¿Enfermo?
—El está... ¿Enfermo?
Tomioka ya tenía un par de días sin venir a la escuela. Él siempre es tan puntual y más al tener la responsabilidad del presidente. Nunca falta a clases al menos que sea importante.
O eso creo.
—Si, está mañana avisó que no vendría. Al parecer no se siente muy bien.—El chico al que le pregunté me sonrió amablemente.
Su nombre al parecer era Sabito. No estoy segura que me ubique, pero siempre lo veo junto a Tomioka en los recesos.
Me imagino que son amigos cercanos.
—¿Y...sabes cómo está ahorita? ¿Ya mejoró?—Recordé la llamada de antier, su voz no sonaba muy bien.
—A decir verdad no lo he ido a visitar, tengo muchos pendientes que hacer.
—Oh...ya veo.
Ya decía yo que algo pasaba. Y peor aún, no había terminado de escuchar lo que iba a decirme ese día. Debí haber preguntado después .
—Hey, yo no tengo mucho tiempo de ir a verlo, pero, ¿Qué tal si vas a su casa?
—¿Seguro? ¿No se molesta?
Si no dijo nada Tomioka fue por algo, hay que ser prudentes.
—No lo creo, si me preguntas por su él es por algo. Además solo lo irás a visitar.—Su voz era cálida y calmada, por alguna razón me daba confianza en lo que decía.
Solo hay un pequeño detalle...
—No sé dónde vive.
Se su calle, no su casa. No soy tan stalker.
—Te puedo dar su dirección. Si lo llegas a ver, por favor avísame como está. Una vez que me desocupe de la entrega de formularios de las academias, iré a su casa.
—Espera, ¿Estás en el consejo?
—Algo así, soy el suplente del consejo. Si alguien falta, yo me encargo del trabajo.
Es bueno saberlo, al menos Tomioka tiene ayuda cuando no está.
— Emmmm...—Aún así, no estaba segura si debía ser yo la que vaya a visitarlo.
—¿Pasa algo?
—De casualidad, ¿Le das la dirección de la casa de tu amigo a cualquiera?
Suena rara mi pregunta. Pero no me cuadra el porqué él me daría un dato así.
—No.
Su rostro pasó a tener un tono más serio, sin llegar a ser grosero ni descortés.
—Entonces, ¿Cómo...?
—No tengo explicación alguna a tu pregunta, sin embargo, sé que eres buena persona. Después de todo eres la única que preguntó por él aparte del consejo y de sus amigos. Me imagino que él y tú se llevan bien, ¿no?
—Algo así, supongo.
Al menos ya me habla. Igual me cuesta un poco hablar con él fuera del celular siendo tan cerrado.
—Perfecto, si quieres los datos te los paso en mi celular.
—¿Tienes número de teléfono?
Pregunta tonta, obvio que tiene.
— Sip, es *********
Una vez guardado su número y enviada su ubicación...
—Vivimos algo cerca.—Alcé mi vista para ver su reacción.
—¿En serio? De haber sabido antes que son casi vecinos, te hubiera dicho sí querías verlo juntos.
—Tenía una idea de dónde quedaba su casa masó menos, pero ahora ya sé cuál es.
Y pues mentira no es.
—Genial, al menos ya sé que tiene un conocido cercano. Me será más fácil en caso de emergencias, ¡Gracias!
Sabito es una persona muy amable conmigo pese a conocernos muy poco.
En contraste a la personalidad de Tomioka cuando lo conocí por primera vez.
—¿Por cierto, cuál es tú nombre? ¿O cómo te gusta que te digan?—En su mirada se notaba una cierta emoción.
Sus ojos son de un color púrpura, muy lindos por cierto.
—Solo llámame ______.
—¡Es un gusto ______! Lo siento si no me queda más tiempo, tengo que irme, ¡adiós!
Apenas parpadeé y Sabito ya se iba caminando en dirección opuesta.
—¡Espera!—Grité no tan alto con tal de que solo él me escuchara.
Volteó a verme, esperando a que dijera algo.
—¿Cómo sabes qué soy una buena persona? Ni me preguntaste si soy amiga de Tomioka.
Observé su rostro. Sonrió.
—Los ví juntos la otra vez en el salón de artes. Tomioka no le dirigiría la palabra a alguien si no le cayera bien.
¿Qué?
Acaso, ¿Nos vió?
DIOS, QUE PENAA
—¡Nos vemos ______!
Se alejó sin más. Mi cabeza está a mil por hora intentando no morirme de vergüenza.
Definitivamente iba a ver a Tomioka está tarde.
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