Extra: Barbie (Si es cap)

—Come on, Barbie, let's go party~

Tanto Tomioka cómo yo gritabamos la canción a todo pulmón.

—IM A BARBIE GIRL, IN A BARBIE WORLD~

—LIFE IN PLASTIC, IT'S FANTASTIC~

Obvio, el cantaba más fuerte que yo.

—Come on, Barbie, let's go party~

—AH AH AH YEAAAAH~

Atrás de nosotros venían Sabito y Rengoku cantando juntos.

Estabamos emocionados de ver la nueva película de Barbie (COF COF ya salió hace tiempo COF COF). Invité a mis 3 amigos más cercanos a pasar a verla.

Aunque es la cuarta vez que la veo, no importa.

—No sabía que manejabas Tomioka.

—Pronto cumpliré los 18, ya tengo licencia de conducir.

—¡TOMIOKAAA! Yo siempre era tu fiel copiloto, me dejaste por otra.—El chico de orbes morados gritaba con lástima.

Ah, cierto. Me olvidé decir que YO LE GANÉ SU LUGAR A SABITO, MUAJAJAJA.

Pero esa historia la cuento yo.

...

(Horas antes)

Hace rato le hablé a Tomioka para decirle si quería ir al cine a ver una película. Tomioka dijo que sí hace 20 minutos y dice que ya viene para mi casa.

Ahora estaba esperando en mi sillón a que pasara por mí.

—Hija, portate bien.—Mi mamá me veía con una sonrisa.—¿Es tu novio?

—Pronto mamá.—Le respondí en modo de broma, pero conociendola capaz se la cree.—NO NO NO ESTOY JUGANDO.

—¡Ay, tocaron el timbre!—Mamá salió a abrir la puerta.—Debe ser él.

Para este punto de mi vida mi mamá se emociona cada que le cuento de un chico. Ella cree que siempre he estado sola, que triste.

Normalmente sería al revés, pero bueno.

—Hola Giyuu.—Me asomé a la puerta para saludarlo.

Acordamos de ir vestidos de rosa, así que él llevaba una camiseta rosa, un moño en su cabello también de ese color y unas zapatillas negras que lo hacían verse bien. Daba aires de Ken.

—Que lindo muchacho.—Mi mamá apareció a mi lado. Los presenté a ambos.—Cuida bien de mi hija, ¿Okey?

—Mamá, ni que me fuera a perder.

En cambio yo llevaba el único vestido rosa que tenía, unos tenis blancos y mi cabello amarrado en un listón.

—Es que estás divina.—Sonreí con pena, Tomioka solo se limitó a reirse en silencio.—Bueno chicos, diviertanse.

Cerré la puerta, viendo que Giyuu seguía con esa sonrisa juguetona que me hacía sonrojar.

—Que divina te ves.—Le dí un codazo al chico.—¡Oye! Lo decía en serio.

—Mhhh—Me limité a mirarlo.—Como que ya agarraste mucha confianza, ¿eh?

Caminamos por la banqueta antes de llegar a su carro. Mamá nos miraba por la ventana.

—Dios mio.—Saludé a mi mamá por última vez antes de que cerrara las cortinas.

Me subí al carro en la parte de atrás y nos fuimos para ir a nuestro próximo destino.

—Entonces... ¿También Sabito y Rengoku van con nosotros?

—Los invité a ambos, ¿Te molesta?

—Para nada.—Me miró y siguió manejando.

Ya después de un rato pasamos por la casa de Rengoku y al final fuimos a traer a Sabito de su trabajo.

Obvio, también estaban vestidos de rosa, si no los iba a regañar.

—Ay chicos, mis compañeros de trabajo en la cafetería se burlaron de verme vestido así, decían que parecía niña.—El ojimorado suspiraba.—No entienden lo bello que soy u_u

—No te preocupes Sabito, te ves increíble.—Le dije con una sonrisa.

—¡Son chicos de masculinidad frágil!—El de orbes rojos gritaba con orgullo.—Los colores no tienen género, además te queda muy bien ese tono de rosa.

—Bien dicho.

Reímos los tres al uniso.

—Oigan, ¿y por qué nadie está sentado adelante de copiloto?—Rengoku preguntó con curiosidad.

—No lo sé, ¿Va venir alguien más?

—No invité a otra persona.—Dije.

Si es cierto, me hubiera sentado adelante.

Tomioka se estacionó a un lado de la calle.

—El primero que se siente adelante le invito sus palomitas.—El pelinegro dijo sin más.

Sabito y yo nos quedamos mirando el uno al otro.

Rápidamente salimos del carro para ganar el lugar del copiloto. Terminamos forcejeando por el puesto.

—¡Es mi derecho del lugar! ¡QUITAAA!—Sabito trataba de subirse pero yo se lo impedía.—¡ATRÁS, GATAROMPE HOGARES!

—¡Sabito!—Giyuu regañó al chico.—No le digas así.

—NI MODOOS, TÓMALA EN TU CARAA.—Me subí al carro y Tomioka cuidó que no me fuera a lastimar con el asiento. 

