cuatro
Lo despertó en mitad de la noche, su respiración entrecortada resonaba en la habitación en penumbras. La luz plateada de la luna, filtrándose a través de las cortinas, iluminaba el sudor que perlaba su frente.
La habitación de Lolita estaba sumida en una penumbra inquietante. Los destellos de la farola de la calle apenas lograban atravesar las gruesas cortinas, dejando formas inciertas bailando en las paredes. Su respiración agitada cortaba el silencio, y su cuerpo temblaba bajo la delgada manta que no parecía suficiente para protegerla del frío de sus propios temores.
En sus sueños, Katherine aparecía como una sombra imponente, su figura envuelta en una elegancia cruel. La sonrisa de Katherine era el preludio de la tragedia, una curva peligrosa que se dibujaba en su rostro mientras destruía todo lo que Lolita amaba.
"Tu familia adoptiva no te pertenece", siseaba Katherine, su voz como un cuchillo que cortaba el aire. "Y Damon... él nunca fue tuyo. ¿Cómo podrías protegerlos cuando ni siquiera puedes protegerte a ti misma?"
Lolita veía cómo las figuras de su madre y su padre adoptivos se desvanecían en cenizas frente a ella, sus gritos resonando en el vacío. Intentaba correr hacia ellos, pero sus piernas no respondían, como si estuvieran atrapadas en arenas movedizas. Katherine seguía avanzando, acercándose a Damon, que permanecía inmóvil como una estatua, sus ojos llenos de algo que parecía resignación.
—¡No! —gritó Lolita, pero su voz se quebró, ahogada por el peso del sueño.
Katherine alzó una mano, afilada como una garra, dirigiéndola hacia el pecho de Damon. En ese instante, Lolita sintió cómo el mundo se rompía en mil pedazos.
Despertó con un jadeo, su corazón latiendo con fuerza desbocada. La habitación a su alrededor parecía diferente, como si la oscuridad hubiera absorbido parte de la luz. Se abrazó a sí misma, sus manos frías como hielo, y susurró el nombre de Damon entre sollozos.
Quería llamarlo, pero su teléfono estaba en el otro lado de la habitación, y el simple hecho de poner los pies en el suelo le parecía una hazaña imposible. Las imágenes del sueño seguían danzando frente a sus ojos cerrados, y la sensación de impotencia la estrangulaba.
Finalmente, se obligó a levantarse, con las piernas tambaleantes, y caminó hacia la ventana. Apartó apenas un poco la cortina, dejando entrar la luz de la luna. Se quedó mirando el cielo, buscando alguna señal de esperanza, algo que le recordara que todo aquello no era real.
"Es solo un sueño", se repitió a sí misma, aunque sabía que las pesadillas eran más que eso. Eran recuerdos, miedos y advertencias, entretejidos en su mente como una red imposible de romper.
Lo se quedó junto a la ventana, abrazándose a sí misma mientras intentaba controlar el temblor en su cuerpo. La luna, fría y distante, parecía observarla con indiferencia. Su respiración, aún irregular, formaba pequeños cristales en el vidrio empañado.
No podía quedarse sola con ese miedo. Su mente la empujaba a la misma conclusión cada vez que despertaba de una pesadilla: Katherine no solo era un fantasma de sus sueños; era una amenaza real que acechaba desde las sombras, esperando el momento oportuno para atacar.
Sus dedos se movieron casi por inercia hacia el teléfono sobre la mesita. Lo tomó con manos temblorosas, dudando durante un momento. ¿Era justo involucrar a Damon en sus miedos, en su constante vulnerabilidad? Pero su nombre seguía resonando en su mente, como un eco que no podía ignorar.
Finalmente, marcó su número. El sonido del tono era ensordecedor en la quietud de la noche. Pasaron tres, cuatro, cinco tonos antes de que la línea se abriera.
—¿Lo? —La voz de Damon sonaba ronca, somnolienta, pero al instante cargada de preocupación.
Ella no pudo hablar de inmediato. Se quedó con el teléfono pegado a la oreja, respirando profundamente para no romperse del todo.
—Lo, ¿qué pasa? —insistió él, ahora completamente despierto.
—Tuve una pesadilla —logró decir al fin, con la voz quebrada.
Hubo un silencio al otro lado, pero no era uno vacío; era la pausa de alguien que intentaba calcular cómo calmar el dolor de la persona que amaba.
—Voy para allá —dijo Damon sin dudar.
—No... —intentó detenerlo, pero su protesta era débil incluso para sus propios oídos.
—Voy para allá —repitió él, con una firmeza que no admitía discusiones.
Ella sintió un alivio inmediato, aunque su mente seguía atormentada por las imágenes de Katherine. Había algo en la certeza de Damon que siempre lograba apaciguar el caos en su interior, al menos por un tiempo.
***
Media hora después, un golpe suave en la puerta la sacó de sus pensamientos. Había dejado la luz de la sala encendida, pero el resto de la casa permanecía sumida en sombras. Abrió la puerta y lo vio allí, vestido con una chaqueta apresurada y sus ojos azules llenos de preocupación.
Sin decir una palabra, Damon la atrajo hacia él en un abrazo que derrumbó todas las defensas que ella había tratado de levantar. Lo escondió el rostro en su pecho, dejando que las lágrimas fluyeran sin contención.
—Estoy aquí —murmuró él, acariciando su cabello con ternura.
—No puedo dejar de pensar en ella —admitió Lolita entre sollozos—. La veo lastimándote, destruyendo a mi familia. No puedo soportarlo, Damon. No puedo.
