Salida (1/2)

—Buenas tardes señorita, ¿Para cuántas personas quiere los boletos?—La cajera del cine me miraba con una sonrisa.

—Para 10 personas.

Sí, así como se escuchó. PARA 10 PERSONAS.

Pero antes debo de dar el contexto de como la salida que tenía planeada con Tomioka, una salida de 2 PERSONAS, terminó siendo una excursión en grupo.


(Horas antes)

—Muy bien ______, vas mejorando bastante tus clases. Aprendete las fórmulas y con eso bastará.

—Gracias Kyojuro.

En este momento estoy en mis asesorías de rutina que tengo los Lunes, Miércoles y Viernes en la biblioteca de la escuela.

Esos días salgo tarde y regreso a mi casa a comer, con la excepción de que hoy voy a ir con Tomioka a comprar helado.

Sí, el dijo que quería que comiéramos helado en la plaza que está cerca de aquí. Y acepté, es un buen plan porque aparte de eso podíamos pasear.

La idea de salir con él me emocionaba, debo de admitir que estoy nerviosa, no pensé que él iba a aceptar.

Él me está esperando.

—Bien, doy por terminada nuestra clase. Que tengas un buen fin de semana.—Sonreí, ya era la hora.

—¡Por fin! Ya quiero irme, no puedo esperar.

—Siempre quieres irte rápido.—Volteé los ojos en broma.—¿Te acompaño afuera?

—Oh, no es necesario solo voy al salón del consejo estudiantil.—Iba a buscar a Tomioka.

—¡Qué coincidencia! Yo también voy para allá, ¿Vamos?

Salimos caminando hacia las escaleras, charlamos un poco hasta que llegamos a la puerta del salón.

—Listo señorita, aquí estamos.

—Bueno Kyojuro, yo te dejo, tengo que ir con-...

No pude terminar mi frase porque la puerta se abrió de golpe y chocó en mi cara.

—Oh por dios, ¡perdón ______! No te ví.—Sabito agarró la puerta y trató de sobarme el rostro.—Mira el lado bueno, rinoplastia gratis.

—Auch, ¿estás bien?—Tomioka, que estaba detrás de Sabito se acercó a verme.

El pelinegro tomó mi rostro con delicadeza, por suerte no me había pasado nada.

—Sabito, a las chicas no se les trata así.—Para rematar, Rengoku miraba la escena con algo de gracia.—¿Te lástimaste?

Los tres me miraban con preocupación y me hacían sentir nerviosa.

—C-chicos, estoy bien, gracias.—Tomé la mano de Sabito y la alejé de mi cara.—No te preocupes Sabito, fue un accidente.

—Mil disculpas.—El ojimorado hizo una reverencia.—¿Y a todo esto, que hacen ustedes dos aquí?

—Vine por...¿Tomioka?—Miré al pelinegro, ambos manteníamos contacto visual y eso me hizo sonrojar.

—Y yo la acompañé al salón, ¿A dónde van?

—Yo iba a ir con ______ a la plaza a comer helado.

—Wow, como una cita.—Sabito soltó sin más.—Chicos, ¿Cuándo serán novios?

Si antes estaba roja, ahora mi cara seguro era un tomate ardiente.

—______, le haces competencia al sol estás rojisima.—El ojimorado reía ante mi vergüenza.

—Y no creo que ______ sea la única.—Los tres volteamos a ver a Tomioka, que también estaba muy rojo.

—Chicos, n-no es una cita, calmense.—El pelinegro trató de excusarse sonando no tan convincente.

—¿Estás seguro Tomioka?

—Seguro.—Respondió el chico.

—Entonces, si es SOLO una salida, ¿Puedo acompañarlos?—Sabito preguntó con una sonrisa mañosa.

Suspiré con algo de cansancio.

—No.

—Si.—Respondí.

Volteé a ver al dueño de la voz.

—Digo, s-si.—El pelinegro se miraba apenado.—Perdón, me ganaron los nervios.