—La apoyas a ella, que indignación.—Ahora el ojimorado me miraba con reproche.—Te dejaré ganar por esta vez, pero él es mio u_u.—El chico se subió a la parte trasera.

Tomioka volvió a reanudar su manejo y yo solo me limité a sacarle la legua al mayor.

...

(Actualidad)

—¡Que determinación tenían ustedes dos por el lugar del copiloto!—Rengoku reía a carcajadas.

—Es que no entiendes lo valioso que es este asiento.—Me volví a reír por lo que había pasado antes.

Después de un rato llegamos a la plaza, estaba llena.

—Adelantense, yo tengo que buscar lugar para estacionarme.

Dejamos a Tomioka en el estacionamiento y entramos en dirección al cine.

Mientras ibamos caminando, algunas chicas se quedaban viéndonos con cara embobada.

—¿Por qué nos miran así?—Pregunté curiosa.

—No lo sé, quizás por el bombón que tenemos a lado.—Dijo Sabito.

Rengoku capturaba las grandes miradas de la mayoría de las personas que pasaban por ahí.

Un chico algo fornido con un buen rostro, un buen cuerpo y una camisa rosa que le queda espectacular no era de menos para pasar desapercibidos.

—Wow, quien diría que él atrae a tanta gente, ¡Y es de nuestra edad!

—Una vez en un parque me rodearon pidiendo autógrafos, ¡Pensaron que era una celebridad!—El mayor respondió.—Estoy algo acostumbrado a tanta atención.

—¿Y no te molesta?—Me giré a verlo, pero antes de hacerlo me caí de espaldas por una persona.

Era una chica que se acercó sin previo aviso. Me empujó sin querer.

—¡Auch!—Traté de levantarme.

—¿Estás bien?—Sabito se puso de mi lado, mirando mal a la chica que ni siquiera se molestó en verme.

Ella nos ignoró a ambos.

—¡Hola! Eres muy guapo, ¿Me puedes pasar tu número?—La desconocida se acercó demasiado al rubio, poniendo algo incómoda la situación.

—Me gustaría dartelo.—Rengoku respondío con una sonrisa.—Pero a la chica que acabas de empujar es mi amiga, y yo no doy mi número a personas groseras.

Su mirada pasó de ser amable a una de enfado. Jamás lo había visto así. 

Debo de admitir que da algo de miedo verlo de esa forma, y creo que la muchacha pensó lo mismo como para salir corriendo.

—¿Puedes pararte?—Kyojuro me preguntó con preocupación.

—Creo que me torcí el tobillo.—Traté de moverlo pero me dolía y mis muecas lo demostraban.

—¿Qué hacemos?—Sabito me miraba con inquietud.—Hay que ver si no te lastimaste un tendón o algo.

—¿Y la película? :c—Miré a ambos chicos.

—Eso será después querida ______, primero veamos tu pie.—¿Puedes caminar?

—Creo que s-... ¡Ahhh! ¡Rengoku! ¡Bájame!

Kyojuro hizo caso omiso a mis súplicas, y me llevó cargando al estilo princesa hasta llegar a un banco para sentarse.

Era vergonzoso que los presentes nos vieran de esa forma.

—Quitate el zapato.—El ojimorado me agarró con cuidado.—¿Qué pie te duele?

—El izquierdo.

Me quité el tenis junto a la calceta, al parecer mi pie se veía bien.

A lo lejos miré a un pelinegro caminar hacia nuestra dirección. Se veía extrañado y luego su mirada se volvió de preocupación al verme sentada.

—¿Qué te pasó?—Sabito se hizo a un lado para que Tomioka pudiera pasar.

—Una chica trató de pedirle el número a Rengoku y empujó a ______, haciendola caer mal en su pie.

Giyuu se veía furioso. Volteó a ver al chico pelirojo con molesta.

—Tranquilo Tomioka, el me defendió.—Dije alzando los brazos para que no se enojara más.—Kyojuro no tuvo la culpa.

—¿Y ya te pusieron algo?

—En eso estaba, iba a decir que voy al super a comprar una crema.—El ojimorado nos miraba a todos.—No se vé lesionado, solo fue una pequeña caída. Rengoku, acompáñame.

Kyojuro no se veía seguro de querer dejarnos pero asintió y se fue junto a Sabito al supermercado.

Tomioka y yo nos quedamos sentados.

—Oye... Dame tu pie.

Me sorprendí por su petición.

—¿Seguro?

—Si, te lo voy a sobar.

Alcé mi pierna hacia las de él y mi pie para que él me lo sobara.

—Dime donde te duele y trataré de hacerlo suave.

Era extraña esa sensación de sentir sus manos frías en mi tobillo, pero con cuidado sobaba mi pie. Lo miré por un rato.

—Debí de ser más cuidadosa.—Dije.

—No es cierto, no es tu culpa.—Tomioka no me miraba.—Si yo hubiera estado ahí contigo no hubiera dejado que te pasara esto.

—No es para tanto Tomi...—Respondí con una sonrisa sincera.—Además estoy bie-... ¡ay ay ay!

—¿No que no era para tanto?—Lo miré nerviosa.—Listo, solo falta esperar a que vengan con la crema.

