Capítulo 6 🌈 Apoyo

Splendid no pudo soportarlo, así que no entró a ninguna de las próximas clases, lo que preocupó a estudiantes y maestros. Aún así, la noticia que había hecho Splendont se estaba transmitiendo como un virus, todos estaban sorprendidos en su mayoría.

El peli azul dejó sus cosas en casa, se cambió de ropa y fue al restaurante de su amigo Monk; sabía que podría estar bien en aquel lugar.
Abrió la puerta haciendo sonar la campana, caminó hacia la barra de pedidos y liberó todo el llanto que había estado aguantando durante todo ese tiempo.

Monk escuchó el llanto y salió corriendo de la cocina para después ver con preocupación a su viejo amigo; podía sentir su gran tristeza. No sabía que hacer, así que simplemente comenzó a hablar con calma.

—Splendid.

—Mierda... Monk —el más alto trató de dejar de llorar y se limpió las lagrimas con su sudadera—. Perdona, tenía algo en el ojo.

—Las mentiras son un tipo de veneno —comentó con una sonrisa—. Te ocurrió algo, puedo sentirlo.

—Yo... —suspiró e hizo una pausa—. Tengo un secreto y hoy fue revelado...

—¿Qué tan malo fue?

—Demasiado malo... me quitaron el puesto como capitán del equipo y ahora mi popularidad corre peligro.

—Que innecesario quitarte tu puesto —caminó hacia una de las mesas para tomar asiento e invitó al contrario a que se sentara frente a él—. Y sobre la popularidad... no la necesitas para ser feliz.

—Me gusta la popularidad —comentó Splendid luego de sentarse frente a Monk—. Mi madre está orgullosa.

—Aún así, Splendid, ser popular hace que todos te miren y con ello te criticaran, si haces algo bueno o malo, ellos serán quienes te juzguen —lo miró—. Eres alguien de buen corazón, estoy seguro que la mayoría de tu popularidad se debe a tus acciones, pero... sigo sin saber qué pasó exactamente.

—Fue algo sobre mi persona —miró hacia otro lado—.

—¿Qué secreto podría afectarle a alguien como tú?

—Yo... soy homosexual, Monk —lo miró—. Soy gay, nadie lo acepta aún.

—¿Y el hecho de que te gusten los chicos hace que seas una mala persona? —frunció el ceño—. Me sorprendió eso pero dudo mucho que eso sea malo.

—Mi entrenador me quitó mi puesto por eso —se encogió de hombros—.

—¿Ignoró tus habilidades? —el contrario asintió—. Me sorprenden esas actitudes.

—Estoy seguro de que toda la escuela ya lo sabrá —se encogió de hombros—. Voy a mudarme.

—No —Monk negó con la cabeza—. No te rindas en esta batalla, Splendid, no te dejes influenciar por malos comentarios o tratos.

—Es difícil que me hagan esto, es injusto —un par de lágrimas recorrieron sus mejillas—. Y todo por un estúpido niño rico... quiero morirme.

—¡No! —exclamó Monk mientras se ponía de pie bruscamente y daba un golpe fuerte a la mesa—. ¡No digas eso! —lo miró molesto—. Te mostraré mis enseñanzas y podrás dar pelea en esta batalla.

[...]

—Flaky, ¿sabes dónde está Splendid? —preguntó Petunia a la pelirroja—.

—No, ni siquiera lo he visto —negó con la cabeza—. ¿Por qué?

—No entró a varias clases y estoy preocupada, ¿si vino?

—Tengo entendido que si —Flaky comenzó a preocuparse—. Deberíamos preguntarle a Cuddles y Toothy.

—¡Hey, ustedes! —ambas miraron a la hermana de los Ant—.

—¿Ana Ant? —cuestionó Petunia—. ¿Qué quieres? No tenemos dinero.

—Tranquila, busco a Splendid, quiero apoyarlo en estos momentos difíciles —dijo la mencionada angustiada—. Oh, pobre de mi chico.

—¿De qué hablas? —preguntó Flaky confundida—.

—De... —fue interrumpida—.