—¡Oh! ¡Oh! Yo también quiero ir, ¿Puedo?

¿Y desde cuándo estos dos estaban en el plan? No lo sé.

Me sentía algo mal por rechazarlos, ambos eran mis amigos. A la par quería invitarlos, pero también quería que solo estuviéramos Tomioka y yo.

Además, solo somos 4. Una salida pequeña no hace mal. ¿No? Él y yo podíamos estar juntos y ellos dos que fueran por su lado.

Pues mejor me trago mis palabras.

—¡Genial! Vamos.—Sabito y Rengoku iban enfrente de nosotros, guiando el camino hacia la salida.

Por mi parte, volteé a ver a Tomioka.

¿Estás bien con esto?—Tomioka susurró a mi oído, su aliento hacia cosquillas con mi cuello.—Pensé que, eh bueno, olvídalo.

Lo sé, pero yo tampoco sabía que hacer. Perdón, se supone que solo íbamos tú y yo.

Debí haber dicho que no, pero era tarde para eso.

—No te preocupes, saldrán bien las cosas. Somos pocos. Es una salida.

No había remedio.

Bajamos a la planta baja y justo nos topamos con otra persona.

—¿Kanao? ¿Aoi?— Las miré a ambas, era tarde para que siguieran en la escuela.

—Hola a todos.—Las chicas saludaban con respeto.—¿______, a dónde vas?

—Vamos a plaza.—Rengoku respondió por mí.

—¿¡Podemos ir?!—Ambas expresaron con total interés.—Hace una semana salió la nueva colección de ropa de Shasa y Bershka.

—Ehh, si quieren, vamos y ustedes buscan sus cosas.—Suspiré, estás chicas eran muy fan de la ropa.

Y así como Sabito y Rengoku se unieron a nuestro plan, ahora Kanao y Aoi iban con nosotros.

Caminamos hacia la salida del edificio.

—Esperen.—Tomioka paró a todo el grupo.—Dejé mi celular en la mesa, no tardo.

El pelinegro salió corriendo hacia las escaleras y nosotros nos quedamos esperando a que regresara.

—Mmmmm.—Me quedé mirando hacia un punto fijo hasta que noté que alguien me estaba saludando.

—¡______! Hola, ¿Cómo estás?—El chico que me había saludado no era nada más ni nada más que Tanjiro.

Tanjiro Kamado era otro chico de mi salón que iba en la secundaria junto con Kanao.

—Tanjiro, h-hola.—Kanao saludaba al chico con algo de pena.

Ah, y también es el crush de Kanao.

—Bueno, ya regresé.—Tomioka traía su celular en la mano. ¿Nos vamos?

—¿A dónde van?—Tanjiro preguntaba con curiosidad.

—Vamos a la plaza.—La chica de ojos azules respondió.—¿Quieres venir?

—¡Claro! Si no les molesta, ¿Puedo ir?

—Creemé, eres muy considerado Tanjiro.—Dije entre suspiros.—Vamos, se hace tarde, ¿Cuántos somos?

—7, y ¡8 conmigo!—Otro chico salió de los arbustos, asustando a todos..

—¡Ahh! ¿Inosuke?—El pelirrojo hizo una mueca de confusión.—¿Qué haces ahí?

—Me caí del segundo piso persiguiendo una paloma, JA JA JA JA.

—¿¡Cómo sigues vivo!?—Tomioka hizo la misma pregunta que tenía en mente.

¿Qué chuchas le pasa a todo el mundo hoy?

Por cierto, Inosuke Hashibira es otro estudiante. Va en el mismo salón que Aoi.

Me acuerdo de él solo porque ella me cuenta de sus travesuras en clase. Ahora entiendo el porqué piensa que es muy raro.

—Wow, ahora somos muchos.—Kyojuro, que estaba a mi lado trataba de ver al resto.—Este pequeño plan se convirtió en salida grupal.

—Ni que lo digas.—Traté de guardar calma.—Chicos, vámonos ya.

Todos nos fuimos caminando de la escuela hacia la plaza.

...




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