Nueva representante

—______...

Mis pensamientos daban vueltas. ¿Por qué todos me andan viendo? ¿Tengo algo en la cara?

—______, hey, contesta.

Alguien me llama. ¿Por qué llevan sombreros de carpa y un mostacho? ¿Qué está pasando?

—¡______!, ¡DESPIERTA!—Me levanté de golpe ante los gritos de mi compañera.

—¡Presente!—Alcé la voz antes de mirar bien que estaba pasando.

—Muy tarde, ya todos se han ido. Es recreo.—Volteé a ver a los lados.

—¿Me quedé dormida toda la clase?

—Si, y limpiate la baba que se te anda escurriendo.—Me froté la cara con mi suéter.— Vamos, se hace tarde para comer.

—Espera Kanao, tengo que buscar a Tomioka, él me iba a dar algo.

—¿Tomioka-san, el presidente?—Asentí levemente.—¿Y desde cuándo tú y él tienen algo que ver? Que yo sepa antes te llevabas mal con ellos.

—Si si, pero eso fue antes. Yo solo me llevo con él. Bueno, no necesito darte más explicaciones. Te alcanzo al rato, ¿Va?

Ví como Kanao se iba extrañada. Era razonable, sabe las malas rachas que yo tuve con el consejo estudiantil.

Kanao Tsuyuri es mi compañera desde secundaria, y pronto se convirtió en una de mis amigas más cercanas. Me conoce desde hace tiempo.

Dejando de lado, caminé por los pasillos hasta llegar a la oficina del consejo. Bueno, al salón.

Abrí la puerta con algo de nerviosismo. La verdad el salón era algo intimidante.

—¿Buenas?—Asomé mi cabeza a ver si estaba Tomioka, pero no había nadie.

Entré al salón, supuse que él estaba ocupado. Me imagino que algún profesor lo fue a llamar.

Me acerqué al escritorio, habían varios papeles que no entendía y algunas cosas confiscadas de los alumnos.

—Si buscas que te devuelvan algo tienes que esperar a la salida. No puedes agarrarlo.—Solté un brinco al escuchar una voz en mi espalda.

—¡Jesús!—Volteé a ver quién era.

Era una chica de estatura baja, de cabello corto y algunos mechones morados. Es bonita.

—Perdón, pensé que no había nadie y me asusté..

—Chica, no puedes entrar aquí sin permiso. Si agarraste algo, devuelvelo.

—¿Perdona?

—Por favor, si no eres del consejo no puedes entrar, salte y deja las cosas en su lugar. Tomar algo sin permiso es malo.

—Pero si no agarré nada. Lo prometo.—Alcé los brazos para que viera que no tenía nada en mis manos.

—Uhhh, seguro.—Su tono de voz era amable, pero a mí parecer sonaba algo fingido.

—No estoy mintiendo, por cierto, ¿Cómo te llamas?—Guardé la calma, no había razón para pelear, ¿No?

La chica se quedó callada un segundo.

Kocho Shinobu, ¿Ahora sí podrías irte por favor? Y no trates de husmear nuestras cosas.

—Haber, te he dicho que no andaba agarrando algo.—No pude evitar alzar un poco la voz, traté de no sonar grosera.—Solo vengo a buscar a alguien.

—¿A quién?

—A Tomioka Giyuu.

—¿Tomioka-san? Si tienes algún pendiente de la escuela puedes dejar un recado, él no está ahorita mismo.

—Esta bien, ¿Al menos puedo esperar a que regrese? El me dijo que venga a buscarlo..

—Pero no puedes estar aquí adentro. Mucho menos si estás sola..- Un ruido de afuera interrumpió la conversación.

Ambas volteamos a ver quién era. Era Tomioka.

—Tomioka-san.—La chica pelimorada se acercó a ayudarlo a agarrar sus cosas.

—______, estás aquí.—Tomioka agarró mis hombros con cuidado. Su tacto era suave y no pude evitar sonrojarme.—Cierto, las hojas. Dame un segundo.

—Tomioka-san, ¿Conoces a esta chica?

—Si, ¿Todo bien?— Asentí.

—Esta chica ha entrado al salón sola, y temía que fuera a agarrar algo. Le pedí que saliera del salón.

—Déjala, no hizo nada.—Aclaró su garganta.—Kocho, no te preocupes, yo le dije que viniera y no tendría por qué robar algo, ¿Cierto, ______?

Traté de sonreír como respuesta, pero Kocho no me devolvió la sonrisa.

—Mmmm, Tomioka-san, sabes perfectamente que no podemos dejar pasar alumnos si no hay nadie cuidando aquí, reglas son reglas.

—Bueno, en eso tienes razón, aún así se merece una disculpa.

Hubo un silencio incómodo.

—En ese caso me disculpo...¿ ______? Si era así que te llamabas...

—Uhhh, seguro.—Repetí sus palabras para regresarselas.

No soy rencorosa, pero su actitud me había molestado un poco.

—No debí entrar así nada más, solo fue un mal entendido.

—Bueno, entonces todo está bien. ______, tus hojas.

—Gracias.—Agarré las hojas con algo de desgana.—Ya me voy, adiós.

Giré la manija de la puerta para irme y dirigirme a la cafetería.

—Espera.—Tomioka había salido del salón al pasillo.—¿A dónde vas?

—A la cafetería, ¿Por?

—¿Estás enojada?

—No no, solo que no quiero llevarme mal con nadie y mucho menos con ustedes. ¿Sabes? Solo quiero llevar la fiesta en paz.

—No fue tu culpa.—Sus ojos posaban sobre mí.—¿Te acompaño a la cafetería?

—¿Va a caer un rayo hoy?—Reí.—Los milagros son reales.

—Yo también quiero comprar algo.

Caminamos por la escuela mientras platicábamos.

—¿Kocho te asustó?

—No, solo que no sé. Su trato fue algo frío.—Lo miré de reojo. —A ella no la conocía de la escuela, mucho menos del consejo estudiantil, con suerte conozco a los de mi salón.

—Bueno, porque es nueva. Salió como representante de su clase y ahora está con nosotros.—Es muy atenta e inteligente.

—Quizás si...—Sentí un ligero nudo al escuchar esas palabras.— Pero no importa, gracias por ayudarme.

—Sabes que cuentas conmigo ______.—Su tono de voz era dulce y eso me animaba.

—Oh, ya llegamos, vamos.

Tomioka me acompañó a la cafetería a comprar y luego cada uno fue por su rumbo.

...

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