Él pelinegro estaba nervioso, bajaba las escaleras a paso lento y con un gran temor a lo que sea que fuese a pasar con el pedófilo.

En su mano tenia su celular con una llamada en alta voz, en la otra linea estaban los demás jóvenes escuchando y esperando a que Fred cumpliera el reto en el cuarto de Freddy.

Cuando termino de bajar aquellas escaleras notó como todas las miradas de los adultos se posaban en el.

—Fred, hijo... Que bueno que bajas, necesito que ayudes a Don Toño a cargar estas frutas a la cocina— Ordenó su madre al menor con una carismática sonrisa.

El de ojos negros volteo a ver al frutero cual llevaba esa gran sonrisa de siempre.

Trago en seco.

Con la mirada baja y muy lento se acerco a la bolsa de frutas y las cargo, Don Toño imitó su acción y ambos partieron a la cocina.

Una vez dejaron las frutas, el mayor estaba dispuesto a salir hacia la sala, sin embargo, algo lo detuvo.

—E-Espera— Dijo el adolescente algo (muy) nervioso.

—¿Qué ocurre?— Preguntó algo extrañado el del bigote.

—N-N-Necesit-to... D-Decirte algo— Dijo aún con más nerviosismo.

¿Deberas tenia que decirle eso a un pedófilo como el?

¿Por qué estaba tan nervioso?

Chica la iba a pagar muy caro.

Suspiro hondo y recuperando algo de confianza se acercó a él y de una manera no tan coqueta le hablo.

—Quiero esas manzanas bien duras— Dijo al fin en un susurro y sonrojado salio corriendo hacia arriba.

El castaño de bigote sedoso se quedo atónito ¿De verdad dijo eso? Si, si... Era un sueño para él, y sin evitarlo, su cara se sonrojo levemente con una gran sonrisa.

Fred cuando llego al cuarto de su hermano, azotó la puerta y pudo ver como sus amigos estaban muertos de la risa.

—No es gracioso— Dijo desviando la mirada aún sonrojado.

—Pfff— Intento contener la risa la rubia  —¡Si lo es!— Exclamó para después soltar más carcajadas.

El pelinegro fruncio el seño y se cruzó de brazos.

—Bien, bien, ahora es mi turno de girar la botella — Dijo con una sonrisa maliciosa el de ojos carbón mirando a la chica.