No tardaron mucho en llegar con una bolsa del super, una venda y unas cuantas cremitas para el dolor.

—Perdón chicos por la tardanza.

—No fue nada.—Respondí, ellos están haciendo el favor de comprarla.

—No sabíamos cuál elegir y la señora de la farmacia estaba intentado coquetear con Rengoku, así que agarramos todas las cremas que habían por ahí.

—Prueben con esta.—Tomioka señaló una caja entre todas.—Esa la uso yo cuando me lesiono algo.

Sabito se agachó a ponerme la crema y luego vendó el pié con delicadeza.

—Listo, como nueva.—Sonrió.—Trata de pararte despacio.

—Ya no me duele tanto.—Entre los dos chicos me sostuvieron para mantenerme de pie.—Gracias, son muy amables <3

—Entonces, ¿Qué esperamos? ¡Vamos a ver la película!

Caminamos un poco más lento de lo normal hasta llegar al cine junto a las carteleras. Tomioka me llevaba despacio agarrandome el brazo.

—Vayamos a lavarnos las manos, Rengoku quédate con ______.—El chico asintió.—Tomioka, ven conmigo, los dos agarramos patas.

El ojimorado se llevó a rastras al pelinegro, mientras los veía me reía de sus rostros.

—¿Vamos a hacer fila?—Kyojuro me miraba espectante y yo asentí.

Caminamos hacia el mostrador encontrandonós con la misma cajera de la otra vez.

—Queremos boletos para ver barbie.

—¿Vienen en una cita?—La chica nos veía sonriendo.

—Oh, no no, venimos con otros amigos.—Son 4 boletos por favor.

Saqué mi cartera para pagar los boletos pero Rengoku me detuvo.

—No te preocupes señorita, yo invito.—Kyojuro le dió el dinero a la chica y le pasó los boletos.

Ahora solo quedaba hacer fila para las palomitas. Los dos chicos que habían ido al baño regresaron con las manos limpias y nos formamos en la dulcería.

Bueno, como soy un hombre de palabra te pagaré tus palomitas.—Tomioka susurró a mi lado.— También les compraré una para ustedes chicos, compartan entre los dos.

Sabito y Rengoku sonrieron.

—Yo te daré de las mías.—Hablamos a la cajera y nos trajo las 2 cajas de palomitas.— ¡Oh, espera, mira!

Había un bote rosa de Barbie en exhibición y me había gustado. Lo voy a comprar.

—Disculpe, ¿Me vende el bote rosa por favor?

—No hay en venta, se acabaron hace días.—La cajera respondió con seguridad.

—Pero señora, acabo de ver a uno de los trabajadores con el mismo bote de Barbie hace rato.

—...—Serían 120 pesos por el bote.

—¡Gracias!—Pagué por el y sonreí con sarcasmo, esa señora seguro se quería quedar con el último. 

Agarré gel para manos y dimos los boletos para entrar a la sala. Pasamos en silencio hasta llegar a nuestros asientos. Esta vez Sabito se sentó a lado de Tomioka, y yo quedé en la esquina.

Rengoku - Sabito - Tomioka - yo

Pasaron los minutos y la película comenzó. Durante un rato observé sus reacciones para ver que era lo que decían, haber si no se ofendían con los chistes.

Pero al parecer fue al revés, ellos captaron casi todas las indirectas y hasta se burlaban de ellas.

—AJAJJAJA, soy tan yo con el duolingo.—¡Vamos barbies, ustedes pueden!

—La casa de mi padrastro parece una mojo dojo casa house.

—Nunca entendí porqué dicen que las chicas se ven mejor sin lentes, si van a estar sin ver bien mejor no se los quiten, son bellas así como son.—Tomioka dijo reflexivo.

Sonreí con felicidad. En definitiva había elegido bien a mis mejores amigos.

Pasó el tiempo y ya estabamos casi al final de la película.

—no llores, no llores, no llores...—Escuchaba al ojimorado sollosando.—¡Es que es tan bella! Barbie no necesita tener a nadie para ser feliz. 

—Awww, que tierno.—Agarré su manita.

Cuando terminó la película salimos del cine conmovidos.

—¡Estuvo hermosa! ¡SOMOS KENOUGH!—Rengoku gritaba con felicidad.—Sabito y Tomioka-san ustedes son suficientes hermanos.

El mayor agarró a los dos en un gran abrazo, era muy chistoso verlos.

—Pkksss.—Los miraba a los tres con diversión, especialmente a Tomioka que me miraba con dulzura.

—Tu también eres suficiente, eres perfectamente imperfecta como eres ______. No cambies por nadie.

—Gracias Tomi, eres el mejor.

Asentí y nos fuimos a pasear a la plaza hasta que nos fueramos a nuestras casas.

...

¿Les gustó la película? ¡A mi sí!

Menos mal escribí este episodio porque fue muy divertido de hacerlo. Doy gracias a wxferq_15 por la idea, muak-

Como ya vienen mis clases pronto tendré menos tiempo para escribir u_u

Pero bueno, ¡Nos vemos!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top