Cántale algo

Día 5

Tomioka y yo nos alejamos un poco de la casa para ir a explorar el campo. Necesitamos recursos y ya hemos acabado un poco cerca de nuestra zona.

—¿Qué te falta para terminar la casa?—incliné ligeramente mi cabeza para acomodar los cabellos que se vienen a mi cara.

—Madera de abedul y mUuucha piedra.

—Pareces vaca, beeeee~

—¿Ese no es el sonido de las ovejas?

Nos fuimos de nuevo en bote para ir más rápido.

No nos costó mucho llegar a un gran bosque de abedul.

—Ahí lo tienes, tala bastante. Plantaremos los árbolitos por la casa para obtener más.

Con nuestras Skins, talamos un rato más hasta obtener casi 3 stands enteros de troncos de abedules.

—Ya me canseee.—Me quejé de dolor de dedo.

—Yo creo que con esto alcanza. Ya hasta me duele la mano de tanto picar.

—Descansemos.

Me estiré en mi asiento un poco luego de asegurarme que no esté mi personaje en peligro.

Poner tierra y hacer un hueco en el suelo es mucho más efectivo de lo que pensaba.

Aunque ahora tengo otro problemita.

Tengo el pie dormido.

—Semedurmióelpieayuda.

—¿Qué?

—Que me dió calambre.

—Ah, sobate.

Me paré con algo de dificultad de la silla para despertar mi pierna.

—No sirveee.

—Pues que hago, estoy en una pantalla a 3 cuadras de tu casa.

Por si no sabían somos casi vecinos.

Digo casi porque de igual manera me queda un poco lejos. Las cuadras de la calle son algo grandes.

Eso lo acabo de descubrir ayer. No pregunten como.

—No lo sé, cántale a mi pie feliz cumpleaños o yo que se pero, ¡Duele mucho!—Sin pensarlo mucho, respondí 2 veces con algo de sarcasmo.

Porque dios mío, la sensación de hormigueo es estresante y no para hasta que te muevas.

Pero al parecer Tomioka no entendío del todo y empezó a cantarme feliz cumpleaños.

—¿Qué haces?

—F-feliz cumpleaños a ti...—Su voz sonaba algo tosca al momento de cantar. Se notaba que estaba muriendo de pena en ese momento.

—No no no, no me cantes literalmente. Solo era una expresión ._.

—¡Me hubieras dicho antes!

Indignado, se dió la vuelta y se alejó de donde yo me encontraba.

Ahora él es el que se enoja conmigo.

—No te vayas, aaaaaa-.

No respondió, pero sabía que me estaba escuchando.

Me siguió ignorando un rato hasta que se animó a volver a hablarme.

—De casualidad...-

—Dime, ya no te hagas la difícil -_-

—Ví una casa arriba de nosotros como una cabaña rara con un muñeco que camina chueco.

—No te entiendo.

Que se fuma este tipo que no invita.

—¿Una casa?—Volteé a ver a todos lados.

—Si si, y vi unas personitas narizonas afuera de ella.

Ahhhh...

—¡ALDEANOS! Hay una aldea cerca. Cuál casa y no se que tanto, esa es su villa.

—Ohh, no sabía ups. Vayamos mañana a registrarla, ya es tarde.

Efectivamente, ya eran casi las 9 de la noche y teníamos que ir a la escuela. Rayos.

Y yo que quería seguir.

El tiempo se pasa muy rápido cuando jugamos juntos.

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