—¡Flaky! —las tres miraron a Flippy que corría a su posición—. Por favor dime qué sabes dónde está Splendid.

—No, no lo sé —dijo la mencionada—. ¿Qué pasa? —miró a su novio y a Ana—. ¿Por qué lo buscan?

—También estoy confundida —comentó Petunia—.

—¿No lo saben? —Ana se sorprendió—.

—Al parecer no —dijo Flippy—. Petunia, Flaky, el hijo de papi reveló una grabación de una conversación de Splendid en donde decía que era gay y el entrenador Marmot lo relevó de su puesto como capitán del equipo para dárselo a ese estúpido adinerado.

—¿Q-Qué? —la pelirroja comenzó a tener un ataque de tics—. V-v-vamos p-por S-Splendid.

—Vamos a buscarlo en mi auto —propuso Flippy y miró a la Ant—. ¿Ella también viene?

—Si —asintió Petunia—.

Los cuatro fueron al estacionamiento y comenzaron la búsqueda del chico luego de subirse al vehículo de Flippy. Habían entrado a la casa del peli azul, vieron sus cosas pero jamás lo encontraron en su casa; algo que les preocupó a todos.

—¿Y si se fue a un lugar diferente? —cuestionó Ana—.

—¿A dónde iría Splendid si no es en su casa? ¿Iría con su madre? —preguntó Petunia—.

—El restaurante chino de Monk —hablaron Flaky y Flippy al mismo tiempo y todos volvieron al auto del chico peli verde—.

[...]

—Restaurante Nigeria...

—¡Níngjìng! —corrigió Monk al peli azul—.

—Eso, bienvenido, ¿en qué le puedo... —miró al grupo de cuatro que lo buscaban—. ...ayudar?

—¡Splendid! —exclamó Ana para después abrazarlo—. Estaba preocupada por ti, ¿estás bien? Oh, lamento tanto lo que esas horribles personas te hicieron.

—¡Te dije que habrían personas que te querrán a pesar de todo! —gritó Monk desde la cocina—.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó Splendid—. Y sobretodo tú —miró a la Ant—.

—Yo estoy aquí porque te amo aunque no puedas amarme.

—Les dije sobre lo que ese hijo de papi te hizo —comentó Flippy y se cruzó de brazos—. Además, me sorprende la estúpida actitud del entrenador Marmot, podría entenderlo si fuera el equipo de lucha pero aún así eres mejor que todos —hizo una pausa—. Menos que yo, claro —sonrió—.

—Te dije que debías decirlo a todos antes de que alguien más lo hiciera —dijo Petunia—. Aunque es cierto que desde lo del inicio de los rumores hubo personas que no les importó en lo absoluto.

—Básicamente el único problema fue lo del entrenador Marmot —habló Flaky—. ¿Será que Splendont le habrá pagado para quitarte el puesto?

—Flippy —el peli azul miró al mencionado—. ¿Puedes investigar al respecto?

—Es complicado sacar información de ese chico o del entrenador, necesito buen equipo —respondió el peli verde—.

—¿De qué hablan? —Flaky miró a su novio—.

—Nada, amor.

—Oye, Ana —Splendid miró a la chica—.

—¿Sucede algo, Splendid? —la más baja lo miró a los ojos—.

—¿Tus hermanos saben que estás aquí?

—No —miró hacia otro lado—. Estaba tan preocupada por ti que olvidé a mis hermanos.

—Supongo deberé llevarte a casa.

—¿Por qué? —cuestionó Petunia—.

—Porque ella vino aquí por mi, es mi responsabilidad y conozco a sus hermanos —suspiró—. Prefiero que me den la culpa a mi.

—¡Oye, Monk! —exclamó Flippy—.

—¡¿Si?! —preguntó Monk sin salir de la cocina—.

—¡Dame un pedido para comer aquí del que pidió Splendid ayer! ¡Además ven a saludar que hace años no te vemos!

—¡En seguida voy!

—Me sorprende que se lleven bien —comentó Flaky y todos rieron—.

La popularidad no es felicidad.

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