, se veían rojos y carnosos. Mierda, ¿Qué estoy pensando?

—¡Ah!—Pegué un brinco, era el celular de Tomioka sonando.

¿Por qué siempre algo tiene que intervenir? Pensé que eso solo pasaba en los K-dramas.

—Tienes la mano muy fría.—Quité mi mano y él toció fingidamente.

Su rostro seguía enrojecido. Ambos estábamos apenados.

—¿Quién habla?—Enseguida, Tomioka contestó el teléfono.—Ah, Sabito.

Sabito te amo, pero a veces la riegas.

Luego de algunas palabras, colgó la llamada.

—Dice que en donde estamos, ya tardamos.—Hay que volver...

—S-si, mejor.—No quería mirarlo, así que salí caminando rápido.

Mis manos siguen temblando, ¿Qué acaba de ocurrir?

Volvimos junto al grupo, ya todos estában comiendo.

Dí gracias a Dios que nadie estaba viendo a nuestra dirección o habrán notado que no estábamos.

—¿Todo bien?—Sabito me preguntaba mientras se comía una papa de su cajita felíz.—Ten, esta es tuya, yo lo pago.

—Gracias Sabito.—Comía con tranquilidad aunque mi mente era un revoltijo de sentimientos.—Nuggets, yomi.

Al menos me invitó la cajita felíz, lo perdono por lo de antes.

—¿Y qué fueron a comprar? No tienen nada en las manos.—Rengoku me miró curioso. A juzgar por su rostro estaba pensando en algo más.

—Helado, pero ya se nos acabó.—Tomioka por fin se dignó a responder.

—Yo todavía tengo bolis, ¿Quieren?—Alcé mi mano hacia Sabito y Rengoku.

—Claro.—Estiré más mi mano para que Kyojuro pudiera agarrar el bolis.

Lo que no me esperaba era que Rengoku agarrara mi brazo y acercara mi mano con el bolis a su boca.

—¿Q-qué haces?—Estaba a punto de tirar el bolis por el nerviosismo.

—Perdón ______, pero tengo comida en las manos. Estaba rico.

—Aaa, no te preocupes.

Juraba que el corazón se me iba a salir por la boca.

Pero no era por lo que Rengoku hizo, si no por lo que había pasado con Tomioka antes. Volteé a verlo y se veía molesto, muy molesto.

Traté de decir algo, pero no sé me ocurrió nada al respecto.

—Bueno, sigamos comiendo.—Sabito era el único que no notaba la gran tensión que había en la mesa.

Después de comer, Tanjiro regresó junto a Nezuko y Zenitsu. Seguimos paseando entre los locales de ropa y marcas.

Durante ese rato, mantuve mi distancia con Tomioka. Era evidente que algo había pasado, pero prefirieron no preguntar nada.

—Oigan, ¿y si vamos al cine?—Aoi habló está vez.—Digo, estamos aquí y ya dimos 10 vueltas por toda la plaza.

—¡Buena idea! ¿Qué película quieren ver?—Tanjiro nos preguntaba a todos.

Hicimos una votación entre las películas que había en carteleras. La película que ganó fue una de terror.

—¿El conjuro?—Pregunté.

—Soy algo miedosa, no me gustan mucho las películas de terror.—La chica ojimorada expresó.

—Tranquila Kanao, puedes sentarte conmigo si quieres.—Tanjiro está vez se ofreció a estar con ella.

Ay el amor.

Me acerqué a la cajera para comprar los boletos. Éramos 10 en total.

—Aquí tiene, 10 boletos para el conjuro, sala 3.

Fuimos a comprar palomitas para los demás y algunos optaron por meter dulces en sus mochilas de contrabando.

Entramos a la sala del cine, ya estaba lleno.

—Chicos, no había asientos para todos en la misma fila, somos un montón. Solo había 4 arriba y 6 abajo.

—Entonces, Tanjiro, Nezuko, Zenitsu, Aoi, Inosuke y Kanao vayan abajo.—Rengoku habló.—Nosotros nos quedamos arriba.

Ya divididos los lugares nos fuimos a sentar los 4 arriba de los demás.

—______, seremos vecinos.—Sabito sonrió.

Los asientos quedaron:
Rengoku - Sabito - yo - Tomioka.

Del otro lado estaba Tomioka, pero no importaba. La película acababa de comenzar.

La verdad a mí me gustan las películas de terror, me sacan un susto de vez en cuando pero a veces dan risa. Aunque no creo que sea el caso de todos.

Sentí la mano del chico que estaba alado mío y volteé a verlo.

—Me dan miedo con facilidad las películas de terror.—Confesó Tomioka.

—¿Y entonces porque no dijiste nada?

—No lo sé, creí que no me iba a asustar.

—Tranquilo, aquí estoy. Agárrate de mí cuando tengas miedo, ¿Va?—Traté de dar mi sonrisa más cálida.

Tomioka agarró mi mano casi toda la película. Su mano era grande en comparación de la mía. Apoyé mi cabeza entre su hombro.

Aún así era divertido verlo asustarse.

La película transcurrió con normalidad, salimos del cine emocionados y algunos aterrados.

—Menos mal que es pura ficción.—Suspiró el chico pelinegro.

—Tomioka, la película es un caso de la vida real.—Abrió los ojos de golpe.

—QUEEE.—Su expresión no tenía precio.

—Creo que alguien no va a dormir hoy.

—Pksss...JAJAJA—Entre todos nos reímos al uniso.

Después de terminar de pasear nos fuimos a nuestras casas respectivamente y a dormir todo el fin de semana.

...

Holaa, ¿Qué tal de nuevo?

Cómo ya dije, este capítulo está dividido en 2 porque está algo largo JAJAJAJA.

Se que algunos querían beso, pero quiero que su primer beso sea especial. No se preocupen, todo a su tiempo.

Un poco de tensión no le hace mal a nadie, ¿No?

En fin, ya me tengo que ir, chau.

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