Capítulo 9: "Salida de amigos"
No les daré muchos detalles de lo que pasó a continuación, porque me avergüenza decir que tuve que caminar por un pasillo lleno de estudiantes donde todos se nos quedaban observando con una expresión de burla en sus rostros, y no los culpo.
Con un disfraz así, hasta yo explotaría en carcajadas. Aunque bueno, no me sentí tan mal porque no fuí el único que había hecho el ridículo.
Llegamos al aula como la profesora lo había pedido, checó nuestros disfraces, contó las medidas, alguno que otro detalle y finalmente tomó una foto mientras reía.
Aveces me pregunto porque tengo que estar pasando estás calamidades cuando ahora mismo podía estar estudiando en casa con tutores a mi lado. Y ni eso porque tengo la capacidad de lograrlo solo, no es que esté alardeando.
—Ah...— suspiré cansado.
Tomé el disfraz de baguette y lo guardé en una bolsa para llevarlo a casa y lavarlo, no podía utilizarlo al otro día como estaba actualmente. Lleno de humedad y moho.
De una vez me estaba preparando para la gran ridiculez que haría mañana. Y no es que fuera el fin del mundo pero... ¡Es el fin del mundo! Desearía poder enfermarme y no ir. ¿Y si lo hacía? ¿Qué podía hacer en estas últimas horas para amanecer mañana enfermo? ¿Y si lo inventaba?
No.
No podría, ese estúpido proyecto vale la mitad de la nota. Y por más que me doliera y mi orgullo cayera en lo más bajo, debía hacerlo por mi propio bien. Era eso, o quedarme en el trimestre.
—¿Está todo bien?— una voz me sacó de mis pensamientos. Volteé a mirarlo.
—Pensé que no te volvería a ver— le respondí— Si vienes en busca de la chaqueta, temo decirte que no la tengo, está en mi casa.
Otra vez este tipo. ¿Que pretende?
Me miró con una sonrisa que enamoraría a cualquier chica, ya saben de lo que hablo. Dientes tan blancos que hasta podían relucir, y labios perfectamente simétricos que cualquiera desearía besar. Era uno sonrisa típica que utilizaban los más agraciados para llamar la atención y hacer que cualquier chica cayera a sus pies.
—Sabía que nos volveríamos a ver— rió burlón— ¿Vienes?
Estábamos a las afueras del instituto, la mayoría ya se iban a sus hogares y muy pocos quedaban dentro, ya sea por castigo o deberes.
No entendí muy bien a su pregunta hasta que, con agilidad me tendió un casco y se dirigió a una motocicleta Yamaha de color negro que tenía parqueada en la acera.
—¿O te da miedo?— esbozó una sonrisa.
—Estás completamente loco si piensas que me subiré contigo a esa cosa— miré de arriba abajo su vehículo.
—Ja, no me digas que eres el típico nerd hijo mimado de papi y mami que lo cuidan más que a un tesoro— sacó las llaves de su bolsillo, y arrancó la moto.
Fruncí el ceño.
—En primer lugar, yo puedo hacer lo que yo quiera porque no tengo padres. Solo un hermano que confía plenamente en lo que hago— su rostro quedó pálido ante mis palabras. Les apuesto a que eso no lo veía venir—. Y segundo, no tengo que porqué subir a la moto de un desconocido.
Vi que guardó silencio por unos cuantos segundos, pensando en que decir.
Ja, yo gané.
—¿Piensas que soy una persona que te hará daño?— preguntó sarcástico— Por favor, lo único malo que te pueda pasar a ti es que alguien te secuestre y te obligue a hacer sus tareas.
¡Estúpido!
Apreté mis puños con fuerza.
—No tengo que porqué tener una discusión de estas contigo, ni si quiera te conozco, nunca te he visto y además no sé tu nombre, ¿Cómo es que supones que voy aceptar acompañarte en eso?— señalé cual cosa rara a la motocicleta.
—Interesante...— murmuró sonriendo para sí. Se apoyó en la manivela— ¿Es eso una invitación para conocernos?
Pestañeé confundido.
¿Qué?
