Capítulo 4 🌈 Silencio

—¿Qué opinas de esas dos noticias?

Splendid había terminado de realizar sus tareas, así que decidió llamar a sus amigos del periódico escolar para hablarles sobre las noticias que había conseguido. Luego de esa llamada haría su rutina de ejercicio.

—¿Qué te parece poner el restaurante en la portada? Así podríamos poner como título "creador del periódico escolar abre su propio restaurante" —propuso Cuddles—.

—Los títulos largos me dan un extraño sentimiento —comentó Splendid—.

—Es lo más corto que se me ocurrió.

—Bien, entonces te llevaré las fotografías mañana, ¿para cuando quieres el informe?

—Me gustaría hacerlo yo, es mejor que hagas el de Splendont, eres su tutor y creo que sabes más de él —hizo una pausa—. Hablando de él, al parecer te iguala en la prueba física, ¿o escuché mal?

—Tiene buena condición física, casi me iguala pero eso es bueno, ¿no?

—Las personas ricas suelen ser codiciosas, ten cuidado —suspiró—. No quiero que te haga algo malo.

—Confío totalmente en él, es una buena persona.

—Bien, entonces... ¿son todas las noticias?

—Emm... —miró sus anotaciones—. Si, oh espera, Mime quiere hacer una historieta semanal pero no quiere hacerla con dibujos.

—¿Entonces como piensa hacer una historieta? —el rubio frunció del ceño confundido—.

—Quiere que le tomen fotografías y él interpretará las escenas, deberías comunicarte con él a través de mensajes para saber más.

—Ese chico, está demente —rió—. Bien, le enviaré un mensaje, nos vemos mañana.

—Si, adiós.

Dejó su teléfono sobre aquel escritorio que usaba para hacer sus tareas y dio un par de vueltas en su silla giratoria, miró el techo para después suspirar profundamente.
Se sobresaltó al escuchar de nuevo su teléfono y respondió sin ver quien le llamaba.

—¿Olvidaste decirme algo, Cuddles? —preguntó el peli azul—.

—Splendid, soy yo —sonrió al escuchar a su madre—.

—Mamá, que sorpresa, discúlpame por responder así —rió un poco—. ¿Cómo te va? ¿Hoy no fuiste al trabajo?

—Estoy bien, hoy tuve el día libre porque mi jefe tuvo un viaje repentino —sonrió—. ¿Y tú? ¿Cómo vas en la escuela?

—Me siento feliz porque me llamaste, la escuela es como siempre, ya sabes, trato de manejar la popularidad para que no se me suba a la cabeza.

—Solo recuerda de dónde vienes y esos pensamientos egoístas no te harán nada —hizo una pausa—. ¿Ya comiste?

—Si, compré comida china, hay un restaurante cerca de mi casa.

—Me alegra saber que mi niño ya ha comido.

—¿Vendrás en mi cumpleaños? Estoy tan emocionado que ya quiero que llegue ese día.

—Splendid... no podré ir esta vez.

—¿Qué? —sintió un nudo en su garganta—. ¿Por qué no? ¿No verás a tu hijo cuando se vuelva mayor de edad?

—Mi jefe tiene planes para esos días, no podré ir el fin de semana —suspiró—. Lo lamento, desearía ser una mejor madre y estar allí contigo para celebrar juntos.

—No, está bien, puedes venir cuando tengas menos trabajo —sonrió débilmente—. Deberías disfrutar este día, sé que te esfuerzas demasiado.

—Splendid, no te pongas así, prometo que... —la interrumpió—.

—Hablo en serio, mamá, podemos recuperar el tiempo perdido en otro momento.

—Bien... solo llámame más seguido para saber cómo estás, te amo.

—También te amo, mamá.

Cuando la llamada terminó, el chico acomodó sus brazos sobre el escritorio, ocultó su cara en estos y comenzó a llorar hasta que finalmente terminó por dormirse entre su llanto.

~~~

—Splendid... —cierta peli azul trataba de despertar al mencionado—. Oye, ¿estás bien?

—¿Hmm? —el chico se despertó sin la más mínima idea de lo que pasaba—. ¿Qué? —se estiró y posteriormente se giró hacia la chica quien se ponía gel antibacterial—. Petunia, ¿qué pasa?

—Mi tía me había llamado diciendo que hace rato tuvieron una llamada y que no sonabas bien —hizo una pausa—. Estuve media hora preocupada llamando a tu puerta hasta que recordé la llave bajo el tapete y te encontré dormido, ¿estás bien?

—Si, estoy más que bien —sonrió—. Necesitaba dormir un poco, es todo.

—Me alegra que estes bien, ¿quieres salir un rato?

—¿Hoy no tienes cita con Handy?

—Se quedó en su casa para revisar las tareas que dejó la semana pasada —suspiró—. Me preocupa, ni siquiera sé cómo puede hacerlo sin pedirme ayuda.

—Lo hace mediante un sello, ¿lo recuerdas? —Splendid se puso de pie—. Al menos es maestro después de ese accidente.

—Yo estoy feliz solo con que esté vivo —la chica se abrazó así misma—. Vayamos afuera, necesitas del aire fresco.

Petunia era prima de Splendid, por esa misma razón la familia del peli azul se había mudado allí; pero su madre tuvo que irse por el tema de su trabajo.
Flaky también era familia de ambos, quizás no era prima de Petunia de forma directa pero no era necesario ya que tenía ese trato aún así.

Aquella niña pelirroja por la que el padre de Splendid se había sacrificado, era Flaky. Ella había quedado huérfana por el incendio, así que la madre del peli azul decidió adoptarla como su propia hija para así recordar aquel buen sacrificio; estaba segura que eso hubiera querido su esposo.

Ambos primos caminaron hacia el parque mientras conversaban acerca de la tarea que ese día les habían dejado, estaban en el mismo grupo pero en esas horas no conversaban mucho; al igual que Flaky, Petunia evitaba la popularidad.

—Splendid, eres un mentiroso —dijo Petunia luego de que ambos se sentaran en una banca del parque—.

—¿Qué? ¿Por qué? —frunció el ceño—.

—Le pregunté a mi tía sobre tu orientación sexual... y si eres gay —lo miró molesta y golpeó levemente su frente—.

—¡Auch! ¡Perdón! —puso su mano en donde había recibido el golpe—.

—¿Por qué me mentiste?

—Porque eso afecta en mi popularidad —se justificó—. Imagina lo que dirán cuando todos lo sepan.

—Están haciendo rumores sobre eso, si no lo dices tú lo antes posible, alguien podría hacerlo o podría sobornarte con eso.

—Nadie más lo sabe... solo Flaky y Flippy, pero ellos no harían nada de eso —suspiró—. Pero está bien, mañana lo diré de forma sutil.

—Gracias.

—Pero si algo malo me pasa... —lo interrumpió—.

—Yo te apoyaré, no dejaré que te den la espalda solo por ser diferente.

—Gracias —sonrió—. Agradezco que seas de mi familia, gracias a eso decidí quedarme aquí, para estar cerca de ti.

—Aún recuerdo el berrinche que le hiciste a tu madre —la peli azul rió—. Eras realmente adorable.

—¡Agh, Petunia! —se giró con un ligero sonrojo mientras su prima reía por aquel recuerdo y por aquella expresión—.

Detrás del árbol que se encontraba a espaldas de ambos, cierto pelirrojo había estado escuchando toda su conversación mientras sonreía. Ahora tenía algo para presionar a Splendid y así tener lo que él tenía.

Pero eso no llenaría aquel vacío.

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