Damon la apartó un poco, lo suficiente para mirarla a los ojos. Sus manos se posaron en sus mejillas, obligándola a sostener su mirada.
—Escucha, Katherine no va a ganar. No mientras yo esté contigo. Y si intenta algo, le haré frente. No estás sola en esto, ¿me oyes? No voy a dejar que te pase nada ni a ti ni a nadie que ames.
Sus palabras eran como un bálsamo, calmando el pánico que aún residía en su pecho. Aunque el miedo no desapareció del todo, sentir su presencia le dio la fuerza que necesitaba para respirar con mayor tranquilidad.
Damon la condujo al sofá y se sentó junto a ella, manteniéndola envuelta en su abrazo. Ninguno de los dos habló mucho más esa noche; las palabras ya no eran necesarias. Solo el calor de su compañía bastaba para ahuyentar, aunque fuera temporalmente, las sombras que amenazaban con consumirla.
—¿Quieres que me quede contigo esta noche? —preguntó Damon después de un rato.
Lolita asintió lentamente, demasiado agotada para hablar.
Él la ayudó a levantarse, y juntos caminaron hasta su habitación. Damon se acomodó en una esquina de la cama, dándole espacio pero manteniéndose cerca, mientras Lolita se envolvía en las mantas. El simple hecho de tenerlo allí hacía que el cuarto se sintiera menos opresivo, menos vulnerable.
—Intenta descansar —le dijo en voz baja, aunque sabía que no sería fácil.
Lo cerró los ojos, y aunque los ecos de la pesadilla aún susurraban en su mente, la presencia de Damon era un escudo contra el vacío.
Mientras el sueño comenzaba a reclamarla, Damon se quedó observándola, atento a cualquier señal de inquietud. No iba a dejar que Katherine ni ningún otro enemigo perturbara la calma que ella merecía. No mientras él estuviera allí.
***
El sonido lejano de los pájaros fue lo primero que Lolita percibió al abrir los ojos. La luz matutina se filtraba suavemente a través de las cortinas, tiñendo la habitación con un resplandor cálido. Giró la cabeza y vio a Damon sentado junto a ella, su espalda apoyada en el cabecero de la cama y un brazo descansando sobre su rodilla.
Sus ojos se encontraron, y Damon sonrió de lado, esa expresión despreocupada que siempre parecía esconder una preocupación profunda.
—Buenos días, dormilona —dijo en un tono suave.
Lolita parpadeó lentamente, todavía sintiendo el peso del cansancio, pero también algo que no había sentido en días: calma.
—¿Llevas mucho tiempo despierto? —preguntó, su voz apenas un susurro.
—Lo suficiente para decidir que hoy vamos a olvidarnos de todo el caos por un rato. —Damon bajó la mirada hacia ella, su tono ligero, pero sus palabras cargadas de intención.
Lolita se incorporó un poco, apoyándose en los codos.
—¿Olvidarnos de todo? ¿Cómo se supone que haga eso con Katherine rondando en mi cabeza?
Damon inclinó la cabeza, estudiándola con una mezcla de ternura y determinación.
—Porque no vamos a dejar que ella te robe más de lo que ya ha tomado. Hoy vamos a vivir, Lolita. No se trata de ignorar lo que está pasando, sino de recordarte que hay más cosas fuera de su sombra. —Le extendió una mano—. Confía en mí.
Ella dudó un instante, pero al ver la sinceridad en sus ojos, aceptó su mano.
—¿Qué tienes planeado? —preguntó, tratando de sonar más curiosa que preocupada.
—Nada demasiado complicado. Solo tú, yo y un día lejos de todo. Quizás un picnic, una caminata... algo que no incluya pesadillas o planes para cazar vampiros psicópatas. —Su sonrisa era relajada, pero el subtexto era claro: haría cualquier cosa para verla sonreír.
Lolita no pudo evitar sonreír levemente ante su entusiasmo.
—¿Un picnic? ¿Tú? —preguntó con una ceja arqueada, burlona.
—No te burles. Soy un hombre de muchos talentos. —Damon se levantó de la cama, estirándose—. Dame media hora y te sorprenderé.
Antes de que ella pudiera protestar, Damon salió de la habitación con un aire decidido. Lolita se quedó allí, mirando la puerta abierta, y por primera vez en mucho tiempo sintió que el peso en su pecho era un poco más ligero.
Una hora después, Damon la llevó a un claro apartado en las afueras de la ciudad. Había extendido una manta sobre el césped y colocado una pequeña cesta llena de cosas que claramente había improvisado: frutas, sandwiches y un par de botellas de vino.
Lolita se sentó junto a él, mirando el paisaje. Las flores silvestres bailaban con el viento, y el sonido de un arroyo cercano llenaba el aire.
—No está mal —admitió ella, tomando una fresa de la cesta.
—¿No está mal? Esto es una obra maestra —bromeó Damon, llevándose una mano al pecho como si estuviera ofendido.
Lolita rió, una risa suave pero genuina, y por un momento, sus pesadillas quedaron en un segundo plano. Damon se recostó sobre la manta, observándola con una sonrisa triunfante.
—Sabía que podía sacarte una sonrisa.
Lolita lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y afecto.
—Gracias, Damon. Por esto, por quedarte conmigo, por... todo.
Él se encogió de hombros, aunque su mirada era seria.
—Es lo que haré siempre, Lolita. No importa lo que pase.
AUTHORS NOTE
Bueno, fue un capítulo corto, pero quería capturar más momentos de la relación de ambos antes de comenzar con toda la trama.
Por favor, no olviden votar y comentar eso ayuda mucho 🥹
-A
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