—No... Eso no...-
—Te propongo algo, ¿Bien?— se enderezó—, No te llevaré a tu casa solo por hoy, pero a cambio de eso saldrás conmigo este fin de semana. ¿Te parece?
Bueno, ¿Y este quién se cree? ¿Cree que lo voy a decir que sí? Pfft.
Le lancé el casco orgulloso, y por suerte pudo atraparlo en el aire. Él solo rió. ¿Por qué tenía que ser tan egocéntrico?
—Ni de broma.
—Eso pensé— me guiñó el ojo y aceleró— No creo que esto termine aquí. Nos veremos después, Camus.
No me dio tiempo de contradecirlo cuando colocó su casco, arrancó y se fue.
Suspiré.
¿Cómo era que aún se acordaba de mí? Yo desgraciadamente sí lo recordaba porque aún tenía su chaqueta en mi casa, y no era tan olvidadizo para dejar pasar el hecho de que aún tenía algo que le pertenecía a un desconocido.
—¿Sales con él?
Evité dar un grito de sorpresa por la breve interrupción. Di la vuelta y Milo se encontraba mirándome indescifrable.
—M-Milo— articulé aún nervioso por su presencia— Me asustaste.
—Como no hacerlo cuando se veía que estabas bien ocupado—. Murmuró entre dientes.
¡¿?!
Me quedé sin habla.
—Eh... ¿Qué?— Ahora recordé que Milo no se llevaba con ese chico por una razón misteriosa.
—Nada— sacudió su cabeza como tratando olvidarse de algún pensamiento, y después me sonrió. ¿Cómo podía cambiar de actitud tan rápido?— ¿Quieres ir por un helado? Mis amigos también vendrán.
Lo pensé por unos segundos antes de confirmarle.
—Yo...-
—¡Hey, Milo! ¿Qué esperas?— Vi que un chico lo llamó desde lejos.— ¿Vas a venir o no?
—Espera un segundo, Aioria— respondió de vuelta. Me miró esperando una respuesta— ¿Entonces...?
—D-De acuerdo— afirmé aún no muy convencido. ¿Por qué justamente Surt no estaba aquí? Lo necesitaba, necesitaba que me diera apoyo y porras si podía.
Reí al imaginarlo con falda y pompones.
—¿Pasa algo?— me preguntó confundido y yo negué.
Llegamos hasta su grupito de amigos, y el saludó a todos como de costumbre. Me presentó ante todos, e increíblemente ellos me saludaron con alegría.
Para ser alguien distante con todos, me sentí cómodo con ellos.
—¿Tú eres el chico baguette, verdad?— preguntó uno de ellos y los demás rieron. Aunque no me lo tomé a mal, asentí— Te veías chistoso.
—Lo que uno tiene que hacer para pasar— suspiré.
—Soy Aioria— se presentó—, él es Shura, Death y Xander— les saludé.
—¿Todos irán?— preguntó Milo a mi lado. Uno de ellos negó—. Por cierto, ¿Dónde está Shaina?— miró a los lados.
Ah, así que así se llamaba.
—Ahí viene— sonrió.
Como lo supuse, era la novia. Una chica de estatura promedio, cabellos verdes como el pasto y una escultural figura. Llegó sonriente y le plantó un dulce beso en sus labios, a lo que él correspondió casi al instante.
Auch...
—Shaina, te presento a Camus. Creo que ya lo debes a ver visto— ella me miró confundida y después sonrió.
—¡Claro!— exclamó sonriente. Sus labios eran lindos, su piel era blanca pero no tanto como la mía. Traía consigo unos pendientes con forma de sol que se agitaban conforme hablaba— Tú eres el chico que ayudó a mi hermoso Milo en los parciales, ¿No es cierto?— vi como el aludido desvió la mirada avergonzado y ella rió discreta— Yo también te lo agradezco, definitivamente no quería verlo en el extraordinario.
—No es nada, supongo.— respondí.
—Me llamo Shaina. Es un gusto— estrechó mi mano— Siempre me pregunté porque eras tan reservado, pero vale, ahora estás con los mejores.
No podía odiarla por más que quisiera. Era una chica demasiado dulce.
—Creo que... Gracias.
Sonrió y después se dirigió a Milo.
—Si tú quieres ir, no hay problema cariño. Pero yo no podré ir, Marín pidió mi ayuda para un asunto muy importante.
—De acuerdo— la besó— Cuídate.
Ella asintió y se fue.
—Nosotros tampoco podremos— habló otro de ellos— Kanon y yo tenemos que ir a Music Shop por los pedidos que hicimos la semana pasada. Y estoy seguro que Xander no irá si yo no voy, ¿No es cierto?— rodó los ojos.
—Exactamente— él más bien parecía una chica. Su figura era muy delgada, con buena cintura y cadera, aunque no había que confundir esa apariencia delicada con una mujer, pues tenía entendido que era uno de los mejores de la resistencia.
—Yo sí voy, ¿Y tú, Shura?
—Sí.
—Entonces, ¡Andando!— exclamó emocionado.
El resto del camino fue solo risas, para ellos.
No era que sus chistes no me dieran risa, sino que no podía tomar la confianza suficiente para reírme de sus estupideces porque quedaría como un aprovechado o no sé. No quería que pensaran mal, por lo que solo me limitaba a sonreír de vez en cuando para no quedar catalogado como amargado.
Mientras Milo y Aioria iban más adelante riendo y haciendo bromas, increíblemente pude entablar una conversación decente con su otro amigo, Shura. Un chico mayor que ellos, era el que la llevaba la suave guitarra rítmica en la banda. Su aspecto era particular, sobretodo la tonalidad de su cabello, que no era verde ni negra, lo que lo hacía extraño pero genial, y no dudé en comentárselo.
Él es muy neutral, aunque eso no quita que sea simpático. En realidad, nos parecíamos más de lo que pensaba.
Finalmente llegamos a una heladería que estaba situada a unas cuantas cuadras del colegio. Era bastante agradable empezando porque el tema que habían utilizado para decorarla era de los años cincuenta, igual que la música que ambientaba. Los asientos eran azul con franjas blancas, y tenían varias imágenes ilustrativas de Marilyn Monroe y autos de esos años.
¿Por qué nunca la había visto?
—Sean bienvenidos, chicos. ¿Puedo tomar su orden?
Shura fue el primero en tomar asiento y yo le seguí sentándome en la orilla, mientras que Milo del otro lado quedó frente a mí.
—¿Alguna sugerencia?— Aioria sonrió.
—El helado de chocochips con galleta cremosa rellena de chocolate y turrón es la nueva tendencia— puso una mano en su cintura—. Pero, también tenemos el milkshake de fresa que contiene crema batida por encima, maní y una cereza. Aunque esto último pueden cambiarlo al gusto.
—Bien — Milo puso las manos sobre la mesa— , por mi parte tomaré el milkshake.
—Igual yo— comentó su amigo Aioria.
—La verdad es que yo no soy muy amante a las cosas dulces— me sinceré. Milo me miró—. Prefiero lo salado.
«Seguro por eso soy así» pensé.
—También tenemos batidos en agua con frutas— sugirió el chico.
—De acuerdo, uno de fresa y melocotón, por favor— respondí.
—¿Y tú, Shura?
—Prefiero el de chocochips.
—Cuatro órdenes en camino entonces— escribió un poco en su libreta, para después colocar un número en la mesa— Soy Lu, gusto en servirles— y se retiró.
—De acuerdo chicos, díganme qué hay de nuevo con la banda— empezó Milo.
—Kanon dijo que esta semana no estará en los ensayos porque la universidad lo tiene hasta el tope— mencionó Shura—, por otro lado DeathMask dijo que él no pensaba mover una sola cuerda del bajo hasta pasar el trimestre de matemáticas, pues su padre está furioso de que esté apunto de reprobar.
—Oh vamos, ¿Esto es en serio?
Bien, creo que quedaré excluido de la conversación por un rato. Aunque no es problema para mí. Mientras no me involucren en la charla preguntándome cosas, mejor. Prefiero solo ser un espectador.
Aunque...
¿DeathMask?
—Es el chico que se negó a venir— respondió Milo.
Rayos, lo dije en voz alta.
—¿Se llama así?— pregunté curioso.
Vi que Aioria negó.
—Su verdadero nombre sigue siendo un misterio para muchos. Algunos profesores lo llaman como Angelo, mientras que otros le dicen Alessio. «DeathMask» solo es un apodo que le pusieron por las múltiples colecciones de máscaras que tiene en su cuarto.
—Ya veo... ¿Ni si quiera ustedes lo saben?
Intercambiaron miradas un momento. Milo fue quien respondió mi duda.
—Nosotros sí pero... En realidad no le gusta que los demás lo sepan.
Comprendí al momento.
—Interesante— murmuré.
Justo en el momento llegó lo que habíamos pedido. Agarré mi batido y le di un sorbo.
Demasiada azúcar.
—En fin— suspiró Shura—, yo no tengo problemas para los ensayos, mis notas no van mal ni tengo complicaciones. El problema son esos dos, pues no vamos a poder avanzar en nada.
—Bueno... Aunque pudiéramos hacerlo, yo aún necesito seguir con las tutorías que Camus me está dando— me miró y yo bajé los ojos directo a mi batido.
—Vamos caballeros tampoco es un problema del todo, ya hemos ensayado mucho estos últimos días ¿No creen?— Aioria dió un sorbo al suyo—. Todo saldrá bien este fin de semana, estoy seguro. Lo presiento.
—En eso sí estoy de acuerdo.
—¿Tienen algo importante?— pregunté.
—Una presentación en el bar-restaurant de la GAM— me contestó Shura—. Es curioso que vayamos a tocar en un lugar al que solo permiten entrar adultos. Aioria y Milo son menores— vi que esbozó una ligera sonrisa.
—Si nadie lo sabe, no es delito.
Yo reí.
—¿Quieres venir?— su propuesta me desconcertó.
—¿Que acaso Shura no acaba de decir que la entrada de ese lugar es solo para adultos?
Enarqué una ceja. Puedo romper las reglas en ocasiones, pero eso no implicaba que me metería camuflado a un bar.
Dégel me colgaría.
—Si vienes como acompañante de la banda no— Milo se encogió de hombros.
—Sí, solo si es un acompañante— Aioria se giró a él— ¿Que no pensabas ir con Shina?
—No puede, me dijo que ese día iría con Marín de compras.
—Vaya, qué clase de novia te deja ese día tan importante por ir de compras— rodó los ojos.
—Vamos chicos, no molesten de nuevo con eso.
Ah caray, eso sí me interesa.
Nueva información que no se dará en cualquier esquina de la relación de Milo y su novia.
Bebí mi batido, y los observé en silencio.
—¿Y le dijiste verdad? ¿Le dijiste que si todo sale bien ese día cerramos nuestro primer contrato importante, verdad?— casi escupo de la impresión.
—Pues... no. Pero ¡bah!, ya después le contaré— ¡Por Dios, ya comprendí de lo que hablan!
Vi su expresión y pude notar que quiso restarle importancia al asunto. Pero no, no era así. Era una buena noticia para todos porque eso implicaba ir a ciudades cercanas a presentarse, y quizá, que los reconociera un buen manager, esa era la gran oportunidad que estaban buscando, hasta yo lo supe de inmediato. Y la única persona que podía estar ahí para Milo, no lo estaría.
—¡Entonces dile!
—Oh vamos, no es tan importante— murmuró—, no creo que lo sea para ella.
Me sorprendió, y unas inmensas ganas de abrazarlo me entraron.
Milo se merecía a una persona que le prestara la suficiente atención que él mismo le daba a las personas.
Oh por el amor a...
—¡Yo iré. Te acompañaré!— las miradas se enfocaron en mí, y me corregí—. Los acompañaré.
Me sonrío.
Y me sentí bien conmigo mismo, porque si no podría estar con él, y darle todo el amor que se merecía en una relación, al menos se lo daría como amistad.
Como amigos.
Solamente eso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top